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Ya no está

Luna

Theo subía por las escaleras cuando un rayo lo golpeo en el pecho y lo impulso hacia atrás. Luna sintió su sangre helarse, su mente le decía que corriera junta a él, pero un brazo rodeo su cintura, sintió la presión de una varita en su cuello y a alguien respirar junto a su oído, escuchó aquella voz al dirigirse a Theo, estaba completamente cargada de odia al igual que la de su pelinegro.

Sintió cuando esa persona comenzó a arrastrarla, llamó a Theo mientras ofrecía toda la resistencia posible, forcejeando y pataleando. Veía a Theo tratando de alcanzarla y de repente alguien comenzó a lanzarle hechizos a su pelinegro, uno detrás de otro, pero nada que él no pudiera esquivar. Luna no dejaba de gritar mientras la alejaban de Theo.

Su captor se detuvo en una esquina junto a unas escaleras, Luna seguía retorciéndose, aquel hombre a abofeteo muy fuerte, pero eso no hizo que la rubia se detenga, la molestia se notaba en el rostro de aquel hombre; Luna vio que nuevamente la apuntaba con la varita y sintió como una corriente cálida comenzaba a recorrer su cuerpo y de repente la rubia perdió la consciencia.

Durante unos instantes no sintió nada, y de repente dolor, mucho dolor, no podía moverse ni abrir los ojos; el dolor era inmenso y sentía que comenzaba a perderse en la oscuridad. Le pareció escuchar la voz de Theo que la llamaba, pero no podía responder...

Estaba en un lugar oscuro, sentada en el suelo abrazada a sus piernas, el dolor había cesado, pero no podía dejar de llorar todo su cuerpo temblaba; a lo lejos se veía una luz, pero ella no quería caminar hacia allí.

Luna levantó la vista al escuchar aquella voz tan dulce y suave, allí estaba flotando frente a ella su madre; con una sonrisa algo triste, su vestido blanco y su rubio cabello cubierto de pequeñas flores, tienes que elegir a dónde vas a ir.

No hay a donde ir... no hay nada aquí respondió volviendo a esconder su rostro.

¿Por qué no miras a tu alrededor? Sabes dónde estás replicó su madre acariciando la cabeza de la joven.

Luna levanto la cabeza y miró a su alrededor, ya no estaba en la oscuridad, ahora estaba rodeada por árboles, pasto, flores, rocas y un pequeño lago... si conocía ese lugar era el lago escondido en el bosque prohibido, pero hacia su izquierda seguía habiendo luz y hacia su derecha oscuridad.

¿Hacia dónde debo ir?

Solo tú puedes elegir.

No quiero me duele... duele mucho dijo sin despegar sus ojos de la oscuridad.

Looney, la vida duele, tu sabes que hay detrás de cada camino y sabes que la vida y el futuro nunca son tan oscuros como aparentan.

No puedo dejarlo solo...

No va a estar solo al escuchar esto la rubia se puso de pie y sonrió a su madre... Theo te va a sostener... y yo cuidare de él y sin más la rubia camino hacia la oscuridad.

Escucho voces que no conocía y con mucho esfuerzo pudo abrir los ojos, pero los parpados le pesaban demasiado y volvían a cerrarse, las voces comenzaron a escucharse más lejos y finalmente nada.

Theo

«Es un sueño, es un sueño, voy a abrir los ojos y ella va a estar entre mis brazos con su sonrisa diciéndome que todo está bien... es solo otro maldito sueño» Theo repetía esas palabras en su mente, tratando de convencerse a sí mismo de que todo aquello no era real... volvió a abrir sus ojos y su corazón se encogió el ver que estaba en ese pasillo de San Mungo. Sintió que alguien tocaba su hombro y al mirar hacia ese lado se encontró con esos ojos gris plata que el tanto conocía, el chico estaba moviendo su boca, como si le dijera algo, pero él sonido no llegaba a sus oídos... alguien más se acercó a ellos era una chica de cabello castaño encrespado y se notaba que estaba muy preocupada, también le hablaba, pero él seguía sin escuchar... ¿qué le pasaba? Sentía frío y un enorme deseo de correr, pero no se podía mover era como si sus pies estuvieran clavados al piso, bajo la cabeza para mirarse... su camisa estaba cubierta de sangre, al igual que sus manos. Sus ojos se centraron en las manchas de sangre de sus manos y en su mente vio a Luna tirada en el piso cubierta de sangre... y volvió a repetir «Es un sueño, es un sueño, voy a abrir los ojos y ella va a estar entre mis brazos con su sonrisa diciéndome que todo está bien... es solo otro maldito sueño».

El rubio y la castaña trataban de hacerlo reaccionar, era más que evidente que se encontraba en estado de shock, lo llevaron hasta un banco cercano y lo forzaron a sentarse...

―Theo reacciona ―dijo Draco mientras le daba una bofetada, el rostro del chico quedo inclinado hacia un costado y Draco se dispuso a volver a golpearlo... pero Theo lo sujetó por la muñeca antes de que llegara a tocarlo... su mirada había cambiado, ya no estaba perdida, ahora mostraba enojo, Draco lo miró con una expresión seria, se conocían de toda la vida y en más de una ocasión habían tenido sus duelos de miradas―, era tiempo de que reacciones.

De repente una enfermera se acercó hasta ellos, acompañada de un medimago, Theo la miró y la reconoció al instante, era la misma que se había llevado a Luna.

―¿Ustedes son familiares o amigos de la joven rubia?

―Luna, si... ¿Cómo está? ―Theo volvía a estar de pie, totalmente alerta y la preocupación se veía nuevamente en sus ojos.

―Está bien fuera de peligro ¿puedo preguntar qué le sucedió? ―dijo en medimago mientras pasaba su mirada por las tres personas que tenía delante, y en un momento todos los ojos se centraron en Theo.

―La tiraron por las escaleras y la atacaron con crucios... no sé cuántos fueron, tenía demasiados cortes y fracturas, cerré todas las heridas que pude, pero no podía con todo, por eso la atraje aquí lo más rápido que pude ―dijo muy rápido casi sin respirar, se notaban los nervios en la voz del chico, y la sorpresa en los ojos del medimago.

―Bueno debo felicitarte, de no ser por ti, probablemente habría muerto antes de llegar aquí... pueden pasar a verla si lo desean, está en la habitación 36, eso sí, de a uno por favor, y voy a necesitar que alguien complete sus datos ―dijo señalando a la enfermera, Theo estaba a punto de preguntarle algo, pero el hombre prosiguió―, por cierto... ¿estaba embarazada, verdad? ―Theo asintió―, lo siento... si el ataque fue como usted dijo ya con la caída era difícil que el feto resistiera... luego se le harán algunos estudios más para ver si todo en su interior está bien...lo lamento ―sin más se giró y se alejó por el pasillo, dejando a los tres chicos helados. Theo sintió como si le estuvieran estrujando el corazón.

―Theo, Theo, Theo ―la castaña se paró delante de él y tomó su rostro entre sus manos, para que la mirara―, Theo... Luna te va a necesitar ahora, necesita que la cuides y que estés bien... ¿puedes hacerlo? ―Theo solo pestañeo y asintió―, respóndeme Nott.

―Hermione, lo único que quiero es que ella este bien ―la decisión se notaba en sus ojos, y Hermione lo soltó, sabiendo que él no dejaría sola a su amiga por nada del mundo. Era verdad, ya había perdido demasiado, no dejaría que nada más le pasara a su Luna.

―Ve con ella, nosotros nos ocupamos de todo lo demás ―Draco le dio un golpecito en el hombro a su amigo, y este se encamino por el pasillo en busca de la habitación de Luna.

Luna

La rubia finalmente abrió sus ojos, estaba en una habitación de paredes blancas, tenía unas cuantas vendas en su cuerpo. Miró rápidamente a su alrededor y se encontró con una enfermera colgando un tablero con planillas en el respaldo de los pies de su cama.

―¿Cómo se siente? ¿Necesita algo? ―preguntó la mujer al notar que la rubia estaba despierta.

―¿Mi... Bebe? ―preguntó con dificultad Luna, mientras notaba que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, anticipando la respuesta que ya conocía. La enfermera se mordió el labio dudando si responder o no.

―Quizás eso deba preguntárselo a uno de los doctores...

―Por favor ―suplicó ya con las lágrimas comenzando a caer por sus mejillas.

―Lo siento mucho... no sobrevivió ―respondió finalmente la mujer con un evidente dolor en su rostro y voz.

Luna lentamente despegó sus ojos de aquella mujer y finalmente su vista se perdió en la inmensidad de esa blanca pared frente a ella. Su cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas no dejaban de caer, se puso en posición fetal y así se quedó, tratando de controlar los temblores y esa sensación de vacío. Escuchó un rumor, un susurro y de repente había una figura borrosa delante de ella, centró su vista y volvió a encontrarse con la enfermera.

―¿Puedo ofrecerte una poción para dormir? No, no sé qué más ―se notaba que la mujer estaba realmente preocupada... pero Luna no quería dormir, solo quería estar sola con su dolor.

―Vete ―logró decir entre sollozos, la mujer dudó un momento pero se retiró sin decir nada más.

Recordó una visión de cuando estuvo encerrada en la mansión Malfoy... tenía un bebe en brazos, la pequeña manito sujetaba uno de sus dedos, su cabellos era completamente negro y sus ojos iguales a los de Theo, el mismo azul imposible... de repente él bebe bosteza y Luna no puede evitar sonreír, y finalmente él bebe desaparece de sus brazos, dejándola con la misma sensación de vacío que tenia ahora...

Los temblores volvieron a hacerse más intensos esa visión era esto, ella perdía a su bebe, esa visión no la había entendido en su momento, pero ahora lo comprendía, el vacío que sintió en esa ocasión era casi el mismo que sentía ahora, pero esta vez era mucho peor...

Theo

Theo caminaba por aquel pasillo fijándose en los números de cada habitación, ya estaba cerca, se detuvo delante de una puerta con el número 36, suspiró y entró, al instante escuchó los sollozos y la jadeante respiración, cerró la puerta y se acercó a la cama donde su rubia estaba hecha un pequeño bollo. Estaba casi toda tapada y cubría su rostro con sus manos. Se acercó más, acarició el cabello de Luna y susurró.

―Luna... amor ―la muchacha se descubrió el rostro sus ojos estaban ya algo hinchados y rojos, y las lágrimas no dejaban de caer. Theo se sentó en la cama, la enderezo un poco y la abrazó, pegándola lo más que pudo a su cuerpo, sintió que ella lo abrazaba y que su sollozo era cada vez más intenso. Volvía a sentir que apretaban su corazón y deseo haber matado a Ivonne cuando ataco a Luna el año anterior en Hogwarts, era un idiota, ¿cómo pensó que aquella mujer se quedaría tranquila después de todo lo que pasó?

―Ya no está ―la voz de Luna salió ahogada por la ropa de Theo y el llanto―, Theo no está... mi be... bbe se... se... fff... ffuuue

―Shhhh ―Theo no sabía que decirle, se sentía completamente culpable...

―Fff... fffuuue mii... mii cu...culpa... era un ni.. niño... nu... nues... tro ni... niño... era tan pequeño ―Theo la apretó un poco más, sentía como su corazón se rompía con cada palabra y lagrima de Luna.

―Luna... no, no es tu culpa ―dijo el pelinegro mientras las lágrimas comenzaban a caer de sus ojos.

―Era tan pequeño... no quería... no sabía... no lo vi ―el llanto seguía cortando sus palabras, se alejó un poco de Theo, los ojos de la rubia estaban muy rojos y no dejaban de caer lágrimas de ellos―... esto no debía pasar... iba a ser igual a ti... lo vi ―Luna cubrió su rostro con sus manos.

―Luna... fue mi culpa, debí notar sus presencias ―quitó las manos que cubrían el rostro de la chica y la miró a los ojos―, lo siento... soy un idiota, es mi culpa... debí cuidarte mejor...

―No fue tu culpa... si no fuera por ti yo tampoco estaría aquí ahora ―el dolor se notaba en los ojos de ambos.

―Si tú me faltas no sé qué hare... me duele lo de nuestro bebé, no lo voy a ocultar... y no quiero que tú lo hagas, si necesitas llorar, hablar, gritar, golpear, culpar a alguien, lo que sea yo estaré para todo eso y más... sé que soy un idiota y no lo merezco, pero no me alejes de ti ―él apoyo su frente sobre la de ella, la súplica y el dolor se veían en sus ojos, en verdad se sentía culpable.

―No es tu culpa, y no podría hacer eso... te metiste tanto en mi corazón que ya no sé vivir sin ti... ¿enfrentaremos esto juntos?

―¿De qué otra forma sino? ―dejo un suave beso en sus labios y volvió a abrazarla, ella volvió a romper en llanto y él la acercaba lo más que podía a su cuerpo. Algo era seguro, no sería fácil superar esto, pero si estaban juntos se les haría más sencillo.

Ese día Luna lloró hasta quedarse dormida entre los brazos de Theo, que no se alejó de ella en ningún momento, no quería hacerlo y ella tampoco se lo permitía, se había aferrado a él con todo la fuerza que le quedaba, la cama era para una persona, pero estaban tan pegados el uno al otro que entraban muy bien en ella. Ambos se durmieron y despertaron en la misma posición, con mirarse a los ojos era suficiente para saber que el dolor seguía latente en los dos. Todos los que fueron a ver a Luna trataron de contenerla y animarla.

Los doctores no dejaban de felicitar a Theo por lo que había hecho, y preguntarle por los hechizos que había utilizado, no solo en Luna sino también en la mayoría de los heridos más graves de la batalla, pues gracias a eso más de una vida se había salvado y todos los que hablaban con él no dejaban de sugerirle que fuera medimago. En realidad no necesitaba las sugerencias de todas esas personas, eso era algo que él ya había pensado, pues siempre se le dieron muy bien los hechizos de curación, es más el primer hechizo que realizo fue uno de curación, su padre lo había golpeado fuerte ese día por no hacer el hechizo que le estaba enseñando, y con ese golpe le había cortado el labio, su madre entonces le enseño el hechizo de sanación más simple que existe y al segundo intento funcionó, dejando su labio como antes. Recordar aquello lo hacía sonreír... su madre en verdad vivió por él, pues no había hecho más que darle amor y todas las herramientas que necesitaría para su futuro, aunque quizás en su momento no lo recordaba, ella fue quien le enseño el 90% de los hechizos que él conocía de curación, la mayoría de ellos muy complejos, pero con el tiempo él pudo hacerlos... quien sabe que habría sido de Luna, él, sus amigos y muchos más si ella no le hubiera enseñado todo aquello.

Sabía que su padre había sido llevado a Azkaban, junto con el resto de los mortifagos que fueron derrotados y los que se rindieron, todos a la espera de un juicio, Ivonne y Mary también fueron detenidas, Mary había sido la que lo había paralizado mientras Ivonne atacaba a Luna, por lo que también fue llevada a Azkaban, y por lo que le habían contado a Ivonne la tenían en el sector de psiquiatría del hospital, todos estaban muy sorprendidos de que ya no pudiera usar magia, hablaron con Theo al respecto, pero él se negó a dar cualquier explicación, negó todo lo que ella decía, alegando que él solo le lanzo un Expelliarmus que la hizo chocar contra una pared y luego se aboco a Luna... lo que uso en ella era magia antigua y muy complicada, pocos podían usarla, al igual que algunos de sus hechizos de curación, él conocía esa magia de un libro que le había regalado su madre, y de otros por el estilo que había encontrado en su casa y la de los Malfoy... la verdad era que no sabía de nadie más que pudiera usarla, Draco la conocía pero no podía utilizarla. Poco le importó que pensaran que Ivonne estaba loca, porque en cierto punto era así, pero realmente deseaba que la metieran en Azkaban hasta el fin de sus días, por lo que le había hecho a Luna, pero eso lo decidirían en un juicio.

Luna dormía, ya llevaba cuatro días allí y estaba muy bien físicamente, mañana podría irse a casa, aunque debería seguir visitando cada tanto a un psicólogo. Theo no se alejaba de su cama y la arrullaba cada vez que tenía pesadillas, lo cual era bastante seguido esos días, pero ya sabían que la presencia de Theo la tranquilizaba, los raptos de llanto habían disminuido bastante, comparado con el primer día. Se veía tan tranquila y hermosa en ese momento.

―Luna Lovegood, ¿sabes que llevo una vida soñando contigo? Has sido la niña de mis sueños desde que tengo memoria, me lanzaste un hechizo y ahora solo tú me haces feliz ―susurró acariciando el cabello algo despeinado de la rubia, y una sonrisa se formó en sus labios.

―Tú me haces muy feliz Theodore Nott ―susurró la rubia entreabriendo un poco los ojos, Theo le devolvió la sonrisa y le dio un beso lleno de dulzura.

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