INVIERNO
Pocos le gustaba esta estación; pero a él poco le importaba. Era un ser igual a su estación: solitario, frío, pálido, casi sin vida propia. Un demonio de respetar. ¿El porqué le habían dado el cargo de cuidar dicha estación invernal? Ni él mismo lo sabía. Sólo quería sacarse ese cargo e enzima y seguir siendo lo que era antes: un gran demonio temido y muy despiadado.
Sesshomaru era así depravado. Hijo de una deidad perro y un general muy conocido en todo Japón. ¿Su belleza? Un exquisito vino: cuanto más viejo mucho mejor. Poseedor de unos ojos como el mismo oro pirata y el cabello planco con su característico brillo plateado. La piel casi pálida; no por el frío que normalmente debía afrontar, ese era su color natural de piel. Una altura alta y cuerpo más que relajado y apetecible. Si Sesshomaru fuera más sociable y mucho más tibio en expresiones sin duda alguna sería muy popular entre la gran población.
Pero, según él, sólo bastaba con hacer un río de sangre y todos te respetarías. Incluso admirarían. Si tan sólo él supiera que eso que pensaba sólo lo hacia más solitario... De seguro no lo haría.
~❄~
Caminar sin rumbo alguno no era una gran pasión suya pero para combatir el gélido y mortal viento que le estaba congelando hasta las pestañas necesitaba un buen baño caliente; el problema era buscar las fosas de agua caliente que tanto necesitaba. Su súbdito sapo le seguía por detrás hablándole con su voz de pito, estaba tedioso de escucharlo cacarear día y noche con su voz estridente. ¡Y ni hablar cuando lo llamaba a gritos cuando el demonio desaparecía! Seguramente hasta los dioses se tapaban las orejas para no escucharlo gritar.
Sesshomaru detuvo su andar, olfateó el ambiente y percibió un olor a algo húmedo y un tanto caluroso. Miró arriba y observó, no muy visible por la constante nevada que no para desde la mañana, una gran nube de vapor. Su objetivo estaba cerca.
-Jaken. - llamó al pequeño demonio verde.
-¿Si, amito? - el engendro se acercó a y amo, Sesshomaru le proporcionó una patada a la cosa verde que la mandó a volar por los cielos nevados. Al se relajaría sin tener que escuchar esa voz chillona.
Llegó a la gran piscina natural vaporosa y, con una gran calma y sin preocupación por congelarse, se fue quitado la armadura junto con sus demás ropas y las tres espadas las dejó apolladas en una roca cerca de él.
Entró completamente desnudo al agua caliente y se relajó. Todo en él se relajó. Inclusive las pestañas que corrían el peligro de congelarse al momento de mojarse sintieron un gran alivio.
Se tomó la libertad de recostar su cabeza a una roca y dormir un rato. Dormiría para sentirse mucho mejor.
~❄~
En su sueño estaba caminando... Otra vez sin rumbo alguno. Su dorso estaba desnudo y su brazo izquierdo sangraba, su cuerpo sangraba, todo él sangraba. Sus manos embarradas en ese líquido carmesí temblaban. ¿Qué le había pasado? De repente la gran nevada fría de Invierno llegó y su cuerpo, por primera vez, sentía el matador frío que podía asesinar hasta un humano. Tembló y tembló más de frío. Sus piernas estaban casi conjeladas y muy pesadas, como si estuviera arrastrando una gran bola de hierro.
Calló en la nieve y sus heridas ardieron. Lo último que pudo ver fue una muchacha acercarse a él y cubrirlo con algo. Sentir sus cálidas manos en su espalda fue lo último que sintió.
Despertó en una cueva. Estaba lleno de vendas un poco ensangrentadas y con un agudo dolor de cabeza. Escuchó pasos detrás de él pero sabía muy bien de quien era esa presencia.
-"Otra vez ésta humana ". - pensó viéndola a los ojos. Ella le sonrió y le tendió un cuenco con un líquido casi transparente. Lo bebió de un trago; pensando que era agua pero en realidad era un licor fuerte que lo hizo entrar más en calor.
-Veo que estás mejor, Sesshy. - le dijo la humana. ¿Como osaba a dirigirse a él con tal abreviatura tan estúpida de su nombre? No negaba que se escuchaba tierno cuando lo dijo pero aún así era una falta de respeto. Se levantó del futón y la atrapó en la pared. Levató su cara con su mano y la obligó mirarlo. -Estás muy bien. - volvió a decir.
-¿Cómo osas a llamarle de tan vulgar manera a éste Sesshomaru? Ten respeto, mujer. - advirtió. La mujer carcajeó suave y colocó sus manos en la nuca del demonio.
-Odio cuando dices "éste". ¿No puedes eliminar eso de tu vocabulario? Se te escucha feo. - lo besó. Sesshomaru correspondió al beso profundizándolo más. Kagome se detuvo, sonrió y tumbó al albino al futón. -Pero amo cuando estás así de vulnerable conmigo, Sessh.
-Dime Sesshomaru. Odio cuando me dices Sesshy o Sessh. - reprocha él. Kagome se sentó a horcajadas sobre las caderas del demonio y rió tierna. -¿De qué te ríes?.
-Tu cara. Acabas de hacer un puchero pequeñito. - rió aún más acariciando el cabello blanco de Sesshomaru. Éste cambió su cara de inmediato y se puso serio. Sin pensarlo volvió a besarla y esta vez le arrancó la ropa a la muchacha de ojos azules. -Calma, demonio. Tenemos toda la noche, no te desesperes. - tocó con la llema de sus dedos los labios pálidos del ser sobre ella, luego acaricio su cara hasta que sus manos terminaron abrazando su espalda.
-Voy a hacerlo, Kagome. - avisó. Poco le importó que, mientras la embistiera, se desangrara sobre ella y muriera por causa de sus heridas. Sólo quería estar en el interior de esa mujer tan insolente y a la vez... ¿Sensual? Sí, sensual. Porque le provocaba los mil y un pensamientos descarados en su cabeza y lo hacia imaginársela gimiendo su nombre y pedir más. No pensó más y se quitó el pedazo de tela que le cubría la erección y se adentró en el interior de ella.
-Ahhh. - gimió. Un pequeño hilo de sangre salió del interior de Kagome.
-"¡¿Virgen?!". - pensó confundido. Claro que era virgen. -"Esto me provoca aún más". - embistió más suave y luego fuerte; de cualquiera de las dos maneras Kagome gemía y suspiraba eróticamente. -Mierda, mujer. ¿No me digas que ya te vienes? Estás apretada.
-Lo lamento... Ahh. - pidió perdón gimiendo. Lamentaba decepcionarlo en su primera vez. Una gota de sangre calló en su mejilla. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Sesshomaru volvía a sangrar. -Sesshomaru... Tus heridas.
-Olvídalo, estoy bien. - su voz estaba ronca. El dolor lo volvía a castigar por segunda vez. Lo peor es que no recordaba el maldito que le había hecho esas heridas. Si se enteraba de quién lo había hecho juraba que lo haría sufrir dolorosa y lentamente. Arremetió dentro de Kagome; esperando escuchar otro gemido, pero un pitido no lo hizo escuchar.
Escuchó un chapoteo y de ahí su vista era nubla. Incluso se ponía negra.
~❄~
Despertó levantando la cabeza alarmado. Creyó que era una amenaza pero en realidad era el feo Jaken que se había lanzado al agua termal como bala de cañón. Enfureció. Iba a pagar por despertarlo de ese glorioso sueño con esa humana.
-Amo, volví. - dijo con simpleza el pequeño demonio verde y calvo. Sesshomaru se levantó y, agarrándolo por la cabeza, lo mandó a volar de nuevo.
-Estúpido imbécil. - bufó el demonio albino. Salió del agua y volvió a ponerse sus prendas, armadura y colocarse las espadas en el cinturón. Miró a unos arbustos. Reconociendo la presencia de alguien. Se acercó y vio a un anciano sentado en el suelo.
-Joven, ayúdeme por favor. - pidió el viejo. Sesshomaru se acercó y lo tomó por el cuello, asfixiándolo.
-No soy estúpido, Naraku. Déjate de jueguitos conmigo. - al viejo se le calló la cara de dolor y sonrió. El arrugado y encorbadl cuerpo se transformó en uno gigante y lleno de apéndices y trozos de monstruos. Naraku se transformaba para enfrentar al guardián.
-Sólo te jugaba una broma, Sesshomaru. - sonrió.
-Já! ¿Desde cuando te crees bromista, Naraku? ¿Otra vez vienes para robar la magia del Invierno? Puede que odie ser un guardián pero te aseguro que vas a tener que matarme para quitarme esto. - Sesshomaru desenvainó a su espada Tokijin. Naraku retrocedió unos pasos, tembló y no de frío; ese demonio perro podía pagarlo de un zarpazo con su espada llena de emergía maligna.
-Hoy ni siquiera tengo ganas de pelear. Hace frío, ¿no crees? ¿Cómo es que...?. - no pudo terminar de hablar ya que Sesshomaru le proporcionaba un ataque en su costado izquierdo, separando casi esa parte de su cuerpo. -¡Maldito! ¡Me las vas a pagar, infeliz!. - huyó como siempre lo hacia.
El de ojos ámbar agitó su espada y la envainó de nuevo. La voz de su sirviente se escuchaba a lo lejos, acercándose a la pequeña velocidad que sus pies de sapo le permitían. Sesshomaru apretó los ojos y salió caminando con elegancia fuera de ese lugar. Con suerte su estridente acompañante de por vida lo perdería.
Y también con suerte volvería a soñar con esa deseable y caliente azabache de ojos azules y piel tan tersa como la seda.
~❄~
FIN DE LA ESTACION INVIERNO.
Nos leemos en los siguientes.
Pdata: No crees que Jaken recibió muy pocos golpes? Creen que debería realizar de nuevo el vuelo de "el gato volador" o, en este caso, "el sapo volador?
Comenten plis. Saben que me encanta leer y responder a todo ヽ(≧ω≦)ノ
By: Mary__🌸
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro