Hiver {Invierno}
-Invierno-
-Cuando apenas me contabas de tus batallas con la asombrosa Ladybug, y cómo yo fingía estar fascinada-
¡Aay, el invierno! No a todos les gusta. Hace mucho frío, llueve sin cesar, y no puedes salir a caminar. Lo peor de todo es ir al colegio muerto de frío y cansancio. ¿Y qué hacer en casa todo el día? Generalmente a causa de la nieve se corta la señal, así que tampoco se puede hablar con un amigo por celular. Los días son grises, y la gente parece estar triste y aburrida.
Pero, para Marinette siempre fue lo contrario. Y más ahora que tenía otra buena razón para amar el invierno, pero de eso hablaremos después.
A Marinette siempre le encantó esta estación del año. Podía dormir calentita al llegar del colegio, abrigarse y salir a jugar en la nieve, o simplemente beber un chocolate caliente mirando una película.
Además de que, para la azabache París era lindo en todos los momentos del año.
Aunque para Ladybug no era tan así. Debía combatir villanos akumatizados igual, y esa hermosa nieve blanquecina que todos amaban, incluida ella en su forma civil, se transformaba en un horrible charco de barro pegajoso, que hacía más complicadas las misiones. Así que no era nada raro ver a la heroína cayéndose o resbalándose de algún que otro techo.
Chat Noir, por otro lado, no tenía problemas con los resbalones ya que las botas de su traje se aferraban bien a todos los suelos. Es por eso que, en el invierno, Chat se llevaba los créditos.
Lo único que molestaba y ocacionalmente distraía al héroe era el frío. Y el viento. Y la lluvia. Ladybug sabía como combatir congelándose, a pesar de que le estorbara un poco; el gatito negro no. Siempre fue muy enfermizo en esa época del año, por lo tanto, su padre fue muy estricto con él respecto a dejarlo salir a alguna parte.
Entonces, ni Adrien ni Chat Noir, conocían el verdadero invierno. Además de que una cosa es estar fuera de tu casa bien abrigado, y otra cosa totalmente distinta es salir a pelear villanos en, literalmente, el medio de la tormenta.
Un inolvidable día sábado, a Hawk Moth se le dio por atacar de madrugada, a las 5 a.m. para ser más específicos. Los pobres hérores tuvieron que salir de sus cómodas camas y transformarse, con la mitad del cerebro aún dormida.
Al parecer el akumatizado también estaba dormido, volviendo la pelea una aburrida y ridícula, ya que al no estar al cien por cien, los golpes y ataques de cualquiera de los tres parecían pataditas de bebés.
Aún así, Ladybug y Chat Noir salvaron el día otra vez, destruyendo el akuma y liberando a la pequeña mariposa.
–Bien –bostezó Ladybug– joué.
–My Lady, luces agotada –mencionó lo obvio Chat.
–Puede ser. Encima no puedo ir a acostarme. Tengo, um, asuntos personales por atender.
–Oh, lo entiendo My Lady –se acercó el héroe–. Cualquier cosa que necesite estaré ahí para usted.
Ladybug rió. –Gracias, Gatito –le dijo, al momento que tiraba su yoyo y se iba volando de allí.
Chat Noir estaba por regresar a su hogar, cuando enrealidad se dio cuenta de que no quería hacerlo. Como no usó su poder, el Cataclismo, aún le queban bastantes minutos para pasear un poco por la ciudad.
~.~.~.~
Una Marinette agotada entró por la ventana a su habitación. Así como entró, se tiró en la cama con la esperanza de poder pegar un ojo.
Pero el destino suele ser un tanto cruel y despiadado a veces; quizás es por eso que este mismo hizo que el despertador de Marinette sonara, avisándole que debía terminar sus diseños. Al parecer, el destino quería que ella se encontrara en el lugar correcto a la hora exacta.
Enfurecida por el despertador, Marinette se levantó de su cómoda camita y apagó ese molesto sonido.
Tikki, por otro lado, ya estaba dormida al otro lado de la cama. La azabache la miró enternecida, para luego agarrarla con sumo cuidado y meterla dentro de su típico bolso.
Se abrigó bien, y salió de su casa con un croissant y su libreta de bocetos. Caminó un par de cuadras hasta llegar cerca de la Torre Eiffel.
Marinette debía terminar unos diseños. Un vestido para regalarle a Alya por su cumpleaños; un conjunto de pijama que le encargó Rose; y otro sombrero para el papá de Mylene. Demasiado trabajo como para estar durmiendo todo el día.
Llegó al famoso monumento y se sentó en uno de los bancos. Miró el paisaje, intentando buscar inspiración.
No la encontró; tantas veces había ido a ese lugar por inspiración que parece que se le acabó. Ahora tenía dos opciones: podría volver a su hogar y hacer los diseños en otro momento, o buscar algún otro lugar para poder relajarse.
Se decidió por lo segundo. Iría a los Jardines de Luxemburgo, un hermoso lugar, ideal para artistas. Se encontraba a una media hora de allí.
Así que desde la torre Eiffel, caminó unos cinco minutos por la Avenue de la Bourdonnais, hasta llegar a una parada de autobús. Enseguida llegó el transporte, por suerte, ya que era muy temprano, y viajó por unos veinte minutos en él. Bajó en Cluny- la Sorbonne.
De ahí tan sólo tenía que caminar por un Boulevard unos diez minutos más hasta llegar a la entrada de los Jardines de Luxemburgo.
Quedó maravillada con el hermoso paisaje. Hace mucho tiempo que no visitaba este Palacio, y ahora que lo volvía a ver, estaba segura que se inspiraría para terminar sus bocetos y quizás, crear unos nuevos.
Se sentó en en una de las tantas sillas de metal que se encontraban entre una innumerable cantidad de plantas y estatuas, y sacó su libreta.
~.~.~.~
Chat Noir se encontraba saltando de tejado en tejado. Todavía era temprano: siete de la mañana. Por lo tanto recién ahora empezaba a haber más movimiento en la ciudad.
Se sentía tan bien, tan libre. Sin necesidad de actuar o fingir, sin un horario al que seguir. Siendo tan sólo él mismo en un universo distinto.
Con ayuda de su bastón visitó algunos lugares de París que no podría haber visto con el control que su padre ejercía sobre él. Así que aprovechó esa oportunidad para visitar el Arco del Triunfo, le Moulin Rouge y por último, los Jardines de Luxemburgo.
Solía ir con su madre. Ella le contaba la historia de la creación del Palacio y de los Jardines, mientras que él se acostaba en su regazo disfrutando del paisaje.
Sin duda ese lugar le traía muchos recuerdos, felices y nostálgicos, lo que lo incitó más para ir a visitarlos. Desde arriba todo se veía hermoso.
De pronto, sentada en un banco con una libreta, vio a Marinette, su compañera de clases y una de las mejores amigas de su forma civil. No lo dudó mucho y se acercó, extendiendo su bastón, hacia ella.
Marinette estaba sumida en sus pensamientos y dibujando mil bocetos a la vez. La inspiración le llegó, pero en una cantidad tan grande que no llegaba a diseñar los atuendos ya que se olvidaba de lo que iba a hacer.
Es por eso que no se dio cuenta cuando un héroe gatuno se acercó a ella y observó sus diseños.
–¡Eso es asombroso! –exclamó él asustando horriblemente a la chica, quien pegó un grito.
–¡Chat Noir! –se sorprendió Marinette al verlo enfrente de ella– ¿Qué se supone que estás hacien-- ¡Es decir! ¿Qué hace el héroe más famoso de París por aquí?
Eso hizo que el ego del héroe creciera. –Tan sólo paseaba por mi bellísima ciudad –contestó Chat sentandose a su lado –¿Y que hace una bella dama a estas horas de la mañana y con este frío aquí?
–Yo, um, vine para diseñar unos atuendos –contestó–. Necesitaba inspiración.
–¿Puedo verlos? –preguntó Chat tomando la libreta de Marinette sin siquiera esperar su respuesta– ¡Están muy buenos! No puedo creer que los hayas hecho tú.
–¡Y yo no puedo creer estar hablando con Chat Noir! –chilló la azabache fingiendo estar emocionada– El asombroso y valiente héroe gato que nos mantiene a salvo.
Chat rió- Asombroso, valiente, hermoso, audaz y purrfecto; sí, me lo dicen todo el tiempo -se halagó a sí mismo.
La chica se contuvo de rodar los ojos. ¡Su compañero era tan engreído!
-Todo eso y más -mintió-. Siempre se habla de lo maravilloso que eres.
-No sabía que tenía una admiradora -sonrió Chat con picardía.
Vaya, pensó Marinette, debería dedicarme a ser actriz.
-Puedo considerarme tu fan número uno.
-Genial -contestó él.
Hubo un momento de silencio donde ninguno de los dos habló. No fue uno incómodo; más bien fue uno agradable donde ambos disfrutaban del paisaje.
-¿Y... qué se siente ser un superhéore? -habló Marinette- Y combatir villanos akumat-- ¡digo! Villanos enojados todos los días.
La chica se corrigió a sí misma. Se suponía que no debía saber nada de eso.
-Bueno... se siente increíble -dijo Chat Noir mirando al cielo, pensativo-. Es hermoso salvar a los ciudadanos, ¿sabías? -la chica asintió. ¡Y claro que sabía, si ella era una heroína!- Y aún más con Ladybug, ella es asombrosa -un suspiro involuntario escapó de los labios del rubio.
-¿Ella... te gusta, no? -preguntó Marinette, tratando de parecer tímida y curiosa, cuando en realidad quería saber en verdad lo que sentía su compañero.
-¿Se nota mucho? -respondió él la pregunta con otra.
-Un poco -rió la chica.
Chat se quedó pensativo mirando al apenas notable amanecer enfrente de sus cabezas. Pensaba en su Lady, en cuánto la amaba y la quería, pensando en si algún día ella correspondería sus sentimientos.
Para Marinette, en cambio, ese fue un silencio demasiado largo e incómodo. ¿En qué pensaba ese gato? ¡O hablaba con ella o se iba! ¿Por qué seguía allí?
Miró su libreta pensando en irse de allí y dejar a Chat solo (cosa que ni él notaría), cuando se dio cuenta de que no sabía qué estaba por dibujar. ¡La inspiración se le había ido! ¿Cómo seguía este diseño ahora?
Miró el paisaje delante de sus ojos. Pequeños copos de nieve caían del cielo, y cada vez hacía más frío. A pesar de ser las ocho de la mañana, todavía estaba oscuro; estaban en invierno.
Se cubrió con su abrigo y se acomodó la bufanda, mientras observaba a su compañero.
Claro que no podía volver a concentrarse con un hérore sumido en sus pensamientos a su lado. Por lo tanto, decidió quedarse y sacarle tema de conversación así, de paso, conocía más a su compañero amigo.
-Así que dime, Chat, ¿es muy dificil luchar contra villanos?
El héroe se sobresaltó y la miró sorprendido, como si se preguntara qué estaba haciendo allí y cuánto tiempo había pasado. Tardó en recordar, pero una vez ubicado en el momento, comenzó a hablar.
-Oh, verás, no es tan dificil para un héroe como yo...
~.~.~.~
-Y entonces mi Lady gritó "¡Oh, Chat, sálvame~!" -dijo poniendo voz aguda- Y yo le grité "No temas, Bugaboo, yo te salvaré".
La azabache rió, era obvio que eso era una mentira. Pero Chat no tenía por qué saberlo.
-¡Eres tan valiente! -suspiró Marinette, divertida por seguirle el juego a su amigo.
-Lo sé, lo sé -contestó Chat engreídamente-. Todas me lo dicen.
Marinette rodó los ojos, ya no le importaba si él la veía o no.
-¿Y luego qué pasó? -preguntó "intrigada".
-Bueno... cuando Ladybug salió volando por los aires yo--
Un sonido interrumpió su asombrosa historia de cómo salvó el día. Era el celular de Marinette, mejor dicho su alarma.
-¡Oh, no! -gritó ésta- ¡Mira la hora que es!
La azabache le mostró su teléfono al héroe, donde él vio la hora exacta: doce del medio día en punto. No podía creer que le estuvo contanto por más de tres horas su vida 'heroica'.
Y Marinette tampoco podía creerlo. Su compañero siempre intentaba impresionar a los demás... Aunque con el tiempo ya se empezaba a acostumbrar a eso, era parte de su personalidad.
-Lo lamento, Chat, debo irme. Mis padres me esperan para almorzar. Y tengo hambre -rió la chica.
-Oh, no te preocupes Princesa, está bien.
Marinette se sorprendió. -¿Qué dijiste?
-¿Uh?
-¿Que cómo me llamaste?
-¿Princesa? -dudó Chat.
La azabache sintió sus mejillas enrojecer. -Fue así como me llamaste la primera vez que nos conocimos -suspiró.
Chat también pareció conmoverse. -Sí, creo que sí. No me había dado cuenta.
Ambos se sonrieron con un leve rubor en sus mejillas. ¿Por qué se sentían tan bien? ¿Era cuestión de comodidad? ¿De amistad?
O quizás... ¿de amor?
Ambos quitaron esos pensamientos de su cabeza al instante. ¡Ellos no se podían enamorar del otro! Ya tenían a un crush en la vida, y con eso era suficiente.
-¿Quieres que te lleve a tu hogar? -preguntó caballerosamente Chat- Con este frío podrías enfermarte.
Marinette dudó, pero su amigo tenía razón: cada vez parecía hacer más frío y su casa quedaba a una media hora de allí. Sería más fácil que él la llevara.
-Me encantaría -respondió sonriendo.
Guardó su libreta y su celular dentro del bolso, y se lo cruzó por los hombros. Chat Noir, con un movimiento galante, la agarró con una mano por debajo de la rodilla y con la otra en su espalda, cargándola estilo "princesa" o nupcial. Marinette tembló y enrojeció ante el tacto.
La llevó saltando de techo en techo. La chica se acurrucó más en su pecho a causa del frío viento que le pegaba en la cara. El héroe sintió una sensación reconfortante al ver que la azabache se pegó a su cuerpo.
-Allí es -indicó su casa la muchacha mientras Chat seguía el lugar que había señalado.
-Muy bien -dijo el héroe llegando a su terraza y bajando a Marinette-, llegamos Princesa.
-Gracias, Gatito -le sonrió la azabache.
Chat se sorprendió por ese apodo, generlamente usado por su querida Ladybug, aunque igual de dulce al salir de la boca de su amiga y compañera de clases.
-De nada -dijo él preparándose para saltar-. Oh, y, oye Princesa -llamó la atención de Marinette-, me agradó pasar tiempo contigo.
La chica sonrió también. -Igual a mí. Deberíamos volver a hacerlo.
Eso fue algo tan inesperado, que Chat casi se cae. Y Marinette... ¡no tenía idea por qué había dicho eso! Quizás para quedar bien, o quizás porque realmente quería pasar tiempo con él.
El héroe sonrió picaramente.
-D-digo... -se corrigió la chica- S-si tú quieres quizás... ya sabes, aún no terminaste de contarme la historia -se excusó.
Chat amplió la sonrisa. -¿Qué tal mañana por la noche?
-Puede ser... -contestó feliz Marinette.
-En los Jardines de Luxemburgo -agregó él -. Sería un lindo lugar para cenar.
-C-claro -Marinette enrojeció de golpe. ¡Eso parecía una cita! ¿Por qué en el fondo estaba muy emocionada?
¿Y qué hay con Adrien?
Bastó tan sólo acordarse de él, para que Marinette se recordara a sí misma de que Chat era simplemente un buen compañero de pelea y un gran amigo.
-Yo llevo una pizza -ofreció entusiasmada la azabache- de la panadería.
-Yo compraré un refresco... -sonrió ilusionado Chat- de la tienda, supongo.
Ambos rieron. Se observaron por unos segundos hasta que se dieron cuenta de que debían irse. Se despidieron, y con una sonrisa, se dirigieron a sus hogares.
Bueno... Marinette sólo dio la vuelta y entró a su habitación. Ese Gatito había sido su transporte.
-¿M-Marinette? -preguntó una perezosa Tikki -¿Dónde estamos?
La azabache rió. -¡Cómo se nota que has estado durmiendo toda la mañana!
-Es que tenía frío -se justificó-. Los kwamis también podemos sentir las temperaturas. Apropósito, ¿qué fue lo que ocurrió?
-¡Tengo tanto que contarte, Tikki! Ponte cómoda, son muchas cosas.
~.~.~.~
Marinette terminó de escribir. Sonrió, pensando en lo ridículos que eran en aquellas épocas.
Aún no entendía en qué momento fue que se le ocurrió seguirle el juego: encontrarse en los Jardines de Luxembuego cada semana.
¿Será que siempre estuvo enamorada de él?
En realidad sí, ya que al fin y al cabo, eran la misma persona. Ay, la ironía.
Estaba sonriendo cuando sintió una gota caer sobre el papel. Luego otra, y otra más.
Lloraba y lo sabía. Lo extrañaba, y los recuerdos que plasmaba no ayudaban mucho.
-Gatito... -murmuró entre sollozos-. ¿Quién me contará sus batallas en invierno?
Se alejó de su escritorio y buscó una nueva hoja. Imaginó qué le diría Tikki en ese momento.
-¿Quién lo hará, ahora que ya no estás?
~.~.~.~
Hola!! Primer cap!! NO ENTRO EN MI CUERPO DE LA EMOCIÓN AHRE
La imagen de allá arriba es de Elisa209674 ¡muchas gracias!
Eso es toodo, espero que les haya gustado, bye💕
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