¿Cómo viajamos? - Luna
¿Sera posible que éste embarazada?
Aquella pregunta no abandono la mente de Luna, por el contrario, muchas otras se sumaron a ella.
Esa noche solo durmió por todas las pociones que le habían dado para el dolor.
Por la mañana el dolor la despertó. Al abrir los ojos se encontró con Harry sentado a un lado de su cama.
―Buen día Luna... ¿Duele? Herms te manda esto ―dijo dándole una poción.
―Hola Harry ―dijo la rubia antes de empinarse el frasquito, el líquido era algo amargo, pero sabía que en unos minutos calmaría su dolor― ¿Sucede algo Harry?
―Me gustaría que tú me digas... ¿Por qué acepte el plan de Draco?
―¿Cómo puedo saberlo? Yo solo dije lo que me parecía, nada más.
―Luna... todo lo que sé es que hoy estamos aquí gracias a Malfoy y Nott... y no puedo terminar de comprender porque ellos quieren ayudarnos.
―Harry... sabes que aceptaste porque Draco quiere a Herms, y será lo que quieras pero se preocupa y cuida a quienes le importan y Theo es igual...
―¿Quieres decirme porque cuando tú me dices las cosas no dudo tanto de ellas? ―dijo dándole una sonrisa a la rubia.
―Ahh eso es mi magia especial ―dijo con una sonrisa antes de que una expresión de dolor atravesara su rostro―... no lo sé Harry, ¡¿quizás porque no tengo necesidad de mentirle ni a ti ni a nadie?! ―el chico le devolvió la sonrisa y siguió hablando un rato más con ella, contándose mutuamente todo lo que habían pasado.
Después de un buen rato escucharon que golpeaban la puerta y esta se abrió lentamente. Hermione y Draco entraron y se acercaron. La sonrisa de Luna se amplió al ver al rubio, sabía que se había ido a ver a Theo, él la miró y le devolvió la sonrisa antes de hablar.
―Buen día... y antes de que preguntes... Theo está bien, solo algo cansado con todo lo que ha pasado, le invente algo, no sé si lo creyó, pero lo intente... y mando esto ―dijo sacando un frasquito con un líquido azul en su interior―, para nuestro herido.
―Le dijiste la verdad...
―No, solo le dije que el com... pelirrojo estaba bastante herido ―trató de defenderse el rubio.
―Draco, no fue una pregunta, sé que le dijiste la verdad... y creo que debo agradecerte que evitaras que venga ―dijo con una sonrisa.
―Rayos rubia... a veces das miedo... dame el brazo, sino sí voy a estar en problemas con Nott.
Draco quitó las vendas que cubrían la horrible herida, y coloco unas cuantas gotas de aquel líquido azul... la rubia se retorció en su lugar de dolor y unos cuantos grititos, gemidos y lágrimas se escaparon de ella, mientras las heridas comenzaban a cerrarse muy lentamente... rápidamente los chicos y Herms se abalanzaron sobre ella para sujetarla.
―Lo siento Luna, pero esto va a tardar bastante ―y repentinamente dejo de escuchar la voz de Draco, su respiración estaba agitada, el dolor era enorme y perdió la consciencia...
Sentía en viento golpear contra su cuerpo, se inclinó más hacia adelante para protegerse un poco con el cuerpo del animal que la llevaba, la piel era suave y oscura, al mirar hacia los lados se encontró con unas enormes alas extendidas, viajaba en un thestral. Miró con más detenimiento a su alrededor y noto que había más thestrals que llevaban a sus amigos Harry, Herms y Draco, este último iba a la cabeza.
De repente los animales comenzaron a descender, pudo ver un viñedo debajo y aquel camino rodeado de árboles que conducía a esa enorme reja decorada con una llamativa "D", la felicidad invadió su cuerpo solo por pensar en la primera vez que estuvo allí.
Draco dijo algo, pero ella no llego a escucharlo, y segundos después los thestrals tocaron el suelo...
El dolor volvió a despertarla, seguía en aquella cama y al instante se encontró con ese rubio de ojos grises, sentado en una silla a un lado de su cama, que sin perder tiempo se acercó a ella.
―Hola rubia... ¿Cómo te sientes? ―una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Luna.
―Hola rubio... todavía duele un poco.
―En verdad lo siento, soy un idiota... después de que lo use y te desmayaste me di cuenta que poción era ―se notaba en esos ojos grises que en verdad lo lamentaba.
―No te preocupes... ¿y cómo va?
―Bien, ya está casi totalmente cerrada ―Luna miró su brazo izquierdo, era verdad ya solo quedaba un fragmento muy pequeño por cerrar, pero noto que su brazo tenia depresiones en algunos sectores, como si algo faltara debajo de la piel, y por lo visto su expresión le dijo todo a Draco que se adelantó a su pregunta―, faltan fragmentos de músculos, todo es por el desprendimiento que sufriste, pero no te preocupes la poción también se ocupara de regenerar eso, solo que va a tardar un poco más... puede que en tres o cuatro días estés completamente bien, aunque no es recomendable que te desaparezcas por algún tiempo.
Después de decirle todo esto y unas cuantas cosas más referentes a Theo, Draco volvió a dejarla sola con sus pensamientos. Luna quería preguntarle, ¿cómo le parecía que podría reaccionar Theo ante la posibilidad de convertirse en padre? Pero finalmente no lo hizo, y esa siguió siendo otra de las tantas preguntas que inundaban su mente respecto de ese tema. La idea de hablarlo con Draco o con cualquiera de sus amigos surgía a cada instante, pero así como aparecía la descartaba... primero debía estar segura ella y el siguiente en saberlo debía ser Theo.
El tema en los siguientes días fue el plan, debían ahondar en él, desarrollarlo muy bien, y pronto, por lo que debían ir a ayudar a Theo, después de todo, él era quien tenía todos los libros donde podían llegar a encontrar aquella información. Lo primero que hizo la rubia fue plantarse ante todos haciéndoles saber que no se irían de allí sin ella, cosa que genero más de una discusión, pero de alguna extraña forma todos fueron ignorando y olvidando sus argumentos y terminaron apoyando a la chica. Y después de casi un día y medio de discusión todos habían aceptado que debían llevarla con ellos, aunque esto les planteaba el nuevo problema... cómo ir, Luna todavía no podía desaparecerse.
―Luna ¿Por qué no lo piensas mejor? ―dijo Harry pasándose la mano por el cabello.
―Todos queremos que vallas pero no puedes desaparecerte todavía, y viajar en escoba dejo de ser una opción ―el tono de Ron demostraba que ya estaba realmente cansado del tema, y sus ojos buscaron ayuda en la castaña, que se encontraba junto al rubio.
―Y los transportes muggles tampoco son recomendables... a demás debemos ir a Francia...
―Rubia con esta actitud no nos ayudas ni a nosotros ni a Theo ―dijo Draco con su mirada fría y seria.
―Ya sé todo eso, pero si me dejan hablar les puedo decir cómo llegar...
―¡Los narggles no nos van a llevar! ―soltó Ron lleno de sarcasmo y enojo. Por lo general ese tipo de palabras no le afectaban en lo más mínimo, pero había descubierto que en esos días cualquier cosa podía afectar su animó, y antes de que pudiera darse cuenta sus ojos estaban acuosos y brillantes, algo que anunciaba lágrimas de un momento a otro, su mente busco palabras para seguir...
―Sí que eres un idiota ―la voz de Draco sonó en la habitación, y al instante los dos estaban de pie, mirándose con odio, y antes de que hicieran nada Harry y Herms se interpusieron entre ellos.
―Más idiota eres tú.
―BASTA LOS DOS ―gritó una Herms bastante alterada tratando de contener a Draco.
―Ron, basta...
―Harry, pero él...
―NADA... basta.
Luna sintió las lágrimas caer por sus mejillas, y una sensación de dolor se apodero de ella...
Y, de repente ya no estaba en aquella sala, estaba en un castillo... Hogwarts...Theo subía por una escalera salpicada por escombros, su aspecto era terrible, estaba más que sucio, su cabello enmarañado y con unos cuantos rastros de sangre en su piel y ropa, la expresión de su pelinegro la preocupó, era como si tuviera miedo de algo, ya estaba muy cerca de ella y extendió su mano, que parecía ser lo único limpio en él, ella también extendió su mano, ya estaban a nada de sujetarse... cuando vio un destello de luz que impactó de lleno en el pecho de Theo, el cuerpo del chico fue impulsado hacia atrás, y cayó en el piso al pie de la escalera.
―Luna... Luna... ¿estás bien? ―escuchó la voz de Hermione y sintió que la sujetaba del hombro derecho. Abrió los ojos y se encontró a centímetros del suelo, agachada, hecha un bollito. Levantó la vista y se encontró con los rostros preocupados de Herms, Draco y Harry, trató de sonreír para tranquilizarlos, pero la imagen de Theo tirado al pie de la escalera, seguía presente en su mente y no se lo permitió.
―Estoy bien ―susurró como pudo, pero era más que obvio que no le creyeron.
―Herms, si la comadreja va con nosotros y Theo se entera de esto, puedes despedirte definitivamente de él ―la voz de Draco fue seria y no hubo ni un atisbo de sonrisa, para que lo tomaran en serio, y algo en el interior le dijo a Luna que el rubio tenía mucha razón.
―Luna ¿en verdad estas bien? ―insistió la castaña, quitándole algo de importancia a lo que Draco acababa de decir. Y Luna sabía que si no le daba alguna respuesta que pudiera creer no la dejaría en paz.
―No me siento del todo bien... creo que tengo que volver a descansar ―dijo poniéndose de pie y encaminándose a su habitación.
Una vez en la habitación noto la presencia de Draco detrás de ella.
―No te voy a preguntar que te pasó... pero te tengo que dar esta poción ―dijo mientras se acercaba a la rubia, que estaba a un lado de la cama, mostrándole un frasco.
―¿Por qué tengo que tomar eso?
―Para que no te duela tanto... además le dije a Theo que te iba a cuidar como si fuera él.
―¿No te parece que exageraste con Ron? ―dijo Luna antes de tomarse la poción y hacer cara fea, en verdad no sabía para nada bien.
―Sabes que Theo le habría lanzado un hechizo ni bien hubiera visto tus ojos ―Luna sonrió algo resignada, porque en el fondo sabía que Draco tenía razón.
―¿En qué transporte pensaste?
―Thestrals ―una sonrisa apareció en el rostro del rubio, antes de que saliera de la habitación y eso le dijo a Luna que la idea la agradaba.
Los días siguientes pasaron bastante rápido y tranquilos. Ron parecía mucho más tranquilo, ya no buscaba pelear a cada instante con Draco. Harry y el rubio se habían ido, por lo que Luna sabia les agradó la idea de los thestrals, y ahora estaban buscando a algunos.
Una vez que tuvieron a las criaturas mágicas se prepararon para partir, Ron no iría con ellos, habían decidido que de ser necesario lo buscarían, por la mente de Luna volvió a pasar la advertencia que Draco le hizo a Herms.
El viaje fue tranquilo, con algo de viento más fuerte al llegar a Francia, y de repente lluvia, el cielo era de un gris horrible, el agua caía incesante sobre ellos, y después de un rato, los thestrals descendieron y aterrizaron en el camino que daba a la reja de la mansión Delannoy.
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