El día de la traición...

Jimin se veía en el espejo, lucía un hermoso traje blanco que estilizaba su figura. Un lindo velo blanco que cubría su rostro y que gracias al diseñador de modas no se le veía para nada anticuado. Iba sencillo y elegante, entre sus manos tenía un ramo de flores blancas y no olvidemos sus característicos guantes blancos hasta los codos que se le escondían abajo del traje. Radiante, sensual y hermoso. Esa era la definición de la medusa de ojos púrpura.

—Mi última boda falsa —dijo al verse en el espejo.

—Voy a extrañar trabajar contigo, es que cada prenda que has usado se vende como pan caliente —comentó el diseñador.

—Lo se Seokjin. Le he traído mucha suerte a tu negocio.

¿Quieres hablar de discreción?, entonces te presento a Kim Seokjin; el diseñador de los estafadores. El hombre se dedicaba a diseñar vestidos y trajes de distintos hombres y mujeres que se dedicaban a estafar personas. Además de eso tenía una compañía que se dedicaba a maquillar, peinar y hacer cambios completos de look.

—Me duele saber que hoy te despides de este mundo, pero siempre tendré mi agenda abierta para la medusa de oro... —dijo tomándolo de la mano y dándole una vuelta para ver la obra de arte que había creado.

—Pero si te quiero en Suiza este fin de semana, pienso hacerme un cambio de look extremo para que nadie me reconozca.

—Entonces estaré pendiente de tu llamada...

Jimin sonrió al mismo tiempo que él.

—¿Te acompaño al salón? Los invitados ya llegaron, no son muchos, pero escuché en el pasillo que el novio también llegó y dice mi asistente que es un papucho.

—Ay Jin, ese hombre es un bombón, un auténtico cliché de cuento de hadas... Es atento, amable, millonario, un maestro en la cama y en los negocios, también es astuto. Aunque no tanto como yo, pero aún así me deja impresionado... Realmente es un estuche de monerías.

—Hablas de él como si estuvieras enamorado. ¡Que bien actúas! —dijo riendo mientras agitaba las manos.

—No estoy actuando, no necesito hacerlo frente a ti —Jimin suspiró—. Han sido pocos los hombres que logran cautivarme, y no voy a negar que siento nostalgia con Jungkook. Ha sido tan atento conmigo.

—Pero negocios son negocios. ¿Cierto, medusa? —preguntó tomándolo por el hombro izquierdo y él asintió con la cabeza.

—Y mi negocio con Jeon está por terminar.

—No me digas que vas a extrañarlo... Hace un par de semanas la fiera de Brooklyn casi se suicida porque la culpa se la carcomía viva.

La fiera de Brooklyn era una modelo estafadora que tenía casi la misma fama que Jimin, pero ella se dedicaba a cazar hombres principalmente de Estados Unidos y del medio artístico.

—¿En serio? ¿Qué pasó con ella? Pareciera que es desalmada y fría —Jimin parecía sorprendido.

—Todos los estafadores son desalmados y frívolos, pero siempre llega alguien que logra de alguna extraña manera derretir sus corazones.

—¿Me vas a decir qué le pasó a la fiera?

—Ah sí, se enamoró de un millonario con aspenger, hijo de un productor importante. Cuando le robó toda su herencia el chico entró en shock y casi pierde la vida en un accidente automovilístico...

»Para no hacerte el cuento largo, resulta que fue a visitarlo al hospital y él le reclamó por el engaño... Esa noche cuando la fiera llegó a su casa se drogó cayendo en sobredosis.

»Subió a la terraza de su edificio y escribió una carta en la que decía que lamentaba mucho lo sucedido y estaba a punto de lanzarse al vacío, pero por suerte una vecina logró evitar que se lanzara y lo llevó a emergencias.

—Pobre, nosotros aunque estáfamos también nos encariñamos de nuestras víctimas. Aunque en mi caso me ha sucedido un par de veces nada más. Pero tranquilo, no me mires con ojos juzgones, ni lastimeros, soy libre como el viento y olvido rápido.

—Eso ya lo sé, de todos modos ten cuidado.

—Hoy se termina todo cariño, gracias por preocuparte. ¡Eres un verdadero ángel! —Jimin apretó las mejillas de Jin.

—¡Ay basta! ¿Quieres que caiga bajo tus encantos? Mi fortuna no es mucha, así que no te atrevas...

—Jin, si quisiera tenerte comiendo de mi mano ni siquiera lo verías venir. —Sonrió de oreja a oreja—. Además, eres un buen amigo.

—Lo sé cariño. —La acarició de la mejilla—. Ahora vamos, que tienes una boda a la que asistir.

Justo antes de salir la puerta de la habitación fue golpeada un par de veces.

Jungkook estaba parado frente a su mejor amigo italiano que acababa de llegar a la ciudad, resulta que el chico estudió con él en el convento, eran casi hermanos. El hombre modelaba a medida que se colocaba perfume por todo el cuerpo de forma exagerada.

—¡Pero te vas a terminar la botella! —gritó Eunwoo ampliando sus ojos grises con preocupación.

—Quiero oler bien, voy a casarme con el hombre más hermoso del mundo.

—Dudo que sea tan bello como lo mencionas —dijo rascándose la barbilla.

—¿Por qué dudas de mis gustos? —Jungkook lo golpeó en el hombro.

—¿De verdad quieres saber la razón?

—Soy todo oídos —Sonrió tras decir eso.

—¡Estabas enamorado de la hermana Ángela!

Ambos soltaron un par de carcajadas al recordar sus aventuras en la adolescencia.

—No me lo recuerdes —Jungkook dijo riendo—. Pero en serio; Jimin es hermoso.

—Eso es lo de menos, lo que importa es que lleva a tu hijo en su vientre.

—Serás su padrino y no acepto un no por respuesta.

—¡Oh claro! Eso yo ya lo había dado por sentado. Organizaré el bautizo más grande en todo España, incluso los de la realeza se quedarán cortos. ¿O prefieres que el bautizo sea en el Vaticano?

—No nos adelantemos a los hechos, primero lo primero. ¿Trajiste lo que te pedí?

—¡Pero claro!

—Quiero verlo.

Eunwoo sacó de una bolsa de papel color café una caja negra pulida, tan brillante que Jungkook podía ver su reflejo a través de ella. En el centro tenía Diamond&Style grabado con letras plateadas y al abrirla había un hermoso collar y aretes creados con la piedra ágata. El diseño era esquisito ya que además de la piedra que encontró Jungkook en su primera exploración también tenía oro, plata y diamante.

—Quedó espectacular. ¿Crees que le guste?

—¡Obviamente! Es un diseño hermoso y nadie se negaría a portar mas de diez millones de dólares en su cuello. Eso sin contar el precio de los pendientes que es de dos coma cinco cada uno...

—A Jimin no le interesa el dinero, él tiene sus propios ingresos.

—Da igual, quedara encantado.

—Bueno, ve y entrégaselo. —Jungkook cerró la caja regresándosela a Eunwoo—. No puedo ver al novio antes de la boda.

—Pero es boda civil, bobo. Eso es para las bodas por la iglesia.

—De todos modos, quiero verlo hasta que lo tenga puesto.

—De acuerdo, sirve que compruebo si es tan hermoso como dices. ¿Te adelantas al salón o me esperas?

—Me adelanto al salón que ya voy retrasado.

—¡Hecho!

Ambos salieron de la habitación. Jungkook se dirigió al salón de eventos en donde se llevaría a cabo la celebración, mientras que Eunwoo se dirigió a la habitación 102 que era en la que estaban terminando de arreglar a Jimin. El hombre de 32 años golpeó la puerta dos veces, esta se abrió de inmediato revelando al diseñador y a Jimin.

Con ojos amplios y boca semiabierta Eunwoo observó a Jimin de arriba hacia abajo, cayendo presa de su hermosura. Pero como siempre lo que más llamó su atención fueron sus inusuales ojos color púrpura.

—¿Quién eres? —cuestionó Jin.

—Eunwoo —contestó con acento italiano—. Soy amigo del novio. ¿Usas lentillas?

Jimin soltó una risa ligera a medida que negaba con la cabeza. Luego dio un paso hacia enfrente para acercarse a Eunwoo.

—Son cien porciento reales. ¿Te ha enviado Jungkook?

—Sí... Él quiere que uses esto —dijo estirando la caja negra.

—¡Oh vaya! Llegaste a tiempo porque estábamos por bajar. —Jimin tomó entre sus manos la caja negra.

—Cuesta más de veinte millones de dólares, digo como información adjunta... —comentó señalando la caja.

—¿Ah sí? ¿Tan valioso? —Amplió los ojos.

—¡Ábrelo, que quiero ver qué es! —instó Jin.

Jimin abrió la caja quedando encantado con el contenido, Seokjin dio un grito de emoción porque era fanático de la joyería y Eunwoo sonrió al ver la reacción de ambos.

—Es precioso... —murmuró—. Pero es muy costoso. No creo que debería usarlo.

—Es el único creado, Jungkook pensaba crear distintos en masa y venderlos. Pero decidió crear uno solo para su futuro esposo. Así que no puedes rechazarlo. ¡Ahora me marcho que el novio ha de estar nervioso en el salón! No tardes tanto en bajar y un gusto conocerte.

—El gusto ha sido mío —dijo Jimin.

Cuando Eunwoo se marchó, Jin cerró la puerta arrebatándole el collar a Jimin para verlo más de cerca.

—¡Está precioso, premio doble! Déjame ponértelo...

—Ahora comienzo a tener más culpa, Jin.

—¿Culpa? ¡Gózalo cariño! —Al decir eso rodeó el cuello de Jimin con el collar colocándoselo con suavidad.

Luego de un par de minutos ya tenía el collar y aretes puestos. Con eso le dio un toque extra a su vestimenta.

—Ahora sí, ya estás listo.

—Sí, lo estoy. —Jimin se miró un poco cabizbajo al espejo por última vez y salió de la habitación junto con Jin.