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Capítulo 3. Dudas y otras cuestiones.

En el capítulo anterior.

Welf seguía en su taller, sin sentir el paso del tiempo, se encontraba realmente concentrado en su trabajo hasta que un pequeño golpea la puerta del mismo lo sacó de su mundo.

-¿Uh? ¿Ya es de noche?-Se preguntó.

*Toc* *Toc* *Toc*

Se volvió a escuchar el golpeteo en la puerta

-¡Pase!-Gritó el herrero.

Tras la permisiva, la puerta se abrió.

Se trataba de Bell.

-¿Bell? ¿Qué sucede?-Le preguntó su amigo.

-Welf... hay algo que quisiera preguntarte-Dijo el peliblanco.

-¿Uh? Claro, dime ¿Cuál es tu pregunta?-Respondió el pelirrojo.

Después de tomar una pequeña pausa, al parecer trataba de estructurar bien su pregunta, habló.

-Welf...-

-¿Qué sucede cuando a quien creías amar no resulta ser la persona que pensabas?-

En la actualidad.

Esa fue la pregunta que Bell lanzó sin previo aviso, sorprendiendo de esa manera al herrero, quien dejó lo que estaba haciendo tan rápido como lo escuchó.

Asentando el trozo de metal que estaba moldeando y el martillo en su mano derecha, lo miró a los ojos mientras se acercaba a él.

-Tomemos asiento, esto parece que va ser una plática muy extensa-Respondió Welf, proporcionándole una silla al joven.

-¿Eh? E-Está bien-Dijo Bell, con cierta confusión por el cambio de actitud de su amigo.

Tomando la silla y sentándose en la misma, Welf comenzó a hablar.

-Bien, para asegurarme que escuché bien lo que dijiste ¿Podrías repetir la pregunta?-Dijo el pelirrojo, tomando su barbilla en estado pensativo.

Bell agachó la mirada nuevamente, demostrando lo difícil que era para él hablar de esto, pero, sí quería obtener la respuesta que deseaba, tenía que esforzarse y decir lo que piensa.

-¿Qué sucede cuando a quien creías amar no resulta ser la persona que pensabas?-Repitió con cierto temblor en su voz.

-Entiendo, antes de contestar a ello, tengo que saber el motivo por el cual te formulaste esa pregunta ¿Me puedes contar?-Pidió Welf, queriendo tener el panorama completo.

En la mansión solo habían dos personas que sabían en su totalidad lo que había sucedido, una de ellas era Hestia, quien observó todo desde el oculus y la otra era el protagonista de aquel suceso, el mismo Bell.

-D-De acuerdo-Contestó el peliblanco con un tanto de dificultad.

-No tienes que obligarte a hacerlo, podemos hablarlo cuando te sientas preparado ¿Vale?-Le dijo el herrero, él no deseaba que Bell hiciera algo que no quisiera.

-No, no, no, no se trata de eso, tarde o temprano tengo que sacar esto dentro de mi, si lo dejo crecer solo será peor para mi y mis sentimientos-Dijo el peliblanco, desechando la sugerencia de su compañero de familia.

-Si eso es lo que quieres, estoy aquí para escucharte atentamente-Le dijo Welf, posando su mano en el hombro de su amigo.

-Muchas gracias... verás... el día de ayer, vi una cara de Aiz que nunca había visto, una llena de furia y odio, debo admitir que me asustó al principio aunque no tenía tiempo para acobardarme, tenía que detenerla a cómo diera lugar, o si no... Wiene ya no estaría con nosotros en este momento-Comentó Bell a manera de introducción.

-Mientras luchaba contra ella, sentía como algo dentro de mi se agrietaba, un fuerte dolor en el pecho seguido de punzadas en donde mi corazón se encuentra, sin embargo... Aiz tenía la mirada perdida y centrada en Wiene, como si dentro de ella sólo le importara acabar con ella-

-No quiso siquiera escucharme-

-Intenté por todos los medios hacer que comprendiera-

-Incluso Wiene trató de hacerla entrar en razón-

-Pero no funcionó-

-Nada funcionó-

-Se veía como si hubiese sido poseída por un deseo oscuro...-

-Como si... algo dentro de ella la controlara-

-Un odio muy grande y unos fuertes deseos de venganza era lo único que percibí en Aiz durante nuestro enfrentamiento-

-Por un momento creí que había esperanza y recapacitaría, sin embargo, en una fracción de segundo, atacó nuevamente a Wiene con la intención de matarla-

-Yo no podía permitirlo-

-Y... tuve que usar mi habilidad... quebrando así su espada-

-Con su rostro lleno de sorpresa, aproveché ese momento y la ataqué, así, de esa manera, conseguí derrotarla y darle el tiempo suficiente a Wiene para escapar-

-Cuando me acerqué a ella nuevamente, me dijo que me fuera, no quería verme ni saber de mi-

-Y tiene sentido, a los ojos de Aiz, en ese momento, yo solo fui un enemigo al cual no pudo derrotar-

Con su mirada triste y lágrimas recorriendo sus mejillas, él tomó un pequeño respiro antes de continuar relatando lo ocurrido la noche anterior.

-La señorita Aiz no está obligada a pensar como yo lo hago... nunca fue mi intención que eso sucediera, sin embargo... cuando vi su rostro, cuando me dijo esas palabras...-

-No parecía que estuviera enfrente de la misma "Princesa de la espada" que conocía-

Welf miraba y escuchaba atentamente cada detalle de la historia, poco a poco iba comprendiendo lo que sucedía y el sentir de Bell, ante la ligera pausa que este tomó, el pelirrojo sabía que era momento de decir algo.

-Yo... yo nunca puse en duda mis sentimientos por ella desde el momento en el que me salvó y por consecuencia me enamoré de ella, p-pero... pero...-Decía Bell mientras apretaba ligeramente su pecho con su mano temblorosa.

-Dudaste esa noche ¿No es verdad?-Dijo Welf, diciendo aquellas palabras que no lograban salir.

Él únicamente asintió, aún sollozando ligeramente.

El pelirrojo lucía un tanto frustrado por todo lo que acababa de escuchar, no podía creer que su amigo haya tenido que pasar por todo eso. Él no odiaba a la "Princesa de la espada" o algo parecido, era consciente de que suponer una respuesta positiva ante el tema de los Xenos por parte de aventureros y ciudadanos se veía algo muy lejano en este momento, sin embargo, aunque quiera negarlo, Aiz es la responsable del estado de ánimo de Bell.

"No la culpo por todo, tiene sentido que haya reaccionado de forma negativa ante la noticia por ser una aventurera desde que tiene memoria, pero, incluso la familia Loki les dió el beneficio de la duda al saber la verdad sobre los Xenos ¿Por qué ella no dudó ni por un segundo? ¿Tan trivial era la relación de amistad que tenía con Bell como para no confiar en su criterio?" Esa clase de pensamientos rondaban la mente de Welf, quien no hallaba una respuesta clara al comportamiento de Aiz.

-Es por eso que...-Interrumpió el peliblanco el hilo de consciencia del herrero, sacándolo así de su burbuja.

-Debo volver hacer esta pregunta...-

-¿Qué sucede cuando a quien creías amar no resulta ser la persona que pensabas?-Insistió con aquel cuestionamiento.

Suspirando y cerrando sus ojos por un instante, se preparó para dar su respuesta.

-Es algo muy difícil de contestar al no saber al 100% el grado de sentimientos que un individuo maneje hacia otro, no obstante, te voy a decir algo que tal vez te ayude a llegar a tu propia resolución-Rascando ligeramente su cabello, estaba listo para continuar.

-Independientemente del género, la raza, etc, tendemos a idealizar a quienes queremos ¿A qué me refiero?, considerarlas como presencias perfectas y sin un defecto aparente, las vemos como la perfección encarnada y tomamos esa imagen como la única cara de dicha persona-Empezó su explicación de esa forma.

-Sin embargo...-

-Por culpa de eso mismo, nos cegamos, tratamos de justificar las acciones cuestionables que él o ella lleguen a tener porque en tu mundo perfecto nunca haría algo por ese estilo-

-No nos damos cuenta de sus defectos, creemos que no existen en ellos y eso no nos permite ver la realidad de las cosas-

-Todos tenemos algo malo, algo en lo que flaqueamos, actitudes cuestionables y un lado que no deseamos mostrar al público-

-Respondiendo parcialmente a la pregunta de "¿Qué sucede cuando a quien creías amar no resulta ser la persona que pensabas?", te diré que, al pasar eso, solamente una palabra viene a mi mente-Dijo Welf, tomando una ligera pausa antes de continuar, con la mirada de Bell expectante ante lo que diría.

-Decepción, esa es la palabra-

-¿Decepción?-Preguntó el peliblanco.

-Sí ¿Me vas a negar que ese pensamiento no cruzó por tu mente después de ver a Aiz esa noche?-Le preguntó el herrero.

Él recordó su sentir y supo cual era su respuesta.

-Sí... me sentí decepcionado...-Fue lo que dijo.

-Cuando ponemos a alguien tan alto en un pedestal y luego vemos algo en ella que no nos gustó, se derrumba de aquel lugar y nos sentimos decepcionados al haber estados equivocados-Comentó Welf a la declaración de su amigo.

-Tienes razón... siento como si algo dentro de mí se apagara... como si el motivo por el cual comencé a luchar y querer hacerme fuerte se hiciera pedazos-Expresó Bell con el rostro decaído y su mirada perdida al mismo tiempo que se tornaba borrosa por lo cristalino de las lágrimas que comenzaban a formarse.

-Por ella quería hacerme fuerte, para caminar a su lado, ahora no sé si es lo que quiero...-Agregó, llorando aún más.

Ante esto, Welf abrazó al chico.

-Bell, amigo, no estás solo ¿Lo sabes?, nos tienes a nosotros, no te abandonaremos, si te falta fuerza, te la daremos, si necesitas apoyo, te lo proporcionaremos, si quieres un motivo por el cual luchar, hazlo por tu familia, ya no es como hace unos meses donde únicamente eran Hestia y Tú contra todo el mundo, ahora hay más gente al lado tuyo, llevando el mismo camino-Dijo el herrero para levantar los ánimos del joven.

Bell puede ser el aventurero más prometedor que haya conocido, no obstante, él sigue siendo un niño con menos de un año en Orario, es obvio que las cosas que ha vivido lo afecten de esta manera. Él ha visto más acción en poco más de 5 meses que la mayoría de los aventureros experimentados en toda su vida.

-Gracias Welf... Muchas gracias... en serio-Decía de manera pausada el muchacho ya que no dejaba de llorar y esto le impedía fluidez en su habla.

-Ya... ya... no tienes nada que agradecer y lo sabes, estoy aquí para ti, por algo somos amigos, lo mismo pasa con Lili, Haruhime, Mikoto, Hestia, etc, como dije, no estás solo, mucha gente quiere verte feliz y seguir avanzando, no te rindas, sigue adelante y cumple tus sueños, Bell-Respondió Welf, tranquilizando a un herido corazón.

Así pasaron algunos minutos hasta que por fin la calma llegó a Bell.

-W-Welf...-Nombró el peliblanco.

-¿Sí?-Preguntó el herrero.

-¿Hice bien en apoyar a los Xenos?-Cuestionó.

-Si hiciste bien o no es indiferente, algunos pueden decir que sí hiciste lo correcto y otros lo contrario, mientras sientas que seguiste lo que tu corazón dictaminó, no tienes absolutamente nada de qué preocuparte. Debemos responsabilizarnos por nuestras decisiones y aprender a vivir con las consecuencias de nuestros actos-Respondió el pelirrojo, librando las últimas dudas que tenía Bell.

-Muchas gracias, Welf-Finalizó el chico, saliendo del taller para dirigirse a su habitación, un nuevo día le esperaba y debía descansar para él.

-Espera Bell-El herrero frenó su salida.

-¿Si?-Preguntó.

-Hay algo más que quiero decirte-

-Sí aún conociendo el lado oscuro de esa persona, tu amor hacia ella no cambia, debes estar orgulloso, lo que sientes es amor verdadero-Agregó.

Bell abrió los ojos con impresión, no esperaba eso último.

Tras ello, agradeció por millonésima vez y se retiró.

Dejando a Welf solo en su taller, este se asomó por la ventana y en su mente una pregunta surgió.

"¿Qué pasará ahora que Bell tiene dudas en sus sentimientos? Sería un tonto si no me hubiese dado cuenta de la gran cantidad de chicas que sienten algo por él, no me sorprendería que algunas tomaran ventaja de ello"

-No te cierres al amor por una mala experiencia, amigo mío-Finalizó, tomando nuevamente su martillo para seguir golpeando a ese trozo de metal que pronto se convertiría en una armadura para Bell.

A la mañana siguiente.

Un nuevo día comienza en la ciudad de Orario, nos encontramos en la mansión de la chimenea, sede de la familia Hestia.

Mikoto cocinaba el desayuno, Lili arreglaba algunas cosas en mochila ya que saldrían en unos momentos hacia el calabozo para explorar y obtener ganancias, debemos recordar que aún tienen una deuda de muchos millones por la daga de Bell. Welf tenía una cara demacrada, casi como si no hubiera dormido absolutamente nada en toda la noche. Haruhime estaba poniendo la mesa para que todos se sentara a comer. Por su parte, Bell, terminaba de tomar un baño, ya que no tuvo el tiempo o la oportunidad de hacerlo el día anterior.

-¿Ya está lista la comida?-Preguntó Bell, poniéndose su camisa mientras caminaba al comedor.

Haruhime logró ver por unos breves segundos el abdomen de Bell.

-E-El cuerpo de un hombre...-Susurró antes de caer de espaldas.

-¡HARUHIME! ¡BELL-SAMA, FÍJESE EN LO QUE HACE! ¡POR SU CULPA YA SE DESMAYÓ HARUHIME!-Le reclamó Lili al peliblanco, quien no se había percatado de ello.

-L-Lo lamento...-Se disculpó Bell, cargando a la renard y recortándola en el sillón hasta que despertara.

Mientras se alejaba, la hobbit se posó a un costado de su diosa.

-Hestia-Sama ¿Lo vió?-Susurró Lili al oído de Hestia.

-Sí, una vista grandiosa a ese abdomen de lavadero-Le contestó Hestia en voz baja.

Ambas levantaron los pulgares con sus mejillas sonrojadas y un tanto de sangre saliendo de sus narices.

Welf solo negaba y se reía ligeramente.

"Esas dos no cambian" pensó.

Bell ignoraba lo que sucedía a sus espaldas, estaba ocupado dándole aire a Haruhime con un periódico.

-¡Ya está lista la comida!-Dijo Mikoto con alegría, asentando dos grandes platones en la mesa.

Al retirar la tapa de ambos, un vapor tibio salía de ellos, extendiendo un olor delicioso hacia las narices de los miembros de la familia.

Al disiparse el vapor, apareció la comida.

Un gran trozo de carne cortando en varias secciones fue lo primero que despertó la atención, en ella había una salsa color ámbar que se deslizaba en la superficie de la misma.

En el otro plato había una masa grumosa color crema con ciertas marchitas color verde, al parecer, era un puré de papa con algunas hiervas encima, que le daba un olor muy suave, al lado de la misma, se encontraba una ensalada con varias plantas y algunos tomates cortados en rodajas.

La boca se les hizo agua ante tan deliciosa y maravillosa escena.

Hasta Haruhime se despertó de su desmayo cuando el olor de la comida llegó a su nariz.

-¿Van a comer?-Preguntó la oriental, ladeando la cabeza por la mirada perdida y falta de habla de sus compañeros.

Más pronto que tarde, todos se sentaron y ya tenían los cubiertos en sus manos.

Ni siquiera un segundo había pasado desde que hizo su pregunta.

-¡BUEN PROVECHO!-Gritaron al unísono, picando sus trozos de carne con sus tenedores y metiéndolo en sus bocas.

-M-Me alegra ver que les gustó-Dijo Mikoto con una pequeña gota de sudor bajando por su frente.

En el gremio, una hora después de la rica experiencia culinaria que tuvo la familia Hestia.

Bell había llegado para hablar con Eina sobre algunas cosas respecto al calabozo, aunque la semi elfo se veía un tanto distraída y con sus mejillas sonrojadas, pero igual tenía el ceño fruncido, si tuviéramos que resumir sus pensamientos, todo se reduciría a una pregunta.

"¡¿QUÉ CLASE DE RELACIÓN TIENE BELL CON ESA CHICA?!" Se repetía la asesora, con un ligero tic en su ojo izquierdo al recordar como una belleza élfica lo ayudaba a caminar cuando lo del minotauro sucedió.

Con una sonrisa falsa, fingía escuchar con atención lo que Bell decía, hasta que vino a su memoria algo importante que estaba dejando pasar.

-... Y es eso lo que sucedió, espero que no haya problema en nuestra relación y podamos seguir como antes-Finalizó Bell, con cierto nerviosismo por lo feo que lo veía Eina.

-¿Eh? A-Ah... sí claro, n-no hay problema, todo quedó en el pasado-Respondió Eina, desviando la mirada y tartamudeando ligeramente.

"¿Cómo le digo que no escuché absolutamente nada de lo que me dijo en los últimos 20 minutos por estar pensando en él y esa aventurera con capa verde?" Se preguntó a sí misma, sudando un poco.

-Me alegra saber eso Eina, no me gustaría estar en malos términos contigo-Le dijo Bell a la semi elfo, sonriéndole como normalmente lo hace.

Las mejillas de la chica se volvieron a tintar de color rojo.

-Bueno, me despido, muchas gracias por entender Eina-Finalizó el peliblanco, dando la vuelta para irse.

Antes de que se fuera, la asesora tomó su mano.

-¡Espera! Casi se me olvida darte esto-Comentó ella, sacando de su escritorio una carta con el sello del gremio.

-¿Una carta?-Se preguntó el chico.

-Es sobre los detalles de la expedición, ayer llegó tu diosa a informarnos sobre tu subida de nivel, felicidades, Bell, si me lo hubieras dicho tú mismo, muy probablemente lo hubiera gritado por todo el gremio-Felicitó Eina al peliblanco.

-Expedición... le informaré a mi familia cuando regresemos de nuestra jornada dentro del calabozo-Opinó Bell, alejándose y despidiéndose nuevamente de su asesora.

Eina lo veía a la distancia, posando su puño en su pecho sin apartar su vista de esa dirección.

A cercanías del gremio.

Bell trotaba para ir con su familia pero dos personas se acercaban de frente a él.

Eran Aiz y Lefiya...

Los tres frenaron de golpe y sus miradas se tensaron, abriendo sus ojos en su totalidad.

El corazón de Bell comenzó a latir demasiado rápido, sentía vergüenza por lo que sucedió entre ellos.

Aiz, por su parte, sentía lo mismo, sin embargo, no lo demostraba.

Lefiiya solamente permaneció callada.

El peliblanco quería disculparse por lo que hizo, aún si no se arrepentía, sentía que era lo menos que podía hacer aora evitar que las cosas estuvieran así de tensas entre ellos y tal vez, solo tal vez, volver a como eran antes.

Se fue acercando a ella lentamente, no obstante, algo sucedió mientras sus palabras salían.

-A-Aiz, yo...-Trataba de decir con ligero tartamudeo.

Para sorpresa suya y de la elfo, Aiz miró hacia adelante y pasó a un costado de Bell, ignorándolo.

-¿Eh?-Logró decir, sin concebir aquello.

La princesa de la espada siguió de largo sin detenerse ni haber mediado palabra con él.

Al voltear y ver que ella se alejaba, Bell sintió como si le hubieran aplastado el corazón.

-L-Lo lamento...-Susurró para sí mismo, con sus ojos llorosos.

Lefiya, quien tenía una expresión un tanto complicada, se acercó a él.

-Mira humano, no me agradas en lo absoluto y debería alegrarme lo que acaba de suceder ya que de esa manera podría aprovechar para estar con Aiz, sin embargo, no puedo hacerlo, porque entiendo como te sientes-Dijo la elfo, con un tono un tanto cansado.

-Ella necesita tiempo para asimilar lo que sucedió, soy consciente del roce que ambos tuvieron y he de admitir que me alegra saber que no hiciste lo que hiciste sin motivo alguno, también debo confesar que... tienes razón...-Continuó Lefiya, diciendo la última parte entre dientes.

-¿Confesar qué?-Preguntó el peliblanco, no logró oír lo que la elfo dijo.

-¡QUE TIENES RAZÓN! Aiz es la que está equivocada-Gritó la chica de cabello color naranja, como si le costara dejar salir esas palabras.

-¿E-En serio?-Cuestionó él, sin creer lo que la chica había admitido.

-Sí, tienes razón, grábate esas palabras en tu mente porque no las volveré a decir, así que simplemente dale tiempo para recomponerse, en fin, me voy, tengo que aprovechar mi tiempo con ella-Finalizó, diciendo eso último de manera burlona.

Mientras la bella chica de la familia Loki caminaba para regresar al costado de Aiz, Bell veía sus espaldas.

-Muchas gracias Lefiya-Susurró.

En "La Señora de la Abundancia".

Mama Mia hablaba con cierta elfo de cabellos color verde. Al principio de la plática, la enana tenía una expresión terrorífica y no era para menos, su camarera no llegó en todo el día de ayer para trabajar, ella era muy diligente con las reglas de su bar.

Con el pasar de la conversación y explicación de Ryuu, la tensión del ambiente se redujo considerablemente. Mama Mia comprendió que no lo hizo con la intención de faltar al trabajo, lo hizo porque fue necesario para la salud de Bell, a quien la enana valoraba mucho.

-De acuerdo, te lo paso esta vez, que no se vuelva a repetir-Dijo la dueña del lugar, levantándose de la silla frente a su camarera.

-Muchas gracias por comprender, Mama Mia-Agradeció la elfo.

La enana fue a la barra para preparar los ingredientes de los platillos, en unos minutos abrirían.

-Te salvaste-nya, cuando faltaste todo el día-nya pensé que te mataría-nya-Susurró Chloe al oído de Ryuu.

-¡RYUU, LAVARÁS TODA LA COCINA, TIENES 10 MINUTOS PARA HACERLO!-Gritó Mia.

-Hablaste demasiado pronto-nya-Dijo Anya, dándole un golpe en la cabeza a la chica gato de cabello negro.

Ryuu tragó saliva con nerviosismo, sabía que ese día sería de los más difíciles en su estancia como camarera en ese lugar.

-Suerte-Dijo Lunoire, como si se estuviera despidiendo de alguien que estaba apunto de ir a la guerra.

Antes de iniciar su trabajo, fue a ponerse su uniforme.

Al entrar a los vestidores, se encontró con cierta chica de cabello gris.

-¿Oh? ¡Ryuu! Me alegra saber que estás bien-Dijo Syr, abrazando a su amiga.

-Syr, creo que exageras un poco-Decía Ryuu, tratando de alejar a la muchacha.

Y de esa forma Ryuu estaba cambiando luego de esa pequeña escena.

Ella parecía feliz, tenía una sonrisa dibujada en su rostro, se preguntarán "¿En qué piensa que al tiene de tan buen humor?", simple, en cierto chico peliblanco con el que estuvo todo el día de ayer.

"Cranel-San es alguien muy amable, aunque he de admitir que cuando tomó mi mano sentí una calidez que desde hace mucho no sentía... ¿Qué significará eso?" Se preguntó a sí misma, aún con su sonrisa de oreja a oreja y una ligera coloración en sus cachetes y el extremo de sus orejas puntiagudas.

"A-Ademas de e-eso..." agregó a su hilo de pensamiento.

Flashback rápido.


Fin del flashback.

"Sí, es algo que no debe volver a pasar" respondió internamente.

-¿Qué te trae tan contenta, Ryuu?-Le preguntó Syr al oído.

Esto sobresaltó a la elfo, quien miró hacia ella instintivamente.

Se tranquilizó un momento y respondió.

-No es nada, a pesar de que siento que seré explotada el día de hoy, estoy de buen humor sin motivo aparente-Contestó Ryuu, aunque claramente era una mentira.

-Ya veo... por un momento pensé que tenía que ver con Bell-Dijo Syr, haciendo que la mirada de la otra chica se tensara.

-N-No tiene nada que ver con Cranel-San-Respondió ella con un ligero tartamudeo en sus palabras.

Syr entrecerró sus ojos, viendo a su amiga con cierta sospecha.

-T-Tengo que apresurarme a hacer mis labores, si no, Mama Mia se enojará-Dijo Ryuu con un tanto de vergüenza, sus palabras se cortaban un poco al decirlo.

Se puso su delantal y rápidamente se puso de pie y se fue.

La chica de cabello gris observaba con una pequeña sonrisa.

Cuando abandonó el vestidor, por fin dio su opinión.

-Tus labios pueden mentir, Ryuu...-

-Pero no el color de tu alma...-
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-Y mucho menos esa pequeña mancha blanca que se hace cada vez más grande...-Finalizó.















Hasta aquí llega el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como siempre.

Buzón de sugerencias y/o comentarios.

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Si desean leer más de mis fic, pueden entrar a mi perfil, ahí encontrarán desde...

Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Un fic con un trío amoroso muy raro, BellxTionaxFreya
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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