El escape II - Luna
La mente de Luna seguía algo perdida. En lo único que pensaba era en que Theo no hiciera nada que lo pusiera en peligro, y algo le decía que le debía un gracias a Draco.
La tiraron en un lugar húmedo y frio, le quitaron las ataduras desde la puerta y cerraron con un fuerte golpe, el cuerpo le dolía, intento levantarse, pero no pudo hacer más que sentarse en ese húmedo, frio y oscuro lugar... escuchó movimiento en uno de los rincones, aguzo el oído y descubrió de dónde provenía, trató de distinguir algo, parecía que allí había una persona, pero no estaba segura si era así o solo era su imaginación.
―¿Estás bien muchacha? ―la voz sonó débil y cansada, Luna forzó un poco más sus ojos que ya se habían adaptado a la oscuridad, y si noto una silueta.
―Si solo un poco aturdida... ¿Quién es usted? ―con un poco de esfuerzo la rubia se puso de pie y se acercó a la silueta.
―Ollivander ―apenas se distinguía la silueta del hombre, que por lo que se escuchaba debía de estar sobre un enclenque catre.
Luna y el anciano pasaron un buen rato hablando, hasta que el cansancio la venció, el cuerpo de la rubia se acurruco a la pequeña y desgastada manta que Ollivander la obligo a aceptar, después de la insistencia de la chica para que él se quedara en el único catre que había en ese lugar, alegando que al ser más joven ella podía dormir en el piso. El cansancio hizo que se durmiera, pero las pesadillas que la acosaron esa noche no le permitieron descansar... vio a Theo morir por la varita de Bellatrix, corría en la celda hacia ella ambos recibían un hechizo que les quitaba la vida sin que pudieran tocarse... esas y otras fueron las imágenes que la visitaron esa noche... pero al despertar ya no las recordaba, sentía todo el dolor en su cuerpo y esa sensación horrible que le decía que había tenido pesadillas, pero no pudo evitar suspirar de alivio al despertar, pues si no lo recordaba no se haría realidad.
El frio no cesaba y se seguía sintiendo fatal, quizás su padre si tenía razón y le pasaba algo más. Descubrió que había unos pequeños tragaluces pegados al techo que daban al piso de los jardines, la luz que entraba por ellos era muy poca, pero les permitía verse, y hacer algo para tratar de curar sus heridas, Ollivander tenía unos cuantos golpes, pero estaba bien en comparación con el corte en el brazo de la rubia, que no sangraba, pero si dolía.
Un CRACK llamó su atención y sus ojos se encontraron con un elfo doméstico, de ojos dorados, que llevaba un mandil con el emblema de los Malfoy y una bandeja con algo de comida, que se acercó a ellos y dejo la bandeja en el piso junto a la rubia. Los ojos dorados de la criatura se centraron en ella durante un momento, metió su pequeña mano en el mandil y sacó un frasquito que abrió y derramo sobre la herida de Luna, la cual se cerró al momento, la chica le sonrió a la criatura y esta le devolvió la sonrisa, entonces Luna noto que era una elfina, y sin más la criatura desapareció.
Cuando Theo apareció en ese lugar el corazón de Luna quería salirse de su pecho, estaba completamente feliz de que su amor estuviera bien, aunque no le gustaba nada verlo así de preocupado... su cuerpo no quería abandonar esos brazos, pero sabía que no era el momento, si lo descubrían allí, terminarían muertos, le regalo la mejor sonrisa que pudo para que él pudiera irse sabiendo que ella dentro de lo que se podía, estaba bien. Una vez que Theo y Draco se fueron, cuando ya no se escuchaban sus pasos, los brazos de la rubia se cerraron abrazándose a sí misma, quería retener el calor de Theo en su cuerpo, que comenzaba a invadirse por la angustia, sintió las lágrimas caer por sus mejillas y casi sin darse cuenta su cuerpo termino agachado, hecho un bollito.
Los días pasaban y la única visita que recibían era la elfina que les llevaba la comida, la mirada de la criatura y su sonrisa inquietaba un poco a Luna.
"Sentía como una pequeña mano se sujetaba a uno de sus dedos, él bebe que tenía en brazos era pequeño y con el cabello completamente negro, una enorme sonrisa se formó en el rostro de Luna al verlo bostezar... pero de repente él bebe desapareció de sus brazos y una sensación de vacío se extendió por su cuerpo."
Luna despertó con la sensación de vacío en su interior, aquella imagen seguía latente en su mente, y no podía comprenderla, no era como todas sus visiones, era mucho más confusa, y esa sensación no se iba de ella, era como si algo importante le faltara, seguía en el piso de aquella celda, la elfina le había llevado un colchón y algunas mantas, se acurruco entre ellas y trató de descifrar aquel sueño... ¿era una visión o solo un sueño?
El tiempo pasaba muy lentamente en aquel lugar y el ánimo de Luna no era muy bueno, no dejaba de sentirse mal y esa extraña sensación de vacío en su pecho no se iba. Cada tanto se escuchaban los gritos de algún prisionero, cuando eran arrastrados a la sala, y hacía dos días habían llevado a un duende que ahora compartía la celda con ellos, la criatura era bastante malhumorada, por lo que la rubia solo se mantenía cerca de Ollivander, algo en aquel ser le daba mala espina, tenía un aura casi maligna. No había vuelto a ver a Theo, ya habían pasado cinco días, La elfina estaba muy pendiente de ella, seguramente por pedido de él, y su sonrisa la seguía perturbando.
Ese día había sido como todos los anteriores, en aquella celda, frio y oscuro, la verdad que desde allí no se escuchaba casi nada del exterior, a menos que Bellatrix gritara como desquiciada, así como tampoco se veía nada por aquella pequeña ventana.
Aquel día había transcurrido como cualquier otro, hasta que escucharon el ruido de la puerta que daba la entrada al sótano, luego el murmullo de alguien hablando y a varias personas bajando las escaleras. La puerta de la celda se abrió y al instante empujaron dos cuerpos hacia adentro, no sabía quiénes podrían ser, la puerta se cerró y al instante se escuchó un largo y desgarrador grito proveniente del piso superior... la sangre de la rubia se congelo, conocía esa voz, al igual que las que escucho instantes después.
―¡¡Hermione!! ¡¡Hermione!!
―¡Cállate! ¡Cállate, Ron! Tenemos que encontrar la forma de salir de...
―¡¡Hermione!! ¡¡Hermione!!
―Necesitamos un plan, deja de gritar. Tenemos que librarnos de estas cuerdas ―sabía perfectamente de quienes eran esas voces...
―¿Harry?... ¿Ron, son ustedes? ―susurró mientras se acercaba a ellos entre la oscuridad, los dos chicos se callaron―. Eh ¿son Harry y Ron?
―¿Luna, Luna eres tú?
―¡Si, soy yo! ¡Oh, no! ¡Confiaba en que no los capturarían!
―¿Puedes ayudarnos a soltar estas cuerdas luna?
―Sí, claro, supongo que sí ―Luna se acercó más a ellos y los ayudo a ponerse de pie, entonces escucharon otro grito de Hermione y al instante Ron volvió a gritar.
―¡¡Hermione!! ¡¡Hermione!!
―¡Ron basta! ―lo retó Harry mientras la rubia lo desataba. Los gritos se seguían escuchando intercalados entre Hermione y Bellatrix. Volvieron a oírse pasos presurosos bajando las escaleras y al instante la rubia se giró hacia el duende y lo miró suplicante.
―¡Por favor, dile que es falsa! ―al instante la puerta se abrió y un carroñero entró por ella y se llevó al duende a los empujones. Se volvió a escuchar un grito de Hermione.
―Rayos tenemos que salir de aquí y ayudarla ―dijo Harry acercándose a la ventanilla de la puerta.
―Necesitaremos una varita ―dijo Ron algo inquieto mientras la rubia terminaba de desatarlo.
―Alguien se acerca... rápido Ron prepárate para atacarlo ―susurró Harry acercándose a ellos. Rápidamente Luna se alejó y los dos jóvenes se ubicaron a los lados de la puerta para atacar a quien fuera que entrara.
La puerta se abrió y la poca luz que se filtraba no les permitía ver demasiado, era solo un hombre, dio un paso hacia adentro y al instante Harry y Ron saltaron sobre él, quedando los tres en el piso, con los dos últimos aplastando a quien entró.
―Idiotas ―Luna conocía más que bien esa voz, hacia días que no la escuchaba.
―¡THEO! ¡Déjenlo! ―los dos chicos obedecieron y el pelinegro los miró feo como solo él podía hacerlo y rápidamente abrazó a luna― ¿Estás bien? ―pudo soltar antes de que Theo se apoderara de su boca... de repente el cuerpo de la rubia, estaba bien, nada le dolía, el vacío de su interior se había esfumado... todo su ser sabía que entre aquellos brazos todo estaría bien.
―¿Luna? ―dijeron al unísono Harry y Ron, sin poder quitar la sorpresa de sus rostros, y eso hizo que Theo soltara sus labios.
―Estoy bien... hoy se van ―dijo pasando sus ojos por ella y luego por Ollivander, miró a los chicos y le tendió su varita a Harry―, úsala, cuando salgan de aquí se la das a Luna, Draco los ayudara, y se va con ustedes ―sus rostros le decían que no entendían que rayos pasaba, volvió a ver a Luna―, amor estoy seguro que te va a servir bien hasta que pueda devolverte tu varita, es lo mejor que puedo hacer por ti ahora...
―Theo... pero tú ―él puso uno de sus dedos sobre los labios de la chica...
―Nada... no importa voy a estar bien... ahora por favor, por favor cuídate...
Entonces un CRACK inundo la habitación y al mirar se encontraron con un elfo domestico al que la rubia no conocía, la criatura miró a Theo y los demás.
―¿Harry Potter, está bien?
―Si Dobby... ¿Qué haces aquí?
―El joven Draco me pidió que le hiciera un favor ―respondió la criatura antes de centrarse en Theo― Señor Nott, ¿Cómo lo ayudo?...
―Llévate a Luna y Ollivander a un sitio seguro y luego vuelve por los demás, estarán en la sala ―esas palabras despertaron algo de miedo en Luna, ¿Por qué no dijo vuelve por nosotros? En eso se escuchó un fuerte grito desde arriba― ¡Ahora Dobby! ―urgió a la criatura antes de dejar un rápido beso en los labios de Luna― ¡Cuídate! ―y antes de que ella pudiera decir algo el elfo ya había sujetado su mano y la de Ollivander y desaparecía con ellos. Luna sintió como si algo tirara de ella, pero su cuerpo no quería irse, no quería abandonar a Theo en aquel lugar, pero lo que jalaba de ella era mucho más fuerte, al punto que la hizo gritar... abrió sus ojos y podía ver el cielo donde comenzaban a asomar los primeros rayos del sol, ya habían llegado, pero aquel tirón y dolor permanecían, tan fuertes que gemidos, gritos y lágrimas se escapaban de ella.
Sintió que alguien la levantaba en brazos y al mirar se encontró con un hombre pelirrojo que tenía una cicatriz que le atravesaba el rostro, lo conocía, estaba segura de ello, pero su mente comenzó a dejarla, todo se volvió oscuro y ya no sintió nada.
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