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Capítulo 29. Rescatando al conejo en peligro.

En el capítulo anterior.

-¿Eh? ¿Astrea-Sama? ¿A dónde van...?-Preguntó Lucía hasta que su muñeca fue agarrada.

-¡No hay tiempo de explicaciones, vienes con nosotras!-Expresó la castaña, arrastrando a su segunda hija.

-¡¿Eh?!-Gritó la joven humana, sin oponer resistencia y sin entender cuál era la prisa en ambas deidades.

En el capítulo actual.

-¡ABRAN LA PUERTA! ¡SAL Y ATIÉNDENOS, FREYA!-Gritaba desenfrenadamente la pequeña diosa de coletas, golpeando en reiteradas ocasiones el gigantesco portón de la sede de la familia que llevaba el nombre de dichos diosa antes mencionada.

-¡Es un asunto de vida o muerte! ¡Por favor ven!-Astrea también se unió al bullicio y él griteríos comenzando por Hestia, a raíz de su miedo respecto a lo ocurrido en el calabozo minutos antes.

Lucía en cambio, todavía no lograba entender a qué se debía esa histeria colectiva en ambas deidades, las cuales no le dieron ni una explicación cuando la arrastraron a la fuerza a la enorme mansión en la que se contaban.

Sí, efectivamente, ese sitio era ni más ni menos que Folkvangr.

-¡Dejen de gritar!-.

-¡Son muy escandalosas!-.

-¡Ruidosas!-.

-¡¿Acaso quieren morir?!-.

Cuatro voces se presentaron del otro lado de la puerta, la cual fue abierta repentinamente tras las constantes solicitudes del dúo de deidades.

Quienes las habían atendido eran cuatro hermanos de la raza de los Hobbit, esa misma raza a la cual Lili, hija de Hestia y soporte en su familia, pertenecía.

Estos eran idénticos, como dos gotas de agua. Cabello castaño y claro temperamento que, como olla a presión, cualquier paso en falso los haría explotar.

-Hermanos Gulliver...-Astrea los reconoció.

-¡Casi tiran la puerta! ¡No hay manera que le permitamos la entrada a dos diosas molestas que no recibieron invitación! ¡Lárguense!-Contestaron los hermanos al unísono, visiblemente irritados.

-A pesar de que sean diosas, no dudaremos en echarlas a patadas de ser necesarios. Así que les recomiendo irse de una vez y no tentar a su suerte-Alfrigg amenazó, encarando a Hestia. Es curioso que un hobbit sea más alto que ella, pero eso no es de importancia ahora.

-¡Me importa un bledo! Si es por salvar a Bell... ¡No tengo reparo en ser lastimada con tal de asegurar su bienestar! ¡Freya! ¡Por favor ven!-Retomó sus gritos y súplicas, queriendo introducirse a la mansión a la fuerza, sin embargo, los Hobbit no le permitían el paso, se lo bloqueaban.

A punta de empujones y arañazos era que la diosa de coletas buscaba colarse. Sobra decir que esa estrategia no surtiría ningún efecto porque quienes se lo impedían eran aventureros de segunda clase, cerca de llegar a primera. Cuatro aventureros de nivel 5 que sí quisieran la borraban del mapa y regresaban a Tenkai en menos de lo que le cuesta parpadear.

-¡Déjenme ver a Freya! ¡Ustedes no lo entienden! ¡No puedo recibir una invitación para visitarla si se trata de una emergencia!-Trataba de explicarle hasta que...

*¡Pam!*

-¡Ugh!-Hestia cayó sentada al suelo tras ser empujada por Alfrigg, o eso pensaba, era difícil diferenciarlos si compartían similitudes hasta en la ropa. Solo se guió por la autoridad que parecía poseer y por ser el que se adelantaba un paso de ellos.

-¡Eso dolió!-Reclamó, sobándose el trasero con dolor mientras se ponía de pie nuevamente.

-Usted es muy insistente. Hemos sido lo más pacientes posibles, pero no comprende. Si permitiéramos que cualquier diosa de cuarta pudiese relacionarse con nuestra diosa, su imagen se vería manchada. Por favor... entienda su posición-Respondió aquel hobbit que la empujó, despreciándola y haciéndola de menos.

Lucía, asustada por la actitud tan arrogante del hobbit, retrocedió un par de pasos. La figura no tan imponente del aventurero a simple vista era poco amenazadora, no obstante, una vez que la distancia se reducía, las cosas cambiaban.

A pesar de su tamaño, era claramente un rival peligroso a ojos de una aventurera que recién comenzó. Uña nivel uno novata. Cada fibra de su cuerpo le imploraba alejarse lo más posible de ahí porque, de un solo golpe, ellos podrían terminar con su vida sin siquiera percatarse de que lo hicieron.

Como si un humano pisara por error a una minúscula hormiga que solo vivía tranquilamente, consciente de los riesgos a su alrededor.

En un abrir y cerrar de ojos su existencia se esfumaría.

"¿P-Por qué el ambiente se siente tan pesado? Y no es únicamente eso... ¿Por qué Astrea-Sama y Hestia-Sama lucen tan desesperadas? Jamás las había visto así, debe ser un terrible problema si están dispuestas a enfrentar verbalmente a esos monstruos..." Pensó la humana, formulándose cientos de preguntas y tragando saliva a consecuencia del miedo.

Tenía un punto válido ¿Qué podría ser tan impórtente como para humillarse así ante unos simples mortales si ellas representan la divinidad?

La duda la carcomía, la falta de información la incomodaba. A expensas de la información que se vaya filtrando por parte de las propias diosas, solo le quedaba aguardar a que el contexto completo sea revelado.

-¡Solo quiero hablar con Freya y ya! ¡¿Por qué me lo impiden! ¡Es un asunto de vida o muerte en el que mi hijo está en riesgo!-Reclamó airadamente la pequeña diosa, sacudiendo los brazos vehementemente como si de una niña haciendo berrinche se tratase. Una escena un tanto lamentable proveniente de quien se alza como la diosa del hogar en la mitología griega, formando parte de los dioses más importantes de esta.

-¡Tch! ¡Eres muy molesta! ¡Freya-Sama no vive aquí! ¡Así que deja de molestar y de causar problemas porque solo para eso sirves, maldita tonta!-Dijeron al unísono, dándole la espalda y frunciendo el ceño, aunque revelando que la diosa de cabellera plateada no se encontraba ahí.

Sí, habían perdido tiempo a lo idiota al solicitar verla en donde claramente no se hallaba.

Pero ¿Cómo lo sabrían? ¡¿Qué diosa no vive junto a sus hijos en la sede? Ese era el razonamiento para Hestia.

-Mucho pecho y poco cerebro...-.

-¡Oye! ¡Escuché eso! ¡No puedo dejarlo pasa...! ¡¿Mmmmm?!-.

La ofensa provino de alguno de los cuatrillizos. Antes de que la discusión se tornara personal, Astrea le tapó la boca para silenciarla. Enfrascarse en una pelea cuando cada segundo cuenta es ridículo.

-Disculpen. Alfrigg, Dvalinn, Berling, Grer... ¿De causalidad saben dónde podríamos encontrar a Freya? Les agradecería mucho si nos proporcionaran esa información. Prometo que no le causaremos ninguna molestia y también te aseguro que el asunto que queremos decirle también le incumbe, siendo de su interés y preocupación-Dijo la hermosa diosa de cabellera castaña. Propia de ella, se dirigió a los hermanos de forma amable, con tacto y tranquila, siendo esto reflejo de la personalidad sofisticada en la deidad que rige en la justicia. Claro, cuando de asuntos respecto a la vida amorosa de su hija no se trata.

Ellos se la pensaron, susurraban entre ellos.

-Al fin algo diferente a griterío y exigencias. Es sorprendente que recuerde nuestros nombres, propio de usted he de decir, Astrea-Sama-Alfrigg tomó la palabra.

Astrea sonreía, asintiendo.

-Sin embargo... Llévese sus problemas a otro lado. No estamos obligados a responderle esa duda respecto al paradero de nuestra Diosa y sinceramente no podría importarnos menos la vida de los hijos de sus familias y seguramente a ella tampoco. Así que lárguense antes de que las saquemos a la fuerza-Adicionó Dvalinn, cerrando los puños para infundir mayor miedo en los visitantes inesperados y potenciar la amenaza.

-No sea una sanguijuela, Astrea-Sama. Debería agradecer que Freya-Sama haya sido tan benevolente como para permitirle retornar a Orario. No espere cosas extra de su parte-Berling lanzó palabras hirientes a la susodicha, quien yacía cabizbaja con el cabello cubriéndole parte del rostro, lo que impedía notar la expresión que poseía en ese instante.

-Astrea-Sama...-Lucía la nombró, acercándose a ella, pero esta arrancó a caminar hacia donde los cuatrillizos le daban la espalda y volvían a entrar a Folkvangr.

*¡PLAZ!*

Un fuerte agarre fue dado por su parte a Alfrigg, el mayor de los hermanos.

La mano delgada y pálida de la Diosa se posó en su hombro, presionando.

-¡Tch! ¡¿Qué mierda le pasa?!-Reclamó este, queriendo soltarse sin éxito, impresionándose por la fuerza que ella poseía.

-Escúchame bien. Sé que en el exterior luzco como alguien amable, pura y que no dañaría a ningún ser vivo. Pero si crees que es todo lo que hay en mí, eras muy equivocado... no temo hacer añicos a un arrogante niño ajeno a mi familia con tal de obtener lo que deseo...-Astrea emanaba un aura azul que la rodeaba, su arcanum para ser precisos.

Los ojos de Astrea, que son de ese mismo color, se centraron en cada uno de los cuatro hermanos. Estos perdieron su brillo, volviéndose opacos y causándoles un escalofrío que les subió desde la médula.

Era como si estuviese juzgándolos, analizando los lugares más recónditos de sus almas, tal y como sintieron la primera vez que conocieron a Freya hace ya varios años atrás.

-Entiendan su posición. Comparados con los dioses, ustedes no son otra cosa que meras distancias vacías que tarde o temprano dejarán de existir. Nosotros somos eternos. Soy capaz de dañarlos y hacerlos sufrir para asegurar la felicidad de mi hija y su futuro esposo-Agregó, cerrando el puño.

-¡Tch!-Los cuatro hermanos retrocedieron ante lo que, fuera de ser una amenaza, representaba una advertencia por parte de la que, hasta antes de ahora, pensaban que era una diosa benevolente y amable.

"Wow, Astrea da mucho miedo. Es algo nuevo para mí, ni en Tenkai la había visto así" Pensó Hestia, quien continuaba siendo amordazada por la mano de la deidad.

"Nota mental, no enojarla o seré regresada a Tenkai" Agregó como recordatorio para futuros eventos.

Mientras tanto, lucía, se limitaba a admirarla desde su sitio.

"¡Astrea-Sama es genial! ¡Pónganlos en su lugar!" Gritaba efusivamente desde lo profundo de su mente. Ni de broma lo diría en voz alta con el peligro que representaban ser escuchada por esos bastardos de menos de 1.40 metros de altura.

-¿Por qué hay tanto escándalo? El ruido llega incluso a mi habitación-Alguien pronuncio esa queja desde el interior de Folkvangr. Se trataba de una voz irritada que poco a poco se acercaba a la entrada de la sede. Esto se sabia por el sonido de los pasos que hacían eco en la gigantesca estructura.

-¡Hedin! ¡Son estas diosas que no dejan de molestar!-Respondieron los gulliever al unísono, señalando a adelante.

-¿Diosas?-El elfo de cabellera dorada, acomodándose los lentes, repitió esa parte.

Ya alcanzando la entrada principal, se asomó, topándose a Hestia, amordazada, a Astrea, enojada, y a una humana random que no conocía y que no consideraba digna de atención.

-¿A qué debemos la visita de la diosa de Bell Cranel y de Ryuu Lion?-Interrogó, calmado aunque en su expresión se notaba cierta sorpresa de verlas ahí.

-¡Puah!-Hestia retiró la mano de la deidad de la justicia para así ser capaz de responderle a aquel elfo que vino a poner orden.

Tomó bocanadas de aire para así hablar libremente, retomando el color de su piel que quedó morado por la falta de respiración causada por Astrea.

-¡Necesitamos ver a Freya! ¡Es un asunto de vida o muerte! Mi Bell... ¡MI BELL Y MIS NIÑOS ESTÁN EN PELIGRO!-Gritó a todo pulmón. Las lágrimas en sus ojos reflejaban la preocupación pura y sincera que sentido respecto al bienestar del conejo peliblanco al cual Hedin conocía perfectamente.

Él, notando la seriedad del asunto, al igual que la confirmación de Astrea, quien asentía, cediéndole la razón, comprende que no era hora de poner trabas.

Al fin y al cabo, era consciente de lo importantes que eran Bell Cranel y Ryuu Lion para su Diosa, no por nada decidió formar parte de ese juego en la fiesta de hace algunas semanas.

Acomodándose los lentes y dirigiéndose a las tres mujeres, pronunció la siguiente orden.

-Síganme... Freya-Sama está en su trabajo...-Reveló.

Los cuatro corrieron rápidamente en dirección a "La señora de la abundancia" donde cierta camarera de cabellera plateada y ojos grises trabajaba.

En "La señora de la abundancia".

Era una jornada laboral como cualquier otra dentro de ese famoso restaurante/bar en la ciudad de Orario, si. Nada que destacar.

El flujo de la clientela era moderadamente alto, lo cual era resentido por las camareras, quienes se movían de un lado a otro para tomar las órdenes de los presentes, llevar los alimentos y bebidas que estos pidieron y entregar las cuentas, asegurándose de que no huyeran sin pagar al aprovecharse de la cantidad de trabajo que tenían.

Propio de un trabajo en donde ves a tanta gente al día, inevitablemente te enteras de muchos chismes y pláticas que, sin intención, terminas escuchando.

Había un tema en específico que estaba en boca de todos los aventureros que buscaban aliviar su sed al compartir tarros de cerveza con sus compañeros.

Se trataba del calabozo que, según varios visitantes, se ha comportado extraño.

-Te lo digo viejo. Antes del gran árbol, no hay casi ningún monstruo. Es difícil obtener piedras mágicas y dinero si la situación está así. Mi dios ha tenido que ir al gremio para preguntarles el motivo de esto-Comentó uno de ellos, quejándose para después darle un trago hondo a su cerveza, vaciándola.

Esto despertó la atención de los presentes, sobretodo de una de las trabajadoras del establecimiento.

"No... no hay por qué preocuparse. Hogni los acompañó y seguramente los mantendrá a salvo si las cosas se complican. Mis dos almas favoritos están bien resguardadas. Aunque sigo enojada por el hecho de que se largaran a una maldita expedición con ella embarazada ¡¿CÓMO DEMONIOS SE TE OCURRE LLEVAR A TU PAREJA EMBARAZADA AL CALABOZO, BELL?!" Fueron su pensamientos, que cambiaron abruptamente de relajación a enojo desenfrenado, culpando al conejo de pelo blanco por su irresponsabilidad, a pesar de que él no tenía ni idea de que su novia esperaba un retoño.

-¿No es exageración tuya? Dudo que el calabozo simplemente decidiera detener la regeneración de los monstruos para descansar o qué se yo. En fin, si tanto te quejas del dinero, no tomes tanto-Contestó su acompañante, claramente ebrio a tan temprana hora, señalándolo o según eso intentaba, porque a consecuencia del mareo a punto a otra parte.

-No son inventos míos, ve a verlo y te darás cuenta de que tengo razón-Respondió el primero.

-¡¿Ah?! ¡Acepto el reto! ¡Vamos!-Respondió el segundo, poniéndose de pie repentinamente.

-¡¿Eh?! ¡Idiota! ¡No ahora!-.

-¡Camareras! ¡La cuenta por favor!-.

Queriendo probar su punto, ese dúo de aventureros asentó una bolsa de monedas de oro que claramente excedían la cantidad de dinero que se les cobraría por lo que consumieron.

Cuando Syr, quien fue la que les indicó lo que debían pagar, se las quiso regresar, Mama Mía la miró, posando el dedo índice encima de sus labios para que guardara silencio.

Esa enana, quien funge como la dueña del bar, no le importa recurrir a ese tipo de artimañas, o sea robarle a los borrachos, si eso representaba un aumento en sus ganancias.

La peliplateada se limitó a reír y regresar a la barra, entregándole la bolsa a su jefa para que esta la guardara.

Ahí mismo, tres compañeras camareras descansaban.

Se trataban de Anya, Chloe y Lunoire. Ellas tomaron ese breve momento, ese tiempo muerto sin nada que hacer, para recuperarse.

-Se ha tornado más difícil este trabajo sin Ryuu...-Comentó la humana, recargando la espalda en la barra y extendiendo los brazos.

-Sí-Nya. Es muy extraño que no esté aquí-Nya-Concordó Anya, un tanto decaída por la ausencia de esa elfo que durante tantos años fue su compañera.

-Pero ahora ella es feliz-Nya. Denotando ese trasero tan redondo y jugoso-Nya-El enojo en Chloe era tan que instintivamente cerró el puño, envidiando la situación en la que su amiga de hallaba.

-Eres rara y asquerosa-Nya-Opinó la chica gato de cabellera castaña, alejándose un poco de la otra.

-Solamente me confirmas que si Bell y Ryuu tienen hijos, deberemos esposarte y meterte en la cárcel de la familia Ganesha-Contestó Lunoire, poniendo cara de asco y diciendo aquello con tal seriedad que ofendía a la pelinegra.

-¡Esas son acusaciones sin pies ni cabeza-Nya! ¡No pueden meterme a la cárcel si no he hecho nada-Nya!-Respondió a Chloe, inflando su pecho y burlándose de la amenaza. Sin delito no hay consecuencias.

-Dudo que Ryuu permita que ocurra, seguramente piensa lo mismo que nosotras. Es más, si yo tuviese hijos, no permitiría que te les acercaras-Comentó la humana, poniéndose en los zapatos de la elfo, quien conocía perfectamente las tendencias pervertidas y claramente ilegales de su amiga.

-Ustedes se están desviando del tema principal de su conversación-Interrumpió Mama Mia desde la cocina.

-Cierto-Nya... hablábamos de lo mucho que extrañamos a Ryuu-Nya-Recordó Anya, posando el dedo en su labio inferior.

-La verdad es que verla cometer desastres en el bar me divertía. Era mi parte favorita del día, aunque eso fue al principio ya que, a medida de que se acostumbraba al trabajo de camarera, menores eran los inconvenientes que causaba-Syr participó en la charla informal, posándose al lado de las chicas.

-Qué buenos tiempos...-Dijeron al mismo tiempo.

-¿Recuerdas cómo la conocimos?-Le preguntó Lunoire a Chloe, pegándole suavemente con el codo para llamarle la atención.

-¿Cómo olvidarlo-Nya? Si por eso es que estamos trabajando aquí-Nya-Respondió la chica gato, poniendo cara de póker.

-Sí... aunque sinceramente no me quejo. Es impresionante lo rápido que pasamos de tratar de matarla para cobrar una recompensa a incluso ahora dar la vida por ella con tal de que ella viva la suya felizmente...-La humana expresó su deseo, resaltando lo fuerte que se convirtió ese lazo de amistad que inició como un intento de asesinato.

-Definitivamente-Nya... ella ha sufrido mucho y merece lo mejor que el mundo le pueda ofrecer-Nya...-Comentó Chloe, sonriendo dulcemente y recordando lo mucho que esa elfo amargado y repleta de tristeza cambió conforme se fue uniendo a ellas y en especial a Bell.

-Poco a poco se convirtió en parte de esta familia-Nya...-Comentó Anya, sintiéndose melancólica.

Syr notó la expresión en la castaña.

"Allen... desearía que pudieses recuperar el tiempo perdido a su lado... pero eres terco y la mejor forma que encontraste para protegerla era alejarla de ti..." Pensó, cabizbaja. Indirectamente ella también era la causante del dolor que su amiga sufría.

-Recuerdo el día en que la conocí. La tormenta era estruendosa, la lluvia no parecía cesar. Era como si se tratara del presagio de malas noticias. No obstante... nada más alejado de la realidad... porque, en ese callejón que tomé como atajo para regresar al bar... me encontré con ella. Una chica triste y rota, a quien ya no le interesaba morir, o mejor dicho, lo anhelaba. Desde ahí he agradecido cada día la decisión de cambiar de ruta... porque esa hada desesperanzada ha cambiado, se recuperó y afronta positivamente el futuro...-La peliplateada rememoró su encuentro. Tal vez predestinado o a lo mejor el destino quiso que se conocerán. O... fue mera causalidad que sus caminos se cruzaran, sin embargo, haya sido como haya sido, se alegraba de que sucedió.

Todavía en la cocina, Mama Mía observaba la sinceridad en la camarera.

Inevitablemente sonrió, orgullosa de ese cambio.

"No se supone que... ¿Los dioses no cambian?" Se preguntó a sí misma en su subconsciente. Aquel dicho tan famoso entre las deidades de que sus personalidades son invariables desde el primer minuto de existencia se rompió.

Freya cambió... y para bien.

-Hablando de eso. Syr... ¿No tuviste problemas en aceptar la relación de Bell y Ryuu?-Preguntó Lunoire, curioseando.

-¿Are? ¿A qué te refieres?-Interrogó la chica en cuestión.

-Yo igual tuve esa duda-Nya. ¿No te causa tristeza que tu mejor amiga y el chico del que te enamoraste se hayan unido-Nya? Que el amor entre ambos fuese recíproco-Nya-Chloe también externó su duda, poniendo un mejor contexto respecto a lo que se refería la humana.

La cabeza de la peliplateada se movió de derecha a izquierda, negando.

-Ryuu ganó limpiamente el corazón de Bell, por lo que no tendría sentido molestarse o entristecerse. Además... si tuviese que elegir a alguien que merezca a Bell en su vida... esa sin dudas sería ella...-Explicó, sin sentimientos encontrados ni duda en sus palabras.

Esto impresionó a sus compañeras.

-En algún momento conoceré a quien me haga feliz. Esa persona que se enamore perdidamente de mí y yo de él...-Syr juntó sus manos encima del pecho, ilusionada de que él día llegue.

"Y estoy segura de ello. No por nada puse manos a la obra el plan de "¡NACIMIENTO DE MI ODR!" Para que se cocine mi futuro esposo, esposa o ambos ¿Por qué no? Fufufufu ¡MUERO DE ANSIAS DE QUE NAZCAS!" Los pensamientos de la camarera eran tan fáciles de leer que asustaba. Su lenguaje corporal tampoco ayudaba a ocultarlo, al retorcerse, rozando sus muslos entre sí como si estuviese excitada.

"¡Sería genial que fuesen más de uno! ¡Imaginarme las posibilidades me ponen caliente!" Dijo para sí misma, continuando con ese inmoral y deplorable forma de pensar.

La cara de la enana que antes la alabó, cambió radicalmente a una expresión de asco y decepción.

No era necesario leer la mente o ser adivina para saber lo que rondaba en esa perturbada cabeza de aquella diosa ninfómana disfrazada de niña inocente.

Con el orgullo escupido, pisoteado y ensuciado, sintiéndose ofendida, y, molesta, susurró...

-Devuélveme mi maldito orgullo... no te lo mereces maldita pervertida, loca y tonta diosa que piensa con la parte de abajo... jamás cambiarás-.

Dijo entre dientes, apretando el puño y rompiendo el cucharón de madera que tenía en la mano como si de un palillo de dientes se tratase.

Mientras esto era llevado a cabo en el subconsciente de la dueña, un ruido despertó la atención de las personas al interior del local.

*¡PUM!*

La puerta del establecimiento de abierta de golpe por un impacto sólido y seco en la superficie de la puerta de entrada. La fuerza era tal que no sería sorpresa que esta se hubiese desprendido de las bisagras instaladas en la pared.

Gracias al escándalo, los causantes de esa bullicio recibieron varios pares de ojos encima.

No fue muy difícil para la bella camarera de cabello gris platinado identificar las identidades.

-¿Are? ¿Hestia-Sama? ¿Qué sucede? Casi rompe propiedad de "La señora de la abundancia"-Dijo, inflando su mejilla y fingiendo estar enojada.

-Syr...-Una segunda voz la nombra.

La figura respetable de la mismísima diosa de la justicia emergió a espaldas de la diosa de la hoguera.

-¿Astrea-Sama?-Los papeles cambiaron. El humor de Syr cambió cuando la presencia de Astrea fue notada.

-Perdón si interrumpimos, pero no podíamos permitir que pasara el tiempo sin actuar-Dijo la castaña seriamente.

-¿Por qué ustedes quisieran hablar conmigo? Solo soy una chica normal, jeje...-Respondió la peliplateada, rascándose el costado de la cabeza y conservando su papel de chica pueblerina y amable que no se metía en problemas.

De repente es interrumpida y ese acto se desvaneció.

-Syr-Sama... el asunto es serio-Fue Hedin, el miembro de la familia Freya que reveló la ubicación de su Diosa, quien pronunció dicho aviso, asomándose desde la entrada al recargar su espalda en el marco de la puerta y acomodarse los lentes.

La risa nerviosa en Syr se deforma gradualmente.

-¿Q-Qué fue lo que pasó?-Interrogó, ignorando el temblor de su ceja que vibraba como un terremoto a causa de esforzarse en mantener la calma y así no entrar en pánico.

Lucía, la segunda hija de Astrea, quien fue rebasada hace varios kilómetros, recién se aproximaba al bar.

"¡¿Cómo es posible que sean tan rápidos?! ¡De ese elfo lo entiendo, pero que dos diosas corran así de rápido no tiene sentido!" Se quejaba, faltándole el aire y haciendo hincapié en la condición física de esas dos deidades que no activaron su arcanum para potenciarse.

Al alcanzarlos, escuchó lo que Hedin alertó.

-Las cosas se complicaron. No miento al decir que la vida de la familia Hestia y Astrea corre peligro mientras conversamos-.

Los clientes del bar presenciaban este intercambio sin comprender cómo la camarera y aquel elfo de la familia Freya se relacionaban. A pesar de esto, continuaron consumiendo sus bebidas y alimentos, usando ese espectáculo como distractor.

No obstante, el gusto no les duraría mucho.

*¡PAM!*

*¡CRASH!*

Un puñetazo fue suficiente para que la barra fuese partida en dos, alertando a los visitantes.

La responsable fue Mama Mía, quien todavía tenía el puño sobre dónde estaba aquella madera ahora hecha pedazos.

Con la cabeza agachada, dio una única indicación.

-Largo de mi bar... abandonen este lugar de inmediato...-Ordenó, infundiendo miedo en ellos.

Un pobre diablo que, a lo mejor, gracias al alcohol se llenó de valor. tuvo la brillante idea de replicarle a la enana.

-¡Oigan! ¡¿Si nos vamos nos regresarán nuestro dinero...?!-Antes de siquiera finalizar su cuestionamientos, sintió que su pierna era sujetada y levantada del suelo, para luego...

*¡CRASH!*

Ser aventado y estrellarse en la ventana delantera, rompiéndola en el proceso.

Quienes estaban bajo los efectos del alcohol se recuperaron.

Mama Mía se sacudía las manos, limpiándoselas, y le preguntó al resto:

-¿Alguna otra objeción?-.

En menos de lo que canta un gallo todos negaron y abandonaron sus asientos, retirándose de ahí sin mirar atrás, asentando en las mesas los pagos de su consumo a pesar de que no sabían con exactitud cuánto le debían. Algunos literalmente le dejaron todo el dinero que poseían en ese momento.

El instituto de supervivencia supera a la necesidad económica.

"¡¿Por qué todos en Orario son así de violentos y locos?!" Se preguntó Lucía, aterrada por la imponente figura de la encargada de ese sitio que visitó días antes junto a Haruhime.

Astrea, Hestia, Hedin y ella entraron, cerrando la puerta tras de sí.

Ya solos, Syr exigió más detalles.

-Ahora hablen ¿A qué se refieren? No omitan ningún detalle-Con el rostro en blanco, luciendo amenazadora, pronunció esas palabras.

Hestia fue la primera en tomar la palabra, dando inicio al relato.

-Mi familia recibió una misión de búsqueda por parte del gremio. Resulta que alguien de interés para Urano desapareció y...-Explicaba hasta que...

-Eso ya lo sé. Sáltate esa parte y ve directo al grano-Pidió la camarera, informando sobre el conocimiento que poseía respecto a los asuntos del gremio y el motivo de la entrada al calabozo, frenando en seco el habla de la diosa de coletas.

Astrea prosigue.

-Esta mañana partieron, pero hace unos pocos minutos, mientras Hestia y yo tomábamos el té en la mansión... el falna de Bell desapareció por varios segundos, o eso fue lo que percibió-Reveló.

Quienes no estaban enterados de esa información abrieron los ojos en demasía. Un agujero se formó en la boca de sus abdómenes, sintiendo un vacío interminable.

-Bell... ¿Muerto...?-Susurró Syr. La vista se le nublaba y comenzó a hiperventilarse, presa del miedo.

-E-Eso es imposible... ¿Cómo es que...?-Incluso Mama Mía no fue capaz de ocultar que esa noticia, que caía como balde de agua fría, la llenó de incredulidad.

Hedin, en especial, no daba crédito a aquello.

Si ese mocoso que le ganó en combate murió en batalla... ¿Qué clase de peligro le dio fin a su vida dentro del calabozo?

-N-No puedo creerlo...-Lucía se mareó, tambaleándose. Las piernas le fallaban.

-Ryuu... Bell... ¿Muertos?-Lunoire, Anya y Chloe interpretaron que sí el peliblanco falleció, su amiga con más razón.

-¡Un momento!-La enana detuvo todo.

-¿Cómo está eso de que dejó de sentir el falna de ese muchacho, Hestia-Sama? ¿Y a qué se refiere con que fue durante varios segundos? Se supone que solo la muerte deshace el falna y es imposible que este regrese a un cadáver-Interrogó, dando su punto de vista sobre el asunto.

-¿Y si... revivió?-Musitó Syr, tranquilizando sus nervios y pensando fríamente.

Esa era una posibilidad que no habían considerado.

-¿Revivir? Pero... ¿Cómo?-El elfo sostuvo su barbilla, tratando de encontrarle sentido a esa teoría.

-Si puede suceder...-Comentó Astrea.

-¿Cómo lo sabe?-Preguntó Lunoire.

El recuerdo del asalto a Knoss apareció en la mente de la deidad.

El enfrentamiento entre Aiz y Ryuu vs Revis.

Cuando esta última recordó su vida al reconocer a la elfo, el control en su cuerpo pasó a ser suyo, abandonando a ese parásito que la dominó y le devolvió la vida.

Al ocurrir eso... el falna de la chica fue sentido por Astrea.

El falna de... Alise Lovell.

A pesar del tiempo que llevaba muerta según su conocimiento, a pesas recobró el sentido, emitió la señal del falna que fue recibida por su diosa, a pesar de que ella misma pudo sentir cuando este desapareció.

-Ella mejor que nadie lo sabe, Lunoire-Syr fue quien respondió la duda de la humana ante la expresión deprimida de la castaña.

Sin dudas la hipótesis de la chica era perfectamente viable. El problema recaía en qué tanto. No obstante...

-Retomando el asunto. ¿Qué pudo suceder en el calabozo? Prácticamente Bell puede igualar e incluso superar a un nivel 6 alto como Hedin. Nada dentro de ahí debería significarle un peligro de muerte mientras no llegue al Balor-Opinó la peligris, remarcado el poder que el capitán de la familia Hestia poseía.

No cualquier cosa en el calabozo podría meter en aprietos a un aventurero como Bell. Sin contar sus habilidades, era muy fuerte, tan fuerte que pudo derrotar a uno de los aventureros más poderosos de Orario, como es el caso de Hedin.

-Algo muy malo debió suceder si él murió. Cómo haya revivido no es importante. Ahora debemos centrarnos en rescatarlos porque de no ser así, al resto de ellos podría esperarles el mismo destino. Si no actuamos rápido las cosas se complicarán de peor forma-El elfo tomó la palabra, claramente convencido de que la mejor opción era entrar al calabozo.

-El falna del resto de mis niños sigue intacto, por lo que todavía viven. Es solo en el de Bell con el que ocurrió eso-Confesó Hestia, dándoles cierto alivio.

-Es el mismo caso con mi niña. Ryuu sigue viva-Astrea también reveló ese detalle.

Syr suspira, aliviada de que todavía eran capaces de salvarlos.

De repente frunció el ceño y cerró los puños, totalmente enojada.

"Un maldito trabajo Hogni... ¡SOLO TENÍAS EL MALDITO TRABAJO DE CUIDARLOS Y BELL YA SE MURIÓ! ¡SI LE PASA ALGO A RYUU Y A ESOS NIÑOS EN SU VIENTRE TE JURO QUE TE CASTIGARÉ SEVERAMENTE!" Fueron los pensamientos en la aparentemente amable e inocente camarera.

Por alguna razón, cierto elfo oscuro dentro del calabozo que corría a gran velocidad se detuvo de golpe y sintió un escalofrío.

Tragó saliva, se lamentó y retomó su andar.

-¡Nosotras iremos! ¡Si Ryuu está en peligro la rescataremos!-Anya, Chloe y Lunoire dijeron al unísono, ofreciéndose como voluntarias para la misión de emergencia.

-S-Solo si Mama Mia nos lo permite...-Ese ánimo se apagó cuando regresaron la mirada a la enana, en busca de su aprobación.

Ella cerró los ojos y exhaló.

-Supongo que hoy perderemos dinero al cerrar el negocio tan temprano-Declaró, negando y posando las manos en la cintura.

Las tres camareras se emocionaron.

-¡Es un hecho entonces! ¡Iremos por nuestras armas!-Las dos chicas gatos y la humana salieron corriendo hacia sus habitaciones.

Respecto a la jefa del bar, esta fue detrás de ellas, subiendo a la segunda planta.

En el gesto de Syr se percibía cierta sorpresa.

-No me digas que... ¿Será posible? ¿Lo harás?-Murmuró, imaginándose lo que sucedería en breve.

-Freya-Sama-Hedin la llamó. No era necesario disimular, ahora mismo solo se hallaban dos personas que conocían la identidad real de la camarera, aunque ignoraba a Lucía, que recién se unió a la familia Astrea, pero confiaba en que esta misma la haría guardar el secreto.

-¿Sí, Hedin?-Pregunta la peliplateada.

-Iré también. Me uniré, solo si usted está de acuerdo-Dijo.

Se dibujó una sonrisa en la chica.

-¿A qué se debe ese reciente interés en ayudarlos?-Interrogó.

El elfo se acomodó las gafas.

-No se haga ideas equivocadas, por favor. Es mero egoísmo lo que motiva mis actos. No quiero que muera sin antes obtener mi revancha y recuperar mi orgullo-Contestó.

Esa respuesta no convenció del todo a su diosa.

"Y creí que Allen era el único Tsundere en mi familia..." Pensó.

Las otras tres camareras, ya listas para la aventura, bajaron.

-¡Es hora de partir-Nya!-Anya, animada como siempre, expresó aquello.

A pesar de la incomodidad que le causaba... tener a ese elfo de su familia junto a ella.

Los recuerdos de cuando era aventurera activa en la familia Freya no eran agradables para la pequeña chica gato.

Sin embargo, tragándose su miedo por rescatar a su amiga, trabajarían codo a codo.

De repente varios pasos pesados provinieron de la misma planta alta.

Estos hacían crujir la madera, hasta que...

*¡CLASH!*

La punta de un arma fue incrustada en el suelo.

Un arma que en realidad era... ¿Una pala?

-¡Iré con ustedes a salvar a ese mocoso idiota y a esa niña tonta!-Declaró la enana, uniéndose a la misión a pesar de sus años como aventurera retirada.

De ese modo, el grupo conformado por dos niveles 6 y tres niveles 4 emprendió su marcha.

Hestia, proporcionándoles un Oculus para mantenerse en comunicación, se retiró junto a Astrea, Syr y Lucía a la mansión de la chimenea, donde estarían al tanto de todo lo que sucediera.

En el calabozo, piso 29.

-¡Daphne-Dono!-La voz de Mikoto llamó a la pelirroja, mientras forcejeaba dos spartois que trataban de herirla con sus espadas, pero la oriental bloqueaba los ataques con su propia arma.

-¡Voy!-La susodicha de dirigió a su posición y, blandiendo su espada...

*¡SLASH!*

Desprendió los cráneos de los esqueletos en un corte limpio desde la primera vértebra de sus columnas.

-¡AHHHHH!-Mikoto hizo lo propio.

*¡PAM!*

Una fuerte patada los alejó varios metros.

*¡SLASH!*

Los partió a la mitad, ya habiendo perdido la capacidad de reaccionar.

El humo resultante le dio la hecha suficiente para alejarse y reunirse con su compañera de combate, planeando la siguiente estrategia.

Sus cuerpos estaban rodeados por auras doradas, claro indicativo de que recibieron la su ida de nivel por parte de Haruhime para poder igualar en combate a esos monstruos que normalmente tienden a causarle problemas a los niveles 4.

-De no ser porque Miach-Sama nos subió de nivel a Cassandra y a mí antes de venir, esto sería mucho más problemático-Comentó la pelirroja, quien al activar su magia Raumure simultáneamente con el aumento de nivel, potenciaba su resistencia y agilidad.

-¡Ni que lo digas!-Respondió la oriental.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Atacaban juntas, como si de una sola se tratara.

Una nivel dos momentáneamente tres y una nivel tres que se igualaba a un aventurero de nivel cuatro a principios gracias a la muy conveniente magia de la renard.

*¡SLASH!*

Uno par de Spartois quisieron cortar el abdomen de Daphne, pero esta pudo esquivarlo sin inconvenientes.

-¡Mikoto!-Nombró a su compañera.

-¡En camino!-Contestó la pelinegra.

*¡PAM!*

Impulsándose con la fuerza de sus piernas, dejó un cráter en el suelo tras saltar para así acortar la distancia que se acrecentó cuando su compañera se alejó para defenderse de los enemigos.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Separó los sólidos huesos de los esqueletos como si de un simple pedazo de mantequilla se tratase.

-¡AHHHHHHHH!-.

*¡PAAAAAM!*

Daphne respondió con una patada, al igual que segundos antes la oriental hizo.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Atacaban codo a codo, protegiéndose las espaldas y, en caso de ser necesario, cambiar de lugares para que la otra se encargara de rematar a los rivales.

Debido a la disparidad de niveles entre ambas, Daphne se encaraba de dañarlos lo más posible y Mikoto resistía de atrás suyo hasta que era hora de dar el golpe final, era ahí donde los papeles se invertían y las posiciones se cambiaban.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡PUM!*

La sinergia era claramente perfecta, las dos espadachínes no paraban de atacar. Su concentración estaba completamente puesta en evitar el mayor daño posible.

Sin embargo...

-¡Mikoto, cuidado!-Alertó la hija de Miach cuando su defensa se vio superada y la punta de la espada de un spartoi se dirigió a su propio rostro, a lo que, sin más remedio, esquivó.

El punto ciego de la pelinegra, o sea, su nuca, fue atacado.

Ella intentó alertarla, pero debido a la distancia era difícil reaccionar a tiempo.

No obstante...

*¡SLASH!*

Una flecha se incrustó en la mano del monstruo, provocando que la soltara.

*¡SLASH!*

Gracias a la cercanía, Daphne lo partió a la mitad.

Momentáneamente levantó la mirada y se topó con Cassandra, la cual, haciendo uso de su arco, apuntó a dicho lugar, salvando a su compañera.

En su espalda cargaba a una hermosa renard, quien era la carta de triunfo y el motivo principal de que estuviesen igualando la fuerza del ejército de no muertos.

Cruzaron miradas y se sonrieron como acto de agradecimiento.

Ella volvió a movilizarse, evitando a toda costa meterse al centro de la pelea.

"Haz mejorado tu puntería, tiempo atrás me hubieses dado en el hombro" Pensó la chica, alabando la notable mejoría de su amiga respecto a sus habilidades con esa arma.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Tres flechas se incrustaron en el cráneo de los Spartoi delante de Mikoto.

-¡Gracias, Lili-Dono!-Agradeció la oriental, sin voltear.

Ella sabía perfectamente que se trataba de la Hobbit, quien cubría su espalda.

Así es, como los miembros de menor nivel y habilidades en combate no participaban activamente en el centro del conflicto, se turnaron para proteger a ambas chicas en caso de ser necesario.

*¡SLASH!*

En un rápido movimiento la hija de Hestia, ex perteneciente a la familia Takemikazuchi, desenfundó su espada e hizo un corte horizontal a la altura del pecho, cortando uno a uno los huesos que se cruzaban en su camino, dando fin a la existencia de los esqueletos en un simple abrir y cerrar de ojos.

*¡BOM!*

Si bien las cuatro chicas se mantenían a duras penas en el combate, Welf en cambio, comenzaba a tener dificultades desde el otro lado.

No obstante, comparado al poder destructivo que causaba... los enemigos disminuían considerablemente.

-¡No dejan de aparecer!-Avisó el pelirrojo, creando explosiones a diestra y siniestra con su espada mágica, la cual poco a poco le consumía la mente.

Los mareos y visión nublada no se hacían esperar, siendo claro indicativo de que se acercaba al estado conocido como Mind cero.

-¡Resista un poco, Welf-Sama!-Lili sacó de su mochila varios cristales color escarlata y, amarrándolos a las flechas, los lanzó con su ballesta para que estos llegaran a su destino sin inconvenientes.

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

Explosiones simultáneas se produjeron cuando estos tocaron el suelo, originando un mar de llamas y escombros que se extendía a docenas de metros a la redonda.

-¡Casi me vuelas en pedazos, Lilicuajo!-Reclamó el herrero, irritado de lo próxima que estuvo la explosión a su persona.

-¡De nada!-Respondió la soporte, yendo a ayudar al resto.

-¡NO FUE AGRADECIMIENTO!-Replicó.

*¡CLASH!*

-¡Ugh!-Frenó el golpe de un Spartoi que logró escapar del fuego.

-¡UGHAAAAAA!-Él gritó, como si sacara fuerza desde lo profundo de su ser.

*¡SLASH!*

Consiguió alejarlo lo suficiente a pesar de su nivel tres momentáneo y...

-Muere...-Le dijo.

*¡BOM!*

Una llamarada fue expulsada desde la punta de la espada mágica, carbonizando los huesos del monstruo hasta dejarlo en la nada.

Mientras cada uno libraba su propia batalla, cierta amazona danzaba y despedazaba los huesos de los Spartoi con una gracia propia de una asesina profesional.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Su gigantesca Podao se abría paso sin detenimiento entre su enemigos.

Huesos, escudos, espadas. Todos se regaban en el suelo en un espectáculo digno de admirar.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡El número se reduce! ¡Las oleadas cada vez son de menos!-Reveló morena, quien peleaba en el frente de batalla.

En el oscuro abismo delante de sus narices, los esqueletos se asomaban y corrían al ataque. Sin embargo, ella controlaba la situación lo mejor posible, impidiendo que muchos de ellos lleguen a su espalda.

Pero de ser ese el caso, ahí es donde entraría en función la labor del resto de la familia Hestia y compañía.

Así es, el combate que se libraba detrás suyo era solo de unos cuantos que se le escapaban.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡Presiento que son los últimos! ¡Atentos!-Indicó Aisha, sosteniendo fuertemente el mango de su arma que poseía una larga y gruesa hoja.

Desde debajo de la cintura la empuñó y, en un único movimiento la levantó.

*¡SLASH!*

Un corte vertical fue destruyendo a los enemigos que osaran hallarse delante del poder destructivo de la amazona.

*¡CRASH!*

*¡CRASH!*

*¡CRASH!*

*¡CRASH!*

Caían unos a uno como piezas de dominó.

Solo empleando el viento empujado producido por la fuerza de la mujer que, al igual que al resto, se le proporcionó el aumento de nivel, equiparándose con los aventureros de nivel 5, fue capaz de eliminar una hilera completa de enemigos.

No obstante... los enemigos, a pesar de disminuir en cantidad, seguían apareciendo.

-Demonios...-Se lamentó Aisha, quien estaba visiblemente agotada.

-¡SOLO QUEDA UN MINUTO!-Alertó Lili.

El aura dorada que los rodeaba se debilitaba, indicando que pronto se acabaría el tiempo de uso de Uchide no Kozuchi.

-¡Los enemigos no dejan de aparecer! ¡Si perdemos el aumento no los detendremos!-Daphne declaró, acabando con tres enemigos a la vez.

*¡CRASH!*

*¡CRASH!*

*¡CRASH!*

Mikoto corría por encima de los cráneos, desprendiéndolos del resto de sus cuerpos y dejándolos caer.

-¡Ahora, Welf-Dono!-Dio la indicación al herrero, apartándose del radio de ataque.

-¡HAI!-Respondió este, empuñando su espada mágica y...

*¡BOM!*

Disparó otra llamarada, carbonizando lo que estuviese a su paso.

-También estoy quedándome sin mente... ¡Hay que eliminarlos rápido!-Avisó el pelirrojo, agotado por el constante uso de su arma que le consumía mente en cambio de producir las ráfagas de fuego.

Antes de tener el tiempo de tomar aire para continuar, los enemigos se acumularon.

Aunque...

*¡ZOOM!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Todos los Spartoi que se colaron a la zona de Daphne, Mikoto y Welf fueron despedazados a una increíble velocidad. Propia de una primera clase.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Un rayo esmeralda se movía tan rápido que solamente dejaba su pisada incrustada en el piso y cientos de huesos esparcidos.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡HASTA QUE POR FIN TE DIGNAS A REGRESAR!-Dijo Aisha, enojada.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Una mujer de orejas largas, capucha y capa verde apareció a su espalda.

*¡SLASH!*

Cruzando su espada de madera a escasos centímetros del rostro de la amazona, derrotó a uno de los monstruos.

-¡Tch! ¡Presumida!-Reclamó.

-En el cielo de un bosque ahora distante. Estrellas infinitas dispersas en el interminable cielo nocturno-.

Murmuró la elfo, sin frenar su avance.

*¡SLASH!*

-Responde a mi insensata voz, dame ahora la protección divina de del fuego estelar-.

Se impulsó para cargar en contra de los enemigos y uno a uno cayeron derrotados sin siquiera saber qué fue lo que los derrotó.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-Dale la misericordia de la luz a quien te abandonó. Ven, viento errante, el viajero errante-.

El cántico proseguía sin detenerse o titubear.

Caminando por las paredes laterales, se alejaba del peligro y tomaba altura para su acto final.

-Cruza el cielo y corre por el desierto, corre más rápido que cualquier otra cosa. Imbuye la luz del polvo de estrellas y destruye al enemigo-.

*¡CRASH!*

Incrustó su bota en la superficie rocosa y, de un segundo para otro, abandonó esa ubicación, posándose encima de ellos y volteando por los cielos.

-¡LUMINOUS WIND!-Gritó, invocando varias esferas de color verde que se posaron a su lado. Un viento de este mismo color la envolvió y, cuando levantó su espada, apuntando al objetivo, estos orbes de energía salieron disparados a toda velocidad.

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

Docenas de explosiones simultáneas despedazaron todo lo que estuviese a las proximidades de donde estas esferas caían.

Miles de huesos volaron por los aires.

Muchos de estos fueron despedazados, reduciéndose a trozos o de plano convirtiéndose en polvo.

La elfo responsable de esta destrucción, planeando con la capa que cubría su espalda, fue perdiendo altura hasta que por fin la punta de sus botas tocaron el suelo y el ruido estruendoso de su magia impactando con sus objetivos cesó.

Ahora solo se escuchaban piedras cayendo y fuego extinguiéndose conforme los segundos transcurrían.

La nube de polvo se levantó, impidiendo que se viese a través de ella. Pero no era necesario hacerlo para saber que ella cumplió su cometido.

Los Spartoi fueron eliminados.

Y justo a tiempo, la luz dorada que antes acompañaba a la verde desapareció, terminándose así el efecto de la magia de la renard que potenciaba el nivel de los aventureros.

Ella se posó de espaldas a su obra, caminando hacia donde le restó de sus compañeros la esperaban.

-Ryuu-Sama es increíble...-Fue el comentario de Haruhime ante la imponente figura de la elfo, quien cambiaba hacia ellos, restándole importancia al acto de poder que recién efectuó.

-Pero increíblemente estúpida-Complementó Aisha, la amazona de la familia hermes, frunciendo el ceño.

"Esa idiota nos va matar..." Pensó, cerrando el puño, totalmente enojada.

La respiración en la hija de Astrea se agitó.

Si bien era, por mucho, la más fuerte de ahí. Eso no la eximía de cansarse por la gran cantidad de contrincantes a los que debía eliminar si quería rescatar a su amado.

El uso de su magia aunado al poco descanso le pasaba factura.

-Ryuu-Sama. Si no se relaja o detenemos el andar, moriremos antes de siquiera alcanzar los pisos profundos-Comentó la Hobbit, preocupada por el bienestar de la elfo y del resto de los miembros del grupo de exploración que ahora se convirtió en uno de rescate.

La peliverde, ya casi rubia, arrugó las cejas.

-No me detendré... no hasta que vea a mi Bell sano y salvo... hasta entonces, no me importa cuando sufra o si el cansancio me azota... yo continuaré...-Respondió, aferrándose al mango de su espada.

-Entre más dure este rescate... hay menos posibilidades de rescatarlo con vida...-Contestó, temiendo por la salud de su pareja, quien todavía no muestra señales de vida a pesar de tratar de comunicarse con él por medio del Oculus que guardaba en su bolsillo.

-Así que, por favor, dame una poción para recuperar mente. Si así lo desean ustedes descansen, yo continuaré-Pidió a la soporte, extendiendo la mano.

Ni siquiera fue una poción de curación, fue una para abastecer su capacidad mágica. Esa chica iba en serio a por todas.

Lili desistió en su intento de convencerla de frenar y, metiendo la mano en su mochila, lanzó el pedido de la elfo.

-Gracias-Recibió como respuesta.

Ryuu bebió el contenido, lista para proseguir en el rescate.

Dio la vuelta, posándose de frente al oscuro abismo que la guiaría a los siguientes pisos del calabozo, rogando desde lo profundo de su corazón que ahora sí estuviese ahí Bell.

-Espera, mocosa-Fue detenida por Aisha, quien posó la mano encima de su hombro.

-¿Qué sucede?-Interrogó la chica. Su voz era vacía.

-¿Planeas matarnos a todos? ¿Qué acaso no escuchas lo que dices? No se trata de una simple expedición a los pisos inferiores, hablamos de los malditos pisos profundos donde habrá más de esas cosas. Entiendo tu desesperación por salvar a Bell, pero si no le permites al resto recuperar energías, morirán y tú cargaras con esa sangre manchándote las manos. Y, tampoco consideras tu propia vida. Estas tan empeñada en rescatarlo que no piensas que se arriesgo con tal de asegurar tu vida-Explicó la amazona.

De repente la agarró del cuello de la camisa, acercándola para que estuviesen cara a cara.

La expresión pasmada en la hada era mayúscula.

-¡No hagas que su sacrificio sea en vano, idiota! ¡Si tú mueres no habrá valido la pena!-Gritó, soltándola de repente con un pequeño empujón.

-Pero...-Ryuu quedó sin palabras, agachando la cabeza.

Su miedo de perder nuevamente a quienes ama no le permitía pensar en claro. No dimensionaba la clase de peligros a los que se enfrentaba y mucho menos se percataba del daño que le causaba al resto, y, sobretodo, a sí misma.

-Él te dijo que confiarás en su retorno. Así que, hazlo. En caso de que esté con vida, siendo ésta la opción más obvia, no verá otra cosa que cadáveres que intentaron rescatarlo. ¿Cómo crees que se sentiría?-La hija de hermes atacaba fuerte. No le importaba lo filosas que fuesen sus palabras, si así conseguía que ella, una querida amiga, recapacitara y tomara rienda de su cabeza y corazón.

Como si de un animalito regañado se tratase, agachó la cabeza.

No era capaz de negar el punto de la morena, sin embargo, tampoco deseaba cederle la razón.

"Bell..." Lo nombró.

-Así que... ¡Abandona tu egoísmo, idiota!-Vociferó Aisha.

-Esa promesa nada lo romperá por parte de Bell. Pero sí de tu lado si mueres y no se reencuentran, maldita estúpida-Concluyó.

Ese regaño hizo entrar en razón a Ryuu. La hizo recapacitar.

Si ella muere y él, como se lo prometió, sigue vivo, solo lastimará a su amado.

Con los labios temblorosos y las lágrimas a punto de caer, decidió confiar en la palabra de su amado.

Limpió los residuos de su llano, usando la manga de su capa.

-¡LINNNNNNNNMORRRRRIAGGGGGGGGG!-Un chillido ensordecedor provino de la nube de escombros.

Todos voltearon instintivamente.

El ruido producido por aquel ser les lastimaba los oídos.

Fue ahí donde dieron con uno Spartoi hecho trizas, sin brazo y ni la mitad inferior de su cuerpo.

Este se arrastraba a duras penas hacia Ryuu, tratando de culminar su trabajo.

-¡CALLEN A ESA MALDITA COSA!-Ordenó Daphne.

-¡No se diga más!-Rápidamente Welf apuntó y...

*¡BOM!*

Redujo a cenizas los restos del monstruo con una simple ráfaga de su espada mágica.

-¿Qué fue eso?-Se preguntó Ryuu, apartando las manos de sus orejas. Como una elfo, tenía mayor sensibilidad a los ruidos fuertes a consecuencia de su audición mejorada.

-Desde el primer encuentro han estado gritando cosas sin sentido...-Cassandra habló, revelando el detalle del que se percató.

Esto despertó las miradas del resto.

-Entre menos es la distancia para llegar al piso 37, mayor son los balbuceos de esas cosas. Como tú y Aisha los eliminan muy rápido, no son capaces de oírlos, o mejor dicho, a ellos no les da tiempo de siquiera pronuncias palabra alguna-Explicó Daphne, confirmando lo dicho por su amiga, mientras terminaba de beber una poción de curación.

-Las palabras hasta ahora son al azar, sin ninguna estructura concreta que forme una oración. No obstante, jamás escuché que esas cosas hablaran tanto, a ningún monstruo de hecho. Ignorando a los Xenos, obviamente-Agregó Welf, estirando la mano para que Lili le proporcionara una poción que poseía el mismo efecto que la bebida por Ryuu anteriormente.

-No del todo... hay una palabra que se repite constantemente...-Recordó Mikoto.

-¿Y cuál es?-Interrogó la elfo.

-"Morir" casi al final de sus balbuceos sin sentido dicen "Morir"-Respondió la oriental, dando aviso de aquello que el resto no notó en sus enfrentamientos.

-O "Conejo, campana, hada" también he percibido cierto intención de su parte para nombrarla a usted, Ryuu-Sama. Y a Bell-Sama-Haruhime, a pesar de alejarse del centro de la batalla, gracias a su oído mejorado, consiguió descifrar eso.

-¿Nuestros nombres? ¿Por qué?-Ryuu se sostuvo la barbilla, pensando profundamente.

A pesar del desconocimiento respecto a esto, se preocuparon. No eran capaces de adjudicarlo a la coincidencia y eso causaba incomodidad en los aventureros.

Tal vez suene descabellado pero... ¿Y si los Spartoi tienen como objetivo darle fin a la vida del Bell y Ryuu?

Era difícil afirmarlo o refutarlo.

Ryuu suspiró largo y tendido. No tenía cabeza para estarse imaginando esas cosas.

Echó un vistazo a sus compañeros, repitiendo lo dicho por Aisha.

"Mis manos manchadas..." Pensó.

Ella no deseaba que por su egoísmo otros sufrieran, así que tomó una decisión.

-Descansemos hasta que Haruhime pueda reutilizar su magia. Quiero creer que es el tiempo suficiente para que también nosotros recuperemos energías-Dijo.

De cierto modo lo principal era que la renard pudiese continuar proporcionándoles el aumento de nivel. Sin eso, las probabilidades de salir victoriosos en los enfrentamientos que piso a piso se complicaban serían menores.

Así que, sin otra opción, cedió estos minutos para relajarse.

-¡Hai!-Respondieron al unísono. No obstante, habiéndose despistado, una figura completamente oscura cayó desde lo alto, justo en medio de los aventureros.

*¡PAM!*

De piel aterrizó.

*¡CRASH!*

Una espada color azabache se incrustó en las rocas.

Aisha y Ryuu reaccionaron rápidamente, blandiendo sus armas hacia aquello, pero...

*¡CLANG!*

Fueron detenidas en seco fácilmente, sin que el extraño se inmutara.

-¿Cómo osan dirigir el filo de vuestras armas para tratar de dañar al rey de la oscuridad?-Interrogó.

Solo necesitó de sus manos para evitar que los cortes lo alcanzaran.

Soltó la Podao y Alf's Lumina.

Aisha y Ryuu las bajaron.

-¡¿Quién eres tú?!-Preguntó amenazadoramente la elfo.

-Prepárense, porque pocos seres han sido capaces de vivir luego de que este sello se me fuese retirado...-Emanando una energía oscura, este posó las manos en los bordes de la capucha que le cubría el rostro.

Por alguna razón, en vez de infundir miedo en el corazón de los aventureros, como lo supondría esas palabras extrañas que buscaban ser amenazantes sin éxito, irradiaba cierta vergüenza ajena.

-Yo los guiaré...-Declaró, enseñando su cara morena, orejas largas y cabellera blanca.

-¿Dainsleif? ¿Qué haces aquí?-Aisha lo reconoció.

Cuando el apodo fue pronunciado, los demás identificaron a ese aventurero.

Se trataba de Hogni Ragnar, perteneciente a la familia Freya.

-¡Admiren al rey de la oscuridad! ¡Regocíjense y siéntanse seguros bajo el ala de este ser maldecido por el poder del sufrimiento eterno!-Se presentó, moviendo raramente las manos.

Una gota de sudor les bajó de la frente.

-¿Qué le sucede? Siento muchas ganas de cerrar los ojos e ignorar que este acto tan lamentable ocurrió-Comentó Daphne. Su expresión reflejaba desagrado, por no decir asco.

-Lili jamás conocerá a un aventurero normal... la imagen que Lili tenía de los primeras clases poco a poco se va denigrando-Dijo la soporte, golpeándose la frente ante la personalidad del elfo oscuro.

-¿Qué te trae por aquí, Dainsleif? Y... ¿Desde cuando nos sigues?-Interrogó Ryuu, indagando en él para conocer las intenciones de este miembro de la familia Freya.

-El misticismo de mis actos representan a quien soy. No indagues en la oscuridad sin esperar que esta te analice a ti. Por ahora el dios de la noche se comerá a todo pobre contrincante que ose salir en mi espeso domino. Descansen y preparen su poder-Contestó el elfo oscuro. Esa característica forma de hablar incomodaba a los aventureros, quienes, llegados a ese punto, prefirieron ignorarlo y activar el "sí" automático.

-¿Eh?-La rubia con puntas verdes ladeó la cabeza en confusión.

-Dice que él se encargará de los monstruos hasta que estemos listos para continuar. Lo mejor aquí es solo aceptar la ayuda e ignorar las motivaciones que lo llevaron a proporcionárnoslo-Explicó Aisha, dando su punto de vista.

Hogni asintió, confirmándolo.

-¿Cómo le entendiste?-Le cuestionaron.

-He tenido en la cama a sujetos muy raros. No diré nada más-Respondió a secas la amazona, sin profundizar en el tema.

"Asqueroso..." Fue el pensamiento colectivo ante esa revelación.

-¡De acuerdo! ¡Cualquier ayuda viene bien!-Welf cerró el debate.

Hogni asintió y caminó hacia adelante. Él pelearía mientras el resto lo siguen a una distancia segura para no ponerse en riesgo y de ese modo estar listos para lo que les esperaba en los pisos profundos.

Cuando el elfo oscuro cruzó al lado de Ryuu, este habló.

-Ella los vigila... los cuida... y siempre lo hará...-.

Los ojos de Ryuu se abrieron en demasía.

-No permitirá que nada le pase... a sus dos mortales favoritos...-Concluyó.

La elfo lo volteó a ver, confundida, pero él ya se había alejado.

De pronto sonrió. Ella era consciente de quién era "Ella".

"Syr... a pesar de que me fui del bar y que te he traído muchas molestia, sigues cuidando de mí como ha sido desde el primer día que me rescataste..." Pensó, feliz de que esa camarera, de la cual recientemente se enteró que era ni más ni menos que la Diosa Freya, sea su mejor amiga.

Y, recuperando el aire y los ánimos, al igual que la confianza en sí mismo. La búsqueda continuó, ahora acompañados de un primera clase.

En el calabozo, pisos profundos.

-¡Prueben la maldición de mi espada! ¡Renuncien a sus pobres existencias y déjense consumir! ¡Yo soy quien controla sus vidas y sus muertes! Y ahora quiero... ¡ASESINARLOS!-Los gritos de maniaco provenientes del elfo oscuro hicieron eco.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡SUFRAN! ¡SUFRAN!-Reí a carcajadas como un maniaco.

Los huesos se separaban.

Varios se quebraban.

Si los Spartoi tuviesen sangre, esta se derramaría en todas partes, pigmentando cada superficie es se hallará mínimamente cerca del resto de ataque del aventurero nivel 6.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Parecía deleitarse al acabar con los enemigos.

La velocidad.

La fuerza.

El poder.

Cada característica que reflejaba en sus ataques aterraba a quien le plantara frente.

El grupo que lo seguía de cerca no pudieron hacer otra cosa que quedar boquiabiertos y horrorizados.

-Increíble...-Murmuró el pelirrojo.

-¡Todos en la familia Freya están mal de la cabeza!-Gritó Daphne.

-No creo que...-Haruhime quiso verle el lado bueno, no obstante...

-¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡SURGE PODER MIO! ¡QUE LAS LLAMAS OSCURAS CONSUMAN TODO A TU PASO!-Hogni continuaba alzando la voz para burlarse y decir cosas que sinceramente al señor autor le está dando pena ajena de escribir.

-Haruhime-Dono. Sé que está en su naturalidad buscar lo mejor en los demás. Pero definitivamente él no es una persona cuerda-Mikoto, quien se comporta respetuosamente ante cualquiera, no fue capaz de defender al elfo, concordando con las malas opiniones.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Ningún ataque lo alcanzaba,

No había manchas de polvo en su uniforme, mucho menos arañazos que indicaran que los esqueletos asestaron un golpe.

-Este es el mundo de las primera clases...-Aisha quedó impresionada. La diferencia de fuerza entre Hogni de nivel 6 y ella de nivel 4 era amplia.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-Ni siquiera suda... es aterrador...-Ryuu, a pesar de que solo los distanciaba un nivel, no estaba ni cerca de alcanzar esa fuerza.

La precisión en los ataques.

El manejo de la espada.

Su inteligencia en batalla, contrario a lo que otros pensarían.

Su defensa impenetrable que no ha vacilado a pesar de la enorme cantidad de contrincantes que lo rodean.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Hogni hizo un corte horizontal, girando sobre su propio eje. Un corte limpio que rebanó en mitades superior se inferiores a docenas de Spartois.

-Lili cree que...-La Hobbit tragó saliva.

-Que... da miedo... no solo por su forma tan peculiar de ser... fíjense en su espada-Señaló la soporte, causando que el resto hiciese caso a esa indicación.

Los niveles 2 y 3 no fueron capaces de notarlo a simple vista. Al contrario, se les complicaba en demasía notar aquello que Lili mencionaba, a pesar de que ella también entraba en esa categoría. Pero no puedes comparar la visión de alguien que ha pasado toda su vida reconociendo detalles minúsculos.

No obstante, Ryuu y Aisha sí identificaron la técnica, o mejor dicho, la característica del elfo oscuro.

-Su espada... no toca a nadie...-Murmuró la elfo, pasmada.

Sí, así es.

Cada maldito corte no alcanzaba a los contrincantes, solo pasaba a una distancia considerablemente cercana.

Y, aun así...

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

No fallaba.

¿Acaso era el viento producido al blandirla lo que asesinaba a esos esqueletos?

Nadie lo sabe.

Solo estaban seguros de una cosa.

La familia Freya está repleta de...

-Monstruos...-Musitaron al unísono.

La brecha no hacia otra cosa más que agrandarse.

Desde el piso 31 hasta el 35 él a eliminado a los esqueletos sin pestañear. Sin detenerse a descansar.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Sin siquiera sudar...

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

La figura de antes que producía pena ajena cambió abruptamente a una que no desearías enfrentar.

Ese era el potencial y la fuerza de... Dainsleif...

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

La cantidad de Spartois se redujo a la nada.

-Increíble... derrotó a todos en menos de 5 minutos, mientras que a nosotros nos tomó casi una hora limpiar el piso 29-Fue el comentario de Welf, quien, a consecuencia de su herido orgullo, se propuso regresar al combate.

-Supongo que no permitiremos que se lleve el crédito completo por el rescate-La amazona sonrió, dando un paso al frente para pelear. Esa demostración de poder la puso cachonda y para calmar sus ansias apoyaría a Hogni.

-Sí, perdería valor nuestro esfuerzo anterior-Ryuu desenvainó a Alf's Lumina.

-¡A POR ELLOS!-Gritaron al unísono cuando del profundo abismo aparecieron monstruos.

Esta vez no eran solamente los Spartoi. Junto a ellos corrían los Barbarian que, desde el sacrificio de Bell, no se presentaban.

*¡PUM!*

Ryuu y Aisha cargaron de frente.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

La sangre de los monstruos parecidos a minotauros se derramaba en demasía.

Los huesos de los esqueletos se trituraban, convirtiéndolos en polvo.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Hogni reía desenfrenadamente, sintiéndose liberado.

Aquí podía actuar como siempre deseó.

No recibiría insultos de frente por parte de Allen y esos pequeños Hobbit.

Hedin no lo miraría decepcionado.

-¡PUEDO LUCIRME!-Gritó, emocionado.

Y... sintiendo que la energía lo rodeaba, atacó.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Uno a uno caían los enemigos.

Ese líquido escarlata manchaba el color blanco de las rocas.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡NO QUIERAS OPACARNOS!-Aisha se tomó esto como un reto y...

-¡Ven, campeón de los salvajes!-.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

La amazona dio inicio al cántico de su magia, blandiendo su Podao.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡Guerrero varonil, héroe fuerte, héroe codicioso e injusto. Demuestra tu valía si deseas la faja de la emperatriz!-.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Esa amazona amaba a los hombres, sin embargo, sí había una cosa que amar más que eso era... ¡PELEAR!

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡Satisface mi cuerpo, penetra mi cuerpo, mata mi cuerpo y demuestra tu valía. Mi espada hambrienta es Hipólita!-El final se acercaba, solo era necesario pronunciar dos palabras.s

Una luz roja emergió de su arma y, corriendo a donde la mayor cantidad de monstruos se hallaba, frenó.

Levantó la hoja y...

-¡HELL KAIOS!-Una onda expansiva de color rojo fue producida.

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

Los pies y piernas se elevaron, siendo empujados hacia atrás y sufriendo daño constante mientras la potencia los arrastraba.

-¡FUERZA SIN IGUAL! ¡ESPÍRITU DE PELEADORA! ¡TIENES POTENCIAL!-Hogni la reconoció, cruzando a su lado y...

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Matándolos antes de que la magia de la amazona lo hiciese por completo.

-¡OYE! ¡ESOS ERAN MÍOS!-Reclamó la morena.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡DEBES SER MÁS RÁPIDO PARA VENCERME! ¡PERO NADA SUPERA LA VELOCIDAD DE LA OSCURIDAD!-Contestó el elfo, a su modo.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡LUMINOUS WIND!-El grito de Ryuu los hizo voltear.

Al igual que antes, los orbes de energía esmeraldas salieron disparados al ejército conformado por Spartois y Barbarian.

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

*¡BOM!*

Los cuerpos de sus víctimas explotaban al entrar en contacto con esa magia.

La imponente figura de la hada surcando los cielos con la delicadeza de una flor, pero la potencia de un cañón, era simplemente admirable.

Cuando por fin tocó el suelo, cayó justo en medio de Hogni y Aisha.

-Dejen los juegos. Debemos rescatar a mi novio-Dijo seriamente, retomando el camino al siguiente piso.

-¡GRAAAAAAAAAA!-Uno de los Barbarian saltó desde el denso polvo, queriendo golpear a la elfo, pero...

*¡SLASH!*

Antes de que conectara, fue decapitado.

La cabeza rodó, brotando sangre desde el torso.

El cadáver se desvaneció, convirtiéndose en humo.

-Pobre de Bell si la hace enojar...-Murmuró Welf, quien incineró al Barbarian al que se enfrentó, anonadado por la violencia de la novia de su amigo.

-Limpio-Hogni limpió las sangre de la hoja de su espada.

Sí, otro piso infestado de monstruos fue liberado.

El silencio se presentaba.

Solo las pequeñas rocas que caían al suelo producían ruido.

No obstante, estas... vibraban.

Los agudos sentidos del aventurero de primera clase le alertaron.

-Pónganse detrás de mí...-Ordenó, perdiendo todo acto exagerado y palabras extravagantes.

*¡PUM!*

Una pisada dio el parteaguas de lo que se avecinaba.

*¡PUM!*

Otra le siguió.

-Imposible... se supone que se generaría dentro de una semana...-La respiración de la soporte se volvió irregular.

*¡PUM!*

-No hay de qué preocuparse. Con Dainsleif de nuestro lado, él no debería representar peligro alguno-Daphne restó importancia ante la presencia de aquel poderoso aliado.

*¡PUM!*

*¡CRACK!*

Las paredes se agrietaban.

*¡CHIRRRRRRRRRRRRR!*

Un potente chirrido, como si un objeto de metal fuese arrastrado, se originó en la separación del piso 34 y 35.

*¡PUM!*

*¡PUM!*

*¡PUM!*

-Es... más grande...-Hogni tragó saliva.

-Mucho... más grande...-Agregó, luciendo nervioso.

Este actuar en el aventurero de mayor fuerza entre ellos no les dio buena espina.

Y, entre las sombras, se asomó a el gigantesco...

-Udaeus...-.

Gracias Mikoto.

Efectivamente, se trataba del jefe de piso en los pisos profundos.

El gigantesco jefe de los Spartoi que imponía respeto solo con su mera presencia.

El... Udaeus...

En su mano sostenía una espada gigante color azabache que arrastraba, creando una enorme grieta a su paso.

-Es... diferente al que se enfrentó Ottar... ese es... por lo menos el doble de alto y... fuerte...-Murmuró Hogni, recordando el enfrentamiento entre el capitán de la familia Freya y la bestia a sus narices.

-El soberano de la muerte... el rey de la antivida...-Fueron los apodos con los que lo recibió.

Si se supone que el Udaeus podría ser derrotado por los niveles 6 altos... ¿Por qué el miedo no abandonaba su cuerpo?

-Ahora entiendo por qué los Spartoi y Barbiarian escaparon del coliseo...-Comentó Aisha.

-Y la razón de que Fels desapareciera...-Complementó Welf.

La boca del monstruo se abrió lentamente...

Una luz púrpura se produjo en ella...

La piedra mágica detrás de su esternón se encendió...

-¡CUIDADO!-Hogni corrió a la máxima velocidad que su estado le permitía y...

*¡PUM!*

Lo golpeó en el mentón.

No obstante...

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Un rayo púrpura despedazó todo lo que hubiese a su lado, comprometiendo el techo y dejando caer cientos de piedras de enorme tamaño.

O ese sería el caso si...

-Lava...-Ryuu notó que las rocas que componían el techo se derritieron.

Para que eso fuese posible, la temperatura del ataque debería ser increíblemente alta.

-¡HUYAN! ¡HUYAN TODOS!-Ordenó Hogni, cayendo al suelo después de saltar para alcanzar la boca del monstruo y así cambiar la trayectoria del ataque.

-¡NO PODEMOS DEJARTE SOLO!-Respondió Ryuu, preocupado por el bienestar del elfo.

-¡YO NO IMPORTO! ¡FREYA-SAMA NO DESEA QUE MUERAS!-Contestó.

-¡COMO TU DIOSA SUFRIRÍA SI TE PIERDE!-Replicó la hada.

*¡CRASH!*

El pesado cuerpo del Udaeus, debido a la potencia del golpe, fue empujado unos centímetros, chocando la cabeza con el techo.

-¡GRRRRRRRRRRRRRAGHHHHHHHHHHHH!-.

Enojado, abrió la mano y apuntó hacia el causante de su dolor.

De sus huesos se desprendieron decenas, sí no es que centenas, de Sparotis, los cuales salieron disparados como kamikazes hacia él.

-¿Desde cuándo puede hacer eso...?-Preguntaron los demás.

-¡TCH!-Chasqueó la lengua, preparándose y, en el aire.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Destruyó a todos. Pero él no dejaba de sacarlos, tirando más y más.

Recuperando el equilibrio y aprovechando la distracción del elfo, el Udaeus elevó su esquelético dedo y abrió la boca.

-¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEE!-Gritó fuerte y claro, señalando a... Ryuu...

La luz púrpura volvió a generarse.

La piedra mágica, que fungía como batería, cargó el ataque y...

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

El rayo, como la vez anterior, derritió todo a su paso.

El enorme calor que este emanaba era tal que, incluso a varios metros lejos de este, era sentido por ellos.

-¡QUÍTENSE DE EN MEDIO!-Dijo Hogni, quien no pudo reaccionar como antes.

*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Ante la mirada atónita de la elfo, quien veía como ese ataque se dirigía a ella, antes de que este la alcanzara, algo ocurrió...

-¡ARGOVESTA!-.

*¡CRASH!*

Ese grito provino desde las paredes, despedazándolas y permitiendo que una figura saliese de estas.

*¡SCRAAAAAACH!*

Las piernas del susodicho derraparon, interponiéndose entre Ryuu y el rayo púrpura.

-¡BELL!-Todos lo nombraron, identificándolo.

Repleto de sangre y casi sin armadura, el peliblanco que irían a rescatar se hallaba ahí.

En su mano derecha sostenía la daga Hestia o... ¿Espada Hestia?

-Por favor que esto funcione...-Rogó el muchacho, cerrando los ojos y sosteniendo la espada azabache con ambas manos para así resistir el impacto que venía a quemarropa.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-El gritó de Bell no se hizo esperar.

Sus talones se incrustaban en el suelo, derrapando y agrietándolo.

Pero, por algún motivo... la energía expulsada en ese disparo no lo quemaba...

Al contrario, era como si la espada... la absorbiera...

Entre mayor era la energía que se almacenaba en la espada, la longitud y anchura de la hoja aumentaba.

Hasta que...

Una arma de cuatro metros de largo y dos de ancho era empuñada por el conejo.

Bell volteó a su espalda, mirando a su chica.

-Te dije... que confiarás en mí...-Declaró, sonriéndole.

Ryuu, derramando lágrimas de felicidad, respondió.

-¡Gracias por regresar!-.

Tras esto, Bell regresó la mirada hacia su contrincante.

-Permíteme... ¡REGRESÁRTELO!-Gritó, apuntando al monstruo.

Y...

*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Un rayo idéntico al anterior, solo que de color blanco, le fue devuelto al Udaeus.

Este rápidamente puso su espada negra y...

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

La espada Hestia se puso al rojo vivo, quemando las palmas de Bell.

-¡ESTO ESTÁ LEJOS DE ACABAR! ¡HOGNI, VEN AQUÍ!-Ordenó el peliblanco, gritando a todo pulmón y llamando al hijo de Freya para tomar distancia de ese colosal jefe de piso.

-¡SÍ!-Respondió.

En un rápido moviendo...

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

Se deshizo de los esqueletos y se distanció de ellos, posándose al costado del joven al saltar de espaldas.

Cuando el vapor de la explosión, junto a la nube de escombros producto de esta, se disipó, presenciaron el estado del Udaeus.

La espada yacía intacta, sin sufrir daño.

No obstante... no se podía decir lo mismo de él.

Varios trozos de huesos se derritieron, otros se carbonizaron o incluso se desprendieron de él.

La cabeza y la piedra mágica no recibieron daño, como si esa hubiese sido su intención.

Los ojos violetas los miraron y...

-¡GRAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHH!-Un gritó de extremo sufrimiento salió de la bestia azabache.

De las paredes del calabozo salieron cientos de Spartoi, que fueron invocados por el llamado.

Estos se fueron acumulando en él, fusionándose los unos a los otros y uniéndose al cuerpo del Udaeus, regenerando las partes perdidas.

El pensamiento fue el mismo...

"Udaeus irregular...".

-¡Hay que destruir la piedra mágica! ¡Solo así será derrotado!-Fels emerge a espaldas de las chicas de la familia Hestia y Miach.

Sí... aquella persona a la que fueron a rescatar seguía viva...

-¡BELL CRANEL!-El monstruo, recuperando las partes perdidas, nombró al conejo protagonista fuerte y claro.

Ya no eran coincidencias. Iba a por él.

-Aquí estoy... monstruo. No importa lo que hagas, calabozo, saldré victorioso cada que quieras eliminarme...-Murmuró Bell, sonriendo de forma desafiante.

No había modo de escapar de este enfrentamiento inevitable...

-Le daré el final feliz que Ryuu tanto añoró... y nada ni nadie lo impedirá-Finalizó.

"Espero una gran recompensa, Freya-Sama" Pensó Hogni, a costas del peligro rival.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

Últimamente he notado que tanto las vistas como los votos y los comentarios aquí han disminuido. No sé a qué se deba o si varios han perdido en interés por el fic, pero prometo hacer lo mejor por si le para que los capítulos sean de agrado suyo. Recuerden, me gusta leer sus comentarios para saber qué les gustaría ver en el fanfic y así pensar su agregarlo o no.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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