Capítulo 31. Felicidades, mis mortales favoritos.
En el gremio, horas antes.
*¡PAM!*
Un par de manos golpearon con una sólida mesa de escritorio hecha de madera, haciendo eco dentro del gran edifico.
-¡¿Por qué no podemos ver a Urano?! ¡Es un asunto muy urgente!-Gritó la voz chillona de una diosa con dos coletas y visiblemente enojada, al igual que indignada, por lo que respondieron a su solicitud anterior.
-Hestia-Sama, ya le explicamos que por muy importante que usted diga que sea, no podemos simplemente darles el permiso de ir a ver a Urano-Sama. Se debe seguir un procedimiento y en primer lugar él debe aceptar recibirlas-Una asesora de cabello rosado respondió, cansada de estar repitiendo lo mismo desde hace 5 minutos sin obtener un resultado diferente.
-¡No hay tiempo para esas cosas! ¡Hay vidas en riesgo y queremos respuestas! ¡Por su culpa es que nuestros hijos están en peligro!-Astrea también se unió a los reclamos, descontrolándose. La figura de la diosa recta, calma y pulcra se rompía conforme los días pasaban, sin que dudara ni un segundo en actuar tan groseramente con tal de asegurar el bienestar de sus seres queridos y sobretodo de la capitana de su familia.
La pelirrosa retrocedió ligeramente. A pesar de que había un mueble de madera que los separaba y un cristal delante de su rostro que le impedía ser golpeada, sentía que en cualquier momento la castaña junto a la pelinegra se le lanzarían con la intención de dañarla si no conseguían lo que pedían.
-¡R-Rose! ¡Rose! ¡Por favor ven y ayúdame!-Rogó la asesora, llamando a una compañera suya de cabello rojo que se sentaba tres escritorios a su derecha, quien lucía cansada de oír la disputa.
Ella se levantó de su asiento, suspirando y cerrando los ojos con desdén. Luego se paró detrás de su temblorosa amiga, quien la abrazó de la cintura, y habló.
-Ya se les repitió hasta el cansancio físico y mental de Misha que no pueden ver a Urano. Si quieren puedo decirle a Royman que se comunique con él para que le pregunte si acepta recibirlas. Pero por ahora es imposible que les permitamos ir sin una confirmación de que se les desees ver allá-Comentó la mujer lobo con un tono sereno y serio, propio de su personalidad y experiencia acumulada en los años que lleva desempeñando el trabajo de asesora en la ciudad calabozo.
Hestia infló sus mejillas y cerró los puños.
-¡Mi hijo derrotó a esa cosa en el ataque de Evilus! ¡Sin él Orario hubiese sucumbido al caos! ¡Yo como su diosa solo pido ver a Urano! ¡Es un derecho que nos ganamos por haberles salvado el trasero!-Declaró, casi lloriqueando de rabia e impotencia, sacando a relucir su último recurso, la compensación por actos pasados que ni siquiera la involucraron directamente y de la cual se les dio una recompensa monetaria en su momento.
La asesora pelirroja se froto los párpados.
-Esto comienza a ser molesto y hasta cierto punto ridículo. Perdón, pero no importa que Pies de conejo haya jugado un papel fundamental en ese momento tan difícil. Él no es el primer héroe que ve esta ciudad y seguramente tampoco el último, por lo que su argumento no tiene ninguna validez. Como diosas se les respeta y venera, sin embargo, incluso ustedes deben comprender qué hay cosas fuera de discusión en las cuales no se les cederá la razón-Expresó, sin cambiar su expresión facial.
*¡PAM!*
De repente un fuerte golpe hizo temblar todos los escritorios que estaban junto al de la pelirrosada, quien permanecía en silencio hasta que soltó un pequeño quejido de miedo y saltó producto de esa misma emoción, llamando la atención de los presentes.
Un silencio total y aterrador se presentó en el gremio. Cada persona al interior del edificio se callo y dejó de realizar sus actividades, concentrándose en el origen de tan estruendoso ruido.
Cuando buscaron quien fue el o la responsable de esto, se toparon con que se trataba nada más y nada menos que... ¿De una camarera?
Sí, una bella camarera de cabello gris platinado que le cubría el rostro parcialmente, impidiendo que su expresión facial fuese mostrada al público, fue quien golpeó con ambas manos la superficie porosa de la madera.
Sacó aire de la nariz y apretó los dientes. Sus uñas se enterraron en las tablas que contactaban con sus manos.
Poco a poco levantó la cabeza de manera tétrica mientras las dos asesoras enfrente suyo la observaban. Cuando por fin hicieron contacto visual, aquellos hermosos ojos grises que caracterizaban a la trabajadora del bar "La señora de la abundancia" brillaron de un color púrpura.
-Hay dos opciones queridas. O son amables y serviciales como una asesora debe ser, cediéndonos el permiso de darle una pequeña visita a Urano-Sama. O... atenerse a las consecuencias... ustedes deciden-Movió la cabeza a un costado y sonrió sin parpadear, infundiendo miedo tanto en la pelirrosa como en la serena y seria pelirroja, quien por fin mostró una emoción diferente al desinterés en su cara.
Un miedo profundo se produjo en el interior de sus corazones, concordando en ello. La joven asesora y la experimentada no sabían a qué se debía, pero aquella humana aparentemente común desterraba en ellas sus sentidos de supervivencia más antiguos que han pasado de generación en generación.
Tragaron saliva e iban a, manteniéndose fieles a sus papeles de trabajadoras, negarles el permiso por millonésima vez, así sus vidas estuviesen en riesgo. No obstante, una puerta a espaldas de ellas se abrió. Las bisagras chillaron al abrirse y la luz que penetraba desde la ventana iluminó a una figura que abandonaba la habitación de estudios.
Se trataba de una joven elfo, quien sostenía en su mano derecha unos lentes y en la izquierda un trapo, con el cual limpiaba los vidrios de estos. Una vena se le marcaba en la frente y caminaba directamente al origen de la bulla y descontrol que precedió al silencio.
-¿Por qué hacen tanto escándalo? Estaba leyendo algunos libros en los que se actualiza la información respecto a los pisos profundos y no dejan de interrumpir con golpes, gritos y lloriqueos de Misha-Comentaba la castaña, sin abrir los ojos al avanzar y frotándose los párpados, desvelando un cansancio mayúsculo.
Cuando por fin los abrió y se puso las gafas, permitiéndole ver de manera óptima nuevamente, observó la escena.
Misha abrazada de Rose. Ambas temblaban.
Syr Flova, aquella camarera del bar que ha visitado un par de veces en sus descansos para comer, con quien ha conversado de vez en cuando.
Hestia, la deidad que tenía a Bell Cranel, el aventurero a su cargo, como parte de su familia.
Astrea, la diosa de la Justicia que recientemente regresó a Orario y ha decidido volver a formar una familia.
Y una humana de cabello castaño a la cual le ha impartido clases en los últimos días tras decidirse en convertirse en aventurera, siendo hija de la diosa antes mencionada.
-¿Uh? ¿A qué se debe su visita?-Preguntó, cambiando su actitud de enojada a curiosa.
-¡ASESORA-KUN!-Gritó Hestia, feliz de verla ahí. Al fin una cara conocida que no la trataría mal y con quien sostiene cierta amistad gracias a su hijo.
-¡Eina!-Syr también grito de emoción, yendo a su dirección y olvidando su amenaza. El cambio tan brusco sorprendió a las dos asesoras quienes recibían ese odio.
-¡Eina-Sensei!-Lucía también se les unió, abogando por la relación maestra/alumna.
Astrea la siguió. Si bien no tenía una relación
En ese momento el trío de chicas que la conocían y estimaban dieron inicio a su parloteo, repitiéndole lo que sus dos compañeras han oído hasta el cansancio la última media hora. Incluso hablaban al unísono, provocando que las voces se superpusieran las unas a las otras.
La semi elfo las oía atentamente, sin interrumpirlas para que sus elocuentes argumentos de por qué ella debería dejarles ver a Urano finalizarán y así tomará la palabra.
-No estoy muy segura de tener la capacidad de dar esos permisos. Como ya les han comentado, hay cierto procedimiento. Yo estoy segura de que ustedes ni vendrían sin una razón en especial y comprendo que para ustedes es urgente hablarle, pero si no me dan una justificación más detallada se me dificulta ayudarlas-Dijo la castaña, siendo empática con sus conocidas y amigas.
-¡Él debe pagar si dañan a mi Odr! ¡Para mí ese es motivo suficiente para ir a por ese vejestorio!-Vociferó la camarera, frunciendo el ceño y causando confusión en s acompañantes, quienes ladearon la cabeza.
"¿Eh? ¿Odr? ¿Tu esposo? Tonta, prácticamente le serviste a tu amiga en bandeja de plata a quien considerabas digno de ese título" Pensó Hestia, poniendo cara de póker al conocer dicho término que ella, no la camarera si no la diosa disfrazada como tal, usaba para referirse a aquel hombre que se convertiría en su alma predestinada y que la amara como nadie más lo ha hecho.
"¿Tu Odr? ¿Planeas quitarle el novio a tu amiga? ¡Sobre mi cadáver! ¡No le arrebatarás el novio a mi hija, Freya!" Astrea también pensó lo mismo que la diosa de baja estatura y coletas.
Ambas malinterpretaron las intenciones y el contexto en el que la canosa dijo aquello. Aunque tal vez eso era lo mejor.
-Q-Quizás el vengarse de Urano-Sama en caso de que tu "Odr" resulte herido cause el efecto contrario al que buscan...-Muchos signos de interrogación aparecieron encima de la cabeza de la asesora, quien no entendía a qué se refería, por lo que simplemente le dio el avión.
-¡No me ignores ni tomes de loca!-Reclamó la camarera, inflando sus mejillas y enrojeciendo se del enojo.
Su gesto se oscureció. Probablemente planeaba realizar otra amenaza como la anterior. La piel se le puso de gallina a Misha y a Rose ante esto.
-¡C-Continuando!-Hestia se posó enfrente de la peligris antes de que cometiera otra locura.
-Es un asunto de vida o muerte, Eina. No haríamos este escándalo si no se tratara de algo así. Por lo que, por favor te pido que nos dejes pasar-La pelinegra juntó ambas manos en señal de rezo/reverencia, rogándole.
Los ojos de la castaña se abrieron en demasía al presenciarlo. No cualquier deidad reverenciaría a una mortal cualquiera.
-¿Qué quieren decir con "vida o muerte"? Y por favor hable solo una-Interesada y preocupada, interrogó.
-Es mi Bell... mi Bell murió... ¡Pero a la vez no! ¡Es muy complicado de poner en palabras!-Respondió Hestia.
El corazón de la semi elfo se detuvo por un segundo cuando escuchó la primera parte de la respuesta, no obstante, volvió a latir cuando escuchó la continuación de la misma, despertando una fuerte confusión y enojo dirigido a la pequeña diosa quien la hizo asustar.
Ella, volviendo al ritmo normal de su corazón, suspiró y tragó saliva, recuperándose del fuerte terror que sufrió.
Decidida, habló.
-Vengan conmigo-Declaró.
Los rostros de las cuatros féminas se iluminaron.
-¡Hey! ¡Eina!-Reclamó Royman, quien vigilaba el transcurso de la conversación desde lejos hasta que a la asesora del gremio se le ocurrió desobedecer las órdenes.
-¡No tienen permitido ir con él! ¡Vuelve a tu trabajo!-Regañó, frunciendo el ceño y moviendo su gordo cuerpo hacia ella.
-¡No haré! ¡Es de Bell quien hablamos!-Replicó la castaña.
-¡No mezcles el trabajo con lo personal! ¡Hay protocolos y sin importar de quién se trate no debemos quebrantarlos!-El elfo anciano desechó el argumento de la trabajadora sin dudarlo ni titubear.
-¡P-Pero...!-Queriendo ir en contra, Eina estuvo a punto de externarle su inconformidad, siendo interrumpida.
-¡Si no te callas y regresas a ese maldito escritorio! ¡Te despido! ¡He esperado mucho para hacerlo y solo me darás el motivo ideal para desecharte! ¡Urano-Sama no espera visita de ninguna clase y no me interesa quienes sean ambas cosas al igual que esas dos don nadie que las acompañan! ¡Está prohibido!-Gritó, poniéndose rojo de la furia y faltándole el aire.
-Ya fue suficiente...-Murmuró Syr, dando un paso adelante y mirando fijamente al asqueroso elfo que claramente odiaba a la semi elfo.
Nuevamente, sus ojos grises tuvieron ciertos destellos de púrpura.
-¿Qué es lo que...?-Royman no pudo terminar esa pregunta.
Como si de una Yandere se tratara, Syr ladeó la cabeza tétricamente y movió los labios, susurrando a un tono muy bajo lo que a leguas parecía ser una orden.
Los músculos del canoso se tensaron. Sus labios dejaron de moverse y abrió los ojos hasta lo que estos le permitían sin salirse de las cuencas.
-¿Q-Qué sucede...?-Cuestionó Eina, impresionada por el cese en los ataques verbales, amenazas e insultos que su jefe siempre le dirigía desde que tiene memoria trabajando ahí. Todo comenzó desde que se enteró que era uña elfo de sangre impura y que una alta elfo se enrolló con un sucio humano, dándole la dicha de la vida a la castaña y manchando un linaje real.
De pronto el anciano pegó media vuelta y se retiró a paso lento.
-¡Vámonos!-Restándole importancia, la peligris les dijo aquello.
-M-Mi trabajo...-Eina estaba preocupada y temerosa de perder eso por lo que ha rebajado tan diligentemente.
-Eina, yo me encargaré de todo. Solo guíanos por favor-Pidió la camarera, dándole la impresión de que no tenía por qué inquietarse de abandonar su puesto de trabajo.
Por alguna motivo, ella confió en la chica, asintiendo.
-De acuerdo. Vengan, es por aquí-Dijo, decidida.
A las carreras, abandonaron el gremio.
Cruzaron varias calles hasta llegar a una compuerta escondida en alguna parte de la ciudad que pocas personas conocían.
Al entrar, cientos de escalones que guiaban a un profundo abismo sin aparente fin fue lo primero con lo que se toparon.
Las cinco mujeres bajaron los escalones lo más rápido que sus piernas les permitían sin poner en riesgos sus vidas al tener cuidado de no caer y rodar por ellas.
Esporádicamente, Syr vigilaba un objeto circular de color jade y del tamaño de una canica. Se trataba del Oculus que Hestia le dio, el cual se comunicaba con el que Mama Mia, junto a Hedin y el resto de camareras del bar donde trabajaba, se llevaron al calabozo para encargarse de la situación allá abajo y salvar a los aventureros de la familia Hestia y compañía del peligro en el que se hayan metido.
No obstante, no recibió ninguna clase de respuesta, inquietándose y frustrándola aún más.
-¡Oiga, Hestia-Sama! ¡¿A qué se refiere con que Bell murió y que a la vez no? Porque ahora que estoy con la cabeza fría eso no tiene sentido. ¡No he regresado al gremio porque ya desobedecí a Royman y se siente genial!-Declaró la asesora, tomando bocanadas de aire cada cierto tiempo por su agitada respiración al estar corriendo y concentrándose en no dar un mal paso.
-¡E-Es que...! ¡De un momento a otro dejé de sentir su falna!-Revelaba, haciendo un esfuerzo inhumano en terminar con su respuesta, pero la falta de aire le pasaba factura, impidiéndole finalizar.
-¿C-Cómo...?-Interrogó Eina, deteniéndose poco a poco y sintiendo aue un hueco se le formaba en el estómago, producto de la incredulidad al recibir esta noticia.
-¡Y luego regresó! ¡Hestia volvió a sentirlo! ¡No dejes de correr!-Astrea contestó, completando la historia a medias de la deidad de estatura menor, a quien le rebotaban los pechos, al igual que a ella, por cada paso que daba.
Y no eran las únicas, también Syr, Eina y Lucía sufrían de ese problema. Esta ultima incluso se abrazaba a sí misma para que eso no sucediera.
Si no hubiese tanta prisa, Syr disfrutaría de la escena como buena diosa de la belleza disfrazada que no le dice que no a unos buenos, hermosos, redondos y sabrosos pechos.
¡Pero los pechos pasan a según plano en esa emergencia!
Eina bajó la cabeza, pensativa. No daba crédito a lo que le contaban. Jamás había escuchado de un caso como ese.
Lucía estaba igual, dudaría de la veracidad de esa información si no hubiese visto la desesperación y la seriedad con la que su diosa y la diosa de Bell Cranel, su salvador y pareja de la capitana de su familia, se lo dijeron a la camarera. Aunque en su mente todavía tenía ciertas dudas, las principales iban dirigidas a la antes mencionada respecto a por qué ambas deidades le consultaron a ella, una humana sobre el asunto de la muerte del conejo y cómo es que conoce a gente tan poderosa dispuesta a arriesgar sus vidas en el calabozo donde los esperaba esa cosa a la que el grupo de expedición se enfrentaba.
-¡Eso puede pasar cuando un aventurero muere y revive a los segundos! ¡El corazón deja de latir y el falna se inhabilita, simulando la muerte! ¡Dentro de la familia Freya ha sucedido varias veces en las iniciaciones! ¡Hay reclutas nuevos que no resisten esa experiencia, pero su falna se reactiva cuando Heith Velvet los sana y hace que sus corazones vuelvan a latir, reanimándolos!-Reveló Syr, corriendo y adelantándose. Sin dudas temía por la salud de su amiga y aquel chico que le gustaba. O quizás su desespero nacía por otro motivo. A lo mejor era ambas.
Lucía y Eina, impresionadas de lo que oían, dirigieron sus miradas hacia quien hizo esa confesión dado que provenía de una mujer ajena al mundo de los aventureros según sus conocimientos.
En Hestia y Astrea era el caso contrario, dado que conocían la verdadera identidad de la aparentemente joven humana.
"¿No se supone que es una camarera? ¿De donde consiguió esa información? Ni yo que soy asesora lo sabía, la familia Freya ha sido un misterio para el gremio desde sus inicios, solo sabemos de ellos cuando reportan subidas de nivel o se les manda a una expedición" Pensó la semi elfo.
-No pregunten por mis fuentes, por favor. No es el momento y no tengo las ganas-Pidió la peligris.
Eina sacudió la cabeza y prosiguió con la conversación.
-¿Y qué pudo llevar a Bell al extremo de morir y cómo revivió? Se supone que fue una expedición al gran árbol, máximo a la ciudad del agua. Para él, un nivel 5, nisiaui la Amphisbaena debería representar un reto-Se cuestionó, sujetándose la barbilla y pensando a profundidad de los posibles agentes causales de el deceso y la reanimación del peliblanco.
-¡El problema es que no se trataba de una expedición común y corriente! ¡Urano nos la cambió por una búsqueda y rescate en los pisos profundos!-Confesó la Diosa de coletas, irritada y gritando airadamente, reflejando el enojo que sentía en ese momento tan solo recordándolo.
-¿Búsqueda? ¿El mismo Urano la cambió y les puso otra misión? ¡¿Qué demonios sucede?! ¡Solo hacen que surjan más dudas en mi!-Se frustró la chica, revolviéndose el cabello y frunciendo el ceño.
-Una sola vida poniendo en riesgo a varias solo para salvar a alguien ¿Qué pasa por su mente? Los pisos profundos... Le he dicho millones de veces a Bell que no debería ir a los pisos profundos si no se sentía preparado... ¿Por qué aceptó eso? ¿Qué riesgos pudo haberse topado ahí para incluso...?-La lágrimas de la castaña no dejaban de fluir y deslizarse por sus mejillas, impidiéndole completar su cuestionamiento.
Ambas diosas bajaron la cabeza.
-No lo sabemos... es por eso que estamos aquí. Si contáramos con los detalles te lo diríamos porque comprendemos lo mucho que te preocupas por él. Lo haz visto enfrentarse a muchos riesgos casi el mismo tiempo que yo-Comentó Hestia.
-No importa qué o quién los haya atacado. Si le hicieron daño a mi Odr lo lamentarán...-Dijo Syr, frunciendo el ceño.
Nuevamente, la confusión en las presentes no se hizo esperar.
-Sea lo que sea, mis compañeras ya fueron a rescatarlos. Ojalá no sea tarde, manténganos al tanto de la salud de sus hijos, Hestia-Sama, Astrea-Sama-Agregó, dirigiéndose a las deidades.
Estas asintieron.
-¿Tus compañeras? No me digas que también...-Eina reconocía a las aventureras en el bar, no por nada ha manejado millones de hojas de estado y llenando registros.
-Sí, Mama Mia también se les unió. Eso te da una idea de lo importante que son Ryuu, Bell y compañía para ella, cerrar en la tarde antes de la hora pico, perdiendo así dinero-Expresó la peligris, riendo ligeramente por lo último. Ella conoce lo severa y diligente que su jefa es en el trabajo, mismo caso con Eina, quien la ha hasta cierto punto admirado por mantener a raya a todas esas chicas inadaptadas.
-Es un grupo formidable... una nivel 6 rodeada de tres niveles cuatro...-Musitó la asesora.
-De hecho son dos, Hedin va con ellos...-Agregó Syr.
-¿Eh?-Salió de la semi elfo.
-¡Llegamos! ¡Veo la luz!-Hestia apuntó al final de los escalones, donde antorchas donde se encendían unas llamas inestables iluminaba el camino, por lo que la conversación entre camarera y asesora tuvo que truncarse.
Aceleraron el paso y conforme lo hacían, a lo lejos, al final de ese extenso pasillo que guiaba a una habitación extremadamente grande, el calor y la luz de esas antorchas y lámparas mágicas era mayor.
Cuando alcanzaron el final, los pasos despertaron la atención del dios a lo alto sentado en un trono.
-¿Uh? ¿Qué hacen aquí?-Les cuestionó al notar las cinco presencias.
-¡URANOOOOOOOOOOOOOOO!-Astrea, Hestia y Syr, completamente endiabladas fueron a por él.
Y de ese modo, el mar de gritos dio inicio.
-¡¿CÓMO MIERDA SE TE OCURRE DARNOS ESA JODIDA MISIÓN EN LOS PISOS PROFUNDOS?!-La Diosa de menor estatura fue la primera en hablar.
-¡MI RYUU ESTÁ EN RIESGO POR TU CULPA! ¡NUESTRAS FAMILIAS ENTERAS LO ESTÁN!-Astrea fue la siguiente en tomar la palabra.
-¡SI LE SUCEDE ALGO ALGUNO DE LOS TRES TE REGRESARÉ A TENKAI, VEJESTORIO!-Syr era quien lucía más enojada.
-¿Tres?-El par de diosas la voltearon a ver.
-¿De qué hablan? No comprendo a qué se refieren-Externó el dios de la ciudad calabozo, siendo objeto de insultos y amenazas sin ser consciente de qué se le acusa.
-¡YO TE RESPONDERÉ! ¡ES MI BELL! ¡POR TU CULPA MURIÓ!-Hestia retomó el control de la conversación.
La expresión inalterada que era común en la deidad cambió radicalmente, sin ser capaz de creer lo que la misma diosa del albino le decía.
-¿C-Cómo...?-Quería que se lo repitieran, esperanzado de haberlo oído incorrectamente.
Mientras él yacía incrédulo por la noticia, algo inusual se presentó en el bolsillo del delantal de la joven camarera.
Un objeto brillaba.
-¡Fre! Digo, Syr ¡El Oculus! ¡Está recibiendo una llamada!-Astrea señaló.
Rápidamente la joven sacó el artefacto mágico de su bolso y lo levantó.
Todas las chicas presentes en la sala se reunieron para ver de qué se trataba.
Antes de que pudiera hacer algo, la figura de Hedin materializó en la pantalla.
-Syr-Sama, estamos llegando a los pisos intermedios a duras penas-Dijo Hedin con voz cansada
-Hemos tenido dificultades para avanzar. Anya comió algo que no debía y ha estado vomitando-Agregó.
-¡Es que esa fruta lucía deliciosa-nya! ¡Buagh!-Replicó la chica gato, expulsando el interior de su estómago.
Hestia y Astrea intercambiaron miradas preocupadas y, antes de que Syr pudiera reaccionar, la empujaron hacia un lado y le preguntaron a Hedin con urgencia si tenían alguna pista sobre el paradero del conejo y el grupo del rescate.
El elfo negó con desdén.
-He preguntado a varias personas, pero huyen despavoridas al verme-Respondió.
¡Dame esto!-Exclamó Mama Mia, arrebatando el objeto de las manos de Syr.
Con voz firme, la enana informó sobre los avistamientos del grupo en Rivira.
-Unos aventureros nos lo contaron. Estuvieron en Rivira por unos minutos y luego se dirigieron a los pisos inferiores-Comunicó.
Chloe asintió y agregó más detalles.
-Un tipo que parecía ser amigo de Bell-nya nos dijo que se dirigían al gran árbol por una misión-nya-.
Lunoire asintió y compartió la información que recabó.
-He escuchado que muchos aventureros regresaron de esa área luciendo derrotados. Parece que no encontraron ningún monstruo. Como si la zona hubiera sido limpiada desde el piso 24 hacia arriba-.
Entre los retorcidos gemidos de Anya, ella también aportó su parte.
-A mí me dijeron que a partir del piso 25-nya, los aventureros han encontrado cientos de piedras mágicas esparcidas por el suelo y armas de Spartoi-nya... ¡BUAGH!-Dijo la castaña con piel color verde por las náuseas, continuando con su vómito.
-¡¿POR QUÉ DEMONIOS NO LO DIJISTE ANTES, GATA TONTA?!-La reprimenda fue unánime. Todos se volvieron hacia Anya, reprochándole por no haberlo mencionado con anterioridad, haciendo que perdieran tiempo.
-Pero, ¿cómo es posible? Los Spartoi no deberían salir de los pisos profundos-Eina, siempre la voz racional, expresó su confusión.
-No sé qué está sucediendo, pero debemos apresurarnos-Mama Mia cortó la llamada abruptamente.
La tensión en la habitación era palpable mientras el grupo procesaba la información y se preparaba para enfrentar el enigma que se avecinaba en los pisos inferiores de la mazmorra.
En la penumbra de la sala del Oculus, Urano se mordió el labio mientras murmuraba que el calabozo estaba actuando de manera extraña.
Hestia, quien lo veía, suspiró y le explicó sobre lo que había ocurrido con Bell.
Tras escuchar los detalles, Urano frunció el ceño y supuso que esto debía ser obra de Fels.
-Probablemente se encontraron en algún momento y él usó su magia de resurrección-Dijo pensativo.
-No importa eso ahora. Lo importante es saber a qué demonios nos enfrentamos-Astrea intervino, con voz firme.
-Tch...-El Dios chasqueó la lengua.
-Comienza a hablar-Exigieron las diosas.
Viéndose sin opciones, decidió relatar lo sucedido.
-Fels tenía la misión de recabar información al interior del calabozo por una anomalía que se originó días antes. El problema es que en su búsqueda perdimos contacto y no era posible localizarlo. Como medida desesperada tuve que... bueno...-Se explicó.
Ante esto, hubo una chica que rompió el silencio.
-Si todo esto ocurrió en los pisos profundos, ¿por qué la familia Hestia tiene que involucrarse?-Lucía planteó una pregunta válida.
-Es cierto. Aunque Bell y Ryuu Lion sean de nivel cinco, el resto de ellos está arriesgando mucho al ir-Eina asintió, respaldando el cuestionamiento.
Urano tomó un respiro y explicó en voz baja.
-Ese asistente del que hablo es alguien que no debe ser visto por los demás. Solo la familia Hestia y aquellos que lo acompañan lo conocen más contadas personas fuera del círculo de los antes mencionados-Comentó, justificando la elección.
El comentario pareció ser suficiente para calmar las dudas del grupo. En silencio, Syr se sentó en el borde de las escaleras y las demás la siguieron, formando un círculo de apoyo.
Hestia dejó escapar un suspiro y murmuró con resignación.
-No tenemos otra opción más que esperar-Murmuró.
Un coro de asentimientos confirmó sus palabras en medio de la oscuridad cargada de incertidumbre.
Desde lo alto, Urano también libraba su propio tormento interno.
No dejaba de creer que esto era culpa suya y que el calabozo liberó a un monstruo más allá de lo imaginable, casi como si se tratase de la calamidad que enfrentaron meses atrás.
"¿Qué tan fuerte debió ser esa cosa como para que Bell Cranel muriera y Fels tuviese que recurrir a Dia Orpheus?" Se cuestionó, sin llegar a una respuesta clara.
Se mordió la uña.
-¿Será posible que... se trate de Gea? ¿Estará relacionado?-Preguntó.
Dos horas pasaron en tensa espera hasta que, de repente, el Oculus volvió a encenderse, bañando a las presentes en una luz tenue y azulada.
Mama Mia irrumpió en la escena, corriendo con el objeto en la mano, y su voz resonó con urgencia.
-¡Estamos en los pisos profundos! ¡Confirmamos lo de las piedras mágicas en el suelo! Parece que hubo una batalla extensa y cansada en contra de un ejército de Spartoi desde el piso 25 al 35. Pero no hay rastro de otros monstruos, solo esas piedras mágicas!-Reveló.
Eina interrumpió con una teoría.
-Es posible que haya habido un desequilibrio en la generación de monstruos en el calabozo. Los esqueletos podrían haber subido, alejándose de su lugar de aparición habitual-Adicionó como posible hecho.
Justo cuando estaban procesando esta nueva información, las paredes del calabozo comenzaron a temblar violentamente. Un grito ensordecedor retumbó en el aire, haciendo que todos se sacudieran.
Esto despertó las alertas en los aventureros y quienes observaban desde afuera mediante el Oculus.
-¡Mama Mia! ¡¿Q-Qué fue eso?!-Preguntó Syr, entre tartamudeos.
A pesar del alto volumen de voz que empleó para comunicar su inquietud, no recibió respuesta.
-¡Hay interferencia!-Dijo Hestia, enojada. La razón por la cual ya no había sonido proveniente del Oculus era por un agente externo que impedía la señal entre ambos.
Ellas acercaron los oídos al objeto mágico para comprobar si todavía escuchaban algo, hasta que...
-¡DISPARA TU MALDITA MAGIA!-La voz de la enana nuevamente fue oída, quien le lanzaba esa orden a Hedin, según lograron suponer desde el otro lado.
Debido al repentino grito, las féminas sintieron un dolor intenso en el tímpano.
-¡EN CAMINO!-Contestó el elfo.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué disparo?! ¡¿Por qué?!-Las cinco mujeres los bombardeaban de preguntas que no serían respondidas.
-¡Golpea eternamente, general indestructible del rayo!-.
Un cántico dio inicio y finalizó con...
-¡VARIAN HILDR!-.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Un choque entre magias representando como estática provino del Oculus.
Y lo que le siguió fue...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una fuerte explosión.
Tras esto... solo hubo silencio.
La señal se interrumpió, cortando la llamada y dejando a las personas del otro lado de la acción en completa expectación.
La piel de las féminas, increíbles, palideció aún más.
-¿Q-Qué fue eso...?-Luego de dar un trago de saliva a pesar de la boca seca, Hestia cuestionó.
La mano le temblaba, por lo que aquella bola de jade se sacudía producto de ese síntoma de nerviosismo.
-...-.
Nadie pronunciaba siquiera una palabra.
Cayeron de repente en sus asientos improvisados, los escalones que guiaban al trono de Urano.
El corazón les latía fuertemente con el transcurrir de los minutos.
La mente de la castaña, pelinegra y peligris se concentró en una sola cosa... percibir el falna de sus hijos, esperanzándose de que no ocurriese nada malo y que de un momento a otro este dejara de sentirse en alguno de ella, porque eso daría como pauta una muy mala noticia y les daría la idea de aquella catástrofe que enfrentaban en e interior del mórbido y misterioso calabozo.
Y de ese modo casi media hora pasó, en la que ninguno de los presentes se dignaba en romper el silencio.
Hasta que...
-¡Hey! ¡¿Esta cosa funciona?!-Una voz conocida por fin se produjo en el Oculus.
-¡E-Es Mama Mia!-Declaró Syr, señalando y poniéndose de pie junto al resto, quienes se acercaron hacia Hestia, la cual era la que sostenía dicho objeto de comunicación.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Dónde están?! ¡¿Por qué hubo una fuerte explosión?!-Interrogaron casi al unísono, con una velocidad y timbre idénticos, sobreponiendo sus voces.
-No hay tiempo para explicaciones. Estamos por salir a la superficie. Tengo a Ryuu en brazos y Hedin a Bell. Sus cuerpos estén cubiertos de heridas, pero nada que no se pueda arreglar. El resto de los mocosos vienen detrás nuestro, ellos se tomarán un tiempo mayor. Los detalles del combate se los pondrán solicitar a la Hobbit de la familia de Hestia-Sama-Informó la enana, desvelando el final de esa travesía sin profundizar en lo que se desarrolló en la misma a falta del conocimiento pre combate en contra del Udaeus.
Un largo y tendido suspiro provino de las chicas, incluso del mismo Urano.
-Por cierto Syr, espero un pago muy bueno por esto. Esa cosa... esa cosa no era normal-Adicionó la dueña del bar a su camarera. Uno pensaría que bromeaba, no obstante, a lo que refiere a la mujer, el dinero no es ningún juego.
-Lo sé, lo sé-Respondió la joven, riendo nerviosamente ante esto.
-¿Cuánto tiempo les roñara regresar a la superficie?-Pregunta Astrea.
-Entre media hora y una. Estamos un tanto agotados, de no ser porque no habían monstruos en el calabozo a partir de Rivira no hubiésemos llegado a tiempo-Hedin dio un estimado, metiéndose a la conversación tras oír a la diosa de la justicia.
-Eso es lo que nos tomaría regresar...-Mencionó Lucía, quien hasta antes de eso permaneció callada.
-Sí, lo mejor es ir a interceptarlos en la entrada al calabozo, así podremos asegurarnos de que nuestros hijos estén bien-Expresó Syr, despertando miradas.
-¿Nuestros?-Eina y la humana ladearon la cabeza en señal de confusión.
-E-Eto...-La peligris se metió en una situación comprometedora.
-¡No hay tiempo para esto! ¡Vámonos!-Hestia se interpuso, salvándola de dar explicaciones y declarando al aire sus intenciones de retirarse de ahí para dar con la enana y el elfo.
Todas asintieron y se retiraron de ahí, no sin antes...
-Urano... más te vale revelar lo que ocultas. Las mentiras envenenan la confianza, ocultar información no es diferente a mentir-La pequeña diosa miró fijamente al dios de orario, su igual, como si le advirtiera de algo.
Él se limitó a asentir.
-Lo prometo. Por favor, manténgame informado del estado de salud de sus hijos. Lamento mucho que ellos tuvieran que sufrir tales complicaciones a raíz de una misión que no les concernía-Dijo, inclinándose a adelante, dándole una diminuta reverencia a las cinco mujeres.
-¡Hmph!-Syr se cruzó de brazos y le dio la espalda, ignorando ese falso arrepentimiento según su interpretación.
Sin responderle, permitieron que la deidad de apariencia mayor diera la última palabra en este conversación.
Y... nuevamente estuvo solo. Como la mayoría de las veces en las que Fels no estaba.
Recostó la espalda en la superficie rocosa del trono.
-¿De qué sirven mis plegarias si cosas como estas no cesan?-Se cuestionó, claramente desanimado y cansado.
-¿Cuál es mi papel en este mundo...? Estoy empezando a creer que... no la recuperaré...-Murmuró, repleto de dolor y cerrando el puño.
Su vista se posó al costado, donde una hermosa flor blanca a la que no le ha afectado el pasar de los años, llama su atención.
-Este es el último recuerdo que tengo de ella...-Musitó.
Una sonrisa melancólica y ahogada en lágrimas se dibujó en el hombre.
Admirando la belleza de dicha planta y centrando su mente en observarla detenidamente a la vez que un bombardeo de emociones y recuerdos lo azotaban, pudo percatarse de un detalle que nunca antes presenció desde que la posee.
Uno de los pétalos se arrugaba y teñía de negro.
Los ojos del dios se abrieron en su totalidad, atónico ante este suceso.
-¿Q-Qué es lo que...?-Las palabras no salían.
Fue ahí donde...
El pétalo se desprendió del tallo.
Planeó en el aire lentamente ante la expectación del vigía.
Y cuando por fin tocó suelo... se deshizo.
-N-No es posible...-Un fuerte malestar azotó a Urano, quien temblaba.
En la actualidad. Sede de la familia Dian Cecht.
-Ugh...-Un quejido ahogado en dolor e incomodidad provino desde el interior de una de las habitaciones del hospital.
El responsable de esto era un joven de cabellera blanca, el cual abría poco a poco y con dificultad, mientras fruncía el ceño, los ojos, despegando sus párpados.
La luz que entraba desde la ventana a su derecha impactaba en su cara, deslumbrándolos e impidiéndole visualizar su entorno.
El sonido de las sábanas deslizándose junto al crujir de los tablones en la base de la cama llegaba a sus oídos.
Su cuerpo se movía lentamente, evitando que esas punzadas en cada región de su desgastado y herido físico ardieran.
Cuando por fin encontró el modo de abandonar su estado de reposo sin dolor, procedió a sentarse en la suave cama, retiran de encima las cobijas que lo cubrían y le brindaban calor.
-¿Uh? ¿D-Dónde estoy...?-Cuestionó el muchacho, analizando los alrededores en busca de una pista que revelará su ubicación.
Como su vista todavía no se adaptaba a la luminosidad, veía borroso. Al enfocar correctamente y acostumbrarse a dichas condiciones, por fin pudo mirar de buena manera.
-¿Uh? Por alguna razón siento que conozco aquí...-Declaró.
-¿Cómo no lo conocerías? Ya se te está haciendo costumbre acabar aquí-Una voz perturbó la concentración del albino, quien instintivamente volteó a donde este provino.
-¿Qué tal amigo? ¿Te gustó tu sueño reparador?-Preguntó un hombre de cabello rojo, alzando la mano y saludándolo.
-¿Welf?-Bell musitó el nombre de quien yacía sentado al costado de la cama, vigilándolo.
De pronto, el antes mencionado, se puso de pie, caminando hacia la puerta.
-Tuviste un descanso placentero, supongo. Permíteme, iré a por Airmid-Comentó, abriendo la puerta mientras el chico lo seguía con la mirada.
-¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está el resto?-Preguntó el conejo, como si todavía estuviese en trance sin asimilar qué ocurrió.
-Lilicuajo está regateando con el gremio la recompensa de la misión, probablemente obtengamos mayores ganancias de las estimadas considerando lo que tuvimos que pasar. Mikoto y Haruhime regresaron en la mansión después de que se quedaran aquí en la noche cuidándote, posiblemente vuelvan en unos minutos para traer comida. Hestia-Sama y Astrea-Sama están teniendo una fuerte discusión con Urano-Sama y Ryuu ha de estar descansando en la habitación del fondo. Syr, Anya, Chloe y Lunoire no se han despegado de ella, Mama Mia ha mantenido cerrado el negocio a consecuencia de ello-Respondió Welf, frenando en seco su andar, relatándole lo que cada compañero y amigo del joven realizaba en esa mañana.
Una breve risita provino del susodicho.
-Supongo que su habrá un aumento significativo en la recompensa. Lili no descansará hasta exprimirle el último vali al gremio-Comentó Bell, cubriéndose la boca con la mano al reír.
-¿Por qué abres esta puerta? ¿Sabes lo peligroso que es? No sabes si alguien envenenado o enfermo cruzó por el pasillo, regando esas sustancias en el aire. Las patologías producidas en hospitales son demasiadas-Airmid, la curandera de la familia Dian, irritada, dijo aquello, aproximándose a la escena y reprendiendo al pelirrojo.
-Perdón, perdón. Se trata de Bell, ya despertó-La conversación se desenvolvía en una parte donde quien residía en cama solamente veía a su amigo.
Pasaron menos de dos segundos antes de que el cabello plateado de la mujer con la que él intercambiaba palabras se asomara, seguido de un persona completa.
Ella apareció en la puerta, con ese gesto inexpresivo y serio que ya era común en su rostro.
-Ya comienzo a acostumbrarme a tenerte aquí. Le pediré a Dian-Sama que ponga una placa con tu nombre encima de la puerta-Expresó a la vez que Welf le permitía el paso e iba detrás suyo.
-Jejeje... Ugh...-Bell reía, siendo detenido por un dolor alrededor de su cuerpo producto de la contracción de los músculos abdominales.
-Sí que estás pésimo. Creo que fue un mal momento para tratar de hacerme la graciosa-Opinó la peliplateada.
-P-Por favor no lo tomes a mal. Que hagas bromas como esa aligera mi dolor, la risa es buena medicina-Contestó el peliblanco.
-Dudo que esa medicina surte efecto en tu condición. Te recomiendo mejor abandonar las aventuras dos semanas. Ojalá esta vez lo cumplas o me negaré a tratarte nuevamente-Respondió la sanadora. Una vena se infló en su frente al rememorar la ocasión anterior en la que recibió al aventurero en la cama y cómo se ignoró su parte médico.
-H-Haré el intento-Dijo el conejo.
-Tus palabras no me convencen. Aunque ¿Qué se le va hacer?-Resopló la trabajadora del lugar, cerrando los ojos y levantando los hombros.
Cuando los abrió nuevamente, notó que el paciente se ponía de pie lentamente, abandonando su sitio de descanso.
-¿Puedo preguntar qué haces?-Dijo.
-Es sencillo. Quiero ir con Ryuu-Las piernas le temblaban al confesar su intención al ponerse de pie a pesar de no estar completamente sano.
-No actúes imprudentemente. Cualquier movimiento brusco y tus heridas se abrirán, postergando el tiempo de recuperación. Te sugiero descansar hasta que sea factible tensar los músculos, ya será para cosas tan simples como caminar-Comunicó Airmid ante el desespero y esfuerzo del joven a su cargo.
-Descansaré tan pronto la vea, lo prometo. Quiero asegurarme de que esté bien, quiero verla-La decisión en su mirada no vacilaba.
"Porque... pensé que nunca más lo haría..." Pensó, rememorando su muerte en el calabozo que, de no ser gracias a Fels, hubiese sido permanente.
Airmid suspiró.
-Oye-Llamó al herrero.
Su dedo índice se dirigió al paciente.
-Que se apoye en tu hombro, llévalo con su mujer antes de que sufra un subidón de azúcar por esta escenita de amor incondicional. Tuve suficiente hace casi dos meses cuando ella fue la que vino y lo abrazó-Ordenó, justificándose.
-H-Hai...-Welf, a quien le bajaba sudor de la frente, asintió y caminó al costado de su amigo, prets cole su hombro para que no tuviese que esforzarse de más y caminar sosteniéndolo.
-Bueno, los acompañaré. Hay algunas cosas que he de decirles y necesito que estén juntos-Dijo la sanadora, yendo delante del par, guiándolos.
Sin comprender a qué se refería, se limitaron a seguirla sin indagar en lo anterior.
Avanzaron en los concurridos pasillos de tan activo lugar. Los aventureros iban y venían de las habitaciones, como se esperaba del hospital con mayor fama en Orario, donde contaban con grandes curanderos y pociones de la mejor calidad.
Al fondo del pasillo, la puerta de una de las habitaciones era el objetivo del trío.
El corazón del muchacho latía fuertemente, ansioso de reencontrarse con su amada. Parecía como si hubiesen sido separador durante miles de años, sin embargo, la realidad era diferente dado que solo transcurrió un día desde que abandonaron el calabozo, aunque él terminó correcto sería "Los sacaron".
En un instante, Airmid posó la mano encima de la perilla de la puerta, girándola lentamente y empujando la superficie de la madera para abrirla. Las bisagras rechinaron, siguiendo el patrón del ritmo en el que la puerta se abría. Como no estaba segura de que la elfo ya estuviese despierta, sería contraproducente entrar de golpe, así que decido hacerlo de ese modo. No obstante, esa preocupación se esfumó al asomarse como una tortuga saliendo de su caparazón.
Ahí estaba la rubia, siendo abrazada por sus cuatro amigas, quienes no le daban espacio para siquiera respirar.
Las cinco féminas centraron su atención en la sanadora tan pronto la vieron entrar.
Cuando la puerta se abrió en su totalidad, ellas también pudieron ver la figura de dos hombres, entre los que destacaba el peliblanco repleto de vendaje que lo cubriría casi por completo, a excepción de la cara y el cabello.
La bella elfo sentada en la cama y el joven antes descrito hicieron contacto visual, ignorando al resto.
Una sonrisa se dibujó en sus labios.
Y un nombre salió de sus bocas.
-Bell...-.
-Ryuu...-.
Anya, Chloe, Lunoire y Syr, comprendiendo lo que ocurría... se separaron del abrazo, cediéndole el paso al conejo.
Bell, siendo apoyado por Welf, avanza hacia la elfo.
-Viejo, cuidado. Estás yendo demasiado rápido, tus heridas se abrirán-Dijo el pelirrojo.
-¿Eh? ¡No te levantes Ryuu-Nya!-Anya notó el movimiento en las sábanas y el crujir del colchón a su costado, volteando a dicha ubicación en la que se topó a su compañera levantándose de la cama con suma dificultad, como fue el caso con Bell minutos antes.
-Bell...-Ella no dejaba de llamarlo. Sus párpados inferiores se llenaban de lágrimas que se desbordaban.
-Ryuu... ¡Ryuu!-La voz de su pareja, en respuesta, tenía la misma tonalidad hasta que se decidió a elevar el volumen.
-Permíteme-Syr, notando el esfuerzo que su amiga hacía para pararse, sosteniéndola y caminando hacia Bell y Welf, reduciendo el tiempo de encuentro.
Casi cayéndose y a veces arrastrando las piernas, se aproximaban el uno al otro.
Cuando por fin estuvieron a escasos centímetros del otro...
*¡Puf!*
Ryuu se lanzó a sus brazos y él la interceptó.
Se dieron un largo abrazo, las manos de la rubia se posaban en la espalda de su amado.
Los brazos del albino la rodeaban por completo, tratando de no infundir mucha fuerza porque sería contraproducente para el estado de salud de su novia,
-¡Bell! ¡Bell!-El cuerpo de la elfo sufría de escalofríos y, pegando el rostro en el pecho del joven, empapó la bata que él vestía.
La mano de Bell escaló hasta detrás de su cabeza y la empujó ligeramente, para que ella enterrara aún más su rostro en él.
-Estoy en casa, Ryuu... volví a ti...-Sumamente inmerso en esta atmósfera de alivio y sentimientos a flote, contestó al llamado.
-Perdón por preocuparte... perdón...-Murmuró, besándola en la cabeza y aferrándose a ella, como si no deseara soltarla.
-Volviste... regresaste a mi lado... no me abandonaste... no moriste... me alegro... me alegro mucho...-Declaró Ryuu con la voz quebradiza.
Syr suspira ante la escena.
"Qué bueno que... ninguno hubiese muerto..." Pensó, llorando de alegría al contagiarse con el ambiente.
En ambas chicas gato, las dos humanas y el herrero, se dibujó una sonrisa de felicidad, la cual era producida al presenciar el reencuentro entre este par de almas.
"¿Cómo es que se mantienen de pie si segundos atrás no podían ni pararse?" Se cuestionó la sanadora.
"Tal vez no era mentira lo de que el amor es más fuerte que cualquier otra emoción" Se respondió a sí misma.
Dio un paso al frente.
-Me alegra que ambos estén bien. Ese amor que emanan, a pesar de nunca haberlo experimentado, es sin dudas puro y hermoso. Lo que me hace creer que sin dudas serán una excelente guía-Comentó, rompiendo el momento y llamando la atención. Sin embargo, ese último comentario le pareció cuando menos curioso a los presentes.
Sin que Ryuu y Bell perciban esas segundas intenciones, asintieron, confirmándolo.
-Definitivamente... no hay un amor más fuerte que el nuestro-Expresó el chico sin pizca de duda.
Las mejillas de la elfo se sonrojaron y sus labios temblorosos formaron una sonrisa.
-Te amo, Bell-Murmuró.
Inmersos en el uno al otro, no giraban hacia la peliplateada, quien parecía dispuesta a hablar y deseaba ser escuchada. Pero, como eso no lucía posible debido a la burbuja que rodeaba a la pareja, decidió lanzar su comentario al aire, esperanzada de que llegara a su destino.
-Si se aman de ese modo el uno al otro, sin duda alguna le darán una vida repleta de cariño y felicidad a sus hijos que vienen en camino-Reveló.
El amor asintió, como si solo se tratara del piloto automático respondiendo a lo que se les decía. O así fue hasta que...
-¡¿NYA?!-Las Chicas gato fueron las primeras en reaccionar. Los pelos de sus colas se erizaron.
-¡¿EH?!-Le siguieron Lunoire y Welfo, quienes abrieron los ojos en demasía, sin dar crédito a lo oído.
-¡Oh...!-Syr también reaccionó, abriendo la boca. Aunque se le notaba cierta falsedad en su actitud al recibir la noticia. Como si... no le sorprendiera, cosa que no fue identificada en el momento a consecuencia de que la atención se concentró en Airmid y su declaración.
Lentamente y con movimientos erráticos, las caras de la elfo y el humano buscaron a la peliplateada.
-¿Q-Qué...?-Salió del albino.
-¿C-Cómo que a "nuestros hijos"?-Prosiguió la rubia.
-¿Uh? ¿No lo saben? Ryuu, estas embarazada. Felicidades, serán padres muy pronto-Informó Airmid.
Ante este golpe de información, la cabeza del conejo dio vueltas, mareándose y... desmayándose, como si de un método de escape a la realidad se tratase.
O esa era la intención...
-¡No te desmayes! ¡No huyas de esto!-Ryuu comenzó a sacudirlo desesperadamente para sacarlo de ese estado hasta que...
*¡PLAZ!*
Le dio una bofetada, despertándolo.
-¡¿Eh?!-Reaccionó.
-Por esa reacción es obvio que no estaban enterados...-Comentó Dea Saint.
Se acercó al par.
-El día de ayer que los trajeron, tuvimos que analizar sus cuerpos de pies a cabeza ya que la mayoría de las heridas eran internas y sin un diagnóstico claro, podríamos no haberlos curado como se debía. Mientras este chequeo se realizaba, Martha y yo notamos dos señales que resplandecían y eran afines a la magia, ambas provenían de tu vientre-Explicó cómo es que se enteró de eso, apuntando a dicho lugar en el torso de la elfo. Instintivamente el futuro padre y la futura madre dirigieron la mirada ahí.
-No es el primer embarazo que cubro, por lo que estoy segura de lo que les digo. Aunque... si es el primer embarazo de gemelos que presencio. En fin, felicidades-Otra bomba estalló.
-¿G-Gemelos...?-Murmuraron.
-O mellizos, va depender de cómo se desarrollen, todavía están en una etapa muy temprana como para determinar si serán del mismo sexo. Pero es común que se trate de gemelos en situaciones como estas, o al menos eso es lo que he leído-Agregó Airmid.
-¡¿SERÁN DOS?!-Interrogó vehementemente la peligris, acercándose a la médico mientras resoplaba, sacando vapor de la nariz y un hilo de líquido rojo proveniente de dicho sitio. Pegaba la cara a la de ella para así confirmar lo anterior.
Casi inclinada hacia atrás, la peliplateada respondió.
-S-Sí. Serán dos-Repitió, tratando de separarse de la enérgica chica que no respetaba su espacio personal.
-¡YEI! ¡Maravilloso! ¡Maravilloso! ¡No esperaba esto, pero estoy conforme con el resultado!-Syr saltó repleta de emoción reiteradamente, levantando los brazos y sacudiéndolos, celebrando la noticia.
Luego de unos cuantos segundos, recordó que no estaba sola.
Miró al rededor, nadie le quitaba el ojo.
-¡Ujum! Lo lamento. Estoy feliz de que tendrán hijos. ¡Les prometo que seré buena tía!-Dijo a la pareja, recuperando la compostura y aclarando la garganta para guardar las apariencias.
-H-Hai...-Respondieron y regresaron la atención a la médico.
-¿Cómo es posible que yo esté embarazada? Soy una elfo, es muy difícil que esté embarazada si solo lo he hecho una vez con... ¡HMMM!-Antes de revelar un detalle en extremo vergonzoso y privado, Ryuu se tapó la boca, frenando en seco esa declaración y sonrojándose intensamente.
Ignorando esto, la curandera habló.
-Si bien es cierto que los elfos tienen una taza de natalidad muy baja, hay casos en las que pueden resultar embarazadas al primer intento. Es lo mismo que con los humanos, todo depende de lo mucho que se esfuercen y empeñen para conseguirlo. Si es que me entienden-Dijo, guiñándoles el ojo de forma pícara.
Bell agacha la cabeza y...
*¡PUFF!*
Vapor salió de su nuca y orejas.
-Oh...-Dijeron las camareras, impresionadas.
-Fufufu. Son muy enérgicos entonces...-Se mofó Syr.
-Sí... Aisha tenía razón sobre ti-Agregó Welf, conteniéndose la risa.
-Como sea. Debo retirarme por ahora, así que los dejo. Procesen la noticia, cuando regrese y ya estén mejor de salud nos reuniremos para platicar sobre el tratamiento, los cuidados y los chequeos mensuales del embarazo. Adiós-Dijo Airmid, dándoles la espalda y saliendo por la puerta.
Tras esto, la sala permaneció en silencio y pasmada.
-C-Chicas...-.
-W-Welf...-.
Ryuu y Bell nombraron a las personas dentro de la habitación.
-¿Sí?/¿Si-nya?-Ellos atendieron al llamado.
-P-Por favor... necesitamos privacidad ¿Podrían abandonar el cuarto? Queremos hablar a solas de, bueno, esto-Pidieron la elfo y el humano.
Comprendiéndolo, los amigos aceptan, asintiendo. Uno a uno se van y detrás de ellos aconchan la puerta, sin cerrarla completamente. A lo mejor fue un accidente o error.
En medio de un tenso silencio, ninguno de ellos sabía cómo romper el hielo hasta que Bell, con determinación, decidió dar el primer paso.
-Así que seremos padres... tan pronto...-Comentó, su voz emitía una mezcla de sorpresa y emoción.
Ryuu, con una sonrisa nerviosa, asintió.
-Sí, parece que sí-Añadió.
La conversación volvió a caer en un incómodo silencio mientras los dos intentaban encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. La tensión en el aire era palpable, y la mirada preocupada de la elfo revelaba su inquietud por lo que vendría a continuación.
Finalmente, ella no pudo contenerse más y miró fijamente a su pareja.
-¿Tienes miedo? ¿Te arrepientes?-Preguntó, llena de preocupación.
Bell, sintiendo la necesidad de tranquilizarla, tomó su mano suavemente
-No hay forma de que eso sea posible. Estoy feliz, más feliz de lo que puedo expresar. Vamos a hacer esto juntos-Le aseguró con una sonrisa cálida:
La fría mano de la chica recibió el calor que irradiaba las del chico.
-Podremos cumplir de sueño que tanto añoramos, ese que me confiaste en Rivira. No hay forma en que me arrepienta de esto. Amaré a esos niños tanto como te amo a ti-Adicionó.
Ryuu finalmente encontró el coraje para expresar su propia preocupación.
-¿No te asusta lo rápido que va nuestra relación?-Interrogó.
-Sí, claro que me asusta. Pero no me acobardaré. Porque tú eres mi meta en esta vida. Juntos podemos superar cualquier cosa y... para mí, ser el padre de dos maravillosos hijos a tu lado sin dudas es una bendición, no hay forma de que no lo quiera, es más, estoy ansioso de verlos llegar al mundo-Bell asintió reconociendo sus temores, sin embargo, eso no fue excusa para no querer cumplir ese destino junto a su amada.
La atmósfera cambió, ahora llena de un sentido compartido de propósito y esperanza. Ambos se tomaron de las manos, entrelazando sus dedos, y acercaron sus frentes con tacto y lentitud. Sus sonrisas reflejaban la confianza en su amor y en el futuro que estaban construyendo juntos. En ese momento, las palabras se volvieron innecesarias, ya que sus acciones hablaban más fuerte que cualquier discurso.
-Bell...-.
-Ryuu...-.
Nombran al contrario.
Abren los ojos de repente y respiran hondo.
-¡SEREMOS PAPÁS!-Gritaron, emocionados.
Al notar que no había dudas de ninguna de las partes, podían sacar a relucir la felicidad que contenían.
La hermosa hada, a quien poco a poco se le curaba el corazón después de las pérdidas del pasado que la marcaron profundamente, tenía otro motivo para vivir ansiosa del futuro que le aguardaba, otro razón que le permitiría alcanzar esa felicidad que tanto anhelaba.
Desde la puerta semi cerrada intencionalmente, los amigos de la pareja que previamente se "fueron" los espiaban, alegres de la resolución.
-Fufufu. En serio, ustedes dos son adorables...-Susurró Syr.
"Pero... sin dudas son tal para cual... sus almas se han moldeado para ser complementos, un color y forma única que solo les pertenece a ustedes..." Pensó, concluyendo su diálogo interno.
-Felicidades, mis mortales favoritos...-Dijo, dándoles su bendición.
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¡RYUU SE HA EMBARAZADO! ¡LA NUEVA ETAPA EN LA VIDA DE ESTA PAREJA DA INICIO!
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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