Capítulo 30. ¡FIREBOLT!/¡LUMINOUS WIND!
Perspectiva de Bell.
Mientras sus párpados se cerraban lentamente, una sombra se acercaba a él...
"Así que... seré comida de monstruo... que cruel es el destino..." Pensó, imaginando que alguna bestia de las múltiples en el calabozo, y sobretodo en el piso 37, lo encontró.
"Te amo, Ryuu..." Era las últimas palabras que deseaba decir. Así la muerte fuese cruel y dejara atrás a quienes quiso en vida, sus sentimientos jamás vacilarían... no se arrepiente de haber amado a esa hermosa hada.
De forma difuminada y casi borrosa, de tal modo que se le impedía visualizar a la criatura de enfrente, notó una mano blanca y delgada apuntándolo.
"Un Spartoi..." Pensó el joven conejo. Cuando la palma esquelética estuvo lo suficientemente cerca, relacionó ese color y la complexión de la criatura como la de un esqueleto, a pesar de que la vida se le escapaba a cada respiro que daba.
Su boca se llenaba de sangre, la cual también se derramaba de su nariz, siendo una clara señal de que los pulmones, debido a la herida que atravesó su pecho, comenzaban a llenarse de este líquido rojo, ahogándolo en ella. Respirar se dificultaba a consecuencia de esto.
Toda vía respiratoria, tanto baja como alta, le ardía en demasía por el paso de una sustancia no gaseosa.
La vista se le nublaba hasta que ese pequeño resquicio de visión difuminada se perdía.
Con lo que le restaba de fuerza estiraba la mano, queriendo alcanzar su daga.
No quiere ser asesinado por ese monstruo. Al menos desea que su partida sea producida por sus heridas y no convertirse en comida de monstruo mientras seguía a duras penas consciente.
Por su mente la imagen de su hermosa amada no lo abandonaba, como si es solo pensar en ella le impidiera rendirse.
A pesar de sus esfuerzo y estirar lo más posible su mano derecha, no lograba llegar a la daga de cuerno de unicornio.
El cuerpo le ardían la sangre no dejaba de brotar de su pecho. Su corazón bombeaba la poca que quedaba dentro de su cuerpo, a veces escapándose por aquella herida una cantidad considerable.
Bajó los párpados, apretando los dientes.
"Debo llegar..." Se dijo a sí mismo.
Se rendía a morir a manos de ese Spartoi sin luchar.
En cuestión de segundos, el susodicho le pondría fin. A pesar de que no poseía armas, todavía contaba con la fuerza suficiente para matarlo.
-¡Ugh...!-Las palabras no salían, solo quejidos de dolor y ruidos al toser la sangre.
De pronto... el corazón disminuyó su ritmo.
El brillo de esos ojos rojos perdieron brillo gradualmente.
"Así que moriré..." Se resignó nuevamente. Toda esa voluntad de sobrevivir se desvaneció.
Pequeñas lágrimas se deslizaron por sus mejillas, el brazo estirado cayó al suelo.
"Al menos... pude salvarla... no sufrió el mismo destino que yo..." Eso lo reconfortaba... o tal vez no...
"No... definitivamente esto no está bien... rompí mi promesa... mi juramento... el que declaré ante sus amigas, ante Alise... Astrea... ella..." Frunció el ceño.
"Haberla salvado no compensa ni borra el dolor que le produciré tras mi partida... ¡No lo hace...!" Se dijo a sí mismo.
"No... lo hace...".
Un fuerte zumbido resonaba en sus oídos. Todo era estática, ningún sonido era claro tras esto, a tal punto que veía al Spartoi moviendo la mandíbula, pero sin comprender lo que decía.
"¿Qué espera...?" Cuestiona Bell, esperando la muerte.
La "boca" del esqueleto continuaba moviéndose a ritmo acelerado, como si estuviese musitando palabras largas, extensas y elaboradas que no eran recibidas por el sentido de audición del conejo y el cúmulo de daño tanto físico como emocional y mental, razones por las cuales no le prestaba la suficiente atención.
De repente el no muerto dio un par de pasos a adelante.
Bell lo comprendió, era la hora, la hora de morir, de abandonar este mundo.
Y, de un segundo a otro, todo se volvió negro...
No había nada.
Mientras continuaba con los ojos cerrados, pudo sentir que su cuerpo flotaba.
Cada fibra que antes sufría el dolor de las heridas, era recibida con calidez y relajación, contrario a su estado antes de partir.
Su corazón dejó de latir, pero era consciente de lo que ocurría.
De pronto abrió los ojos.
Y, como describía mentalmente, se estaba elevando poco a poco.
Estaba desnudo, sin ninguna prenda que cubriera su físico.
No habían cicatrices ni raspaduras o heridas abierta.s
Estaba tal y como fue traído al mundo.
"Estoy muerto... ¿Soy un espíritu?" Se cuestionó, mirándose y palpándose en cada zona, pero se atravesaba, sin conseguir contactarse.
Antes de siquiera ser capaz de procesarlo.
"¡Ugh!" La sensación de miles de manos agarrándolo de todas partes lo golpeó.
Su subida a Tenkai, lenta y pacífica, fue detenida.
Una fuerza superior lo arrastraba al costado.
Él volteó a donde esa fuerza extraña lo jalaba y se sorprendió al notar que se trataba de las paredes del calabozo.
"¿Por qué? ¿Qué sucede? ¿No se supone que he de subir al mundo de los dioses?" Se cuestionó.
Era como si su alma, su esencia, estuviese siendo absorbida por esa superficie rocosa. Como si quisiese mantenerlo cautivo en las paredes.
"¡Maldita sea!" Se quejaba, peleando para avanzar al lado contrario al que se le arrastraba.
De pronto, agachó la mirada y vio a aquel Spartoi frente a su cadáver. Como si de un espectador se tratara, era capaz de observar cómo se desenvolvía la escena desde arriba.
Aquel monstruo que le pondría fin a sus restos hasta despedazar no estaba haciendo aquello que supuso.
Aquel ser trató de matarlo no se movía en lo absoluto.
"¿Qué es lo que...? ¡Tch!" Sin ser capaz de sembrar dudas en su mente, el agarre del "calabozo" aumentó.
Poco a poco se acercaba a las paredes. Luchaba desesperadamente para evitar ese destino, temeroso de lo que representaría unirse a este lugar.
Muchas preguntas surgían de su cabeza, tantas que sí las enumerara no le darían los dedos de las manos para terminar.
Pero era una en específico la que se repetía sin cesar.
"Si soy absorbido... ¿Reencarnaré como un monstruo? Tal y como ha pasado con los monstruos que parecen en su interior...".
Abrió los ojos en demasía, llegando a esa conclusión.
Recordó el caso en específico de Asterius, el cual posee memorias de su vida pasada, en la cuál él y Bell se enfrentaron, lo que lo hizo reencarnar con una fuerte sed de revancha.
Eso significa que requerían un alma anterior al cuerpo que se construiría para ellos, un antes, una llama, una energía que animara a los sacos de carne sin vida que producía el calabozo.
Frunció el ceño y se impulsó a adelante.
"¡Me niego a sufrir ese destino! ¡A pesar de que guarde algunas de mis memorias, no deseo olvidar nada de mi vida hasta ahora! ¡Me niego a creer que esta vida se trató meramente de sueños! ¡No quiero! No quiero..." Pensaba el conejo.
Odiaba ese destino que le aguardaba al hacerse uno con el calabozo.
Su alma borraría cualquier recuerdo que "Bell Cranel" poseía. O esa era su teoría, que todavía no confirmaba.
"No quiero olvidarlos... a mis amigos... mi diosa... Ryuu..." Llorabal desesperado sin dejar de luchar.
Las imágenes de sus seres queridos aparecían como si de una película se tratara. Cada recuerdo desde que tiene uso de razón pasó rápidamente por su cabeza.
Peleaba, forcejeaba, se trataba de alejar de la fuerza atractora del calabozo.
Sin embargo, a pesar de esos intentos, no conseguía aumentar la distancia, al contrario, esta cada vez era reducida conforme los segundos transcurrían, esos segundos que se sentían como horas para el joven peliblanco.
A pesar de la falta de sensaciones, notaba su piel, tanto de espalda como de extremidades y el rostro siendo jalado a tal punto que pensaba que en cualquier minuto se desprendería de su carne.
Esto lo asustó.
Se concentró tanto en escapar que no se percató de lo que sucedía justo debajo de su nariz.
Cuando bajó la mirada al oír cómo las palabras del Spartoi resonaban y hacían eco en el calabozo. Lo notó.
Su cuerpo brillaba intensamente, como si fuese prendido en fuego blanco.
Aquella cosa que le puso fin a su vida... ¿Usaba magia en él?
"¿Qué sucede?" Se cuestionó el chico, observando atentamente la escena.
Los miles de brazos jalándolo todavía infundían su propia fuerza para separarlo de esa luz.
No obstante, dos palabras, solo dos palabras fueron pronunciadas por ese ente hecho de huesos.
-¡Dia Orpheus!-Gritó.
"¿Qué...?" Esto fue reconocido por el dueño de aquel cuerpo.
Abrió los ojos en demasía, al igual que la boca, sin apartar la atención.
Agudizó la mirada y analizó al esqueleto.
Cuando se percató de un detalle significativo, comprendió que... él no era un Spartoi.
"La piedra mágica... no tiene piedra mágica... no solo eso, está empleando esa magia..." Pensó.
Si bien también se trataba de una entidad hecha de puramente huesos y le faltaba una túnica negra que lo cubriera en su totalidad, reconoció la figura que se posaba al costado del cadáver.
Indudablemente era...
"Fels... ¿Qué hace Fels aquí?" Se cuestionó.
-¡No mueras, Bell Cranel, no mueras!-Gritaba el no muerto empleando toda su energía mágica para que ese encantamiento surtiera efecto. Solo deseaba que esa magia que tantas veces a fallando y solo una vez ha funcionado, vuelva a servir.
"Fels..." Bell lo volvió a nombrar al notar la desesperación de aquel conocido.
Se trataba del asistente, la mano derecha de Urano, el dios de Orario y quien mantiene en calma al calabozo con sus oraciones. Ese dios que los contactó cuando conoció a Wiene, revelándole a la familia Hestia la existencia de monstruos inteligentes parecidos a la pequeña vouivre.
Él era un mago que llevaba muchos años, casi mil si no es que más, viviendo y perfeccionando sus magias. Si bien el conejo estaba acostumbrado a verlo con aquella túnica negra antes mencionada, lograba reconocerlo por la falta de piedra mágica como el resto de los Spartoi posee.
"Dia Orpheus... es la magia que usó para revivir a Wiene...".
Aquel nombre fue reconocido por el chico, rememorando la escena en la que la niña dragón falleció a manos de los magos de Orario en un ataque en conjuntos el cual recibió de lleno.
-No muera Bell Cranel... por favor, Urano-Sama... bendiga con un poco de suerte a este inmortal y permítale devolverle la vida antes de que sea demasiado tarde...-Los huesos en el brazo del esqueleto temblaban en demasía.
Apretaba los dientes, presionaba la quijada hacia arriba.
-¡Dia Orpheus!-Gritó nuevamente.
La esperanza de que funcionara no era alta y las posibilidades no eran diferentes. Se trataba de un panorama desalentador.
Que una magia que en ochocientos años solo ha servido una vez era como que un rayo cayera en el mismo sitio en dos ocasiones.
¿Qué fue diferente esa vez con Wiene al resto de intentos? Simple... Bell Cranel estuvo ahí.
-¡Dia Orpheus!-Gritó por tercera vez, sin rendirse.
Una pequeña luz dorada salió de su palma.
-¡Funciona! ¡Funciona! ¡Funciona!-La desesperación se apoderó de él.
-¡Tienes un destino que cumplir! ¡Miles, no, millones de vidas que salvar!-Alzaba la voz sin cesar en su griterío sin aparente fin.
-¡Dia Orpheus!-Repitió.
-¡Dia Orpheus!-Declaró.
"¡Tengo que hacer algo yo también!" Bell sonrió y otra vez retomó su pelea para alejarse de las paredes.
-¡Dia Orpheus!-.
"¡AHHHHHHHHHHH!" Aquella calma y calor de antes desapareció y el dolor de ser jalado de la piel se sintió.
-¡Dia Orpheus!-.
"¡No moriré! ¡No la abandonaré!" Se gritaba el conejo para darse aliento.
Su voluntad retornó.
El deseo de continuar con vida regresó.
"Yo...".
-¡Dia Orpheus!-.
"Prometí...".
-¡Dia Orpheus!-.
"¡NO HACERLA LLORAR NUNCA MÁS!".
-¡DIA ORPHEUUUUUUUUUUUUUUUS!-.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Un torrente blanco salió desde el suelo.
El cadáver inanimado del vivo se elevó lentamente.
Fels cayó sentado a un costado.
-Funcionó dos veces...-Dijo, incrédulo.
Como si la gravedad que tiraba al suelo el cuerpo desapareciera, este comenzó a levitar, poniéndose de pie solo.
Fue en ese se instante donde, los millones de manos que arrastraban a la fría roca el alma de Bell, la cual permanecía sin rendirse, lo soltaron.
Pero, contrario al caso de Wiene de pocos meses atrás... la torre incolora de energía no se elevó hasta los cielos.
*¡ZOOOM!*
Fue curveada.
Fels vio cómo aquella materia cruzó a escasos centímetros de él, rodeándolo y apuntando a una zona aledaña a la roca blanca del palacio blanco.
Ahí mismo... esa energía cubrió a nuestro protagonista.
La fuerza atractora, contraria a la anterior, era leve y lenta. No forzaba nada, no era brusca.
El alma volvía al cuerpo.
"Esto es... increíble..." Murmuraba el chico.
Admiraba la escena.
Se miraba en cada parte al percibir el aura dorada que lo tomaba como si fuese una cálida mano guiando a un niño.
Sin oponer resistencia.
"Gracias... Fels".
Sin negarse o forcejear como en el caso anterior.
"Gracias por permitirme... cumplir mis promesas...".
Bell cerró los ojos, los párpados cayeron y... permitió que esa magia hiciese el resto del trabajo.
-¿Por qué no está apuntando al cielo...?-De cuestionó Fels.
La torre dorada que se levantaba hasta el mundo de los dioses no tuvo una altura muy grande. No solo eso, se curveó sin siquiera subir.
Poco a poco reducía su tamaño hasta que...
-Ugh...-Un quejido provino del cuerpo de Bell, el cual cayó al suelo como un costal de papas tras ser levantado con anterioridad.
Lentamente despegó sus párpados.
Esos ojos rojos que perdieron el brillo a vísperas de la muerte, lo retomaron.
-Es bueno estar en casa nuevamente...-Murmuró, sonriendo de forma cansada y sin energías.
El cuerpo le dolía. Las heridas no desaparecieron. El hueso de su pierna seguía salido y también el agujero en su pecho seguía brotando sangre.
Sin embargo, el corazón latió de nuevo.
Su pecho inflaba y desinflaba con suma dificultad, pero era claro que otra vez era capaz de respirar.
-Bell Cranel...-El craneo del mago se acercó al rostro del muchacho.
-S-Sí... soy yo...-Él respondió a duras penas.
-¡!-Rápidamente Fels se alejó del rostro y posó ambas manos sobre el roto cuerpo del recién reanimado.
-¡Báculo de Pius, luz de Pione. Intercepta con la autoridad de sanar y curar todo!-.
Un brillo esmeralda provino de sus esqueléticas manos.
-¡DIA PANAKEIA!-Concluyó.
La luz antes mencionada aumentó, cubriendo a quien recibía dicho tratamiento. El moribundo muchacho sintió un potente calor en la piel. A pesar de esto, las heridas comenzaron a sanar rápidamente y mejorando el estado físico del mismo. El cansancio se desvanecía conforme lo segundos pasaban.
Día Panakeia, una magia tan fuerte que incluso devolvió el brazo de Asterius a pesar de que este fue cortado y separado de su cuerpo.
No se trataba solo de una magia de curación cualquiera. Nadie en Orario, ni siquiera Airmid Teasanare era capaz de tal proeza.
El agujero del pecho en el que Bell fue apuñalado cerró y la sangre ya no brotaba.
Los pulmones se sanaron.
Los huesos rotos de la pierna se reacomodaron y se interiorizaron.
La piel cicatrizó, los tejidos desgarrados se restablecieron.
Toda la oleada de dolor que lo azotó luego de revivir se esfumó en menos de lo que canta un gallo.
Renovado y recuperando la energía perdida, deshaciéndose del cansancio, Bell levantó la espalda de repente, asustando al mago, y se sentó en el suelo.
-¡Ah!-Gritó el chico.
Su respiración se alteró.
Respiró hondo, recuperando el aire que sus pulmones no lograban almacenar al ser cortados.
Se palpó en cara, torso, abdomen, pecho, brazos, piernas, en todas partes con tal de confirmar que en verdad era él.
Para su alivio, la mano no traspasó, confirmándole que era hecho al 100 de carne y hueso.
-Es un alivio... funcionó... pude revivirlo...-Fels también cayó sentado al suelo, tranquilizándose.
-¿Qué fue eso...?-Impactado e incrédulo, el joven cuestionó.
-¿Uh? Era la magia que empleé para regresarle la vida a Wiene en...-Contestaba.
-No eso...-Interrumpió el conejo.
-Lo vi todo... a pesar de haber muerto... pude presenciarlo todo...-Informó.
La cabeza del asistente ladeó la cabeza, sin comprender el contexto de lo dicho.
Antes de explicarle a fondo, algo sonó...
-¡Grrrrrrrrrr!-.
Varios gruñidos a lo lejos de su posición, justo en donde la luz se perdía y el camino se alargaba, los pusieron en total alerta. Los monstruos se aproximaban.
Bell se paró de golpe, impulsándose con los brazos.
-Luego terminamos esta conversación y nos ponemos al día, debemos irnos ahora o seremos presa fácil para monstruos-Declara, cortando el aparato de apoyo improvisado de su pierna ahora que por fin puede caminar bien y su hueso no se sale.
Camina a la daga de cuerno de unicornio próximo a él y la sujeta, guardándola en su funda.
-Hay que irnos. Si nos tardamos demasiado no alcanzaremos uno de los túneles libres de monstruos-Alertó Fels.
-¿Conoces el más cercano? Refugiarnos ahí será idóneo hasta que pueda idear un plan-Pregunta el conejo, esculcando entre los escombros en busca de algo.
-Sí. Está a unos cuantos kilómetros al fondo de este pasillo. Si tenemos suerte, todavía no estarán cerca. Pero le sugiero que deje de perder tiempo en esas rocas y avancemos-Expresó el mago, señalando el tiempo perdido.
-Lamento la tardanza. No puedo irme sin mi daga-Respondió el chico.
-¿Qué tiene de especial esa daga? ¿No basta con la que tiene?-Interroga el no muerto.
Entre las rocas que aplastaban huesos y pelaje de monstruo, un color negro azabache se asomó entre el mar de sangre.
Bell sujetó una de las rocas y la apartó con suma facilidad.
Fue ahí donde la halló.
La daga Hestia.
-Perdón. No puedo dejarla aquí. Son doscientos millones de valis que mi diosa pagó por ella como para abandonarla en este lugar-Informó, agarrándola y limpiando la sangre de las bestias con su bíceps y antebrazo.
-Ahora sí, partamos-El peliblanco caminó a donde el mago lo esperaba.
-¿Puedes seguirme el ritmo, Fels?-Preguntó.
-La velocidad no es un rasgo que me describa, Bell Cranel-Respondió l susodicho.
En ese momento en cuerpo del esqueleto fue levantado.
-¡¿Ehhhhh?!-Gritó el antes mencionado, elevándose por los cielos y...
Cayendo en la espalda del conejo.
-Bien, supongo que eso debe ser suficiente. Sosténgale bien-Declaró el chico, agachándose ligeramente y sosteniendo ambas dagas en sus manos.
-¿Qué plane...? ¡¿AHHHHHHHH?!-.
*¡PUM!*
Con una fuerza hercúlea se impulsan hacia adelante, en el sitio que el acompañante le indicó.
Ese impulso le permitió levitar por algunos segundos mientras el viento les impactaba en el rostro y le sacudía el cabello. Fels, haciendo caso a la sugerencia de su medio de transporte, se enrolló en él, sintiendo cómo sus huesos se golpeaban por la turbulencia.
Cuando sus pies por fin tocaron suelo corrió a máxima velocidad.
Cada paso que daba dejaba una marca de su pie al dar la pisada, una huella que indicaba que estuvo ahí. Tal vez se debía a la fuerza que infundía en el andar.
Sin embargo, esto no pasó por alto en el chico.
"¿Qué sucede? Siento como si mi fuerza hubiese sido potenciada. Como si cada aspecto de mi estado mejorara" Pensó, desviando un tanto la atención de su objetivo.
Al fijarse en el recorrido, solo notaba una imagen borrosa a su alrededor.
Paredes blancas alargadas que se difuminaban conforme avanzaba.
-¡Hay barbarian adelante!-Avisó Fels, sacándolo de su trance.
-¡Me encargo!-Respondió el conejo, sosteniendo firmemente el mango de sus dagas y sonriendo de manera retadora.
Sin que las bestias semejantes a minotauros se diesen cuenta de la aparición de una presencia extraña, el sonido del viendo siendo cortado fue lo único que les dio un indicio de que algo andaba mal.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Poco a poco las cabezas del par de Barbarian distraídos que fueron cortadas desde el tallo del cuello caían al suelo.
Un chorro de sangre inmenso se desprendía del resto del cuerpo y la vista no tan agudamente ellos antes de morir notaron a un rayo blanco cruzando sin frenar, alejándose sin dejar rastro.
Tras esto, todo desapareció y las piedras mágicas en el suelo fueron lo único que quedó.
-¡Skull Sheep!-Fels avisó.
Antes de que siquiera se acercaran...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Todas fueron rebanadas sin enterarse de qué fue lo que le puso fin a sus vidas.
"Sé que un nivel 5 debería cruzar muy sencillo estos pisos. Sin embargo, la cantidad anormal de monstruos representaría un gran contratiempo para ellos ¿Por qué él cruza como si solo se deshiciese de mosquitos molestos?" La sorpresa en el mago era mayúscula, no daba crédito a la fuerza del chico. Alguien que minutos antes estaba al borde de la muerte y se vio superado por el ejército de Spartois y unos cuantos Barbarian no se le dificultaba recorrer los peligrosos pisos del palacio blanco.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-Y... ¡TOMEN!-Gritó el susodicho, dando tajos horizontales cruzados y partiendo a la mitad a 5 Purple Moth en un abrir y cerrar de ojos, incluso antes de que estos dispararan sus aguijones venenosos.
-¡Detrás de nosotros!-Indicó el mago cuando escuchó las alas de las polillas a las seis.
Los aguijones de estos salieron volando a la espalda del aventurero. No obstante, este giró sobre su propio eje, posándose de frente.
La fuerza centrífuga de este movimiento tan veloz sacudió el esquelético cuerpo del mago.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Destruyó los aguijones.
-¡Ahora!-Extasiado por combatir a un nivel fuera del conocido, nuestro protagonista, pisó fuerte y saltó.
Debido a la altura a la que lo hizo, cruzó sobre las polillas, posándose detrás de ellas y...
*¡SLASH!*
De un solo golpe las derrotó.
La sangre morada de los contrincantes impregnó el suelo y el filo de las Armas tan pronto estas salieron del interior de la carne y viseras.
Bell suspiró. Y seguido de esto, habló.
-¿Qué fue lo que te trajo aquí, Fels? Además ¿Qué le pasó a tu túnica?Pensaba que eras un Spartoi cuando te me acercaste-Interrogó, caminando a un ritmo menor al de antes.
Desde la espalda del chico, a quien se le realizó la interrogante respondió.
-Es complicado de explicar. Sinceramente es mayor mi sorpresa de verlo aquí. Por lo que he entendido ustedes iban a ser obligados a realizar una expedición hasta la zona de la ciudad del agua. Hallarlo en ese estado tan moribundo casi diez pisos abajo de dicho lugar fue aterrador e inesperado-Esa fue la justificación del mago, quien no proporcionó ninguna clase de información aunado a su opinión respecto a la fortuna de toparse a alguien conocido y lo poco esperado que fue hallarlo en un estado cercano a la muerte.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Durante la explicación, Bell cruzó al lado de otros Skull Sheep y las mato antes de que los taladros de hueso fueran lanzados.
-Descomplícalo-Insistió para de ese modo obtener una respuesta.
El no muerto suspiró.
-Urano-Sama me dio al misión de investigar irregularidades en esta parte del calabozo. Según una presencia que perturbaba la paz al interior de aquí le llamó la atención y produjo un desequilibrio en la fauna y estructura de los pisos profundos, en específico el palacio blanco y el coliseo de monstruos que según recuerdo ya conoces-Fue la introducción.
-Seguiré avanzando. Estaré atento a lo que digas y si ves que me acercó a la entrada del pasadizo me avisas-Declaró el peliblanco, interrumpiéndolo.
-De acuerdo-Aceptó la contraparte.
*¡Zoom!*
La velocidad se retomó y continuó el andar.
A pesar de ser empujado por el viento, Fels prosiguió con su relato.
-La misión iba tranquila. No encontraba lo que Urano describía. Los pisos del 33 al 36 estaban totalmente tranquilos, demasiado para mi gusto. Si bien eso se me hizo extraño, no es infrecuente que el periodo de regeneración se monstruos se prolongue más de lo debido, por lo que supuse que era una de esas ocasiones especiales. O así fue hasta que llegué al piso 37 y "eso" apareció sobre el coliseo de monstruos...-.
-¿"eso"?-Bell se interesó por el modo en el que él sujeto a su espalda remarcó la presencia extraña que parecía ser el producto de su supuesto deceso.
-Era el jefe de piso. El Udaeus. Sin embargo, compartía solamente la forma de esqueleto con lo que respecta a los jefes de piso como él. Su tamaño era al menos el triple y el grosor del mismo el cuádruple. Una gigantesca piedra mágica en su pecho iluminaba los alrededores y teñía de púrpura su organismo. En la mano sostenía la espada color azabache característica de él y... de la boca sacó un rayo morado que despedazó y derritió todo a su paso. El coliseo se partió en dos pedazos tan solo blandiendo su espada-Describió.
-¿Un rayo? ¿Cómo es eso posible?-Cuestionó el aventurero, extrañado. Según la información que él leyó del Udaeus gracias a los libros que Eina le hizo leer cuando subió a nivel cinco, ese no era un poder característico del monstruo.
-Cuando estaba apunto de disparar aquella energía, su piedra mágica se sobrecargaba y lo expulsaba de la boca. Soy consciente de que no cobra mucho sentido lo que digo, no obstante, es la mejor descripción que puedo darle de eso ya que ni siquiera yo lo comprendo al cien-Se justificó el mago.
Tomándose un segundo, prosiguió.
-Y... cuando por fin se detuvo, los monstruos del coliseo se escaparon. Un fuerte grito resonó en todas partes. Los Barbarian al oírlo se tiraron al suelo, sufriendo por el alto volumen. Y algo que jamás vi sucedió...-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Bell oía atentamente el relato, aunque no dejaba de matar a los monstruos cercanos.
-Extendió las manos y las juntó de repente. Miles de Spartoi nacieron d ellas paredes del calabozo, como si él los hubiese invocado. Era aterradora la cantidad de monstruos que se originaron. Los Barbarian, habiendo pasado el dolor del grito, se unieron al ejército de esqueletos y arrasaron con todo. Cuando noté que se dirigieron a mi posición, traté de alejarme lo más rápido posible. Mientras huía, no sé cómo, mi túnica fue rasgada, perdiendo la capacidad de ocultar mi presencia y permitiéndole a los demás que me viesen. Temiendo caer en la estampida y ser pisoteado hasta la muerte, tuve que correr así, a la vista de todos. Sin embargo, desconozco el por qué, el Udaeus corrió para matarme. Aplastó con sus gigantescos pies a los esqueletos alrededor y los Barbarian. Los Skull Sheep y Purple Moth solo quedaron como manchas de sangre en el suelo. No dejó de perseguirme hasta que atacó y un montón de escombros volaron. Tiré mi Oculus por error, razón por la cual no pude comunicarme para solicitar ayuda, y mi túnica terminó aún más rasgada. Entre la confusión y la desorientación, solo alcancé a ponerme de pie, buscando uno de los pasadizos y rogando para que él no me mirara. Desgraciadamente la entrada por la que me colé fue obstruida-Largo y tendido habló, sin evitar detalles y dándose un tiempo para recordar el resto.
-Demonios, debió ser horrible... sin embargo, como describes a esa cosa, seguramente se trate de un irregular. No entiendo por qué se generaría ese irregular de la nada, algo debió provocar su nacimiento-Sin apartar la atención de adelante, el muchacho avanzaba y opinaba, formando hipótesis sobre el motivo del spawn de ese jefe de piso.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-No he tenido la oportunidad de cuestionármelo. He estado camuflándome entre los Spartoi. Tuve que deshacerme de la túnica, sostener uno de los escudos y las espadas, mezclándome en la multitud. Solo así evité que se me atacara-Reveló la razón por la cual no vestía su atuendo común.
-Tras esto, estuve oculto entre ellos, intentando subir al piso 36 y entrar nuevamente en los pasadizos, pero si iba en contra del ejército a una dirección diferente, despertaría sospechas o chocaría con alguno, llamándole la atención. El flujo de monstruos me impedía actuar libremente, siendo esa la razón que me mantuvo cautivo por casi dos días. Cuando por fin llegué al piso 36, un fuerte estruendo alertó a todos, llevándome entre la marea y arrastrándome al origen del mismo-Agregó.
-Se trataba de mi ¿Cierto?-Comunicó su sospecha el albino.
-Efectivamente. Notamos que cayó y un enorme hueco sobre usted fungió como túnel para conectar los pisos. De pronto se levantó y todos lo notaron, acercándosele, sin embargo, al creer que solo eran espasmos de un muerto, lo ignoraron. O así fue hasta que atacó. En ese instante todos respondieron. Yo permanecí de pie, viéndolo luchar y reconociéndolo. Me sorprendió que estuviese aquí, de todas las personas que pudieron aparecer, era usted. Noté las heridas que lo cubrían y comprendí que no duraría mucho tiempo combatiendo. Desde la distancia impedí que demás monstruos se le acercaran. Tomando algunos de los objetos mágicos que oculté dentro del escudo, los hice retroceder el mayor tiempo posible hasta que su daga se convirtió en una inmensa espada e hizo añicos cualquier cosa que se cruzara en la trayectoria de sus tajos. Incluso miles de rocas se desprendieron del techo, creando una avalancha de la que a duras penas escapé. Fue ahí donde se desplomó luego de limpiar el camino. Su estado era crítico, cercano a la muerte-.
-Balbuceaba palabras con la mirada perdida mientras me acercaba a auxiliarlo. Solo comprendí un nombre "Ryuu". Supongo que en los últimos segundos de vida decidió recordar a "Vendaval". Tuve que actuar rápido y...-.
-¡Un momento!-Interrumpió el protagonista cuando el crujir de huesos provino de adelante.
Era una manada de Skull Sheep quienes les tapaban el paso.
*¡ZOOM!*
*¡ZOOM!*
*¡ZOOM!*
Varios proyectiles de huesos fueron disparados hacia ellos.
-¡Firebolt!-De ambas manos se originó una llama que recorrió la superficie del par de dagas y aumentó la longitud del filo.
*¡PUM!*
Corrió a la carga y...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Cortó todos y cada uno a una velocidad muy alta, como cuando los Iguazú lo atacaron detrás de la cascada donde conoció a Marie.
En menos de una décima de segundo les plantó cara y...
*¡SLASH!*
Con un corte horizontal hizo cruzar toda la hoja de la daga Hestia en su mano derecha, partiéndolos en dos y dejando caer los cadáveres.
Los monstruos se convirtieron en humo y tirando al suelo las piedras mágicas propias de cada uno.
-Es aquí a la izquierda, a Bell Cranel-Fels señaló una cueva oscura muy apartada del centro del pasillo blanco.
-¡Hai!-Bell contestó, corriendo a dicha ubicación.
Algunos Spartoi los perseguían, pero el peliblanco fue lo suficientemente rápido como para escapar de ellos sin luchar, cruzando por la angosta entrada del pasadizo.
Ya en el interior, Bell soltó su daga dejándola caer al suelo y apuntando la palma sobre ellos.
-¡Firebolt!-.
*¡CRACK!*
*¡CRACK!*
*¡CRACK!*
*¡PUM!*
Activó su magia y un rayo escarlata impactó en la roca sólida, dejando caer muchos escombros que taparon la entrada que los separaba del calabozo y de ese modo evitar que los monstruos del otro lado se colaran, provocando que pelease en un lugar más angosto y con menor margen de maniobra.
-Llegamos...-Declaró Bell, posando las manos en las rodillas, agitado por lo mucho que corrió en poco tiempo y tomando grandes bocanadas de aire. Si bien no se sentía cansado, correr ininterrumpidamente por varios kilómetros era suficiente para alterar su respiración y ritmo cardiaco. Y el poco descanso impedía llenar sus pulmones.
-Ahora podremos retornar a la superficie-Declaró Fels, posándose a su lado.
-No. Hay que hallar a mi familia-Contestó el peliblanco, limpiándose el sudor de la frente y caminando por el túnel.
El acompañante lo siguió.
-¿Familia? ¿Toda la familia Hestia está aquí? ¿Por qué?-Le cuestionó.
-Como tú mismo dijiste, no te comunicaste para pedir ayuda, así que Urano-Sama nos mandó a por ti, sin ser consciente de los riesgos que eso representaba. Y ambos ya sabemos lo peligroso que fue-Contestó el conejo, sin detener su andar.
Esto dejó pensando al mago.
Avanzaban con tranquilidad por aquel pasadizo secreto que conectaba varios pisos.
-Sí... cuando me acerqué a usted no faltaba mucho para que partiera y, dicho y hecho, murió cuando extendí la mano para curarlo. Es por eso que tuve que recurrir a revivirlo con la baja probabilidad de que funcionara. Grata fue la sorpresa cuando el encantamiento surtió efecto. Es un hombre afortunado, una magia que no ha servido más que en dos ocasiones desde que fue inventada y en ambas usted ha estado relacionado de alguna manera-Comentó Fels, terminando su relato de cómo dio con él, aquel que no fue finalizado por el ataque de las skull sheep.
-Sinceramente creo que dentro del calabozo soy de todo menos afortunado-Opinó el joven, riendo nerviosamente.
-Me alegro de que esté vivo, tanto que me gustaría festejar. Sin embargo, no hay tiempo para celebrar mi no muerte, Ryuu y mi familia me esperan. Si esos monstruos están en la misma cantidad allá arriba que aquí y el Udaeus decide dar un paseo, estarán en serios problemas. La misión era solamente rescatarte y te encontré. Enfrentarnos a esa cosa está fuera de nuestra responsabilidad. Cuando volvamos a Rivira daremos aviso a las autoridades y al salir del calabozo les comentaremos lo sucedido al gremio-Agregó, acelerando el paso más no corriendo por lo angosto del camino.
Fels no se apartaba de su lado, deseando saciar su curiosidad.
-¿Qué fue lo que lo arrastró al piso 36, Bell Cranel?-Cuestionó.
-Urano-Sama nos dio un mapa que tú hiciste, en el que se señalaban los caminos secretos para recorrer el calabozo. Nos indicó en qué zona fue que perdió contacto contigo y junto al mapa tomamos dichos atajos para llegar al piso 37. El problema fue cuando llegamos a las inmediaciones del piso 29 al final de uno de los túneles. Los Spartoi nos detectaron y corrieron a atacarnos, metiéndose a la fuerza. Tuve que quedarme como señuelo para darle a mi familia la oportunidad de salir. Llegó un punto crítico en la batalla donde si no cerraba la entrada, todos los monstruos saldrían y tendríamos que pelear una batalla para la que claramente no estábamos preparados, por lo que decidí estallar el suelo y de ese modo todos cayeron al vacío junto conmigo. Esa es la razón por la cual estuve cercano a la muerte incluso antes de pelear en el piso 36-Respondió Bell.
Esto sumió en sus pensamientos al no muerto.
El silencio y la calma en este recorrido era tal que se daban el lujo de pensar, perdiéndose en sus cabezas y concentrándose en sus propios mundos.
Fue en ese instante de quietud en el que Bell recordó una cosa.
-Fels, cuando mueres... ¿Qué pasa contigo?-Preguntó.
Esto rompió la concentración del sujeto en cuestión.
-Creo que soy la persona menos indicada para responderle esa pregunta. Soy un ser inmortal al fin y al cabo-Contestó.
Bell suspira y se mira los brazos.
-Es que, entonces... ¿Qué fue lo que sucedió?-Sudó frío, diciendo aquello.
-No comprendo a qué se refiere. Cuando preguntó lo mismo tras revivirlo y antes de que fuésemos interrumpidos, sinceramente desconocía qué quiso dar a entender-Fels comentó.
-Es que... cuando... m-morí...-A las palabras les costaba salir.
El chico tragó saliva y limpiándose la humedad de la frente.
-Al morir... pude ver todo lo que sucedía. Te vi a ti, mi cuerpo, todo...-Reveló.
El no muerto se detuvo en seco.
-¿Cómo...?-Interrogó.
-Y eso no es todo... mi alma, o lo que suponía que era mi alma, estaba siendo arrastrada a las paredes del calabozo. Una fuerza atractora me jalaba sin la intención de soltarme, queriendo que me hiciese uno con la roca. O eso fue hasta que Dia Orpheus funcionó y la torre dorada me tomó, regresándome a mi cuerpo y por fin reviviendo-Explicó Bell.
-¿Cómo es que tú...?-.
-Fels, de causalidad, las personas que mueren aquí adentro... ¿No son capaces de subir a Tenkai? ¿Y si eso explicara el motivo por el cual algunos monstruos, los Xenos, recuerdan vagamente cosas de otras vidas? ¿Qué tal si una parte de sus memorias permanecen tan arraigadas a sus almas que al reencarnar como monstruos esto les provee de una personalidad única, como la que hubo en vida?-.
Antes de que Fels interrumpiera, las miles de preguntas y teorías que brotaban del muchacho brotaron sin aparente fin. Sus palabras salían a gran velocidad, como si él quisiese que fuesen comunicadas conforme se pensaban para así no olvidar ninguna de ellas.
-Lo que quiero decir es que... ¿Y si el calabozo roba las almas de los muertos y crea monstruos a partir de ellas?-Concluyó.
-Crear monstruos a partir de almas humanas...-Murmuró el esqueleto.
Su mente relacionó todo. Ese choque de información era como un enlace que unía cada información recabada de los Xenos respecto a vidas pasadas. También justificaría el por qué existen y la razón de sus tan propias personalidades.
-Eso explicaría el por qué todavía conservan humanidad en algunos casos...-Comentó.
-¡Sí! Tal vez en algún punto tras su muerte, de una u otra forma, fueron purificados, deshaciéndose de sus memorias, tal y como sucede en Tenkai cuando son recibidos por los dioses de la muerte. Pero, como hay cosas que se conservan tan profundo en nosotros, no se borraron por completo-Expresó Bell, dando su hipótesis sobre el proceso en el cual los monstruos reencarnan en el calabozo.
Fels frenó en seco.
-Usted... ¿Cómo sabe eso? ¿Cómo posee esa información?-Interrogó.
-¿Eh? Humm es lo que me dijo mi abuelo cuando le pregunté qué sucede cuando muere alguien y a dónde se van, esto después de enterarme que tuve una madre, padre, tía y tío que fallecieron. Aunque jamás me reveló sus nombres...-El peliblanco respondió, sosteniéndose la barbilla y recordando lo dicho por su abuelo años atrás.
-También mencionó que tengo un tío abuelo el cual es quien se encarga de eliminar los recuerdos y las esencias de las almas antes de que ellos reencarnen. Sin embargo, lo tomaba a broma o como otra de las historias disparatadas de mi abuelo porque, de ser ese el caso ¿Eso no significaría que aquel tío abuelo se encontraba en Tenkai? Y si desempeñaba esa labor ¿No querría decir que es un Dios de la muerte?-Agregó, soltando una risita nerviosa al mencionar lo que su única familia le decía a tan corta edad.
-Claro que me guío solamente de las historias disparatadas de mi abuelo, por lo que dudo que sea una fuente confiable-Rápidamente negó con cabeza y brazos para que no se le tomara tan en serio.
-No... en realidad es demasiado acertado. Tu abuelo ha de haber conocido en demasía el modo en el que los dioses de la muerte actúan y sobre el procedimiento a seguir antes de que las almas reencarnen en el mundo. Él... está en lo correcto sin dudas porque... es lo mismo que Urano-Sama me dijo-Interrumpió, confesando que no eran sólo falacias sin sentido.
-Mi abuelo... ¿Tenía razón?-Los ojos rojos del aventurero se abrieron en su totalidad.
-Sí, al menos hasta la parte del proceso para reencarnar. Ya lo de si tu abuelo en verdad tenía un hermano que era dios de la muerte es desconocido para mi-Aclaró.
Esto lo impacta.
-Si bien efectivamente los muertos fuera del calabozo retornan a Tenkai para ser purificados y continuar el ciclo, los muertos dentro de aquí no sufren ese destino. Desconozco la exactitud de lo que les ocurre o si son aprisionadas por una fuerza ajena a la mística y no puedo asegurarle que los Xenos sean como tal humanos que murieron dentro, no obstante, escuchando su experiencia, comienzo a sospechar que es así en realidad...-Prosiguió Fels, dándole crédito a lo que su acompañante dijo.
-Entonces es probable que casi me pasara lo mismo que a Asterius. Él no ha perdido los recuerdos de su vida pasada en los que nos enfrentamos, quizás eso fue lo que lo motivó a reencarnar y mantener intactos sus deseos-Sospechó Bell, relacionándolo al caso en específico del minotauro negro.
-Es un ejemplo perfecto. Yo he estudiado las piedras mágicas de los monstruos por más años de los que recuerdo. Y supuse que muy probablemente, ese brillo tus único en cada una represente la cristalización o la contención de las almas, lo que impide que estas escapen. Dado que, conforme pasa el tiempo sin que se empleen, estas pierden su brillo y si se rompen se deshacen. También noté que cuando permanecen en el suelo del calabozo, estas son absorbidas por él, retornando a su control, contrario a lo sucedido fuera de so territorio o en las refinerías mágicas, donde ese brillo permanece más tiempo, el suficiente para que se almacenen y se empleen en productos, como las lámparas mágicas. Sin embargo, a pesar de proveer de energía, no se les extrae por completo, una diminuta parte es la única que puede usarse y sigue alimentando a las cosas como las lámparas mágicas. El resto de la luz se apaga e irradia, apagándose. Tal vez se trate de la mayoría del alma retornando al calabozo o por fin pudiendo retornar a Tenkai-La información sobre cómo Fels tuvo a esos cristales como objeto de estudio se extendió hasta el punto en que lo vinculó con la hipótesis del peliblanco, quien oía atentamente todo lo salido de su boca.
Sujetando su barbilla y sumergiéndose en sus pensamientos, el joven, dado el paso de algunos segundos, contestó.
-Es viable... las almas no se destruyen ni desaparecen, o al menos dudo que eso pase. Si las personas que mueren dentro del calabozo son forzadas a reencarnar en un organismo vivo sin recuerdos, almacenando las almas en las piedras mágicas, eso explicaría por qué el calabozo es casi o igual de viejo que la propia vida. De ser ese el caso... quizás...-De repente la imagen de Ryuu cruzó por su mente, seguido de...
-Si las almas reencarnan como monstruos y en algún punto como Xenos... entonces... Alise... Kaguya... Lyra... Iska... Maryuu... Noin... Neze... Asta... Ryana... Celty...-Los nombres de las integrantes de la familia Astrea quienes perecieron en los pisos inferiores a consecuencia de la trampa de la familia Rudra pasaron por su cabeza.
-Tal vez... solo tal vez... ellas sigan aquí...-Murmuró hacia sí mismo, ilusionándose.
"Sé que no es algo que deba decirle a Ryuu sin estar completamente seguro de eso porque podría darle falsas esperanzas. Sin embargo, es perfectamente viable que eso..." El hilo de pensamiento fue interrumpido.
-Bell Cranel. Comprendo lo que trata de decir. No obstante, de ser así, la eso no borra el hecho de que la familia Astrea como tal ya no existe. Ya no son quienes eran antes-Declaró el mago tan pronto se dio cuenta de a lo que el joven trataba de llegar.
Si bien el conejo estaba esperanzado de ser así, Fels tenía razón. No importaba cuánto lo deseara, era completamente imposible saber qué Xenos o monstruos poseen las almas de las amigas de su amada.
Él bajó la cabeza tras asentir, comprendiendo y esfumando esa ilusión.
-Lo lamento-Se disculpó el mago.
-N-No hay problema. Al fin y al cabo no sabemos si eso es lo que sucede en realidad, por lo que sólo resultaría decepcionado de no ser así-Bell se rascó la nuca y se comenzó a reír nerviosamente, demostrando que no había inconvenientes entre él y su guía/acompañante.
-De acuerdo-El no muerto aceptó, sin insistir en el asunto.
Los minutos transcurrieron, permaneciendo en silencio. Todavía era largo el camino hacia el piso 35.
Entre más profundo del calabozo se metían, mayor era el tamaño del piso.
Bell, queriendo romper el hielo, hizo una pregunta sin pizca de malicia o la intención de generar un conflicto. Era pura y dura curiosidad.
-Fels. Sé que no me concierne dado que son asuntos entre Urano-Sama y usted, pero... ¿Por qué le pidió vigilar la anomalía antes que a un aventurero?-Interrogó, ladeando la cabeza.
De pronto el susodicho freno en seco. Si tuviese ojos y rostro, expresarían sorpresa absoluta.
El muchacho se detuvo al igual que él tan pronto se dio cuenta que se quedó atrás. Caminó hacia él para estar juntos.
-Bell Cranel... ¿Por qué hace esa pregunta? ¿Alguna parte de los motivos de mi misión no le fueron suficientes?-Replicó el mago antiguo tras esa breve pausa.
-No se trata de eso Fels. Entiendo en términos generales para qué se te mandó, estudiar la anomalía que preocupaba a Urano-Sama. No obstante, desde el principio no me ha quedado claro por qué... por qué siento que estás contándome la verdad a medias-Contestó el conejo, cambiando el tono de voz a uno calmada a otro más oscuro, infundiendo cierto miedo en sus acompañante, quien dio algunos pasos hacia atrás cuando adoptó esa actitud tan impropia del peliblanco que creía conocer.
-Es que sin la verdad completa, no puedo tener un panorama completo de lo que se pone en riesgo al perderte. Entiendo la importancia que tienes para los Xenos y para el mismo Urano. Aunque no me cabe en la cabeza que si su presentimiento eran tan malo te mandara a ti. Y sobretodo, sabiendo que algo muy malo debió pasarte para no volver, nos convocara a nosotros. Sé la relación que sostenemos contigo y qué causarías una fuerte impresión en otras familias. Pero la familia Loki era por mucho mejor opción para un rescate en pisos profundos debido a que la mía tendría dificultades, como las tuvimos en la ciudad del agua e incluso el gran árbol-Se justificó, adicionando a su diálogo anterior para así darle información sobre lo que lo preocupaba respecto a esa decisión del dios de Orario en mandarlos a los pisos profundos, la cual levantaba muchas sospechas y abría espacio a malas y segundas intenciones.
El cráneo del no muerto se movió de derecha a izquierda, negando. No obstante, si contara con un rostro, sin dudas este reflejaría inquietud.
-No creo que posea el derecho de brindarle esa información-Contestó, dándole una negativa.
Él abandonó el detenimiento y caminó, o eso trataba hasta que...
-Fels. Mi familia y yo estamos arriesgando nuestras vidas por esta misión. Te agradezco por haberme revivido, pero de no ser por Urano no me habría metido en esa situación en primer lugar. Al menos quiero conocer la causa a la que apoyo-El brazo derecho del peliblanco lo detuvo cuando se posó a escasos centímetros del mago, impidiéndole avanzar.
Bajó aquella extremidad y dio un paso largo al costado, posándose cara a cara a él.
-Por favor cuéntame. Las verdades a medias no son otra cosa que mentiras de mayor elaboración y yo no le mentiría a quienes se ganaron mi confianza. Mínimo pico el mismo trato-Adicionó, decidido.
-No se me permite...-Fels quiso evitarlo pero a cada movimiento que realizaba para evadirlo, rápidamente se le cubría el paso.
-No sé si un inmortal sea capaz de comprender el valor que tiene la vida para los mortales. Pero sin dudas no somos meramente peones desechables. Ryuu, Lili, Welf, Mikoto, Aisha, Cassandra, Daphne y yo no somos solo soldados manejados por la voluntad de un externo. Vinimos a tu rescate sin quejarnos porque se trataba de alguien a quien consideramos un amigo. Por favor no hagas que dude de llamarte así-Continuó del muchacho, insistiendo en que la información saliese a la luz.
Los ojos rojos fijos en las cuencas vacías del individuo al frente no vacilaban ni un segundo. Era tal la presión que infundía en él que todo apuntaba a que no se rendiría hasta obtener lo que solicitaba.
-Urano-Sama no quiere que lo sepan, Bell Cranel-Suspiró pesadamente y agachó la cabeza.
-Si un secreto tiene mayor importancia que nosotros, entonces cometimos un error en venir a rescatarte, Fels-Cuando la contestación concluyó, fue prontamente atacado verbalmente. La decepción era palpable en aquel amable joven que no dudaba en rescatar a quienes le importan o estuviesen en peligro.
-B-Bell Cranel...-El no muerto lo nombró.
El susodicho exhaló profundamente, apretando los dientes y dándole la espalda.
-Saldremos de aquí y haré que los Xenos sean felices en la superficie, tal y como lo prometí, porque no rompo mis promesas, menos si eso da como resultado el entristecer a gente inocente. Pero eso será todo, no habrá nada más entre Urano-Sama y mi familia después de esto-Declaró, luciendo molesto.
Las personas están en todo su derecho de guardar secretos. Sin embargo, si por estos se les perjudica a terceros, entonces deja de ser factible guardarlos a cuestas del dolor ajeno. Y eso nuestro protagonista lo entendía a la perfección.
Está profundamente agradecido con el ser al que escoltaba por permitirle vivir nuevamente. Es solo que... odia las mentiras. Y no contar la verdad al cien por ciento es otro modo de mentir. Ocultar la realidad con tal de protegerse a sí mismo es de las peores mentiras habidas y por haber.
Cuando se disponía a retomar su andar, la mano delgada y esquelética de Fels lo frenó cuando se le posó en el hombro.
-¿En serio quiere saber la verdad? ¿Qué gana con saberlo?-Cuestionó el esqueleto.
Volteando sobre su hombro, el joven contestó.
-Respuestas. Es simple y llanamente lo que estoy buscando-.
Giró para que ambos estuviesen nuevamente de frente.
A pesar del debate interno de contarle o no, Fels cedió a la insistencia y la presión.
-Bell Cranel, antes de empezar, quien hacerle un par de preguntas-.
-Adelante-.
Obtuvo el permiso de comunicar su cuestionamiento.
-Dígame... ¿Usted sabe por qué los hombres son capaces de esperar por años a que algo suceda? ¿Qué fuerza es la que los motiva para que arriesguen todo y alcancen un nivel tal de desesperación en el que incluso pongan en juego no solo su vida sino que la de los demás?-Expresó.
-¿Cómo? No comprendo a qué viene eso...-.
-Es demasiado sencillo, tanto que se resume a una única palabra. Una que sobretodo usted conoce el significado tan profundo que posee en los mortales y lo ha experimentado. Urano no está exento de sentirlo, no obstante, actualmente lo carece y ha puesto cada recurso con el que cuenta para encontrarlo-Aclaró el mago, interrumpiéndolo antes de que él externara su confusión.
-Así que, le repito... ¿Sabe por qué los hombres son capaces de esperar por años a que algo suceda? ¿Qué fuerza es la que los motiva para que arriesguen todo y alcancen un nivel tal de desesperación en el que incluso pongan en juego no solo su vida sino que la de los demás?-Repitió el par de preguntas que dieron inicio a este relato repleto de misticismo.
Solo una palabra apareció en la mente del conejo, pronunciándola al momento.
-Amor...-.
La cabeza del no muerto sube y baja, asintiendo y confirmando la sospecha del chico.
-Antes de que la misma luz existiera en el universo, todo era oscuridad...-.
-Inhóspito... sin vida...-.
-Un reino donde lo único que regía era el caos...-.
-En algún momento, tal vez eones, quizás tan solo algunos segundos, un brillo tenue apareció en el oscuro e infinito vacío-.
-Y de ahí... nació la primera diosa del universo... Gea... una deidad primordial y ctónica considerada la Madre Tierra, la gran madre... la madre universal, quien trajo a la vida a Urano, un igual, un acompañante. Y fue ahí donde las primeras estrellas iluminaron los cielos apagados-.
-Y a partir de ahí... del universo antes paralizado y muerto, nació la vida-.
-Ambos unidos por una labor tan gigante e importante, dieron origen a todo lo que conocemos hoy en día. Cada planta, mota de polvo, incluso el aire que respiras... se nos fue proveído por ellos dos, los padres del universo... los alfa y omegas de la existencia misma-.
-Cuando las bases fueron establecidas y se vivía en una paz y armonía, fue que se decidieron a dar vida a organismos conscientes a su imagen y semejanza, los denominados titanes. También originaron a los denominados cíclopes y millones de criaturas más que solamente se les considera leyendas en la actualidad. Sin embargo, hubo un hijo en específico que era completamente extraña e incomprendida por ellos. Se trata de... tártaros...-.
El nombre salió a la luz.
-¿Tártaros...?-Repitió el peliblanco.
-Sí... Tártaro. Una entidad sin un cuerpo físico humanoide y diferente a cualquier ser que concibas en tu mente al oír su nombre. A pesar de ello, poseía vida...-.
-Y... estás ahora mismo dentro de él-.
Confesó.
La sorpresa en la expresión del chico fue mayúscula.
-Tártaro no es otra cosa que el nombre que se le dio al calabozo. ¿Haz oído los gritos y formas de actuar que posee? Sin dudas está vivo y eso nos consta a ambos, al igual que a las personas que han estado aquí por mucho tiempo-.
Comentó, remarcándole las pruebas que daban indicio a ello.
-Urano-Sama me confesó que jamás lo entendió... pero que por alguna razón, tal y como con el resto de sus creaciones, Gea lo amaba. Lo amaba tanto que se volvió cercana a él-.
Bell escuchaba atentamente, ansioso para conocer el resto del relato.
-El mundo como lo conocemos todavía no era realizado. Los dioses que actualmente rigen como figuras divinas e inmortales aún no nacían. Y a Urano-Sama se le dio la encomienda de crearlos. Motivado por su temor de dar vida a otro ser tan misterioso y del que conocían tan poco como era Tártaro, decidió que usaría su propia carne para que de ese modo los primeros Dioses, de quienes surgieron el resto, tuvieran parte suya en sus interiores. Para esta tarea consideró crear un lugar en el que solo ellos habitarán, libres de todo... libres de todos...-.
-Fue ahí donde la idea de "Tenkai" se originó por primera vez...-.
El nombre que recibía los cielos en el que los dioses, antes de descender al mundo inferior, vivían fue dicho por Fels.
-Gea en cambio no quería abandonar Genkai y a sus tan amados hijos, decidiendo que aquí mismo procrearía a los primeros habitantes del mundo inferior que comportarían características similares a las de ella y Urano-Sama. Los espíritus... fuerzas primordiales que desenvolverían la misma labor que ella y su tan amado primer hijo, Urano-Sama, cuando los hombres del mañana por fin pisaran la tierra-.
-Y... se separaron... cada uno cumpliría su deseo del modo que mejor les pareciese, no sin antes prometerse una cosa...-.
-Que... cuando vuelvan a reunirse... puedan presenciar lo que crearon desde una posición neutral. Disfrutar una larga vida juntos... compartir un amor en el que por fin pudiesen ser solo ellos dos... a pesar de que Urano-Sama nació de Gea, él se enamoró de ella a tal punto que la veía como una mujer...-.
"¿Por qué suena como mi abuelo?" Se cuestionó mentalmente el chico, no queriendo frenar lo dicho por Fels, dado que le prestaba atención a cada palabra, como si la historia lo atrapara como los cuentos de héroes.
-Antes de que la palabra "Amor" existiera, Urano-Sama ya lo sentía, siendo correspondido por ella-.
Adicionó.
-Después de que cientos si no es que miles de años transcurrieran en un abrir y cerrar de ojos para él, bajó de nuevo a Genkai para reencontrársela y cumplir la promesa. Sin embargo... tras su retorno... Gea ya no estaba...-.
-La buscó por eones. Recorrió cada lugar del universo tratando de hallarla... sin éxito...-.
-¿Cómo es que eso se relaciona con el calabozo? Sé que fue hijo de ambos, pero no comprendo por qué te pide buscar aquí-Cuestionó el muchacho, repleto de dudas.
-Bell Cranel, antes de que él y ella se separaran, no existía otro organismo en la tierra que fuese capaz de originar vida como ellos. Fue hasta la creación de los distintos dioses y los espíritus que se les dio a otros esa habilidad. Y cuando digo que ninguno aparte de ellos podía... eso incluye a Tártaro...-Contestó el no muerto.
La mente del conejo comenzó a carburar.
-Después de casi rendirse en su búsqueda, regresó aquí, en el sitio donde la promesa fue sellada. Cuando caminaba totalmente vacío y entristecido... de topó con Tártaros, quien aumentó de tamaño, a tal punto que no tenía final visible para Urano-Sama. Sorprendido y curioso, dio un paso al interior, no obstante, al hacerlo... un grito lo alertó. Del suelo en el que sí pie contactó, una hermosa flor nació, despertando sus sospechas. De repente varías criaturas a las que ni él ni Gea dieron vida salieron del interior a atacarlo. Miles de preguntas se originaron en su cabeza. No entendía cómo es que Tártaro pudo desarrollar ese poder. Sin embargo, tan pronto huyó y regresó a Tenkai, tuvo el tiempo de pensar a fondo en lo sucedido e inevitablemente relacionó la reciente capacidad de aquel hijo con la desaparición de su amada y llegó a la conclusión de que, en algún momento durante la separación... él la asimiló-.
-¿A-Asimilar?-.
-Esa era la teoría que se formuló dentro de su cabeza. Temiendo que ocurriera nuevamente, prohibió estrictamente a los dioses que bajaran al mundo terrenal. ¿Qué tal si tenía razón y al entrar al calabozo se les tratara de matar? Solo le daría más poder-.
La mirada de Fels se fijó en el absorto aventurero.
-Como tú mismo decías, las almas de los caídos dentro de aquí son arrastrados por las paredes, convirtiéndose en parte de ellas. El arcanum de los dioses al morir sufrirían el mismo destino, se almacenaría y alimentaría a Tártaro...-Agregó.
Bell bajó la cabeza, pasmado, e Inevitablemente recordó la ocasión en la que su Diosa activó su propio Arcanum durante la batalla contra Mord en Rivira, siendo eso lo que provocó la furia del calabozo y el nacimiento del goliath irregular. Era como si trataran de ponerle fin a su vida tan pronto fue detectada.
-La conoces ¿Verdad? La sed de poder que tiene... los extremos que alcanzaría con la única meta de potenciarse...-Dijo Fels, concluyendo aquello gracias a la reacción que tuvo.
El albino se limitó a asentir, sudando frío.
Era... mucha información para procesar.
Siempre tuvo sus sospechas de que el calabozo era un ser vivo, no por nada lo ha oído gritar de dolor o enojo en varias de sus aventuras. El mismo juggernaut es la prueba de que siente, porque si hay pisos en los que se recibe mucho daño, este nace para controlar la situación y eliminar la amenaza.
Gracias a lo que se le ha contado hoy, esas sospechas solamente se confirmaron, sembrándole miedo.
-De no matar al Goliath... Kami-Sama...-Tragó saliva, temblando.
En caso de un fallo en esa ocasión puntual, el enorme monstruo no escatimaría esfuerzos para arrasar con Rivira, incluyendo a las personas que se alojaban en esa zona aparentemente segura y libre de peligros.
-No tiene sentido pensar en lo que no sucedió ni preocuparse por cosas pasadas. Ahora estamos en una situación difícil en la que debemos huir-Irrumpió Fels en el hilo de pensamiento del conejo.
-H-Hai...-Susurró.
-En fin. Esa es la razón por la que estoy aquí. Cualquier actividad anormal dentro del calabozo libera grandes cantidades del arcanum corrompido de Gea, según lo dicho por Urano, así que es mi deber investigar el origen del mismo en busca de un indicio de su ubicación. Él... todavía tiene la esperanza de regresarla a la superficie, liberarla del yugo del hijo rebelde para así enseñarle y que contemple el hermoso mundo que nació gracias a ella... su creación...-Concluyó el no muerto.
De pronto cerró el puño, visiblemente frustrado.
-¡Pero no he podido encontrar nada! ¡En los años que le he servido a Urano-Sama no hemos tenido ningún indicio de su ubicación! ¡La única pista es esa planta y el arcanum corrompido! Ese Udaeus consumió mucha de esa energía y solo está aquí para crear caos en el calabozo e impedir el paso más allá de los pisos profundos!-Levantó la voz, opinando sobre aquella bestia azabache.
-Solo de una cosa estoy seguro... los quiere muertos, Bell Cranel-Adicionó, centrando su atención en el antes mencionado.
-¿Eh?-Ese sonido salió del chico.
-Como oíste, el calabozo los quiere muertos. Esa maldita cosa no dejaba de balbucear lo que parecía ser tu nombre y el de Ryuu Lion. Era como si específicamente a ustedes quisiese matar. Tal vez sean sugestiones mías, pero estoy casi convencido de que oí fuerte y claro ambos nombres-Complementó el mago, totalmente serio, tanto que era imposible tacharlo de loco.
Y en ese instante la batalla en el pasadizo antes de caer a los pisos profundos fue recordada.
Una parte en específico...
"-¡BAEEAELLL CRRRANNMEL! ¡MORIR!-".
Aquel grito de uno de los Spartoi... era como si tratara de pronunciar el nombre del aventurero.
-¿Por qué el calabozo nos querría muertos?-Interrogó.
-Lo desconozco, en serio. Pero si se entera de que están aquí, dudo que se detenga hasta llegar a ustedes y cumplir su cometido. Ese Udaeus ha permanecido quieto en el coliseo, aguardando. Es como si supiera de su presencia o suponía que en algún momento aparecerían-Informó el mago, quien estuvo día y medio en este infierno, presenciando de a ratos el actuar de aquel irregular.
Bell sintió un vacío en la boca del estómago y...
-¡TENEMOS QUE ENCONTRARLOS! ¡SUS VIDAS CORREN PELIGRO!-Alzó la voz, totalmente desesperado y aterrado de que el Udaeus se tope a su familia, amigos y amada.
La muñeca del esqueleto fue jalada de repente.
-¡Aguarde, Bell Cranel!-El fuerte agarre lo lastimaba.
-¡Vámonos! ¡El descanso terminó!-Declaró, acelerando el paso y casi arrastrando a quien se supone debía salvar.
-¡¿Por qué la prisa?!-Le cuestionaron.
-¡Porque ellos sin dudas vendrán a rescatarme, bajando hasta los pisos profundos! ¡Debemos interceptarlos antes de que eso ocurra!-Contestó.
-Si es tan fuerte como dices... no tendrán oportunidad alguna...-Murmuró, casi sollozando y con un fuerte dolor en el pecho, temiendo lo peor.
-Estamos yendo a ciegas. No tenemos ningún método para saber en qué zona del calabozo se hallan exactamente. Si tus suposiciones son correctas, ya no deben estar en el sitio donde se separaron-Comentó Fels, razonando con él. Pero el albino no oiría nada que fuese en contra de tan ferviente deseo.
La desesperación y el miedo no le permitían pensar con la cabeza fría. Era solamente su corazón el que controlaba sus movimientos.
Perderlos... perderla... ¡NO LO PERMITIRÍA BAJO NINGÚN MOTIVO! ¡NO SI PODÍA EVITARLO!
Su velocidad se potenció a niveles inimaginables. No prestaba atención a. Los constantes raspones y golpes que se daba con el angosto camino. Las rocas se rompían al entrar en contacto con su sólido cuerpo. No tenía tiempo para pensar en el dolor.
Subían los pisos a ritmo acelerado, si no había camino enfrente...
-¡FIREBOLT!-.
*¡BOOOOOOM!*
Bell lo creaba, rompiendo la roca a sus narices con un solo disparo de su magia.
Sin frenar, bajo ninguna circunstancia, visualizaron una bifurcación en los caminos.
-¡Siga el izquierdo! ¡Ese es el que desemboca entre el piso 34 y 35!-Indicó Fels, quien todavía era jalado como costal de papas. Si no fuese inmortal, probablemente no le faltaría mucho para coquetear con la muerte.
-¡Hai!-Contestó el muchacho, yendo a dicho camino. Hasta que...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una explosión potente y ensordecedora hizo temblar las paredes del calabozo, aumentando la temperatura al interior del pasadizo que recorrían.
-¿Qué fue eso...?-Se cuestionaba el no muerto, sin embargo, cierto conejo no se lo cuestionó y actuó.
La palma del susodicho se posó en la lateral de la estructura rocosa y...
-¡FIREBOLT!-Gritó a todo pulmón.
*¡BOOOOOOOM!*
-¡Ugh!-Se quejó el mago cuando miles de escombros y polvo le nublaron la visión.
*¡PUM!*
De un salto Bell se introdujo en el hueco que había creado, saliendo a máxima velocidad.
Cuando la nube se disipaba, permitiéndole recuperar la visión, se percató de algo.
-Estamos al final del piso 34...-Susurró.
-¿Cómo es que sabía que la pared era tan delgada como para atravesarla?-De cuestionó.
Fue ahí que una luz púrpura destella te y difícil de ignorar lo golpeó en la cara, llamándole la atención.
La figura negra y de tamaño considerable apareció a su lado izquierdo.
-Udaeus...-Dijo.
-¡QUÍTENSE DE EN MEDIO!-Gritó un elfo oscuro, quien combatía contra cientos de Spartoi.
Su mirada se dirigió a la del sujeto, donde se topó a Bell corriendo de prisa hacia... ¿La familia Hestia?
-¡ARGOVESTA!-.
*¡CRASH!*
El impacto del disparo fue recibido de lleno por el conejo quien...
-¿Lo absorbió? ¿C-Cómo es eso posible...?-Las preguntas no dejaban de brotar del impresionado asistente de Urano.
Repleto de sangre y casi sin armadura, el peliblanco consumió la magia.
En su mano derecha sostenía la daga Hestia o... ¿Espada Hestia?
-Por favor que esto funcione...-Rogó.
Y...
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Un rayo idéntico al anterior, solo que de color blanco, le fue devuelto al Udaeus.
Este rápidamente puso su espada negra y...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
-Lo devolvió...-Impresionado, murmuró.
Rápidamente fue a donde los aventureros se hallaban.
De las paredes del calabozo salieron cientos de Spartoi, que fueron invocados por el llamado.
Estos se fueron acumulando en él, fusionándose los unos a los otros y uniéndose al cuerpo del Udaeus, regenerando las partes perdidas.
El pensamiento fue el mismo...
"Udaeus irregular...".
"El daño físico no es suficiente para darle fin a su vida. De no ser así, la única forma de matarlo sin que se regenere es..." Pensó el no muerto y alzó la voz.
-¡Hay que destruir la piedra mágica! ¡Solo así será derrotado!-Declaró, emergiendo a espaldas de las chicas de la familia Hestia y Miach.
-¡BELL CRANEL!-El monstruo, recuperando las partes perdidas, nombró al conejo protagonista fuerte y claro.
Ya no eran coincidencias. Iba a por él.
-Aquí estoy... monstruo. No importa lo que hagas, calabozo, saldré victorioso cada que quieras eliminarme...-Murmuró Bell, sonriendo de forma desafiante.
-Le daré el final feliz que Ryuu tanto añoró... y nada ni nadie lo impedirá-Adicionó.
Sin tiempo para alegrarse de su presencia, la batalla daría inicio.
Estos valerosos aventureros en contra de aquella bestia.
El semblante del Udaeus era uno que emanaba una ira y enojo tremendo por tener en frente a su par de objetivos.
*¡CRASH!*
Incrustó en la roca su espada gigante color azabache en la roca, este fue astillada al resistir el impacto devuelto de su propio ataque mágico.
Mientras los Spartoi continuaban acumulándose en él para regenerar el resto de su cuerpo, un sonido hizo eco en el calabozo.
*¡CLANG!*
Se trataba de una única campanada.
-¡FIREBOOOLT!-Gritó el conejo, disparando su magia sin cántico potenciada por su habilidad argonauta por menos de un segundo para que de ese modo causara más estragos.
*¡BOOOOM!*
Esta fue ininterrumpidamente hacia el esternón de su rival, el cual cubría y protegía la piedra mágica en su pecho.
Pero, contrario a lo que pensaba y a pesar de que dio en el blanco, lo que sucedió fue que...
-Rebotó...-Frunciendo el ceño, el muchacho musitó.
Una capa brillante resplandeció al rededor de la zona atacada, como si de una barrera activada se tratase, como en el caso de la calamidad a la que Ryuu y él se enfrentaron meses atrás.
-¿Qué quería lograr exactamente con eso, Bell-Sama? ¿Enojarlo?-Cuestionó Liliruca, posándose detrás suyo.
-No... comprobar si era resistente a la magia o podía causarle un daño aunque sea mínimo, y obtuve lo que necesitaba. Desde que enfrentamos al juggernaut lo primero que hago contra un rival que no constó es comprobar si no va devolverme los ataques-Respondió, sin apartar la mirada de la bestia azabache.
-Ahora... sé que tendremos que destruir esa piedra mágica directamente...-Agregó, sudando frío.
La gran altura del monstruo imponía y dificultaba en demasía el acercársele sin ser aplastado. Y en caso de tener la suerte de estar a escasos centímetros de su pie ¿Cómo demonios subirás hasta el pecho para romper la piedra? Era una tarea difícil.
El grupo de aventureros permanecieron de pie, expectantes a lo que harían a continuación y esperando sobretodo órdenes para desenvolverse en combate.
-Lili...-El joven llamó a la soporte.
-¿S-Sí, Bell-Sama?-Esta lo atendió.
-Los ataques físicos lo afectan por lo que pude observar ¿Me equivoco, Hogni?-Dijo, pidiendo la opinión del elfo oscuro.
Él se limitó a asentir, confirmándolo.
-Cuando hizo el primer disparo de aquel rayo lo golpeé en la mandíbula y partes de sus huesos se astillaron. Fue de ahí donde los Spartoi salieron-La seriedad que el asunto ameritaba provocó que abandonara esa actitud Chuunibyou de siempre.
-Escucha Lili, teniendo eso en consideración al igual que, si la magia es lo suficientemente potente para atravesar su coraza, podrías idear un plan para derrotarlo. Dudo que, habiendo probado su propia magia, vuelva a lanzarla sin asegurarse de acertarlo o de que yo no se lo regrese. Por lo que la única opción ahora es dañarlo con nuestras propias manos-Complementó.
-¿Eh? P-Pero Bell-Sama...-Nerviosa, la hobbit dudó al recibir la consulta del albino.
-Eres mucho mejor estratega que yo. Lo haz demostrado desde que te uniste a la familia Hestia. En cuestión de experiencia y pensamiento rápido eres increíble, tanto que nadie se te compara. Yo soy un inexperto en ese rubro, si el plan fuese ideado por mí probablemente moriremos o iría al ataque como kamikaze a arremeter en su contra. No obstante, esa estrategia nos es viable gracias a que él me supera en fuerza y las vidas sobre mi espalda me impide ser imprudente... además de mi promesa...-Dijo, mientras miraba fijamente a Ryuu al mencionar lo de "Promesa".
Ella sonríe.
-El juggernaut es una cosa. Pero este irregular es una completamente diferente, es ridículo siquiera compararlos-La elfo también dio su punto de vista.
-Lo sé... por eso no querido actuar imprudentemente... así que Lili, confío en ti.. dinos qué hacer...-Insistió el capitán de la familia Hestia a la pequeña soporte.
-P-Pero yo... estoy asustada...-Contestó.
-Todos lo estamos. El miedo es natural en nosotros, solo no dejes que te domine...-Hogni fue quien habló.
-Y-Yo...-La castaña quiso replicar. Sin embargo...
-¡BUAAAAAAAHHHHHHGGGGGGGGGGGGGGGGG!-El gruñido del Udaeus resonó en todos lados, incomodando los oídos de los presentes, causando que estos los taparan instintivamente
Esto sirvió como indicativo de que ya estaba recuperado y en cualquier momento atacaría.
-¡Bien! ¡Muévanse! ¡Debemos esparcirnos! ¡El tiempo de cargas de su ataque mágico es largo por lo que acumularnos en un mismo lugar nos convierte en blancos fáciles! ¡No dispararía si solo le diese a una persona!-El espíritu de liderazgo de Lili se apoderó de ella ante la inminente pelea, poniéndose manos a la obra y pensando en su estrategia tan pronto tuvo uso de razón.
-¡Hai!-Todos gritaron casi al segundo, siguiendo la instrucción al pie de la letra.
-¡Hogni-Sama! ¡Aisha-Sama! ¡Ambos ataquen por la derecha! ¡No le permitan que vuelva a agarrar esa espada! ¡Su brazo dominante es el izquierdo, por lo que sin dudas intentará primero agarrarla desde ahí!-Indicó Lili.
-¡A LA ORDEN!-Gritaron el par de aventureros y...
*¡PAM!*
De un solo impulso en la superficie rocosa, dejando un cráter en donde antes se hallaban, corrieron a toda prisa a su posición.
-¡Bell-Sama! ¡Ryuu-Sama! ¡Ustedes vayan por el lado contrario! ¡Cuando trate de recuperar su espada dejará al descubierto su costado derecho! ¡Eso les dará la oportunidad de subirse a él y atacarlo!-.
-¡Entendido!-Bell tomó entre sus brazos a la elfo, cargándola y...
*¡CRASH!*
Del mismo modo que el elfo y la amazona, corrió lo más rápido que sus piernas le permitían.
Las tropas que se enfrentarían de frente al Udaeus tomaron sus papeles y pusieron manos a la obra para la batalla, siendo ellos quien se encargarían de destruir la piedra mágica.
Y se preguntarán... ¿Que hará el resto? Bueno, permitámosle a la Hobbit aclararlo.
-¡Welf-Sama! ¡Cassandra-Sama! ¡Fuego a discreción, atajarme a la distancia ahora que comprobamos que cada que esa cosa es herida los Spartoi salen de sus huesos o los invoca de las paredes del calabozo! ¡Que cada quien cubra uno de los lados por los que atacarán!-.
El rol del herrero y la peliazul fue impuesto en menos de un segundo.
-¡A la carga!-Gritó el pelirrojo, desenfundando dos espadas mágicas y preparándose para proteger a Ryuu y a Bell de los esqueletos que pudiesen originarse.
-¡Hai!-Cassandra sacó su arco y apuntó varias flechas, siguiendo con la mirada el recorrido de Aisha y Hogni, pendiente del instante en el que la horda de monstruos atacase.
Las instrucciones no cesaron.
-¡Mikoto-Sama! ¡Prepárese para mí señal! ¡Usará su magia para contenerlo cuando se lo indique! ¡Solo tendremos una oportunidad-.
-!De acuerdo!-La oriental fue la siguiente, corriendo para no ser blanco fácil pero sumamente concentrada para no dejar pasar la indicación de la pequeña Hobbit.
Todavía faltaba que algunos roles se ocuparan. En específico de...
-¡Daphne-Sama! ¡Llévese a Haruhime-Sama! ¡Protéjala hasta que concluya su cántico! ¡El tiempo de espera entre usos ya debió cumplirse! ¡Sube a todos de nivel, Haruhime-Sama!-.
-¡¿E-Eh?! ¿A todos? P-Pero Lili son nueve. Yo solo subirles de nivel a cinco...-Antes de explicarse, la renard recibió un grito que la calló en seco.
-¡No tengo tiempo para excusas! ¡Hazlo! ¡Da todo de ti o no habrá mañana para nosotros!-Gritó la soporte.
-Y-Yo no...-.
-Vámonos Haruhime-Dijo Daphne, subiéndola a su espalda y frenando su diálogo.
La pelirroja desenfundó su espada en caso de ser necesario.
-¡Agárrese fuerte!-Pidió y corrió para no permanecer en un mismo sitio.
-¡Yo no puedo subirlos a todos de nivel!-Dijo la rubia.
-¡Tú puedes hacerlo Haruhime!-Gritó Ryuu, corriendo por las paredes del calabozo para tomar altura.
-¡Todos daremos lo mejor de nosotros! ¡No seas la excepción!-Welf le siguió a las palabras de aliento.
*¡BOOOOOOOOOOOOM!*
Lanzó una carga de su espada mágica, deteniendo el nacimiento de los Spartoi.
-¡FIREBOLT!-La magia del conejo se imbuyó en ambas dagas que tras esto adoptaron un rojo rojo vivo, como si estuviesen siendo sometidas a una alta temperatura y...
*¡CLANG!*
Una campanada seguida de energía blanca rodeó.
Las hojas de ambas Armas aumentaron de longitud.
-¡ARGOVESTA!-Gritó.
Corrió rápidamente, rebasando a Ryuu.
-¡HAZLO HARUHIME! ¡NO DEJES QUE LOS QUE CREES QUE SON LÍMITES LO SEAN EN REALIDAD! ¡EL POTENCIAL DE NOSOTROS LOS HUMANOS ES INMENSO! ¡SUPERA ESA BARRERA!-Gritó el conejo, saltando de lado a lado.
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Las manos del monstruos trataban de aplastarlo, pero la velocidad del chico era mayor a la suya. Cuando su palma impactaba, él ya estaba a varios metros lejos de ahí.
Las palabras resonaron en la mente de la renard.
-Daphne... deténgase, lo haré...-Pidió.
La pelirroja hizo caso y la bajó.
Haruhime se posó delante de ella y...
-Crece. Ese poder y ese recipiente. Mucha riqueza y muchos deseos-.
El cántico dio inicio.
-¡AHHHHHHHHHHHHH!-Cada vena en los brazos del albino se hinchó, reflejando el esfuerzo que realizaba. Fue ahí donde...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Dos tantos cruzados fueron lanzados.
*¡CRASH!*
Parte de los huesos en los falanges del Udaeus se partieron.
-¡NO NOS DEJEN ATRÁS!-Aisha, riendo como loca y disfrutando de la pelea, atacó.
*¡SLASH!*
Hizo un corte vertical con su Podao en el tobillo.
-Novata...-Dijo el elfo oscuro y...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Millones de cortes a un ritmo totalmente imperceptible ante los ojos de los que no pertenecieran a las primeras clases fueron dados.
*¡PAM!*
El Udaeus perdió el equilibrio de aquel lado y...
*¡PAM!*
Su rodilla golpeó en el suelo.
-¡SIGAMOS CON NUESTRA COMPETENCIA MALDITO ELFO PRESUMIDO!-Alzó la voz la amazona repleta de confianza y arrogancia a su compañero.
-No te quedes atrás...-Respondió este.
De pronto ambos subieron por el fémur del monstruo, escalándolo.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Enterraban las puntas de sus Armas para alcanzar lo más alto.
-¡UGHHHAAHHHHHHHHHHHHHHH!-El grito de dolor del monstruo no se hizo esperar.
-¡SOLO ES UN MALDITO CAÑÓN DE CRISTAL! ¡SUS HUESOS NO RESISTEN TANTO A PESAR DE QUE TODAVÍA NO NOS SUBEN DE NIVEL!-Declaró Aisha, escalando aceleradamente sin detenimiento. Enterraba la podao, saltaba sujetando el mango para desentascarla y volver a clavarla.
Hogni hacía lo mismo que ella. En sus labios cubiertos por el cuello alto de su ropa, se dibujó una sonrisa.
"Al fin las sombras han dado de regalo a este dios de la noche una persona igual maniaca que él..." Pensó, emocionado por combatir codo a codo con la morena.
-Corresponderé tu esfuerzo...-Musitó.
Los Spartoi comenzaron a desprenderse de los hueso para atacar a los invasores.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Con una exactitud impresionante, los derrotaba y esquivaba con suma facilidad.
-Libéralo, rey de la espada mágica-
En cántico dio inicio.
El valor del elfo aumentaba.
-¡¿Que haces idiota?! ¡La magia le rebotará!-Aisha se quejó.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
El poder del elfo oscuro aumentaba, su habilidad se libraba de sus barreras y el valor no hacía otra cosa que aumentar.
-Compensación de razón, sangre fresca de ofrenda-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Los Spartoi caían uno a uno, despedazándose para que esos resortes se unieran nuevamente al Udaeus, pero sin impedir que Hogni avanzara.
-¿Qué es lo que...?-La amazona lo miraba impresionada, mientras ella forcejeaba con los Spartoi, tomándole más tiempo matarlos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-Hasta el final del banquete - mata...-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
En menos de un segundo limpió el camino para su compañera y él.
Respiró hondo, preparándose para gritar una sola palabra.
-¡DAINSLEIF!-.
En un abrir y cerrar de unos cada músculo en su cuerpo se tensó y la fuerza sumergió desde lo profundo de su ser.
El limite mental se quebró.
-¿Qué clase de magia es esa?-Se cuestionó la morena.
Hogni suspiró y...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Entre mayor era su recorrido, más heridas dejaba en los huesos.
¿Fémur? Completamente astillado y casi roto.
¿Huesos de la cadera? Un Ilion cortado casi a la mitad.
-¡AHHHHHHHHHHHHHGGGGGGGG!-
*¡PAM!*
-¡MUY LENTO!-Hogni esquivó el intento del monstruo de aplastarlo.
En las paredes empezaron a nacer los Spartois. Pero...
-¡NO LO HARÁN!-Welf los interceptó, saliendo a auxilio y no permitiendo que estos se unieran a él para regenerarlo.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una ráfaga de fuego los recibió al desprenderse de la roca, reduciéndolas a cenizas tras carbonizarlos.
-Maldito presumido...-Aisha apretó los dientes, frustrada.
-¡ES MI TURNO!-.
*¡PAM!*
La fuerza en su pisada era tal que dobló el hueso en el que la hizo y corrió a máxima velocidad.
Sus lechos rebotaban, casi saliéndose del vendaje rasgado, pero no parecía importarle.
Ahora mismo solo tenia en mente pelear.
Aspiró aire hasta llenar sus pulmones.
Los Spartoi que abandonaban el cuerpo del Udaeus a consecuencia del daño producido por Hogni la recibieron.
-¡Ven, campeón de los salvajes!-Su cántico dio inicio.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-¡Guerrero varonil, héroe fuerte, héroe codicioso e injusto!-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Derrotaba a los monstruos al igual que el elfo, con una marcada diferencia por los niveles que los separaban.
-¡Demuestra tu valía si deseas la faja de la emperatriz!-.
Una energía roja rodeaba su Podao.
Apretaba los dientes y tensaba los músculos al igual que su compañero.
-¡Satisface mi cuerpo, penetra mi cuerpo, mata mi cuerpo y demuestra tu valía!-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-¡Mi espada hambrienta es Hipólita!-.
El cántico concluía a ritmo acelerado, a pesar de concentrarse en pelear, no perdía la atención de sus palabras.
Sujetó con ambas manos el mango de su arma cuando los monstruos la rodearon en grupo y...
-¡HELL KAIOS!-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Girando sobre su propio eje despedazó cualquier cosa que se le cruzara en el camino con suma facilidad, concluyendo con...
-¡AHHHHHHHHHHHH!-
*¡SLASH!*
-¡GRRRRRRAAHHGGGHHHGGGG!-El Udaeus gritó.
Un ataque al suelo, o mejor dicho, al cuerpo del esqueleto gigante, justo en el fémur fue acestado, provocándole un dolor fuerte a la bestia y...
*¡CRACK!*
Quebrándolo...
-¡SÚBENOS DE NIVEL HARUHIME! ¡ESTOY CANSÁNDOME!-Se quejó la morena con su hermanita.
-¡Hasta que suene la campana, se glorioso e ilusorio. - Crece. Confina ofrendas divinas dentro de este cuerpo!-
Haruhime empleaba toda su concentración en el cántico, esforzándose y llevando al límite su mente, por lo que tardaba más en decirlo.
Estirando su mano para alcanzar su espada, el Udaeus se notaba desesperado.
-¡NO TE LO PERMITIREMOS!-Las voces al unísono de una bella hada y un conejo resonaron.
-¡Vamos Ryuu!-Bell agarró la mano de su amada y...
*¡ZOOOOOOM!*
La lanzó con todas sus fuerzas para que llegara a lo alto del hombro.
El delgado cuerpo de la hada voló hasta que...
*¡SLASH!*
Incrustó su espada de madera en el húmero y se impulsó.
-¡Mi turno!-Gritó el albino.
*¡CLANG!*
Una única campanada resonó. Una luz blanca cubrió sus pies y...
*¡PAM!*
Saltó.
*¡CRACK!*
El brazo por el que escalaba fue empujado hacia abajo, jalándolo al lado donde la fuerza fue impuesta y alejando al monstruo de la espada debido a que su centro de gravedad se alteró, triándolo a un costado.
-¡FIREBOLT!-Gritó el conejo.
*¡CLANG!*
Como ya era recurrente, activó argonauta en las dagas.
-¡ARGOVESTA!-Dijo, creciendo el rango de ataque de sus Armas
Los Spartoi salían y antes de que siquiera lo alcanzaran...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Como si de un rayo o una mancha se tratase, cruzó al lado de ellos si ser herido o siquiera visto.
Los huesos cayeron uno a uno, acumulándose en una pila mientras las piedras mágicas se perdían en el vacío.
Corría y mataba a los esqueletos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Ryuu enterró nuevamente a Alfs Lumina en el hombro para no caerse por la turbulencia.
-¡Ya estoy aquí!-Bell saltó y estiró la mano hacia la rubia.
Ella la sujetó, impidiendo que cayese y subiéndolo.
De ese modo el cuarteto de aventureros, dos en cada lado, pudieron por fin alcanzarle la cabeza.
-¡DEBEN ATURDIRLO! ¡DESTRUYAN LA CABEZA!-Lili ordenó a la distancia.
-¡AHHHHHHHRGGGGGGGGAAHHHHHH!-.
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
-¡Agárrense fuerte!-Gritó a Bell, incrustando ambas dagas el la clavícula de la bestia.
El Udaeus comenzó a sacudirse de un lado a otro, en un intento desesperado de de caerse de ellos.
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Su cuerpo chocaba con las paredes para aplastarlos, pero los aventureros resistían con fiereza.
Gracias a su enorme tamaño, afortunadamente para los aventureros, los movimientos y capacidad de reacción del gigantesco esqueleto era mermada. Un enemigo así posee un gran poder destructivo y rango de ataque. Pero... ¿Cómo dañas a algo que no alcanzas?
-¡HARUHIME!-Welf, desde abajo, nombró a la renard.
*¡BOOOOOOOOOM!*
Las manos le ardían y el fuego se extendía.
Su respiración se agitaba a consecuencia del cansancio al emplear repetidamente su espada mágica.
-¡Estoy quedándome sin flechas!-Avisó Cassandra.
-¡Esta luz dorada otorgada desde arriba. En el martillo y en el suelo, que te otorgue buena fortuna. - Crece!-.
Las venas en la frente de la rubia se saltaron. Le costaba levantar los brazos, los cuales temblaban en demasía.
Sudor le bajaba de la frente y lágrimas salían de sus ojos.
Su rostro se enrojeció como si su respiración se contuviera.
Estaba haciendo un esfuerzo inhumano para cumplir con las expectativas que su familia tenía de ella.
No quería fallarles...
Toda su vida ha sido desgracia tras desgracia.
Pero ahora tenía la oportunidad de hacer algo mejor...
Se le acogió en la familia Hestia, su nuevo hogar, en el cual volvió a sonreír.
Se rodeó de amigos de su infancia y nuevos que fueron llegando.
Ya no estaba sola.
Años antes, cuando sus padres la abandonaron a su suerte, la vendieron, no le hubiese importado morir.
Sin embargo, ahora que por fin tiene seres queridos por los cuales luchar y dar más de sí misma... puede esforzarse para salvarlos...
Aquel poder que la mantuvo cautiva con Ishtar por fin era usado para el bien... para proteger a quienes ama...
Llenó de aire sus pulmones para concluir su cántico.
Un aura dorada la rodeó y lentamente las colas se multiplicaban.
-¡MORIIIIIIIIIIIIIIIIR!-El Udaeus se detuvo, apoyándose con el brazo en el suelo y abriendo la boca rápidamente.
-¡Haruhime cuidado!-Esto puso en alerta a los cuatro aventureros sobre la bestia.
*¡PAM!*
Ellos saltaron desde su posición y atacaron.
*¡ZOOOOOOM!*
El rayo púrpura salió disparado hacia la joven renard, quien no era consciente de lo que sucedía al tener los ojos cerrados y estar sumergida en su mente.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Los esfuerzos combinados del cuarteto destruyeron el craneo, pero era tarde... el ataque fue realizado.
-¡Daphne-Sama! ¡Apártense!-Lili corrió hacia el par.
En una prueba de la valentía de la pelirroja, se posó delante de ella y...
-¡Sigue ciegamente el sol en el cielo. Florece, armadura de laurel, de manera que todo huya de ti!-.
-¡RAUMURE!-.
Empleó su magia, potenciando así su resistencia en un pobre intento de tanqueta el disparo de magia que se dirigía a ellas.
Cuando la distancia se reducía y el calor derretía todo a su paso... algo sucedió,..
-¡Golpea eternamente, general indestructible del rayo!-.
Una voz no presente con anterioridad en el grupo provino desde la espalda de Haruhime, quien todavía luchaba por dividir las colas.
-¡VARIAN HILDR!-.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Un trueno fue disparado a toda velocidad, chocando con el rayo púrpura.
Ambas magias peleaban por empujar la otra hasta que un objeto fue lanzado y chocó en la intersección de ambas, causando...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una explosión.
Cuando aquella cosa salida de la nada actuó como un blanco sólido, ambas magias explotaron.
-¡MALDITA MOCOSA! ¡TERMINA TU ENCANTAMIENTO YA! ¡ESCUCHAMOS LOS GRITOS DE TU FAMILIA DESDE HACE TRES PISOS!-La voz de una enana conocida por todos regañó a la rubia, quien no le prestó atención.
-¡ACABA DE UNA VEZ CON ESA COSA HOGNI!-Un elfo malhumorado e irritado regañó al antes mencionado, caso dándose las gafas.
-Mama Mia...-.
-Hedin-Sensei...-.
Ryuu y Bell los nombraron.
Sí, se trataba de la dueña del bar en el que la elfo trabajó y el miembro de la familia Freya que entrenó a Bell para conquistar chicas en el calabozo.
-¡Y no vinieron solos-nya!-Chloe, una gata negra, apareció.
-¡Hemos venido a salvarlos!-Lunoire hizo acto de presencia.
-¡Porque somos tus amigas, Ryuu-nya!-La última en manifestarse fue Anya, quien se posó al lado del resto de las camareras, apuntando con su lanza.
-¡USTEDES! ¡AYUDEN AL HERRERO Y A LA CHICA CON LOS SPARTOIS!-Indicó Mama Mia a sus camareras.
-¡Hai!/¡Hai-nya!-Respondieron al unísono y corrieron a la máxima velocidad que su estado de niveles cuatro les permitía.
En menos de un abrir y cerrar de ojos cruzaron la larga distancia que los separaba, rebasando a Welf y a Cassandra.
*¡CRASH!*
*¡SLASH!*
*¡CRASH!*
*¡SLASH!*
Los puños de la humana y de la gata negra aplastaban los huesos.
*¡CRASH!*
*¡SLASH!*
Los cortes de la gata castaña partían en pedazos a los esqueletos.
-¡Vé con ellas!-Hedin le ordenó a Daphne.
-¡Hai!-La pelirroja se unió al combate activo.
-¡Les cubriré la espalda hasta que mi espada consuma mi mente!-Avisó el herrero, visiblemente agotado pero sin la intención de rendirse.
-¡ENTENDIDO!-El cuarteto de mujeres los reemplazaron a él y a Cassandra.
-¡U-Uchi...!-Las palabras finales de Haruhime no salían.
Cada músculo se le tensaba, trayéndole un mar de dolor.
Las colas doradas no se separaban, solo una se elevaba.
Fels, quien hasta eso se ocultó, hizo acto en escena.
"Por favor funciona..." Rogaba la renard.
La mano esquelética del mago se posó en la espalda de la chica.
-Permíteme ayudarte...-Dijo.
Una potente energía fue absorbida por su cuerpo cuando un brillo rojo en el pecho de Fels se encendió.
"Puedo hacerlo..." Pensó la joven.
-¡UCHIDE NO KOZUCHI!-Una cola gigante emergió de su espalda.
-¡Kokonoe. Amada nieve. Amado carmesí. Amada luz blanca. Por favor, déjame estar a tu lado - este amor que he encontrado al final de dos mil noches. Mi nombre es zorro mágico. Antiguo destructor. Mi nombre es canción antigua. Antiguo soñador. Para ti que batiste tus alas como un pájaro, permitiré que los nueve espíritus moren en mí. Eco, canción de oro, sagrado poema de Tamamo. Cara blanca, pelaje dorado, rey de nueve colas. Oh, colas de la bestia auspiciosa, consume todo, concede todos los deseos Crece. Ese poder y ese recipiente. Mucha riqueza y muchos deseos. Hasta que suene la campana, se glorioso e ilusorio. - Crece. Confina ofrendas divinas dentro de este cuerpo. Esta luz dorada otorgada desde arriba. En el martillo y en el suelo, que te otorgue buena fortuna. - Crece ¡Baila!-.
-¡KOKONOE!-Finalizó con un grito desgarrador, forzando sus cuerdas vocales que daban la impresión de que se romperían.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Nueve colas salieron de la primera y se dirigieron a...
-Mi cuerpo se siente más fuerte...-.
Hogni...
-¡AL FIN!
Aisha...
-¡Muchas gracias Haruhime!-.
Ryuu...
-¡EN VERDAD ERES INCREÍBLE! ¡ACABEMOS CON ESA COSA!-.
Bell...
-¿Qué es esto-nya?-.
Se cuestionaron Anya y Chloe.
-¡Otra vez pelearé contra ustedes en igualdad de condiciones!-.
Vociferó Daphne.
-Qué magia tan interesante...-.
Opinó Hedin.
-¡LUEGO ALARDEAS! ¡HAY TRABAJO QUÉ HACER!-.
Regañó Mama Mia, recibiendo el aumento de nivel y sacando de su trance al elfo.
-¡Tch!-Hedin chasqueó la lengua y...
*¡PUM!*
Cargaron contra el enemigo.
Y de ese modo las nueve colas encontraron receptor.
-Ugh...-Fels cayó de rodillas, afligido.
Su mente y su energía, todo eso se le era transferido a Haruhime para que de ese modo mantuviera el mayor tiempo posible y a su capacidad más alta el aumento de nivel en los aventureros.
Mama Mia fue por su pala ardiendo como si del mismo infierno se tratase al comerse de lleno dos potentes magias y, sin importarle la temperatura del metal o que la piel se le quemara, la sujetó.
Hedin apuntó la parte con filo de su báculo, corriendo a la par de la enana.
La fuerza de dos niveles siete en conjunto.
-¡BÁJENSE DE ALLÁ!-Gritó la enana a Bell, Ryuu, Hogni y Aisha.
-¡HAI!-El cuarteto se tiró desde lo alto.
-¡AHORA!-Indicó la ex capitana de la familia Freya al actual miembro de dicha familia.
Ambos prepararon su ataque.
-Toca música eternamente, santa indestructible...-Murmuró el elfo rubio.
Abrió sus ojos de repente, aquellas esferas rojas brillaron.
Un rayo amarillo cubrió su báculo como en el caso de Bell con Argovests.
Chillidos de pájaros al unísono provinieron del arma.
-¡Laurus Hildr!-Concluyó.
La masa de plasma se incrementó.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca y los compañeros abandonaron el cuerpo del monstruo, dieron su ataque al mismo tiempo.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-
Liberaron toda su furia con un grito y...
*¡CRASH!*
Mama Mia fue la primera en quebrar la tibia y el peroné de la pierna izquierda del Udaeus.
*¡CRASH!*
Le siguió Hedin, haciéndose exactamente lo mismo del lado contrario.
*¡SCRACH!*
Los pies de ambos derraparon, frenándose y girando.
*¡PUM!*
*¡PUM!*
Repitieron el ataque desde atrás, dividiendo los huesos en trozos de menor tamaño.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Sin cabeza ni piernas de la rodilla para abajo, la bestia irregular cayó de rodillas.
Mientras Aisha y Hogni caían, el brazo los quiso sujetar.
Ambos intercambiaron miradas y asintieron.
-¡AHHHHHHHHHHHHHH!-.
*¡SLASH!*
Cortaron la mano desde la muñeca antes de caer al suelo.
Mientras Bell caía, Ryuu lo sostuvo del brazo.
-¡ROMPE LA PIEDRA MÁGICA!-Declaró la elfo.
Como minutos antes él le hizo a ella, lo lanzó como un proyectil hacia el esternón, estructura ósea que cubría lo que mantenía con vida a ese jefe.
-¡FIREBOLT!-.
Activó su magia.
*¡CLANG!*
La campanada y el brillo de Argonauta se manifestaron.
-¡ARGOVESTA!-.
Las combinó.
Sus dos dagas aumentaron de longitud como habían hecho recurrentemente desde que peleó en el piso 25.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-.
Apuntó ambas al frente, tratando de incrustarlas en el pecho.
*¡CRASH!*
Cientos de trozos se levantaron.
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Apuñalaba al sólido hueso para abrirse paso a la piedra mágica, pero no lo conseguía, contrario al resto de huesos que rompió, estos eran demasiado densos.
-¡Maldición!-Se quejó cuando el Udaeus caía boca abajo, corriendo el riesgo de aplastarlo.
-¡BELL CRANEL... MORIR!-.
El grito en esa ocasión no provino del monstruo azabache sin cabeza, sino que de...
-El calabozo habló...-Dijo Fels, impactado.
La mano del Udaeus se acercó a su pecho para aplastarlo.
-¡TCH!-Bell desincrusta sus Armas del esternón y salta de ahí.
-¡RYUU! ¡CUIDADO!-La bella hada estaba entre la trayectoria.
Bell la rodeó con su cuerpo para evitar así que ella fuera dañada y él absorbiera el golpe.
-¡NI TU ESQUELETO SOBREDESARROLLADO DAÑARÁS A MI NIÑA!-Mama Mia saltó alto, levantando la pala sobre su cabeza y...
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Partió la mano.
Los huesos volaron a todas partes.
-¡CAELUS HILDR!-Varios rayos invocados por Hedin impactaron en el techo, dejando caer las rocas.
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
Los restos del monstruo fueron enterrados.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUM!*
Bell cayó de espaldas al suelo, impidiendo que Ryuu se dañara, justo como fue su intención.
-E-Eso dolió más de lo que esperaba...-Se quejó, sintiendo un fuerte ardor en la espalda, la cual se cubría de sangre.
-Pudo ser peor...-Comentó la elfo, sin ser soltada y sonriéndole.
El par se puso de pie a duras penas.
-¡Los Spartoi están huyendo!-Avisó Lunoire.
-¡Sí-nya! ¡Se escapan de nosotras-nya!-Confirmaron Anya y Chloe.
Todos los esqueletos se reunían en el cuerpo principal, saltando las enromes rocas para adherirse a él.
-¡NO LO PERMITAN!-Gritó Welf, apuntando su espada mágica.
*¡BOM!*
Un ligero mar de llamas salió de esta, cayendo desmayado.
Por fin llego a su límite, Mind cero.
-¡BELL-SAMA! ¡RYUU-SAMA! ¡VENGAN!-Lili, quien se posó al costado de Mikoto y Haruhime los llamó.
Ambos corrieron hacia ella.
-¿Qué sucede Lili?-Le cuestionaron, hasta que...
-¡BELL CRANEL! ¡RYUU LION!-.
Los escombros se apartaban, abriendo paso a un cuerpo.
Parte del cráneo del Udaeus estaba reconstruyéndose, por lo que pudo gritar esos dos nombres.
-¡MIKOTO-SAMA! ¡AHORA!-La Hobbit dio la señal a la oriental y...
-¡Respetuosamente te hablo, mi Dios de la Guerra que puede atravesar cualquier cosa, guiarme desde el cielo precioso. Dale a mi pequeño cuerpo el poder divino de tu gran cuerpo. Rescátenlos a la luz de la purificación, espada del aplastante mal. Barre la espada de la supresión, espada sagrada de la conquista. Llega aquí ahora por mi orden. Desciende del cielo, domina la tierra - shinbu tousei!-.
-¡FUTSONOMITAMA!-
Dos círculos mágicos aparecieron tanto arriba como abajo de la zona en la que la oriental apuntó su magia.
Un cilindro color púrpura se formó cuando ambos círculos mágicos se unieron y...
*¡PUM!*
El esqueleto casi moribundo de color azabache arrastrado al suelo, estrellándolo e impidiéndole moverse. Era como si su peso corporal hubiese aumentado a niveles extremos, complicándole siquiera ponerse de pie y enterrándolo cada vez más al suelo.
-¡Bell-Sama! ¡Ryuu-Sama! ¡Ataquen de frente con todas sus fuerzas! ¡Mikoto-Sama no resistirá mucho!-Dijo la castaña.
Ambos asintieron, sabiendo qué era lo que tenían que hacer.
Se posaron de frente al monstruo.
El resto de ellos detenía a los Spartoi para que no continuaran fusionándose al Udaeus.
El humano y la elfo respiraron hondo.
Cerraron los ojos y... se sujetaron la mano.
Esto trajo calma a sus corazones.
El cuerpo de Ryuu emanó una luz roja, propia de su habilidad Lubrude Bequia, aquella que le fue dada al subir a nivel cinco, aquella que... era de su amiga Alise.
Unido a la magia de Haruhime, su poder se potenció.
Junto a ella, Bell, apoyado de su habilidad Argonauta, emanó un brillo blanco.
Combinado con la magia de Haruhime, su poder alcanzó niveles desconocidos a para él.
La daga Hestia se tornó de ese color blanco.
Alf's Lumina también.
La piedra mágica del Udaeus brilló intensamente. Su mandíbula desencajada se abrió con suma dificultad.
-Está preparando otro disparo...-Expresó Lili, tragando saliva.
Mikoto luchaba para evitar que él se moviese, pero era inútil. Las fuerzas eran incomparables.
El aura roja de de la elfo y la blanca del humano se unieron... se combinaron...
Lubrude Bequia obtuvo un color idéntico al de "Argonauta".
"Deseo proteger lo que amo... a quienes amo... nunca más permitiré que el calabozo me arrebate a otro ser querido... y mucho menos mi propia vida..." Pensó la rubia.
La imagen de sus queridas amigas aparecieron en su cabeza.
Una sonrisa se dibujó en sus labios.
En el caso del albino no era diferente.
Cada que usaba argonauta, recordaba a los héroes de cuentos que tanto admiraba para concentrarse y activarla.
Ahora eso no fue así...
"Ryuu..." La nombró mentalmente.
La sonrisa de su amada.
La promesa de hacerla feliz.
El poder protegerla...
Darle la vida perfecta que esa hermosa elfo merecía...
Compartir esa vida juntos...
Los días que han pasado desde que ambos abrieron sus corazones... han sido los más felices para él...
"No quiero volver a verla llorar ni sufrir...".
Sus labios dibujaron una sonrisa.
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
Las campanadas resonaban en el calabozo.
Pero no por argonauta...
Spiritual union, aquella habilidad que subía sus estadísticas a rango s al activarse cuando su alma predestinada estaba en riesgo, despertó.
Hedin observaba a la distancia.
"No está de más ayudarlo ¿Cierto?" Pensó.
Abrió la mano y la apuntó hacia él.
Una energía como la de Haruhime potenció aún más al conejo.
"Hildr blood... jamás pensé que la usaría en un humano..." Se dijo a sí mismo.
"Tantos años teniéndola y es la primera vez que considero digno a alguien de recibirla" Agregó, sonriendo con orgullo hacia el joven.
"Pero... sin dudas, tú eres un héroe..." Concluyó.
La daga Hestia se convirtió en la espada Hestia.
Alfs Lumina se absorbió tanta energía que se tiñó de blanco.
*¡CRASH!*
-¡Ah!-Mikoto cayó de espaldas.
-¡La magia de Mikoto ha caído!-Avisó Liliruca.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
El rayo púrpura fue lanzado.
Iba justo a donde hacían de pie, sin mostrar pisos de miedo.
Abrieron los ojos y estos no eran rojos ni azules...
Eran blancos.
*¡PUM!*
Corrieron hacia la magia. Las rocas se elevaron a consecuencia del impulso.
Sin temor, sin dudar.
Sostenían sus manos en todo momento. No las separaban.
Dejaban una imagen residual conforme avanzaban.
Ambos levantaron sus armas sobre la cabeza cuando al distancia era mínima.
-¡UGHHHHHAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!-
Gritaron al unísono.
*¡SLAAAAAAAAAAAAASH!*
El rayo estaba siendo cortado como si de un pedazo de mantequilla se tratara.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Lo partieron en dos, cada parte se desvió de la trayectoria y contacto con las paredes aledañas.
-!UGH!-Se quejaron.
El cuerpo les ardía y las piernas les crujían.
La falta de experiencia poseyendo tanto poder alteraba sus cuerpos y les pasaba factura.
Los músculos se les desgarraban conforme avanzaban, cada paso era como caminar en lava sin protección.
Pero eso no los detendría.
-¡FIREBOLT!/¡LUMINOUS WIND!-.
Dijeron al mismo tiempo, la elfo no tuvo ni siquiera que vociferar su cántico.
Los orbes de la magia de Ryuu se acumularon en Alfs Lumina.
Las llamas del Firebolt de Bell también.
Ejercieron la cueca que todavía les quedaba en el cuerpo para tomar un poco de vuelo.
Y fue ahí donde...
-¡AHORA!-Gritaron.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Las dos espadas fueron tiradas como si de lanzas se tratase hacia la piedra mágica con una trayectoria perfecta sin vacilar ni desviarse.
Los Spartoi que lograron concentrarse en el cuerpo principal formaron de nuevo la mano del monstruo, quien puso en medio la espada azabache en su piedra mágica para protegerse, pero...
*¡CRASH!*
El choque se dio y tras segundos de forcejeo, la espada se partió.
Ambas Armas golpearon su piedra mágica...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Estallándola.
Una fuerte explosión carbonizó el cuerpo principal y derritió las rocas cercanas a este, resultando en un mar de magma.
El Udaeus... fue derrotado...
Fels soltó a Haruhime.
-Esa magia... consume mucha de mi energía...-Murmuró el no muerto.
La renard volteó para auxiliarlo.
-¿Se siente bien...?-La vista de la rubia se nubló y cayó de espaldas.
-¡Haruhime-Dono!-Mikoto la levantó.
-Mind cero... claro... también usó su propia mente... aún así... la energía de mi piedra filosofal jamás había llegado a tales extremos...-Concluyó.
*¡PAM!*
Bell y Ryuu cayeron de rodillas cuando su tarea se vio finalizada.
El brillo que los envolvió se desvaneció.
Cada fibra muscular les ardía.
Los vasos sanguíneos pequeños se reventaron.
Cualquier espasmo representaba un fuerte dolor en ellos.
Pero a pesar de eso... en ningún momento se soltaron.
Se miraron y sonrieron.
-Lo logramos...-Murmuró con dificultad la elfo.
-Sí... juntos...-Respondió de ese mismo modo el joven.
Sus párpados bajaron y...
*¡Puf!*
Cayeron boca abajo al suelo, desmayados.
Mama Mia y Hedin fueron a por ellos.
-Hay que regresar a la superficie-Declaró la enana, cargando a su "camarera".
Hedin hizo lo propio con su estudiante.
-Estás heridas son graves... mucho poder a contener o poca resistencia para no sucumbir... es una fortuna que sigan vivos-Opinó, acomodándose los lentes.
-Sí, por mucho que a Lili le pese, ustedes son más rápidos que nosotros. Por favor, cuídenlos muchos y llévenlos a la sede de la familia Dian Cecht-Pidió Lili, externando su solicitud.
El par de aventureros de la familia Freya asintió y así de rápido como llegaron, se retiraron.
-Yo los regresaré a la superficie. En caso de ser necesario, pelearé-Dijo Hogni, quien le prestaba su hombro a la amazona.
-Mucho parloteo, larguémonos...-Pidió la morena.
Sin embargo, cuando el grupo se disponía a avanzar, la mitad del cuerpo de un Spartoi se arrastró hacia ellos..
-Bell.... Lion... Morir... no ser rescatada... madre... perecer...-Balbuceaba a duras penas.
Esto les dio muy mala espina a los aventureros. Iban a hacerle una pregunta motivados por el miedo, hasta que...
*¡Crack!*
-Esto me dio repelús-nya...-Anya pisó la cabeza, erizando los pelos de su cola.
-¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?!-Le reclamaron.
-Era tenebroso-nya...-Respondió la castaña, despreocupada.
Todos se golpearon la cara con la mano, sin dar crédito a la justificación tan tonta de la camarera.
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En alguna parte del calabozo...
-No les ganarás... antes de que siquiera existiera este universo y todo lo que contiene... ellos ya estaban destinados a salvarlo de ti... hijo mío...-Murmuró la voz de una fémina, con claro desdén.
Un gruñido provino del sitio en el que se hallaba.
-Bell Cranel... Ryuu Lion... por favor... salven al mundo de mi malcriado hijo...-Rogó la mujer mientras un temblor se producía en lo recóndito del calabozo.
-Salven este mundo que tanto amo... traigan la paz que este universo merece y... mátenme...-Finalizó, derramando lágrimas.
-¡AHHHHHHHHHHHH!-Un fuerte dolor la azotó, provocando que gritara.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
Con este capítulo doy por finalizado el arco del rescate de Fels, espero encarecidamente que les haya gustado. El siguiente capítulo lo he de subir también esta semana, ya les avisaré cuando lo tenga hecho.
El siguiente arco se ambientará en el lejano oriente. Abordaremos lo sucedido con los padres de Haruhime y todos los problemas en esta nueva ciudad que el conejo y su familia visitará. También cierta hermana menor de una de malhablada mujer debutará en el fic.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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