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Capítulo treinta y dos

Natalie corrió eufórica hacia su padre. Se lanzó a sus brazos, y entre lágrimas y gritos de felicidad se abrazaron.

—Hija... Cariño.

Comenzó a besarla en las mejillas y la apretó contra su cuerpo. Sin duda Alex no quería soltarla.

—Creí que... creí que les había pasado algo —dijo ella con la voz entrecortada. Le costaba hablar por la emoción.

—Has sido muy valiente, Naty. Estoy demasiado orgulloso de ti. De verdad lamento haberme separado de su lado ¡Lo siento muchísimo!

—Lo importante es que nos volvemos a encontrar. Papá, te extrañé muchísimo.

Natalie apartó las lágrimas y vio con más claridad la apariencia de su padre. Sin duda, lucía diferente a como estaba antes. No era tan fornido, y la palidez en su rostro reflejaba que su salud estaba afectada. Su barba descuidada estaba más larga de lo normal, y bajo sus ojos se encontraban enormes ojeras.

—¿Estás bien? ¿Estás herida? —Alex comenzó a examinarla atentamente y soltó un suspiro al ver que la sangre que manchaba sus prendas no le pertenecía a ella. Natalie solo tenía unos cuantos rasguños y moretones, pero no era grave.

—¿Y tú estás bien? ¿Dónde está mamá? —Natalie se alertó. Su corazón se aceleró ante la ausencia de su madre.

—Tranquila, mi amor. Ella está bien. Vine a rescatarte, y ella quería venir, pero no la dejé. Margaret está un poco mal, pero se pondrá mejor al verlos de regreso.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—El dron que destruiste —Alex sonrió y se burló de Natalie —. Te vi desde ese aparato.

Natalie se rio.

—¿Y tu hermano dónde está?

Harry se acercó hacia ellos. Alex levantó la mirada y se puso de pie sorprendido.

—Harry Ristman. Sargento.

—Es un gusto encontrarlo de nuevo, señor Lewis —le respondió Harry con una sonrisa. Llevaba a Jerónimo en sus brazos, y el niño miraba a todos lados totalmente confundido.

—¿Se conocen? —preguntó Natalie.

—Es una larga historia.

Los otros dos hombres que habían llegado con su padre se acercaron y se quitaron las capuchas: uno de ellos era alto y musculoso, de piel blanca y cabello rojizo. El otro era más fornido, de más edad, y también alto. Poseía un poco de barba y portaba un pantalón de camuflaje militar junto con una camisilla blanca.

—Sargento Jefferson —se dirigió Harry hacia uno de los otros dos hombres. Extendió la mano y entre risas se las estrecharon en forma de saludo.

—Jefe Harry. Es un placer verlo de nuevo. Han pasado años desde la última vez que nos vimos.

Harry parecía tranquilo pero la sonrisa en su rostro no desaparecía.

Alex tomó la mano de su hija y se pusieron de pie.

—Papá —habló Natalie. Tener a su padre al lado, y llamarlo como tal la ponía demasiado contenta que hasta sentía que se sonrojaba —. Harry nos salvó. Cuando Lucas y yo huimos, él nos encontró y nos cuidó todo este tiempo.

Alex le agradeció a Harry y lo abrazó. Luego se giró de nuevo a su hija y le preguntó por Lucas. Natalie le dijo que se encontraba en un mercado, en ese mismo pueblo, y que también estaba bien, pero por una fracción de segundos, Harry y ella se miraron a los ojos. Ambos estaban pensando lo mismo; no sabían cuál sería la reacción de Alex al ver a su hijo sin una de las extremidades.

Natalie abrió la boca para contarle lo sucedido, pero fue incapaz. Temía por la reacción de su padre. 

—Tenemos que irnos ahora —interrumpió el rojizo de ojos cafés. Este dio un paso al frente colocándose al lado del sargento Jefferson —. Es necesario que regresemos a la instalación del señor Wegner. Algo muy peligroso está a punto de suceder en toda Sillury y debemos resguardarnos.

—¿De qué se trata? ¿Qué está ocurriendo? —quiso saber Harry, totalmente alarmado.

—Les explicaremos los detalles más adelante.


***

Alex

Se adentraron en el mercado. Caminaron por el pasillo de los enlatados hasta que llegaron a la puerta metálica que daba al refrigerador.

—Lucas está allí dentro —le dijo su hija.

Alex le sonrió. Su corazón palpitaba con fuerza. Quería ver a su pequeño otra vez, abrazarlo y no soltarlo nunca.

Abrieron la puerta y solo Harry, Natalie y él se adentraron. El sargento Jefferson y su subordinado Rick permanecieron afuera empacando comida.

Un intenso frío los golpeó al entrar. Las estanterías llenaban el espacio reducido.

En el suelo se encontraban camas improvisadas. Su pequeño se encontraba en el rincón, cubierto por muchísimas cobijas y seguía durmiendo plácidamente.

A Alex se le llenaron los ojos de lágrimas. Sus manos temblaban. Natalie lo tomó de la mano y caminaron hacia el pequeño.

—Dharma. Así se llama el muchacho que está dormido junto al niño. Es extranjero, de Indonesia —le explicó Harry.

A Alex no le importaba el muchacho. Solo quería a su hijo.

Se acuclilló en el suelo y descubrió al pequeño. Estaba feliz al verlo, pero de repente, esa felicidad se transformó en confusión. Lucas estaba bien, pero... su brazo.

—¿Qué... qué le pasó a su brazo? ¿Por qué... por qué no tiene su brazo? —preguntó alarmado, al borde de las lágrimas, pero esta vez no de felicidad.

Estaba desconcertado.

Su hija, y el señor Harry se miraron entre sí con los ojos vidriosos por las lágrimas que contenían.

—Papá lo que pasa es que...

—Hice lo que tenía que hacer —soltó Harry con firmeza.

—A Lucas lo mordió una criatura —comenzó a decir Natalie con los labios temblorosos —. Lo mismo pasó con Jhon. Lo mordieron y al parecer eso hizo que muriera luego de haber tenido un ataque. Harry era consciente de lo que pasaba al entrar en contacto con la sustancia de esas cosas, y por eso... antes de que la sustancia se esparciera por el cuerpo de Lucas... él lo...

—¿Le cortó el brazo? ¿Le cortaste el brazo a un niño?

—Pero lo salvó, papá. Al principio estaba resentida, pero luego entendí que si no hubiese sido por Harry entonces Lucas estaría...

—Lo entiendo —le cortó Alex y se limpió las lágrimas. Tocó suavemente el muñón de su hijo con la mano temblorosa. Todo eso le resultaba impactante. Difícil de soportar.

Se imaginaba el dolor de su hijo. Se sintió culpable por todo el sufrimiento que atravesó su pequeño.

Acaricio las mejillas frías de Lucas, quien lentamente comenzó a abrir los ojos.

—¿Esto es un sueño? —preguntó el niño con los ojos más abiertos de lo normal. Estaba sorprendido.

—No mi niño. No es un sueño. Papá está aquí —Alex se puso a llorar con más fuerza.

Lucas se levantó gritando de felicidad. Se lanzó a su padre y lo abrazó entre sollozos.

—¡Hermana! ¡Hermana! ¡Papá está aquí! ¡Papá está aquí con nosotros! ¡Papá está vivo! —chilló y corrió hacia Natalie para abrazarla —. ¡Cumpliste tu promesa! ¡Tenías razón!

—¡Sí Lucas! Te lo dije, te lo dije. Te dije que los volveríamos a ver. ¡Hemos encontrado a nuestros padres!

Lucas corrió de nuevo hacia su padre y se refugió en sus brazos para sentir su calor.



"Si las persona se aman realmente. Harán hasta lo imposible por encontrarse de nuevo"

"No hay nada más hermoso que el amor verdadero de un padre a sus hijos"

—@lonely_Star0

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