Capítulo 28. Te amo, Ryuu.
En el capítulo anterior.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
En el momento en que la mujer aterrizó a salvo, una avalancha de escombros se precipitó sobre el peliblanco. La tierra temblaba y la oscuridad lo envolvía mientras los escombros caían sobre él, enterrándolo bajo una montaña de destrucción al igual que a los monstruos que los perseguían. Cada fragmento que caía era un recordatorio del sacrificio que había hecho por salvar a la mujer.
Mientras los minutos pasaban y el polvo se asentaba, la elfo se levantó mientras las piernas, al igual que el resto de su cuerpo, le temblaban y las lágrimas inundaban sus ojos. Miró el lugar donde él, su amado, había estado parado, ahora sepultado. Un profundo silencio llenó el aire, siendo roto solo por un único grito desgarrador y repleto de miedo, al igual que de angustia, que aterró todos los corazones.
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-¡BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEELL!-.
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En el capítulo actual.
-I-Imposible... B-Bell está...-Las palabras de la humana peliazul ante el silencio sepulcral que abundaba en el calabozo hacían eco en el piso del calabozo ante las miradas atónitas y repletas de terror en los presentes.
-¡No te atrevas a terminar esa oración!-Regañó Ryuu, volteándola a ver.
La nerviosa chica saltó del miedo ante esto.
La elfo corrió a la pila de escombros, retirando las enormes rocas de en medio a gran velocidad.
-¡Ayúdenme! ¡Tenemos que rescatarlo!-Ordenó, sacando del trance a los miembros de la exploración, quienes fuero a auxiliarla.
-No puede ser... te salvaremos, te salvaremos-Se repetía Ryuu, desesperada por retirar todo lo que se interpusiera entre ella y el cuerpo de su amado, quien seguramente yacía sepultado ahí.
"No mueras, no mueras..." Pensaba, lagrimeando.
Sus uñas se partían al apartar todo estorbo en su camino, cubriéndolas de sangre.
-Es demasiado... y eso no es todo... si abrimos esto, los Barbarian... Spartois...-Welf recordaba que una horda de monstruos los esperaría al atravesar la barrera de rocas que separaba el túnel de donde ellos estaban.
-¡Eso no importa! ¡LO ÚNICO QUE QUIERO HACER AHORA ES SACAR A BELL DE AQUÍ!-Respondió la peliverde, casi rubia, ante el razonamiento del pelirrojo.
-Ryuu-Dono... mire-Mikoto interrumpió, tal parece que había descubierto algo.
La pareja del conejo se dirigió a donde la oriental la llamó.
Se trataba de un pequeño espacio que permitía ver lo que había del otro lado.
-Una cueva...-Susurró, tan pronto observó un enorme hueco en el lugar donde Bell enterró su daga para taponear el túnel.
-Es como esa vez en contra del Lambton...-Murmuró, rememorando la ocasión en la que él y ella se enfrentaron a Jura y sus bestias.
-Hay superficies que tienden a ser menos rocosas que el resto de los pisos en el calabozo, si tuviese que apostar al lugar donde Bell se encuentra, estoy seguro que es al fondo de esto. Sin embargo... ¿Qué tan alta es la caída? ¿A dónde llega?-Cuestionó Aisha, frunciendo el ceño.
-Iremos-Declaró la elfo, sin pizca de duda.
-Claro que iremos, pero debemos hacer un plan. Ir directamente podría ser un suicidio. De nada servirá intentar ir a su rescate si antes de siquiera alcanzarlo morimos. El calabozo enloqueció y generó tantos Spartoi y Barbarian que fácilmente llenarían el coliseo del piso 37. Debemos pensar con la cabeza fría cuál será nuestro siguiente movimiento-Expresó Daphne, sin dejarse llevar por el miedo o las ganas de rescatar al joven peliblanco. Comprendía lo que significa para muchos, incluso para ella, no obstante, aventarse a lo desconocido sin estar lo suficientemente preparados era un suicidio.
Todos agacharon la cabeza, apretando los puños, enojados. No había forma de que replicaran eso, ella estaba en lo correcto. A pesar de que era su amigo de quién se trataba, o novio en el caso de Ryuu, todavía debían recordar que de nada serviría ir a por él si mueren en el camino.
-Debemos regresar a Rivira y planificar su rescate, o si no...-Continuó la aventurera pelirroja, siendo interrumpida.
-¡De ninguna manera! ¡No me iré de aquí!-Gritó Ryuu.
*¡CRACK!*
Enterró su espada de madera en la apertura de las rocas.
-¡Aguarda, elfa tonta!-Aisha quiso detenerla al notar que susurraba unas palabras a gran velocidad, palabras que no fueron escuchadas por los demás, pero que sospechaban de qué se trataba.
Un brillo verde rodeó el cuerpo de la aventurera y...
-¡LUMINOUS WIND!-Gritó a todo pulmón.
Varias esferas de ese mismo color se formaron encima suyo y...
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Como si de un control perfecto de magia se tratara, se concentraron en la punta de la espada, siendo disparadas a gran rapidez a la pila de escombros, destruyéndolos con suma facilidad y abriendo paso a la muchacha, quien de ninguna manera abandonaría a su amado.
El polvo y las pequeñas piedras caían al suelo, tapando la visibilidad de los aventureros y compañeros de grupo.
-Sé que es imprudente... sé que podría morir, sin embargo...-Decía Ryuu, dándole la espalda al resto y afianzando el agarre en el mango de su arma.
-¡Eso no le importó a Bell cuando fui yo quien estuvo en peligro! ¡Si él no consideró todo ese riesgo con tal de ir por mí y rescatarme, sería un insulto que yo no hiciese lo mismo! ¡Así vaya sola o ustedes conmigo, iré por él!-Vociferó, repleta de determinación y limpiando con su manga las lágrimas que continuaban deslizándose de sus ojos.
-Yo sé que está vivo... él no me abandonaría, jamás lo haría...-Dijo, en un tono de voz más bajo que el anterior.
Apretaba su pecho. El corazón le dolía, sin embargo...
"-¿Confías en mi?-".
"-Entonces... confía en que sobreviviré... no planeo alejarme de tu lado ni morir...-".
Las palabras que el peliblanco dijo antes de sacrificarse resonaron en su cabeza.
-No se alejaría de mi lado ni moriría...-Adicionó.
Retiró las humedad de sus mejillas y caminó hacia el camino despejado, preparándose para saltar al vacío desconocido.
-¡Espere Ryuu-Sama!-Lili corrió hacia ella.
-Lili, perdón, pero no planeo detenerme...-Respondió frívolamente.
-¡Sé donde puede estar Bell-Sama! ¡El mapa! ¡El mapa lo dice!-Reveló, haciendo que la elfo frene en seco.
-¿En serio...?-Interrogó, captando la atención de Ryuu.
La soporte se acercó a ella, quien tuvo que inclinarse ligeramente para poder mirar lo que ella le quería enseñar.
-Mire, si bien los cruzamientos de este túnel muestran que hay dos caminos, el que tomamos, de donde salieron los Barbarian, tiene un giro llegado a cierta profundidad y, al continuarlo, terminas en una entrada secreta del palacio blanco en el piso 37, es por eso que el suelo debajo de Bell-Sama fue lo suficientemente delgado como para crear el hueco y caer por este. El detalle está en que, para llegar a este, se deberá atravesar inimaginables peligros en un espacio muy reducido, disminuyendo considerablemente nuestro margen de maniobra, así que, sí le pregunta a Lili, la mejor opción para llegar al piso 37, es tomando el camino normal, en él al menos podremos avanzar de frente-Informó Lili, tratando de dar la mayor cantidad de detalles posibles para que de ese modo tomaran una decisión correcta. Si bien saltando desde el agujero en el suelo del pasadizo era la forma más rápida de llegar, también era la más peligrosa al no saber qué habría allá abajo. Eso sin contar la caída que era considerablemente alta.
-Pelear desde ahí hasta el piso 37 o tomar los atajos con el potencial peligro de que nos veamos acorralados y muramos... vaya, las opciones son igual de malas, nada raro en nuestra familia-Welf comentó, inyectándole sarcasmo a su declaración.
-Cualquiera que sea la opción, la apoyaremos, Ryuu-Sama-Haruhime habló, demostrándole su plena y total confianza. Ella tampoco abandonaría a Bell porque, al igual que él hizo con Ryuu, fue salvada por el peliblanco a pesar de los múltiples riesgos que eso representaba.
-¡Sí! Bell siempre nos salva, es nuestro turno de ir por él y enseñarle que también podemos serle útiles, que no estamos conformes con ser las víctimas por el resto de nuestras vidas-Dijo Cassandra, apoyando la resolución de Haruhime y, por consiguiente, a la decisión de Ryuu sobre ir a por Bell sin ninguna clase de ayuda externa.
Daphne se frotaba los párpados con desdén.
-Tal parece que la razón no es algo que consideren a la hora de meterse al calabozo. Son una bola de idiotas, pero yo lo soy más al aceptar que esto. Estoy dentro, si no voy y le pasa algo a Cassandra o alguno de ustedes no me lo perdonaré-Dijo, uniéndose a esa locura.
Ryuu, mientras los ojos le brillaban por ver que no estaba sola, vio a cada uno de ellos, recibiendo una confirmación al asentir.
Bajó sus párpados y sonrió.
Desenterró su espada de las rocas y apuntó hacia adelante.
-¡Bien! ¡En camino! ¡Debemos salvar a Bell!-Dijo, tomando el liderato del grupo.
-¡Hai!-Responden al unísono.
Y de ese modo se dirigieron a gran velocidad hacia la boca del león, o en este caso, del calabozo.
A la distancia, una persona cubierta por una túnica negra los espiaba.
"Freya-Sama va regañarme... y ni el reino de los demonios podrá salvar mi alma negra de la furia de la deidad" Pensó, persiguiéndolos sin que estos se enteraran de su presencia.
El viento empujaba su capucha, revelando un par de orejas largas que lo asociaban a la raza de los elfos, aunque su tonalidad de piel era oscura si se compara al resto de las hadas de bosque que abundan en la ciudad de Orario.
-Maldigo la hora en la que decidí quedarme a comer un emparedado, fui el único al que Helun encontró en Folkvangr y me tocó protegerlos...-Comentó, sacando dicho emparedado cubierto por papel y dándole una mordida.
A pesar de su falta de ganas de estar ahí, le interesaba ver qué sucedería. Helun le comentó que protegiera a Bell y a Ryuu, pero esta tarea se vio imposibilitada porque llegó justo en el momento en el que el peliblanco se arriesgó para proteger al resto.
-El caballero de la luz no temió que su llama se apagara al enfrentarse a la tempestad sin la preparación adecuada. Respeto su valentía, a pesar de que ahora a este pobre ciervo de la oscuridad le corresponde alargar su travesía indefinidamente. Estoy seguro que su eterno brillo no fue extinguido. Así que, habrá que poner manos a la obra-Declaró, dando su impresión sobre el accidente que presenció.
En el calabozo, palacio blanco.
Bell yacía tirado en el suelo, desmayado. Su cuerpo estaba cubierto de heridas y quemaduras, su cabeza estaba abierta y sangre brotaba de la misma.
*¡Crack!*
*¡Crack!*
*¡Crack!*
Las rocas continuaban cayendo desde lo alto del túnel improvisado.
Las llamas recubrían la superficie del mismo.
Varios Spartoi y Barbarian morían lentamente por las quemaduras. El olor a carne chamuscada y pelo quemado sería lo suficientemente desagradable como para que cualquier humano decidiera huir de ahí, no obstante, no era posible para nuestro conejo, quien no mostraba reacción alguna.
Sus ojos intentaban despegarse con suma dificultad debido al cansancio y a la sangre que los cubría.
-R-Ryuu...-Nombró a la chica, su chica, levantando su brazo lentamente con claro agotamiento y demasiado esfuerzo para esa tarea aparentemente sencilla.
El dolor de las heridas era, junto al sabor de sangre en su boca y el olor a hierro producto de esta misma, la única sensación que tenía y la que lo mantenía consciente.
-Grrrrrrr...-Un gruñido provino desde la densa oscuridad que se extendía en uno de los pasadizos del palacio blanco.
-Debo... levantarme...-Murmuraba el muchacho.
Era consciente del riesgo en el que se ponía al permanecer mucho tiempo quieto en una zona tan transitada como era el palacio blanco. Tarde o temprano algo lo encontraría y ese sería su fin al no contar con la suficiente energía ni salud para enfrentar los peligros del piso 37.
-¡Ugh!-Salió ese quejido de dolor al intentar hacer un movimiento brusco.
Bajó la mirada solo para percatarse de otro percance que le impediría huir a un lugar seguro.
-R-Rota... era de esperarse...-Dijo, dándose cuenta de que los huesos de su pierna izquierda desgarraban el músculo y la piel.
*¡Crack!*
*¡Crack!*
El sonido de huesos chocando entre sí alertó al conejo.
-Sí... definitivamente no son los míos...-Pensó.
Desde su derecha se aproximaron varios Skull Sheep al ser llamados por el ruido de la explosión anterior.
-Demonios... ¡Ugh!-Trató desesperadamente de pararse, evitando realizar cualquier clase de ruido que revele su posición a los monstruos semejantes a ovejas.
"Le dije a Ryuu que confiara en mí, le prometí que no moriría, así que vamos, Bell Cranel, no quedemos como mentirosos ¡Levántate!" Se echó ánimos, ignorando el dolor en la pierna.
Su piel se teñía de rojo por el se esfuerzo. Sus mejillas se inflaban al contener el grito que buscaba salir a consecuencia de las heridas.
Sujetó la bufanda de piel se Goliath, que gracias a todos los dioses no se desprendió de su cuello tras la caída.
-Voy a hacer un cabestrillo... tal vez no ayude mucho, pero así al menos evitaré que el hueso continúe desgarrando músculo-Se dijo a sí mismo.
Buscando entre los escombros algún objeto que cumpliera la función de una vara de madera, encontró un hueso de Spartoi. Su tamaño era el suficiente para hacer el trabajo.
Lo posó al costado exterior de su pierna y dio una vuelta con la bufanda para fijar el agarre.
La parte difícil era la que seguía... apretar el vendaje.
-¡Ughhhhhh!-Soltó es gruñido de incomodidad tan pronto apretó.
Desenfundado su daga de cuerno de unicornio, la posó en su boca, al menos el lado sin filo y la mordió, evitando que el ruido producido fuese mayor.
"Todo de una vez, si lo hago lento tomará más tiempo y dolerá mucho" Pensó.
Mentalmente contó...
3...
2...
1...
Y...
-¡UGHHHHHHHHHHHHHAHHHHHHHHHH!-Apretó firmemente el nudo,
Su respiración se vio acelerada, queriendo gritar y llorando a consecuencia del dolor que le representaba esa potente punzada y calor en la pierna.
No obstante, era necesario.
Poco a poco el dolor desaparecía y el calor iba en aumento, provocando que los nervios fueran perdiendo sensibilidad y la sangre dejara de salir.
Los huesos iban introduciéndose nuevamente, si bien las puntas afiladas resultantes de la rotura de dicha estructura ósea todavía se asomaba, ya no era por completo.
"Ahora... cauterizaré esto..." Él ya había planeado lo próximo a realizar tras esta pequeña victoria.
Retirando los seguros de la pechera de su armadura y la retiró. Tras esto se presentó una mancha de sangre que empapaba la camisa negra del joven. De esta, un objeto sobresalía, el cual parecía incrustado en el centro de su pecho.
Al desgarrar la tela se reveló qué lo causó.
Era una hoja de metal, la cual fue clavada en su pecho antes de que la explosión arrasara con todo.
-C-Creí que lo había evitado... supongo que no fue así... ese maldito Sportoi consiguió herirme...-Susurró, rememorando que, segundos antes de invocar su magia "Firebolt" para que la explosión se expandiera por todo el terreno, uno de esos monstruos esqueletos armados apuntó su espada hacia él, atravesando la pechera y acercándose peligrosamente a los órganos vitales luego de destruir el mango del esternón.
-Es por esto que... me duele el pulmón derecho...-Dijo, relacionando esa herida con el ardor al inhalar oxígeno. Como sus pulmones se llenaban por completo, estos, en especial el del lado antes mencionado, chocaban con la hoja enterrada lo suficientemente profundo como para introducirse a la cavidad pleural y derramar el liquido del resto de las capas.
Sentía que el líquido, entre mayor era el derramamiento, menos lograba respirar correctamente e hioerventirlarse solamente agravaba el problema.
-Jeje... ¿Cómo lo sacaré...?-Se cuestionó. La hoja de la espada se quebró dentro, por lo que era poco accesible desde fuera.
*¡Crack!*
*¡Crack!*
Las Skull Sheep se movilizaron, abandonando su búsqueda y caminando para curiosear en el resto de los escombros en busca de algo que les interese.
Esto aumentó el pánico en el peliblanco.
Agarró la pechera y la amarró nuevamente.
-Una pierna rota... mi pulmón colapsándose y casi en Mind cero... esto definitivamente es el palacio blanco...-Murmuró, mofándose de la situación tan precaria en la que se metió.
"Volveré... Ryuu... no permitiré... que derrames lágrimas por mí..." La sonrisa de la elfo se manifestó en la mente del conejo, siendo su motor para el reto que estaba a punto de enfrentar.
Se levantó sin causar ruidos, dejó de morder su daga de cuerno de unicornio y, ya de pie, caminó hacia cualquier lado que le permitiese alejarse del peligro.
Pero a veces... la suerte es una maldita perra que no te da lo que requieres.
-¡BLLLLLCRAAAAANLLLLLLLLL!-Un Barbarian habló, arrastrándose hacia el joven, sin piernas y la mitad de la cabeza despedazada.
*¡Crack!*
*¡Crack!*
*¡Crack!*
-Demonios...-De espaldas al peligro, Bell se lamentó.
Girando para plantarles cara, aceptó lo que el destino le dio. Jugará con las cartas que le tocó.
-Estoy muy agotado como para huir o tomar la iniciativa, así que...
Sus ojos brillaron y el aura blanca característica de "Argonauta" lo rodeó.
Sonrió descaradamente, sin importarle la desventaja que representaba no poder esquivar.
-¡VENGAN POR MÍ!-Gritó.
*¡ZOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOM!*
Varias estacas de huesos fueron disparados hacia él.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Usando su daga, repelió cada una de ellas.
-No me ganarán a distancia...-Murmuró.
-¡AHHHHHHHHHHH!-De repente se lanzó al ataque.
*¡SLASH!*
El cráneo de una de las Skull Sheep recibió un corte vertical, abriéndolo y...
-¡FIREBOLT!-.
*¡BOM!*
Estallando cuando la palma del herido conejo se posó a escasos centímetros de distancia de ella.
La primera había caído.
El crujir de sus huesos desgarraba el cartílago de las articulaciones y abría más y más la herida de su pierna. Pero, debido a la adrenalina y la falta de flujo sanguíneo, podía dejarlo pasar.
-¡SIGAMOS!-Dijo.
*¡ZOOOM!*
Una de las ovejas quiso atacar a escasos metros de distancia, sin contar que, aun en ese estado, los agudos desmentidos de un primera clase ni vacilarían.
*¡SLASH!*
Bell cortó la estaca y contraatacó.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-¡FIREBOLT!-.
*¡BOM!*
Como si se tratara de una calca de su enfrentamiento anterior, asesinó a la bestia.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Se movía a la mayor velocidad que su pierna le permitía, cortando los huesos de las ovejas para que el resto del trabajo lo cumpliera su magia sin cántico.
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Acababa con ellos sin pestañear, sin darles tiempo de reaccionar porque sabía que en el momento en que cometiera un error, sería su fin.
Si dañaban su pierna casi intacta era seguro que moriría.
Si perdía la concentración, lo lastimarían.
Y si bien el dolor lo mantenía consciente, una herida en el lugar correcto lo mataría sin lugar a dudas.
-¡AHHHHHHHHHH!-.
*¡SLASH!*
Mediante un tajo horizontal partió a la mitad a otra Skull Sheep con suma facilidad.
*¡SLASH!*
Una segunda que intento atacarlo por atrás fue rebanado en menos de lo que canta un gallo.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Varios huesos caían al suelo sin cesar, sin descanso, sin señales de detenerse.
Aun embargo, eso solo significaba que más y más enemigos se enteraban de lo que sucedía y rodeaban al peliblanco, complicando la situación y frenando el final de este combate.
*¡ZOOOOOM!*
Un proyectil surcaba los cielos, cortando el aire, hacia la cabeza del peliblanco.
*¡SLASH!*
Fue dividido antes de llegar a su destino.
-Las Peluda...-Bell identificó al nuevo espécimen que se unía a la batalla. Se trataba de las "Peluda" monstruos en forma dragones, color verde oscuro que se caracterizan por disparar espinas venenosas desde sus espaldas como si de flechas se tratasen.
Tres de ellas emergieron desde la espalda del muchacho.
-¡Fireb...!-Antes de realizar su cántico un dolor inmenso lo detuvo.
-¡Puah!-Escupió sangre.
Su pulmón... sufría de hemorragia.
Gracias a los bruscos movimientos el muchacho para terminar con todos ellos, la afilada hoja cortaba el pulmón cuando se inflaban tras una respiración.
*¡ZOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOM!*
Las estacas y las espinas venenosas vinieron de ambos lados.
-¡Firebolt!-Ahora sí invocó su magia, soltando la daga momentáneamente para liberar su mano y apuntar a ambos lados.
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Los rayos de fuego detuvieron los proyectiles, convirtiéndolos en cenizas.
Antes de que su única arma tocara el suelo, la atrapó.
-¡Grrrrrr!-Los gruñidos se hicieron presentes nuevamente y los Skull Sheep cargaron en contra de él, como si un carnero buscara cornear a una víctima.
Bell miraba a todas partes para conseguir librarse de la estampida de monstruos.
¿A su izquierda? Las Peluda.
¿Adelante? Una enorme pila de escombros.
¿Detrás suyo. Una pared rocosa color blanco.
Estaba realmente jodido.
Apretó los dientes y decidió darle la espalda a las Peluda.
El veneno podría contenerlo con su daga de cuerno de unicornio, las heridas que los múltiples golpes de las ovejas le propinarían, no.
Sin pociones ni magia de curación, debía acomodar sus prioridades.
-¡AHHHHHHH! ¡GAH!-Un grito ahogado por la sangre que llenaba sus órganos respiratorios fue lo que dio inicio al ataque.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Asesinaba a las bestias, a todas y cada una lo suficientemente cerca para que el rango de daño de su arma surtiera efecto.
Desgraciadamente para él no encontraba su daga Hestia, lo cual le permitirá atacar desde ambos lados.
*¡ZOOOOM!*
*¡SLASH!*
La primera de las espinas venenosas se incrustó en la espalda del peliblanco.
-¡Ugh!-Una mancha morada se expandía de la zona que impactó.
-¡Debo resistir el veneno!-Se dijo a sí mismo.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Cortaba, destruía, asesinaba, rompía las piedras mágicas.
Los Skull Sheep desaparecía a ritmo acelerado.
El humo residual al terminar con un monstruo en el calabozo camuflaba su cuerpo, impidiendo que las Peluda acertaran sus disparos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
Las piedras mágicas recubrían el piso.
"¿Por qué... hay tantos...?" Se preguntó, no le hallaba sentido a la absurda cantidad de monstruos. No estaban en el coliseo ni mucho menos, por lo que la generación debería ser la normal.
*¡ZOOM!*
*¡SLASH!*
-¡Ughhhhhh!-Interrumpiendo su hilo de pensamiento, otra espina venenosa lo alcanzó, justo en hombro.
El veneno se extendía rápidamente por el ritmo cardiaco alterado del muchacho, permitiendo que la circulación sanguínea contribuyera a que alcanzara el resto de extremidades y órganos.
Expulsando el aire por su nariz, se tragó el dolor.
-¡AHHHHHHH!-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Despedazaba a las bestias frenéticamente.
El veneno no lo frenaría.
Sus heridas no lo detendrían.
Si sus piernas no aguantaban, él haría que aguanten.
Si sus brazos se cansan, matará a sus enemigos con los dientes.
No importaba cuántos rivales tuviese enfrente.
Ni los que venían detrás de estos.
No se rendiría...
No cedería...
No se permitirá perder...
Porque...
"Ryuu...".
Ella lo esperaba.
La promesa de estar juntos.
No la rompería...
Hacer sonreír a esa hermosa hada.
Darle una vida feliz.
No importaba el infierno por el que pasara.
El sufrimiento que viviera.
Todo se resumía a un simple objetivo...
Una meta...
Una promesa...
Proteger a esa hermosa hada de la cual se enamoró...
*¡ZOOM!*
*¡SLASH!*
Las espinas se incrustaban en su espalda.
Pero el brillo en los ojos del conejo no se apagaba.
-Ser un héroe...-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-Ser su héroe...-.
El brillo blanco en su cuerpo que hace rato que se había apagado se encendió nuevamente con más intensidad.
-¡AHHHHHHHHH!-.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Atacaba como si de un animal se tratara.
Cualquier cosa que se atravesada en su camino era reducida a nada.
Ignorando el desprendimiento del torniquete en su pierna.
Pasando por alto el veneno que cada vez aumentaba en dosis.
*¡PAM!*
-¡UGH!-Una de las Skull Sheep se acercó y lo golpeó, haciendo que retrocediera.
-¡AHHHHHHHH!-.
*¡PAAAAM!*
La pateó, lanzándola varios metros atrás y chocando a varias de sus compañeras.
-¡Firebolt!-.
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Apuntó a ambos lados, quemando todos lo que iba a su paso.
Los rayos comúnmente escarlata adoptaron una coloración azul y blanca, semejante a su aura en ese momento.
-Si no termino esto ahora... moriré...-Murmuró.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Concentrando en ganar, apretó fuertemente su daga.
El brillo de su habilidad fue imbuido en ella, aumentando el tamaño de la hoja.
Era Argovesta.
Rogaba desde lo profundo de su corazón de que el arma hecha por Welf Crozzo, su herrero y amigo, soportar ala carga que hasta ahora solo había logrado contener la daga Hestia.
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
Las campanadas hacían eco en el calabozo.
Por alguna razón los monstruos frenaron sus ataques, hipnotizados por él sonido.
Su corazón latía fuertemente.
-Firebolt...-Dijo.
El fuego azul y blanco potenció aún más el arma.
Abrió los ojos de golpe, se inclinó hacia adelante y...
-¡ARGOVESTA!-.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
La longitud de la daga, no, era incorrecto darle ese nombre.
La longitud de la espada fue tal que, mientras crecía, asesinaba a lo que tuviese enfrente.
Cuando se detuvo su crecimiento, Bell la blandió.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-.
*¡SLASH!-
Los Skull Sheep fueron despedazados en fila.
El muchacho giró sobre su propio eje, cortando incluso las paredes del palacio blanco y...
*¡SLASH!*
Provocando el mismo destino para los monstruos parecidos a dragones que lo envenenaron.
La sangre impregnó el color blanco de las rocas, convirtiéndolas en "El palacio escarlata".
*¡ZOOOOOOOOOOOM!*
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!-.
Cuando la espada alcanzó a todo enemigo, cada zona por al que se movió estalló dejando un ola de fuego blanco en forma de circulo al rededor de Bell.
*¡PAM!*
Cayó de rodillas.
-¡Ah!-La respiración se le dificultaba.
La vista se le nublaba.
Todo se volvía oscuro.
Su pecho sufría de espasmos.
El veneno lo mataba lenta pero dolorosamente.
Sin embargo, ese no sería el causante de su muerte.
Ese puesto le correspondía a su pulmón totalmente colapsado.
Sostuvo fuertemente el mango de la daga al rojo vivo por la carga de magia y...
*¡SLASH!*
La enterró en su hombro.
Su piel se derretía, el músculo de carbonizaba. Sin embargo... el veneno era absorbido.
Solo expulsando quejidos y gruñidos, esa era la forma de saber que Bell seguía vivo.
De repente... el ruido de alrededor dejó de ser escuchado, solamente permitiéndole oír un pitido en los oídos.
"Eliminé el veneno... pero..." Pensó.
Ya no podía hablar.
"Levántate... levántate... ella todavía aguarda por nuestro regreso... lo prometimos" Se daba esas palabras de aliento, intentado no desvanecerse.
Vio en cámara lenta su cabeza caer al costado junto a todo su cuerpo.
"Ryuu...".
Lágrimas se desbordaban de sus ojos para deslizarse en sus mejillas sucias y precipitarse al suelo.
"Perdón... por no... poderte dar... lo que tanto soñaste..." Se disculpó, poco a poco se resignaba y se entregaba a su destino que parecía ser inevitable.
Una escena, un regalo, apareció en su mente.
Él, ella y dos hermosos hijos.
El sueño de su pareja...
Que se convirtió en el suyo cuando lo escuchó...
Ya no se haría realidad...
"Te fallé... confiaste en mí, me diste todo de ti... tus sueños... tu esperanza... tu felicidad... y yo te fallé... y con mi muerte... te lastimaré... justo lo que juré no hacerte...".
Se odiaba a sí mismo por el desenlace de todo. Se decepcionaba por el dolor por el que pasaría.
"Alise... no la pude cuidar... rompí la promesa...".
Los latidos de su corazón disminuían de forma alarmante.
*¡PAM!*
Cayó en seco al suelo, como un costal y...
-Perdón...-Concluyendo así lentamente su vida y soltando lágrimas de arrepentimiento.
Los Xenos...
Sus compañeros...
Ryuu...
Muchas cosas que dejaba atrás...
Muchas promesas sin cumplir...
Metió la mano en su bolsillo y sacó aquel anillo que le pidió días atrás a Welf que hiciese.
"No pude darte esto...".
Lo apretó y pegó a su pecho.
Mientras sus párpados se cerraban lentamente, una sombra se acercaba a él...
"Así que... seré comida de monstruo... que cruel es el destino..." Pensó, imaginando que alguna bestia se las múltiples en el calabozo, y sobretodo en el piso 37, lo encontró.
"Te amo, Ryuu..." Era las últimas palabras que deseaba decir. Así la muerte fuese cruel y dejara atrás a quienes quiso en vida, sus sentimientos jamás vacilarían... no se arrepiente de haber amado a esa hermosa hada.
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Mansión de la chimenea, con Hestia y Astrea.
-¿Hestia? ¿Qué pasa?-Preguntó Astrea, preocupada por la pequeña diosa de coletas, quien se había levantado de golpe de su asiento, golpeando la mesa y derramando las bebidas que compartían.
Su expresión transmitía un terror totalmente abrumador. Sus ojos temblaban al igual que sus piernas. El corazón le latía a mil por hora, tanto así que su pecho comenzó a sentirse presionado en demasía.
Empezó a hiperventilarse, su respiración se dificultaba.
-B-Bell...-Nombró a su hijo y capitán de su familia con dificultad. Las palabras salían a duras penas.
-H-Hestia...-La diosa castaña la volvió a nombrar, ahora con más preocupación que antes.
-Su falna... no lo siento...-Reveló.
Los ojos de Astrea se abrieron en su totalidad ante esa noticia impactante.
-¿C-Cómo?-Preguntó, queriendo confirmar lo que escuchó.
-¡No siento su falna! ¡No siento el falna de mi Bell!-Gritó Hestia, sus lágrimas se deslizaban mientras repetís lo que dijo con mucho dolor y sobretodo terror.
-¡¿Qué ocurrió?!-Interrogó la diosa de la justicia, tomándola de los hombros fuertemente.
-¡NO LO SÉ! ¡DE REPENTE PERDÍ LA CONEXIÓN CON BELL!-Contestó la deidad, llorando a mares.
-Mi Bell...-Susurró, pasmada.
Los brazos de Astrea se tambaleaban, perdió la fuerza y la soltó.
Ambas estaban completamente abatidas sin mostrar respuesta alguna.
En sus cabezas surgían miles de preguntas, pero la principal era...
"¿Murió? ¿Cómo?".
-No puede estar muerto...-Murmuró Hestia.
La castaña levantó la cabeza y la miró.
-¡Me niego a creer que murió! ¡Es imposible! ¡No pudo haber sucedido!-Declaró.
-¡T-Tranquilízate, Hestia!-La otra dama en la sala quiso detenerla.
-¡Debo saber qué pasó! ¡Esto no puede estar ocurriendo! ¡Mi Bell no moriría! ¡NO MORIRÍA!-Astrea ejercía un agarre lo suficientemente fuerte como para inmovilizar momentáneamente a la diosa de coletas, quien se retorcía con la intención de salir corriendo directo al calabozo, o al menos eso era lo que suponía.
-¡No es el momento de entrar en pánico! ¡Si nos apresuramos a tomar conclusiones o actuar imprudentemente causaremos más problemas!-Razonó.
-¡P-Pero...!-El rostro de la pelinegra fue enterrado en el pecho de la castaña.
-Sé lo que debes estar sintiendo en este momento, yo también lo sufrí... no obstante, hay que tomar cartas en el asunto inteligentemente. Y solo hay una persona que puede ayudarnos...-Informó Astrea, su ropa era empapada por el llanto de su compañera.
-¿Q-Quién...?-Interrogó.
De repente... un shock recorrió todo el cuerpo de Hestia, sufriendo un espasmo que fue sentido por quien la abrazaba.
-¿Hestia?-Fue nombrada.
-Regresó...-Salió de la boca de la antes mencionada.
-¿Eh?-.
-Su falna... otra vez siento su falna...-Reveló.
Poco a poco se despegó de Astrea, asimilando lo que transcurría en su cabeza.
-No murió... ¡No murió! O sí, pero... ¿Volvió a la vida?-Celebraba, aunque esa interrogante permaneció dentro suyo.
¿Qué carajo pasó en el calabozo? No lo sabemos, solo una cosa es segura... estaban en un peligro más grande de lo que podían manejar si el aventurero con mayor fuerza del grupo se vio cara a cara en contra de la muerte.
-Debemos ir a la Torre de Babel, solo Freya puede apoyarnos-Sugirió la deidad de la justicia, poniéndose de pie y ayudando a su amiga a hacer lo mismo.
Ambas, dejando de lado el miedo pasado, corrieron a toda velocidad, rogando que no fuese tarde para salvar a sus hijos.
-¿Eh? ¿Astrea-Sama? ¿A dónde van...?-Preguntó Lucía hasta que su muñeca fue agarrada.
-¡No hay tiempo de explicaciones, vienes con nosotras!-Expresó la castaña, arrastrando a su segunda hija.
-¡¿Eh?!-Gritó la joven humana, sin oponer resistencia y sin entender cuál era la prisa en ambas deidades.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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