La propuesta y la visión - Luna
Las rejas se abrieron ni bien Draco se acercó a ellas, el rubio se internó en el terreno de la mansión, con la promesa de volver lo más rápido posible. Luna sabía que a menos que Theo así lo quisiera Herms y Harry no podrían entrar.
La castaña invoco un paraguas, cosa que Luna vio algo innecesaria, pues ya estaban completamente mojados. El agua y el aire los hacían tiritar de frio, y los minutos parecían más lentos que de costumbre, la rubia estaba realmente ansiosa por volver a ver a ese hombre que la hacía tan feliz.
Después de esperar durante un buen rato, las rejas volvieron a abrirse y por ellas aparecieron el rubio y su pelinegro de ojos azul eléctrico, que en verdad no se veía del todo bien, las bolsas en sus ojos revelaban su cansancio, estaba completamente empapado al igual que ellos.
Harry y Hermione estaban delante de ella y sin mucha demora se separaron, para permitir que él la viera y Luna no pudo evitar sonreír y saltar sobre él, sintió como esos fuertes brazos la atraparon en el aire y al instante la pegaron a aquel cuerpo que tanto había añorado. Sus labios se encontraron, en ese beso que ambos deseaban desde hacía días... días que parecían una vida entera. Escucho la voz de Hermione y noto las pocas ganas de Theo de término el beso, sintió como la mano del pelinegro se aferraba a la suya, e instantes después la estaba guiando hacia adentro. La rubia vio la cara de sorpresa de sus amigos pero no les prestó demasiada atención. Volvía a sentir el frio en su cuerpo, solo siguió a Theo, ya conocía el lugar, por lo que no se entretuvo mucho en ello, pero si en su pelinegro, los ojos de la rubia lo recorrieron de la cabeza a los pies y se sorprendió al verlo descalzo. Trató de hablar sobre eso pero Theo corto el tema.
Todos entraron en la casa y la elfina les dio toallas para que se secaran, en verdad estaba diluviando y todos chorreaban agua. Theo trataba de mantenerse cerca de ella, y eso le gustaba. La elfina les dijo que la comida estaría de un momento a otro y comento cierto problema que su pelinegro estaba teniendo con los zapatos, esto y un comentario sarcástico del rubio, le hicieron ver que el muchacho de ojos azul eléctrico no había estado del todo bien, y con una de sus miradas el tema se desvió al instante.
Lo siguiente que hicieron fue darles una habitación a sus amigos, para que pudieran cambiarse la ropa mojada.
Cuando llegaron a su habitación, Luna no pudo evitar recordar la primera noche que pasó allí, pero ahora el lugar se veía algo oscuro y la lluvia chocaba incesantemente contra los cristales. Su mente vagó por un momento entre aquel recuerdo y este momento... y todas esas preguntas que agobiaban su mente volvieron... ya estaba allí junto a él, quien mejor para responderle. Se sentó en el borde de la cama y su mirada se perdió en la ventana, con esa idea dando vueltas en su cabeza... de repente el temor la invadió y sin que ella lo notara comenzó a temblar. Theo le dijo que se quitara esa ropa mojada y le ofreció un sweater, que ella acepto gustosa, por alguna razón le gustaba usar la ropa de su amado pelinegro.
El ojiazul insistió preguntándole si estaba bien y cuando ella intento contarle lo que sucedía noto que le era imposible hilar una frase completa, nunca había estado tan nerviosa en su vida y con la cabeza tan llena de dudas, se centró en esos ojos azules y noto la preocupación en ellos, con ese toque dulce que solo tenía su mirada... y todas las dudas se alejaron.
Finalmente se armó de valor y le pregunto qué quería... en un principio Theo no comprendió bien y finalmente le respondió desde el corazón, con algo de desesperación. Solo la quería a ella y deseaba una vida plena a su lado. Luna sabía que él no había tenido una verdadera familia y estaba segura de que eso era lo que él deseaba, por lo que buscó un poco más de valor en su interior y le confesó que creía estar embarazada.
Nunca había visto tan feliz al pelinegro, pero sus dudas no la dejaban en paz y volvió a preguntarle si estaba seguro de que la quería a ella, noto como la expresión de Theo cambió, la soltó y fue derecho al escritorio, busco algo allí y al instante volvió, apoyo una rodilla en el piso, el corazón de Luna quiso detenerse por un momento, no era posible, no iba a hacer eso... ¿o sí?... su mirada estaba cargada de adoración y amor, abrió una cajita que llevaba en la mano, en su interior había un hermoso anillo de oro con flores grabadas alrededor y algunos pequeños diamantes incrustados... Luna no pudo evitar llevarse las manos a la boca, para taparla, porque esta se había abierto cuando Theo se arrodillo frente a ella.
―Luna Lovegood... ¿quieres convertirme en el hombre más feliz de este mundo y casarte conmigo?― la rubia no lo podía creer, una sonrisa apareció sin que la notara, las palabras se perdieron en un remolino de emociones, mientras la mirada de Theo suplicaba una respuesta, todo lo que Luna pudo hacer fue asentir, Theo tomó su mano y puso el anillo en el dedo correspondiente, se puso de pie y volvió a apoderarse de la boca de Luna, sintió los brazos del pelinegro rodeándola, era tan feliz que casi no registraba lo que pasaba a su alrededor, en un momento noto que estaba sobre la cama, su cuerpo solo registraba las manos de Theo que lo recorrían con adoración, y de repente todo sobraba, la ropa era demasiada...pero unos golpes en la puerta los interrumpieron, Theo la dejo en la cama y se acercó a la puerta refunfuñando.
―A comer tortolitos ―Luna escucho la voz de Draco, pero no lo vio, Theo estaba en medio, la rubia se puso de pie y comenzó a acercarse a ellos mientras se acomodaba el sweater― ¿Interrumpí algo? ―dijo riendo antes de asomar la cabeza por uno de los costados de Theo, quien al instante se movió obstruyendo la vista de su amigo.
―Empiecen sin nosotros, en un rato vamos ―Luna abrazo al pelinegro por la espalda y asomó la cabeza para ver al rubio, que sonreía lanzándole una mirada cómplice a Theo―, tenemos que ver una poción antes Draco ―el rubio los miró un momento a ambos, y con una sonrisa dio media vuelta y se alejó.
Theo tomó la mano de la rubia y la guio por uno de los pasillos. Entraron en una habitación, pericia una sala de pociones. Luna se acercó a una de las mesadas y se sentó sobre ella mientras Theo rebuscaba en un estante, tomo un libro y barios frascos. Tendió todo sobre la mesada donde la rubia estaba, tomo un caldero y abrió el libro, le dio una rápida ojeada y comenzó a trabajar.
―Amor... ¿Qué haces? ―preguntó la rubia que no podía dejar de sorprenderse con la facilidad de Theo para preparar pociones, invocando objetos de los estantes mientras cortaba, mezclaba y revolvía.
―Vamos a comprobar si estas embarazada amor ―respondió sin dejar de prestarle atención a lo que estaba haciendo―, esta es una poción muy buena y esta lista en unos minutos no como otras ―Luna solo asintió, después de todo él era quien sabia sobre pociones, ella sabía de la existencia de algunas, pero casi todas tardaban un buen rato en hacerse.
Después de unos minutos, la poción burbujeaba en el caldero, Theo tomó un frasquito vacío y vertió en él un poco de poción, parecía agua, era totalmente incolora.
―¿Tengo que tomar eso?
―No... todavía falta un ingrediente... unas gotas de tu sangre... si cambia de color estas embarazada ―la rubia suspiró, y sin quitarle los ojos de encima, extendió su mano. Sintió el pinchazo de la punta del cuchillo en su dedo índice, Theo apretó un poco el dedo y unas gotas de sangre brotaron al instante de él, las metió en el frasquito y lo tapo, luego se lo dio a Luna, mientras él curaba aquel piquete―, en un momento debería cambiar de color.
Los ojos de la rubia se clavaron en aquel frasquito, se veía como la sangre se arremolinaba dentro y comenzaba a tornarse azul, una sonrisa se dibujó en su rostro, y por un momento se vio atrapada en aquella danza y de repente estaba en otro lugar...
Los ojos le pesaban, le dolía la cabeza y sentía una puntada, punzante en el lado izquierdo, de la cabeza, un poco más arriba de la oreja. Escuchaba los gritos desquiciados de una mujer y de fondo, el llanto incesante de un bebe.
―Rabastan ya calla a esa bestia.
Luna abrió los ojos y se encontró atada a una silla, en lo que creía era la sala de los Malfoy. Bellatrix estaba a unos pocos metros de ella, cerca de Theo, su pelinegro estaba atado a una silla, casi inconsciente, tenía varios cortes en el rostro y el cuerpo, la sangre brotaba de sus heridas. En el piso cerca de ella había un cuerpo, una mujer rubia, sobre un charco de sangre, que seguía emanando de ella, se centró en su rostro y le recordó un poco a Draco. Un grito del bebe llamó su atención, sus ojos dieron un rápido vistazo al lugar y encontraron una silueta grande, junto a la ventana, que llevaba en brazos un bebe que no dejaba de llorar.
―¡TE DIJE QUE LO CALLES!
―Está asustado ―la voz de Luna fue un susurro, todo le dolía, pero su cuerpo le pedía a gritos proteger a ese bebe.
―¡Al fin despertaste! ―sintió como esa mujer se acercaba a ella pero sus ojos no se despegaban de aquel bebe que lloraba. El hombre se acercó y Luna sintió como las ataduras de sus manos se aflojaban, miró un momento a Bellatrix y su expresión le dio algo de miedo, la mujer la ignoro y miró al hombre―... dáselo ¡¿a ver si así se calla de una vez?!
El hombre se acercó más a Luna y le extendió él bebe, lo sujetaba como si fuera una bolsa de papas y el pequeño no dejaba de gritar, la rubia rápidamente lo sujetó, le dolían los brazos y estaban todos marcados, por las cuerdas, golpes y cortes, pero eso no le importo. Tomó al bebe y lo pegó a su cuerpo, con cuidado seco las lágrimas que caían por sus mejillas y comenzó a tararear una canción de cuna... él pequeño dejo de llorar, no tenía más de cuatro meses, su cabello era completamente negro, su piel pálida y sus ojos de un azul eléctrico, como los de su padre... los ojos de la rubia volaron al cuerpo de Theo, que la miraba y movía su boca tratando de decirle algo, pero no emitía ningún sonido, lo único que escuchó fue una carcajada estridente y desquiciada de Bellatrix.
―Creo que ya es hora de dejar de jugar con ustedes... ¿Quién primero? ―los brazos de Luna aferraron con más fuerza aquel pequeño cuerpo, al escuchar eso, su respiración se agitó y sus ojos se llenaron de lágrimas―, no te atrevas a decir nada... ustedes me robaron todo... y por eso todos van a pagar ―la mujer apuntó con su varita a Theo, sin despegar sus ojos de Luna. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y sus ojos se centraron en los de Theo.
―No... no... por favor ―sus palabras salían ahogadas por la angustia y las lágrimas...
―¡¡AVADA KEDABRA!! ―leyó un "los amo" en los labios de Theo y al instante un rayo verde impactó sobre él, llevándose la luz que hasta hacia un segundo había en sus ojos. Las lágrimas de la rubia corrían como un rio por sus mejillas... un grito se atoro en su garganta, junto con todo lo que sentía, escuchó un gemido del bebe... bajó la vista a él y noto que algunas de sus lágrimas le había caído en la mejilla, las seco con su temblorosa mano... no necesitaba ver a Bellatrix para saber que la estaba apuntando a ella, como pudo sonrió y murmuró.
―Te amo Lorcan ―el pequeño le sonrió y Luna sintió como se le terminaba de romper el corazón... vio la varita apuntando a su bebe... el rayo verde... y sintió que su bebe ya no se movía―. No... no... NOOOOO...
Su respiración estaba agitada, todo lo que hacía era murmurar "no" una y otra vez... sentía el vacío entre sus brazos, su mano se aferró a lo único que tenía, aquel frasquito con líquido azul. Miró aterrada a su alrededor, aunque en verdad no veía nada, su vista estaba nublada por el terror y las lágrimas, no veía y no escuchaba, su cabeza daba vueltas, y lo único que sabía con seguridad era que lo perdió todo... y sin prestar atención a nada salió con prisa de aquella habitación.
Su mente estaba perdida, veía repetirse una y otra vez aquella escena... no podía dejarlo, su mente se aferraba a aquel cuerpito entre sus brazos... estaba acorralada, algo se rompió, su cuerpo ya no resistía... y de repente sintió unas manos en su rostro, que no eran las suyas, una mirada y una voz que la llamaba.
―Luna... amor... ¿Dónde estás? Vuelve a mí ―conocía esa voz... su mente soltó esa escena... y allí estaban frente a ella esos ojos azul eléctrico, que tanto le gustaban, llenos de luz y preocupación. La rubia lo abrazó escondiendo su rostro, y las lágrimas siguieron cayendo, había una mezcla de sentimientos en su interior, y uno de ellos era felicidad... él seguía allí junto a ella.
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