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Capítulo 9. Hermosa velada, siguiendo al corazón

En el gremio de aventureros.

Después de la sesión de entrenamiento que Bell tuvo con Aiz, se dirigió para comenzar su jornada en el calabozo, pero, como ya era costumbre suya, fue a visitar aquella chica que había capturado su corazón, la hermosa semi elfo de nombre Eina.

-¡Einaaaaaaaa! ¡Buenos días!-Gritó Bell a los cuatro vientos, llamando de manera emocionada a la asesora.

Ese grito hizo que llamara la atención de varios aventureros en el lugar, donde un enano y un elfo eran los que con mayor incomodidad lo observaban, al parecer el nombre mencionado por el joven y ver a este mismo no era muy grato para ellos, aunque Bell se dió cuenta de ello, no parecía importarle.

A la distancia, desde su puesto de trabajo, la persona buscada se levantó apenas al oír su nombre, sonrojada por el actuar del chico.

-¡Bell! ¡Ya te he dicho millones de veces que no entres de esa manera al gremio! Con acercarte es suficiente-Regañó Eina al aventurero por su insistencia de desobedecer esa simple instrucción.

-Lo lamento, es que me siento emocionado-Respondió Bell con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

-¿Uh? ¿A qué se debe eso?-Preguntó la chica al ver la desborda de felicidad del chico.

-Es sobre mi entrenamiento con la prin...-El peliblanco no pudo terminar de decir aquel nombre porque Eina le había tapado la boca con sus manos.

-Shhhh, ven conmigo-Ordenó la semi elfo, llevándose a Bell del lugar.

Ya en la habitación de estudio, donde ambos frecuentaban con el objetivo de acrecentar los conocimientos de Bell sobre el calabozo, se sentaron para ponerse frente a frente.

-¿Qué sucede Eina? ¿Por qué me trajiste aquí de esa manera?-Preguntó el joven cuando por fin su asesora retiró sus manos de su boca.

-Se me olvidó decirte algo, casi cometes una tontería y se crearían rumores sobre ellos, trayéndote más problemas, como si fuera necesario viendo tu tan peculiar manera de atraer muy malas situaciones hacia ti-Respondió Eina a la pregunta del joven, había ciertos detalles que pasó pasó por alto cuando él le había mencionado que entrenaría con Aiz Wallenstein.

-¿Decirme algo? ¿Qué cosa?-Bell volvió a atacar con preguntas a la semi elfo.

-Tu diosa y Loki no se llevan bien ¿Cómo crees que Loki reaccionaria si se entera que el hijo de una de sus enemistades está entrenando con una de sus hijas favoritas? No creo que lo tome de buena manera, podrían prohibirle a la princesa de la espada el acercarse a ti, por eso mismo, debes mantener esa "relación" en secreto, si no fuera suficiente, puedes llamar la atención de Loki y así ella retará a un juego de guerra a tu familia para tenerte en la suya, hay muchas situaciones que se puedes presentar por sólo entrenar con la señorita Aiz, en casi todas sales o salen perjudicados-Explicó Eina de la manera más simple hacia Bell para que lo comprendiera y no se le escapara ninguna clase de detalle.

-Y-Ya veo, así que debo callarme sobre ello, eso será un problema, ya lo sabes tú, mi diosa y el dios Miach-Respondió Bell, mientras toma su barbilla con un rostro pensativo.

-Me refiero a que debes evitar decirle a todos, con que lo sepan personas en las que confías es suficiente, dudo que así se hagan problemas-Contestó la chica hacia el joven.

-¡Ohhh! ¡Entiendo! Entonces no hay problema, prometo no decir nada sobre la señorita Aiz y yo-Dijo el peliblanco ya más calmado.

-En fin, cuéntame ¿Qué es lo que te tiene tan emocionado?-Preguntó Eina, sonriéndole al muchacho, ella, sin darse cuenta, se había interesado más por lo que su "héroe" hace.

-¡Cierto! Casi se me olvida, como decía, hoy fue el primer día de entrenamiento que tuve con la señorita Aiz, quería que fueras la primera en saber cómo me fue-Contestó Bell hacia la chica frente a él.

-¿E-En serio? Muchas gracias por pensar en mí para ello-Respondió la chica con clara vergüenza, puede parecer un detalle pequeño pero para alguien que no sabe como es el amor, cada cosa pequeña es algo importante.

-¿Eh? Eina, estas sonrojada ¿Te sientes bien? ¿No estás resfriada?-Preguntó Bell uniendo su frente a la de ella, al ver cómo Eina cambiaba el color de su fina piel.

Esto la tomó desprevenida y causó que el color rojo de sus mejillas se extendiera completamente por su rostro hasta llegar a la punta más lejana de sus orejas puntiagudas.

-¿Uh? No tienes nada, qué raro, en fin, continúo-Dijo Bell al no notar nada extraño en la temperatura corporal de la chica.

"¡¿Q-Q-Qué acaba de pasar?! S-Sé que no soy el tipo de elfo que odia el contacto físico pero quería alejarlo cuando nuestras pieles se juntaron, siento que no fue por odio... ¡AHHHHHH! ¡¿QUÉ ESTOY PENSANDO?! ¡¿CÓMO PUEDES ESTAR TAN TRANQUILO DESPUÉS DE ACERCARTE TANTO A MI ROSTRO?!" Pensaba Eina, con humo saliendo de su cabeza, sólo un pequeño acercamiento fue suficiente para hacer cortocircuito en su cerebro.

-Ammm ¿Eina? Creo que no me estás escuchando-Expresó el joven al notar la mirada de su asesora, quien no dejaba de ver hacia arriba y de sostener su pecho con ambas manos.

-¡Perdón! M-Me quedé pensando en algunas cosas y...-Respondió Eina, tratando de excusarse, no había oído absolutamente nada de lo que Bell dijo antes de ser sacada de su trance.

-N-No hay problema, puedo volver a empezar-Contestó el peliblanco al ver que no le pasaba nada malo a la chica.

"¿Por qué actúa tan extraño? Ya confirmé que no está enferma" pensó el joven, ladeando su cabeza al no entender el comportamiento de la asesora.

-Estoy bien ahora, prosigue-Dijo Eina, tomando aire y retomando la compostura.

-De acuerdo, cómo iba diciendo, hoy comenzó mi entrenamiento con la señorita Aiz, al principio he de admitir que fui brutalmente apaleado por ella, sólo sentía como mi rostro era golpeado y caía noqueado, pero con el pasar del tiempo parecía que me adaptaba de mejor manera a su estilo de combate, como a la sexta o séptima noqueada, pero lo logré jeje-Respondió Bell, rascando su cabeza con pena al recordar la golpiza que sufrió antes de poder defenderse.

-Me sorprende, supongo que la princesa se tuvo que rebajar a tus capacidades pero mantener el ritmo después de algunas horas de entrenar con ella es sorprendente, aunque conociéndote, dudo que sea todo lo que tienes que decir ¿Me equivoco?-Preguntó la semi elfo con una mirada dirigida al joven y una sonrisa en su rostro, ella mejor que nadie conocía los motivos por los cuales Bell llegaría tan feliz a contar alguna anécdota.

-Me conoces demasiado bien Eina, claramente no es todo, encontré otra meta para alcanzar... otro objetivo-Contestó el peliblanco de manera decidida, tomando una pausa dramática para después continuar.

-¿Y cuál es?-Lanzó Eina aquella pregunta, expectante a la respuesta.

-Ser el aventurero más fuerte de Orario-

-No permitiré que nadie me vea hacia abajo, que nadie me derrote, lucharé para ser quien proteja los que no pueden hacerlo por sí mismos, al conocer a Lili comprendí que ella se sentía con miedo y sola, al ver a la señorita Aiz pude notar esa misma mirada, ella había perdido algo importante, algo que desea recuperar con todo su corazón, no permitiré que nadie pierda la esperanza y sus sueños si puedo evitarlo-Dijo Bell con una confianza digna de un héroe, aún siendo tan joven tiene esa clase de pensamientos, proteger al prójimo, cuidar al débil y hacer feliz a todos.

La mirada de Eina no podía demostrar lo impresionada que estaba, que aquel niño quien llevaba menos de un mes en Orario esbozara esas palabras con tal seguridad era sorprendente, contrario a lo que muchos aventureros habidos y por haber han buscado, ese niño quiere ser un héroe.

-Sé que suena a un sueño que diría un niño pero lo cumpliré-Agregó el peliblanco a sus palabras.

-Bell... confió en que podrás-Alcanzó a decir Eina, ella había visto de primera mano lo que era capaz de hacer, así que era imposible dudar de él.

-Muchas gracias, Eina-

Después de algunos minutos de plática, Bell debía partir al calabozo, Lili lo estaba esperando en la entrada del mismo para comenzar su jornada de "trabajo" ¿Y quién sabe? Capaz juntar dinero para tener una cita aún más elegante el día de mañana con Eina.

-Nos vemos Bell, cuídate mucho, recuerda, aunque tengas tus estadísticas en rango b y superior, sólo te doy permiso para bajar máximo al piso 11, no quiero que te arriesgues de más como ya es costumbre en ti ¿EN - TEN - DIS - TE?-Dijo Eina con un tono amenazante al final, pero era claro que únicamente lo decía para proteger al joven irresponsable del que está a cargo.

-Lo prometo, no bajaré a pisos inferiores al 11, he tenido muchas emociones estos últimos días, un descanso y una aventura tranquila no me vendrían mal-Respondió Bell con calma, esta vez cumpliría su palabra, no como en ocasiones anteriores.

-Confío en ti, recuérdalo-Comentó la chica mientras abría la puerta para salir.

-Eina, antes de irme, quería preguntarte... ¿Por qué una mujer daría una almohada de regazo? E-Es sólo curiosidad...-Preguntó el peliblanco, desviando la mirada.

-¿Eh? ¿Almohada de regazo? No lo sé, nunca le he dado una a alguien ¿Por qué la pregunta?-Contestó la semi elfo, no comprendía el objetivo de aquella pregunta.

-¡N-No es nada! Olvídalo, es una pregunta tonta, bueno, nos vemos ¡Adiós Eina! ¡Te quiero!-Gritó el joven cuando se empezaba a distanciar de su asesora para ir al calabozo.

-¿Me quiere?...-Preguntó la chica para sí misma, aquellas palabras la tomaron desprevenida.

-Entonces el niño te quiere ¿Qué esperas para hacerlo tuyo?-Preguntó Misha hacia su amiga quien no dejaba de ver la entrada del gremio.

-¡¿MISHA?!-Gritó Eina con sorpresa al notar la presencia de otra de las asesoras del gremio, con quien tenía una buena amistad.

-Nos enteramos por ahí que tendrías una cita con él ¿Cómo te sientes? ¿Estás lista? ¿A dónde irán?-Insistía Rose con ese mar de preguntas, quién se había acercado hacia Eina al verla reunida con Misha.

-¿C-Cómo se enteraron?-Preguntó la semi elfo con un ligero sonrojo en sus finas y suaves mejillas.

-Fantaseas en voz alta, nada más que agregar-Respondió Misha riéndose ligeramente.

El rostro ya rojo de la asesora aumentó la intensidad de dicho color al oír lo que había hecho.

-Tienes que contarnos todo-Dijeron ambas, tomando de los hombros a Eina y llevándola a la sala de estudio donde hace unos minutos estaba.

-¡Esperen! ¡Tenemos trabajo!-Gritaba la semi elfo tratando de detenerlas.

-¡El trabajo no importa cuando nuestra amiga va tener una cita con la persona que hace latir su corazón!-Respondieron las dos al unísono.

-¡P-Pero...!-Trataba de excusarse la bella castaña.

-¡Sin peros! ¡Nunca haz tenido una cita! ¡Te daremos todos nuestros consejos de mujeres!-Insistieron ambas con aún más fiereza.

"Demonios... si así fueran para el trabajo, el gremio no tendría tanto papeleo retrasado, aunque... no puedo negar que sus opiniones me pueden ser útiles, n-no es que me interese tener una cita perfecta con Bell o algo por el estilo, p-pero no quiero que se lleve una mala impresión de mi" pensaba Eina mientras se dejaba llevar.

"Ella es como un libro abierto, puedes saber lo que piensa con tan sólo ver su rostro ¿Cómo es posible que ese niño sea tan tonto como para no darse cuenta de que esta chica ya se encuentra encantada con él? En fin, los hombres son muy idiotas para darse cuenta cuando tiene a una chica a sus pies, tienden a menospreciarse y a poner excusas para no afrontar la realidad, que patéticos" pensaba Rose al ver que Eina tenía una sonrisa muy grande, casi tan grande como el color rojo que cubría todo su rostro.

En el calabozo, con Bell y Lili.

El joven peliblanco había llegado para reunirse con Lili, la hobbit le recriminó sobre el restarse que este tuvo, a lo que Bell únicamente contestó que tenía algunos compromisos que atender en el gremio al igual que tuvo un entrenamiento antes de eso. Lili decidió no darle más vueltas a ello y comenzó a caminar con Bell para entrar al primer piso del calabozo y así juntar dinero, ambos tenían una muy buena relación, ya que podían platicar durante su estancia en el calabozo, además de tener buena sinergia, se complementan perfectamente, Bell acabando con los peligros que se llegaran a presentar y Lili recogiendo lo que aquel muchacho deja tras de sí, de esa manera sólo se preocupan por cumplir sus roles sin interferir en el del otro.

Continuaron bajando, el piso 5 era su ubicación, ahí pudieron observar a un pequeño grupo de Dungeon Lizard, estaban persiguiendo a algunos aventureros novatos que huían de ellos, Bell al ver esto, decidió actuar lo más pronto posible.

-¡FIREBOLT!-Gritó el joven para activar su magia de cántico rápido.

Un rayo de color rojo, naciendo desde el centro de la palma de su mano, salió disparado de manera rápida hacia su objetivo, eliminando al primero de los monstruos en un abrir y cerrar de ojos.

-Lili, no te acerques demasiado, si algún otro monstruo viene a por ti, no dudes en llamarme, iré lo más rápido que pueda en tu auxilio-Mencionó Bell hacia la pequeña soporte al lado suyo, apenas finalizando esas palabras, emprendió su carrera en dirección al resto de Dungeon Lizard.

Tomando su espada con ambas manos, la blandió para realizar un corte lateral, el aire era partido mientras más se acercaba a su objetivo, hasta que de pronto, la hoja del arma entró en contacto con el cuerpo del primer monstruo que iba a ser rebanado por Bell.

*SLAAAAAAASH*

Ese sonido se hizo presente cuando la espada terminó de recorrer su paso lateral desde el extremo derecho del cuerpo del Dungeon Lizard hasta salir por el otro extremo y continuar su paso.

"Ya van dos, pero esos aventureros no salen corriendo, deben irse, es peligroso que se queden viendo sin hacer nada" pensó Bell al notar el panorama de la situación, si se tardaba en acabar con esos monstruos, más de ellos, o de otra raza, llegarían y los meterían en problemas aún más graves.

-¡Oigan! ¡Huyan! ¡Yo me encargo de ellos! ¡Suban hasta los pisos 3 y 4, no deben haber monstruos que les causen problemas!-Gritó el peliblanco hacia los asustados aventureros.

-¡S-Sí! ¡Muchas gracias!-Gritaron mientras hacían caso a lo que aquel extraño les había sugerido.

-¡Bell! ¡Atrás de ti!-Dijo Lili, llamando la atención del joven.

Una gran garra se acercó a su rostro pero Bell pudo bloquearla con su espada, después de hacerlo, lanzó un tajo ascendente hacia el cuerpo de aquel monstruo que, al verlo de buena manera por unos segundos, supo que era un War Shadow.

-Eso estuvo cerca-Expresó Bell al acabar rápidamente con aquel monstruo, lo normal es que estuvieran en el piso debajo de ellos pero no era extraño que subieran unos cuantos.

El resto de los Dungeon Lizard no hacían movimiento alguno así que Bell aprovechó la situación para terminar con sus vidas en unos cuantos movimientos, logrando su cometido después de varios segundos, en total había derrotado a 7 Dungeon Lizard y a un War Shadow en cuestión de minutos, para un aventurero de nivel 1, como los que acababan de huir, era una proeza, aunque claro, Bell no es un nivel 1 normal.

-¿Estás bien Lili? ¿Continuamos?-Preguntó el peliblanco hacia su compañera la hobbit.

-S-Sí, estoy bien, aunque algo sorprendida, soy consciente de tus capacidades pero no dejan de sorprenderme-Respondió Lili ante la pregunta del joven.

-¿Uh? Jeje, no creo que sea algo muy sorprendente el acabar con esos monstruos, tengo mis estadísticas en rango B y A, así que es lo menos que podrían hacer, además, Eina me dió permiso para bajar hasta el piso 11 ¿Vamos? Pienso que podremos ganar mucho dinero, quiero juntar lo suficiente-Contestó Bell con una mirada esperanzada, deseando que sus esfuerzos del día de hoy fueran recompensados.

-No tengo problema si usted puede protegerme, aunque debo preguntar ¿Por qué quiere juntar dinero?-Preguntó la hobbit al notar las ganas que tenia Bell para juntar más piedras mágicas.

-D-Digamos que tengo una cita, así que quiero tener lo suficiente como para poder invitarla a un buen lugar, ella lo merece-Contestó el joven aventurero, sonriendo al imaginar a Eina.

-Usted tiene una cita...-Decía Lili con un tono de tristeza, al parecer comienza a desarrollar ligeros sentimientos hacia quien fuera su salvador.

-Sí, con la primera persona que confió en mí desde que llegué a Orario, quiero agradecerle por todo lo que ha hecho y hace por mí-Respondió Bell hacia la hobbit, su rostro parecía calmado e ilusionado.

Lili se dió cuenta de que, aquel joven frente a ella, ya tenía a alguien dentro de su corazón, haciendo imposible poder tener una relación con él.

-Bien Lili, continuemos, juntemos dinero para poder disfrutarlo jeje-Expresó el muchacho hacia la soporte, riéndose ligeramente, tratando de cambiar el tema, él podría quedarse a hablar de Eina por muchas horas más pero no era el lugar ni el momento para hacerlo.

-Voy detrás de usted, señor Bell-Contestó la hobbit al terminar de recoger las piedras mágicas que los monstruos del piso 5 habían dejado tras ser eliminados, para su sorpresa, habían dropado algunos ítems, al parecer era el día de suerte para ambos.

"Si Bell tiene a alguien que ama, debo apoyarlo, él me salvó, me sigue protegiendo y ayudando, le debo mucho, quiero que sea feliz" pensó Lili mientras corría para llegar hacia aquel joven.

-Usted es la persona más buena que he conocido, estoy segura de que aquella chica caerá rendida a sus pies-Dijo Lili cuando se puso nuevamente a la misma distancia que su compañero.

-¿Eh? P-Pero qué cosas dices Lili-Logró decir Bell con un leve tartamudeo.

Del lado de Eina junto a sus dos compañeras.

-Chicas... ¿El señor Royman no se enojara por estar aquí en vez de trabajar?-Preguntó Eina, quien estaba sentada enfrente de Misha y Rose.

-No hay problema, la actividad en el gremio a esta hora es muy reducida, tenemos al menos una hora o una hora y media, no te preocupes-Respondió la pelirosada para tranquilizar a la semi elfo.

-Volvamos a lo importante, ¿Bell ya te mencionó a dónde tiene pensado llevarte para su cita?, puedes conocer mucho de un hombre con sólo saber el lugar al que te llevará, puede ser a cenar, caminar, de comprar o todas juntas, el niño parece no tener experiencia en las citas, por lo que, posiblemente, escoja algo sencillo-Comentó Rose hacia Eina, para darle una pequeña introducción sobre el significado de las citas.

-N-No mencionó nada, únicamente me dijo q-que él vendría por mí cuando finalizara mi jornada en el gremio-Respondió la asesora con claro sonrojo en sus mejillas, recordar aquella tranquila propuesta que recibió de Bell el día anterior la hacía sentir avergonzada.

-Uffff, así que será una sorpresa, eso puede salir muy bien o muy mal, dependiendo de a dónde te lleve, en fin, ¿Sabes cómo comportarte en una cita?, no todo lo hará el hombre, debes poner de tu parte, una cita es de dos personas, así que preguntaré... ¿Cómo tienes pensado vestirte?-Preguntó Misha a su amiga, ella sabía que aquellos detalles no habían cruzado por la mente de la castaña.

-N-No tenía planeado nada, pensaba ir con mi vestimenta del gremio o de la manera que vestía cuando lo acompañé a comprar su armadura ¿Eso está bien?-Contestó Eina, preocupada por dar una respuesta errónea.

-¡Por supuesto que está mal! ¡Regla número 1 de las citas! ¡No te puede ver con la misma ropa!-Dijeron ambas, al parecer, la respuesta que escucharon las había ofendido.

-¿Entonces qué hago? ¿Ustedes elegirán mi ropa? Estamos en el gremio, no creo que podamos irnos a mi departamento para que vean lo que tengo-Expresó la semi elfo, no encontraba la manera de que ellas pudieran ayudarla en ese aspecto.

-Demonios, tienes razón, pero eso se puede arreglar, simplemente vístete con ropa que Bell no haya visto, aunque claro, que consideres que se vea bien, cuentas con un buen gusto para eso debo aceptarlo, sin embargo, al elegir qué ponerte, pregúntate "¿Quiero que Bell me vea con está ropa?"-Respondió la mujer lobo hacia la castaña.

-¿Si Bell quiere verme con eso...?-Susurró a Eina, agachando su mirada ligeramente.

-El penúltimo consejo, por ser tu primera cita, es que dejes que el hombre tome la iniciativa, pero si te pregunta su opinión, responde de manera sincera, no olvides que también deben conocerse tal o como son-Agregó Misha a la plática.

-D-De acuerdo... ¿Y cuál sería el último consejo-Preguntó la muchacha hacia ambas.

Rose y Misha se miraron, sonrieron y voltearon a ver a Eina.

-Por supuesto que el último consejo es... ¡Que te diviertas!, disfruta tu cita-Respondieron ambas, abrazando a su amiga.

Eina se sintió feliz por ello, tenía muy buenas amigas.

El abrazo continuó hasta que un trabajador del gremio les dijo que Royman estaba por llegar, así que dejaron la plática y fueron a sus puestos de trabajo.

Con Bell, en la sede de su familia.

Después de varias horas de haberse aventurado en el calabozo, Bell y Lili tuvieron un recuento de sus ganancias, habían obtenido 70,000 valis, de los cuales, 35,000 le correspondían a Bell, al dividirlo de manera equitativa obviamente.

-Faltan un par de horas para mi cita con Eina ¿A dónde puedo llevarla? No tengo pensado nada, nunca he tenido una cita con ninguna mujer, tampoco es como que tenga experiencia en ese ámbito, pienso que el invitarla fue más un impulso, seguí lo que mi corazón quería antes de pensarlo de manera correcta-Dijo el joven, mientras se retiraba su armadura, para sí mismo, ya que no había nadie en la iglesia.

"Piensa Bell ¿A dónde puedes llevar a la persona que quieres?, tengo algunas ideas pero nada concreto, podría llevarla a "La señora de la abundancia" pero es un bar y a altas horas de la noche debe haber ruido, no quiero llevarla a un lugar ruidoso, deseo que haya calma para que podamos platicar de manera tranquila" pensó Bell, se había sentado en el sillón.

-Llévala a caminar a la plaza del amor-Sugirió una voz desde la puerta de la iglesia.

-¿K-Kami-Sama? ¿En qué momento entró?-Preguntó el peliblanco al percatarse de a quién le pertenecía esa voz.

-Acabo de llegar, escuché lo que dijiste, así que te di mi sugerencia, pienso que, para una primera cita, lo que te dije sería perfecto, caminar por la plaza del amor y platicar, hay un pequeño festival todas las noches, no suena mal si me lo preguntas-Respondió Hestia mientras cambiaba su uniforme.

-Creo que es lo mejor, no tengo ninguna sugerencia que supere ese plan, debí pensar mejor antes de invitarla a salir, ese será un error que no repetiré-Contestó Bell ante la sugerencia de su diosa, dándole la razón.

-En fin, sería bueno que te cambiaras, ya está próxima la hora de tu cita ¿verdad?-Preguntó la diosa.

-Es cierto, tengo que vestirme de buena manera-Expresó el muchacho, buscando que ropa ponerse.

"Este niño... en verdad ama a esa chica, espero que no tarden mucho en formar una relación, no estaría mal ver pequeños semi elfos con cabello blanco u ojos rojos" pensó Hestia mientras veía a su hijo corriendo para buscar qué ropa ponerse.

Entrada del gremio.

La gente observaba a cierto joven peliblanco que llamaba su atención, las personas que estuvieran atentas de las noticias que se esparcían en Orario sabían quién era, se trataba de Bell Cranel, el aventurero de la familia Hestia, el joven que logró derrotar a una espalda plateada en la calle dédalo y había salvado a unos cuantos aventureros en el calabozo, ya era alguien relativamente "famoso". El motivo por el que lo veían no era ese, se trataba de que nadie podía dar crédito a la forma en la que Belle ataba vestido, llevaba un traje de color rojo, con ligeras rayas verdes, una corbata de este último color y estaba peinado, algo extraño para las personas que sólo lo habían visto con su clásica chamarra o con su armadura.

"Me pone algo nervioso que todos me vean al pasar, pero creo que tiene sentido, nunca he usado esto y nunca pensé usarlo, gracias a Kami-Sama que, sin que se lo pidiera, me compró este traje, no vine con mi ropa común, gracias Kami-Sama, le debo una muy grande" pensó Bell, cerrando sus ojos para tratar de ignorar a las personas que cruzaban la calle.

Los minutos pasaban y Bell no veía salir a Eina, pero su sorpresa fue extremadamente grande cuando alguien tocó su hombro, tratando de llamar su atención, la cual estaba centrada en la puerta del gremio.

-¿Uh?-Bell alcanzó a articular ese sonido antes de darse la vuelta y ver quien había posado uno de sus dedos en su hombro.

Ahí fue donde la vió, a la chica que estaba esperando.

-B-Buenas noches Bell, lamento si te sorprendí, p-pedí salir antes para poder vestirme bien, espero que no te moleste el haberme retrasado-Dijo Eina cuando la mirada del joven se posó en ella.

Bell no articulaba palabra alguna, sus ojos sólo observaban la gran belleza que había frente a él, Eina traía un atuendo digno de ser admirado, un largo vestido de color marrón que cubría gran parte de la superficie de sus piernas, encima del mismo, llevaba una pequeña chaqueta de color rosado que cubría la zona del pecho del vestido y se extendía hasta sus brazos, sus muñecas eran cubiertas por una fina tela de color blanco que estaba unida a las mangas, pero por último, pero no menos importante, en su rostro tenía esos hermosos lentes que la hacían verse increíblemente bella, aunque estuvieran encima de esos preciosos ojos color esmeralda.

El joven no articulaba palabra alguna ante tal demostración de arte, sólo podía admirarla.

-B-Bell ¿Está todo bien?-Preguntó Eina hacia la falta de respuesta del peliblanco.

Esto sacó de su trance a Bell.

-L-Lo lamento Eina, es que... te ves radiante, te ves increíblemente hermosa, no puedo empezar a enumerar todo lo lindo sobre tu atuendo y sobre ti-Respondió Bell de manera sincera, no había mentira en sus palabras.

Eina al oír eso, sintió un gran alivio, había escogido correctamente su vestimenta, pero después del alivio siguió una gran pena por las palabras del chico, ser halagada de esa manera por primera vez hacia latir de sobremanera su corazón de doncella.

-G-Gracias Bell, t-tú también te ves realmente bien, por un momento no te reconocí-Contestó Eina en respuesta la lo dicho por Bell.

Después de algunos segundos de miradas incómodas y silencio, el joven decidió romper el hielo.

-Señorita Eina, permítame sostener su mano y llevarla a nuestra cita-Dijo Bell, extendiendo su mano y así comenzar su noche junto a Eina.

Ella únicamente observó la mano de Bell, hasta que por fin extendió la suya para posarla encima de la del muchacho.

-Estoy a tu cuidado, Bell-Expresó la semi elfo, regalándole una sonrisa a su acompañante.

Y así, la cita daba inicio.

Ambos, tomados ligeramente de la mano, recorrían las calles, sin decir palabra alguna, Bell no quitaba su mirada de la dirección a la cual se dirigía, Eina observaba su rostro, en él habían ligeros tintes de color rojo pero en sus ojos había una determinación muy grande, casi igual a cómo estuvieron cuando dijo su sueño de proteger a todos los que le importan, al parecer, esa cita... significaba mucho para él.

La gente los observaba, al novato del momento con una belleza a su lado, era algo que claramente llamaría su atención, pero todos concordaban en algo cuando los veían pasar, y eso era, lo tiernos que ambos se veían, no hizo falta prestar más atención para comprender que estaban en una cita y que ambos eran primerizos, pero sobre todo, no debían ser unos genios para saber a dónde se dirigían.

Por la mente de Eina, sólo nacían varias preguntas.

"¿A dónde iremos? Se ve demasiado serio, ¿Le gustó cómo me veo? Claro que sí, el mismo lo dijo pero... ¿Qué tal si únicamente fue amable?"

Pero por parte de Bell...

"¡Demonios! ¡Es hermosa! ¡Es realmente hermosa! Ella siempre se ve hermosa, aún con su uniforme del gremio pero... ¡Con esta ropa saca a relucir toda su belleza!, mi corazón no deja de latir, no puedo ni siquiera hablar por lo encantado que estoy, debo decir algo, se va tornar incómodo si sigo callado ¿O debería esperar a llegar a la plaza del amor para comenzar a hablar?" pensó Bell, tenía un lío en su cabeza, él sabía perfectamente sobre lo que tenía que hacer, pero su mente no estaba clara tras esa gran sorpresa que tuvo.

Después de varios segundos caminando lentamente, por fin llegaron a la plaza del amor.

-Hemos llegado, Eina-Dijo Bell sonriendo hacia la semi elfo, quien no había notado que habían llegado a su destino, estaba distraída viendo a Bell.

-¿La plaza del amor?-Logró preguntar Eina al ver dónde se encontraba.

-S-Sí, hay muchos puestos y podemos caminar mientras pasamos por cada uno, además, podemos continuar con nuestra charla del día de la Monsterphilia, yo quiero... saber más de ti, Eina-Respondió el peliblanco hacia la chica a su lado.

Ella sólo pudo sentir su corazón latir más fuerte que antes, un brillo se presentó en sus ojos antes de dar su respuesta.

-Yo también quiero saber más de ti, Bell-Contestó Eina, sonriéndole de manera dulce y tierna al joven.

Comenzaron a caminar juntos, sin soltarse de la mano, pasaron por varios puestos, nada llamó especialmente su atención, hasta que llegaron a una parte donde había mucha gente reunida, se trataba de un pequeño grupo musical, el cual estaba haciendo que varias parejas se levantaran para bailar.

Ambos se miraron, sin saber de qué manera sugerir el bailar juntos, hasta que Bell, al desviar la mirada, logró ver a una persona pedirle a una chica gato que bailara con él, fue ahí donde supo lo que debía hacer. (¿De quiénes creen que se trata?).

"Gracias extraño, si supiera tu nombre, te pondría un altar" pensó Bell, cerrando los ojos y sonriendo.

-Eina-Nombró Bell a la semi elfo.

-¿Q-Qué pasa Bell?-Preguntó la chica.

En ese instante, el joven acompañante de la señorita se pudo frente a ella y se inclinó con su mano extendida hacia adelante.

-¿Me harías el honor de bailar conmigo?-Preguntó el peliblanco.

Ella no se lo pensó y aceptó, en el fondo igual quería bailar con él, pero no sabía cómo invitarlo, por lo que la hizo feliz que Bell lo sugiriera.

-Por supuesto, Bell-Respondió Eina, tomando la mano de su "caballero".

Así comenzó el baile, Bell no era un experto en ello, nunca había bailado con nadie, pero trataba de ver cómo hacerlo al observar a las parejas en el lugar. Posó su mano derecha en la espalda de la chica, haciendo que ella tensara un poco la misma, Eina se sentía nerviosa, al igual que Bell, nunca había bailado con nadie. Después de poner su mano derecha en la espalda de Eina, el peliblanco juntó su mano izquierda con la de ella, entrelazando sus dedos y cerrándolos para sostener la mano del otro. Mirándose a los ojos, supieron que era el momento para empezar a moverse.

El baile inició, ella movía con delicadeza sus pies al igual que Bell, no soltaban el agarre de sus manos, se movían con al ritmo de la música, con una sutiliza y gracia digna de un bailarín profesional, no dejaban de verse al rostro, estaban disfrutando el bailar juntos, se sonreían, se sonrojaban, parecía que estaban sumergidos en su propio mundo, ignorando todo lo demás, sólo se concentraban en el otro.

-N-Nunca había bailado, es la primera vez que lo hago, así que me disculpo si no lo hago bien-Mencionó Bell hacia Eina, con un pequeño tartamudeo al principio de sus palabras.

-No hay problema, también es la primera vez que bailo, me siento feliz de que sea contigo-Respondió Eina, con un tono en sus palabras que demostraban lo feliz que ella se sentía.

Más pronto que tarde, las parejas en el sitio, junto a los músicos, comenzaron a posar sus ojos en ambos, en lo enamorados que se veían y en lo bien que estaban entendiéndose al bailar.

Al finalizar al música, Bell y Eina quedaron cara a cara, viéndose como al principio, hasta que un mar de aplausos dirigidos a ambos se hizo presente.

-¿Eh?-Lograron decir ambos al ver que todas las personas estaban rodeándolos.

-¡Hermoso! ¡Es definitivamente hermoso! ¡Son la pareja más linda que he visto en todos mis años siendo músico!-Decían las personas del grupo musical, con lágrimas en sus ojos, al parecer estaban conmovidos por esa "demostración" que dieron Bell y Eina.

-¡¿P-Pareja?!-Gritaron la semi elfo y el joven aventurero al mismo tiempo, eso los había tomado por sorpresa.

-P-Pero aún no somos pareja...-Respondió Eina tratando de negar todo.

-¡¿Aún?!-Gritaron todos.

-N-No, lo que ella quiso decir es que...-Decía Bell, tratando de ayudar a Eina.

-¡No se mientan! ¡Ambos se quieren! ¡No lo posterguen!-Dijeron todos en el sitio. (Aquí quedaría perfecto "No hablaré de mi amor" de la película de Hércules).

Eso pareció ser el punto de quiebre para ambos y una señal para que se fueran corriendo avergonzados del sitio.

Después de varios minutos, se alejaron lo suficiente, calmándose un poco y tomando aire, eso había sido demasiado para sus pobres corazones.

Al mirar la hora, notaron que ya era demasiado tarde, ambos tenían responsabilidades al día siguiente, así que debían despedirse.

-Eina ¿No hay problema si te acompaño hasta tu hogar?, no podría estar tranquilo si no te llevo hasta la puerta de tu casa sana y salva-Sugirió el joven peliblanco con un valor inhumano para poder decir esas palabras.

Tras unos segundos en pensar su respuesta, Eina contestó con su mirada agachada y jugando con sus manos.

-C-Claro, no hay problema-

Durante todo el trayecto hacia hacia el apartamento de Eina, que se encontraba a cercanías de la mansión crepúsculo y del taller de la familia Gobniu, hablaron sobre algunos temas banales, trabajo, aventuras, cosas que les gustan, cosas que no les gustan, algunas anécdotas divertidas, claro, sin soltar sus manos.

-Y es por eso que mi madrastra golpeó a mi abuelo y lo estrelló con la pared de nuestra cabaña, destruyéndola por millonésima vez-Finalizó Bell, estaba contando una de las historias sobre las locuras que hacia su abuelo, haciendo enojar a su madrastra.

-Jajaja, parece que tu abuelo no aprendía la lección, me alegro de que no crecieras sólo con él, no quiero ni imaginar el tipo de persona que serías si te cuidaba él solo-Respondió Eina con una pequeña risita, le había divertido lo dicho por su acompañante.

-Ni que lo digas, aunque... siempre me ayudó y creyó en mi, él es una de las razones por las que decidí venir a Orario y ser un aventurero-Expresó el muchacho, con una mirada melancólica.

-Entonces, debo agradecerle a tu abuelo...-Dijo la semi elfo, adelantándose un poco.

-¿Uh? ¿Por qué?-Preguntó el peliblanco, sin comprender aquel comentario.

-No es nada... hemos llegado-Comentó Eina, posándose en la puerta de su hogar.

-¿Ah? No me di cuenta de que lleguemos-Dijo Bell, observando la entrada del sitio.

-Fue muy agradable salir contigo, me la pasé muy bien, muchas gracias por invitarme, es la primera vez que me divierto tanto-Expresó la semi elfo, sus palabras eras sinceras, no ocultaban su verdadero sentir.

-También fue divertido para mi, nunca he tenido citas pero, fue la mejor del mundo-Respondió el chico, sonriéndole a quien fue su acompañante durante toda la noche.

-Hay que repetirlo otro día-Sugirió Eina, sonriéndole al joven, mientras una pequeña brisa pasaba, moviendo así su cabello y vestido.

Bell notó esto, notó lo linda que se veía bajo la luz de la luna.

-E-Eina-Dijo Bell, sin perderla de vista.

-¿Bell?-Preguntó Eina, viendo de la misma manera al peliblanco.

Ambos se vieron a los ojos, en silencio, sin decir una palabra, hasta que de pronto... sus rostros comenzaron a acercarse cada vez más, con una mirada que únicamente demostraba el deseo de juntarse con quien tenían de frente.

-Eina...-

-Bell...-

Ambos se nombraban el uno al otro.

Poco a poco...

A un ritmo lento...

A un ritmo constante...

Sin pensar en nada...

Sin pensar en nadie...

Se siguieron acercando...

Hasta que...















Bueno amigos, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen sus votos al igual que sus comentarios.

¿Qué dicen? ¿Hubo beso? ¿No hubo beso? ¡Lo sabremos el próximo capítulo!.

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