❤️Especial de San Valentín❤️
Aviso: Los sucesos ocurridos en este especial transcurren en un momento más adelante de la historia según la cronología del último capítulo del fic. Así que han de tomarlo en cuenta. En el siguiente capítulo que se publique, por obvias razones, no se partirá desde aquí, si no desde el capítulo 30 que fue el último, no especial, en publicarse. Aclarando esto podemos dar inicio.
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Era una tarde tranquila en el gremio. El aire que se respiraba era dulce y ligero, contrario a lo que normalmente se esperaría de un sitio tan concurrido debido a que ahí se daba a cabo la actividad más exigente de la ciudad de Orario... el manejo de bienes y recolección de piedras mágicas que los aventureros traían después de largas jornadas de trabajo en el calabozo. El único detalle que resaltaba era... la falta de personal y aventureros que estuviesen ahí.
Efectivamente, en el gremio brillaban por su ausencia tanto asesoras, cajeras, etc. O sea, trabajadores. Y los mismos aventureros antes mencionados.
Esto era debido a que muchos de ellos, la mayoría mujeres y hombres con parejas, estaban disfrutando de esa fecha importante... ¡San Valentín!
¡Sí! Ese hermoso día en el que el amor está en cada lado y esquina del mundo, donde puedes expresarle tu amor a la persona de la cual te hallas enamorado o enamorada.
El día en que... ¡Los hombres afortunados reciben chocolate!
Y eso... Bell Cranel lo debía perfectamente bien.
El detalle recaía en que, hasta ese momento... ¡No ha recibido absolutamente nada!
El reloj marcaba las 2 de la tarde y ¡Su hermosa novia semi elfo no le ha entregado ningún caramelo o regalo!
Déjenme explicar por qué aguardaba ansiosamente por aquello y el por qué se hace tanto hincapié en ello.
Bien, en Orario se tiene la costumbre de que la mujer sea quien le haga un regalo al hombre, el cual será devuelto en fechas posteriores, en el denominado "Día del blanco". Si los sentimientos de las chicas fueron correspondidos recibirán un regalo ese día de la persona a la cual le expresaron su amor de forma material. En caso contrario, se sobreentiende que no fueron aceptadas y se evita la pena de recibir un rechazo directo.
Habiendo aclarado ese punto, podemos continuar.
Bell y Eina viven juntos desde que la mansión del sol, que antes le pertenecía al Dios Apolo, se convirtió en la sede de la familia Hestia y el sitio al que esa hermosa asesora del gremio llama hogar. Efectivamente, esa pareja de enamorados compartía techo.
Ese día el peliblanco se despertó emocionado, esperando recibir chocolates caseros de parte de su amada novia. En su calendario marcó la fecha con un corazón.
Al saltar de su cama y salir de su habitación, se topó con... ¿Eina usando su ropa de trabajo?
Inspeccionó en cada parte de la chica, buscando una caja o bolsa llena de chocolates. Pero su búsqueda fue en vano y no consiguió visualizar tan ansiado dulce.
De repente ella le dijo que debían ir al gremio porque, dado que subió de nivel, debía aprender sobre los nuevos peligros de las zonas más profundas del calabozo.
Él, algo decepcionado y cabizbajo, aceptó sin contradecirla porque era consciente de cómo acabaría eso. En esa relación se sabe de sobra que quien manda es la aterradora semi elfo.
Y eso nos trae aquí, al cuarto de estudio del gremio donde el único ruido o sonido presente era el de las manecillas del reloj segundo a segundo en medio del silencio sepulcral.
Bell se encontraba contestando un examen de casi 100 pregunta sobre los pisos inferiores. No obstante, su mente no estaba concentrada completamente.
Veía de reojo a su novia, quien leía plácidamente el libro que sostenía. Se acomodaba los lentes de vez en cuando y soltaba pequeñas risitas en pocos lapsos de tiempo.
Cualquier hombre se cautivaría ante tal escena. Sin embargo, a pesar de que él también alababa la belleza de esa excepcional mujer, también lo abordaba una duda.
"¿Dónde está mi chocolate?" Preguntó en su subconsciente, triste y decaído. O al menos esa impresión daba su voz interior.
Cuando el lápiz en su mano se detuvo, suspiró pesadamente.
-No te veo escribiendo-La castaña agudizó la mirada, afilándola y bajando el libro que leía con anterioridad.
-Perdón...-El peliblanco se disculpó y continuó respondiendo. No le faltaba mucho para acabar e ir al calabozo junto a Welf, quien tuvo que irse a primera hora. Pero con quien quedó de verse en la fuente cercana al calabozo a las dos de la tarde en punto. Hora la cual ya marcaba el reloj, por lo que él se apresuró.
Su mente procesaba la información estudiada y el cuerpo hacia el resto, específicamente la mano derecha que escribía a gran velocidad las últimas 5 respuestas del examen.
Ya se ha convertido en costumbre para Bell y Eina que, cada que sube de nivel, ella le aplique un examen antes de aventurarse a los nuevos riesgos del calabozos. Él estaba de acuerdo en ello porque sabía que lo hacía por su bien. No hay nada que le preocupe más a Eina que el bienestar del conejo suicida con sueños de ser héroe.
-Terminé-Avisó el peliblanco, asentando el lápiz en la mesa y separándose de la misma.
La asesora asintió y tomó la hoja de papel. Tras analizarla durante varios minutos, donde Bell se preparaba para salir, dio su veredicto.
Suspirando prolongadamente, cerró los ojos y, seguido de esto, habló.
-Todas correctas... ¿Cómo lo haces? ¿Tienes memoria fotográfica o algo así?-Le cuestionó Eina, ya acostumbrada a los exámenes perfectos de su novio.
-Siempre presto atención a lo que me dices y pides. Cada palabra, expresión o lenguaje corporal se queda grabado en mi mente-Respondió Bell, despreocupado y poniéndose de pie.
La castaña se sonrojó ante ello.
-¿E-Eh?-Preguntó, siendo interrumpida.
-En fin. Debo irme al calabozo. Nos vemos al anochecer, Eina-Él se despidió, dándole la espalda después de sonreírle y retirándose de ahí antes de que siquiera recibiera un adiós de su amada.
Debía darse prisa. Welf aguardaba al arribo de su mejor amigo.
La elfo se quedó de pie, estirando la mano ante el cierre de la puerta.
Cuando la pequeña apertura por la que se lograba ver lo que había fuera de ahí se cerró, bajó la mirada y formó un puño con la mano, posándolo encima de su pecho.
-Sin dudas está decepcionado...-Susurró Eina. El pecho le dolía.
-Pero... ¡Prometo que eso cambiará en la noche!-Los ojos color esmeralda de la bella mujer brillaron repletos de determinación.
Claramente era consciente de qué fecha se celebrará a hoy. Es por eso que toda la noche de ayer, cuando los miembros de la familia Hestia y la misma Diosa dormían, se dedicó a cocinar chocolates hasta casi el amanecer.
De hecho, que Bell la viera con ropa de asesora no fue porque se despertó temprano y vistió, fue porque ni siquiera durmió. Gracias a su habilidad de mantener la calma pudo apañárselas y no reflejar ese cansancio.
Ustedes se preguntarán "¿Por qué se desveló a tan altas horas de la noche?". La respuesta es sencilla. Nuestra hermosa coprotagonista es... ¡Pésima cocinando! ¡No solo pésima, lo que le sigue!
Cada intento en la madrugada resultó en un horrible desastre.
Chocolates a las que le echo sal en vez de azúcar. ¿Qué diablos hacia la sal ahí?
O en el caso contrario, chocolates tan dulces que pudrirían los dientes de quienes los coman a consecuencia de la enorme cantidad de azúcar que poseían.
Hubo un momento en el que casi quema la casa y mucho humo salió del horno. Pudo controlar el incidente antes de despertar al resto.
Chocolates quemados y duros que más que un dulce parecía un enorme trozo de adamantita.
Ella se desveló intentando crear el chocolate perfecto. No obstante, esos intentos sólo terminaron en rotundos fracasos.
-Soy una pésima novia... ¿Cómo pude suponer que sin seguir recetas o instrucciones podría hacerlo? Me confié pensando en que sería sencillo y ahora mi Bell está triste-Se desparramó en el sillón, sintiendo autodesprecio.
-¡No es tiempo de sentirme derrotada!-Se levantó de golpe, recuperando las energías que según se agotaron en la noche.
Salió del cuarto de estudio.
-¡Misha! ¡Rose! ¡Tomaré un descanso!-Avisó.
-¿Eh? ¡Espera! ¡Royman nos encargó papeleo y...!-La pelirrosada quiso detener a la otra asesora. Esta hizo caso omiso a los gritos desesperados y desapareció del gremio en menos de un abrir y cerrar de ojos.
-Tú eres la única tonta que creyó que se quedaría a ayudarte. Él, a diferencia tuya o mía, si tiene con quien celebrar Sam Valentín-La beastman pelirroja declaró, dándole un delicado golpe con un libro a la pelirrosada en la cabeza.
-¡Quiero un novio! ¡Así podría saltarme el trabajo!-Gritó, haciendo berrinche.
-Bueno suerte-Rose se fue de ahí y se dirigió a su escritorio, comenzando a firmar y aprobar solicitudes. Entre ellas había una extraña que decidió ignorar porque iba dirigida a Royman.
"Hum... tal vez se coló" No la leyó y asentó en su cajón.
En el calabozo.
-Y cuando fui a la Torre de Babel, Hefesto-Sama me esperó en la puerta con un chocolate que tenía preparado. Sinceramente sentí que en ese momento se me saldría el corazón del pecho. Solo me limité a aceptarlos y halagarla. Te lo juro viejo, no hay mayor felicidad que recibir un regalo de la mujer que amas-Welf relataba su experiencia junto a su diosa esa mañana. En la voz se notaba la emoción y felicidad que reflejaba palabra a palabra al recordar a la hermosa diosa de cabellera roja.
-Jeje... me alegro, Welf-El rostro del conejo peliblanco distaba de alegría, es más, emanaba una gran aura de celos y envidia.
Esto fue percibido por el pelirrojo.
-¿Qué ocurre Bell? Pensé que estarías más feliz este día. Al fin y al cabo seguramente Eina te dio un regalo ¿No es así?-El herrero posó la mano encima del hombro de su amigo, a quien consideraba casi un hermano.
-¡Ugh!-Ese quejido salió de él, sintiéndose herido en el pecho. No sangraba pero dolía.
-N-No es así... Eina no me dio ningún regalo... jeje-Respondió, conteniendo la tristeza que lo azotaba.
-¿Qué? ¿Por qué? Es algo extraño-Opinó Welf.
-Lo mismo pensé... Firebolt-Contestó Bell, tomando asiento en una roca de gran tamaño, no sin antes activar su magia y hacer volar en pedazos a un goblin que rondaba por ahí sin molestar a nadie.
*¡BOOM!*
En las manos del monstruo había una caja en forma de corazón, la cual cayó al suelo repleto de sangre. Sin embargo, el triste conejo no se percató de ello. A lo mejor ese pequeño solo quería darle un detalle a su novia goblin. No lo sabremos.
-Lamento escucharlo. Es realmente raro que ella no te diera nada-Comentó el herrero, sentándose a su lado.
-Aunque...-Adicionó.
-¿Pudiste pasar tiempo con ella?-Le preguntó.
Bell asintió.
-¿Disfrutaste su compañía?-Interrogó.
-Sí-Respondió el peliblanco.
-¿Y fue necesario un regalo para eso?-Cuestionó.
-N-No...-Contestó el joven.
-Entonces... ¿Por qué estás triste? Sé que es San Valentín y todos esperan un chocolate en esta fecha especial. Pero al final del día, el verdadero significado de esta festividad es el pasar tiempo con nuestra persona amada y que cada segundo, minuto u horas a su lado sean las maravillosas. Así que, anímate. No cabe duda que ella te ama. No necesitas ese chocolate para confirmarlo-Welf le dio palmadas al conejo en la espalda, dándole ánimos.
-Es fácil para ti decirlo porque tu interés romántico sí te entregó los suyos-Una vena se marcaba en la frente de Bell, quien le reclamaba aquello, haciéndolo sentir un hipócrita al decir que los chocolates no eran necesarios.
-Fue una grata sorpresa, no lo negaré. No obstante, yo no requería de ellos para que mi día de San Valentín fuese perfecto. El mero hecho de estar con Hefesto-Sama lo convierte en el mejor de mi vida-Explicó el pelirrojo, levantando el pulgar y guiñando el ojo.
El conejo suspiró.
-Sí... un regalo no es necesario. Aunque, si te soy sincero, quisiese que hubiese un algo que me permitiera recordarlo mejor en los años posteriores. Algún objeto o... regalo. Suena materialista de mi parte, lo sé. Es solo que... es el primer San Valentín que vivo. Y Eina la primera novia que tengo-Informó el muchacho.
-Si quieres que haya un objeto para recordarlo... entonces dáselo tú. No hay ninguna regla que prohíba que el hombre sea quien tome la iniciativa y de el regalo-Welf dijo algo realmente inteligente.
Los ojos carmesí del chico se iluminaron.
-Quiero darle algo que refleje lo mucho que la amo. Un regalo que demuestre el grado de importancia que Eina tiene en mi vida-De repente se puso de pie.
-¡Vamos Welf! ¡Matemos monstruos! ¡Debemos conseguir dinero!-Gritó, reponiendo sus ánimos y jalando al herrero, quien era arrastrado.
-¡E-Espera!-Él quiso soltarse del agarre. Fallo dado que su mejor amigo poseía la fuerza de un nivel 4.
-¡FIREBOLT!-El nombre de esa magia resonó en el calabozo y...
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Los instruís caían uni a uno en un espectáculo de fuego digno de la grandiosa Riveria Ljos Alf, especialista en magia.
"Creo que acabo de meter la pata... perdóname, calabozo-San. No quedará nada de ti" Pensó Welf, viendo como uno a uno caían los monstruos que ni siquiera oportunidad de reaccionar tuvieron cuando varias bolas de fuego les estallaron a quemarropa en la cara.
En "La mansión de la chimenea". Horas después.
-¡ES IMPOSIBLE!-Gritó Eina, cayendo de rodillas al suelo, realmente frustrada y apunto de llorar a consecuencia de esa misma frustración.
-¡T-Tranquilícese, Eina-Sama!-Una hermosa renard de pelaje dorado trataba desesperadamente de subirle el ánimo a la decaída semi elfo.
-Haruhime ¿Cuánto intentos van...?-Preguntó la castaña, sin hacer contacto visual y en tono sombrío.
-D-Diez...-Respondió la rubia.
-Yo dejé de contar en el décimo intento. No me mientas...-Expresó a Eina, pidiendo total sinceridad de la maid de la mansión y parte de la familia Hestia desde hace algunas semanas.
-D-Dieciséis...-Haruhime reveló el número exacto.
Eina se puso de pie y vio los ingredientes en la barra de la cocina.
-Solo queda suficiente cacao y azúcar como para un último intento...-Susurró.
-Eina-Sama ¿Me permite darle un consejo?-Dijo la renard, acercándose a ella, quien asintió sin dudarlo.
-Sonará cursi. Pero no creo que a Bell-Sama le importe la apariencia o el sabor del chocolate. Solo con que se lo dé de corazón él lo aceptará y le sabrá delicioso. Muchos dicen que el mero hecho de recibir algo de quien amas mejora el sabor de la comida. Sé que no es diferente el caso con Bell-Sama-Confesó la rubia, sonriéndole dulcemente a la novia del héroe que la salvó.
-Amor... mejorar sabor...-La asesora solo tomó la información que le interesaba de ese consejo, ignorando todo lo demás.
-¿Eh? Lo que quiero decir es que...-Haruhime quiso aclarar su punto, siendo interrumpida en el acto.
-¡Último intento!-Gritó la castaña, preparando el chocolate.
Cortó en trozos finos las barras de chocolate amargo. Para después proceder a derretirlas en el tazón a fuego lento para cuidar que estas no se quemaran debido al calor.
Vertió azúcar en la mezcla caliente y revolvió.
Adicionó varias mermeladas y homogeneizó.
La velocidad y concentración a la que lo hacía eran realmente dignas de resaltar. La propia Haruhime, que fue testigo de los múltiples fracasos de la chica estaba impresionada.
Los dedos llenos de curitas daban a entender que habían pasado muchos accidentes y a pesar de ello no se rendían.
"Usted puede, Eina-Sama" La rubia le echó porras mentalmente.
Eina procedió a tomar los moldes y rellenarlos con la mezcla de chocolate.
La cantidad vertida en los moldes fue exacta. Tan así que no rebosaron de ahí como en oportunidades anteriores.
"Hacerlo con amor..." Se repetía la semi elfo a cada segundo. Si pensaba en su amado mientras cocinaba el sabor sería mejor según su lógica.
Comenzó a rememorar cada momento vivido al lado de él.
El día que lo conoció.
El primer día que lo vió herido.
La cita en la Monsterphilia.
La cita en la plaza del amor.
Cuando se le confesó.
-Lo meteré al horno-Agarró la charola y se agachó. Prendió el horno y reguló la temperatura.
Esperando, continúo su fantasía con los ojos abiertos.
El día que regreso herido del calabozo tras el enfrentamiento contra el minotauro.
Su tiempo juntos durante su recuperación.
El día que volvió de los pisos intermedios tras el ataque de Evilus y el goliath.
El tiempo en Melen.
Cuando fue salvada por él de una amazona.
La noche en que sus cuerpos se unieron por primera vez...
Los días que vivieron unidos en su apartamento porque la familia Apolo destruyó la iglesia abandonada.
-¡Ahora!-Cuando oso chocolates parecieron llegar a su punto, los sacó y...
-Lucen bien. Ahora comprobemos el sabor-Dijo, agarrando uno y metiéndolo a su boca.
Sus ojos se iluminaron.
-¡Delicioso! ¡Es realmente delicioso! ¡No sabe a carbón quemado! ¡Lo hice! ¡Lo hice Haruhime!-La semi elfo saltaba de emoción, tomando las manos de la renard, quien celebraba a la par de ella.
-¡Pudo lograrlo, Eina-Sama! ¡Ahora sin duda le encantarán a Bell-Sama!-La emoción se contagió.
-¡Sí! ¡Sí!-Asentía la castaña.
-¡Las guardaré en la caja!-Dijo, buscando el empaque en forma de corazón en el cual le entregaría el regalo a su amado cuando llegara.
La renard se la dio y pusieron en el interior los dulces.
-Listo...-La sudorosa y sucia asesora se sintió realizada.
-Solo debo esperar a que...-Hablaba hasta que la interrumpieron abruptamente.
*toc, toc, toc*
La puerta de la mansión fue golpeada.
-Debe de ser Bell-Sama...-Avisó Haruhime.
-¿Bell? ¡P-Pero estoy sudada y sucia! ¡No es buen momento para dárselo!-Dijo Eina, cayendo presa del pánico.
-¿Le digo que espere?-Preguntó la renard.
-¡S-Sí! ¡Dile que...!-Antes de confirmar esa solicitud, en su mente cruzó un recuerdo de hace algunas horas.
El rostro decepcionado de su amado.
El pecho le apretaba.
-No... mi Bell ya esperó mucho hoy por este regalo-Declaró.
Agarró la caja de chocolates y dio un paso al frente.
-Yo abriré-Repleta de confianza, se aproximó a la puerta.
*toc, toc, toc*
-¡Ya voy!-Avisó Eina, dando a entender que era ella la que abriría.
Cada paso que daba no generaba sonido audible para ella porque el latir de su corazón le resonaba en los tímpanos.
Cuando estuvo a escasos centímetros de la perilla, puso la mano encima de la misma.
Sus manos temblaban y estaban frías.
"-... muchos dicen que el mero hecho de recibir algo de quien amas mejora el sabor de la comida. Sé que no es diferente el caso con Bell-Sama...-" Lo dicho por Haruhime sonó en la cabeza de la hermosa mujer enamorada.
Giró la perilla lentamente, las bisagras rechinaban cuando la puerta se abría. Cerró los ojos y posó enfrente la caja de chocolates y...
-¡Esto es para ti, Bell!-.
-¡Eina por favor, cásate conmigo!-.
Hablaron al mismo tiempo de distintas cosas.
-¿Eh?-Los párpados de Eina se despegaron y voltearon a donde su amado novio se encontraba arrodillado, mostrando una caja abierta que adentro tenía un anillo con una piedra preciosa incrustada en él.
-¿E-Eh?-La voz de la semi elfo tembló.
-Oh...-Haruhime desde atrás se tapó la boca con ambas manos.
-Este es un anillo provisional que compré con el dinero que obtuve hoy con el dinero del calabozo. En algún momento, cuando sea lo suficientemente fuerte para protegerte y que nadie sea capaz de dañarte, te daré el verdadero anillo para pedirte tu mano nuevamente y así casarnos. Por el momento sólo quería mostrarte lo mucho que te amo con este gesto y preguntarte si... ¿Me esperarías hasta entonces...?-Preguntó el conejo, viéndola directamente a los ojos.
Eina quedó sin habla, estática.
Las manos le temblaban.
-¿Are? ¿C-Chocolates? ¿S-Son para mí?-Preguntó Bell, sonrojado.
La asesora asintió, sin salir de su impresión.
Bell tomó la pequeña cajita con su mano libre. Empleando la otra, sacó el anillo del joyero donde reposaba y...
-Así que... continuando con lo que te decía... quería saber si tu...-Lentamente ponía el anillo en el dedo anular de la mano izquierda de la elfo, la cual sujetó delicadamente.
-¿Aceptarías a este tonto héroe como esposo?-Preguntó, sonriéndole.
Los labios de la castaña se sacudieron y los ojos se le cristalizaron.
Bell, quien esperaba la respuesta, vio las manos de la chica y pudo notar las cientas de heridas que estas tenían.
"Se lastimó cocinándolo..." Pensó, conmovido.
Se levantó y puso cara a cara a Eina.
Abrió la caja de chocolates y eligió uno.
Lo introdujo a su boca y...
-¡Esh realmente delishiosho!-Gritó, sintiendo cosquillas en el paladar gracias al buen sabor del chocolate.
Tragó y habló.
-¡¿Hiciste esto para mí?! ¡Son muy deliciosos Eina! ¡Muy ricos! ¡Muchas gracias! ¡En serio eres la mejor novia del mundo! ¡Te amo!-Festejó, alabando a la Semi elfo que continuaba sin reaccionar.
Bell estuvo apunto de meterse otro chocolate a la boca. No obstante...
*¡PAM!*
Eina saltó hacia él y lo tacleó.
-E-Eso dolió... ¡¿Mmm?!-Los labios del peliblanco fueron sellados.
*!Mua!*
Un beso fue dado al novio por parte de la asesora, la cual presionaba su rostro con el de él en aquella pasional muestra de afecto y amor.
Los segundos transcurrían y el aire se agotaba.
-¿Qué fue ese ruido? Fue un golpe muy duro-Apareció Hestia, quien escuchó el sonido de la espalda de Bell cayendo al suelo.
En ese preciso momento Eina rompió el beso y, entre lágrimas de felicidad, respondió a la propuesta de su amado.
-¡Claro que acepto! ¡Acepto ser tu esposa, Bell!-.
La pequeña Diosa abrió la boca y los ojos.
-De.... ¡¿DE QUÉ ME PERDÍ...?! ¡¿MMMM?!-Haruhime le tapó la boca para que no rompiera el ambiente.
La enana forcejeó sin éxito.
-¡Te amo Bell! ¡Te amo!-Le gritó Eina a su amado, abrazándolo en el suelo mientras gotas de lágrimas caían al rostro del ruborizado chico.
-¡Gracias... gracias...!-Agradecía la asesora, aferrándose aún más a él.
-Por hacerme muy feliz...-Adicionó, sacando a flote todo su amor.
Bell sonrió y la envolvió en sus brazos.
-Gracias a ti... por llegar a mi vida, Eina. Te amo-Confesó, correspondiendo al abrazo y dándole un beso en la frente.
"-... el verdadero significado de esta festividad es el pasar tiempo con nuestra persona amada y que cada segundo, minuto u horas a su lado sean las maravillosas...-" Lo dicho por Welf horas antes cobraba aún más sentido y relevancia.
"Es el mejor San Valentín de todos..." Pensó.
-Te amo, Eina-Repitió, posando la mano en el mentón de la chica y levantándolo hacia él.
Estando a poca distancia aprovecho para besarla.
*Mua*
-Seamos felices juntos, mi hermosa hada. ¿Quién se atreverá a decir que está mal enamorarse de un aventurero?-Dijo el conejo al romper el beso tras algunos segundos.
-¡Sí! ¡Seamos felices!-Respondió Eina, regalándole una hermosa sonrisa.
"Por esa sonrisa... vale la pena pasar por miles de problemas y por el mismísimo infierno..." Dijo mentalmente Bell, admirando a la mujer de la cual se enamoró.
Eina vio el anillo en su mano, específicamente en el dedo anular y solo pudo ponerla encima de su pecho.
Sin dudas su alegría era mayúscula.
"¿Está mal enamorarse de un aventurero? ¡Que se jodan! ¡Nunca he sido tan feliz como ahora amándolo a él!".
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
¡Por cierto! Por último, más no menos importante, le debo agradecer en demasía a memo-sanMX por las imágenes de este capítulo. Todas esas bellas imágenes hechas desde IA fueron gracias a él. Así que por favor síganlo y apóyenlo en Twitter. Aquí les dejo el link.
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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