Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Automne {Otoño}

-Otoño-

-Sabes cómo dañar mi corazón, y huir al no saber cómo repararlo-

El timbre sonó, dejando a la vista a decenas de estudiantes saliendo por las puertas del colegio Fraçoise-Dupont.

-Mira quién viene -le dijo Alya a su amiga, señalando a Adrien quien se acercaba a ellas.

-Hola, Princesa -dijo el rubio, depositando un beso en la mejilla de Marinette.

-Hola, Gatito -saludó ella con ojos de enamorada a su, ahora oficialmente, novio.

-¿Qué tal, Alya? -se dirigió Adrien a la morena quien los miraba con cara de "¿Es en serio?".

-Adrien, por si no te habías dado cuenta, acabamos de vernos en clase de Química -contestó ella-. No hace falta tanta presentación.

Adrien y Marinette rieron. Alya se había vuelto más que una amiga para la pareja; ahora era su confidente.

Desde aquel día de verano, Marinette y Chat Noir comenzaron a salir. No pasó mucho tiempo para que la azabache supiera quién se ocultaba tras la máscara. "Casualmente" y "sin querer", Chat se destransformó a su lado. Ja, ja, ja.

Marinette estaba en shock, pero no tardó en acostumbrarse a aquello. En ese momento supo que se había enamorado de la misma persona.

A partir de entonces, Adrien le pidió ser su novia, de manera oficial y sin máscaras. Marinette aceptó encantada.

Cuando empezaron las clases, Marinette y Adrien se prometieron guardar en secreto su relación, pero les fue imposible; no podían evitar mirarse de reojo, o sonreirse, o hacerse señas. Cosa que, no pasó por desapersibido para Alya.

Gracias a la insistencia de la misma, Marinette terminó revelándole todo. T O D O. Le contó que empezó a salir con Adrien, sí, pero metió la pata varias veces y terminó dejando al descubierto la identidad del rubio.

Alya guardó el secreto de la identidad de Adrien. Pero aún así habían cosas que no le cerraban. Siguió con su investigación, y descubrió una imagen, sacada por algún fanático, de Ladybug y Chat Noir besándose. Sabía que Adrien no le haría algo así a Marinette, por lo que había mariquita encerrada.

-Mira niña -la había encarado Alya a su amiga, mostrándole la fotografía-, o tu novio te está metiendo los cuernos o tú eres Ladybug, querida.

Lo único que pudo hacer Marinette fue soltar una risita nerviosa.

A pesar de todo, Alya se tomó muy bien el hecho de saber sus identidades, y el hecho de que sean novios. (Ella se lo había contado a Nino también. A pesar de que nunca se los dijo, el rubio y la azabache se dieron cuenta). Aunque, primero aclaró cuentas con Adrien.

Estaban en su casa, y Marinette salió un momento a contestar una llamada telefónica de sus padres. Perfecto. Alya tomó a Adrien.

-Mira, apoyo el Ladynoir y el Adrinette con toda mi alma -le había dicho-, pero si le llegas a hacer algo, no dudes en que te mataré, ¿oíste? -la cara del rubio cambió-. En la primera que Mari venga llorando por tu culpa, ten en claro que no volverás a ver la luz del sol. Quiero que la cuides. Quiero que le des todo lo que te pida y que le hagas caso. Quiero que la trates con en amor que se merece, ¿entendido? Porque si no lo haces, te las verás conmigo. Y créeme, eso no es nada bueno. ¿De acuerdo? -Adrien asintió repetidas veces, asustado- ¡Oh! Y quiero que me des varias entrevistas exclusivas para mi Ladyblog.

En ese momento, entró la azabache. -¿De qué hablaban? -preguntó al ver que se callaron de golpe- Oh, Dios, Adrien, estás muy pálido. ¿Pasó algo?

-Oh nada -contestó sonriente Alya-. Sólo le aclaré un par de cositas con el rubiales...

Claro que Adrien cumplió con todo. Nunca lastimó ni lastimaría su corazón. Nunca la abandonaría, y nunca la defraudaría. Nunca la haría llorar.

Qué lástima que no pudo cumplir con sus promesas.

~.~.~.~.~

-¿No te parece hermoso? -preguntó ella, recargada en su hombro.

-¿Qué cosa?

-Esto -señaló todo-. Es hermoso.

El rubio rió. -No tanto como tú.

Ladybug y Chat Noir se encontraban en la última planta de la Torre Eiffel. Apreciaban el precioso paisaje anaranjado del otoño, que teñía la ciudad de París.

Estaba fresco, por lo que se colocaron juntos, disfrutando el calor de sus cuerpos.

-Ya tenías que decir algo así -se quejó de manera juguetona la chica.

-¿Qué? No puedes culparme -sonrió Chat, apretándola más hacia él-. Eres hermosa.

Ladybug rió. Lo amaba, lo amaba demasiado. ¿Por qué era tan... él?

Luego de unos momentos, donde ambos contemplaban su ciudad, la heroína volvió a hablar.

-Mañana tenemos una cita, no lo olvidas, ¿no?

-Claro que no. Si estuve soñando con esto desde que te conocí.

Eso era una mentira. Sí, era verdad que siempre quiso salir con ella, y más ahora que sabían sus identidades; pero específicamente esta cita no. Esta cita fue planeada para tratar algo demasiado delicado y abrumador. Un tema que en realidad, no quería tocar. Pero que debía hacerlo ahora.

-Aún no me dijiste a dónde me llevarías -Ladybug se cruzó de brazos, al tiempo en el que se separaba de él y lo miraba a los ojos.

-Ya te dije que será una sorpresa -respondió Chat imitando el gesto de la chica.

-No me copies -se quejó Ladybug.

-No me copies- la imitó.

-Basta.

-Basta.

-¡Chat!

-¡Chat!

-¿Ah, con que así estamos, eh?

-Ah, con que-- Espera, ¡no!

Al darse cuenta de lo que iba a hacer, salió disparado. Ladybug comenzó a perseguir a Chat Noir por toda la estructura, intentando atraparlo con su yoyo. Aunque su Lady fuera más rápida, el gato negro se escondió tras una viga de metal y la sorprendió cayendo de la nada.

Tomando ventaja y estirando su bastón, Chat salió volando de la Torre Eiffel. Ladybug no dudó en seguirlo.

La persecución terminó en el parque frente a la casa de Marinette. Ambos quedaron recostados en el suelo, tratando de balancear el hecho de reirse con dificultad y respirar apropiadamente.

Algunos fanáticos les tomaban fotografías (después de todo uno nunca ve un par de héroes estrujándose e intentando respirar en el pasto, ¿no?), mas ellos ni se inmutaron.

-Así que -pronunció con dificultad la chica-, ¿me vas a decir adónde iremos?

Chat se incorporó a duras penas y le tendió la mano a Ladybug. -No, no te lo diré.

~.~.~.~.~

Adrien tocó el timbre de la casa de Marinette. La panadería estaba cerrada, después de todo, era domingo.

Estaba nervioso, demasiado. Por un lado, iba a presentarse a sus padres, cosa que nunca había hecho. Sólo cuando hicieron pareja para competir en el torneo de videojuegos, pero nunca como pareja, en todos sus sentidos.

Por el otro lado, debía decirle la existencia de algo que le complicaría todo.

Por suerte, Marinette apareció por la puerta. Vestía su típica ropa, sólo que con un abrigo más grande y una bufanda.

Se saludaron con un corto beso. Adrien tomó su mano, y la guió por el resto del camino. Estaba nervioso, y no pasaron ni dos cuadras para que la chica se diera cuenta.

-Adrien, ¿te encuentras bien? -preguntó Marinette al sentir su mano temblar sobre la suya.

-¡Sí, digo no! O sea, sí, um... me siento bien. Pero no, en realidad no.

La chica parpadeó varias veces, sin entender nada.

-Adrien -lo frenó. El chico caminaba muy rápido-. Dime en este instante qué ocurre -el rubio dudó-. ¿No confías en mí? Gatito, sólo me preocupo por ti.

Adrien suspiró. -De acuerdo -sonrió-. Sólo porque me lo pides con ese hermoso rostro que tienes. Pero aquí no.

Tomó nuevamente su mano y juntos se sentaron en el primer banco que vieron. Uno apartado del resto, lejos de todos.

-En realidad... planeaba decírtelo en algún otro lugar más... acogedor -dijo Adrien sonriendo de medio lado.

-No importa -le devolvió el gesto ella-, sea donde sea, estará bien.

-No, no lo estará.

Marinette pudo ver la seriedad en toda su expresión. Cosa que la alarmó.

-¿Ocurre algo grave?

Adrien se movió, incómodo. Estaba nervioso. Pero no por él, si nó por lo que iba a decirle ella.

Agarró sus dos manos y las sujetó con fuerza, hasta tal punto de dejárselas blancas.

-My Lady -empezó, con la voz temblándole-, tú sabes que te amo, ¿verdad? Mucho, mucho, mucho. Te amo demasiado. Muchísimo. Te amo de aquí hasta las millones de galaxias que el humano toma como inexistentes pero que están a millones de años luz y que--

-Adrien -lo cortó Marinette, sabiendo que podía seguir así por horas-. Yo también te amo, pero dime ya qué pasa.

El rubio tomó aire. Luego suspiró.

Tomó aire.

-Me iré del país -soltó.

Silencio. El silencio más abrumador de todos. No era incómodo, no era cómodo, no era de reflexión, no era de enojo ni de amor, mucho menos de contemplación. Era tan sólo silencio.

-¿Q-qué...? -articuló con dificultad.

-Lo que oíste -sonrió tristemente Adrien-. Me iré de Francia.

Marinette estaba en shock.

-¿Por cuánto tiempo...?

-Por... mucho, mucho tiempo. Quizá... meses, o incluso años, no lo sé aún.

Marinette comenzó a llorar.

-Dime que es otro de tus malos chistes sobre gatos -suplicó sollozando.

-Este sería demasiado malo, ¿no crees?

-¿Por... por qué te vas? -siguió llorando la azabache. Seguía estática, sin poder asimilarlo.

Adrien meneó la cabeza, para luego agacharla.

-Mi padre, él tuvo la idea. Me obligó, my lady. Me voy en una semana.

Su curiosidad la había llevado a esto; así que no insistió. Y como si de repente se diese cuenta de que podía moverse, se abalanzó a sus brazos, en busca de calor. En busca de saber... que seguía ahí.

Lloró. Lloró. No recordaba la última vez que había llorado tanto. Quizás nunca.

Quizás cuando sus padres la retaron, por haber roto el horno de la pastelería por jugar con sus muñecas dentro de él. Se arrepintió tanto que les hizo unas cartitas pidiéndoles perdón.

Quizás cuando veía una serie, y sus personajes favoritos morían. O les pasaba algo.

Quizás cuando reprobaba una materia.

Quizás cuando peleaba con algún amigo, o con Alya, que era peor.

Quizás cuando fracasaba como Ladybug, cuando cometía un error sin importancia.

Pero nada se comparaba a cómo lloraba ahora. Desconsoladamente, sin piedad, ni noción del tiempo y espacio, cuya existencia se tornaba irrelevante. No caía en la cuenta de por qué lloraba, no asimilaba lo que le había dicho. Sólo lloraba.

Adrien le contó todo lo que pasó.

En los últimos meses, su padre se notó muy comprensivo con él; le dio el permiso de construir una piscina, le prestaba más atención e incluso lo dejó salir un par de días con Marinette, aunque Gabriel no supiera que era su novia.

Pero un día, su padre llegó a su habitación, sonriendo, con unos papeles en la mano.

-Te irás en un par de meses a Italia- le había soltado ese día-, a estudiar en una mejor institución. Tus horarios se modificarán un poco ya que se agregarán actividades, pero seguirás con el modelaje.

Aquello fue poco antes de enterarse de la identidad de Ladybug, así que para ese entonces no comprendía realmente sus sentimientos hacia ella. Hasta que dedujo que era Marinette. Decidido a contarle que se iría del país, reveló su identidad hacia ella. No tuvo tiempo de planear algo más elaborado, así que simplemente, en medio de una conversación, se sacó su anillo dejando ver a Adrien.

Mas no pudo decirle nada al ver a Marinette boquiabierta, lanzándose a sus brazos. Así que no volvió (aunque nunca lo hizo) a hablar del tema.

Hasta ese día.

Cayó inmediatamente en una depresión, pero no quiso desanimarse, nunca lo hacía. Era muy joven, sí, pero la positividad estaba de su lado.

Su Lady estaba de su lado.

Ella no tenía por qué enterarse de nada. De que pronto... no iba a estar nunca más junto a ella. Si Marinette era feliz en la ignorancia cuya verdad él ocultaba, Adrien también sería feliz.

Y aquí estaba, llorando con Marinette. Con la mujer a la que más amaba en la vida, y con la que le gustaría pasar el resto de la suya.

-Yo voy contigo -rompió el abrazo Marinette, hablando con voz decidida.

Adrien negó levemente. -Iré a Italia. No puedes pagar el pasaje, y mi padre es el que maneja las cuentas. Yo... ya se lo había preguntado, pero... no me dejó.

-No me importa, iré en la maleta.

-Mari... -susurró Adrien, acariciándole la mejilla- No quiero arruinarte tu vida... ¿Viajar a Italia... por mí? Tienes un futuro aquí...

-¡Me arruinarás la vida si te vas! -gritó Marinette desesperada, demarrando lágrimas.

Adrien suspiró. -Yo tampoco quiero irme, Princesa, pero no hay nada que hacer.

Marinette iba a protestar, pero Adrien la agarró de los brazos y la atrajo hacia sí, abrazándola nuevamente, ambos llorando.

Llorando, por algo que... acabaría con todo.

~.~.~.~.~.~

-Pasajeros del vuelo IT número 1675 con destino a Italia, por favor abordar por el pasillo siete.

No entendía cómo pudieron haber llegado a esa situación.

Nunca, pero nunca, jamás en la vida, se lo hubiera imaginado.

Nunca digas nunca, ¿no?

-¿Estás seguro que tienes todo?

-Sí, eso espero.

-¿No quieres que volvamos para ver si te falta algo?

-Mari...-advirtió.

-¿Qué? Lo estoy diciendo de verdad.

Él la miró, con una expresión vacía y triste. Se había prometido no llorar, pero cada vez le costaba más.

-Pasajeros del vuelo IT número 1675 con destino a Italia, por favor abordar por el pasillo siete.

-Señor Adrien-llamó Nathalie-, ya es hora de subir al avión.

-No te vayas-suplicó Mari en un susurro-. Por favor...

Se abrazaron, llorando. Ahora ambos.

-Te amo, my lady-le dijo Adrien, apretándola más hacia él-. Nunca lo olvides. Te amo mucho, siempre lo haré, siempre.

-Señor Adrien-llamó Nathalie. Ella viajaría con él.

Ya estaban en el aeropuerto. Gorila los había llevado, ya que Marinette quería pasar la mayor parte del tiempo posible junto a Adrien. Hasta que se vaya. Para siempre, quizás.

-Terminaré mis estudios y volveré-le susurró él.

-Lo sé. Llámame...

-Apenas llegue.

-Por favor...-suplicó- No te vayas...

-Última llamada a los pasajeros del vuelo IT número 1675 con destino a Italia, por favor abordar por el pasillo siete.

-Adrien-advirtió Nathalie-. Ya vamos.

Lo arrancó de los brazos de Marinette, que seguía llorando.

-¡Cuídalo bien, Nathalie!-sollozó-. ¡No me olvides!-estaba por ir corriendo y abrazarlo nuevamente, pero Gorila la tomó de los hombros-¡No, déjame!

Ya era tarde. Adrien se dio vuelta y la miró, llorando. Nathalie lo había prácticamente arrastrado hasta el avión. Él seguía sin creer que sería verdad, que se iría definitivamente.

Miró por la ventanilla, una vez sentado. Marinette lloraba agachada en el piso. Una lágrima rodó por su mejilla.

-No te olvidaré jamás, my lady-dijo, apoyando una mano en el vidrio.

~.~.~.~.~.~

"Ese fue el último día en el que te vi. Prometiste que llamarías, mas nunca lo hiciste. Prometiste que volverías, pero aún no llegas.

Prometiste que no me olvidarías, pero sé que no me recuerdas.

Te extraño aún, ¿sabes? Y me gustaría que lo supieras. Que, al menos, te preguntes cómo estoy, o qué hago. No lo sé. Simples cosas que una adolescente sueña.

Aunque ya no soy una adolescente, y tú tampoco. Hemos crecido, Adrien, y me gustaría saber de ti.

Me había prometido olvidarte, pero sabes que no puedo hacerlo. Nunca lo hice.

En fin, quería contarte el motivo por el que decidí escribirte esta carta sobre nuestra relación: ayer me levanté, y cuatro preguntas surcaron mi mente.

¿Quién me contará sus batallas en invierno?

¿A quién en primavera le daré mis consejos?

¿Por qué me has enamorado con locura en el verano...

para en el otoño dejar todo abandonado?

Finalizo la presente viendo por la ventana de mi habitación cómo las lluvias mojan el paisaje nublado de París y cómo los Jardines de Luxemburgo se tiñen de negro.

Eso fue todo, Adrien.

Con amor, Marinette Dupain-Cheng." 

~.~.~.~.~.~

(I'm so sorry por la tardanza)

Vamos a respetar la realidad: sólo hay cuatro estaciones, y ésta ha sido la última.

Me encantó escribir esta historia, quedé con los dedos todos lastimados y mis ojos ardiendo, pero valió la pena.

Definitivamente.

(Pero tranquilos; siempre queda el Epílogo.

El Epílogo, que cuenta el verdadero final.)

.....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro