Capítulo 10: La cara del pecado
Finalmente como Rosa tanto lo deseaba los esclavistas aparecieron en su camino, una bella joven de buenos dientes y cuerpo seductor era el oro mismo ante sus ojos mientras que ella fingiendo angustia era llevada como perra con el resto de los esclavos. Salieron del Reino de Italia con la mayor cantidad de mujeres y niños en filas cruzando los obstáculos que sus maltratados pies obligaron a soportar, los pasos de los caballos definitivamente no eran los mismos que los de ellos algo que por supuesto a los perversos raptores no les daba importancia, ni mucho menos a la nefasta Rosa quien estaba dispuesta a soportar lo que sea con tal alcanzar su objetivo a tal punto de convertirse en la amante de cada uno de sus raptores a fin de conseguir mejor trato que al resto de las demás.
De ser una virginal futura novicia a ser la ramera de cada uno de ellos, exactamente ser comprada por el perverso Rey Jacob luego de haber sido testigo de múltiples desgracias que ocurrieron en el camino hasta llegar al mercado de esclavos como niños desollados por intentos de escape y mujeres deshonradas por las noches Rosa con total frialdad no le interesaba en lo mas mínimo esos detalles mas que estar cerca de quien tuvo contacto con el príncipe de Ewigenacht, hubiera pensado en ser la concubina del canciller sin embargo los rumores se enfocaban en el rey Jacob a pesar de que él eliminó al único testigo capaz de acusarlo, era conveniente para la joven esclava mientras su padre en el reino de Italia lloraba como un niño por la ausencia de su hija y por las intenciones de ella de acercarse a los hombres del pecado
Todo el sacrificio valió la pena para ella siendo primero la esclava limpia pisos hasta lograr ser la concubina del rey, tolerando la diferencia de edad entre ellos algo que no cualquiera con su juventud haría con tal de conseguir el apego de él para ejecutar su nefasto plan , podría llegar mas lejos convirtiéndose en una reina sin embargo para lograrlo necesitaba un heredero y el rey parecía no tener mas la fortuna de procrear luego de varios intentos que para ella fueron una tortura. Los príncipes gobernaban otras tierras y casi nunca visitaban el castillo de su padre lo cual angustiaba mas a Rosa hasta que un día logro escuchar la conversación de dos viejas cocineras, escondida en el margen de la puerta ambas siguieron conversando mencionando la vez que el rey y el príncipe de Ewignacht conjuraron el reino y el castillo y la condesa rusa tuvo mas contacto con el príncipe. Mientras lo contaban con horror a Rosa se le iluminó la esperanza de tal manera que ya descubrió la forma mas efectiva de ir allá.
Los fieles crearon de su reino la recordaban como una joven decente al nacer en la casa de Dios pero la realidad era que durante años de encierro sin darse cuenta de un monstruo que utilizaría su cuerpo virginal para llegar a lo alto, el príncipe Teulfesgott por desgracia era sin darse cuenta presa de mujeres como ella que fingían ser sus amadas parejas que al final resultaron ser unas vividas o desgraciadas que solo lo vieron como una fantasía; era por eso que las relaciones del príncipe eran cortas y dolorosas a tal punto que él ahogaba sus penas en vicios o cayendo al vacío de la ira y la soledad sin embargo sus mejores soportes siempre fueron sus caballeros de confianza y el rey pero la desgracia que se le avecinaba era mucho peor que las mismas guerras que él había enfrentado.
El sumo sacerdote llegó al reino y el rey Jacob confundido por su presencia pidió respuestas de las cuales fueron respondidas por la astuta italiana que amenazándolo con contarle todo sobre el embrujo al sacerdote logró convencerlo de llevarla al reino de Ewigenacht , por un momento él quiso abalanzarse hacia ella dispuesto a partirle el cuello hasta que creyó que la idea de ella era mejor que asesinarla; para cualquier fiel Ewigenacht es el infierno mismo por lo que su deseo de ir allí es lo mismo que escuchar las suplicas de un suicida. El rey luego de explicarle al sumo sacerdote que su llamado fue un error ordenó a los guardias mandar a Rosa a donde pidió, el viaje sería bastante largo lo cual la dejaba preocupada en que sus caballeros no cumplieran y la abandonasen por ahí por lo que ella cada noche se disponía a ser la ramera de ellos cosa que le favorecía no solo en llegar a su destino sino también en ser tratada con muchos cuidados como en que le traigan la comida o le brindaban un buen sitio para dormir.
El príncipe, siendo un joven lleno de vida y entusiasmo continuaba con sus deberes en el reino a pesar de que su corazón se había roto nuevamente se mantenía ocupado y mostrándose un hombre fuerte y burlista a su mala suerte. eso era lo que todo Ewigenacht amaba de él, su fortaleza, sin embargo no solo sus amigos y el rey notaron su dolor; Ekaterina también lo había notado pero no solo se trataba del amor de sus mujeres sino que había algo mas que lo hacía sufrir cada día, ella no lograba quitarlo de su mente ni mucho menos cuando su nombre resonaba entre las voces de los creyentes que tanto murmuraban que una Lady lo consideraba su ángel. Ella como condesa tenía que mantenerse callada especialmente por el bien del apellido de su familia, una mala reputación no le convendría después de que el destino se deshizo de los vicios de sus padres y del esposo que no la respetaba, pasó mucho tiempo que ella no recordó esos crueles momentos; en especial cuando permaneció con el príncipe que fue con él con quien pudo desahogar sus oscuros relatos cual mujer en su confesionario con la única diferencia de que con él no precisaba ser formal, comenzaba a extrañarlo mas que a nada en el mundo y de algún modo tenía el presentimiento de que él también la necesitaba.
Los numerosos días pasaron y Rosa llegó a Ewigenacht, le resultó un espeluznante paisaje pero ya no era hora de arrepentirse así que se puso en su papel de esclava llevado por los caballeros hasta las puertas del palacio, despeinada y sucia ante la presencia del rey quien le resultó chistoso que alguien que decía ser mas decente que él le ofreciera una mujer como si de un animal se tratara, se negó a recibirla sin embargo la joven fingiendo debilidad cayó al suelo tendida a los pies del rey. Para su suerte Angstvorgott no era cruel con sus sirvientes y por orden suya fue llevada a ser dejada en condiciones, tanto ella como los caballeros les encontró esa acción sin embargo eso era lo de menos, ellos se marcharon sin mirar atrás y ella ya estaba satisfecha de lograr su primer objetivo.
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