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El sueño de Luna - Theo

Solo quedaban unos días de clases, luego tendrían las vacaciones navideñas como todos los años.

Theo ya sabía que pasaría esos días compartiendo "celda" con Draco, y la verdad era que en este momento Theo no tenía idea de que era mejor, si estar casi como un prisionero en una casa o correr de un lugar a otro en ese enorme castillo, tratando de ayudar a los demás, sin que los Carrow los descubran, y haciendo de medimago en la mayoría de las ocasiones, con prácticamente nada más que los hechizos que conocía, y alguno que otro que él había inventado, pues se les estaba haciendo muy difícil conseguir los ingredientes para hacer pociones.

Pero hoy Theo estaba contento había conseguido algo que no creía posible... un permiso para retirarse dos días antes, y lo mejor era que Luna podría ir con él... lo único que deseaba en ese momento era que no se metiera en ningún lio, ella o alguno de sus amigos.

Esa mañana no había escuchado ningún comentario sobre algún suceso extraño, en realidad desde su enfrentamiento con Deán Thomas en la sala de los menesteres no habían hecho tantas estupideces para provocar a los Carrow, solo se dedicaban a defenderse si era necesario, y ayudar a algún que otro estudiante que por algún motivo terminaba en problemas.

Cuándo entró al gran comedor, como era costumbre en estos tiempos reinaba el silencio, todos trataban de concentrarse en lo suyo, solo en la mesa de Slytherin se escuchaban algunas voces y risas, el resto eran murmullos y miradas furtivas. Como siempre lo primero que hizo Theo fue ver a la mesa de Ravenclaw, al lugar que ocupaba Luna, y allí estaba junto a otros dos chicos, él  sabía bien que ella preferiría poder deambular por la mesa de Gryffindor, pero a la nueva dirección no le gustaba mucho eso. Observó a Neville y Ginny que al parecer estaban regañando a Deán. Caminó a su mesa y se sentó junto a sus amigos, sus ojos volvían cada tanto a Luna, se la notaba contenta, como siempre, sin importar lo que pasara nada le robaba la sonrisa a esa chica, pero hoy Theo noto que su mirada estaba algo perdida y se preocupó un poco.

Después del desayuno la mayoría de los alumnos se dirigieron a sus clases, pero Theo fue directo a la entrada del castillo y de allí al bosque prohibido a esperar a su rubia, que llegó casi media hora después... la escuchó llegar, antes de verla, en verdad no era para nada silenciosa, y ¿Cómo serlo? si siempre andaba a los saltos o correteando, unos momentos después la vio acercarse entre los árboles, se escondió detrás de uno y cuando la escuchó más cerca dijo...

―En verdad te gusta hacerme esperar ¿no? ―sonrió al ver que ella dio un pequeño respingo cuando lo escuchó y luego lo miró con el ceño fruncido.

―¡Quieres dejar de hacer eso!

―Lo siento hermosa, es que es muy tentador ―ella sonrío y le dio un suave beso, su rostro estaba frio―, estas helada.

―Tú también... nos vamos, antes de que nos congelemos ―no alcanzo a terminar la frase y Theo ya la tenía entre sus brazos.

―Sujétate ―susurró el pelinegro y en cuanto sintió los brazos de Luna rodearlo y aferrarse... se desapareció.

Aparecieron en un hermoso jardín, y aunque estaba bastante cubierto de nieve, todavía se veía algo del verde de los pinos y arbustos, había una fuente, ahora congelada, con esculturas de hadas, la casa era grande, pero no tanto como la de Francia, Luna giró sobre si y se detuvo mirando hacia el oeste, donde terminaba el jardín, a unos pocos metros había una playa... Luna se quedó un rato viendo como las olas se deshacían en la arena, solo sonreía, aunque su mirada parecía perderse mucho más lejos de donde miraba. Theo la abrazó por detrás, y ella se acurruco pegándose más a él.

―Mejor entramos si en verdad no quieres congelarte ―susurró en su oído, y ella reacciono dando un respingo, por lo visto hoy estaba más distraída que de costumbre.

La casa era mucho más sencilla que la de Francia, tanto en el exterior como en el interior, pero igual que la otra estaba muy bien decorada. Ni bien entraron en la casa sintieron lo cálida que estaba. Theo le había pedido a Flora que preparara todo para su llegada, y por lo visto la elfina había cumplido. Ambos comenzaron a quitarse el exceso de ropa, bufandas, guantes, túnicas y sacos.

Luna se entretuvo un rato mirando todo en la sala, mientras Theo se encargaba de todo lo que se acababan de sacar.

―Theo ¿dónde estamos?

―Estamos en la Bretaña Francesa cerca de Brest... habrás notado que esto se parece mucho a la mansión Delannoy, solo que un poco más sencilla ―Theo miró a Luna con una sonrisa, pero parecía que esta no le estaba prestando atención, se acercó a ella, volvió a abrazarla por detrás y vio lo que la tenía distraída, una fotografía mágica donde estaban su madre y una amiga, llevaban vestidos de gala largos y antifaces haciendo juego con sus respectivos vestidos, posaban y luego giraban entre risas―... la de cabello negro es mi madre, la otra debe de ser una amiga... no sé muchos detalles ―Luna se giró entre los brazos de Theo hasta quedar frente a su pecho donde escondió su rostro mientras lo abrazaba fuerte―. Luna... amor... ¿qué te pasa? ―dijo mientras con una mano acariciaba su cabello y con la otra la apretaba más contra su cuerpo.

―Nada, solo estoy algo cansada... y en verdad deseaba poder estar a solas contigo y abrasarte ―levantó su rostro para verlo, y Theo noto que su sonrisa era algo triste.

―¿En verdad es eso? ―ella asintió y se cubrió la boca al bostezar.

―Si... estos últimos días hemos estado discutiendo bastante con algunos de los chicos, cuidando a algunos de los pequeños en los que decidieron probar algunas pociones, y como si todo eso fuera poco no he estado durmiendo bien, tengo extraños sueños que no recuerdo y... te extraño mucho, casi no puedo estar contigo ―sonrió poniéndose de puntitas para acercar su rostro más al de él... Theo la levantó y la sentó sobre un mueble, para que este a su altura y la besó.

―Lamento escuchar eso... a tus compañeros diles que si te hacen renegar pueden buscarse a alguien más que los cure ―dijo riendo―, yo también te extraño y deseo poder tenerte así pegada a mí, besarte y acariciarte a cada momento ―ambos sonrieron y volvieron a juntar sus labios en un beso intenso, los brazos de Luna rodearon el cuello de Theo, y sus piernas la cintura, las manos de él estaban una en la nuca de ella y la otra en su espalda, apretándola contra su cuerpo, el beso se hacía cada vez más apasionado y pronto Luna dejo de estar sobre el mueble, donde Theo la sentó, para llegar entre sus brazos a una cama.

Las manos de ambos se movían por debajo de la ropa, mientras sus labios comenzaban a robarse gemidos, las manos de Theo comenzaron a despojar a la rubia de su ropa, y su boca fue besando lentamente aquel cuerpo. La rubia clavo sus uñas en la espalda del chico, haciéndolo gemir antes de volver  a apoderarse de su boca, mientras una de las manos de Theo recorría lentamente una de sus piernas, hasta llegar al borde de sus bragas, sus dedos se colaron debajo de la fina, suave y ya húmeda tela, y suavemente introdujo uno de sus dedos en su sexo, haciendo gemir a Luna mientras echaba el cuello hacia atrás, cosa que él aprovecho, lo besó y mordisqueo, mientras movía su dedo en el interior de Luna, haciéndola gemir y estremecerse.

―¿Sabes que me enloqueces? ―susurró sobre su cuello y sonrió al ver que la piel de la chica se erizaba―, nunca he deseado tanto a alguien como a ti ―los ojos celeste de Luna se clavaron en los orbes azul eléctrico de él, su sonrisa y su mirada lo decían todo, ella también lo deseaba.

―Theo me estas volviendo loca, ya no lo resisto ―su voz era un susurro lleno de deseo y lujuria.

―Dime... ¿Qué quieres? ―agregó con una sonrisa maliciosamente.

―¡Theo! ―exclamó Luna con las mejillas rojas, y él seguía con esa sonrisa en el rostro.

―Dime amor ―dijo quitando su mano del ya muy húmedo sexo de la rubia y acercando su boca a uno de sus pezones... la miró de reojo y sonrió, antes de metérselo en la boca, para jugar con él y mordisquearlo, mientras su mano jugaba y tironeaba del otro, arrancando más gemidos de Luna... pronto sus pezones estuvieron duros y ella demasiado excitada.

―Theo... qui... quiero que... me penetres ―su voz salió totalmente entrecortada por la excitación y la tortura que Theo le estaba aplicando.

Eso era lo que él quería escuchar, y no la hizo esperar más, le quito las bragas totalmente mojadas y entró en ella tratando de ser cuidadoso, pero estaba demasiado excitado y no pudo controlarse mucho, sus embestidas eran cada vez más rápidas y fuertes, Luna se estremecía y gemía con cada una de ellas, haciendo que él se excitara cada vez más, lo que se notaba en sus besos llenos de una furiosa y exigente pasión.

Cuando acabaron ambos estaban agitados y exhaustos, Theo se dejó caer a un lado de Luna, para no aplastarla y ella solo lo abrazó y cerró los ojos, mientras él hacía lo mismo... un rato después ambos estaban dormidos.

Theo sintió un temblor y se despertó, Luna a su lado temblaba como una hoja mientras se acurrucaba a él hecha un bollito, toco suavemente su piel y estaba helada, era obvio se habían dormido completamente desnudos y no se habían tapado ni con las sabanas, se estiró y tomó el acolchado que había acabado en el suelo al borde de la cama, y con el tapo a Luna y a él mismo, todo tratando de no moverse demasiado para no despertarla. Una vez tapados volvió su vista a esa hermosa mujer que se acurrucaba a su lado... su sonrisa era preciosa, se preguntó por qué sonreía así y la curiosidad fue más fuerte que él...

"Estaba en el campo frente a la casa de Luna, el pasto era alto pero estaba lleno de flores silvestres, el día era hermoso, no había una nube en el cielo, totalmente celeste. Se escuchaba una risa cantarina, alegre y contagiosa,  de repente las pequeñas flores blancas, que él conocía bien, comenzaron a llover lentamente ―había algo familiar en este sueño― las risas crecían, y al mirar a su alrededor allí estaba... una pequeña de unos cinco o seis años corría, saltaba y giraba entre el pasto y las flores.

Rubia de cabello largo y ondulado, llevaba una corona echa con las pequeñas flores blancas, de ojos celestes como el cielo, delgadita, con un vestido sencillo y descalza... levantaba sus manitos mientras miraba hacia el cielo, como caían las flores, y trataba de atraparlas al girar y saltar.

Cuando atrapó una, miró a su alrededor y se centró en el lugar donde estaba Theo observando ―era imposible... no podía verlo― la niña comenzó a acercarse saltando, él dio unos pasos hacia atrás, y entonces vio que había alguien más en el lugar... un niño delgado y alto, de unos seis o siete años, algo pálido, de cabello negro y mirada esquiva, que vestía ropa oscura.

Cuando la pequeña estuvo a su lado le tendió la mano ofreciéndole la flor, con una gran sonrisa en su rostro, él la miró y tomó la flor... recién en ese momento Theo pudo ver los ojos del niño,  sus ojos eran de un azul eléctrico, como los suyos, y se sorprendió al descubrir que ese niño era él.

―Eres lindo... pero deberías sonreír, seguro tu sonrisa es hermosa ―la voz de la niña era totalmente dulce, y este comentario hizo que el pequeño se sonrojara, cosa totalmente evidente sobre una piel tan pálida, trató de esconder su rostro mirando hacia otro lado... la niña volvió a sonreír y siguió girando como antes, tratando de agarrar flores y él niño solo la miró de reojo."

Theo quería seguir viendo, pero todo comenzó a volverse oscuro y supo que Luna estaba dejando ese sueño, salió de su mente, y la miró, como si en su rostro pudiera encontrar la respuesta a todas las preguntas que se formaban en su mente.

Luna abrió sus ojos con una sonrisa, pero su expresión comenzó a cambiar al ver el rostro de Theo, algo había pasado y ella no sabía que era.

―¿Pasa algo Theo?

―No lo sé... ¿estabas soñando? ―su tono era suave, pero en sus ojos se notaba la urgencia de una respuesta.

―Creo que sí, no sé, nunca recuerdo mis sueños.

―¿Cómo que crees que si?

―Siii... no lo recuerdo pero... si, sé que he soñado con algo bueno, porque me siento feliz y... completa... me suele pasar bastante a menudo... mi padre dice que es porque soñamos con alguien a quien amamos, a él le pasa cuando sueña con mi mamá... me gustaría recordar mis sueños ―dijo encogiéndose de hombros, la expresión de Theo cambio completamente ya no estaba serio, aunque tampoco sonreía, sabía que Luna no le mentía, era realmente bueno para detectar las mentiras, y los ojos cristalinos de Luna lo ayudaban en eso. Esbozó una sonrisa para tranquilizar a la rubia, sabía que ya debería de estar preocupándose por su expresión.

―Perdóname... la verdad que mis sueños no son muy buenos, y sentía curiosidad por los tuyos ―trató de explicarse, ella solo sonrió.

―¿Seguro que es eso? ―Theo la acerco más a su cuerpo.

―Seguro ―susurró sobre sus labios antes de besarla. Ella también lo rodeo con sus brazos y sonrío―... te hago una pregunta...

―Dos ―soltó la rubia con una risita, y él también rio.

―¿Será posible que nos conociéramos desde antes de Hogwarts? ―la rubia lo miró extrañada.

―No lo sé... no que yo recuerde... ¿quizás de otra vida? ―Theo volvió a reír y le quitó importancia al asunto con un beso.

Algo pasaba aquí... ya lo descubriría, pero no sería hoy ni mañana, ese tiempo era solo para él y Luna, y lo disfrutaría todo lo posible.

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