Visiones y dolor - Luna
Esa mujer de cabello negro enmarañado y vestida totalmente de negro se acercó a ella, la rubia sentía las cuerdas que ataban su cuerpo a la silla.
Bellatrix se ubicó un lado de ella y la miró con esos ojos desquiciados, que daban algo de miedo, sintió la punta de la varita que rodeaba su rostro, pero sus ojos se centraron en ese pelinegro de ojos azul eléctrico al que, dos hombres, acababan de atar a una silla. Sintió la respiración de esa mujer cerca de su oído y su piel se erizó al escuchar esa voz.
―Ahhh está preocupado por ti ―dijo con tono inocente y Luna logró ver por el rabillo del ojo que aquella mujer también miraba a Theo―, no tienes por qué preocuparte, mientras ella haga lo que queremos, nosotros no les haremos nada a ninguno de los dos.
La voz y el aura de esa mujer estaban cargadas de maldad y todo su ser le gritaba, a la rubia, que no confiara en nada de lo que ella dijera...
Y de repente la escena simplemente desapareció... la oscuridad volvió a rodearla, su mente estaba agitada por esa visión y el dolor volvió a hacerse presente, sentía como si hubieran intentado arrancarle el brazo izquierdo... dolía mucho, demasiado, tanto que llegó a pensar que si abría los ojos y miraba, su brazo ya no estaría allí. Escuchó voces a su alrededor, pero ninguna era la que ella quería escuchar.
―Va a estar bien... pero va a tardar bastante en recurarse completamente.
―¡Claro que no! Hermione tenemos que llevarla o traer a alguien que en verdad sepa de esto.
―Ron basta, lo que dice Draco es verdad y tú lo sabes mejor que nadie.
―¡¿Draco... desde cuándo...?!
―Basta Ron... ven vamos a ver a Ollivander ―e instantes después se escuchó la puerta cerrarse.
―Creo que ahora me odia más que antes ¿no?
―Solo hay que dejar que acepte la situación... pero por las dudas no te quedes solo con él ―se escuchó una suave risa.
―Sabes que no podría hacerme nada.
―Lo sé... por eso mismo te lo pido.
Luna abrió los ojos, miró a su alrededor y vio a la pareja besándose cerca de la puerta, pero no quiso interrumpirlos, volvió a cerrar, los ojos y pensó en Theo, era raro que no estuviera allí... ¿Dónde estaba? Una oleada de dolor le llegó desde el brazo, y aunque no quería sus ojos se abrieron y un gemido se escapó de sus labios, al instante Hermione estaba a su lado, en su rostro se notaba la preocupación y una leve sonrisa se formó en sus labios al ver que la rubia ya se había despertado.
―Luna, que bueno que despiertas...
―Herms ¿Qué me paso? ―preguntó mientras miraba su brazo izquierdo, que ahora estaba completamente vendado, y no dejaba de doler.
―Tuviste un desprendimiento cuando Dobby se desapareció, ya te curamos, hicimos lo que pudimos, pero va a dolor ―dijo Draco acercándose y tratando de sonreír―...ninguno de nosotros tiene las habilidades de Theo.
―¿Dónde está Theo? ―las palabras salieron de Luna entre gemidos de dolor.
―Toma esto Luna, te ayudara con el dolor ―dijo una apresurada Hermione que le acercaba una taza con algún tipo de infusión, pero la rubia no quito sus ojos de los grises de Draco.
―Está en un lugar seguro para él... tiene algo que buscar... ahh dejo ordenes de que tu tengas su varita ―dijo tomando la varita que se encontraba sobre la mesita de noche y ofreciéndosela a la rubia, que sin dudarlo un momento la tomó y la apretó con su mano sana... era extraño sentía como la varita vibraba y latía en su mano, era una sensación muy agradable y familiar... y por un momento recordó sentir los latidos del corazón de Theo, la varita tenía ese mismo ritmo y la misma familiaridad.
Hermione y Draco la ayudaron a sentarse en la cama, y de dieron un té con alguna poción para el dolor, aunque no podía decir que fuera muy efectiva.
Pasó el día en la cama y todo indicaba que seguiría así unos cuantos días más. El sol ya se estaba ocultando en el horizonte y todos comenzaron a aglomerarse en la habitación de Luna, por pedido de Draco, todos excepto Ron, sus gritos se habían escuchado por toda la casa, realmente no estaba de acuerdo con que Draco estuviera allí con ellos.
―Bien, creo que no es necesario dar demasiadas explicaciones sobre cuál es nuestro problema ―comenzó Draco.
―Todos sabemos cuan es el problema... el tema es ¿Cómo nos deshacemos de él? ―Bill sonaba algo molesto.
―Nosotros estamos en eso... pero es una tarea un tanto difícil ―dijo Harry antes de soltar un suspiro.
―Sí, lo sé, no es fácil encontrar los horrocruxes ―Draco se detuvo un momento ante la mirada incrédula de Harry y Hermione―... sí, sé sobre ellos, y sabemos que existe un hechizo que nos puede ayudar ―los ojos del rubio se posaron en Luna que escuchaba desde la cama con una expresión de dolor―, eso es lo que está buscando Theo... se supone que tengo que ir a ayudarlo... es poco lo que sabemos sobre esto, solo tenemos una afirmación que dice que puede destruir definitivamente a ese maldito.
―¿Y, porque seguimos aquí? ―interrumpió la rubia.
―Ni lo sueñes, tú no puedes desaparecerte por un buen tiempo ―la regaño Hermione.
―Si a ustedes les parece voy a ir solo yo... lo que necesito es que piensen que van a hacer, ¿nos ayudan o siguen por su lado?
―No nos sirve deshacernos de él si los horrocruxes siguen aquí ―se escuchó la voz de Ron desde la puerta.
―Eso es lo que tenemos que investigar... porque nos han asegurado que nada del ser quedara aquí ―respondió Draco mirándolo de reojo.
―Por favor no empiecen de nuevo ―dijo en un tono cansado Hermione mirando primero a uno y luego al otro.
―En verdad no saben dónde están los horrocruxes, por lo que no creo que pierdan demasiado, habría que darle una oportunidad a este hechizo, ver... ¿qué hace, cómo funciona?... y si creen que no va a servir pueden volver a su búsqueda, los horrocruxes no se irán a ningún lugar ―la voz de Luna fue suave como de costumbre, y llamó la atención de todos, era obvio que la chica no tenía por qué tener idea de nada, pero algo en su interior le decía que las cosas eran como acababa de exponer. Las miradas extrañadas se acumularon sobre la rubia.
―Tienes razón Luna ―dijo Harry muy tranquilo, lo que hizo que las miradas ahora se centraran en él―... ¿no se ustedes? Pero cada vez que he escuchado a Luna me ha ido bien... y algo me dice que tiene razón ―las miradas ahora eran algo incrédulas, se notaba que Ron estaba a punto de quejarse, pero Herms suspiró y se adelantó a lo que fuera que iba a decir el pelirrojo.
―Ok haremos lo que Harry decida ―su voz fue firme al igual que la mirada que le dio a Ron, quien decidió guardarse lo que iba a decir.
―Bien... quisiera que arreglemos algunos detalles, y temprano por la mañana me iré.
―Pero vamos a otro lado así Luna puede descansare ―dijo Herms encaminándose a la puerta, los muchachos la miraron e hicieron lo mismo.
―Draco... ¿puedo pedirte algo? ―el rubio se detuvo y volvió sobre sus pasos hasta la cama donde estaba Luna.
―Claro ―la rubia suspiró y volvió a presionar la varita de Theo, que no había alejado de ella desde que Draco se la dio esa mañana...
―Por favor, necesito que me prometas, que no le vas a decir nada a Theo de lo que me paso...
―Te das cuenta que si hago eso arriesgo mi vida... es más la estoy arriesgando al irme y dejarte aquí ―el tono de Draco fue serio, pasó una de sus manos por su cabello y se sentó al borde de la cama... y algo le dijo a Luna que ese chico le ocultaba algo.
―Por favor Draco, lo conoces se va a preocupar demasiado, y no quiero eso... invéntale algo ―la mirada suplicante de la rubia se esfumo ante una expresión de dolor.
―¿Estás bien? ―la rubia solo asintió, pero sus ojos seguían fuertemente apretados―, rayos Luna solo puedo pensar que tengo que traer a Theo para que te cure.
―No, no, no le puedes decir...
―Ok, hagamos un trato tú haces todo lo que te dicen y yo no le digo nada a Theo ―la rubia dudo por un momento, pero luego asintió―, bien, quedamos así... será mejor que me valla, me están esperando ―dijo el rubio mientras se ponía de pie.
―Draco ―la mirada de la chica se centró en la varita y luego se la ofreció al rubio―... devuélvesela, puede que la precise ―una sonrisa se formó en el rostro del chico.
―Tú en verdad quieres que Theo me golpee ―Luna solo sonrió, y Draco resignado tomó la varita... pero al instante las chispas comenzaron a brotar, de la punta de la varita, como si esta fuera la boca de un dragón que se preparaba para lanzarles las llamas más potentes que tenía... las chispas iban en todas direcciones, pero ninguna se acercaba a Luna, en un momento fueron tantas que Draco solo pudo soltar la varita, dejándola caer nuevamente sobre la cama, y en cuanto toco la superficie de esta las chispas cesaron― ¿Qué mierda le pasa a esa cosa?... nunca había hecho eso.
Luna miró la varita, sentía que la llamaba... extendió su mano y volvió a tomarla... era como abrazar a un niño asustado, sentía la vibración desde el interior de la varita, pero nada sucedió.
―Creo que se quiere quedar conmigo.
―Genial le diré que su varita se volvió loca ―y sin más Draco simplemente se alejó en dirección a la puerta y desde allí le dio una última mirada a la rubia―, cuídate.
Luna volvió a centrarse en la varita que ahora volvía a estar tranquila en su mano, cerro sus ojos y suspiró, necesitaba una respuesta para esa sensación extraña que la acompañaba desde antes que los carroñeros se la llevaran.
Su padre había intentado enseñarle a controlar y poder usar sus visiones, cosa que a ella nunca le gusto demasiado, pero ahora buscaba en su mente algo de lo que sujetarse, algo que la llevara a una respuesta.
Se encontraba en una casa que todavía no conocía, pero que le resultaba muy familiar, sus pies la llevaron por un pasillo hasta la puerta de una habitación, que estaba entreabierta. El lugar estaba totalmente iluminado por la luz que entraba por las enormes ventanas, y junto a una de esas ventanas se encontraba ella, llevaba el cabello suelto y un vestido blanco, sus manos acariciaban suavemente su prominente barriga... la sonrisa que se formó en el rostro de Luna era igual a la que tenía la Luna de la imagen que estaba observando, pero de repente la escena comenzó a cambiar, el lugar se volvió oscuro y...
La rubia perdió la concentración y su mente salió de aquella visión... una sonrisa temblorosa se formó en su rostro y una pregunta se plantó en su mente "¿será posible?"
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