Dos años después...
Jungkook bebía champán en soledad en el centro de Corea del Sur. Aquel día había quedado de verse con un inversionista extranjero que prometía millones de dólares a Diamond&Style. Él había recibido sus bienes de regreso medio año después de abrir la pequeña joyería en Italia, gracias a eso decidió expandir su negocio y aprendió el trato con el cliente. También abrió los ojos y puso muchos de sus productos a precios accesibles para la clase media y baja. También aprovechó para dejar atrás su vida en España y mudarse a Corea, la ciudad de sus ancestros. Por una parte le agradeció a Jimin haberle regresado su fortuna porque gracias a eso comprendió quiénes eran sus amigos de verdad. Estaba totalmente recuperado, pero además de eso estaba más cerrado en cuanto a tener nuevas amistades y amoríos. Incluso llevaba dos largos años de abstinencia total.
El inversionista ya llevaba quince minutos de demora, fue entonces que decidió llamar a su asistente. Quien contestó luego de que el teléfono sonara tres veces.
—Diga señor.
—¿Cómo es el inversionista? Ya lleva quince minutos de retraso.
—Oh, es una hombre rubio de ojos azules.
—¿Rubio? No veo a ningún hombre con esas características por ninguna parte.
—Pero me acaba de decir que está cerca del lugar, dele más tiempo, estoy seguro que le interesa lo que tiene por decirle.
—Bien.
Dicho eso finalizó la llamada.
Luego de unos minutos más, Jungkook bebió toda la chámpaña y estaba a punto de ponerse de pie para marcharse, sin embargo por la puerta principal del restaurante apareció una hombre rubio con gafas oscuras, llevaba entre sus brazos a un pequeño niño de aproximadamente un año de edad. Jungkook no creyó que se tratara del inversionista porque nadie llevaba a sus hijos a reuniones de negocios, pero grande fue su sorpresa cuando aquel hombre estiró la mano a modo de saludo dirigiéndose a Jeon. Forzando una sonrisa falsa le devolvió el saludo invitándolo a sentarse en la mesa junto con él.
—No sabía que traería a su hijo.
—No tengo con quien dejarlo, nadie es digno de confianza —dijo al sentarse en la mesa.
El corazón de Jungkook se detuvo al escuchar la voz de ese hombre, así que sin sentarse se apresuró para arrebatarle de su rostro los anteojos para poder ver el color de sus ojos. Era sin lugar a dudas Jimin Dubois, Park Jimin, pero no tenía los ojos púrpura; eran azules.
—¿Qué haces aquí? —preguntó apretando la quijada y sin gritar para no llamar la atención de los comensales.
Luego su mirada se desvió para ver al niño de un año que estaba sentado en el regazo de su padre.
—Vengo a hablar de negocios. ¿Te quieres sentar?
—No compartiré mesa contigo —dijo dispuesto a marcharse del lugar.
—Jungkook —Jimin lo llamó, pero pareciera una súplica—. Tienes que escucharme...
—Vete antes de que llame a la policía, me robaste todo...
—Te devolví cada cosa que te quité.
—¡Mientes! —gritó, en ese momento un par de comensales voltearon a verlos.
—¿Me faltó algo? ¿Lo dices por el collar y la mansión? Eso lo compré cuando lo vendiste para devolvértelo después...
—¡¿Tú fuiste el comprador?! ¡Con razón se vendieron tan rápido! No quiero escucharte... Cualquier cosa que sale de tu boca es veneno y la última vez que me senté contigo para hablar de negocios me quitaste hasta el último centavo.
Al decir eso salió hecho furia del restaurante. Jimin tomó al pequeño entre sus brazos corriendo detrás suyo. Jungkook estaba pidiéndole al valet parking que le llevara su vehículo porque se tenía que marchar. En ese momento escuchó la voz del hombre que lo estafó gritarle para llamar su atención.
—¡¿Por qué no me escuchas?!
—¡Porque no puedo! —gritó girándose hacia él—. Me dejaste destrozado y apareces como si nada hubiera pasado.
—¡Si por mí fuera no hubiera venido! —gritó al acercarse a él—. Estoy aquí por el niño.
Cuando lo escuchó decir eso su piel se erizó, pero no caería en su juego. ¿Quería que creyera que esa criatura era suya? ¡Era una sucio y mentiroso!
—No te atrevas a volver a mentirme...
—¡No miento, te juro que esta vez lo que digo es cierto! —Jimin se acercó para tomarlo del brazo con fuerza.
El pequeño niño estaba haciendo puchero en ese momento, sus ojos color avellana se invadían de lágrimas de poco a poco a causa de los gritos.
—Suéltame y vete. Tu hijo se está alterando.
—Escúchame —Cuando Jimin dijo eso el automóvil de Jungkook llegó frente a él.
—No quiero escucharte, Dubois. Ah no, tu verdadero apellido es Park... No aparezcas en mi vida, bastante daño me haz hecho. —Jungkook rodeó el auto tomando las llaves que le entregó el Valet Parking.
—¡Su nombre es MinJun, le puse el nombre que tú elegiste en el pasado! —gritó antes de que subiera al automóvil.
Jungkook negó con la cabeza y subió al automóvil conduciendo a gran velocidad, dejando a Jimin con el niño en brazos en la entrada del hotel.
—¿No se quiere hacer cargo del niño? —preguntó el valet parking compadeciéndose de los ojos llorosos de Jimin.
—Es más complejo que eso, apenas se va enterando de que es su padre...
—La vida de los ricos sí que es extraña... ¿Por qué no mete una demanda de pensión alimentaria? Ese sujeto es multimillonario, pero escuché que hace un par de años un hombre astuto casi lo deja en la quiebra e incluso estuvo a punto de suicidarse.
—¿Se intentó suicidar?
—Apareció en los periódicos de Corea, el hombre fue rescatado por su mejor amigo justo después de colgarse de un andamio...
—Que hecho tan lamentable, no sabía que había causado tanto daño —murmuró—. ¿Puedes traer mi camioneta? Al parecer fracasé en mi intento de reunir a la familia.
—Sí, señor.
El valet parking fue de inmediato por la camioneta de Jimin. Minutos después ya la tenía en la puerta. Con premura subió al pequeño Minjun al asiento trasero de seguridad para niños, con ternura depositó un suave beso en la frente del niño y cerró la puerta. En ese momento se escuchó el rechinar de unas llantas de auto; era Jungkook.
Con pasos apresurados se bajó de su automóvil, acercándose a Jimin con respiración agitada.
—Voy a preguntar una vez y quiero que me digas la verdad...
—Te escuchó —dijo en un hilo de voz, tratando de contener las lágrimas.
—¿Es mi hijo?
Jimin lo miró a los ojos asintiendo con la cabeza.
—Es tuyo...
—En la carta dijiste que no estabas embarazado...
—Cuando la escribí no lo estaba, yo me embaracé la última noche que estuvimos juntos, antes de la boda.
—De la estafa querrás decir.
—Así es...
—¿Por qué vienes hasta ahora? ¿Qué quieres? ¿Dinero, mis acciones?
—Créeme cuando te digo que no necesito dinero. Al niño no le falta nada, excepto su padre.
Jungkook lo tomó del brazo con brusquedad mirándolo directo a los ojos.
—Te juro que si me estás mintiendo no voy a contenerme.
—No miento.
—Haré prueba de ADN...
—Las que quieras.
Jungkook lo soltó del brazo, luego de un par de segundos de silencio tragó saliva y aclaró la garganta antes de hablar.
—Abre la puerta, quiero conocerlo.
Jimin abrió la puerta de inmediato, el niño estaba riendo mientras jugaba con su dinosaurio de juguete. Su cabello era lacio y oscuro como la noche, igual al de Jimin, el resto de sus facciones eran idénticas a las de su padre. Era una copia exacta de Jeon Jungkook...
—Hola bebé...
—Oa... —dijo el niño riendo, logrando estrujar el corazón de Jungkook.
—Al parecer soy papá...
—¡Pa, pa! —gritó agitando su dinosaurio.
—Él sabe que eres su papá, le he mostrado fotografías tuyas desde hace mucho tiempo, si hablara estaría decepcionado por el trato de hace rato.
—¿Le mencionaste que eres un estafador que me engañó, y le mencionaste que me acabo de enterar que es mi hijo?
—Eso suena bien... —Jimin sonrió—. Escucharte llamarlo hijo.
—Es lo que es. ¿No?
—Jungkook, sé que te mueres por cogerlo entre tus brazos. Es carne de tu carne...
—Vamos a mi domicilio, tengo una casa aquí en Corea. Llevaré a un médico para comprobar tus palabras.
—Como tú digas.
Esa tarde Jungkook comprobó que el pequeño MinJun era su hijo. De inmediato se lo informó a todos sus conocidos y lo veía cada fin de semana, aunque claramente su relación con Jimin no era precisamente amistosa. Ellos muy apenas lograban verse, las heridas del pasado no serían borradas fácilmente.
Meses después...
La mansión de los Jeon estaba infestada de inflables, payasos, niños, niñas, animadores infantiles, habían hombres y mujeres de la alta sociedad e incluso la madre de Jungkook se estaba divirtiendo al escuchar las risas y palabras que comenzaba a soltar el pequeño Minjun.
Jimin por su parte estaba recargado en el balcón de la casa junto con su hermano Taehyung, pues había viajado a Corea para celebrar el cumpleaños número dos de su sobrino.
—Al parecer lo quieren bastante —soltó el hombre bebiendo una bebida preparada.
—Jungkook está loco por él...
—¿Y no hay nada entre ustedes? Digo ya sabes lo que dicen, donde hubo fuego; cenizas quedan...
—Nada de eso, tenemos una relación formal. Lo único que nos une es el niño.
—Pues al parecer tú sí lo quieres. Mira que regresarle la fortuna. —La codeó amistosamente.
—No hagas que me arrepienta y te refunda en la cárcel al igual que a Apolo y Magdalena... —dijo mirándolo de reojo.
—Ay hermanito, estoy jugando... —Levantó las manos en señal de inocencia.
—Yo también... —dijo riendo.
Jungkook jugaba con el pequeño Jeon, alzándolo en el aire simulando que era un avión cuando una de las animadoras principales del evento anunció que se iba a partir el pastel. En ese momento el hombre dejó al niño en la mesa y fue corriendo en búsqueda de Jimin. Taehyung al darse cuenta de lo que estaba pasando se marchó del balcón para que el par de padres en crisis tuvieran un breve momento a solas. Además quería toparse lo menos posible con el hombre.
Minutos después Jungkook encontró a Jimin en el balcón y subió apresurado para decirle que iban a partir el pastel y que al ser el padre tenía que aparecer en la fotografía.
—¡Jimin! —Él giró el rostro para ver a Jungkook.
Ese momento fue Perfecto, parecía una escena de película. El cabello rubio de Jimin fue movido por el viento y sus ojos azules (que eran lentillas) resaltaban a causa de la luz solar. Jungkook quedó levemente hipnotizado a causa de su belleza.
—¿Qué pasa?
—Es hora de partir el pastel. ¿Vienes?
—Sí...
Se acercó a él y bajaron juntos las escaleras, estando a la mitad del camino Jimin se detuvo tomando a Jungkook por la espalda con suavidad. Ya no llevaba puestos esos guantes que siempre usaba, así que con sus uñas apretó con fuerza el saco del que fue en su tiempo su prometido.
—¿Por qué te detienes? —preguntó él.
—¿Realmente me perdonaste?
—¿Por qué preguntas?
—Quiero saberlo.
—Por supuesto. —Encorvó los hombros—. Después de todo me devolviste mis bienes.
—Es que el día que conociste a MinJun me dijo el valet parking que intentaste suicidarte, yo...
Jungkook se quedó en silencio total y Jimin soltó una lágrima que resbaló por su mejilla derecha.
—Vamos no te pongas sentimental, vas a salir con ojos llorosos en la fotografía...
—Nunca quise lastimarte de esa manera, Jungkook. —Lo tomó de las manos, él lo miraba con ojos muy abiertos.
—Te digo que no pasa nada, pasado pisado...
—Jungkook, lo que te dije el día de nuestra boda falsa fue cierto, Te...
—No lo digas, no ahora —dijo en un susurro.
—¡Voy a decirlo porque me quema el pecho! —gritó desesperado.
—No lo digas, Park.
—Te amo Jeon Jungkook, te juro que te amo.
Jungkook cerró los ojos, él no quería que dijera esas palabras porque también lo amaba, pero no podía regresar con él. Le mintió en demasiadas ocasiones y estaba a su lado únicamente por el niño. Aun así también lo amaba, por eso sus sentimientos estaban encontrados, no sabía cómo reaccionar, no quería hacerle caso a su cerebro que le insistía una y otra vez que lo dejara ahí votado, pero tampoco quería hacerle caso a su corazón que le decía que lo tomara entre sus brazos y besara sus labios.
—Yo... no sé qué decirte...
—¿Qué te indica tu corazón? —Jimin le hizo la misma pregunta que él le hizo años atrás.
—A la mierda todo, estáfame las veces que quieras... —masculló entre dientes.
Al decir eso lo tomó entre sus brazos, besándolo en los labios apasionadamente y entre lágrimas. A lo lejos estaba Taehyung observándolos mientras comía cacahuates y reía feliz por su hermano. «Lo mereces Jimin, lo mereces», pensó. Luego se mezcló en la fiesta para jugar con su sobrino.
—¡Jungkook! —dijo jadeante en medio del beso.
—No hables, tengo ganas de probar tus labios desde el momento que te quite las gafas en aquel restaurante...
—Te amo, es cierto lo que siento. —Lo tomó por las mejillas mirándolo a los ojos.
—Ahora por fin me has regresado todo, me faltaba una parte de mi corazón; Me faltabas tú. —Lé acarició las mejillas.
—No necesito nada más si te tengo a ti y a nuestro pequeño...
—Vamos despacio, esta vez quiero hacer lo correcto. ¿Quieres?
—Lo que tú digas, ahora yo estoy a tus pies.
—Haré que seas mi señor, mi señor Jeon.
—Eso suena bien. —Jimin sonrió.
Jungkook lo besó una vez más y luego salieron tomados de la mano para ir a partir el pastel junto con el pequeño cumpleañero. Las animadoras cantaron feliz cumpleaños, después embarraron la nariz del pequeño de azul y ambos padres le dieron un beso en las mejillas, fue en ese momento que tomaron la fotografía de recuerdo que iría en el álbum familiar.
Jeon Jungkook y Park Jimin tenían muchos obstáculos por enfrentar todavía, pero la mayor prueba que era luchar contra ellos mismos la habían superado de una manera magistral. Estaban iniciando una verdadera relación sin secretos ni mentiras. Ambos se querían de eso no había duda alguna y ambos darían todo de si mismos para hacer feliz el uno al otro y por supuesto, para hacer feliz a su hijo.
La red de mentiras estaba desvanecida entre ambos, aun así el pasado de Jimin sería difícil de borrar. Pero por lo pronto quedemos con que ellos vivieron felices, felices por un largo, largo tiempo, o quizás para el resto de sus vidas.
FIN
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro