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Cansada - Luna

Después de ese día llegaron a un acuerdo, y terminaron de elaborar el plan, el cual quedo abierto a modificaciones de ser necesario.

Tres días después llegaron a la mansión Blaise, Neville, Ron y Pansy, acompañados por Theo y Draco. No contaron demasiado, pero de alguna forma lograron sacar a los dos Sly y al Gryffindor de Hogwarts. Ni bien llegaron les explicaron el plan, como iba lo del hechizo y cuál sería el papel de cada uno en esto. Todos aceptaron lo que se les dijo, al instante y ese mismo día, las chicas, comenzaron a estudiar el hechizo.

El inicio de este proceso era algo aburrido para las chicas, pues los muchachos comenzaron a aprender, de mano de los tres Slytherin, movimientos de defensa y ataque cuerpo a cuerpo y algún que otro hechizo, de dudosa procedencia, según Hermione.

Los días siguientes fueron prácticas constantes en el patio. El humor de la rubia no era de lo mejor, cada vez que hablaba sobre el plan, terminaba discutiendo con Theo y alguno de los dos se alejaba mal humorado hasta que se le pasara, y el que todos estuvieran tan pendientes de ella no ayudaba, aquella visión seguía apareciendo en sus sueños y eso le molestaba mucho, nunca una visión había sido tan persistente.

Ese día Luna se despertó a las cuatro de la mañana, las lágrimas mojaban su rostro, sentía el cuerpo de Theo cerca del suyo y una mano apoyada sobre su cintura, no lo había notado cuando se acostó. Secó sus lágrimas y se quedó quieta, tratando de volver a dormir, pero después de un buen rato se dio por vencida, salió de la cama tratando de no despertar al pelinegro, sabía que debía estar muy cansado, había entrenado con los chicos todo el día y seguramente se acostó muy tarde, probablemente una o dos horas después que ella. Lo vio removerse en la cama y suspiro aliviado al notar que seguía durmiendo, encontró un sweater de Theo a los pies de la cama y se lo puso sobre el pijama. Salió de la habitación tratando de no hacer ruido, y se encamino a la cocina, quería un cupcake de chocolate, en verdad desde antes de irse a dormir que quería uno. Desde hacía unos días había descubierto que esos pequeños pastelillos la tranquilizaban un poco y mejoraban su humor.

En la cocina no había nadie, solo el fuego en la chimenea que estaba a punto de morir, encendió algunas velas y avivo el fuego antes de comenzar a buscar un cupcake por toda la cocina. Después de un buen rato dejo de buscar, ya había revisado en cada lugar donde podía haber alguno, y nada, por lo que decidió hacerlos ella misma, tomo todo lo que precisaba y comenzó a preparar la masa... después de casi media hora la masa estaba lista para ponerla en los moldes, en eso escucha un ruido y al mirar se encontró con Neville parado en la puerta mirándola algo extrañado.

―Hola Luna... ¿pasó un huracán por la cocina? ―dijo con una sonrisa pícara señalando el lio que la rubia había hecho, la enorme mesa estaba repleta de cosas, había harina desparramada por todos lados y ella misma estaba cubierta de harina y chocolate.

―Hola Neville, ¿Qué haces levantado a esta hora?

―No podía dormir ―dijo mientras se acercaba a la rubia y se fijaba en la enorme cantidad de masa que había preparado― ¿Qué estás haciendo?

―Tampoco podía dormir y me dieron muchas ganas de un cupcake de chocolate ―dijo mientras comenzaba a poner la masa en los moldes.

―Mmm... no te parece que es demasiada masa para un cupcake ―señaló el muchacho tomando un poco de masa con un dedo y llevándoselo a la boca, para luego hacer un gesto aprobatorio.

―Mmm... puede ser, no soy muy buena para las proporciones ―dijo mientras llenaba hasta el tope algunos de los moldes.

―Luna si pones tanta masa se va a salir del molde al cocinarlo ―dijo Neville tomando una cuchara y comenzando a sacarle algo de masa a los moldes. Luna se movió dejándole el lugar al pelinegro para que terminara lo que ella había comenzado, se limpió un poco el rostro con una servilleta y se sentó en el borde de la mesa, donde no había nada, bajando las mangas del sweater y escondiendo las manos en ellas.

―Nev... ¿crees que todos estén bien en Hogwarts?

―Estoy seguro que todos están bien, recuerda que Ginny está con ellos, y si alguno se manda alguna estupidez ella los colgara antes que los Carrow ―dijo tratando de sonreír sin dejar de rellenar los moldes.

―Sí, tienes razón ―dijo la rubia entre risas, que se detuvieron al ver como de repente cambiaba la expresión del pelinegro, al dejar de escuchar las risas de Luna, Neville se fijó en ella y pudo leer la pregunta en su rostro.

―Lo que realmente me preocupa es otra cosa ―Luna espero que continuara pero Neville no lo hizo...

―Sabes que puedes decirme Nev ―el muchacho suspiró y llevó la bandeja al horno, bajo la atenta mirada de la rubia.

―Bien... suponiendo que todo va bien y conseguimos que el señor tenebroso entre en el círculo, que sangre, o lo que sea ―dijo volviendo a la mesa para seguir rellenando moldes―, creo que a este plan todavía le falta algo... nada nos asegura que se quede allí esperando a que terminen el hechizo... ¿crees que no se dará cuenta que planeamos algo? ―la rubia bajo la mirada un momento y suspiró.

―No lo sé... espero que no... porque si no lo derrotamos me voy a volver loca, ya no lo soporto ―la última frase fue un susurro, a su mente volvió la imagen de aquella visión y un suspiro lleno de dolor se escapó de ella, cosa que el pelinegro noto.

―Ahh, no te preocupes, solo tenemos que hablarlo con los chicos y ver qué podemos hacer... no creo que Theo lo deje así como así ―dijo tratando de tranquilizarla, no quería ser él quien le diera un motivo de preocupación, los ojos de la rubia comenzaron a llenarse de lágrimas, y Neville ya no se aguantó, pues desde que llego había notado que a su amiga le pasaba algo― ¿Looney me vas a decir que sucede? Entiendo que estés embarazada y de ahí tus cambios de ánimo... pero yo no me trago que no haya nada más detrás ―al ver los ojos de Neville, allí estaba esa mirada de hermano reprochador, que ya había visto en varias ocasiones. Sabía que podía confiar en él.

Comenzó a contarle, él ya sabía de las brujas de la luna y sus habilidades, así como que Luna era una de ellas, por lo que le conto algunos detalles que él no sabía y le relato su visión, en verdad ya se le estaba haciendo difícil cargar con eso sola, y no quería contárselo a Theo, pues solo hubiera sido para preocuparlo. Neville la escucho y le recordó que en él tenía alguien con quien podía contar cuando lo necesitara.

Entre cocinar y charlar se pasaron casi una hora en aquella cocina. Los cupcakes ya estaban listos, y la rubia se negó a esperar para comer uno.

―Creo que vamos a tener cupcakes durante unos cuantos días ―dijo Neville con una sonrisa mirando todos los que había en la bandeja que había dejado sobre la mesa, antes de que un sonoro CRAC llamara la atención de ambos.

Al mirar se encontraron con el elfo y la elfina de la casa. El elfo los miró con evidente mal humor y la elfina con algo de sorpresa, pero sin decir nada más que «buenos días ama y señor», ambos se abocaron a sus labores preparando las cosas para el desayuno. Neville miró a Luna con una sonrisa de lado.

―¡¿Ama?! ―pregunto sin quitar aquella sonrisa, con lo que la rubia no pudo evitar soltar una risita.

―Suena algo raro, lo sé, pero Theo así lo quiso.

―Hablando de Theo, tal vez deberías volver con él, seguro le da algo si despierta y no estas... se lo nota algo nervioso, preocupado y molesto estos días.

―Sobretodo molesto, lo sé ―dijo con un suspiro―... es mi culpa... Flora en el horno hay otra bandeja con cupcakes ―la elfina asintió y Luna ya no le prestó atención, tomo otro cupcake, de los que Neville había dejado sobe la mesa, y se alejó hacia la puerta― nos vemos Nev, gracias por la ayuda ―y sin más salió de la cocina.

Abrió la puerta de la habitación sin hacer ruido, se quitó el sweater, le dio una mordida al cupcake y se metió en la cama, donde Theo se estaba moviendo bastante, por lo visto volvía a tener pesadillas. Luna le acaricio la mejilla, tratando de tranquilizarlo, eso generalmente funcionaba, y el pelinegro abrió los ojos algo sobresaltado.

―¿Estás bien amor?

―Si... perdón, ¿te desperté? ―dijo este abrazándola y dándole un beso en la frente.

―En realidad no.

―Luna ¿Por qué tienes harina en la frente? ―preguntó con una mirada algo extrañada antes de pasarle la mano por la frente para sacarle lo que le quedaba de harina.

―Emmm... ¿cupcake de chocolate? ―dijo ofreciéndole lo que le quedaba del pastelillo que estaba comiendo. Theo sonrió y le dio una mordida al cupcake.

―Mmm muy bueno... y esta tibio.

―Gracias ―dijo con una enorme sonrisa la rubia―, por ser la primera vez que los hago me salieron bien ―Theo la miró y frunció el ceño.

―Un momento, ¿tú los hiciste... cuándo?

―Hace un rato...

―Luna sabes que tienes que descansar, las cuatro o cinco de la mañana no son horas para levantarse a cocinar ―la interrumpió con un tono serio.

―Theo ―dudo un momento, en verdad no sabía bien que decirle―, solo no podía dormir, en verdad tengo muchas cosas dando vueltas en mi cabeza... sobre todo del plan...

―Luna no ―dijo Theo en un tono tajante, separándose un poco de ella―, no quiero escuchar nada más sobre eso...

―Pero Theo...

―¡Pero nada! ―el pelinegro la miró serio y salió de la cama― ¡¿Por qué no podemos tener un momento sin discutir ese tema?!

―Theo ¡por favor! ―dijo Luna sentándose en la cama y mirando al pelinegro que comenzaba a caminar por la habitación.

―No... no... no voy a discutir más esto contigo, estoy cansado... ya tengo suficiente de esto, no quiero más peros sobre lo que acordamos ―el mal humor se notaba en su voz, y sin más se metió al baño y cerro dando un portazo. Luna sentía como su corazón se encogía, le dolían las palabras de Theo y sabía que tenía razón y más de un motivo para estar molesto... todo lo que él hacía era porque se preocupaba por ella y él bebe. Luna entendía más que bien lo cansadora y estresante que podía llegar a ser esta situación, ambos querían pelear por la persona a la que amaban, y a pesar de todo ninguno iba a dar el brazo a torcer.

―Yo también estoy cansada de esto ―dijo en un susurro para sí misma, mientras abrazaba sus rodillas y volvía a repasar todo en su mente, escuchando el agua correr en el baño.

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