Luna, mal día - Luna
Después de un rato entre los brazos de Theo, su corazón comprendió que eso era real, él estaba allí, todo fue una visión y Theo tenía razón, recordó lo que una vez le había dicho Dumbledore, algunas visiones se podían cambiar.
Ahora se encontraba en la mesa frente a todos, enfrentándose a las miradas y preguntas.
Después de esto, todos se reunieron en la biblioteca y hablaron sobre el dichoso hechizo, "el círculo del juicio".
Hermione localizo los libros que tendrían que revisar y comenzaron con eso, pues si su límite era el eclipse de luna no les quedaba demasiado tiempo.
Los días pasaban y los cinco dedicaban su tiempo a leer, y tomar apuntes, parecía que esos libros no se acabarían nunca. Se notaba el cansancio de todos y a Luna le estaba costando bastante sacar a Theo de los libros para que coma y descanse, cosa que le estaba haciendo mucha falta. Esos últimos días la rubia había notado que, el pelinegro tenía pesadillas, las cuales cada tanto lo despertaban algo agitado, decía que no era nada, pero algo le decía a la rubia que no era así... y ella no era la excepción, las imágenes de aquella visión todavía la perseguían, despertaba a mitad de la noche, más de una vez llorando y sin decir nada se acurrucaba más contra el cuerpo de Theo, siempre tratando de no despertarlo y simplemente dejaba que el tiempo pasara hasta que se volvía a dormir. Este no era el único problema de la rubia, los malestares típicos del embarazo la tenían a mal traer, las náuseas y los mareos eran cosa de todos los días, comía muy poco, y su humor era una ruleta.
Ese día las náuseas fueron más fuertes de lo normal, y esta vez sí termino vomitando el poco contenido de su estómago. Theo la encontró vomitando en el baño y noto que estaba un poco más pálida de lo normal, e insistió en que se acostara y descansara, la rubia se sentía tan mareada, cansada y mal que ni siquiera lo discutió, sentía que podía dormir el resto del día. Volvió a la cama y Theo salió a buscarle algo para que ella desayunara. Sentía que el estómago le daba vueltas, y no llego a acomodarse en la cama, que ya estaba nuevamente corriendo al baño, volvió a vomitar, se sentía débil y mareada, al punto que termino apoyándose en la pared para ayudarse a salir del baño. Solo miró hacia la cama y escuchó los pasos de Theo, que ya se acercaba a ella.
―Amor voy a necesitar alguna poción o algo, los vómitos no se me quitan y no me siento bien ―sintió que Theo la sujetaba y como sus fuerzas definitivamente la abandonaron dejándola caer en los brazos del pelinegro... sentía que perdería la conciencia de un momento a otro. Escucho la voz de Theo, luego la de Hermione, pero no entendía lo que le decían, sintió que le estaban dando algo de beber y luego solo sueño, sus parpados comenzaron a pesar y simplemente ya no registro nada...
La rubia despertó con un rugido de su estómago, no sabía cuánto tiempo había dormido, miró la mesita de noche y sobre ella había unos cuantos frascos con pociones. Por el rabillo del ojo vio algo que se movía cerca de los pies de la cama, y al fijarse bien se encontró con los ojos y las orejas de la elfina asomando por el borde de la cama.
―Flora... ¿Qué haces aquí?
―Flora se preocupó por la ama... y... y solo quería asegurarse que este bien ―dijo la criatura moviéndose para quedar a la vista de Luna, mientras retorcía sus dedos.
―No te preocupes, ya me siento mejor ―la rubia le sonrió a la criatura y esta pareció relajarse un poco, volvió sobre sus pasos y reapareció cargando una bandeja con una taza, unos cuantos pastelillos y algunas frutas.
―Flora creyó que podría tener hambre ―la elfina dejo la bandeja sobre la cama, junto a Luna―... y trajo esto... es lo que la ama a estado comiendo.
―Gracias, me encantan estos pastelillos ―dijo tomando uno. Luna se tomó el té con tres pastelillos. Se levantó y antes de salir de la habitación tomo una manzana, que parecía llamarla desde la bandeja. Camino por los pasillos pero no encontró a nadie. Escucho voces desde la biblioteca «claro deben estar arreglando los detalles del plan». Se acercó a la puerta y vio a todos ubicados en los sillones, estaban hablando sobre la madre de Draco, y pensó que debía interrumpir.
―Bien, ¿Quién será nuestra tercer bruja? ―todos la miraron, y la rubia solo entró en la habitación, se sentó al lado de Theo y noto que en sus ojos se seguía reflejando algo de preocupación― estoy bien amor, gracias ―dijo antes de que él preguntara y dejo un beso en los labios de Theo antes de volver a mirar a los demás― bueno, van a responder, seremos nosotras dos y ¿quién más?
―Estaba pensando en Pansy, creo que es la que podrá salir sin tantas complicaciones para aprender y practicar el hechizo con nosotras ―dijo Herms con algo de precaución mirando de reojo a Draco, Luna noto como las miradas de todos recaían en Theo, y sintió sus ojos azul eléctrico sobre ella, era obvio lo que se venía.
―Un momento, tú no puedes hacer esto, es demasiado peligroso ―su tono era serio, al igual que su rostro.
―No solo puedo, sino que debo hacerlo, y lo sabes Theo ―ya conocía al pelinegro y no le pondría fácil esto, pero no tenían demasiadas opciones y él tenía que verlo, aunque se alterara como lo estaba haciendo.
―Luna ―dijo entre dientes...
―Theo, sabes que debo ser yo, las brujas de la luna no abundan en el mundo, y la única que conocen está sumida en un sueño profundo por valla a saber uno cuanto tiempo... no tiene sentido que discutas sobre esto amor ―no podía mirarlo mientras le decía esto, sabía que él podía tener un punto sobre el tema, pero ella tenía razón, y no dejaría esto en manos de nadie más, tenían que detener a Voldemort y sus mortios si querían un futuro para ellos y su bebe, para que su visión no se hiciera realidad. Theo se puso de pie y pasó delante de ella, hecho una furia, sin mirarla siquiera, caminó hasta la puerta, y se perdió por el pasillo.
Ahora la preocupada era ella. Ambos tenían razón, sabía que podía ser peligroso, pero si ella no lo hacía ¿Quién? Sintió las miradas sobre ella y escuchó a sus amigos diciéndole que ella tenía razón, y Theo solo tenía que digerirlo, con un poco de tiempo todo estaría bien.
Ya no pudo terminar la manzana y comenzó a sentir que su cuerpo rechazaba lo que había comido, dejo a los demás en la biblioteca y volvió a su habitación... la visión de Bellatrix matando a Theo, volvió a hacerse presente, y el té con los pastelillos terminaron siendo un charco repugnante en la alfombra. Llamó a Flora y se metió en la ducha, su cuerpo no dejaba de temblar, pero su mente se convencía cada vez más que debía hacerlo... debían detener a los mortifagos y sobre todo a Bellatrix Lestrange.
Trató de volver a concentrarse en el plan, pero no podía dejar de pensar en Theo, no le gustaba verlo así, salió de la habitación y dejo que sus pies la guiaran, tenía que encontrar a Theo. Por el camino encontró a Flora recogiendo trozos de un jarrón, y eso no le gustó nada, a medida que avanzaba, los fragmentos de jarrones seguían apareciendo. Luna estaba bastante abrumada, esa casa era enorme y tenía tantos pasillos y habitaciones, que parecía un laberinto. En un momento dejo de encontrar indicios del paso de Theo, por lo que decidió ir al segundo piso, sabía que esa planta era igual de enorme, y con demasiadas habitaciones, algunas de ellas mágicas. Ya era de noche, llevaba un buen rato buscando, y nada, salió de la habitación en la que acababa de entrar y la oscuridad en el pasillo le dio una idea, invoco a su patronus, la liebre plateada salió de su varita y comenzó a brincar por el pasillo, mientras la rubia la seguía. La liebre se detuvo ante una puerta y paso por debajo de la misma. Luna abrió la puerta y vio el destello que dejaba su patronus antes de desaparecer ante ella. Cerró la puerta y con un movimiento de su varita abrió las cortinas, el lugar estaba realmente oscuro, noto la silueta de Theo sentado en el piso junto a la ventana, la luz de la luna ilumino tenuemente la habitación. Encendió la punta de su varita, ahora veía un poco mejor a aquel chico que le esquivaba la mirada... tomó aire y se sentó a su lado, esperando que le reclamara o algo, pero él no dijo nada, y así estuvieron un buen rato.
Luna sentía que su corazón se encogía con cada segundo. Las lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos... en verdad no le gustaba esta situación.
―¿Estás enojado conmigo? ―Theo no respondió― tienes que... entender... no tenemos tiempo de buscar a... alguien más, es en tres semanas... Theo, no hay otra... opción ―apenas podía hablar y su cuerpo volvía a temblar, desde que estaba embarazada le resultaba bastante difícil controlar ciertas situaciones, abrazó sus rodillas y sintió las lágrimas cayendo por sus mejillas. Theo con uno de sus dedos seco las lágrimas que caían― ¿Por qué me haces esto? Llevo mucho tiempo buscándote... estaba preocupada y Draco solo decía que te deje, que ya se te pasaría ―las lagrimas caían peor que antes y de repente sintió los brazos de Theo rodeando su cuerpo, quería golpearlo y alejarse, pero en verdad necesitaba ese abrazo.
―Ya, ya... tranquila, no llores amor ―le susurraba una y otra vez, y después de un buen rato temblando y llorando, se tranquilizó y despego su rostro del pecho del chico― ¿Mejor?... lamento haberte preocupado...
―No... yo lo lamento... sé que solo tratas de cuidarme... cuidarnos... pero tú sabes que esta vez no hay más remedio ―Theo apoyo su frente sobre la de Luna y susurró...
―No quiero que nada les pase ni a ti, ni al bebé... no quiero perderte Luna ―ella le dio un suave beso y susurró.
―Entonces no me dejes sola en esto... cuídame ―él le devolvió el beso y la pego más a él.
―Con mi vida si es necesario ―no quería que dijera eso ni en broma, así que le dio un pequeño golpe en el hombre y él soltó un quejido, como si en verdad le hubiera dolido.
―No te atrevas... te necesito vivo y en mi vida ―él sonrío y volvió a acercarse a sus labios, donde susurro.
―Como usted ordene señora Nott ―ella sonrío ante el comentario y ambos se apoderaron de la boca del otro, y solo se separaban cada tanto para respirar.
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