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Capítulo 24. Antesala a la expedición. Tranquilidad.

Antes de comenzar quisiera pedirles que le den un vistazo a mi nueva historia titulada "¿Qué hubiera pasado si Bell no rechazaba a Syr? Antologías" la cual sigue la cronología de los sucesos ocurridos en el mi primer fic, titulado con ese mismo nombre. Se trata de una serie de mini historias que cuentan la vida de esta pareja tras el final. Algunas divertidas, otras lindas pero eso sí, llenas de amor. Espero que sean de su agrado y los motive a leer mi primer fic o, en caso de ya haberlo hecho, complementarlo con estas mini historias.

En fin, gracias por la atención y sin más preámbulo, demos inicio.
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En el capítulo anterior.

"¿Por qué siento nauseas?" Se cuestionó, teniendo ganas de vomitar e ignorándolas para no preocupar a su novio.

"Tal vez descansar sirva. Cuando regresemos a la mansión me ducharé y dormiré" Pensó, descartando cualquier mal.

Sin saber que su vida cambiaría...

Sin ser consciente de que daría una vuelta de 180 grados...

En el capítulo actual.

Las puertas del gremio de aventureros se abrieron a la par, permitiendo que la pareja de aventureros entrasen a él. Ahí se hallaban cientos de aventureros y candidatos a ellos, al igual que docenas de recepcionistas y asesoras que atendían sus solicitudes o cambiaban las piedras mágicas que estos traían tras una larga travesía en el calabozo que sería recompensada de forma monetaria, siendo este el caso ahora.

-Iré a saludar a Eina ¿Podrías cambiar las piedras mágicas mientras tanto?-Sugirió el conejo, extendiéndole la mochila a la peliverde y tratando de arrancar.

Ella lo detuvo al tomarlo del hombro.

-¡De ninguna manera! Iremos juntos a saludar a tu asesora-Respondió. La ceja le temblaba y sonreía amenazantemente.

-¿D-De acuerdo?-Dijo el conejo, sin comprender el cambio de actitud. Tampoco la motivación de esta misma dado que solo saludaría a la semi elfo a cargo de él.

Caminaron a la par con Ryuu abrazándolo del brazo derecho sin siquiera pensar en soltarlo o importarle las miradas llenas de envidia que les dirigían, tanto de hombres como de mujeres. Una hermosa hada acompañada del novato del momento, o mejor dicho, el aventurero del momento. Bell Cranel ya no podía ser catalogado como novato tras la larga lista de eventos que ha afrontado en estos casi ocho meses en Orario.

A la distancia cierta castaña firmaba uno a uno la pila de papeles que hacían sobre su escritorio. A gran velocidad ponía tinta a la pluma, garabateaba y la entregaba a Misha, quien era compañera de la susodicha.

Estaba tan concentrada en esa labor que no se percató de la presencia de los dos aventureros que fueron a visitarla.

-¡Buenos días Eina!-Saludó efusivamente el peliblanco, sacudiendo la mano y riendo. Ya era costumbre que ella recibiese esa clase de gesto cada que él aparecía en el gremio.

Al verse interrumpida de repente la pluma en su mano hizo un trazo diagonal debido al susto de ser nombrada a gritos. Esto la irritó y levantó la cabeza hacia esa dirección.

-Bell... ¿Cuántas veces te he dicho que con llamarme como una persona normal es más que suficiente?-Reclamaba entre dientes hasta que sus ojos se encontraron a los del chico y los de la hermosa elfo que lo acompañaba.

-Are...-Susurró.

La chica abrazó más fuerte el brazo de su amado.

-R-Ryuu, eso duele-Dijo Bell, quejándose a consecuencia ejercida en el agarre.

Ella lo ignoró y tiró una mirada retadora a la asesora, la cual no supo cómo reaccionar y solo sintió que sudor le bajaba de la frente.

"Estoy casi segura de que lo que está haciendo es un método de marcar terreno pero no entiendo por qué lo aplica conmigo. N-No me gusta Bell ni nada por ese estilo..." Pensó, viendo de reojo al conejo, quien le sonrió y la imagen mental de Eina hizo de las suyas, percibiéndolo como un galán y semental.

Las mejillas de la semi elfo se sonrojaron y su mirada se perdió, encantada con lo que veía enfrente.

-Eina-.

"¿Qué pasa? Él y Vendaval está en una relación... no es correcto... mi pecho... esta calidez..." Se dijo a sí misma, sin salir del trance.

-Einaaa-.

Bell pasaba la mano en medio de la cara de la antes mencionada sin respuesta alguna.

-¡Señorita asesora!-Ryuu alzó la voz, enojada.

-¿Ah? ¿Eh? ¡P-Perdónenme! No sé qué me sucedió...-Contestó, apenada y acomodándose los lentes para disimular.

-Yo sí-La novia del conejo agudizó la vista. Confirmando sus sospechas.

-No te preocupes Eina. Veníamos solamente a saludar y también a asegurarnos de que estés bien. Normalmente trabajas mucho y temo por tu salud-Comentó el peliblanco, explicando el por qué de la visita.

La peliverde infló las mejillas y lo pellizcó en el lateral del torso.

-¡Auch! ¿Por qué me pellizcas?-Reclamó el novio, mientras que ella giraba la cabeza a otro lado.

-Solo tuve ganas de hacerlo...-Respondió, sin dejar de hacer pucheros y cruzando los brazos.

-Está bien. En fin, cuídate mucho, nos retiraremos a cambiar las piedras mágicas ¡Hasta luego!-Bell cambió de tema, despidiéndose de su asesora al identificar que su estado de salud era óptimo.

La elfo se dio la vuelta junto a él, posándose de espaldas a la castaña, quien los observaba, confundida.

Las dos personas se alejaban y la castaña tuvo un presentimiento dentro suyo que le decía que estaba olvidando algo de suma importancia.

-Oye Eina ¿Le diste la carta al muchacho?-Preguntó Rose, la mujer lobo de cabellera roja, acercándose a la asesora.

-Carta... ¡Es cierto! ¡Bell! ¡Vendaval!-Salió del escritorio y corrió hacia ellos. Durante esto los nombraba reiteradas veces para que la escucharan y así fue.

-¿Uh? ¿Qué pasó?-El joven frenó en seco y atendió al llamado.

-Carta... el gremio les entrega una carta-Respondió, respirando.

-¿Carta? No me digas que es...-La peliverde abandonó el papel de doncella enamorada y celosa, tomando seriamente el asunto.

-Sí. Se les ha impuesto otra expedición. Les explicaré los detalles en la habitación de estudio-Apuntó a la puerta detrás de la recepción.

El par asintió, aceptando.

Los tres avanzaron al cuarto antes mencionado, cruzando la puerta. Bell y Ryuu se sentaron en el sillón de frente a Eina, quien antes recogió el sobre de papel de su escritorio, entregándoselos.

-Gracias a que Bell subió a nivel 5 hace casi un mes su familia ascendió de rango. La expedición fue archivada dado que el asunto de Knoss golpeó fuertemente a los aventureros y se esperó hasta que la situación se normalizara. Hoy por fin la solicitud fue aprobada y henos aquí. Los detalles están en la hoja pero te recomiendo quedarte hasta el final. Es importante-Explicó la semi elfo, sugiriendo que no se conformarán con la información de la carta.

-Entendido, cuéntenos los detalles por favor-Respondió la elfo de cabellera verde, sin cambiar la expresión de su rostro. Si fuese Bell quien tomara la iniciativa le daría igual y correría de prisa a la sede sin oír consejo alguno. Tal vez sea un grandioso aventurero pero es pésimo para seguir reglas y la falta de experiencia lo debilita en temas de esta índole.

-La misión es de recolección de ítems, parecida a la de la vez anterior solo que difieren en cuestión de dificultad, estando acorde del rango. La mayoría de cosas se obtienen en los pisos inferiores y profundos. Gracias a su experiencia en el calabozo puedo intuir que conocen los riesgos que representan. Soy consciente de que no son los mismos que en ese entonces, han mejorado tú y tu familia, a tal grado que se relacionaron en la batalla final contra Evilus. Sin embargo, no sobrestimen sus habilidades. Conozcan sus límites y estudien correctamente las ubicaciones de los ítems, de ese modo la duración de la expedición será menor. Por favor, cuídense mucho y esfuércense-Relató la asesora, inclinándose adelante en señal de reverencia dado que les pedía en demasía que no arriesgaran la vida en caso de no ser necesario. Ella fue una de las que peor sufrió la noticia de que Bell casi moría en los pisos profundos, tanto que le faltó la respiración al enterarse.

-No hay razón de preocuparse ¿Sí? Levanta la cabeza-El muchacho se puso de pie, agachándose ligeramente para expresarle aquellas palabras a la castaña, intentando tranquilizarla.

-¿Prometes que lo de esa vez no se repetirá?-Preguntó.

-Lo prometo. Nos cuidaremos las espaldas, regresando sanos y salvos-El chico levantó el pulgar, guiñándole el ojo y dándole la seguridad que ella necesitaba.

Ella suspira aliviada y sonríe.

De repente un aura oscura se emanaba detrás de Bell, siendo originada por Ryuu, quien yacía parada y cruzada de brazos, irradiando celos.

Humano y semi elfo comprendieron la señal y se separaron, retomando sus lugares.

-¡Ujum! I-Iré a cambiar las piedras mágicas...-El peliblanco aclaró la garganta y salió corriendo. No enfrentaría ahora la furia de su novia, así que prefería huir. Además, ella parecía que deseaba hablar con Eina y no se lo negaría.

-¡Espera!-Dijo la castaña, estirando la mano y tratando de frenarlo. Muy tarde, ya salió de la habitación.

Se sentó nuevamente y guardó silencio. Agachó la cabeza y evitó a toda costa el contacto visual.

Los segundos transcurrieron y la incomodidad solamente aumentaba.

Ninguna rompía el hielo.

"No tardes mucho... temo por mi vida" Rogaba la muchacha, refiriéndose al cobarde aventurero que le teme a su novia.

-Disculpe...-Ryuu habló, provocando que el cuerpo Eina saltase del miedo.

-¡Hii!-Gritó.

-¡Ujum! ¿S-Sí? Dime-Aclaró la garganta, retomando la actitud profesional y serena que la caracteriza al ser trabajadora del gremio de aventureros.

-Sé que él puede llegar a ser un poco... ¿A quién engaño? Es demasiado tonto. No obstante, créeme cuando te digo que dentro del calabozo no hay nadie más confiable que él. Lo sucedido en los pisos profundos fue producto de esa confianza. Él me dio el voto de confianza y a consecuencia de ello nos vimos envueltos en muchas situaciones en las que nuestras vidas peligraron. Así que... es culpa mía que las cosas resultaran de ese modo... no suya-Confesó, bajando las orejas en señal de tristeza. Ese día nadie esperaba que ella estuviese en el calabozo y fuese relacionada en el asesinato de aventureros. Todo a raíz del plan de Jura. Intencional o no, Bell se relacionó y terminó arriesgándose por ella. En parte lo agradece porque así logró enamorarse de él o estar seguro de esos sentimientos sembrados tiempo atrás. Sin embargo... alguien a quien quiere iba morir por culpa suya de nuevo.

-Estoy al tanto de los detalles, señorita Vendaval. Busqué hasta el mínimo detalle de la expedición, tanto así que casi me meto en problemas con el señor Royman-Eina rascó el costado de su cabeza, avergonzada.

-A pesar de ello. Es imposible que no me preocupe. Antes de que Bell llegara a Orairo tuve a una aventurara idéntica a él. Impulsiva, alegre y rebosante de energía, a quien, por darle ánimos, murió... desde ese día prometí que no permitirá que los aventureros a mi cargo entraran al calabozo sin estar listos. Después de años alguien lo consiguió, impresionándome. No puedo evitar temer por su vida...-Adicionó y reveló dicha historia, recordando cariñosamente a la anterior chica a su cargo y comparándola con el peliblanco.

La peliverde suspiró.

-Así que se debe a eso... ahora tiene sentido. Bell te recuerda a la anterior aventurera a tu cargo y por eso quieres protegerlo. He observado las múltiples veces en que interactúan, eres amable y atenta. Momentáneamente creí que te gustaba, es reconfortante enterarme de que ese no es el caso-Confesó, riendo al percatarse de que tuvo celos infundados a consecuencia de la confusión.

Eina se ruborizó al oírla.

-Gustarme...-Repitió. Las largas y puntiagudas orejas se colorearon de un rojo intenso.

-¡N-No me gusta! ¡No me gusta en lo absoluto!-Vociferó, nerviosa.

Ryuu pegó la espalda en el respaldo, inquieta por la reacción tan repentina de su contraparte.

-N-No hay que gritarlo. Te creo...-Respondió pero...

-Sé que es lindo, confiable, amable, cariñoso y seguramente un gran amante ¡Pero no me gusta!-Interrumpió la castaña.

-También luce fuerte y cuando demuestra esa fuerza es realmente genial. Su cuerpo ha cambiado mucho desde la primera vez que lo conocí. Ahora se ha desarrollado y cuando usa ropa delgada noto de reojo su musculatura a tal punto que me pierdo en ella. Sin embargo ¡NO ME GUSTA!-Agregó.

-O-Oye. Eso es un poco...-La peliverde quiso reclamar.

-¡Además ese cabello blanco y ojos rojos tan característicos suyos provocan que me lata fuertemente el corazón corazón! ¡Pareciera que cada que veo esos colores pienso en él y fantaseo!-Eina enumeraba las miles de razones por las que según no le atraía el conejo.

-¡Es mi novio del que hablas! ¡Es incorrecto expresarse así del novio de alguien!-La elfo gritó, apretando los puños y bajando los párpados, sacándola de esa burbuja y regresándola a la realidad.

-A-Ah...-Esos sonidos salían de la boca de la semi elfo. Vapor se desprendió de la parte superior de su cabeza y la temperatura de su rostro acrecentó a tal punto que le ardía.

"¡ACABO DE DELATARME ANTE LA NOVIA DEL CHICO QUE ME GUSTA!" Se dio cuenta de ello, llorando de la pena y queriendo que la tierra se la tragara.

Cubrió su cara y se tiró boca abajo al sillón.

*¡PAM!*

La puerta se abrió de golpe.

-¡Volví...! ¿Eh?-Bell entró, desorientado.

Su asesora roja y aplastando su cabeza en el asiento.

Ryuu en ese estado, a excepción de lo último.

-¿Todo correcto?-Preguntó.

-¡Sí! ¡Vámonos amor!-Contestó Ryuu, agarrándolo de la mano, entrelazando sus dedos y jalándolo a la salida.

-¿A-Are? Eina ¿Qué pasó?-Cuestionó gracias al estado lamentable de la chica en cuestión.

-¡Nada!-El grito ahogado por palmas y colchón fue recibido correctamente.

Signos de interrogación aparecieron arriba de la cabeza del conejo, sin que la respuesta le convenciera pero por la prisa de su novia lo ignoró.

-¿De qué hablaban?-Interrogó el peliblanco. Queriendo indagar.

-Nada que te concierna querido. Cosas de chicas-Fue la contestación de la pareja, cerrando la puerta tras de si.

*¡PAM!*

Ya sola en el cuarto sin que nade presenciara ese estado...

-M-Me quiero morir...-Dijo la castaña, llorando. Nunca nadie la había humillado así. Y la responsable fue ella misma.

Durante el lamento de la trabajadora del gremio, la pareja abandonó el lugar y se dirigió a la mansión de la chimenea donde residían en conjunto la familia Hestia y Astrea.

Recorrían las calles sin mediar palabra. Ryuu seguía celosa a pesar de que el sujeto a su derecha no había hecho absolutamente nada malo.

Al menos confirmó que aquella chica también se enamoró del muchacho. Desconoce el contexto de esto y el surgimiento del sentimiento ya que la justificación dada reflejaba cariño tipo hermano menos a diferencia del resto de pretendientes, llámese Haruhime y la mismísima Aiz Wallenstein que minutos atrás vieron.

Al recordar a la Princesa de la espada la sangre le hirvió.

-Oye Ryuu ¿Quisieras uno?-Bell frenó en seco y realizó la pregunta, apuntando al puesto al costado de la calle principal.

La elfo volteó a esa dirección, descubriendo las cosas que vendían.

-¿Adornos para el cabello?-Dijo a manera de duda.

-Sí. Pienso que lucirían realmente bien en ti. A ver... ¿Qué color te sentaría mejor?-Opinó el peliblanco, imaginándose a su novia usando cada horquilla en venta.

-Hummm ¿Azul? Combinaría con tus hermosos ojos-.

-¿Verde? Se camuflaría entre tú fino y bello cabello, evitando que resalte-.

-¿Amarillo? Mismo caso-.

-¡Ahhhh! Es difícil...-Se quejó, bajando los hombros.

Ignorando el diálogo de retroalimentación, ella se dedicó a elegir uno y probárselo.

Habiéndoselo puesto, le habló a su novio.

-Amor ¿Te gusta?-Le preguntó, pidiéndole su opinión sincera.

Los rayos de sol se posaron encima de ella, provocando cierto efecto de brillo alrededor suyo. O por lo menos en la mente del muchacho, quien quedó absorto ante tal belleza posada a escasos centímetros de él.

-Perfecta... no hay otro adjetivo a emplear. Eres simple y sencillamente perfecta...-Respondió, apenando a la hermosa hada.

-A-Agradezco el halago aunque exageras...-Contestó, desviando la mirada, evitando la atención del aventurero enamorado.

-Solo hay un detalle... permíteme-Habló Bell, adicionando a lo anterior

Movió lentamente sus dedos a donde la horquilla de flores blancas yacía y lo quitó.

-Lo acomodaré-Agregó.

Ella asintió, cerrando los ojos.

Él pasó los mechones de cabello detrás de las largas orejas de su amada y puso el arreglo en el lado derecho delicadamente.

Ryuu permaneció quieta y sonriendo, juntando las manos en el centro de su pecho.

-Listo-Finalizó, admirándola.

-Gracias... ¿Hice que tu corazón se acelerara?-Interrogó la hada, en un intento de coqueteo.

-Sigue latiendo rápidamente-Reveló el chico, sujetando la delgada mano de la muchacha y posándola encima de donde se encuentra aquel órgano.

Ahí ella percibió los latidos.

-Fufufu. Te amo-Dijo, demostrando lo feliz que era.

-Yo también...-Recibió de respuesta.

-Eto... ¿Pagarán o no? Mi esposa está apunto de morir de hemorragia nasal al presenciar tal acto de dulzura extrema y yo igual si no se detienen-El vendedor interrumpió, cubriendo su nariz con el antebrazo.

-¡Lo lamentamos!-Dijeron al unísono.

-Aquí tiene el pago-Bell entregó los valis sin siquiera preguntar cuál fue el precio y se retiraron del puesto.

El hombre ladeó la cabeza. No esperaba que por una pieza de mil valis le dieran cinco mil aunque... ¿Quién es él para quejarse de la caridad que ha recibido?

Bell y Ryuu retomaron el camino a la mansión. Esta vez sin interrupciones.

-¡LO LOGRÉ!-Escucharon gritar a lo lejos. La voz les era conocida.

Buscaron sin éxito el origen de esta y, al no encontrarla, decidieron ignorarla y continuar el trayecto.

Se trataba de Freya que seguía gritando desde la Torre de Babel, celebrando que nacería su Odr. Increíblemente esa euforia causó que los gritos fuesen oídos a varios metros de distancia.

En la Mansión de la chimeneas.

Los amantes arribaron a su destino, en todo el camino no se soltaron de las manos y saludaron a los amables habitantes de Orario, los cuales acostumbraban topárselos.

Se prepararon para lo que estaban apunto de afrontar. A la par dirigieron los puños a la superficie de la puerta y antes de siquiera contactar con ella...

*¡PAM!*

Se abrieron de golpe y, desde los adentros de la sede, dos sombras a la velocidad de la luz corrieron a ellos y los taclearon, sin poder siquiera reaccionar.

*¡PUM!*

Bell y Ryuu cayeron de espaldas.

-Ay... eso dolió...-Se quejó el primero de ellos, sobándose la nuca al golpearla en el sólido concreto.

Bajó la cabeza y se topó a una diosa de coletas aferrada a él como si de una pulga a un perro se tratara.

El otro caso no difería al anterior. Resaltando el detalle de que era Astrea la que hizo el abrazo de oso a Ryuu.

-Hestia-Sama...-.

-Astrea-Sama...-.

Las nombraron respectivamente.

Ambas deidades desprendían auras distintas.

Hestia no cabía de lo enojada que estaba.

Astrea emanaba cierta curiosidad y ganas de indagar en los sucesos de la noche pasada.

-¡¿DÓNDE ESTUVIERON?! ¡¿POR QUÉ NO REGRESARON DE RIVIRA EN TODA LA NOCHE?! ¡RESPONDAN!-Interrogaron al unísono. Las expresiones, al igual que las intenciones, no eran semejantes la una de la otra.

Detrás de ellas se asomaban Welf, Mikoto, Lili, Haruhime y Lucía, quienes se relajan porque apenas regresaron del calabozo.

El humano y la elfo se echaron un vistazo rápido, prosiguiendo a asentir al tomar una decisión en conjunto y recibir la confirmación del contrario.

Desde el suelo respondieron.

-V-Verán...-.

-¡Antes de eso hay que contarles lo que nos dijeron en el gremio!-.

Se levantaron de repente y quitaron de encima a sus diosas.

Procedieron a meterse a la mansión y reunir al resto.

-¡NO HUYAN!-Reclamaron Astrea y Hestia.

-¡No huimos!-Contestaron.

Los minutos pasaron hasta que por fin pudieron tranquilizarlas y de ese modo explicarle la situación respecto al gremio y la futura expedición.

Bell le entregó la carta a Lili, quien la leyó en voz alta. Ella normalmente es la que se encarga de los temas administrativos, económicos y negociaciones en la familia Hestia. Prácticamente es más capitán y líder que el propio aventurero peliblanco al que se le cedió dicho título.

Al concluir la lectura, la hobbit arrugó la hoja de papel.

-¡Esos malditos zopilotes sedientos de dinero! ¡Lili no los soporta! ¡Casi perdemos la vida en la primera expedición!-Vociferó, convirtiendo en bola la carta.

-Lili, no creo que...-Welf quiso calmarla.

-¡ADEMÁS LILI TUVO QUE REGATEARLES PORQUE SE QUERÍA; LLEVAR EL 30% DE LOS VALIS OBTENIDOS EN LA EXPEDICIÓN A LA QUE NOS OBLIGARON A IR!-Recriminó, recordando que solo pudo disminuir aquel impuesto hasta el 28% del porcentaje acordado o mejor dicho, impuesto.

-¿Siempre se comporta así?-Susurra Lucía a Mikoto.

-Lili-Dono sufrió de muchas carencias durante su infancia. Quiere evitar a toda costa que eso se repita, por eso es tan cuidadosa cuando nos referimos a dinero y estabilidad económica. Es raro que nos permita gastar más de lo que poseemos aunque no hay razón de eso. Welf-Dono le da mantenimiento a las armas por lo que ese monto es evitado. Del resto son ítems como pociones o artículos varios-Contestó la oriental a la duda de la nueva miembros, relatándole los motivos del actuar de la soporte.

La humana tuvo cierto sentir de culpabilidad al realizar comentario.

-Ciertamente los pisos profundos no son ningún juego. Si bien subieron de nivel aún hace falta personal-Opinó el herrero, refiriéndose a Bell y Ryuu.

-Daphne-Dono y Cassandra-Dono nos expresaron su alegría al obtener las ganancias. Tal vez acepten unírsenos. También Ouka-Dono y Chigusa-Dono-Avisó Mikoto, mencionando los nombres de los 4 aventureros que los acompañaron en la expedición.

-Aisha también iría. Dudo que permita que vayamos sin ella. Casi parece de nuestra familia, pasa mucho tiempo aquí que con Hermes-Sama-El pelirrojo no olvidó a la amazona. La ayuda de una nivel 4 experimentada como ella jamás viene mal.

-Ugh... s-sí... ella en verdad sería de utilidad-Habló la peliverde mientras la ceja le vibraba y expresaba inconformidad en esa decisión aunque sin rechazarla.

"Si Aisha va recibiré cientas de preguntas incómodas que no podré evitar por los juegos mentales que emplea y a los que soy susceptible. Es como si Alise, Lyra y Kaguya se juntaran y crearan a la máquina perfecta de molestarme..." Pensó, rememorando las veces que iba a La señora de la abundancia con el objetivo de indagar en su vida. Incluso cuando dejó de trabajar allá, la seguía e interrogaba en la mansión de la chimenea, excusándose en que visitaba a Haruhime.

-Dependerá de lo que decidan. Estuvimos apunto de palmarla en sin fin de ocasiones la última vez. Posiblemente consideren el riesgo demasiado alto-Bell intervino, notando el lenguaje corporal de su pareja y decidiendo cambiar de tema.

-Me disculpo... fue responsabilidad mía que casi muriesen... el deseo de venganza y sangre que dirigí hacia Jura me cegaron, resultando en que se viesen relacionados a consecuencia de salvarme-Ryuu, apenada de su comportamiento en esa instancia, pidió perdón. Día y noche se ha responsabilizado de ello y se ha cuestionado qué hubiese pasado en caso de que otra persona importante para ella muriera al salvarla.

Bell entrelazó sus dedos junto a los de la fémina y, usando la mano libre, le acarició la mejilla.

Ella giró la cabeza a la izquierda, viéndolo fijamente esos hermosos ojos rojos que la llenaban de paz.

-La decisión de ir a auxiliarte y protegerte fue elegida por mi. En todo caso el culpable soy yo por no permitirme perderte y prácticamente involucrar al resto-Expresó el muchacho, rosando la piel del cachete con la yema del dedo pulgar.

-No olvides mencionar que, sin contar lo de Jura, el Juggernaut, la Amphisbaena y el Lambton, los problemas se presentaron. ¿O acaso no recuerdas a nuestro buen amigo el Musgo irregular? Claro, es opacado si se compara al resto de peligros pero el primer encuentro sí que exigió-Welf complementó el comentario de su compañero. Sucediera o no lo de Ryuu, esa expedición se complicó y casi mueren.

-¿Musgo irregular? ¿Eso siquiera existe? ¿Por qué no estaba al tanto?-Cuestionó la elfo.

-Pasaron muchas cosas en esa travesía. Recordarlas todas sería un cuento de nunca acabar...-Suspiró Bell.

-Si...-Confirmaron los miembros de la familia Hestia, cansados de repetir esa experiencia.

-Ustedes son prácticamente imanes de monstruos. ¿Cómo es posible que en la mayoría de casos de irregulares estén presentes?-Ryuu preguntó, con cara de póker.

-¡NOS HEMOS HECHO ESA PREGUNTA MILLONES DE VECES!-Gritaron.

-Y todavía no hallamos la respuesta certera que lo explique...-Agregó el conejo.

Mientras la discusión se desarrollaba, Lucía le habló a su diosa.

-¿Qué son las expediciones, Astrea-Sama? Están relatando cosas aterradoras...-Interrogó, temblando de miedo gracias a las historias que contaban los aventureros experimentados en el lugar.

-Son misiones que el gremio le da a las familias cuando alcanzan determinado rango. Se basan en la búsqueda de ítems o la eliminación de monstruos específicos en zonas particulares del calabozo. Entre mayor sea el rango de la familia, la dificultad aumentará-Le explicó la deidad. En resumías cuentas, es la forma en que pagan impuestos, consiguiendo experiencia y dinero.

Al mismo tiempo que daba la respuesta, Astrea observaba atentamente el intercambio entre Bell y Ryuu. Las sospechas salieron a flote y no evitarían el interrogatorio al que ella y Hestia los someterían.

"Fufufu. Lo del gremio no fue lo único interesante que tienen en mente. Estás lejos de ser capaz de engañarme" Dijo en su subconsciente.

Las piernas de la castaña se movieron a la ubicación del par y, posando los labios cerca del oído izquierdo de la peliverde y el derecho del peliblanco, externó la duda que le carcomía.

-Subieron el escalón a la adultez... ¿Cierto?-.

La tonalidad roja en ambos rostros se acrecentó a ritmo acelerado y...

*puf*

Vapor se desprendía de sus cabezas.


-N-No sé a qué se refiere, Astrea-Sama-Contestaron al unísono, evadiéndola y fingiendo lo mejor posible. No admitirían a los cuatro vientos que era correcta la suposición.

Hestia, quien escuchó, identificó la mentira.

-Bell...-Nombró al joven. La voz de ultratumba le causó escalofríos en la espalda.

-Ryuu...-También Astrea aplicó el mismo modus operandi.

-¿Eh? ¿No hablarán de la expedición?-Cuestionó Lucía al notar que se detuvieron.

-Cuando ellas se ponen en ese plan, cualquier tema ajeno a lo que les interesa es ignorado sin rechistar. Acostúmbrate-Avisó Welf, retirándose.

Ellas rodearon a la pareja.

-Ahora... ¡SUELTEN LA SOPA!-Ordenaron.

Bell jala a Ryuu y huyen de la sala.

-¡Sígueme! ¡Entremos a mi habitación y encerrémonos ahí!-Le dijo el plan que tenía en mente.

-¡NO HUYAN!-Las dedicados los corretearon.

Ella asintió, confiando en el plan y, en un abrir y cerrar de ojos...

*¡PAM!*

La puerta fue cerrada y le pusieron seguro a esta.

*¡PAM!*

*¡PAM!*

*¡PAM!*

-¡NO NOS EVITARÁN PARA SIEMPRE! ¡TIEMPO LIBRE ME SOBRA!-Hestia golpeaba la superficie de la madera.

-¡¿POR QUÉ TARDARON EN LLEGAR?! ¡¿DÓNDE PASARON LA NOCHE?!-Astra puso su grano de arena.

-Y sobre todo... ¡¿QUÉ HICIERON JUNTOS?!-Dijeron al unísono, continuando con el golpeteo.

El sonido estruendoso se extendía al resto del pasillo a los adentros del cuarto. Parecía que tumbarían la puerta.

-¡ES PRIVADO Y SOLO NOS CONCIERNE A NOSOTROS!-Respondieron del otro lado.

Eso dio pie a que se libraran de dudas, confirmando lo que una quería y la otra se temía.

-¡Exijo detalles!-.

-¡TE AHORCARÉ!-.

Hablaron, expresando respectivamente lo que querían conseguir tan pronto quitaran el seguro y les permitiesen pasar.

-Bell, la tumbarán si no las dejamos entrar ¿Qué hacemos?-Preguntó Ryuu, preocupada.

-¡Ahhhh! ¡Al demonio!-Bell giró la perilla y las bisagras rechinaron.

*¡PAM!*

Quienes empujaban el sentido correcto cayeron de boca al suelo luego de la repentina apertura.

-A-Adelante. Les contaremos lo de Rivira, solo prometan que no molestaran con el tema-Dijo la elfo, ofreciéndole la mano a su diosa y el humano a la suya.

Ellas aceptaron los términos, correspondiendo a la ayuda.

Y de ese modo desaparecieron, abandonado el pasillo.

"Estas personas son extrañas... no encuentro otro adjetivo a la hora de describirlas..." Pensó Lucía. Sudor le bajaba de la frente.

El resto de la familia fue a continuar las labores que se vieron interrumpidas cuando los amantes aparecieron en la mansión y los reunieron para platicar sobre la expedición.

Welf se dirigió al taller. Usaba cada segundo libre en contribuir el arma que lo haga digno de esposarse a Hefesto.

-Lili irá a la farmacia azul. Comprará pociones y convencerá a Daphne-Sama y Cassandra-Sama de acompañarnos nuevamente-Avisó la pequeña soporte, rindiéndose ante la inminente misión. A pesar de estar en desacuerdo, el gremio es el gremio y no se le puede negar lo que piden.

-Visitaré a Takemikazuchi-Sama. Tal vez Ouka-Dono y Chigusa-Dono estén ahí-Mikoto salió junto a ella.

-¡Ah! Casi lo olvido. Haruhime-Dono, la despensa está apunto de vaciarse ¿Iría a comprar víveres al mercado?-Dijo la oriental, pidiéndole un favor a la renard.

La rubia subió y bajó la cabeza, asintiendo.

-Lucía-Sama ¿Me acompañaría? Es probable que requiera ayuda al cargar las bolsas. La última vez las tiré y fui regañada por Hestia-Sama-Haruhime invitó a la humana, comentándole el motivo.

-¡Claro!-No se negó, yendo a su costado.

"Es difícil darle una respuesta negativa. Es demasiada mona y agradable" Pensó Lucía. No por nada la renard era quien más le agradaba hasta ahora.

Y las cuatro mujeres partieron a distintos destinos.

En la habitación del conejo, a espera de los hechos.

Hestia y Astrea se sentaron en el borde de la cama perteneciente al dueño del cuarto, esperaban atentas la explicación.

Bell y Ryuu yacían de piel, tratando de buscar las palabras correctas y así dar inicio al relato. No es fácil conversar de eso enfrente de ellas. Es parecido a lo que siente un hijo cuando le habla sobre sexualidad a su madre o padre.

Tragaron saliva. Sudaban a mares.

-Verán. La cita comenzó cenando en el restaurante donde venden el emparedado de parejas. Me enteré de aquello cuando fui secuestrado por Hedin-Sensei antes de la fiesta de la familia Freya y quería compartirlo con Ryuu. Sin embargo, antes de invitarla, ella pidió salir conmigo sin que supiese que también quería compartir el emparedado. Resulta que se enteró del "Entrenamiento" en el calabozo y tuvo celos porque...-Explicaba el conejo hasta que...

-Evita esos detalles y ve al grano. Recordarlo hace que me enoje-Le pidió la peliverde, aguantando las ganas de pellizcarle el hombro.

-H-Hai... en fin. Fuimos a aquel restaurante e incomodamos a los clientes. Según coqueteamos mucho y estuvimos muy acaramelados. El dueño nos ofreció el emparedado, indicándonos un buen sitio al cual ir, en donde no nos molestarían y no recibiríamos la envida del resto. Fuimos ahí, se trataba de un lago que conocíamos perfectamente. Evitaré los detalles porque no deseo agregar motivos a la lista de Kami-Sama quien de por sí quiere matarme-Relató, sonrojándose. A la diosa de coletas no le hizo gracia y su mirada era tan intensa que él juraba que le quemaba.

-Comimos ahí y... debido inseguridades... l-lo seduje...-Ryuu prosiguió.

-¡HEY!-Reclamó Hestia.

-Esa es mi niña-Murmuró Astrea, orgullosa.

-Acabamos la comida y nos metimos a bañar al lago... una cosa llevó a la otra y...-La voz de la chica disminuía en volumen y las palabras salían difícilmente de su boca.

-Terminamos haciéndolo...-Bell retomó el control de la charla, complementando la oración pasada.

-Las horas pasaron sin percatarnos de que anocheció... decidimos volver hoy a primera hora. Además... c-caminar sola fue complicado, por lo que Bell me cargó hasta la posada...-Avergonzada, reveló esos detalles. La potencia del conejo no se ha de subestimar.

Las dos diosas se pusieron de pie. El cabello les cubría la parte superior de la cara.

-K-Kami-Sama...-Dijo el peliblanco, temiendo por su vida.

La deidad castaña la empujó ligeramente, quitándola del camino.

-¿Qué pasa...?-Preguntó la elfo.

Astrea cayó de rodillas y se acercó al vientre.

Posó un oído cerca de ahí.

-¡¿Fueh?!-Soltó Ryuu.

-Shhh. Si no te callas es imposible escuchar a mi futuro nieto o nietos-Reclamó, silenciándola.

-¡Eso no pasará! Es nuestra primera vez y la fertilidad de la raza élfica es baja. Dudo embarazarme así de rápido-Respondió la muchacha, quitándose de encima a la deidad.

-Nietos...-Esa palabra salió de Hestia, lúgubremente.

-¡No es tan fácil Kami-Sama!-Grita Bell.

-Esa habilidad suerte hará de las suyas y solo bastará esa única vez... estoy segura... aunado a que seguramente caerán en la lujuria al probarla, repitiendo lo de esa noche...-La diosa, sin ganas de siquiera hablar, soñaba idéntico a un no muerto.

La pareja evita el contacto visual. Mentirían si dijesen que no lo disfrutaron o si no quisieran repetirlo. No pronto claro... ¿O si?

-L-Lo dudo. Suerte solo sirve en la obtención de ítems, es la única utilidad-Responde el joven, sonrojado y justificando lo infundada de esa teoría.

-¿Y si esa suerte los unió? Que coincidiera la venganza de mi niña y la expedición de tu familia fue obra de esa habilidad ¿No lo han pensado?-Comentó Astrea. Dicha interrogante resonó en las cabezas de los presentes.

Tomados de la mano, se sonrojan. La esperanza de que algo fuera de su entendimiento los guiara a este buen presente y brillante futuro los llenaba de felicidad.

El destino...

La suerte...

¿Cuál influyó?

-Ignorando el dramatismo y dicha producto de mi felicidad al enterarme de que avanzaron en su relación, es nuestro deber recordarles que se saltaron muchos pasos que preceden a lo sexual. ¿Han considerado el matrimonio?-Sacudiendo su vestido y siendo seria, interrogó la deidad castaña.

Hestia se posó a su costado. Ese tema fue tocado por ambas semanas atrás. Concluyeron que lo aceptarían a pesar de la inconformidad de la pelinegra.

Bell, seguro de sí, no dudo en dar la contestación.

-Claro que lo he considerado. Ryuu es la mujer con la que compartiré el resto de mis días y por supuesto nos casaremos cuando el momento indicado se presente-Declaró.

El corazón de la elfo se alborotó. Sus mejillas se enrojecieron enormemente y sonrió a consecuencia de la felicidad que le traían esas palabras.

Sorprendías ante la seguridad del conejo, las deidades permanecieron calladas.

-Esa es la respuesta que esperábamos. Ojalá no tarden mucho. Nos retiramos, nuestra curiosidad ha sido saciada-Vociferó Astrea, conforme.

-Sí, sí. Yo renuncié a estos sentires porque no soy quién para prohibirte el amor verdadero-Hestia la acompañó a la salida.

La prueba fue superada.

Antes de cruzar la puerta, frenaron en seco.

-Les recomiendo bañarse. El olor a agua salada donde fue orquestado aquel acto está impregnado en ustedes. Al igual que otro tipo de olores-Confesó la castaña.

-Haruhime lo confirmó. Los sentidos mejorados de los beastman no mienten-La pelinegra rió.

Los dos soltaron vapor de la cabeza y la temperatura de sus caras subió dramáticamente. Fueron descubiertos y humillados.

Cada uno, sin mediar palabra, fue a las duchas.

Se asegurarían de lavar a fondo sus cuerpos. Quién sabe cuántos beastman ya detectaron el olor a inmoralidad en ellos.

El agua era cálida, propio de las aguas termales que se construyeron en el baño.

Usaban el jabón corporal que limpiaba la delicada piel que poseen, sobre todo la de la elfo, quien se enorgullece de mantenerla pura y sin imperfecciones. O así sería si las cicatrices de batallas anteriores no quedaran marcadas en ella.

El conejo en cambio, usó la esponja y se talló los brazos, las piernas, pecho y... "Ahí".

Una gigantesca pared separaba los baños de hombres y mujeres. Debido a que, a excepción de diosas y Welf, se hallaban solos, no pudieron evitar conversar sobre cosas triviales a pesar de que estuviesen alejados.

-Es... increíble lo rápido que avanza nuestro noviazgo...-Comentó Bell al aire, lavándose el cabello.

La chica lo escuchó.

-Sí... jamás imaginé que en menos de 1 año subiéramos tantos escalones. Es... extraño pero... no me arrepiento en lo absoluto-Respondió, remojándose.

-Opino exactamente lo mismo. Estar así contigo es un sueño hecho realidad-Contestó el novio, echándose agua en el cabello, quitando el shampoo.

-Recuerdo cuando me enamoré de ti... desde el día de los Xenos... no, fue antes de eso. Me mentía cuando los celos surgían. Ponía la excusa de que lo hacía por Syr y que ella es quien merece relacionarte contigo y no yo, manchada por la venganza. No obstante... cuando más te conocía y nos acercábamos, comencé a comprender mi amor... a tal punto que solo cruzar palabra contigo me alegraba los días...-Confesó la peliverde, sonriendo.

-Admito que no identifiqué ninguna indicio de ese enamoramiento. Pensé que solo te comportabas de forma amable conmigo y evité malinterpretar las intenciones. Aunque... estoy contento de que resultara de este modo...-Informó el peliblanco.

-Fufufu. Yo también-Dijo Ryuu.

-Es tu turno... ¿C-Cuándo te enamoraste de mi?-Apenada de lanzar dicho cuestionamiento, adicionó.

-Exactamente no lo sé. Tal vez cuando entrenábamos en las mañanas. Quizás en nuestra cita en la librería, donde no te burlaste de mis sueños. O probablemente el día que desperté después de la batalla contra Asterius y lo primero que mis ojos enfocaron fue a la hermosa hada de cuentos detrás de esta pared-Expresó, coqueteándole.

Los labios rojos y finos de la muchacha temblaron.

-Esto no es lo que...-Iba a reclamar.

-Pero... estoy seguro de que se afianzaron cuando te vi cayendo en el hueco que creó el lambton, resignándote de vivir. Mi cuerpo se movió solo y di un salto de fe. Sin considerar el peligro o las probabilidades de sobrevivir... me lancé en tu auxilio porque... temí perderte-Adicionó el joven, frenando en seco la réplica.

-Yo...-.

-No quiero perderte...-.

Concluyó.

-Te amo...-Pequeñas lágrimas caían de los pómulos de Ryuu. ¿Cuán afortunada es? ¿Lo merece? No viene al caso cuestionarlo. Lo disfruta y es lo que en verdad importa.

Compartir espacio, tiempo, felicidad, tristeza, etc, con él... era lo mejor.

-Si continuas provocando estragos en mi corazón iré allá y te abrazaré...-Advirtió.

-Prácticamente me motivas. ¿Premio o castigo?-Bromeó él.

De la nada voló un bote de madera hacia el baño de hombres, pasando cerca de la cabeza del chico.

-S-Solo jugaba-Contestó. La parte superior de la pared estaba descubierta.

-Oye... amor... ¿Te apetece ir a La señora de la abundancia? A cenar y visitar a las chicas-Sugirió la elfo.

-Por supuesto que si. Y si la noche finaliza como la de ayer con más razón-Declaró.

Otro bote de madera fue tirado.

-¡No hables de eso a la ligera ni lo divulgues! ¡Es vergonzoso que lo tomes de ese modo!-Gritó Ryuu, apretando los puños.

-Lo lamento. Sí, comer allá y convivir... es buena idea-Se disculpó, tranquilizándola y dando su opinión sincera sobre el plan.

De repente, en calma y apunto de salir, una duda carcomía a la novia. Sacando fuerzas del interior, la externó.

-Bell... ¿Hablabas en serio?-.

-¿Uh? ¿Sobre qué?-.

-¡No te hagas el tonto! Sabes a lo que me refiero... lo del matrimonio...-.

-Jamás bromearía con un asunto de ese tipo. Fui sincero, lo juraría ante los dioses en Orario y ellos te lo confirmarían-.

Luego del intercambio, la muchacha se sentó en el borde de las aguas termales, abrazando sus piernas y enterrando su cara en sus muslos. Esto causó que aquel grito de emoción se ahogara.

-¿T-Todo correcto?-.

-Definitivamente sí-.

La pregunta del preocupado chico fue respondida a la brevedad.

Suspiró y se explicó.

-No he planeado a fondo la propuesta ni afinado los detalles. Sin embargo, lo he considerado y, cuando menos lo esperes, te sorprenderé. Así que prepárate-Dijo Bell, despertando las ansias en su pareja.

-Estaré lista cuando el día llegue. Preparada para saltar a tus brazos y darte el sí-Expresó Ryuu.

Caminaron a la fina pared de madera que los separaba y, al unísono, dijeron...

-Te amo-.

Finalizando la plática y la ducha.

En la compra de vivires, perspectiva de Haruhime y Lucía.

-¡Muchas gracias! ¡Disfrute la compra!-Uno de los vendedores recibió el dinero de la renard, entregándole una bolsa de papel repleta de verduras.

Las féminas agradecieron, siguiendo su camino.

Ambas cargaban varias bolsas idénticas a la anterior.

Frutas, verduras, carne, condimentos, etc. Todo lo necesario e indispensable en la cocina.

Gracias a los dioses Mikoto escribió en papel qué urgía comprar, por lo que no gastarían el dinero a lo tonto.

Durante el trayecto platicaron sobre temas variados, afianzando la relación y conociéndose mejor.

No obstante, algo que la humana notó al caminar a su lado fueron las constantes miradas y cumplidos que la rubia recibía en cada sitio que pasaba, a lo cuales ella correspondía sonriéndoles, impidiendo pensamientos lujuriosos a su persona. Despertaba la atención de quien sea gracias a la incomparable belleza que posee y a su comportamiento tan amable y refinado.

Sin dudas, una mujer radiante y fuera de este mundo. Inocente y pura que encantaría a cualquier persona.

-Es muy popular, Haruhime-Sama-Comentó.

-¿D-De verdad? No me había dado cuenta-Responde la rubia, meneando la cola en señal de nerviosismo.

-Hee... Despierta las bajas pasiones de muchos hombres, Haruhime-Sama. Es una rompecorazones-Le dice Lucía, insinuantemente.

-N-No lo pienso de ese modo...-Responde la renard, sonrojada.

-Yo... he abandonado cualquier clase de sentimiento semejante a amor desde que el hombre del cual me enamoré, mi héroe, le pertenece a otra mujer-Su expresión cambio, revelando cierta tristeza acompañada de resignación.

-P-Perdón... no fue correcto indagar en su vida. Es solo que... la considero mi amiga-Se disculpó la humana, contagiándose del estado de ánimo.

-No hay problema, Lucía-Sama. Es reconfortante charlas tranquilamente con usted-Contestó Haruhime, sonriéndole.


Respiró hondo.

-El hombre al que me refiero es Bell-Sama. Él salvó mi vida cuando gente mala quiso usarme al igual que un mero objeto de poder. Yo no protesté al considerarme indigna. Creía que... no merecía salvación. Y él trajo esperanza a esta gris existencia. Después de eso, recuperando la confianza, he estado constantemente mejorando en busca de un objetivo y razón de ser. Si no estoy destinada a esposarme a mi héroe, entonces salvaré a los que amo, incluyéndolo. Aunque la fuerza no es algo que pueda presumir-Explicó, riendo al final.

-¡Mentira! ¡Usted es genial y su magia es increíble! ¡Logrará esa meta en poco tiempo! ¡Ya lo verá!-Lucía le dio ánimos, sincerándose y expresando lo que piensa sin titubear.

-Fufufu. Agradezco los halagos. Espero que nos convirtamos en aventureras fuertes-Respondió Haruhime.

-¡Lucharemos mucho y derrotaremos monstruos! ¡Le aseguró que ese es el camino!-Declaró la humana.

Las dos, terminando las compras, se retiraron de, sitio y volvieron a la mansión de la chimenea. El sol se ocultaba y la luna se asomaba, oscureciendo la ciudad. La noche llegó.

Mientras tanto, en La Señora De La Abundancia.

La pareja de tórtolos se vistieron luego del baño y fueron a su cita en el restaurante que conocían perfectamente.

¿Y cómo no hacerlo? Fue ahí donde se conocieron la primera vez. Claro, las condiciones, emociones y estados eran diferentes a ese entonces. Comenzando con que la elfo haga no fungía de camarera en el establecimiento.

Era extraño para ella entrar sin ese traje de camarera que años utilizó.

Bell se aproximó a la puerta, empujándola delicadamente, sin embargo, alguien del otro lado la jaló bruscamente.

-¡Bienvenidos!-Saludó Syr alegremente. Parecía ser consciente de que visitarían el restaurante/bar.

A pesar de la sorpresa, ninguno le dio importancia y prosiguieron con la cita.

La peliplateada los llevó a una mesa libre que fue reservada a pedido suyo.

La peliverde vigilaba cada movimiento y actuar de su mejor amiga ya que acostumbraba a coquetearle a su novio y, en ocasiones, agarrarlo de la mano y proponer juegos de índole sexual. Eso la provocaba celos.

Si se tratara de otra chica la apalearía o le reclamaría pero no era capaz si era Syr.

No obstante...

-¡Vamos Ryuu! Debes sentarte. Que permanezcas parada es malo-Dijo la camarera, comportándose extrañamente servicial con ella e ignorando completamente al conejo.

-E-Espera Syr...-Habló la chica mientras la arrastraban a la mesa.

Bell las siguió sin miramientos. Era cómodo que no se fijaran en él, se evitaba malentendidos y los celos de su novia.

Ya en sus asientos, las camareras los atendieron.

-¿Estás bien? ¿Necesitas una silla más cómoda?-Preguntó la peliplateada, preocupada por la comodidad de su amiga.

-N-No-Le respondieron negativamente.

-¡¿NO ESTÁS BIEN?! ¡¿TE DUELE ALGO?! ¡¿QUE HAGO?! ¡¿HAY MÉDICOS EN EL BAR?!-Syr entró en desesperación.

-¡Que no necesito una silla más cómoda! Es lo que quise dar a entender-Ryuu apaciguó los humos de la rara camarera.

El peliblanco se divertía, riéndose entre dientes.

Luego de aquel acto, ordenaron.

-Espaguetis y jugo de piña, por favor-Fue la elección de Bell.

-Quisiera pescado ahumado y zumo de naranja-Pidió Ryuu.

-¡¿Eh?! ¿Comida Ahumada? ¿Segura? Dicen que es malo que las mujeres embarazadas coman eso-La regañó la muchacha.

-Pero yo no estoy embarazada...-Contestó.

Syr se puso a silbar y fue a la cocina. Sembrando dudas en su amiga.

-No sabes cómo reaccionar a ese grado de servicialidad ¿Cierto? Luces nerviosa e incómoda-Comentó Bell.

-No sé por qué me trata así ¿Me veo enferma?-Preguntó la hermosa elfo.

-En lo absoluto. ¿Qué mosco le picó? En fin, es agradable que su amistad no cambien. Sobretodo que no juegue conmigo-Declaró el muchacho, disfrutando la velada porque la atención no se centraba en él.

-¡Hmph! Pues no parecía molestarte-Ryuu infló sus mejillas, haciendo pucheros al recordar los coqueteos contantes y activos de la camarera a su novio y la manera en que este no la alejaba.

-¡Aquí está la comida-nya!-Anya, asentando los platos a la mesa, rompió la atmósfera de celos. La alegre gata que siempre sonríe es capaz de iluminar la oscura aura que emanaba la elfo.

-¡Gracias por la comida!-Dijo la pareja al mismo tiempo.

La chica gato se retiraba hasta que, su fino y especializado olfato detectó un olor.

*¡Sniff!*

*¡Sniff!*

Olfateó, buscando el origen de dicho aroma, detectándolo.

*¡Sniff!*

*¡Sniff!*

-A-Anya... ¿Por qué hueles a mi novio?-Interrogó la peliverde. La ceja y voz le temblaba.

-¡Huele extraño-nya! Es un olor... oloroso-nya-Vociferó.

Pisadas secas vinieron desde la cocina. Se trataba de Chloe, la chica gato de cabellera negra, la cual escuchó lo dicho anteriormente.

*¡Sniff!*

*¡Sniff!*

*¡Sniff!*

Olfateó a Bell, quien permanecía quieto, casi estático.

-¡C-Chloe!-La nombró Ryuu.

La cola de la pelinegra se erizó, abriendo los ojos en su totalidad, casi saliéndose de sus cuencas.

Se despegó del conejo y los apuntó. El dedo le temblaba cuan gelatina.

-P-Pervertida-nya...-Susurró, casi llorando.

Bell y Ryuu se ruborizaron.

-¡YA TE COMISTE EL TRASERO DEL CONEJO-NYA!-Gritó, yéndose entre lágrimas a la planta alta del bar.

La pareja se tapó la cara.

"¡NOS BAÑAMOS BIEN! ¡¿CÓMO RECONOCIÓ EL OLOR?!" Se cuestionaron mentalmente, apenados.

-Mi Ryuu ha subido el escalón a la adultez, estoy orgullosa-Declaró Syr, limpiándose una lagrima inexistente que según le bajaba del pómulo.
Aunque ella ya era consciente de ello, solo fingía que se acababa de enterar.

-Niño...-Mama Mía habló, llamando a Bell de manera amenazante.

El peliblanco tragó saliva.

Ella le dio al señal de que fuera a la barra.

Mientras él iba, Syr y Anya interrogaban a la elfo, atormentándola. Lunoire fue a donde Chloe para bajarla, no abandonaría el trabajo empleando ese truco barato de corazón roto.

-¿Q-Qué pasa Mama Mía...? ¡¿Fueh?!-Al responder a la solicitud fue jalado del cuello de la camisa.

-Si no tomas la responsabilidad al mancillarla te haré pasar el infierno en la tierra. Tanto que desearás no haber nacido ni visitado esta ciudad ¿Entendido?-Declaró, lanzando la conminación.

El color de por sí blanco en la piel del joven palideció, asintiendo y regresando a la mesa.

-¿De qué platicaron?-Cuestionó Ryuu al notar miedo en él.

-Nada...-Respondió. Su mirada se perdía en el centro de la rueda de madera y el color no le regresaba.

La cita siguió el curso natural tras el escándalo del principio. El ambiente del bar se retomó. Solamente los borrachos conversaban airadamente gracias a las copas encima. Por consiguiente, el humano y la elfo fueron ignorados, perdiéndose en la multitud de voces y gente.

No obstante, cierta voz conocida resonó a espaldas de Bell, despertando su atención. Él reconoció a quién le pertenecía.

-¡Dale! ¡Cómelo!-Decía la amazona de nombre Lena Tally, sosteniendo un tenedor cerca de la boca de Bete Loga, el aventurero de la familia Loki.

-¡Puedo comer solo maldita amazona!-Recriminó el hombre lobo.

-¡Hmph!-La morena infló sus cachetes. Ella quería alimentarlo, algo común en las parejas. Bell y Ryuu lo hicieron en la cita de ayer.

Los dos cenaban plácidamente. Lena abrazaba el brazo derecho de beastman, quien lucía increíblemente incómodo.

Bell los vio fijamente y Bete se percató de ello.

Sus miradas chocaron y los dos pusieron cara de póker.

"¡¿OTRA VEZ?!" Se cuestionaron mentalmente, entrando en pánico.

Efectivamente, esa escena se repitió. Meses atrás el conejo presenció la cita entre él y la amazona sentada tan cariñosamente a su lado.

Bete frunció el ceño y le mostró la seña de cierre en la boca. Quería que guardara el secreto y no lo divulgara.

Bell repitió la seña, fingiendo que no sucedió.

Se levantaron los pulgares, deseándose suerte en las respectivas citas a pesar de que el beastman negara estar en una.

-¿Are? ¿Dónde miras?-Lena le pregunta, indagando en la multitud y hallando la nuca blanca del conejo.

Antes de expresar palabra el hombre lobo actuó.

-¡Ñam! ¡Delicioso! ¡¿Conforme?!-Comió la carne clavada en el tenedor.

Esto llenó de ilusión a la amazona. Casi juraría que sus ojos brillaron intensamente, semejante a estrellas.

-¡Correspondiste a mi amor! ¡Ahora hay que subir otro escalón! ¡Quítate los pantalones!-La animada morena, babeando, le agarró el pantalón, tratando de bajarlo.

-¡De ninguna manera!-Le gritaron entre dientes, apartando la mano. Bete no alzaría la voz por el miedo de ser escuchado.

-¡¿Por qué?!-Se quejó Lena, decepcionada.

En la mesa del conejo la elfo le cuestionó lo que observaba y él solo la rodeó con su brazo, desviando la atención del punto al rincón del bar donde la otra pareja discutía.

Las horas transcurrieron y los clientes poco a poco abandonaban La Señora De La Abundancia. El hombre lobo y la amazona se colaron entre la gente, saliendo del establecimiento sin despertar sospechas.

Syr, Lunoire, Anya y Chloe acompañaron a Bell y Ryuu. Menos clientes significaba más tiempo libre, el cual aprovecharon para ponerse al día. Desde que la peliverde abandonó el trabajo se han frecuentado menos. La conversación se alargó varias horas sin ser notado. ¿Así son las conversaciones entre amigas cercanas? Claro que sí.

-Ya pronto es hora de cerrar. No vayan a volver tarde-Alertó la enana, quien sonreía al mirar fijamente a sus niñas pasando el rato, indicando lo antes mencionado.

El par abandonó los asientos.

-Muchas gracias Mama Mía. La comida fue fabulosa-Agradeció Bell. No tenía queja de nada. Y en caso de que existieran, serían ignoradas.

-La comida de aquí sin dudas es la mejor. Aunque Mikoto es genial cocinando. Seguramente le agrade, Mama Mia-Declaró Ryuu, parándose.

-Ugh...-Ese quejido salió de ella.

-¿Sucede algo, amor?-Preguntó el conejo.

-M-Mareos... náuseas...-Susurró.

-Si quieres vomitar allá está el baño-Dijo Syr.

-N-No. Es cansancio, no descansé correctamente y me pasa factura-Negó la sugerencia de la peliplateada.

-Fufufu. De acuerdo. Fue un gusto, cuídense mucho-Se despidió la camarera. El resto agitó las palmas a lo lejos.

-¿Qué fue ese olor-nya?-La duda no abandonaba la cabeza de la tonta gata castaña.

-Trasero-nya...-Murmuró Chloe.

"Esas dos son extrañas. Tonta y pervertida" Pensó Lunoire, barriendo el suelo.

Syr regresó al bar y ahí la esperaba la enana, cruzada de brazos.

Ella apretó el puño y lo elevó encima de su cabeza, orgullosa de que él Olán resultara.

"Permitir que esta loca diosa cumpliera ese cometido... me arrepiento parcialmente aunque... el precio lo vale. Así no se escapará a cada rato del trabajo y la mantendré vigilada" Dijo mentalmente la dueña del establecimiento.

En efecto, ella era consciente del plan dado que Freya le avisó y prometió trabajar el doble si no lo arruinaba o evitaba que realizara el ritual para asegurar el ritual de la elfo.

"Si ese mocoso nace y me dice abuela aprenderá lo aterradora que puedo ser" Los músculos de la enana se tensaron al imaginarse el escenario. Permitir que tal palabra se dirija a ella está fuera de discusión.

En el camino a la sede de la pareja se toparon a dos conocidos. Raúl y Aki, quienes, sentados en las bancas de la plaza del amor, se abrazaban cariñosamente.

Las miradas del pelinegro y el peliblanco se encontraron. Al percibir las situaciones en que se hallaban, asintieron, ignorando al contrario y fingiendo que no ocurría nada, respetando el código de hombres.

"Si tu amigo está con su chica no se han de interrumpir". En este caso aplicaba en ambos.

Minutos después entraron a la mansión. La velada finalizó.

El resto de la familia Hestia y Astrea cenaban en el comedor.

Ellos dijeron que ya cenaron y dormirían.

Nadie replicó y les permitieron irse.

Ya en el pasillo se despidieron.

-Mañana será un día movido, amor. Es agradable disfrutar este en paz contigo-Dijo Bell, sosteniendo las manos de su amada.

-Sí. Cuando la expedición finalice tengamos muchas citas más-Pidió Ryuu, perdida en el rostro de su hombre.

Bajando los párpados, acercaron sus labios. Estos entraron en contacto, uniéndolos, formando un tierno y suave beso.

*Mua*

-Te amo-Confesaron al unísono.

Se separaron y cada quien fue a la habitación que le pertenece.

Sin embargo, cuando la peliverde se hallaba dentro de la suya, decidió salir.

Volteó a casa sentido del pasillo y se coló en la de Bell.

No quiere separarse de él ni siquiera en las noches. Ese es el derecho que se le otorgó al aceptar la relación.

En la Torre de Babel.

Helun, la asistente de la diosa Freya, barría la basura que tiró la deidad antes mencionada y acomodaba los sillones que se quitaron al realizar el ritual de embarazo.

-Es increíble que no lo dudara ni 1 vez. Emplear este ritual antiguo para embarazar a su mejor amiga. Interferir en su vida de ese modo-Se quejó la peliplateada, metiendo la basura en bolsas.

Ella también consideraba a la elfo como una amiga y le guarda cariño ya que, al interpretar el papel de Syr, compartió momentos al lado suyo sin que ella lo supiera. Aunado a que Freya y ella comparten emociones a consecuencia de la habilidad que las involucra.

Al recoger la flor notó que faltaba 1 pétalo. Freya le comentó que la rosa era de 7 pétalos pero en el suelo solo cayeron 5, sin contar el que entró al vientre de Ryuu. Le restó importancia y la tiró. A lo mejor se fue volando en el viento.

-¿Por qué hay tanta suciedad? ¿Y Freya-Sama?-Ottar irrumpió en el mirador, buscando a la diosa.

-Freya-Sama está en el bar. Mama Mía no la soltara hasta cumplir su promesa. Y respondiendo a lo primero, digamos que el ritual salió a pedir de boca... supongo-Respondió Helun.

El boaz se percibía ciertamente impresionado. ¿No fue informado del ritual?

Frotó sus párpados con desdén.

-Entonces si lo hizo...-Decepción era el mejor adjetivo a emplear en el tono del aventurero nivel 7.

-¿Lo sabías? ¡¿Por qué no la detuviste?!-Reclamó la peliplateada.

-Supuse que bromeaba. Jamás imaginé que fuese en serio. De todas formas no puedo ir en contra de los deseos de Freya-Sama-Contestó Ottar, suspirando pesadamente y retirándose de ahí.

Helun exhala, curiosa en el futuro que les deparaba.

"Hummm... si el hijo de Ryuu será el Odr de Freya-Sama ¿Eso no significa que también el mío? ¿Aceptará compartirlo?" Múltiples interrogantes abordaban la mente de la asistente.

De repente, percatándose de la clase de pensamientos que tuvo, se sonrojó.

Sacudió la cabeza y borró la idea, apresurándose a limpiar.

*¡PAM!*

La puerta se azotó de golpe, espantándola.

-¡¿F-Freya-Sama?!-Nombró a quien entró de sorpresa.

-¡ES UNA MARAVILLOSA IDEA! ¡MI ODR SERÁ LA ENVIDIA DE LOS HOMBRES SI AMBAS SOMOS SUS ESPOSAS!-Declaró Freya, inflando su pecho.

-¡Deje de leerme los pensamientos!-Reclamó Helun, abrazando la escoba.

-Fufufu. Que suertudo será ese pequeño o pequeña. Tendrá en espera a dos hermosas mujeres-Dijo la deidad, riendo pícaramente.

-¡Dudo que Ryuu acepte!-Recriminó la asistente.

-Yo me encargaré de eso. Lo seduciremos lenta pero activamente hasta enamorar al retoño y no les quede de otros más que aceptar el romance de su hijo o hija-Respondió la diosa.

-Ya nos imaginé a los tres viviendo juntos en una cálida cabaña donde compartiremos nuestro amor día a día. En festividades visitaremos a nuestros suegros, Bell y Ryuu en este caso, y cenaremos juntos en un ambiente familiar mientras disfrutamos la compañía-Confesó Freya, imaginando el escenario.

-Pensó muy a futuro...-Susurró Helun, pasmada.

-Las cosas hay que planearlas con antelación o se estropearán-Le contestaron.

-Je... a pesar de compartir pensamientos y sentimientos usted jamás deja de impresionarme-Vociferó la peliplateada. Sudor le recorría la frente.

-¿Are?-Freya ladea la cabeza, confundida.

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En el calabozo.

*¡GRRRRRRR!*

El calabozo gruñía y gemía en los pisos profundos. El palacio blanco ubicado en el piso 37 temblaba intensamente.

La estructura era derribada a consecuencia de la gram cantidad de monstruos que emergían de las paredes. Eran más de lo que uno podría imaginar.

*¡BOOOOM!*

Rocas salían disparadas a cientos de lugares aleatorios, despedazando a los monstruos que rodeaban aquel sitio.

Sin embargo... del coliseo, aparecían más que los reemplazan.

La poca caza de monstruos ahí aunado a la generación instantánea de las bestias aumentó la población a tal punto que se volvió incontrolable.

De las paredes, justo en la parte alta del palacio, emergió un jefe de los pisos profundos. Este era de color azabache y poseía un inmenso tamaño. Se. Trataba ni más ni menos que del denominado Udaeus.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Ondeando la enorme espada negra, despedazó a los Spartoi, Barbarian y restó de monstruos que destruían el piso 37.

No obstante, estos no dejaban de salir.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

La sangre y pedazos de hueso se derramaba en el suelo, manchándolo de rojo.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Las piedras mágicas caían.

Los tres meses que le toma al calabozo regenerar al Udaeus fueron ignorados a raíz de la desesperación de este mismo en controlar la población de monstruos.

Podía llamar a la calamidad, el Juggernaut. No obstante, ni él resistirá los asedios contantes de las bestias.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

El jefe de piso asesinaba a lo que se acercara.

Algo le llamó la atención. El brillo usual de las piedras mágicas regadas a centenares.

Pensado brevemente decidió bajar la mano esquelética y llenarla de ellas, recolectándolas.

Abre la boca y deja que estas entren.

Las luces que representan sus "Ojos" se encienden y el color violeta característico de esas piedras apareció en las cuencas vacías.

*¡GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!*

Gritó potentemente, causando que el piso entero y varios a la redonda temblaran.

El palacio blanco se agrietó.

-El calabozo sabe que los aventureros actuales se han convertido en seres débiles...-Susurró una voz lúgubre, perteneciente a cierto extraño delgado y encapuchado.

Él huía a toda prisa de ahí, en busca de ayuda y así conseguir informarle a Urano-Sama de lo que acontecía en las profundidades de al dungeon.

Pero... la bestia azabache lo detectó.

*¡PAM!*

*¡PAM!*

*¡PAM!*

*¡PAM!*

Corrió en aquella dirección, siguiéndolo.

En el camino aplastaba a los miles de monstruos sin siquiera molestarse. Era parecido a lo que un humano siente cuando aplasta hormigas sin siquiera pestañear.

*¡GRRRRRRRRRRRRRR!*

Estiró el esquelético pie bajándolo rápidamente a donde Fels lo veía, aterrorizado.

*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*

Polvo y escombros volaron, impidiendo observar lo sucedido.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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