Sentía el cantar de los pájaros, no había nadie a su lado, aunque todavía podía sentir el olor de ese perfume que tanto le gustaba. Entreabrió los ojos y noto la claridad de la habitación, a Luna no le gustaba la idea de cerrar las cortinas, le encantaba poder ver el cielo en todo momento. Esperó un momento hasta acostumbrarse a la claridad, miró a su derecha, solo para confirmar lo que ya sabía, Luna no estaba en la cama, recorrió la habitación con la mirada y sonrío, en verdad le gustaba su casa en Francia, adoraba vacacionar allí, era el lugar perfecto para descansar de su trabajo de medimago, se sentó en la cama y decidió quedarse un rato más allí, se sentía tranquilo, apoyo la cabeza en el respaldo de la cama, miró la foto sobre su mesita de noche y sonrío, eran él y Luna besándose el día de su boda, ya hacía seis años de eso, y la amaba cada día más.

 Escuchó los pasos apresurados que se acercaban a la habitación, la puerta se abrió y entraron corriendo y saltando... y en un segundo ya estaban sobre Theo gritando y sonriendo...

―¡FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ! ―gritaron al unísono antes de darle un fuerte y ruidoso beso en la mejilla, primero Claire y luego Phillip, aunque el saludo de este último no fue tan fuerte como el otro. Una enorme sonrisa se formó en su rostro, sus hijos eran la luz de sus ojos, mellizos, de tan solo cinco años, Claire tenía el cabello rubio y con ondas como su madre, con una sonrisa encantadora y unos ojos preciosos, de un celeste casi imposible de definir, que podía ir del celeste claro, como el de Luna, a un azul eléctrico, como el de Theo, aunque ese tono solo se veía cuando se enojaba, y esto era lo único que compartía con su mellizo, los mismos ojos con las mismas características, pero el cabello de Phillip era negro como el de Theo, a decir verdad se parecía mucho a él de niño.

―Gracias a los dos ―dijo Theo riendo y abrazándolos― ¿y mamá?

―Mamá está en la chimenea de la sala ―respondió Phillip metiéndose en la cama junto a su papá.

―¿En la chimenea?

―Si estaba hablando con los tíos...

―Nooooo ―Claire interrumpió a Phillip y ambos se taparon la boca con las manos, Theo los miró algo extrañado...

―¿Con los tíos... pasó algo? ―su tono fue serio, y ambos niños se miraron.

―No teníamos que decir nada, es una sorpresa ―empezó Claire...

―Los tíos vienen para celebrar tu cumple.

―Phillip... arruinamos la sorpresa ―dijo Claire haciendo puchero, Theo los miró a ambos y sus ojitos eran de un celeste que anunciaba lágrimas.

―Bueno, no se preocupen, va a ser nuestro secreto ¿sí? ―dijo Theo tratando de animarlos, ambos asintieron y le mostraron una sonrisa un poco dudosa, por lo que Theo decidió alegrarlos un poco y comenzó a hacerles cosquillas, las risas de los niños y Theo llenaron la habitación, Claire y Phillip comenzaron a saltar en la cama tratando de evitar las cosquillas y en un momento mientras jugaban Theo sintió que los observaban, levantó su mirada hacia la puerta, y allí estaba el amor de su vida envuelta en una bata de seda, con el cabello suelto y algo revuelto, una sonrisa en sus labios y su mirada soñadora y llena de amor, llevando una bandeja con el desayuno, la dejo a los pies de la cama y se acercó a Theo.

―Feliz cumple amor ―susurró antes de besarlo, Theo la acercó un poco más a él e hizo el beso un poco más largo, y ambos sonrieron sobre los labios del otro al escuchar las risas de sus pequeños. Al separarse Luna miró a los niños― hoy me toco a mi prepararte el desayuno... ¿no le trajeron su regalo a papá? ―no necesito decir más para que ambos comenzaran a correr para salir de la habitación. Los vio salir por la puerta y volvió su mirada a Theo que no dejaba de sonreír― ¿Qué?

―Son igual de ruidosos que tú ―dijo Theo entre risas abrazándola por la cintura y volviendo a acercarla a él.

―Pero no puede vivir sin estos ruidosos, doctor Nott ¿o me equivoco? ―susurró la rubia acercándose a sus labios.

―No sé qué haría si me faltan ellos o tú... ustedes son mi razón de vivir ―dijo en un suspiro antes de besarla, beso que iba haciéndose cada vez más intenso, pero que Theo corto porque ya escuchaba que los niños regresaban.

―Te amo Theodore Nott.

―Yo te amo a ti ―le susurró a Luna mientras sus niños entraban como un torbellino a la habitación, sonrió al verlos, siempre le recordaban las veces que Luna chocaba con él en Hogwarts, era increíble lo que se parecían a Luna de niña, siempre sonriendo, saltando, corriendo, jugando... para Theo eso era prueba de que sus pequeños eran felices y eso lo hacía completamente feliz a él, al fin tenía una familia de verdad y él se había propuesto hacerlos felices mientras viviera, nunca pasarían por ninguna de las cosas terribles que a él le toco vivir.

Claire y Phillip saltaron sobre la cama cada uno con un regalo, Theo abrió primero el de Claire era un libro, un diario, con una pluma y tinta verde, luego abrió el de Phillip era un portarretrato con una foto mágica donde aparecían los cuatro riendo y jugando en el pasto. Theo le agradeció a cada uno con un beso y luego los cuatro desayunaron juntos en la cama.

―¿Mamá y tu regalo para papá? ―preguntó Claire con una sonrisa.

―Yo le daré mi regalo más tarde a papá... ahora los dos a vestirse ―sin más los niños salieron de la habitación, Luna se acercó a Theo y le dio un beso― ahora tú también a bañarte y vestirte que tenemos que salir.

―¿A dónde vamos?

―Sorpresa ―y sin decir más la rubia salió de la habitación.

Theo hizo lo que le pidió, una vez listo se encontró con ella y los mellizos en la sala, tomaron un espejo viejo, un trasladar, y unos instantes después aparecieron en un salón bastante elegante, y al mirar a su alrededor se encontró con sus amigos y aquellos que ya eran más que amigos, su familia, rápidamente se vio rodeado por ellos todos lo saludaban y felicitaban por su cumpleaños.

Draco y Hermione con su hijo Scorpius, un pequeño de seis años idéntico a Draco.

Blaise y Pansy, quien tenía una enorme barriga que ya entraba en los ocho meses y su pequeña de cuatro años Sarah.

Harry y Ginny, con la pequeña Lily de cinco meses en brazos, James de siete años y Albus de tres.

Ron y Lavender con Rose de seis años.

Neville le presento a su nueva novia Sophie, en verdad esta era ya la quinta o sexta, Theo no lo recordaba muy bien, siempre le presentaba a alguien diferente, pero por lo visto el profesor de herbologia no estaba muy interesado en sentar cabeza.

Ellos eran prácticamente su familia, sus hijos los trataban a todos como tíos y por lo tanto los hijos de estos eran como sus primos.

Además de ellos estaban su suegro, Narcissa y Lucius, y muchos otros amigos de Theo, compañeros de trabajo y demás.

Almorzaron y estuvieron hablando de todo un poco toda la tarde, mientras los niños jugaban en los jardines del lugar. Theo tenía la impresión de que Luna lo estaba evitando, era extraño pero estaba casi seguro, desde que habían llegado en un momento se alejó de él y mantenía cierta distancia. La buscaba con la mirada y no la encontraba.

―Es increíble llevas en total diez años con ella, y sigues babeando ―dijo Blaise soltando una risita y haciendo reír a los que estaban en la mesa Theo, Draco Harry y Neville.

―¿Le pasa algo Theo? ―preguntó Neville buscando a la rubia con la mirada.

―Ni idea, pero... no tardo en averiguarlo ―dijo el pelinegro poniéndose de pie.

―Si claaarooo ―soltaron todos al unísono en tono sarcástico y entre risas, mientras Theo se alejaba de la mesa.

Caminó un poco por el salón sin prestar demasiada atención a nadie, hasta que al fin la vio, estaba en uno de los balcones mirando a los niños que jugaban en el jardín. Theo se acercó a ella y la abrazó por la espalda.

―¿Qué haces aquí? Te estaba buscando ―susurró en el oído de la rubia.

―Necesitaba aire ―esa respuesta no lo convencía.

―¿Segura?... ¿estás bien amor? ―preguntó dándola vuelta para verla a los ojos.

―Amor ―suspiró―... tengo algo que contarte... no sabía si hacerlo ahora o más adelante pero bueno... ¿me das tu mano? ―Theo quito una de sus manos de la cintura de Luna y la extendió ante ella, quien sacó algo del bolsillo de su vestido, lo deposito en su mano y la cerro, él la miró algo extrañado, luego abrió la mano y miró lo que ella acababa de darle, era un pequeño frasco que contenía un líquido azul, durante un momento Theo no cambio su expresión, no caía en que era aquello, volvió a mirar a Luna que sonreía y con una de sus manos acariciaba su vientre... y de repente lo comprendió y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro antes de tomar a Luna en sus brazos y besarla.

―Es el mejor regalo que puedes darme ―susurró sobre los labios de Luna antes de darle otro beso― ¿Cuánto tiempo?

―Tres meses amor ―Theo no la dejo continuar y volvió a invadir la boca de la rubia.

―Me haces tan, tan feliz, te amo, te amo, te amo ―y volvieron a fundirse en un beso.

En ambos se notaba la felicidad que sentían, después de todo lo que habían pasado, la vida los compensaba cada día, permitiéndoles estar juntos, disfrutando de sus hijos y ahora con un nuevo bebe en camino. En algún momento sintieron que tenían que pelear con uñas y dientes para poder estar juntos y ser felices y hoy sabían que todo lo que habían vivido había valido la pena, ambos sabían que no cambiarían nada de sus vidas, pues todo lo que vivieron los llevó a amarse de esta manera apasionada, única y eterna.

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Bueno aquí finalmente termina esta historia. Debo confesar que me llevo mucho más tiempo del que esperaba, poder darle fin, hubo varios contratiempos y un estancamiento, pero aquí esta el tan esperado final.

Realmente espero que les haya gustado mi historia, tanto como a mi escribirla, reí, llore, sufrí y maquiné un montón de posibilidades más con estos personajes que tanto quiero, pero de haber seguido esas maquinaciones esta historia no hubiera terminado, jajaja, aunque debo admitir que gracias a ellas puede que exista una segunda parte, no lo sé, lo voy a meditar.

Solo me queda darles las gracias por haber llegado hasta aquí, por haber votado y comentado, muchas muchas gracias a todos.

Saludos Noelia.