Mortios rezagados - Theo
Theo se apareció frente a la reja principal de la mansión Malfoy, la cual se abrió al instante y él se aseguró de que quedara abierta, era raro que estuviera cerrada, desde la caída de Voldemort había estado todo el tiempo abierta... entró tranquilamente murmurando un hechizo por si acaso. Miró los jardines mientras se acercaba a la casa, era raro no ver a Narcissa y Luna por allí arreglando algo, los dos se estaban ocupando de devolverlos a la vida, poco a poco, y Narcissa aprovechaba para enseñarle a la rubia cosas y hechizos que solo las brujas de la luna podían usar.
Entró a la casa, no se escuchaba nada y no apareció nadie, ni siquiera un elfo doméstico, metió las manos en los bolsillos de su pantalón como si nada y alerta comenzó a caminar hacia la sala, cuando estaba por entrar sintió como un hechizo lo golpeaba de lleno en el pecho y lo impulsaba hacia atrás... escuchó una risa macabra y estridente, que conocía muy bien. Se levantó tan rápido como pudo, pero al instante lo estaban agarrando Rodolphus y Rabastan Lestrange, mientras Bellatrix caminaba riendo como desquiciada hacia él, detrás de ella logro ver a Narcissa y Luna atadas y moviendo la boca sin emitir sonido, seguramente Draco estaba igual que ellas.
―Al fin llegas... ¿ya mataron al traidor de tu padre?
―De tal palo tal astilla, ¿no? ―dijo Rodolphus mientras le sacaba la varita a Theo, al hacer esto del bolsillo cayo una esfera de cristal un poco más grande que una moneda, que ni bien toco el piso se rompió, pero al parecer nadie más que Theo lo noto.
―Casi nos atrapan por ese maldito ―dijo Rabastan golpeando fuerte a Theo en el estómago, el pelinegro sintió como el golpe le quitaba el aire, pero no les iba a dar el gusto de quejarse, si algo sabia él era soportar golpes y demás.
―Atenlo y tráiganlo a la sala con los demás ―dijo Bellatrix volviendo a entrar en la sala.
Los dos hombres hicieron lo que Bellatrix ordeno, al entrar a la sala Theo pudo ver que Draco también estaba atado allí, se notaba que había ofrecido resistencia, tenía varias heridas y estaba inconsciente, en Narcissa se notaban unos cuantos golpes, luego se centró en Luna, parecía que no le habían hecho nada, aunque unas cuantas lagrimas caían por su rostro, pero la conocía, y sabía que eran por preocupación, por lo que acababa de ver. Bellatrix se había acercado a ella y con la punta de su varita delineo el rostro de Luna, Theo se retorció desesperado, en el lugar donde estaban tratando de sujetarlo a una silla, con lo que solo logro que lo volvieran a golpear y que Bellatrix riera nuevamente como loca.
―Ahhh está preocupado por ti ―le dijo en un tono inocente a Luna acercándose a su oído y luego miró a Theo― no tienes por qué preocuparte, mientras ella haga lo que queremos, nosotros no les haremos nada a ninguno de los dos.
―Nadie aquí hará algo para ti maldita ―logro decir Theo antes de que lo silenciaran con un hechizo y logrando así enfurecer a Bellatrix.
―Tú maldito idiota, si no fuera porque el estúpido de tu padre mató a tu madre, yo te habría sacrificado hace años, pero sin la bruja de la luna no me servía de nada matarte... ¿tienes una maldita idea de lo difícil que es encontrar una bruja de la luna? Y él idiota de Nott la mató antes de que pudiéramos usarla... pero ¡oh casualidad! parece que los Nott están destinados a encontrarlas ―miró con odio a Theo mientras hablaba, luego su mirada se dirigió a Rabastan y le hizo una seña con la cabeza, este al instante se movió y tomó un libro antiguo que estaba sobre una mesita, y se lo entregó a la bruja― este es el "encantus primori" ¿has escuchado de él? ―preguntó en tono inocente a Theo, el muchacho sintió como su corazón se detenía, sabía muy bien que era y que contenía ese libro, «¿Cómo diablos lo consiguieron?»
―Seguro sabes lo que es, es más estaba en tu casa, podemos decir que al menos Marcus lo escondió bien... era de tu madre ―dijo Rodolphus con una sonrisa torcida, mientras se acercaba a Luna y le quitaba el hechizo silenciador.
―Ahora vas a leer esto y nos dirás que es lo que se necesita para liberar a nuestro señor de donde lo metieron ―dijo Bellatrix, a Luna, arrastrando un poco las palabras mientras le mostraba el libro, la rubia solo miró a Theo, quien le indico con la cabeza que no lo haga, la bruja siguió la mirada de la rubia, y sus ojos destellaron odio, levanto su varita apuntando al pelinegro y grito -¡¡CRUCIO, CRUCIO, CRUCIO!!
Theo sentía el dolor desgarrador, y como los cortes comenzaban a aparecer en su piel, Bellatrix era una de las brujas que tenía el crucio más fuerte, pero él permaneció quieto en su lugar, eso enojo más a la bruja, que continuo lanzándole crucios, escuchaba los gritos de Luna, trataba de concentrarse y liberarse pero era imposible con los constantes ataques de esa bruja, que cada vez eran más fuertes, no resistiría mucho más «¿Dónde rayos están?»... de repente Bellatrix se detuvo y volvió a centrarse en Luna, pero antes de que dijera algo Rabastan que se había acercado a una ventana la interrumpió.
―Hay alguien en los jardines ―la bruja lo miró con algo de desesperación en los ojos.
―¿Esperas a alguien hermanita? ―preguntó conteniendo la rabia mientras miraba a Narcissa― vallan a revisar, maten a quien sea ―sin más los dos hombres salieron y la bruja se acercó a la ventana, se escucharon algunas explosiones y gritos, Theo aunque estaba débil había logrado concentrarse y ya casi había soltado sus ataduras, Bellatrix volvió a acercarse a Luna, la levanto de la silla y comenzó a tirar de ella con una mano, mientras en la otra sostenía el libro, pero no llego a salir de la sala pues ya había al menos cuatro aurores apuntándola con sus varitas, en un último intento por escapar trato de escudarse con la rubia, pero al tirar de ella, sintió como una mano presionando su muñeca, y su varia volaba de su otra mano, al mirar se encontró con el rostro furioso de Theo, la presión era cada vez más fuerte, hasta que ya no pudo más y soltó el brazo de la chica.
Los aurores la apresaron poniéndole algunos hechizos, en verdad era una mujer muy peligrosa, unos segundos después entraron más aurores trayendo a Rodolphus y Rabastan, en las mismas condiciones que Bellatrix, imposibilitados por hechizos, y un poco golpeados. Liberaron y revisaron a Narcissa y Draco, estaban bien, nada que un poco de descanso no aliviara. Theo abrazó a Luna y se aseguró de que estuviera bien, luego se aboco a su amigo.
―¿Por qué tardaron tanto? ―preguntó Theo curando un corte en el brazo de Draco.
―Lo sentimos no creímos que la casa tendría tantos hechizos de defensa.
―Invalide los que pude al entrar, no creí que les sería difícil con lo que quedaba.
―Lo sentimos, en verdad debemos agradecerte, gracias a ti capturamos a los últimos mortios más peligrosos ―dijo Kingsley tendiéndole la mano a Theo, quien la acepto y le devolvió el apretón.
―Gracias a usted por confiar en mí y mi idea.
―Después de todo lo que has hecho no me quedaba más que confiar, por cierto el libro se va con nosotros, si era lo que pensaban usar para traer de vuelta a Voldemort, encontraremos donde guardarlo a salvo en el departamento de misterios.
―De todas formas no creo que haya alguien más que pueda leerlo ―dijo Narcissa mirando con odio a su hermana.
Su padre había dicho la verdad, trató de ayudarlo en sus últimos momentos, pero eso no cambiaba para nada lo que sentía por él, había sido lo peor de su vida... quizás si soñó con su madre estando preso y trató de redimirse un poco, debería hacer lo que le dijo, después de todo no perdía nada.
El mundo mágico estaba realmente feliz por la captura y ejecución de los últimos mortifagos más peligrosos que quedaban libres.
Ya habían recibido sus cartas para volver a Hogwarts, se haría otro curso para aquellos que lo habían perdido por la guerra, tanto Theo como Luna volverían para terminar sus estudios.
Theo decidió aprovechar la última luna llena antes de volver al colegio para ver si lo que le había dicho su padre tenía algo de verdad.
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