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Mortios - Luna

Luna se levantó ese día con la sensación de haber olvidado algo importante, le dio vueltas al asunto por un rato, pensó en todas las posibilidades, pero nada. Finalmente decidió bajar a la cocina, no ganaba nada con seguir devanándose los sesos, como decía su padre "lo que perdemos u olvidamos vuelve a nosotros cuando menos lo esperamos"... después de todo aquello no debería de ser tan importante si lo olvido.

En la cocina se encontró con su padre que leía un pergamino bastante largo. El hombre levantó la vista al escuchar los pasos de la rubia y con una sonrisa en su rostro se levantó para servirle una enorme taza de té.

―Buen día Looney, ¿Cómo te sientes, qué tal amaneciste? ―Xenophilius siempre había sido un buen padre, se preocupaba por su única hija y hacía todo lo posible por verla feliz, por lo que era obvio que después de todo lo acontecido, ahora se preocupara más que antes por el bienestar de su Looney.

―Buen día papá ―respondió sentándose en su lugar de costumbre―, estoy bien, ¿tu?

―Excelente, preparando todo para la nueva edición de "El Quisquilloso".

Luna solo sonrió y acepto la taza de té que su padre le ofrecía. Hablo con él durante un rato, sobre los nuevos artículos que estaba preparando. Después de un rato ambos escucharon que golpeaban la puerta y de inmediato la rubia se puso de pie y abrió. Ante ella se encontró con una sonriente Narcissa Malfoy que lucía una preciosa y fina túnica morada. La rubia se regañó mentalmente, allí estaba lo que había olvidado, Narcissa pasaría por ella para ir de compras.

―Buen día Luna.

―Buen día Narcissa... por favor pasa ―respondió la muchacha con una sonrisa.

―Gracias y ya te dije que me llames Cissy ―agregó la elegante mujer con una enorme sonrisa, mientras entraba en la casa― ¿Todavía no estas lista?

―Lo siento, lo olvide, pero no te preocupes en un momento termino de acomodarme ―dijo la rubia ofreciéndole una silla a la mujer para luego volver a subir las escaleras.

Después de unos minutos la rubia volvió a bajar y sin esperar mucho más ambas se despidieron de Xenophilius y salieron de la casa. Se aparecieron en el callejón Diagon y más rápido de lo que dices Narggles las dos mujeres ya estaban dentro de una tienda revisando estantes y demás en busca de un regalo para Hermione, pues Narcissa quería agradecerle de alguna forma todo lo que ella hizo por su hijo.

Pasaron varias horas revisando tiendas hasta que consiguieron algo le gusto a Narcissa, luego almorzaron en un restorán y hablaron de Amelia y Anne Claire. La nostalgia brillaba en los ojos de Narcissa, se notaba que extrañaba y quería mucho a sus amigas.

―¿Sabes una cosa? Las tres deseábamos tener niñas, queríamos que ellas fueran amigas como nosotras, pero el destino tenía otros planes.

―Bueno, pero después de todo sus hijos han sido amigos desde pequeños y ahora yo también soy amiga de ambos, aunque mi relación con Theo ha ido un poco más lejos ―dijo la rubia entre risas.

―Sí, creo que en cierta forma se cumplió lo que deseábamos... ¿Sabes que te pareces mucho a tu madre?

―Mi padre siempre me lo dice.

―De las tres ella fue la que tuvo una vida más feliz ―Luna miró a la mujer algo extrañada―... Anne Claire sufrió con Marcus, Theo la hacía feliz, pero sufrió mucho hasta su muerte, en mi caso quiero mucho a mi familia, adoro a Draco y a Lucius, pero mi vida siempre estuvo marcada por la presencia del señor tenebroso, lo cual dificulta a cualquiera ser feliz... definitivamente de las tres a Amelia le fue mucho mejor ―concluyó Cissy con una sonrisa.

―Cissy tengo una duda que quizás tú puedas responder ¿Por qué ninguna tuvo más de un hijo... es algo de las brujas de la Luna o... qué?

―Entiendo... no, no es cosa de las brujas de la luna fue más una decisión nuestra, bueno Anne es obvio porque no tuvo más hijos, tu madre quería esperar a que tú fueras un poco más grande y finalmente no le dio el tiempo, por decirlo de alguna forma y en cuanto a mí fue una decisión que tomamos con Lucius, no queríamos tener otro hijo que tuviera que sufrir bajo la presencia de Voldemort.

―Sé que es algo muy personal pero...

―No te preocupes, te entiendo y estoy segura que Theo y tú podrán tener todos los hijos que deseen ―respondió la mujer con una enorme sonrisa―. Bueno, que te parece si pedimos un postre y luego seguimos haciendo compras, ahora tengo que comprar algunas cosas para ti.

El resto de la tarde Narcissa se la pasó arrastrando a Luna de tienda en tienda. Finalmente ambas aparecieron en la mansión Malfoy cargadas de bolsas y paquetes, ni bien entraron en la casa aparecieron dos elfos domésticos que tomaron todos los paquetes que traían las dos mujeres y desaparecieron con ellos.

―¿Tomamos un té? ―preguntó la mujer y Luna asintió.

Se acomodaron en la sala y siguieron hablando, de repente escucharon un ruido, como si algo se hubiera roto. Narcissa se puso de pie y lentamente se acercó a la entrada de la sala. De repente un hechizo la golpeó e impulso el cuerpo de la mujer nuevamente hacia el interior de la sala, al instante la rubia se lanzó a ayudar a Narcissa y una risa algo desquiciada se escuchó en todo el lugar. Luna no necesitó más que eso para saber quién era, aquella risa la había torturado durante mucho tiempo. Ambas levantaron la vista y ante ellas se encontraron con una sonriente Bellatrix, quien con un movimiento de su varita petrifico a las dos mujeres que estaban en el piso.

―Revisen el lugar, Draco debe estar por ahí ―dijo en un tono frio mirando a los dos hombres que estaban a unos metros de ella, los cuales se separaron para cumplir con la orden que aquella aterradora mujer acababa de darles.

La bruja entró en la sala y con un movimiento de su varita hizo que el cuerpo de Luna se acomodara en una silla y rápidamente lo ató bastante fuerte, pero no quito el hechizo que impedía que la rubia se moviera.

―¡¿Así que tu eres la brujita que elimino a mi señor?! ―dijo rodeando el rostro de la muchacha con la punta de su varita―... con que eres una bruja de la luna, eso es genial, ¿sabes por qué? ―preguntó acercándose más al oído de Luna― tu lo vas a traer de vuelta.

Aquellas palabras sorprendieron a Luna, pero sintió el terror crecer en su interior cuando Bellatrix puso un libro frente a sus ojos, con solo leer el titulo supo que era, su madre y también Narcissa le habían hablado de el y sabía que era algo realmente peligroso en las manos de esa bruja.

Escucharon los estallidos de varios hechizos en el piso de arriba y Bellatrix rápidamente tomó a Cissy como escudo y presiono su varita sobre el cuello de su hermana, sin despegar sus ojos de la entrada a la sala. Una sonrisa macabra apareció en el rostro de la bruja cuando Draco apareció frente a ella. El platinado no pudo hacer más que detenerse al ver que su madre estaba en peligro, pues conocía muy bien a la loca de su tía.

―Suelta la varita mi querido sobrino ―con pesar Draco hizo lo que la bruja pidió e instantes después los dos hombres que acababan de bajar las escaleras se tiraron sobre él y le dieron unos cuantos golpes bastante fuertes.

Ahora Luna, Narcissa y Draco se encontraban atados y hechizados para que no hablaran, mientras los dos hombres vigilaban y Bellatrix daba vueltas impaciente.

―¿Cuándo rayos aparecerá?

―El traidor ya debe haber muerto Bella, en cualquier momento llegara y podremos cumplir nuestro cometido.

―Mi cometido no estar cumplido hasta que esta bruja pague por lo que hizo ―dijo entre dientes Bellatrix mirando con odio a Luna.

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