Propuesta - Theo
Hacía cinco días de la visita de Draco, y desde entonces no había vuelto a tener noticias de él, eso lo preocupaba, y como de costumbre cuando se sentía así trataba de ocupar su mente el mayor tiempo posible.
La biblioteca de la casa, se convirtió en su refugio, y ahora era un verdadero desastre, había libros por todos lados, torres de ellos en el escritorio, los sillones, el piso... la verdad ya era casi imposible moverse por el lugar sin tirar nada. Frente a la ventana, Theo había ubicado un sillón y el único espacio más despejado era ese, aunque ahora lo estaba empezando a ocupar con libros, y pergaminos donde iba tomando nota de lo que creía le podía ser útil, las bandejas con comida y las tazas abundaban en la habitación, en su mayoría descansando sobre las torres de libros, manteniéndose sin caer en un frágil equilibrio, otras en el piso o en algún pequeño espacio en los sillones y mesitas del lugar. La elfina se empeñaba en llevarle cosas para comer o tomar cada cierta cantidad de horas, aunque Theo prácticamente no tocaba nada, una o dos mordidas de esto, dos o tres sorbos de aquello, la preocupación, los nervios y demás casi no lo dejaban comer ni dormir, por más de que lo intentara, no podía dormir más de tres horas seguidas.
Leía un gran libro de tapas negras, llamado "Lo oscuro de la magia", le había llamado la atención, en un momento que se había levantado del sillón y al verse casi encerrado por las torres de libros, solo camino hacia un estante cercano y se apoyó sobre el, allí lo vio, de cuero negro, con letras plateadas, estaba en francés, pero él entendía muy bien el idioma, miró los otros libros y se encontró con que casi todos en ese sector eran de magia antigua y prohibida. Tomó el primer libro que había llamado su atención y volvió a su sillón, verdaderamente era interesante... ya habían pasado cuatro horas, y él casi ni se había dado cuente.
De repente, un resplandor a través de la ventana llamó su atención, levantó la vista y al instante se escuchó un estruendo, minutos después se repitió, y las gotas comenzaron a caer. Theo sintió como el cansancio lo invadía, y pensó que sería bueno intentar dormir, después de todo, necesitaba descansar si en verdad quería hacer las cosas bien.
Salió de la biblioteca tratando de no tirar ninguna de las tambaleantes torres, y lo logró, caminó sin prestar atención a nada, hasta su habitación, y como estaba se tiró en la cama sin molestarse en abrirla siquiera. Miró la almohada al lado de la que usaba y allí seguía el diario azul de su madre, con el señalador donde él lo había dejado, la página donde le hablaba de Luna. Por un momento se vio tentado de agarrarlo y seguir leyéndolo, no lo había vuelto a tocar desde el día que había ido Draco, pero en verdad necesitaba descansar, y casi sin darse cuenta se durmió, pensando en lo mucho que quería leer ese libro, en lo mucho que quería saber de Luna, en lo mucho que quería besarla y sobre todo lo mucho que deseaba que ella estuviera allí con él.
Luna estaba en el descanso de las escaleras, eso era Hogwarts, parecía que buscaba algo o a alguien, y al verlo una sonrisa se formó en sus labios, comenzó a bajar... pero de repente alguien la agarró...
Una silueta oscura la sujetaba y tiraba de su brazo derecho, mientras ella forcejeaba para liberarse y estiraba su otro brazo tratando a alcanzar a Theo. Él comenzó a correr intentando alcanzarla, pero la silueta la alejaba de él... y solo escuchaba como ella lo llamaba...
―Theo... Theo... Theo despierta ―alguien lo sacudía, abrió los ojos perezosamente, le estaba costando dejar ese sueño... y se encontró con Draco, todo mojado, sacudiéndolo del hombro―, al fin... llevo un rato llamándote...
―Draco... ¿Qué haces?... ¿Luna? ―se incorporó rápidamente y su amigo sonrío.
―Está muy bien, yo también estoy bien por si te preocupaba... esa poción es increíble... ahora levántate y ven conmigo, que se están mojando y me van a matar ―dijo acercándose a la puerta, al escucharlo Theo lo miró extrañado, se levantó y caminó detrás de su amigo hasta la entrada.
Afuera llovía a cantaros, y Theo sintió frio ni bien salieron, miró sus pies y estaba descalzo... ¿desde cuándo? En verdad no tenía idea, él de por si era una persona a la que no le gustaba andar así... pero ahora que lo pensaba ni siquiera sabía que había hecho con sus zapatos. No le importo, siguió caminando detrás de Draco hasta la reja de la entrada.
―Theo... Theo ―miró a Draco―... ¿Qué te pasa? ¿Te comieron la lengua? ―la expresión de Draco cambió― ¿Escuchaste algo de lo que te dije?
―Perdona... No... creo que estoy algo distraído ―acababan de llegar a la entrada, y ya estaban totalmente mojados.
Al pararse frente a las rejas, estas como siempre se abrieron y allí estaban esperando bajo un paraguas Harry y Hermione, se giraron al notar sus presencias y sonrieron... de repente Theo vio que una criatura negra se asomaba por un costado, un thestral, y otro, y otro... Harry y Hermione se separaron un poco y entre ellos apareció una rubia que al verlo, sonrió y saltó sobre él, quien la atrapa en el aire, sin poder creerlo y se aferra a ella, tratando de no apretarla demasiado, pero a su vez fuerte como para que nadie se la arrebate.
Sus labios se encontraron, en ese beso que ambos deseaban desde hacía días... días que para Theo habían sido eternos, aun estando perdido entre los libros... no sabía cuánto tiempo duro ese beso, pero a él le pareció muy poco, cuando una voz los interrumpió...
―Entiendo que se extrañaran, pero ¿puedes dejarnos pasar Theo?... nos estamos congelando ―la voz de Hermione tembló al decir esto.
Theo a regañadientes soltó a Luna, pero la tomó de la mano, y se encamino hacia la puerta, una vez dentro del jardín, se giró a verlos, y ambos sonrieron ante la expresión de sorpresa de Hermione y Harry al ver ante ellos la reja, los jardines y la mansión.
―Bueno no se queden ahí, pasen ―y sin más siguió el camino hasta la mansión seguido por todos, sin soltar a Luna...
―Theo... ¿Por qué estas descalzo? Te vas a enfermar...
―Eso mismo le venía diciendo pero a mi simplemente no me escucho ―Draco interrumpió a Luna―, además es algo raro en él...
―Basta Draco ―el tono de Theo fue cortante y abrió la puerta de la casa.
Todos entraron chorreando agua. Draco se encamino hacia la sala haciéndoles señas a los demás para que lo sigan.
―Lindo lugar Nott ―Harry miraba todo mientras caminaba.
―¿Tendrás algo de comer? Me estoy muriendo, llevamos horas volando en esos thestrals ―Draco sonaba algo molesto.
―Así que ustedes los trajeron... Flora ―la elfina apareció enseguida, miró a todos los presentes y se detuvo en Luna y Theo.
―Llamó el amo...
―Puedes traer algo para comer y beber a nuestros invitados... también algunas toallas y por favor puedes ver donde deje mis zapatos ―la elfina solo asintió y desapareció.
Ya todos se habían ubicado en los sillones, aunque el ambiente era cálido, no podían dejar de temblar, por lo que Theo apunto con su varita las llamas de la chimenea y estas crecieron.
―Bien ¿me decían? ―preguntó Theo mientras se sentaba en el brazo del sillón individual donde se había ubicado Luna, y pasaba su mirada por todos los presentes.
―Tuvimos que venir en thestrals porque cierta persona insistió en venir ―la mirada algo fría de Draco se posó en Luna, quien solo le sonrío dulcemente.
―Draco no empecemos de nuevo, además tu aceptaste la idea los thestrals ―el tono de Hermione era cansado.
―No empiezo nada, él preguntó y la verdad es que de no ser por la insistencia de Luna de venir habríamos llegado antes, apareciéndonos ―un CRACK interrumpió a Draco, la elfina volvía a estar frente a ellos cargada de toallas, las cuales repartió a todos sin decir nada, luego se centró en Theo, quien le estaba entregando a Luna la toalla que la elfina le dio para él...
―La comida va a tardar un poco... amo sus zapatos... no sé si recuerda que unos los tiró al fuego, otros en una de las fuentes del jardín, y los que le quedaban no están en la habitación... ¿quiere que los busque en la biblioteca? ―Theo solo miró a la criatura.
―No... déjalos, ya los buscare yo, gracias Flora ―y la criatura volvió a desaparecer.
―¿Theo estas bien, tienes algo en contra de los zapatos? ―dijo Draco sonriendo de lado, conocía a su amigo y por lo visto en esta ocasión los zapatos habían sido las victimas de su frustración― ¿Avanzaste algo en lo que buscabas? ―los ojos azul eléctrico chocaron con los orbes gris plata de Draco.
―Creo que sí, ¿todos vinieron a ayudar con eso?
―Pues no estamos aquí por el clima ―dijo Harry restregándose la toalla en el cabello.
―Bueno... les parece si les doy unas habitaciones para que puedan cambiarse esa ropa mojada, y nos vemos cuando la comida este lista ―diciendo esto se puso de pie e hizo señas con su mano para que lo siguieran, tomaron uno de los pasillos, y fue dejando a sus acompañantes a medida que pasaban las puertas, Harry en una habitación, Hermione y Draco compartirían una... y Luna, no había ni que decirlo, con él.
Llegaron a su habitación, entraron y él cerró la puerta, Luna miraba todo a su alrededor, el lugar se veía algo oscuro la lluvia y el cielo gris no ayudaban. La chica caminó hasta la cama y se sentó en el borde, su mirada se perdió por un momento en la ventana, se veía muy tranquila y hermosa, si hermosa, aun estando mojada y envuelta en dos toallas. Theo la observaba desde la puerta sin perder detalle. Se acercó a ella y noto que estaba temblando.
―Amor ¿estás bien? Quítate esa ropa mojada, que estas temblando, buscare algo para que te pongas ―caminó hasta el ropero, rebusco un poco, sacó un sweater azul y se lo ofreció a Luna que ahora solo estaba envuelta en una toalla, lo tomó y se lo puso, como era de esperarse el sweater de Theo le quedaba enorme, y esto hizo sonreír al chico, algo que hacia bastante no sucedía―. Te queda muy bien ―ella sonrío, pero le esquivaba la mirada― ¿Segura que estas bien? ―se acercó, tomó su rostro y la obligó a mirarlo... ella volvió a temblar, y a sentarse en el borde de la cama, se la notaba nerviosa.
―Theo... tengo que... creo... que... Theo... yo ―le estaba costando mucho hilar una frase, nunca había estado tan nerviosa... él le sonrío dulcemente para tratar de calmarla, y se arrodillo en el suelo delante de ella, quedando así a la altura de su pecho, levantó su mano y acaricio la suave mejilla de Luna...
―Tranquila... no te voy a comer... por ahora ―eso la hizo sonreír, y le devolvió la caricia mientras se mordía el labio inferior y suspiraba.
―Bien... ¿tú me quieres? ―Theo la miró extrañado mientras levantaba una ceja.
―Luna... ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! ¿Todavía no sabes cuánto te amo?
―¿Qué es lo que quieres Theo? ―ahora era él quien se estaba poniendo nervioso, no entendía a donde quería llegar su rubia, la miró a los ojos y vio casi una súplica en ellos.
―¿Qué quiero? ¿Es tan difícil de ver?... A ti te quiero, quiero tenerte siempre conmigo, quiero una familia a tu lado, que seas mi esposa, la madre de mis hijos... amarte y... si es posible, que me ames... el resto de mi vida ―esto fue casi un susurro, sus ojos no se despegaron de los de ella en ningún momento, los cuales estaban comenzando a empañarse, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
―Te amo Theodore Nott, y sí es posible que te amé, no el resto de tu vida, sino por toda la eternidad ―ambos sonrieron y ella se inclinó y lo besó, al separar sus labios susurró―... tengo algo que decirte ―hizo silencio un momento, cerró los ojos y suspiró, para luego hablar todavía con los ojos cerrados, sin notar la sonrisa que ya se estaba formando en los labios de Theo―. Creo que estoy embarazada ―su voz fue un susurro temeroso. Escucho una suave risa de Theo, y recién ahí relajo su expresión.
―Luna... abre los ojos ―lo hizo y se encontró con un Theo totalmente feliz, de pie a su lado, que de repente la agarró de la cintura haciendo que se levante, para hacerla girar acercándola cada vez más a su cuerpo, hasta llegar a sus labios y robarle un apasionado beso―. Es lo mejor que me podrían haber dicho ―susurró al cortar el beso.
―Todavía no estoy segura... pero tengo todos los síntomas y posiblemente un retraso, eso no lo sé bien, porque mi periodo enloquece cuando estoy muy nerviosa ―dijo todo esto casi sin respirar.
―No te preocupes podemos confirmarlo, hay una poción para eso...
―¿Seguro que quieres una familia conmigo? ―Theo al escuchar esto la miró serio, la soltó y caminó hasta el escritorio que estaba cerca de una de las ventanas, buscó en un cajón y volvió junto a Luna, apoyo una rodilla en el piso, la miró tratando de demostrarle todo el amor que sentía por ella y abrió una cajita que llevaba en la mano, en su interior había un hermoso anillo de oro con flores grabadas alrededor y algunos pequeños diamantes incrustados... Luna no pudo evitar llevarse las manos a la boca, para taparla, porque esta se había abierto cuando Theo se arrodillo frente a ella, y por algún a razón no respondía ni se cerraba.
―Luna Lovegood... ¿quieres convertirme en el hombre más feliz de este mundo y casarte conmigo? ―una sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Luna, y solo pudo asentir, Theo tomó su mano y puso el anillo en el dedo correspondiente, se puso de pie y volvió a apoderarse de la boca de, su ahora prometida, Luna, la rodeo con sus brazos y poco a poco la fue llevando hasta terminar ambos sobre la cama, ella sobre él, sus manos comenzaron a bajar y a meterse por debajo del sweater, pero unos golpes en la puerta lo interrumpieron, se separaron y Theo refunfuñando por lo bajo se acercó a la puerta y la abrió.
―A comer tortolitos ―dijo Draco entre risas para luego dibujar una de sus sonrisas burlonas en su rostro, por lo que Theo le lanzo una de sus miradas asesinas, a la que Draco respondió con voz dulce e inocente― ¿Interrumpí algo? ―soltó una carcajada ante la mirada de Theo y se inclinó un poco a un lado para ver a Luna acercarse a Theo, con una sonrisa en su rostro, vestida con un sweater evidentemente del pelinegro. Theo se movió obstruyendo la vista de su amigo.
―Empiecen sin nosotros, en un rato vamos ―dijo mientras Luna lo abrazaba por la espalda y asomaba la cabeza por uno de los costados de Theo―, tenemos que ver una poción antes Draco ―dijo Theo en un tono más tranquilo mientras acariciaba la mano y el brazo de Luna. Draco miró el rostro sonriente de la chica, luego a su amigo, y no pudo dejar de notar el anillo en el dedo de Luna, solo sonrío, dio media vuelta y se alejó por el pasillo, mientras Theo guiaba a Luna hasta la habitación de las Pociones.
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