Nadie imaginaba lo que sucedía en el sótano de la parroquia de la iglesia, estaba desolado, con un olor insufrible a rata y cerámica con la que fabricaban distintas estatuas de santos y virgenes. En el lugar se encontraba Taehyung atado en el suelo, frente a él estaba Arturo sonriendo al abrir la puerta de la habitación, dejando ver la silueta de una madre. Así es, era una Madre superiora, con vestiduras grises, zapatos negros bien lustrados, no llevaba ni una gota de maquillaje. Ella encendió la luz cuando entró al sótano. El cautivo esperanzado clamó por ayuda.

—¡Ayuda, me tienen secuestrado! —La madre amplió los ojos al verlo, parecía sorprendida y es que sí lo estaba.

—No creí que lo encontraras tan pronto —dijo helando los huesos de Taehyung.

—Al parecer es el más tonto de los cuatro —contestó Arturo.

—¡¿Por qué hacen esto?! —gritó asustado.

—¿Por qué? ¿Quieres que te recuerde lo que sucedió hace cinco años? —cuestionó la madre—. Tú y tu asquerosa hermana vinieron a la bella parroquia de la misericordia pidiendo ayuda.

»La víbora traicionera, poseída por satanás sedujo al padre que durante años seguí. Él le entregó todos los bienes de la parroquia, dejando a cientos de niños huérfanos y sin comida.

»Después huyó al igual que tú y tu hermano. Cuando fue encontrado dijo que sus ojos púrpura lo cegaron, en ese momento me enteré que se trataba de él.

—¡Ese señor quiso abusar de mi hermano y él para vengarse le quitó los bienes. Le hicimos daño a él, no a la iglesia, nunca nos hemos metido con la religión!

—¡No te atrevas a hablar así de un hombre devoto a Dios!

—Si fuera tan devoto no hubiera firmado para darle sus bienes a mi hermano. Nunca nos hemos metido con nadie que no lo merezca. —Mintió en eso último.

—Pero sí conmigo, yo no les di razones para que me dejaran en la ruina total. ¿Qué excusa vas a poner? —cuestionó Arturo.

—¡¿Qué quieren?! ¡¿Van a matarme?! ¡Terminen con esto de una vez por todas!

—No, no, no. Primero traeremos a tu hermano con nosotros. —La madre volteó a ver a Taehyung directo a los ojos—. ¿Dónde está el hijo de Ágata? ¿Dónde está Park Jimin?

«Mierda, saben su verdadero nombre», pensó Taehyung asustado de lo que podría pasar.

—No se preocupe, ya tengo a alguien muy cerca de Jimin. Su espectáculo terminará pronto —dijo Arturo.

Jimin subía las escaleras del hotel que guiaban a su habitación, por alguna extraña razón en esa ocasión los focos estaban apagados, con recelo recordó que cuando bajó al restaurante estaba todo muy bien iluminado. Pero como nunca se vio envuelto en ningún tipo de emboscada pasó por alto las advertencias de su sexto sentido. Pero su piel se erizó cuando al final de las escaleras un hombre vestido completamente de negro lo miró con ojos diabólicos, dispuesto a atacarlo. Él lo tomó del brazo, Jimin forcejeó un par de segundos mientras gritaba por auxilio.

—¡Ayuda, un ladrón! —gritó asustado.

—No soy un ladrón, conejito blanco. Soy tu ex esposo. ¿Me recuerdas?

Jimin palideció al escucharlo decir eso. Justo en ese momento apareció Jungkook por su espalda y al ver la escena corrió subiendo las escaleras.

—¡Suéltalo, imbécil! —gritó.

—¡Por hoy tuviste suerte! —dijo el hombre soltándolo del brazo y corrió por el pasillo perdiéndose en la oscuridad.

Jimin quedó estático en la última escalera que daba al pasillo, Jungkook lo tomó por la cintura ofreciéndole su apoyo y en seguida utilizó su teléfono móvil para llamar al hotel y decirle al gerente a cargo lo que había sucedido. Jimin no escuchaba la voz furiosa de Jungkook que le gritaba al gerente por la ineptitud del lugar y la falta de seguridad. Él estaba pensando en las palabras de aquel hombre "Conejito blanco" a lo largo de su trayectoria como estafador le pusieron distintos apodos, pero nunca podría olvidar al creador de ese. Era Min Yoongi. Un filántropo americano que resultó ser narcotraficante. Con la sangre helada por el susto seguía caminando apoyado de su héroe, preguntándose cómo fue posible que el sujeto diera con su ubicación y lo que era todavía más extraño es que se suponía que estaba muerto. Sin lugar a dudas los fantasmas del pasado de Jimin se estaban haciendo presentes en su vida y eso le podría costar precisamente eso; la vida.

—¿Te sientes bien? Te noto pálido —dijo Jungkook cuando se acercaron al restaurante ya que ahí estaba más iluminado.

Jimin seguía hiperventilando y sudando frío, pero se sintió más calmado cuando el par de manos del hombre frente a él lo tomaron por las mejillas dándole de su calor.

—¿Te acompañó a tu habitación para que te recuestes? ¿Quieres agua para el susto? ¡Mierda, dime algo Jimin!

—Agua... —murmuró sintiendo que su garganta estaba cerrada.

Si Min Yoongi lo había encontrado era cuestión de tiempo para que actuara en contra suya. Por eso tenía que ser astuto e irse en cuanto antes del hotel. ¿Qué debía hacer? ¿A dónde se refugiaría? Todavía tenía asuntos pendientes con Jungkook.

—¡Mesero! ¿Puede traerme un vaso con agua? ¡Es urgente! —le pidió Jungkook a un mesero que estaba tirando la basura. Este obedeció de inmediato.

—¿Quién era ese que me atacó? ¿Un asaltante? ¿Qué hacía dentro del hotel? —preguntó Jimin con miedo en la voz.

—Quizás algún ladrón. Pero no te preocupes, daré la orden y tendré a la guardia costera buscándolo. No es por presumir, pero tengo contactos.

—Espero que lo atrapen...

—Lo harán, así como lo hicieron con el barman que te sirvió aquella bebida en mi bar.

Jimin amplió los ojos al escuchar eso. ¿Atraparon al barman falso? En ese momento el mesero llegó ante ellos tendiéndoles un par de vasos de cristal repletos de agua. El doncel tomó rápidamente uno bebiendo lo más rápido que pudo para después decir:

—¿Cuándo lo atraparon? ¿Por qué no me lo comentaste?

—Esta mañana, por eso salí casi corriendo de tu casa. No te lo mencioné antes porque cuando llegaste a mi oficina estaba Alexander y ya sabes lo qué pasó.

—¡Jungkook, esas no son cosas que puedas pasar por alto! ¡Tengo que ir a identificarlo! ¡¿No crees?!

—Lo identificamos con la cámara del bar.

—Dame más detalles de él. ¿Para quién trabaja? ¿Por qué me quiso drogar?

—Lo único que nos dijo fue que un hombre lo contrató para dormirte y llevarte con él. Dijo que amenazó con asesinar a su esposa e hija... —Jungkook encorvó los hombros.

—¡Dios mío! ¿Y si el hombre que me acaba de atacar no es un simple ladrón? ¿Y si es el mismo hombre que intentó drogarme...?

—Sería muy estúpido de su parte porque lo vamos a encontrar. Tu tranquilo, yo me encargo... No dejare que te hagan daño.

—Con esas palabras casi haces que me olvide de lo que me has hecho. —Jimin se tocó los brazos dando un paso hacia atrás.

—Ya te he dicho la verdad. ¿Por qué no me crees?

—Es difícil hacerlo. No sé si mientes o si dices la verdad...

—Ya te dije que escuches a tu corazón.

—El corazón es engañoso, vil y mentiroso. Puede indicarme que me lance a tus brazos para burlarse de mí.

—Entonces no escuches a tu corazón, escúchame a mí. Lánzate a mis brazos, te prometo que no me burlaré de ti...

Jimin sonrió con timidez y abrazó a Jungkook con fuerza. Por alguna extraña razón se sentía protegido con él. ¿Y cómo no? Si enviaría a la guardia costera a buscar a Yoongi. Solo esperaba que lo capturaran y que no lo mencionara por ningún motivo.

Esa noche Jimin y Jungkook durmieron en la misma habitación, uno al lado del otro. Ya era la segunda noche que dormían sin tocar sus cuerpos e incluso esa noche no tocaron sus labios.

¿El astuto Park, medusa mentirosa se estaba enamorando de Jeon Jungkook?