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Pudiste ver su figura a través de la cortina de baño, sí tu amado peli plata había entrado allí contigo. Estarossa empezó a quitarse la ropa con algo de prisa. Él ni siquiera se había percatado de que estabas allí en la tina. Él andaba muy distraído ese día y moría de ganas por sumergir su fornido cuerpo en el agua para relajarse un poco y olvidar por un momento el asunto de la guerra santa. Tú en cambio estabas nerviosa, tu corazón latía apresurado y no sabías qué hacer. Ni siquiera podías articular palabra alguna, pero no era como si en verdad quisieras decir algo, pues tenías curiosidad de verlo desnudo.
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