Capítulo 21. Una nueva integrante.
Cientos de pisadas resonaban dentro del calabozo simultáneamente a ritmo frenético y alarmante sin cesar.
-¡Minotauros en el piso 5!-Gritaron varios aventureros novatos, huyendo despavoridos de la zona de ataque. Sus limitadas experiencias en combates aunadas al sentido intrínseco de supervivencia que cada ser vivo desarrolla a lo largo del tiempo eran motivos suficientes como para evitar verse involucrados. Sabían que las chances de ganar eran mínimas y la estúpida idea de enfrentarlos les helaba la sangre.
-¡Ayuda!-Entre lágrimas pedían socorro algunas chicas, al parecer luchadoras a distancia, aventureras especializadas en magia.
Normalmente esa clase de aventureros poseen limitaciones físicas y técnicas cuando luchas cuerpo a cuerpo. Lo mejor que puedes hacer en casos como ese es correr.
*¡PAM!*.
Una de ellas cayó al suelo tras tropezarse debido a una depresión en el piso, la cual provocó que perdiese el equilibrio y se torciera el tobillo.
-Eso dolió...-Abriendo los ojos tras cerrarlos instintivamente por la caída, se topó con las decenas de compañeros aventureros que la rodeaban y evitaban.
-¡E-Esperen!. ¡A-Ayúdenme!. ¡No me dejen aquí!-Aterrada, la joven se arrastraba e imploraba auxilio.
Se le había fisurado el tobillo, específicamente el extremo distal del hueso de la tibia.
Quiso ponerse de pie pero el dolor la tiraba hacia abajo nuevamente.
*¡PUM!*.
Las pisadas a lo lejos retumbaban, causando movimiento, dispersando y vibrando las rocas alrededor.
Ella miró fijamente hacia adelante, sosteniendo su báculo y apuntando. Se preparaba para lo peor.
-¡VUOOOOOOOOOOOOOOOOH!-El bramido provino de aquel sitio. La frecuencia de onda que trajo con él mareó a la joven.
Algo así ocurrió tiempo atrás cuando cierto minotauro negro hizo exactamente lo mismo, desmayando a aventureros de nivel 1 y otros cuantos de nivel 2.
De repente la bestia apareció.
Ambos cuernos afilados, musculatura marcada y la altura superior a la de un humano promedio intimidarían a cualquier novato en la ciudad calabozo. De no ser suficiente, la sangre que pigmentaba brazos y pecho lo hacía lucir peligroso en demasía.
Este soltaba saliva a montones desde su hocico y sonreía burlonamente tan pronto fijó la atención en la nueva presa indefensa a escasos metros de él.
Sin embargo, eso no era todo. Detrás de la bestia se acercaban cuatro minotauros más.
La suerte y los dioses abandonaron a la muchacha. El color de su piel palideció semejante al blanco de una hoja de papel. Respirar se le dificultaba enormemente y el corazón le latía frenéticamente, tanto que parecía que en cualquier momento se saldría de su pecho.
-Este será mi fin...-Murmuró, sin esperanza. El brillo en sus ojos se apagó junto a cualquier voluntad de pelear.
Cuando alguien se encuentra cercano a la muerta demuestra sus verdaderos colores.
*¡PUM!*.
El minotauro que observó primero avanzó hacia ella.
Ligeros bramidos sonaron, como si el resto de ellos estuviesen discutiendo pero ese "Diálogo" cesó rápidamente.
Tal vez se pusieron de acuerdo y le cedieron la presa. ¿Quién sabe?. No hay que buscarle sentido a las actitudes de bestias sin raciocinio.
*¡PUM!*.
*¡PUM!*.
*¡PUM!*.
Las pesadas pisadas agrietaban la sólida roca que contactaban.
La chica temblaba. El único encantamiento que poseía no podía emplearse a causa de la falta de habla en ella. Únicamente se limitaba a apuntar.
El andar del minotauro concluyó a centímetros suyo. La sombra generada por unos cuantos cristales brillantes la cubrían por completo.
Se sentía débil y pequeña. No era diferente a aquellos goblins que mató pisos arriba.
El gigantesco brazo se levantó, tensando cada fibra muscular unida al hombro.
Al menos la mataría de un golpe. Una forma rápida y poco dolorosa de morir.
La joven cerró los ojos en posición fetal y, llorando, se resignó al inevitable destino que se aproximaba.
El viento se cortó velozmente. El puño del minotauro bajó y apuntó directamente a la cabeza.
No obstante... Existe cierto aventurero que siempre llega a último minuto para salvar a quienes se hallan en peligro. Curiosamente casi siempre son chicas.
-¡FIREBOLT!-Gritaron, despertando el interés del monstruo.
Al levantar la cabeza vio que una bola roja apareció justo enfrente de su cara.
*¡BOM!*.
Sin chances de reaccionar, aquella esfera de magia le estalló en el hocico, haciéndolo retroceder.
El resto de bestias voltearon, alertándose por la repentina explosión.
El humo negro aún no se dispersaba, por lo que al minotauro se le imposibilitaba ver claramente al responsable de la interrupción.
A pesar de eso, sus afinados sentidos de audición sentían las vibraciones en el suelo.
Sea quien sea, se estaba acercando.
-¡VUOOOOOOOOOOH!-Bramó, soltando un golpe a donde previó un atacaría.
*¡PUM!*.
Cientos de escombros salieron volando. Sus nudillos impactaron en el frío y rocoso piso,
No le dio. O él esquivó en menos de 1 segundo o jamás estuvo ahí.
Eso desconcertaba al minotauro.
-¡FIREBOOOOOLT!-El grito repitió la palabra de antes.
*¡BOM!*.
Las llamas quemaron la nuca de la bestia, causándole ardor en dicha zona y haciéndolo girar enfurecido.
-¡VUOOOH!-Quiso dar un revés a lo que sea que le prendió fuego al escaso pelaje escarlata de su cuerpo.
El vapor que soltaba de hocico y nariz reflejaba la furia originada dentro suyo.
El humo se disipó tras varios segundos que el monstruo sintió eternos.
De pie, enfrente, yacía el culpable.
Se trataba de un joven peliblanco con armadura ligera y dos dagas.
La seriedad en su rostro le causaba mala espina.
Junto a él se hallaba una elfo cubierta con un mano verde, semejante una hoja. Ella sostenía en brazos a la aventurera de antes, quien apenas se percataba de que se le rescató.
-¿Q-Quiénes...?-Preguntó, levantando la cabeza y dejando caer las últimas lágrimas que le bajaban por los pómulos.
-Estás a salvo. Nos encargaremos-La voz femenina de la elfo y la cálida sonrisa que le regaló tranquilizaba el corazón de la fémina. Ese par, sin duda alguna, emanaban el aura que solo aventureros experimentados poseen.
Los cuatro minotauros restantes se agruparon.
Cinco rivales.
Dos niveles 5.
La paliza que se venía sería monumental.
-Ryuu, prepárate. Señorita, por favor no se mueva. Si no la tenemos localizada en un punto en concreto corre el riesgo de que se nos escape uno de ellos y aprovechen para atacarla-Explicó al muchacho de ojos rojos, sin apartar la vista del quinteto de bestias.
-D-De acuerdo-Contestó y la peliverde, de nombre Ryuu según lo dicho por el chico con apariencia de conejo, la bajó cuidadosamente. Su espalda se recargó en la fría pared, recostándose en la misma.
-Acabemos con ellos, Bell-Respondió Ryuu, desenfundando su espada de madera llamada Alf's Lumina.
Ambos caminaron a la par, sin miedo ni mucho menos duda.
Los minotauros se notaban claramente intimidados.
Esos dos en verdad eran diferentes al resto de basuras y presas que perseguían minutos antes.
Agudizaron al máximo los sentidos aunque en un abrir y cerrar de ojos...
*¡SLASH!*.
La vista del primero se tintó de rojo.
La sangre caliente y fresca brotaba de su frente.
Una enorme rajadura apareció en dicha zona.
-¡FIREBOLT!-Gritó Bell.
*¡BOOM!*.
Pasmado por la velocidad del corte, no reaccionó al ataque mágico, el cual lo hizo retroceder.
*¡SLASH!*.
La elfo le lanzó un tajo diagonal, dejando a la vista una herida abierta que iba desde el hombro hasta el extremo contrario de la cadera.
La sangre se derramaba a mares e intestinos se salían de la cavidad torácica.
La acidez del líquido estomacal que se derramaba al suelo era tan que las piedras, cristales y minerales aledaños se derretían y deshacían al contacto.
*¡CRACK!*.
Sin siquiera oportunidad de sentir dolor, la daga color azabache se incrustó en la piedra mágica del monstruo que quedó al descubierto tras deshacerse de los tejidos que interferían a ella.
El cuerpo del minotauro desapareció, dejando tras de sí humo y dos cuernos.
El resto de bestias no tuvo tiempo de actuar. Todo ocurrió demasiado rápido, en menos de medio segundo.
La sincronización entre el dúo era aterradora.
-¡Ahora!-Avisó la elfo, saltando lateralmente y corriendo por las paredes.
-¡Voy!-Contestó el conejo, saltando hacia los demás.
*¡SLASH!*.
*¡SLASH!*.
Desde cada extremo atacaron. Bell deslizó la hoja de la daga Hestia en un corte vertical desde el costado derecho, rompiendo en fila las costillas del contrincante y desgarrando cualquier tejido circundante.
*¡SLASH!*.
Ryuu terminó el trabajo, decapitándolo. Fue un corte perfecto, se lograba apreciar parte de la tráquea cortada transversalmente.
Los otros tres, enfurecidos, lanzaron puñetazos indiscriminadamente.
*¡CLANG!*.
*¡CLANG!*.
Bell frenó las manos de uno de ellos, enterrando las entre los nudillos.
-¡FIREBOLT!-Repitió el nombre de la magia.
*¡BOOOM!*.
*¡BOOOM!*.
Desde los dedos hasta la zona media de los antebrazos explotaron. La carga de Firebolt se almacenó en las dagas, concentrando la explosión en donde yacían incrustadas.
-¡VUOOOOOOOOOH!-El bramido de dolor vino casi de inmediato.
*¡SLASH!*.
*¡CRACK!*.
Bell rebanó el pecho del minotauro, abriéndose paso hasta la piedra mágica
*¡BOM!*.
El tercero desapareció.
Giró a donde Ryuu luchaba y externó su pregunta.
-¡¿Necesitas ayuda?!-Alzó la voz.
Al finalizarla, se dio cuenta de que ella estaba cortando carne y huesos con suma facilidad. Los dos minotauros no podían ni siquiera tocarla.
*¡SLASH!*.
*¡SLASH!*.
*¡SLASH!*.
*¡SLASH!*.
Brazos o partes de estos caían al suelo. El líquido escarlata se derramaba y pintaba de dicho color las paredes. También pequeñas gotas caían en el manto que vestía.
-Pregunta estúpida. Claramente puedes hacerlo sola... ¡Pero no permitiré que mi amada luche sin mi ayuda!-Sonrió lleno de confianza tras esa declaración.
Corrió a terminar el trabajo.
*¡CRACK!*.
Alf's Lumina destruyó la piedra mágica y rápidamente la sacó del cuerpo sin vida de la bestia que pronto desaparecería.
-¡VUOOOOOOOOH!-El último de la reducida manada la quiso sorprender por atrás pero...
*¡PUM!*.
Ryuu le pateó la boca del estómago.
*¡PUM!*.
Aprovechó el encorvamiento del monstruo para propinarle otra patada en el hocico que lo mandó lejos y...
*¡CRASH!*.
Se enterró entre los escombros.
Destruyó el hueco en la roca que adoptó la figura de su cuerpo.
Trató de bramar, no obstante, se le dificultaba abrir la boca.
La mandíbula yacía colgando y desviada.
Ese fuerte golpe se la había roto.
*¡SLASH!*.
El corte horizontal, cortesía del conejo que acortó la distancia y atacó, desgarró el poco tejido restante que mantenía unida la mandíbula.
La cavidad oral quedó al descubierto y brotando chorros de sangre,
*¡SLASH!*.
Otro tajo cortó los globos oculares del moribundo minotauro, cegándolo y dejándolo a merced de esos aventureros que llegaron de la nada.
Ryuu y Bell corrieron juntos, contactando la piedra mágica al mismo tiempo tanto con la espada de madera como con la daga de cuerno de unicornio que Bell sostenía en la mano izquierda.
*¡CRACK!*.
Se agrietó, creando más líneas en la superficie del objeto cristalino.
*¡CRASH!*.
Luego de 1 segundo se deshizo.
Para el quinteto de bestias la batalla se habrá sentido eterno.
Lo contrario ocurría con los encargados de extermianrlos.
Aunque en realidad todo inició, transcurrió y acabó en 10 segundos.
La aventurera, impresionada ante tal carnicería, se mareó y casi desmayó.
-Sigues adelantándote a mis instrucciones. En verdad eres necio, lo tenía bajo control-Le reclamó Ryuu a Bell, quitándole el polvo del cabello.
-Actúo antes de pensar. Tú mejor que nadie debería saberlo-Respondió el peliblanco, proporcionándole un pañuelo a su amada para limpiarse la sangre que le pringó en su fino, blanco y bello rostro.
-Fufufu. Nunca cambiarás... Y eso me alegra-Contestó la elfo, aceptando la amabilidad de su novio y tomando el pedazo de tela.
-¡Eres demasiado tierna!-Declaró el muchacho, abrazándola y rodeándola con ambos brazos.
-B-Bell... No creo que coquetear dentro del calabozo sea idóneo...-La peliverde se sonrojó y desvió la mirada.
Alejada de la acaramelada pareja, a la maga le bajó una gota de sudor.
-Jeje... Que aterradores son las primeras clases...-Susurró mientras la vista se le nublaba.
El alivio de ya no verse inmersa en peligro pasó factura y cayó desfallecida.
-Cierto... Ella estaba aquí...-Ryuu la apuntó.
-M-Me recuerda a mi...-Bell se avergonzó al verla. No hace mucho estuvo prácticamente en la misma posición.
-¡T-Tenemos que regresarla a la superficie!-La peliverde cambió el tema y se soltó del abrazo. Todavía no se acostumbraba a las muestras de afecto en público. A pesar de que únicamente estaba presente una espectadora.
Bell asintió y la siguió.
Ella frenó de golpe y lo miró de reojo
-E-En la mansión podemos... C-Continuar...-Declaró. La voz le temblaba. Poco a poco abandonaba a la antigua, sería y fría Ryuu. Reemplazándola por la cálida y amorosa novia que quería ser para su novio.
Las mejillas del conejo se ruborizaron.
-Entonces hay que irnos rápido... Jeje...-Dijo.
-Pervertido-Le dijo Ryuu, picándole la mejilla y frunciendo el ceño.
-¡N-No soy un pervertido!. Te amo mucho y quiero estar contigo, acaso... ¿Está mal enamorarse de una hermosa hada?-Replicó Bell, en un pobre intento de justificar su actuar.
-Yo también te amo pero hay un momento y lugar para todo-Contestó la elfo, tapando el rostro con ambas manos. No quería que él la viera.
La discusión de pareja finalizó después de eso.
Aunque inicio otra.
Bell se acercó a la aventurera y se agachó para cargarla.
-¡O-Oye!. ¿Qué crees que haces?-Ryuu lo detuvo.
-¿Are?. La cargaré ya que no puede caminar. ¿Por qué?-Bell, despreocupado, respondió
-¡Absolutamente no!. ¡Yo la llevo!-Gritó la peliverde, externando su desacuerdo y ofreciéndose en lugar del chico.
-No tengo problema en dejar que lo hagas aunque... ¿El motivo es...?-Él quería saber el por qué de dicha reacción.
-Si la llevas y se despierta en tus brazos se enamorará de ti. No quiero que se repita otra vez, ya van 2 este mes-Informó Ryuu, inflando las mejillas. Los celos se presentaron.
Y con justa razón, en los últimos meses ha recibido varias solicitudes de chicas que se enamoraron de él a primera vista tras salvarlas. En las solicitudes le pedían ser concubinas del conejo.
Sobra decir que rechazó todas y cada una de ellas. Jamás compartiría a su novio.
Es más, ella misma se enamoró de él luego de los sucesos en los pisos profundos. O bueno, se aseguró de su sentir en ese instante ya que el amor yacía dentro suyo desde antes. Por lo que sabe primera mano sobre el efecto que posee Bell a la hora de ser héroe y luchar con tal de conseguir rescatarlas.
-¿Enamorar?-El joven ladeó la cabeza.
-¡Solo tú eres lo suficientemente tonto para no darte cuenta!-Reclamó Ryuu.
-¡Yo me encargaré y no pienso discutirlo!-Sin permiso a replicas, la elfo tomó el cuerpo de la maga y se adelantó.
Bell quedó pensativo.
-¿Cuándo he enamorado a chicas tras salvarlas?-Se cuestionó.
Al no conseguir alcanzar la respuesta, ignoró el tema y siguió a la hada.
Sucesos ocurridos después del "Asalto a Knoss".
Muchos se preguntarán "¿Cuánto tiempo ha pasado desde lo ocurrido aquella fatídica noche?". "¿Qué tanto avanzó la relación de Bell y Ryuu?". Y sobre todo... "¿Hubo "acercamientos"?".
Bueno, yo, el narrador, se los resumiré.
Para comenzar deben saber que desde la misión en la que Ryuu y Astrea se reencontraron con Alise han transcurrido 3 semanas.
El arribo del amanecer tras la finalización de la misión y el juramento que Bell le hizo a Ryuu en las murallas de Orario mientras el sol iluminaba el cielo y se llevaba lo ocurrido, pasando de página. Ocurrieron varios eventos.
"-A-A mi todavía me causa cierta pena... ¡Pero haré mi mayor esfuerzo para cumplir tus deseos!-" Esas palabras resonaban en la cabeza de la elfo, sonriendo mientras caminaba junto a Bell, sosteniéndole la mano y dirigiéndose a la mansión de la chimenea.
El dolor fresco de las heridas se mantuvo tanto en diosa como en hija pero ellas sabían que no estaba solas. Jamás lo estarían porque, a parte de tenerse la una a la otra, habían formado lazos nuevos que les permitirían continuar en esta travesía repleta de alegrías y desventuras llamada vida.
El amor inesperado del conejo le regaló a Ryuu luz en ese camino oscuro al que toda esperanza abandonó.
Le pintó de colores el universo completo que solamente se percibía a escala de grises.
Ese día, al anochecer. El par bajó a la tumba improvisada que la elfo le hizo a su familia en Rivira.
Tiempo atrás Bell prometió en ese lugar que le traería felicidad y dicha a su amada. Sin saber que Alise continuaba viva si es que se le podía llamar vida al estado en el que existía. Controlada por la joya feto... Un títere.
-Bell ¿Qué hacemos aquí?-Preguntó Ryuu, sin soltarlo. Parecía una niña pequeña.
-Alise no pudo escucharlo... Quiero decirlo nuevamente de forma simbólica-El joven se puso de rodillas enfrente del montículo de tierra en el que yacían incrustadas armas, banderas y varias vestimentas.
Ella se sintió confundida ante ello aunque también se hincó.
-Familia Astrea, soy Bell Cranel. Es un gusto-Saludó.
Miró de reojo a la elfo y sonrió.
-Ryuu pudo superar su pasado, pero... eso no significa que las haya olvidado, ustedes siempre serán las personas más importantes para ella. Sin embargo, ahora tiene nuevamente personas que la quieren y apoyan. Les prometo que lograré que Ryuu vuelva a ser feliz y que, a partir de hoy, esa felicidad no hará otra cosa más que ir en aumento-Dijo Bell afianzando el agarre de manos.
Los ojos de la peliverde se cristalizaron y el ritmo cardiaco se elevó.
-Yo la cuidaré y no permitiré que sufra nunca más-.
-Porque es especial para mi-.
-Porque la amo sobre todas las cosas-.
-Porque quiero regalarle el futuro brillante y repleto de dicha que se merece y le fue arrebatado-.
Los labios de Ryuu temblaban y lágrimas bajaban por sus pómulos.
-Y porque...-El peliblanco le acarició la mejilla y limpió las gotas sobre ella.
-Ella es mi propósito en esta vida...-Concluyó.
-Lo prometo... y tengo pensado cumplirlo-Adicionó.
-Te amo, Bell-Expresó Ryuu.
De repente una corriente de aire ondeó la bandera rasgada y revoloteó el cabello de la chica.
Bell se limitó a admirarla ese breve instante... No, admiraría a la mujer que tiene adelante el resto de su existencia.
-Te amo, Ryuu-Contestó.
Los labios se acercaron.
Las finas pestañas de la peliverde bajaron. Aún le avergonzaba verlo directamente cuando se iban a besar.
"Es demasiado tierna" Pensó el chico.
Mua.
Sellaron el juramento ante las personas que, antes del conejo, se encargaron de Ryuu.
Sin embargo, al anochecer, llegó un momento que este no se esperaba.
En la mansión de la chimenea, a altas horas de la noche, Bell yacía acostado sin poder conciliar el sueño.
Mucho en qué pensar.
Infinidad de cosas que le abordaban.
Su amada, justo al costado de su habitación, también sufría de exactamente lo mismo.
Aunque, para sorpresa del peliblanco, lo sacaron abruptamente de la burbuja.
*Toc* *Toc* *Toc*.
Golpearon tres veces la puerta.
Él bajó de la cama. Quería saber quién era el visitante nocturno.
Giró la perilla y ahí, abrazando una almohada, se encontró a la elfo.
-¿Eh?. ¿Q-Qué pasa Ryuu...?-Antes de realizar la pregunta, ella se metió y lo jaló, cerrando la puerta.
-¿Are?-El conejo puso cara de póker, sin chances de procesar los hechos.
La apenada y cabizbaja chica guardó silencio. Se notaba que quería hablar pero las palabras simplemente no salían.
Él esperó, la noche era larga y difícilmente se dormiría.
Los brazos de Ryuu apretaron la almohada y hundió el rostro en ella.
-B-Bell...-El nombre del susodicho salió de sus finos labios.
-¡H-Hai!-Respondió. También lo traicionaban los nervios. Literalmente estaban encerrados dentro de su habitación sin que nadie pudiese entrar a menos que retiraran el seguro desde ahí o rompieran la puerta por fuera.
-Y-Yo...-El esfuerzo sobrehumano que se infundía en esa oración no pasó desapercibido.
-Quisiera...-
El sonrojo se intensificaba en la elfo.
-Dormir contigo...-Al finalizarlo, el silencio abundó.
La mente de Bell repitió aquello, sin exagerar, millones de veces. Parecía disco rayado.
-¡¿EHHHHHHHH?!-Gritó.
*¡Pam!*.
-¡¿MMMMMM?!-Ryuu lo tiró a la cama, tapándole la boca.
-¡N-No levantes la voz!-Lo regañó entre dientes. En la mansión tanto Hestia y Astrea, como Welf, Haruhime, Mikoto y Lili descansaban.
-S-Sé que suena atrevido... Lamento que sea así pero...-Pequeñas gotas se deslizaban y caían en la frente del chico.
-T-Tengo miedo...-Confesó.
-T-Temo que... Las pesadillas... Regresen...-El delgado cuerpo de la peliverde tembló.
Bell apartó la mano que lo amordazaba al percatarse.
Ella se quitó de encima suyo.
Él se puso de pie a escasos centímetros de ella, quien también se alejó.
-P-Perdón... Si no quieres que durmamos juntos lo entenderé... A penas empezamos nuestra relación y sería dar un gigantesco paso. S-Sin embargo...-Se justificaba Ryuu hasta que...
*puf*.
Los fuertes y cálidos brazos del conejo la rodearon. Su cabeza quedó cerca del pecho del chico, escuchándole el latir del corazón.
-N-No es que no quisiera dormir contigo... Solo me sorprendió lo repentino del pedido...-Explicó.
-Bell...-La elfo elevó la cabeza, viéndolo fijamente al rostro desde abajo.
-Sé lo atrevida, egoísta y exigente que desees. Cumpliré cada deseo que tengas-Declaró Bell.
*puf*.
Ella correspondió al abrazo, posando los brazos detrás de la ancha espalda del muchacho y soltando la almohada que antes sostenía.
-S-Si lo dices así suena a que solo yo tengo derecho a pedirte las cosas... No es justo. También sé egoísta y... P-Pídeme lo que quieras-Dijo, desviando la mirada.
-Siendo de ese modo creo que te tomaré la palabra-Respondió el chico.
-¿Eh?. ¿T-Tan rápido?. ¿Qué es lo que pedirás?-Preguntó.
-Quiero dormir contigo esta noche, Ryuu. Y evitar que las pesadillas se presenten-Informó, sonriéndole dulcemente, enseñando esa sonrisa que la calmaba y traía paz.
-S-Si insistes no es posible negarme...-La ligera insinceridad de la peliverde provocaba que luciera tierna.
Es curioso, quien apareció en la habitación de Bell queriendo que durmiesen juntos fue ella pero llegados a ese punto no le discutiría ni buscaría enojarla.
Bell le permitió a Ryuu acostarse primero y él se recostó en el extremo contrario.
Se posicionaron de lado, evitando mirarse.
Se emanaba cierta tensión que imposibilitaba dormir.
La apariencia de Bell no fue lo único que se asemejaba a un conejo. También la frecuencia cardiaca. Tener a Ryuu demasiado cerca y sentir el calor corporal que irradiaba lo alteraba.
Sin contar a su diosa, quien se colaba a la cama cuando vivían en la iglesia abandonada, era la primera vez que dormía conscientemente con una chica.
O esperen...
¿Y en la zona segura de los pisos profundos?. También durmió con Ryuu. Y si no fuese suficiente, lo hicieron desnudos de cintura para arriba y abrazados de cucharita.
*puf*.
Vapor salió de la cabeza y orejas del muchacho. Acordarse de los detalles le en ese instante era peligroso.
Sacudió la cabeza, tratando de borrar esos recuerdos al menos esa noche.
-Bell...-La hermosa hada rompió el hielo.
-¿S-Sí?-Contestó Bell.
-Gracias por salvarme...-Dijo la chica, tomando desprevenido al peliblanco.
-Gracias por saltar al vacío con tal de rescatarme...-
-Gracias por no rendirte conmigo...-
-¿Te sientes bien, Ryuu?-Le preguntó Bell, volteando hacia ella.
Para su sorpresa, la chica también lo hizo.
Quedaron cara a cara, la respiración de ambos se combinaba.
Ella se sorprendió y alteró más no se detuvo.
-Fuiste mi héroe... Y no conforme... Ahora eres el amor de mi vida...-Continuó.
-De no ser por ti, no podría ver los amaneceres de la misma manera...-
-No podría disfrutar diminutos placeres como ser halagada por ti...-
-Me diste un mañana... Me diste esperanza... Y tu corazón...-
-A veces siento que no lo merezco...-
-Ryuu yo...-Bell quiso contestarle que estaba equivocada. Que ella sí lo merece pero se detuvo cuando Ryuu prosiguió.
-Es por eso que... Te entrego el mío...-Declaró, sujetando la palma del chico y posándolo encima de su pecho.
Él, al tacto, sintió el latir de su corazón.
-Si vas a darme tu amor incondicional, también me corresponde darte el mío-
Ahora fue Bell quien posó la fina y delgada mano de la peliverde encima de su pecho.
-Te salvaría las veces que fueran necesarias con tal de mantenerte conmigo. Tú lo dijiste, soy tu héroe. Un héroe debe proteger a su princesa-Expresó, pegando su frente a la de ella.
-Aunque yo no soy una princesa-Replicó la elfo.
-Cierto... Eres una hermosa hada-Respondió el peliblanco.
Ella se movió y se pegó a él.
-Mi primer deseo egoísta a partir de hoy es que durmamos de esta forma esta noche-Cerró los ojos y soltó una risita encantadora.
-Sus deseos son órdenes-Bell se lo concedió aunque prácticamente fue ganar-ganar.
Antes de darse cuenta, se durmieron.
Las pesadillas no atacaron a Ryuu.
Y jamás regresarían porque Bell estaba ahí.
A la mañana siguiente fueron despertados por Hestia quien atravesó la puerta con un garrote al no recibir respuesta de su hijo y notar que la elfo no estaba en su propia habitación.
Astrea quiso detenerla pero los celos de la deidad y lo escurridiza que es la superaron.
Sobra decir que la pareja recibió regaños mientras que, desde espaldas de Hestia, Astrea le levantaba el pulgar a su hija, apenándola.
Las semanas luego de dichos sucesos transcurrieron con normalidad.
La hada romántica comenzó a ser más celosa y territorial, tanto así que en reiteradas ocasiones evitó los constantes asedios y coqueteos de Syr (O Freya), su mejor amiga.
No había de qué preocuparse, la peliplateada no le robaría a su hombre. Al fin y al cabo ella los unió.
No se lo robaría... ¿Verdad?.
-¡No lo haría!-Syr rompió la cuarta pared, regañando al autor, quien vio cómo Ottar se acercaba a él mientras se tronaba los nudillos, por lo que decidió cambiar de escenario.
Nota del autor. Al chile Syr si lo haría ¿Pa qué nos engañamos?. Pero en este fic no. En fin, me voy, temo por mi vida... ¡¿EH?! ¡E-ESPERA OTTAR! ¡AHHHHHHHHHH!.
Superficie, en la actualidad.
La joven maga abría los ojos lentamente.
Mientras los enfocaba, visualizó borrosamente el rostro de quien la sostenía en brazos.
El dolor punzante en el tobillo desapareció.
Ya no estaba amenazada por los minotauros que la perseguían.
La salvaron.
-Veo que has despertado. ¿Cómo te sientes?-Preguntó Ryuu amablemente.
-¿Ah?. B-Bien. ¿Usted curó mi pierna?-Respondió la joven, externando su duda.
-Sí. Somos compañeras aventureras. Es nuestro deber ayudarnos-Contestó la elfo.
-O eso es algo que dirías. ¿Verdad, Bell?-Agregó, volteando hacia el antes mencionado.
-Es como debería ser-Respondió.
La joven lo observó.
Cabello blanco, ojos rojos, rostro amable.
-Conejo...-Dijo.
-Pfff-Ryuu soltó una risita.
Bell suspiró pesadamente. Le han golpeado el orgullo.
-No soy un conejo. ¿Cuántas veces debo repetirlo?-Lloraba internamente, quejándose.
-¡P-Perdón!. Es que...-Trató de justificarse la aventurera.
-Fufufu. No te enojes mi amor. Si luces idéntico a uno-Dijo Ryuu, sin parar reírse.
Esperen... ¿Lo llamó "Mi amor"?.
-Ah... No puedo argumentar nada en contra-Se rindió el conejo.
La chica observaba atentamente el intercambio.
Con eso, y lo poco que presenció después de que mataron a los minotauros, confirmó que eran pareja.
De repente la oscuridad del calabozo desapareció y los rayos del sol tomaron su lugar.
-Hasta aquí llegamos-Dijo la elfo, bajándola lentamente.
Ella posó la punta del pie antes lastimado en el suelo sin dolor alguno.
Seguido de esto, se paró correctamente.
-¡M-Muchas gracias por salvarme!-Agradeció en repetidas ocasiones, inclinándose a manera de reverencia.
-No es nada-Respondieron al unísono.
-¿Cuál es su nombre señorita?. No recuerdo haberla visto antes en Orario-Preguntó Ryuu a la humana.
-¿Eh?. ¡M-Me llamo Lucía Ramírez!-Reveló.
-V-Vine a Orario hace apenas 2 días y me metí al calabozo porque...-Se percató de que se estaba delatando.
-Yo no le mentiría si fuese tú-Comentó Bell.
La aguda mirada de la peliverde provocó que soltara la sopa.
-¡Porque ninguna familia quería aceptarme y el dinero se me terminó!-Contestó, aterrada.
-Entraste al calabozo sin falna y bajaste hasta el piso 5-La elfo se frotó los párpados. No concebía tal nivel de idiotez.
"Suena a algo que yo hubiese hecho en un universo alterno" Pensó el joven.
-¿Y ese báculo?-El interrogatorio no se detuvo.
-Ugh... Lo encontré tirado en el piso 3...-Confesó. Se sentía como una ladrona y de cierto modo lo era.
Ryuu suspiró y lo agarró.
-¡S-Sé que estuvo mal p-pero moría de hambre y frio!. Nadie acepta a una humana solo por verse débil... No importa qué tantas ganas posea de ser fuerte...-Explicó. Los ánimos se le bajaron.
La voluntad de la chica fue vista por Ryuu. Esa llama, aunque tenue, existía dentro de ella.
-Mi diosa está reclutando miembros. Años atrás sufrimos muchas pérdidas y apenas estamos recuperándonos... Si gustas podrías unírtenos. Eso sí, nada de robos y hurtos-La oferta fue puesta en la mesa.
Los ojos cristalinos de la muchacha recuperaron su brillo.
-¿E-En serio?-Al borde del llanto, quiso asegurarse de que la propuesta fuese verídica.
-Sí. A la familia Astrea le gustaría que te agregaras a sus filas-Confirmó la peliverde.
-¡A-Acepto!-Lucía asintió, emocionada.
Bell se alegraba. La historia que ella contó le recordó a él meses atrás cuando llegó a Orario. No obstante, tuvo la suerte de que Hestia lo hallase.
-Vayamos a la sede entonces. Eso sí, por el momento la compartimos con la familia Hestia ya que ella nos permitió quedarnos hasta recuperar la nuestra-Informó la elfo.
Hestia la mataría si le dice que planea meter a otra chica dentro de la mansión aunque a este punto es imposible que los sentimientos de Bell hacia Ryuu cambien. Se han afianzado tanto y esos lazos jamás se separarían.
-¡Sí!-La humana no cabía de emoción.
Y así los tres avanzaron hasta la mansión de la chimenea. Bell seguía a Ryuu y Lucía desde atrás hasta que frenó a presenciar lo mucho que su amada había cambiado en menos de dos meses.
Tanto dolor que vivió y días oscuros que contaminaron su alma...
Y ahora... Es la mujer más feliz del mundo.
La elfo volteó a verlo ya que este se quedó estático.
-¿Sucede algo?-Le preguntó.
Él negó.
-Me detuve a admirar tu belleza-Contestó, entrelazando sus dedos en los de ella.
-Tonto-Ryuu infló las mejillas.
-¿Sabes? Tu cabello está creciendo y los rayos del sol al golpearlo causan que luzca rubio-Comentó.
-¿En serio?. No me había dado cuenta, hace meses que no lo corto ni pinto. Está regresando a su color-Respondió la elfo tomando entre su dedo índice un mechón y analizándolo.
-¿Te gustaría más si lo dejara crecer?-Lanzó el cuestionamiento, sonrojándose.
-Me encantas sin importar el color o tamaño de tu cabello-Respondió el joven sin pizca de duda.
Lucía presenciaba el coqueteo de la pareja. Eran demasiado acaramelados, tanto que se le subió el azúcar.
Ellos se dieron cuenta y se separaron rápidamente.
-P-Perdónanos. Es por aquí-Dijeron al unísono, caminando en la misma dirección.. A veces se les olvidaba que no estaban solos.
"Son extraños pero no malas personas..." Pensó la chica. Una gota de sudor le bajaba por al frente.
"Eso sí, no hay duda de que se aman" Adicionó al hilo de pensamiento.
Ella los siguió hasta vislumbrar a una enorme mansión, la cual, sería su nuevo hogar y el inicio de cientos de aventuras.
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¡Y ASÍ ARRANCA LA SEGUNDA PARTE DEL FIC!.
Wow, si que me tardé en subir capítulo, casi 3 meses. ¿Valió la pena la espera?. Ojalá y sí.
Por cierto, Lucía Ramírez es un personaje que aparece en DanMachi Orario Rhapsodia, un juego y pues quise agregarla. Posiblemente las chicas de ese videojuego se unan a la familia Astrea a lo largo del fic, lo pensaré.
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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¡Si gustan leer una novela original escrita por mi, pueden leer la que recién acabo de publicar!
"Objetivo frustrado por un amor inesperado"
Acompáñanos en al historia de Akiro Itō para cumplir su tan anhelado deseo... ¡Vengarse de quien rompió su corazón!.
Aquí les dejo el link para que vayan a leerla o pueden encontrarla en mi perfil. Hasta ahora llevo el prólogo y el primer capítulo del primer volumen.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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