Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7: Verdadero Ángel.

En el reino de Strengtofchrist el rey Jacob admiraba el notable cambio que le otorgaron el rey y el príncipe de Ewigenacht, sus cocechas y ganado retomaron fuerzas al igual que sus súbditos, deseaba darle las gracias a dios si no fuera por sentirse hipócrita por lo que decidió mantenerse neutro y estar agradecido consigo mismo por la supuesta valentía al enfrentarse a ellos y a la condesa, contemplaba el nuevo panorama hasta que para su mala suerte alguien tocó con desesperación la puerta molestándolo.

— ¡¿Quién es el insolente que toca así a mi puerta?!— preguntó con rabia, su respuesta fue la de un caballero avisando que se encontró el cadáver de otro con una nota en el pecho. El rey preocupado lo dejó ingresar a entregarle la nota que incluso tenía incrustada una joya que le era familiar, al momento de leer los primeros párrafos terminó paralizado del horror al descubrir que el autor era el mismo rey Angstvorgott, creyó de inmediato que el mismo le tiraría una maldición o su magia se volvería contra él pero al continuar su lectura el pánico se incrementó al revelar que el rey de Ewigenacht descubrió que él intentó matar a la condesa con sus hombres y que si volvía a intentar hacerle algún daño su magia marchitará lo poco de pureza que le queda a su reino. El rey Jacob reconoció la joya, se trataba de uno de los aretes de la condesa como señal de que está a salvo y lo que era peor para él, la testigo del secreto de su éxito fue convertida en la protegida de los hombres que mantendrán en pie a su reino. Arrugando la nota consumiéndose de ira juraba por dios que tanto el rey como la condesa algún día caerían y disfrutaría verlo.

El rey Angstvorgott desayunaba junto a sus príncipes victorioso de haberle mandado ese mensaje con el cadáver de uno de los atacantes de la condesa, quien despertó plena en su cómoda cama que le recordaba a aquella que tenía en Rusia, con la única diferencia de recordar los momentos mas oscuros que pasó en ella junto a un cruel esposo que por fortuna ya no estaba en su vida mas que los duros recuerdos de manoseos y golpes que ella no merecía, cada vez que se dormía en esa cama luchaba contra sus demonios para olvidar su infierno como si estuviera eternamente manchada y plagada de dolor; en cambio la cama del palacio del rey y el príncipe era distinta, no tenía que luchar con ningún horrible recuerdo mas que recostarse en la suavidad de las cálidas pieles que parecían purificarla por completo. En el lugar mas diabólico consiguió esa pacífica sensación, tenía la imagen del príncipe grabada en su mente brillando su belleza exótica sin embargo por supuesto no podía estar en confianza del todo con ellos, temía todavía a las habladurías que circulaban sobre ellos y el reino a pesar de haber visto que el rey era un padre maravilloso a diferencia del que ella tenía, la reina una mujer bella y amable, y el príncipe, un hombre angelical. La condesa arrepentía nuevamente de su admiración hacia ellos por lo que se puso a rezar para lograr su tranquilidad pero fue interrumpida por alguien que tocó a su puerta, — Adelante — dijo con un poco de duda solo para ver a una criada trayéndole el desayuno en una bandeja con una cálida sonrisa dándole buenos días, esta amabilidad no la había disfrutado en ningún reino del que haya sido invitada ni siquiera en el del Rey Jacob.

La condesa en lo que tardaban sus hombres a buscarla desde Rusia vivía como una verdadera reina en Ewigenacht, los niños y los cachorros de las fieras que tenían de mascotas jugaban con ella, el rey y la reina disfrutaban de su afecto hacia sus hijos, mientras que el príncipe era un gran compañero, en los días en los que ella la consumía la angustia o despertaba con horribles pesadillas de recuerdos de su pasado él la sacaba de ese infierno con hermosas palabras sobre superarse así misma y mandar al diablo a quienes la atormenten, ella se sonrojaba y lo interrumpía con carcajadas ante tal consejo dejándolo aliviado, ver a Ekaterina reemplazando sus angustias con risas era su mayor satisfacción, — Que gran hermano tienen los príncipes — expresó ella felizmente cosa que provocó que el príncipe le contara su mayor secreto.

— Yo no soy el hermano mayor de ellos, el rey me salvó la vida cuando era un niño — dijo con una dulce sonrisa de su seductora mirada sorprendiendo a la condesa, incrédula al principio pero viéndole razón, nunca se había escuchado de un hijo mayor del rey pero jamás imaginaba que él era  capaz de salvar a alguien indefenso. Teulfesgott no era su verdadero nombre, su nombre de nacimiento era Ziel, le contó sobre como lo habían juzgado en su pueblo y al escuchar de la tierra prohibida corrió hacia ella con la despiadada gente tras él y el rey lo recibió con los brazos abiertos, curaron sus heridas y después de ser su discípulo lo convirtió en su segundo sacerdote y príncipe de su reino. Ekaterina mostró tristeza de saber que hasta sus propios padres lo dejaron de amar al rebelarse contra su antigua religión al mismo tiempo que le parecía justo que quisieran castigarlo; sin embargo pensó en los pequeños príncipes y los rumores de gente adulta deseándoles las muertes mas horribles.

La condesa le contó al príncipe en su iglesia como cuando entraba al confesionario en la iglesia cristiana, que su infancia y sus padres también fueron devastadoras. Sus padres ahogando sus supuestas penas en el vino con el que tenían el descaro de bendecir para luego desquitarse con ella al ser muy pequeña, su abuela paterna siendo una verdadera bruja algo de la que acusaban a la reina pero ella era buena mujer, luego al crecer y heredar su destino después de la muerte de ellos un hombre aparece en su vida creyendo haber encontrado la felicidad solo para hundirse en la tristeza de que él era un verdadero demonio con ella por mas que un enorme rosario colgara de su cuello y tuviera el descaro de rezar ante su señor. Ziel al escuchar su historia continuó aconsejándole no solo volver a empezar sino que también reírse en la cara de quienes quisieron verla hundirse en la perdición. Ekaterina pensando en que esa sería una locura al ser algo típico de la tierra de Ziel finalmente llegó a la conclusión de que le serviría bastante, él la abrazó al ver sus primeras lágrimas caer de sus cristalinos ojos turquesas, él podía dentro el dolor que los conectaba a ambos, las palabras alentadoras entonadas en su magnífica voz abrazaban no solo sus oídos sino también su corazón al igual que los suaves brazos de él rodeándola brindándole la calidez total que había sentido cuando agarró su mano y ahora sentía en su totalidad. Cada encuentro de ellos era profundo, las veces en las que ella creía derrumbarse él la sostenía logrando sacarla de su cruel martirio en especial cuando se trataba de su pasado y presente, ya se estaban volviendo inseparables a tal punto de sellar su compañía en un juramento que él príncipe le hizo hacer a la condesa, nunca olvidarse que ella por mas que no tuviera un ejército o una bandada de ángeles su única fortaleza era ella misma como cuando él era tan solo un joven que todavía no llegaba a adulto escapando de un tortuoso destino a cambio de su bienestar.

Al anochecer la condesa cenó junto a la reina y los príncipes, le extrañaba que Ziel y Angstvorgott no estaban presentes, ya que ellos atendían a un noble notablemente angustiado implorando por su ayuda, era un canciller irlandés que al igual que el mensajero del rey Jacob sintió temor a ellos pero resaltando valor y tristeza pidió que lo ayudaran a encontrar a su hija que había sido raptada y vendida como criada; fue lo único que supo desde su desaparición después de haber interrogado a numerosos esclavistas que al mismo tiempo pasaron por su espada llegó a enterarse que ella se encontraba en Strengtofchrist. Al rey y al príncipe les sorprendía esa casualidad pero al ver la angustia de un padre en busca de su hija a tal punto de pedirle a ellos ayuda lo vieron como la gran oportunidad de seguir advirtiendo al rey Jacob.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro