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Capítulo 10. ¿Qué es lo que sentimos?.

Tiempo después de lo ocurrido en el capítulo anterior.

-Me voy yendo, Mama Mia-Dijo Ryuu, tomando una pequeña canasta en la barra y dirigiéndose a la puerta de salida.

-Sí, sí, como sea, procura no tardar tanto en llegar, necesitaremos el par de manos extras para el día de hoy, es fin de semana y es cuando más gente llega-Dijo la enana en respuesta a la despedida de su camarera.

-Lo prometo Mama Mia, n-no tardaré mucho como veces anteriores-Contestó la elfo, desviando la mirada con claro rubor en sus mejillas.

-D-De todas formas, nos vemos en unas horas, adiós-Agregó la chica, saliendo del lugar y cerrando la puerta tras de sí.

Dentro del bar, Anya, Chloe y Lunoire veían a su compañera alejándose, en sus rostros había claro enojo, frustración y sobre todo, una curiosidad que carcomía lo más profundo de sus seres.

-Otra vez sea va-nya...-Dijo Anya.

-¿A dónde irá-nya...?-Preguntó Chloe, agudizando su vista.

-Ya con este son 5 días seguidos en los que sale a primera hora de aquí a un lugar desconocido, y cuando vuelve a medio día después de su travesía, se ve más feliz que antes-Declaró Lunoire, sosteniendo su barbilla, algo en definitiva no estaba bien, no necesariamente era malo, sin embargo, causaba más y más preguntas cuando lo pensaba en mayor medida, sin dar con una respuesta.

-La idea de que Ryuu-nya tiene un amante se hace cada vez mayor-nya-Comentó Chloe, sin poder creer que, muy probablemente, la mujer más fría y seria de todo el bar consiguiera una pareja antes que ella, eso golpeaba directamente en su orgullo como chica.

-Yo pienso lo mismo-nya, pero la pregunta más importante es-nya ¿Quién podría enamorarla-nya?-Se cuestionó Anya ya que no llegaba a su mente un potencial candidato que pudiera siquiera acercarse a la elfo, viendo su personalidad y lo poco que convive con los demás, también era difícil creer que consiguiera un amigo hombre, mucho menos un novio.

-Solo se me ocurre...-El foco pareció prenderse encima de la cabeza de Lunoire.

-No te referirás-nya a...-Chloe tuvo el mismo pensamiento.

-¿Nya? ¿Saben quien podría-nya ser?-Les preguntó Anya, mirando repetidamente a ambas.

-El chico del trasero lindo-nya...-Respondió la chica gato de cabello negro.

-¿Nya? ¿Bell-nya? Lo dudo-nya, repite siempre que será el esposo de Syr-nya-La opción fue desechada más pronto que tarde por la chica de cabello castaño.

-Creo que Anya tiene razón, dudo que sea él, viendo lo perceptiva que es Syr y lo orgullosa que es Ryuu, es improbable que se trate de ese chico-Lunoire, de igual manera, desechó la posibilidad.

-Si tienen el suficiente tiempo para hablar de la vida de otros, también lo tendrán para limpiar todo el restaurante y cocinar de aquí hasta que regrese esa chica, porque no les voy ayudar en nada-Dijo una voz desde sus espaldas.

Las tres pegaron un brinco del miedo, no necesitaban voltear para saber de quien se trataba.

-M-Mama Mia-nya...-Susurraron al unísono las 2 chicas gato.

Lunoire quedó en silencio, sabía que aquella declaración le significaba más trabajo a ella que a sus demás compañeras ¿El motivó? Simple, Lunoire era la que sabía cocinar, Anya y Chloe no es que lo hagan mal pero no están al nivel de un chef de restaurante.

-¡PÓNGANSE A TRABAJAR A LA VOZ DE YA!-Les gritó y las tres corrieron a hacer lo que les correspondía, las puertas de "La señora de la abundancia" eran abiertas en ese preciso momento.

Sede de la familia Dian Cecht, habitación de Bell.

La elfo había llegado y se hallaba en la recepción del lugar, acercándose a la persona encargada de las visitas, quien era Airmid en ese momento, curandera con la que había cruzado palabras muy frecuentemente en los últimos días por sus constantes visitas.

-Hola Ryuu ¿Vienes a lo de siempre?-Preguntó la peliplateada, echando un vistazo rápido a lo que la susodicha cargaba en las manos.

La chica únicamente asintió con sus mejillas rojas, desviando la mirada y apretando la asa de la canasta.

Airmid, ante esto, se rió un poco, cubriendo su boca con su mano. En verdad le parecía muy gracioso que con el pasar de los días ella siguiera poniéndose nerviosa cuando informaba su deseo de visitar a Bell.

-Ven, sígueme, él está despierto, no le hemos dado de comer porque supuse que vendrías a hacerlo, no quería robarte tu momento-Declaró la curandera, saliendo de la recepción y caminando con Ryuu detrás suyo.

La elfo permaneció en silencio, siguiéndola.

-Muchas gracias, Airmid-Agradeció en voz baja por la pequeña ayuda que recibió de ella, Ryuu en verdad deseaba comer junto con él y le alegraba que ese día no fuera la excepción.

"Aunque he de aceptar que mi parte favorita era dormir con él, sosteniendo su mano... sin embargo, es bueno que no sufra pesadillas, por lo que creo que tendré que aguantarme las ganas" pensó, haciendo un pequeño puchero por su inconformidad.

Airmid, por su lado, solo comentó en su mente que tal escena le resultó tierna.

"Es muy linda, ese chico la tiene completamente enamorada, no debería meterme en la vida privada de los demás pero debo admitir que me interesa saber qué tanto avanzarán o si el chico tiene los mismos sentimientos por ella" se dijo a sí misma la sanadora, como si de una vecina chismosa se tratara.

Tras el intercambio de palabras y los diálogos internos de ambas mujeres, por fin llegaron a la habitación de Bell.

-Todo tuyo, ve y cuida a tu hombre-Declaró Airmid, dando la vuelta.

-¡¿M-MI HOMBRE?!-Preguntó Ryuu completamente roja, tanto así que incluso el rojo de los ojos de Bell no era suficiente para comparar las tonalidades.

-¡No engañas a nadie!-Le respondió la peliplateada a la distancia, sin voltear y sin frenar su avance.

"¿P-Por qué de pronto todas actúan como Lyra y Kaguya?" se cuestionó, con la cabeza agachada y sintiendo ganas de llorar por el constante acoso, tanto de Aisha que iba todas las noches al bar a hablar con ella y ahora de Airmid.

Se resignó y dejó de lado el asunto, nada arruinaría el día con Bell.

*Toc* *Toc* *Toc*

Ryuu golpeó la puerta.

-¡Puedes pasar, Ryuu!-Gritó Bell desde el otro lado, en respuesta a ello.

"¿Eh? ¿Supo que era yo? ¿N-No será que escuchó lo que dije..." el terror se hizo presente en cada fibra de su cuerpo, originado por su grito de "¡¿Mi Hombre?!" que fue provocado por culpa de Airmid y su declaración.

Abrió sus ojos de sobremanera y comenzó a dudar si entraba o no.

No obstante... ¡Las ganas de verlo pudieron más!.

Abrió la puerta lentamente y saludó.

-H-Hola, Bell ¿C-Cómo supiste que era yo?-Preguntó, rogando que su respuesta no fuera lo que se imaginó.

Bell se comenzó a reír un poco.

-No lo sabía, lo supuse ya que eres siempre la primera en visitarme desde que estoy aquí, además, quería que fueras tú-Respondió y después le mostró una dulce sonrisa, alegrando el corazón de la elfo y llenándolo de alivio de paso.

"Así que no me escuchó... espera, d-dijo algo muy vergonzoso hace un momento... él... ¿Quería que fuera yo quien lo visitara?" se preguntó a si misma, recapitulando las palabras anteriores de aquel chico que lucía despreocupado tras dar una declaración muy comprometedora.

*Grrrr*

El estómago de Bell gruñó.

-P-Perdón...-Se disculpó el peliblanco, mirando a un costado.

Ahora fue Ryuu quien echó una pequeña carcajada.

-Veo que tienes hambre, yo me encargo, Bell-Comentó la chica, caminando a su dirección y sentándose a un costado de él, como lo había hecho en las 4 ocasiones anteriores a esa, ya parecía una rutina/costumbre para ella.

Bell se veía emocionado por lo que Ryuu preparó.

En las últimas visitas, la elfo había traído diferentes platillos, cada uno más rico que el anterior, si bien Mikoto de su familia es una excelente cocinera, sorprendentemente Ryuu lo era aún más, no conocía esa cualidad de ella, casi podía jurar que el sabor se sentía como el de la comida de Mama Mia, aunque claro, si Ryuu dijo que ella lo cocinó es porque decía la verdad.

La chica tomó la canasta y de ella sacó un plato y un contenedor, al abrir el contenedor, todos los olores golpearon a Bell y encantaron su olfato.

-Son... espaguetis...-Dijo al ver la comida lista para consumir.

-S-Sí, no quería hacerlos hasta que mejorara mis habilidades de cocina, sé que es tu comida favorita y no deseaba arruinarla al no cocinarla correctamente, espero haberlo hecho bien-Informó Ryuu, jugando con su cabello, enrollando un mecho con su dedo índice.

-Ryuu...-Bell la nombró.

-He estado practicando todas las noches con Mama Mia, lamento decirlo hasta ahora, pero quería hacerlo-Comentó.

-Nunca fui alguien muy buena en labores del hogar o cosas por ese estilo, así que me he estado esforzando en hacerlo lo mejor posible, quería hacer lo mejor por ti...-Finalizó, cubriendo su rostro con sus manos.

Poco a poco las fue bajando para ver la reacción del chico.

Él se hallaba inmóvil, sin habla y con una pequeña sonrisa, no sabía que decir.

De pronto su reacción cambió.

Una sonrisa inocente y llena de dicha se dibujó en sus labios.

-Me hace feliz que hayas hecho todo eso por mi, en verdad, muchas gracias por todo, la comida todos los días ha sido deliciosa, me haz cuidado cuando tengo pesadillas antes de despertar, en verdad eres alguien muy valiosa para mi, Ryuu, sin duda alguna, me alegro de que estés aquí conmigo-Respondió Bell, con una tranquilidad impropia de la situación en la que se habían metido.

El corazón de Ryuu pegó un salto ante esto.

Ahora era ella quien no sabía que decir.

Aunque, una parte de lo dicho por el peliblanco hizo que se sintiera mal.

"Sus pesadillas... son culpa mía... aún si lo estoy ayudando con ellas, yo fui la responsable..." este pensamiento bajó su ánimo y sus sentimientos a flote fueron tranquilizándose.

Sus orejas decayeron.

Bell se dio cuenta pero no sabía a qué se debía.

Hizo repaso de lo que le respondió y cayó en cuenta de la razón por la que su actitud se tornó así.

-Ryuu, no fue tu culpa-Le dijo, acercándose a ella.

-¿Uh?-La elfo levantó la cabeza.

-No fue tu culpa, puede que esté teniendo pesadillas, sí, la experiencia me traumó, nunca había presenciado tanta brutalidad y lamento profundamente no poder salvar a los demás...-Decía, mientras la chica lo miraba atentamente.

"Así que... esa amarga experiencia fue por mi..." volvió a decaer.

-Sin embargo, no me arrepiento de nada-Interrumpió el hilo de pensamiento de Ryuu.

Su atención regresó a las palabras de Bell.

-No me arrepiento de haber corrido hacia ti-

-No me arrepiento de creer en ti-

-No me arrepiento de hacer lo que hice-

-Y sobre todo... no me arrepiento de haber hecho hasta lo imposible por salvarte, Ryuu-Finalizó, bajando su mano, sin darse cuenta en donde la había asentado.

Él... estaba tan sumergido en su discurso que no se percató que puso su mano izquierda encima de la de Ryuu, que reposaba en la cama.

No obstante, ella se hallaba de igual manera que él, sumergida y encantada con las palabras de aquel chico, las cuales alegraban su ser, su corazón, su alma. Ese fue el motivo que impidió que se dieran cuenta de la comprometedora y penosa escena en la que Bell los metió.

-Es por eso que, no quiero que te sientas mal, deseo ver esa sonrisa que tanto haz mostrado desde que volvimos-

-Yo... yo quiero que no vuelvas a sufrir-

"B-Bell..." lo nombró, todo esto era demasiado para ella, sentía muchas ganas de lanzarse a abrazarlo, a duras penas se contenía.

-Quiero...-

-Quiero que seas feliz-

Finalizó, sonriéndole dulcemente.

Ahí fue cuando toda medida de contención o retención de los sentimientos de la "hermosa hada" fueron rotas.

Parándose de golpe de la silla, lo abrazó, envolviendo sus brazos detrás de su cuello y poniendo su rostro en el lado izquierdo del de él, justamente encima de su hombro.

Ante esto, Bell se quedó estático, no articulaba frase u oración alguna, ni siquiera un solo sonido.

-Bell... muchas gracias...-Agradeció ella.

-Muchas gracias... por ser mi héroe...-Agregó.

El peliblanco sintió como pequeñas gotas mojaban su hombro.

Eran lágrimas.

Lágrimas de felicidad.

Ryuu en verdad estaba agradecida con él por lo que hizo.

"Ser su héroe..." pensó, era lo único dicho por la elfo que resonaba en su mente.

"Fui... fui su héroe..." agregó, para después percibir como una explosión de sentimientos brotaba desde dentro de su ser.

Él tampoco se contuvo y con su brazo libre, correspondió al abrazo.

Lo envolvió en la espalda de Ryuu y asentó su mentón en el hombro de ella.

-No permitiré que vuelvas a sufrir...-Le dijo.

En ese pequeño instante, desde el fondo de ellos, aquel amor naciente, hizo click con su contraparte, rompiendo las barreras y las dudas que les impedían expresarlo.

Se fueron separando poco a poco, y sus rostros chocaron frente a frente.

Ambos se sonrieron, pero, cuando se detuvieron...

Sus miradas estaban fijas en el otro.

Ninguno decía nada.

Nadie hablaba de su momento de debilidad.

De las vergonzosas palabras que dijeron.

Todo su mundo se reducía a ese cuarto.

A esa cama.

A esa persona...

Las mejillas de ambos se tintaron de un color rojo muy fuerte.

El ambiente era irreal, se sentía cálido, brillante y sobre todo, cómodo.

La calma que sentían era incomparable, lo confortante que era estar al lado del otro no podía explicarse con palabras.

-R-Ryuu...-

-B-Bell...-

No sabían a qué se debía, no obstante, definitivamente no deseaban que esta tranquilidad se perdiera.

-B-Bell, q-quería saber si...-La elfo fue la primera en intentar decir algo.

El joven esperó a que terminara.

-S-Si ¿Q-Quieres que... y-yo te ayude a comer...?, es que s-se está enfriando...-Preguntó Ryuu, rompiendo el contacto visual para apuntar el plato recién servido.

-¿Uh?-Bell ladeó la cabeza.

El ambiente se había roto.

-¡S-Sí, por favor!-Asintió el chico, dejando de lado lo anterior.

Estaba lleno de vergüenza, no podía ver la muchacha al rostro después de ese roce.

-¡E-Está bien! ¡Y-Yo me encargo!-Dijo Ryuu, girando el tenedor para agarrar los espaguetis.

En la mente de ambos cruzo exactamente el mismo pensamiento.

"E-Eso estuvo demasiado cerca... e-espera... ¡¿Qué estuvo demasiado cerca?!".

Humo salió de la cabeza de los dos.

Sacudieron la misma y se dieron calmadas en las mejillas, con una perfecta sincronización.

-¿Eh?-Dijeron al mismo tiempo al notar que el otro hacía lo que ellos.

-Pffffffff-Se rieron ante esto.

Y luego, por fin la comida fue consumida.

Bell abría su boca y Ryuu acercaba el tenedor a la misma.

Al fin y al cabo, ya tenían experiencia en eso ¿La razón? Simple, la hermosa elfo le ha dado de comer de esa manera al conejo todos los días desde que él está ahí.

Los minutos pasaron y por fin terminaron.

Hablaban de varias cosas, sobre todo Bell, quien relataba las visitas de su familia en las tardes y momentos antes de que finalice la hora de visitas.

Comentó que su diosa tenía ojeras al no dormir mucho por las constantes reuniones con Urano-Sama.

Mikoto, Welf, Lili y Haruhime han dado varías declaraciones al gremio sobre lo sucedido en la zona del gran árbol y la ciudad del agua.

Ellos le contaron que un extraño los salvó de la Amphisbaena, lo que se le hizo extraño a ambos en la habitación, ya que eso significaba que el responsable era al menos nivel 5, si no, hubiese sido imposible que lo derrotara de la forma en la que lo hizo.

Dejaron de lado el asunto y Ryuu habló sobre su experiencia con Mama Mia como maestra de cocina.

La resumió como "Terriblemente efectiva".

Bell ladeó la cabeza al no entender el motivo, así que la elfo relató que la enana, como maestra, es alguien con quien puedes aprender mucho, pero sus métodos son muy estrictos.

Por la mente del peliblanco cruzó cierta chica del gremio de cabello castaño y lentes. Eina, su asesora.

"Debo disculparme con ella, muy probablemente me mate por haberme metido en problemas de nuevo" se dijo a sí mismo, apuntándolo como recordatorio.

La plática continuó sin considerar el tiempo, algo que ya consideraban normal.

-Y me golpeó por cortar los ingredientes en láminas muy delgadas...-Finalizó Ryuu, un tanto apenada por el recuerdo de eso.

-¡Jajajaja! T-Te entiendo, me ha pasado, pero me causa mucha gracia que sobre todas las personas, te sucediera-Dijo Bell, riéndose ligeramente, no como burla, solo le causaba gracia.

-N-No te burles-Pidió la chica, lanzando una mirada suplicante y abochornada.

El peliblanco detuvo sus palabras, no porque Ryuu lo pidiera, si no porque se le hizo muy tierna su reacción.

-L-Linda...-Susurró.

-¿Uh?-La elfo lo escuchó.

-¿Eh? N-No lo dije en mi mente... ¿V-Verdad?-Preguntó el chico, sintiéndose derrotado.

-N-No... l-lo escuché fuerte y claro-Respondió a quien iba dirigida esa pregunta.

-M-Me hace feliz saber que piensas que soy linda-Agregó con entusiasmo.

Más pronto que tarde, el chico habló.

-Es imposible no pensar q-que lo eres, e-eres c-como u-una hermosa h-hada...-Lanzó esa comparación otra vez.

Cuando Bell lo hizo, instintivamente Ryuu recordó lo que Mama Mia le dijo la primera noche en la que entrenó sus habilidades culinarias.

-¿A-Así es c-como me ves...?-Preguntó aunque fue interrumpida.

*Toc* *Toc* *Toc*

La puerta de la habitación fue golpeada.

-¿Quién será?-Se cuestionaron.

-Vengo a hacerle el chequeo final a Bell, hoy podrá regresar a su sede-Dijo la voz desde el otro lado, se trataba de Airmid.

-Adelante, puedes pasar-Avisó Bell.

Antes de que ella entrara, dio su respuesta.

-Sí, así es como te veo, Ryuu, como una hermosa hada-Dijo el chico, causando que saliera vapor de la cabeza de la susodicha.

La puerta se abrió.

-Veo que se la pasan bien juntos y eso que ya casi es medio día-Informó la peliplateada.

-¿Medio día? ¡Mama Mia me va matar!-Gritó Ryuu. Ella había olvidado el tiempo que la enana le permitió ausentarse.

-¡Me tengo que ir Bell! Me gustó estar contigo, pero debo irme, ¡Adiós!-Se despidió la chica, tomando sus cosas y corriendo a toda velocidad, era una gran fortuna que vistiera su uniforme del bar, así no perdería tiempo importante.

-A-Adiós...-Dijo el peliblanco, viendo como se alejaba.

-¿Cuánto llevan juntos?-Preguntó Airmid.

Bell ladeó la cabeza, sin entender.

"Ahhhhh qué tontos son los hombres" opinó la sanadora, suspirando con cansancio.

-No es nada-Contestó a secas.

"Espero que no hagas esperar mucho a esa chica" dijo, procediendo con sus labores.

Calles de Orario, después del chequeo.

-Vamos Bell, las chicas te extrañan, ya me duele la cabeza de escuchar tu nombre 500 veces al día desde que estás hospitalizado-Decía Welf a su compañero, el cual caminaba detrás suyo.

Por fin había llegado el día en el que volviera a su sede después del infierno en los pisos profundos, la batalla contra la calamidad y su estancia en la sede de la familia Dian Cecht.

-¡Ya voy!-Contestó el joven, aproximándose.

-¿Qué cuidados te recomendó Airmid?-Preguntó el herrero.

-Hummm, que mientras no me quite la prótesis y no haga movimientos bruscos en 1 semana más estaré bien-Informó el chico, mirando su brazo derecho.

-Ya veo...-Opinó el pelirrojo, quien se veía como si quisiera decir algo más.

"Siento hostilidad hacia mi persona... el responsable es... ¡¿WELF?!" gritó internamente el peliblanco, volteando a ver a su compañero.

Una sonrisa peligrosa se dibujó en la cara del pelirrojo.

-Oye Bell... por cierto, se me olvidó comentártelo pero... yo igual venía en las mañanas a visitarte-Le dijo Welf, aguantando la risa.

El chico frenó en seco ante aquello.

Su cuerpo tembló.

Casi sin poder articular palabra alguna, lanzó una pregunta.

-¿E-E-En serio?-Fue lo que dijo.

-Sí y no creerás lo que vi en esas ocasiones-Sembró la discordia el herrero.

Bell se transformó en un tomate viviente.

-Debo admitir que me alegro que ella estuviera ahí para cuidarte, en serio, cada vez que me asomaba estaban los dos juntos, todos los días, pensé que ella iría solamente en un par de ocasiones y mi sorpresa fue grande cuando se quedó hasta el día de hoy-Relató lo que vio.

El peliblanco cubrió su rostro con ambas manos, la vergüenza se apoderaba de cada fibra de su ser.

-También me pareció tierno que ella durmiera a tu lado, sujetando tu mano, te veías en paz, contrario a lo que me contabas en las tardes sobre tus pesadillas-Agregó, revolviendo el cabello de su compañero.

Bell seguía sin mediar palabra, continuaba ocultando su rostro colorado.

Welf suspiró.

-No hay razón por la cual avergonzarse, por lo que veo, tu corazón está encontrando calma y refugio a su lado, eso no es malo, al contrario, los beneficia-Explicó el herrero.

-¿N-Nos beneficia?-Preguntó Bell, sin comprenderlo.

-Ambos están rotos, claro que los motivos que lo causaron son diferentes, sin embargo, si al estar juntos ese dolor se disipa, se complementan y son mejores... ¿Por qué dudarías?-Respondió de forma seria aunque comprensiva.

-Es que... me siento mal por lo sucedido con Aiz... me siento sucio... como un mujeriego... no está bien que el amor que tanto decía tenerle a Aiz cambie repentinamente a otra persona... es... es muy poco tiempo para eso...-Contestó, agachando al cabeza y frunciendo el ceño.

Welf le dio un golpe en el hombro.

*pum*

-A veces eres demasiado tonto, estás enamorándote de otra persona, no tienes por qué guardar luto a la otra, ni que hubiera fallecido. Sí, tu primer amor no resultó pero poner de excusa eso es una tontería, haz lo que quieras hacer, sigue lo que tu corazón siente y desea. Si el amor toca a tu puerta y lo correspondes, tu obligación como hombre es aprovecharlo, no dudar, porque puede esfumarse tan rápido como llegó-Dijo el pelirrojo.

Bell abrió sus ojos de sobremanera sin dejar de sobar su hombro.

-No estoy seguro al 100% de tu sentir por Ryuu, pero si en verdad es amor, lucha por él-Finalizó el herrero.

Las dudas comenzaban a desaparecer, no por completo, pero era un inicio.

-Tienes razón, aún no estoy seguro de mis sentimientos por Ryuu, sin embargo... sé que no quiero que se aleje de mi, le prometí que no permitiría que volviera a sufrir-Dijo Bell, completamente decidido.

-Entonces, haz lo que quieras hacer, amigo mío, que el peso del pasado no te impida un posible futuro feliz-Concluyó Welf.

Después de la plática entre ambos, siguieron su camino.

-En verdad das buenos consejos-Opinó el chico.

-Hago lo que puedo, mientras ninguno de ellos provoque la destrucción de Orario los seguiré dando-Respondió el herrero con esa pequeña broma.

-¿Cómo un consejo destruiría Orario?-Le preguntó, riéndose por lo imposible de que tal escenario se presente.

-Es broma, es broma, vamos, las chicas te esperan-Cortó la conversación.

"Un consejo no puede destruir Orario ¿Verdad?" esa duda entró en la mente de Welf, mientras sudor frío bajaba por su espalda.

"Naaaaa, lo dudo, es una tontería" agregó, desechando la posibilidad.

-He de admitir que alejar a las chicas de tu habitación mientras estabas con ella fue difícil-Comentó el herrero.

-¿Eh?-Preguntó Bell.

-Es gracias a mí que no hubo una batalla campal en esa habitación-Agregó Welf.

-M-Muchas gracias, Welf-Agradeció el peliblanco.

En "La señora de la abundancia".

-Mama Mia, la mesa 3 pidió bebidas, entregaré esta comida a la mesa 5, en la mesa 7 están pidiendo la cuenta y la 2 acaba de ser ocupada-Dijo Ryuu mientras tomaba varios platos y los colocaba en la charola de madera que sostenía en sus manos.

-¡Yo me encargo-nya!-Dijo Anya, yendo a tomar los pedidos.

-¡Yo sirvo las bebidas-nya!-Dijo a Chloe seguido de lo anterior.

Era hora pico en el bar, la gente llegaba en grandes cantidades y, contrario a lo que pensarían, lo estaban manejando de buena manera.

Pero no vinieron a leer sobre un negocio a flote.

Había una chica sobre todas las demás, la cual parecía un poco más entusiasta, por no decir que prácticamente había cambiado por completo.

Se trataba de Ryuu.

Ella, al llegar de su "tiempo libre", tuvo una "recarga de pilas" ¿A qué se refiere eso?, sencillo, sus energías fueron renovadas, su alegría aumentaba exponencialmente y atendía a todos los clientes con una hermosa sonrisa, al igual que con una amabilidad impropia de ella, quien era conocida por su seriedad.

-Brilla como es mismo sol...-

-Nunca me había percatado de lo hermosa que era-

-Las elfos son hermosas, no hay duda de eso-

Comentarios por ese estilo decían los clientes que eran atendidos por ella.

"Lo que hace el amor" pensó Mia, con cierta felicidad no reflejada en su rostro.

-Mama Mia, todo ha sido cubierto-Dijo la chica.

-Eso veo, me alegra ver que el trabajo está saliendo muy bien-Comentó la enana.

-Sí, aunque sería más fácil con Syr aquí-Opinó la elfo.

Las otras chicas parloteaban sobre a donde se iba en las mañanas, ese era el tema de conversación desde hace casi una semana.

Un cliente levantó la mano, Ryuu lo vio y caminó a él.

"Bell, Bell piensa que soy muy hermosa... me apena que eso me haga feliz, pero no puedo ocultarlo..." pensó, sonriendo ligeramente.

Por su distracción, se le resbaló un vaso.

*¡Crash!*

Se rompió.

-Ahí se fue la racha perfecta sin romper nada...-Susurró Lunoire.

Las camareras voltearon instintivamente a su jefa, dando por muerta a su compañera.

No obstante, no pasó nada.

-¡L-Lo lamento! Lo recogeré y limpiaré de inmediato-Dijo Ryuu, agachándose y agarrando los trozos de cristal del suelo.

Chloe, Anya y Lunoire estaban pasmadas.

¡MIA NO LA REGAÑÓ!.

"Se vuelve más tonta que de costumbre cuando piensa en él, aunque me hace sentir bien saber que está superando su dolor poco a poco" se dijo a sí misma.

"Niño, espero que correspondas a sus sentimientos, si no, te mato, ella merece ser feliz" agregó, con un aura amenazante proviniendo de ella, provocando que tanto clientes como trabajadores se asustaran.

Mansión de la chimenea.

-L-Lamentó la intromisión-Dijo Bell, abriendo la puerta de la mansión que no tenía seguro.

Haruhime, Lili y Hestia voltearon rápidamente hacia él.

A una velocidad inhumana, las tres corrieron a su dirección.

-¡BELL!-Gritaron al unísono, lanzándose a abrazarlo.

-¡ESPEREN!-Trató de detenerlas.

Frenaron de golpe.

-Tengo que cuidar mi brazo, Airmid dijo que cualquier golpe o movimiento brusco podría lastimar aún más mi brazo, por lo que no deseo ser tacleado-Informó el chico.

Las tres se acercaron lentamente y lo abrazaron.

-Te extrañamos, Bell-Le dijo Hestia, abrazándolo y llorando.

-Sí, en serio Bell-Sama, no entiendo como es que siempre se mete en problemas, pero me alegro de que esté aquí con nosotros-Agregó Lili, haciendo lo mismo que Hestia.

-Bell-Sama... por favor, no vuelva a arriesgar su vida de esa forma-Pidió Haruhime.

Bell correspondió a los abrazos.

-Estoy en casa-Les dijo.

Mikoto y Welf yacían de pie detrás suyo.

Algunos minutos pasaron en esa misma posición hasta que las chicas lo llevaron al sillón de la sala para que se sentara.

-Bell-Sama ¿Tiene hambre? ¿Quiere que le cocine algo?-Preguntó Haruhime.

-¿Te sientes bien? ¿Quieres un masaje?-Continuó Hestia.

-Le ayudaré en lo que necesite, Bell-Sama-Le siguió Lili.

Efectivamente, el joven aventurero era rodeado por las 3 chicas de su familia mientras Mikoto y Welf se reían a la distancia.

"Esto no es gracioso..." pensó.

-E-Estoy bien, agradezco al preocupación-Les respondió.

-Hestia-Sama, Lili-Dono, debemos llevar estos papeles al gremio-Informó la chica oriental, sujetando una gran cantidad de formas.

-Ahhhh lo había olvidado, maldito Urano-Dijo Hestia con enojo contenido.

-Welf me contó de eso, Urano no quiere que hablemos de lo que pasó con el Juggernaut ¿Cierto?-Comentó Bell.

Cuando él despertó por primera vez en la sede de la familia Dian Cecht y por fin estuvo en condiciones de hablar, fue interrogado por su familia, a los cuales les contó lo que vivió.

El incidente con el ex miembro de la familia Rudra.

El lambton.

El despertar del Juggernaut.

La caída libre a los pisos profundos.

La destrucción del coliseo de monstruos en el piso 37.

En fin, una total calamidad, tanto así que sonaba como un cuento de terror.

Más pronto que tarde, por medio de Fels, se le informó a la familia Hestia que Urano deseaba verlos y hablar con ellos.

De alguna forma, se enteró de que estuvieron involucrados en el despertar de esa "cosa".

El dios de Orario los reunió y les exigió guardar completo silencio sobre aquel ataque.

Sin embargo, las entrevistas no acabaron ahí.

La destrucción de la zona del gran árbol y la ciudad del agua fue un tema muy hablado en la ciudad, tanto así que los encargados del gremio exigieron una explicación.

En resumen, esos días en los que Bell permaneció acostado y en recuperación, fueron un infierno para el resto de su familia.

-Y por fin terminaremos con esa fase, ya estoy harta de contar lo mismo todos los días-Dijo la pequeña diosa, suspirando.

-Lili quiere unos días libres-Dijo la pequeña soporte.

-Yo digo que tomemos un descanso antes de volver al calabozo-La opción fue dada por Mikoto.

-¡Sí!-Gritaron todos los miembros de la familia sin dudar ni un segundo, excepto Bell, quien permaneció en silencio riéndose con incomodidad.

-No me digas que tienes planeado ir pronto al calabozo-Le recriminó Welf a su compañero.

-V-Verán, como he estado sin hacer nada estos últimos días, quisiera activar,e, además, hay algunos asuntos que quiero resolver dentro del calabozo-Explicó el joven peliblanco.

-No tienes remedio-Opinaron sus compañeros.

-Prometo tener cuidado-Fue lo único que dijo el joven.

Se levantó y con la intención de ir a tomar un baño.

-¡Espera Bell!-Hestia lo detuvo.

-¿Qué sucede Kami-Sama?-Preguntó el chico.

-Voy actualizar tu estado, no pude hacerlo en este tiempo-Dijo la diosa, dejando su asiento.

Diosa e hijo fueron hacia la habitación de este último.

En la habitación de Bell.

El peliblanco se hallaba sentado en el borde de su cama, con su espalda descubierta.

"Veamos qué tanto creció, con su habilidad desactivada no pudo haber sido mucho ¿Verdad?" se dijo Hestia a sí misma, tomando un alfiler con el cual dejaría salir una gota de su sangre.

El líquido rojo cayó a la espalda de su hijo, revelando su estado.

Lo que vio, la sorprendió en demasía.

Bell Cranel
Humano
Nivel 4

Fuerza:F387
Resistencia:E405
Destreza:D500
Agilidad:D599
Magia:E488
Suerte:E
Resistencia anormal:F
Escape:H

Habilidades:
Liaris Freese
Ox slayer
Argonauta

Magia:
Firebolt: Es una magia sin canto, lo que le permite usarla sin recitar un conjuro

-¿Qué es esto...?-Se preguntó la diosa, sin salir de su impresión.

-¿Sucede algo Kami-Sama?-Preguntó Bell ya que ella se quedó en silencio.

"Liaris Freese volvió a ser activada... no solo eso, sus estadísticas aumentaron radicalmente ¿Por qué? ¿Qué pudo hacer que esto pasara?... o mejor dicho... ¿Quién?" esas preguntas inundaban la mente de la deidad.

"La camarera..." concluyó.

"¡Y YO QUE PENSÉ QUE PODRÍA ENAMORARLO AHORA QUE YA NO AMA A WALLEN-LO-QUE-SEA!" se lamentó mientras aguantaba sus ganas de llorar. Otra vez le ganaron el amor de su hijo.

-¿K-Kami-Sama? Me está asustando...-Preguntó el joven, preocupado.

-N-No es nada, s-solo siento como si mis sueños fueran triturados...-Respondió Hestia con un tono de voz un tanto decaído.

-Ya veo... ¿Qué?-Cuestionó.

-Nada, nada, aquí tienes tu hoja de estado, si me disculpas... tengo que ver si hay alcohol en la mansión...-Dijo Hestia, saliendo de la habitación, no sin antes haber tapado el nombre de Liaris Freese de la hoja.

-N-No tome mucho, Kami-Sama-Comentó el chico, al mismo tiempo que su diosa cerraba la puerta tras de sí.

"Que extraño..." opinó Bell.

Al ver su estado, se sintió feliz, claro que fue muy peligroso que se metiera en muchos problemas, sin embargo, se podría decir que valió la pena, tanto por su aumento de estadísticas como por haber salvado a Ryuu.

Asentó la hoja en su escritorio y fue al tomarse una ducha, para después dormir. Debía despertarse temprano si quería combatir un poco en el calabozo.

Aunque... algo dentro de él tenía miedo...

No al calabozo...

A dormir...

Sus constantes pesadillas eran algo que lo atormentaban y solo se calmaban cuando cierta camarera, que lo visitó en su estancia en la sede de la familia Dian Cecht, tomaba su mano.

Pasaron unos cuantos minutos y ya estaba acostado en su cama, pero no conseguía cerrar sus ojos.

Las horas pasaban y poco a poco el cansancio le pasaba factura, sus párpados pesaban.

"Aquí voy... otra vez..." se dijo a sí mismo.

Y de pronto... todo fue oscuridad.

En el mundo de los sueños.

Cuando los abrió de nuevo, se encontraba en un lugar oscuro, donde gotas de agua cayendo al suelo eran el único sonido perceptible.

Aquel sitio... era el calabozo.

El piso 27 para ser específicos.

"Estoy aquí de nuevo...".

"La sangre...".

"El miedo...".

"La muerte...".

Miraba a todos lados, esperando a que el encargado de asustarlo se hiciera presente, aunque... no apareció.

Eso se le hizo extraño y recorrió el lugar.

Tras un tiempo, llegó a una zona desconocida.

Parecía un bosque.

Había un cielo estrellado.

La brisa pasaba con calma por su cuerpo.

Era refrescante.

Continuó avanzando hasta que una luz blanca a escasos metros de él llamó su atención.

Como si estuviera hipnotizado, la siguió.

Caminaba y caminaba, al estar cada vez más cerca, esa luz empezaba a tomar forma.

Puso su mano delante de sus ojos para que el brillo no los lastimara.

Cuando por fin sintió que llegó a su destino...

Lo vio...

-¿Ryuu?-Nombró Bell.

Sí, la mujer que desprendía esa luz, era ni más ni menos que la elfo.

Aquella figura tenía sus manos en el pecho y sus ojos cerrados.

Fue abriéndolos cuando percibió la presencia del peliblanco.

Al hacerlo por completo... sus labios se despegaron.

-Me encontraste... Bell... gracias por ser mi héroe-Le dijo la representación de Ryuu en su sueño.

Y... despertó de golpe.

En el mundo real.

Los rayos del sol golpeaban en su cara.

-¿Q-Qué...? ¿Ya amaneció...?-Se preguntó.

Se sentó en su cama con incredulidad.

-N-No tuve pesadillas...-Dijo sin poder creerlo.

-Todo fue gracias a que soñé con... Ryuu...-Fue la explicación a la que llegó.

Tiró su espalda al colchón y puso su antebrazo izquierdo en la frente.

-¿Qué significa todo esto? ¿Desde cuando se supone que me siento así por Ryuu?-Se cuestionó.

-Yo...-

-¿Me estaré enamorando de ella?-

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Bueno amigos, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado, en el siguiente capítulo se revelarán muchas cosas ¡ESPÉRENLO!.

Por cierto, voten aquí cuál fic desean que actualice ahora, los leo.

* ¿Está mal enamorarse de un aventurero?.

* ¿Es malo entrar al calabozo sin falna?.

* ¿El primer amor es el más importante?.

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Si desean leer más de mis fic, pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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