Alguien sacudía su hombro.

―Theo... despierta ―la voz de Draco... no quería abrir los ojos, quería quedarse en sus recuerdos pues su realidad era una constante pesadilla―. THEO yaaa!!!

El pelinegro frunció el ceño y abrió los ojos, la expresión de Draco era seria.

―Ya me preocupaba haberme pasado con la poción... llevas más de ocho horas durmiendo ―Theo se sentó en el borde de la cama y miró a Draco que caminaba de un lado a otro.

Recordó la noche anterior, la llegada de los carroñeros... traían a rastras a alguien, Draco estaba delante de él y no podía ver bien, pero cuando se acercaron más pudo verla... la conocía tan bien, recordaba cada detalle de su cuerpo, la veía cada noche en sus sueños... era Luna... ¡Su Luna! Apretó la varita en su mano, los iba a atacar, pero de repente no podía controlar su cuerpo... permaneció quieto en su lugar, sintió a Draco a su lado y supo que le había lanzado un imperio.

―Creo que... gracias Draco

―No hay nada que agradecer, tu harías lo mismo por mí ―se detuvo, miró a Theo y sonrío de lado―, la verdad, te lo debía... ya me has salvado muchas veces... y anoche no podías hacer nada por ella, solo los habrían matado a los dos ―Theo miró al piso y llevo sus manos a la nuca.

―¿Cómo está? ―su voz fue casi un susurro.

―Encerrada en el sótano con Ollivander, nada grave, un poco magullada, algunos moretones y cortes, ya sabes que los carroñeros no son lo más delicado que hay ―Theo sentía la ira crecer en su interior.

―Cuando los agarre...

―Bueno, ya... ¿quieres verla? ―la expresión de Theo cambio de inmediato―, no hay nadie en la casa solo mi madre ―antes de que Draco terminara de hablar Theo ya estaba de pie a punto de salir de la habitación, el platinado sonrío y fue tras él―. Recuerda no puedes quedarte mucho.

―Ya lo sé Draco...

―Si mi tía nos encuentra con ella estamos todos muertos.

―Esto es una locura Draco tenemos que irnos. No voy a resistir mucho y tú no puedes estar lanzándome imperios o dándome pociones a cada rato.

―¿Quién diría que el tranquilo y serio Theodore Nott se comportaría tan impulsivamente por una mujer?

―Ella lo vale... ¿acaso Hermione no?

―Saber que si... haría cualquier cosa por ella... sigo aquí por ella.

Llegaron a la entrada del sótano, bajaron las escaleras, Draco lo guiaba por la oscuridad del lugar, se detuvieron ante una puerta de rejas, dentro se distinguía la silueta de dos cuerpos sentados debajo de la poca luz que entraba por una ventana al ras del techo, donde se veía el piso del jardín.

Draco hizo un pequeño corte en su dedo índice y trazó una línea de sangré en la cerradura de la puerta, y esta al instante se abrió.

―Pocos saben que las cosas en la mansión Malfoy funcionan así... básicamente no nos pueden encerrar en nuestra casa ―hizo una seña para que Theo entrara, y sin demora este obedeció, Draco se quedó en la puerta.

Theo entró lentamente, una de las siluetas se puso de pie, él no necesitaba más luz para reconocerla. Ella dio dos pasos hacia adelante, su cabello estaba completamente enmarañado, los moretones oscurecían su rostro, los cortes habían sido curados, pero la sangre seca delataba los lugares donde fueron hechos... él se apresuró hacia ella, quería besarla, abrazarla y mantenerla a su lado... pero ese no sería el día. Se detuvo ante ella, sin saber cómo se contenía, acaricio su rostro y cabello, ella sonrío y él le hablo en un susurro.

―Lo siento tanto amor... no sabía ―ella lo cayo poniendo dos de sus temblorosos y fríos dedos en su boca.

―No es tu culpa amor... no podías hacer nada ―la dulzura en sus ojos era enorme, su sonrisa verdaderamente hermosa, como no amarla, como no desear que sonría siempre.

―¿Estás bien? ―ella asintió sin dejar de sonreír, Theo tomó las manos de ella, que estaban heladas, entre las suyas... le dio un suave beso en los labios, y luego acaricio suavemente los moretones que estaban a la vista. El cuerpo de la rubia realmente estaba helado, la abrazó, ella no dejaba de temblar, se acurruco pegándose más a él, llevaba poca ropa y hacia mucho frio en el lugar―. Draco, necesita ropa, esta helada.

―Lunaria ―dijo acercándose a ellos, y de repente PUFF una elfina estaba ante él.

―¿Llamo el amo? ―preguntó la elfina inclinándose.

―Si, por favor trae algo de ropa más abrigada para la señorita ―al instante la elfina desapareció―, es la elfina de mi madre, no le dirá a nadie.

―Gracias Draco Malfoy ―dijo Luna asomándose entre los brazos de Theo.

―No tienes que agradecer.

―Claro que sí, ayer salvaste a Theo ―Draco la miró como si no supiera de que hablaba― ¿Si tu no lo detuviste ayer? ―volvió a mirar a Theo―... ¿No sé qué lo hizo?... ¿Recuperaste tu sentido común amor? ―agregó con una sonrisa, a lo que Theo frunció el ceño.

―Estas en una celda y... ¿todavía haces bromas? ―besó su frente y sonrío― ¿Cómo no amarte? ―en eso la elfina volvía a aparecer con una camisa y pantalones para Luna.

―Señorita, para usted... la ama dijo que esto estaría bien ―Luna soltó a Theo y tomó las cosas que le ofrecía la elfina. Theo no despegaba sus ojos de Luna, pero lo hizo cuando sintió la mirada insistente de la elfina sobre él, y cuando se fijó en ella no pudo evitar sentirse extraño, su mirada era intensa, y se parecía mucho a Flora, eso lo inquieto.

―Theo será mejor que nos vallamos, antes de que llegue alguien.

―Ok... Luna no te preocupes, no creo que te hagan nada, igual no vamos a estar mucho tiempo más aquí, lo prometo ―dejo un beso en los labios de Luna y una caricia en su rostro.

―Theo cuídate, por favor ―él se inclinó, volvió a besarla, y ambos susurraron un "te amo" luego se alejó con Draco.

Estaban completamente alertas, esa casa se había convertido en un ir y venir de carroñeros y mortifagos, por lo que habían aprendido que no debían hablar demasiado sobre, nada que pudiera comprometerlos, por los pasillos... así que en silencio llegaron a la habitación de Draco.

―Esa elfina me miraba raro ―dijo Theo abriendo la puerta de la habitación.

―¿No la recuerdas Theo? ―la vista de los dos jóvenes voló a la habitación, y se encontraron con una esbelta y todavía bella mujer de pie cerca de la ventana.

―Narcisa...

―Madre... ¿Qué haces en mi habitación? ―preguntó Draco mientras empujaba a Theo hacia adentro, cerró la puerta detrás suyo y realizó los hechizos de protección en la habitación.

―Esperaba que volvieran ―respondió la mujer mirando fijo a Draco― ¿Cómo está la muchacha... le quedo bien la ropa?

―Está bien... y si le quedo, gracias ―respondió Theo mirándola serio.

―¿Sucede algo madre?

―Tu padre volvió algo alterado... mejor no se crucen en su camino ―ambos asintieron. Lucius estaba muy presionado por el señor tenebroso y prefería estar solo, incluso cuando se movía por la casa.

―Disculpa Narcisa, pero a que te referías con lo de si no recordaba a tu elfina.

―Lunaria era la elfina de tu madre... cuando ella murió, tu padre me la dio, porque decía que la criatura te malcriaba... fue tu niñera y compañía de tu madre hasta su muerte...

―Tenía nueve años cuando mi madre murió, y la forma en que murió fue bastante traumatizante, como para recordar a una elfina...

―Bueno, puede que te mirara raro porque te reconoció, hace mucho tiempo que no te ve, pero los elfos nunca olvidan y ella los quería mucho a tu madre y a ti ―Narcissa camino hasta la puerta y antes de salir se detuvo y volvió a mirar a Theo― ¿Cuál es tu relación con esa chica?... no, mejor no me digas... le pedirá a Lunaria que se ocupe de ella... no te preocupes, va a estar bien ―sin decir nada más la mujer salió de la habitación.

Theo conocía a Narcissa desde que tenía memoria, siempre fue amigo de Draco, y ella lo trataba como si fuera un hijo más, pero en verdad nunca se le había cruzado por la cabeza, hasta ese momento, que esta mujer podía saber mucho más de lo que aparentaba, sobre él, y quizás sobre su madre. Y él ya se estaba cansando de no entender y no saber tantas cosas... si Narcissa podía aclararle algo, él haría lo que fuera para que lo haga.