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Capítulo 8. Entrenando con una princesa

-¿Sabes Bell? Me agradas pero verte diario aquí con heridas comienza a volverse cansado, en serio me pregunto si no tienes alguna clase de maldición, no es normal la cantidad de problemas en los que te haz metido en el poco tiempo que llevas aquí-Expresó Miach mientras le entregaba una poción de curación al joven aventurero tras aquel enfrentamiento contra él espalda plateada en el evento de la monsterphilia hace tan solo algunas horas.

-No es como que lo haga a propósito p-pero comienzo a creer firmemente que soy un imán de monstruos, no sé qué tan bueno sea eso jeje-Respondió Bell mientras tomaba la poción en sus manos para después beberla.

-Bell... en serio perdón, por culpa mía resultaste herido, si no hubiera estado ahí no tendrías que haberte preocupado por protegerme-Dijo Eina con una mirada decaída por recordar aquel suceso.

Si se veía desde un punto extremista, el monstruo no parecía ir por Bell, en la mente del peliblanco llegó a cruzar la idea de que iba directamente por Eina, por el solo hecho de atacarla aún estando refugiada e ignorar al chico cuando éste fue golpeado de imprevisto por su gran brazo.

"Esto es realmente extraño, algo debe estar pasando pero no tengo ningún punto de partida para poder formular una idea de todo esto" pensó el peliblanco con una mirada confundida pero sin apartar su mirada y atención de lo que Eina había dicho.

-Eina, levanta la mirada por favor-Dijo Bell hacia la asesora.

Eina únicamente hizo lo que el joven le había dicho pero se sorprendió cuando las palmas de ambas manos del peliblanco se posaron en cada extremo de su rostro.

-No fuiste una carga, si no fuera por tu idea de ir a la calle dédalo para alejarlo de la multitud, mucha gente podría haber resultado herida, eres una heroína, por eso mismo, no te sientas mal, fui herido, si, pero por él simple motivo de que decidí que fuera así, yo tomé la decisión de enfrentarme a aquel monstruo para protegerte y para proteger a los demás, si hay que culpar a alguien, es a mi y a mi tenacidad-Expresó el muchacho con una sonrisa calmada, con la intención de levantar el ánimo de la semi elfo.

Bell no parecía notar lo comprometedora que parecía aquella escena y lo mucho que Eina había malinterpretado las intenciones de Bell.

"P-Pensé un resultado diferente" dijo Eina en su mente con sus mejillas sonrojadas por sentir el tacto entre sus mejillas y las manos de Bell.

Después de unos segundos se calmó y dió una respuesta a lo dicho por Bell.

-Pero... de todas maneras, me gustaría compensarte todos los problemas que tuvimos, se arruinó nuestra c-cita por ese incidente...-Respondió Eina, desviando la mirada hacia un lado por la vergüenza de que la palabra "cita" fuera dicha por ella.

-Eso es cierto-Contestó Bell retirando sus manos del rostro de Eina.

-Pero en serio, no me debes nada, no estás en deuda conmigo por ello, pero si insistes...-Agregó el peliblanco.

"¿Eh? ¿Qué tiene pensado?" Dijo la semi elfo en su mente al notar el cambio de tono en la voz del chico en la cama.

-Señorita Eina Tulle ¿Le haría el honor a este aventurero de ir con él a una cita mañana por la noche?-Preguntó el muchacho con un tono serio, al parecer el poderla invitar una vez a una cita le había dado la confianza suficiente para no sentirse nervioso nuevamente.

Eina no tuvo que pensarlo mucho para aceptar.

-Acepto gustosamente, Bell-Dijo la asesora como respuesta a la propuesta de Bell.

-Mmmm oigan, saben que seguimos aquí ¿Verdad?-Preguntó Naaza con una mirada que demostraba lo mucho que le divertía ver a esos dos.

-Shhhh Naaza, no los interrumpas, tan lindo momento que estaban teniendo-Dijo Hestia con cierta molestia por ver interrumpida aquella interacción.

-¡¿Kami-Sama?! ¡¿En qué momento llegó?!-Preguntó Bell con sus mejillas del mismo color que sus ojos por la vergüenza.

-Hasta que notas mi presencia, Bell, llegué en el momento que dijiste "Eina, levanta la mirada por favor"-Respondió Hestia haciendo de manera exagerada la escena donde Bell le decía aquellas palabras a Eina.

-¡Kami-Sama! No se burle de mi por favor, si llegó desde ese momento ¡¿Por qué no dijo nada?!-Dijo el peliblanco con un pena a un nivel ya demasiado alto.

-No podría interrumpir un momento romántico, eso es un pecado que ni a los dioses nos perdonan-Respondió Hestia de manera calmada, haciendo parecer que eso es lo más obvio del mundo.

-No digas mentiras Hestia, Bell es muy crédulo, se lo puede creer-Expresó Miach mientras se asomaba por la puerta.

"Me quiero morir, me gustaría morirme ahora mismo" pensó Eina, la cual estaba igual o más avergonzada que Bell, ella nunca había sido una persona demasiado expresiva con sus sentimientos, siempre había dedicado la mayoría de su vida a su trabajo así que era raro que ella se comportara de esa manera, aún más si consideramos que aquel chico  que la hacía sentir así, era un aventurero a su cargo, el cual no tenía ni una semana en Orario.

"¿Cómo es posible que me sienta así por alguien que conozco de muy poco tiempo? ¿Por qué sucede? No lo entiendo, no lo entiendo, en circunstancias normales simplemente negaría cualquier cosa relacionada con el amor, lo hice con aquel elfo y enano que me mandaban cartas y me invitaban a citas pero no puedo rechazar una simple propuesta para salir de Bell" se decía la semi elfo con clara incomodidad.

"¿Por qué es diferente contigo?" Se preguntó.

"Jujuju, parece que está pensando algo muy interesante, perdón, no puedo leer mentes pero no necesito tener telepatía para imaginarme lo que está cruzando por tu mente en este instante ¡Sí! ¡Cae enamorada ante mi pequeño Bell!" Pensaba Hestia con euforia, como toda "madre" deseaba que su hijo fuera feliz, ella aprobaba a Eina como pareja de Bell, curiosamente, si la comparaba con las chicas que se han relacionado con él en el poco tiempo que lleva en Orario, la única que de verdad no le causaba dudas era ella, además, anudado a esos, estaba que ella deseaba que el anhelo de Bell fuera alcanzado.

-Dejémoslos por ahora, creo que es mejor que vuelvas a tu trabajo Eina, muy posiblemente te estén buscando, tienes la excusa perfecta para no recibir ningún regaño del señor Royman-Dijo Miach como sugerencia ante la semi elfo, quien desde hace unos momentos parecía tener la mirada perdida.

-T-Tiene razón Miach-Sama, e-es mejor que me vaya, nos vemos Bell, m-mañana-Respondió Eina, dirigiendo sus últimas palabras hacia el peliblanco que seguía reposando en cama.

-D-De acuerdo Eina, nos vemos mañana en n-nuestra cita-Contestó Bell.

La semi elfo pasó a retirarse pero antes de cruzar la puerta, Bell la llamó.

-Eina-

Ella solo volteó a ver para saber que era lo que tenía que decir el chico.

-Si tuviera que dar mi vida para protegerte otra vez, lo haría sin dudarlo, pero si mi muerte diera como resultado el entristecerte, entonces sacaré fuerza de algún lado para superar cualquier adversidad y regresar con vida, te lo prometo-Dijo Bell de manera tierna, pero decidida, revelando una convicción muy alta.

Eina solo pudo abrir de gran manera sus ojos, ella no esperaba aquellas palabras por parte de Bell, trataba de hablar pero las palabras no lograban salir, se quedaban estancadas ¿Qué le puedes decir a alguien que prácticamente acaba de prometer no morir con tal de no verte triste?, después de algunos segundos y un lío en su mente, Eina respondió.

-Si lo prometes, supongo que puedo confiar en ti, Bell-Respondió la asesora con una sonrisa realmente grande, ella no podía ocultar su felicidad, la cual era más grande que la vergüenza que sentía en ese momento, no cualquiera promete algo así frente a las personas, sean conocidos o no.

Después de aquellas palabras, la semi elfo por fin abandonó el recinto de la farmacia azul, sede de la familia Miach.

-Wow... si eso fuera una propuesta de matrimonio, nadie se negaría-Expresó Naaza, rompiendo el silencio formado por la partida de Eina.

-¿Eh?-Logró responder el peliblanco.

-Prácticamente le prometiste volver con vida por ella, normalmente eso le dicen las personas a sus parejas cuando estos van a un lugar peligroso-Respondió Miach, tomando su barbilla con su mano.

-Más te vale cumplirlo, te odiaré si no lo hacer, por jugar con el corazón de una chica-Dijo Hestia.

De esa manera, los tres salieron de aquella habitación para permitir que Bell descansara.

-¿Qué acaba de pasar?-Preguntó el peliblanco, solo en la habitación.

Pasaron un par de horas, Bell ya estaba listo para partir a su sede nuevamente, sentía ligera incomodidad y cansancio aún pero nada fuera de lo común, tras algunos minutos de caminar, él se dirigió a la iglesia donde vivía con su diosa, Hestia se quedó unos momentos para hablar con Miach.

-Esperen ¿Qué tengo en mi bolsillo?-Se preguntó Bell al sentir un pequeño bulto al costado de su pierna derecha.

Metió la mano y ahí pudo notar un pequeño monedero de color morado.

-¡NO LE DI SU MONEDERO A SYR! ¡POR TODO LO QUE PASÓ NO PUDE ENCONTRARLA Y MUCHO MENOS DÁRSELO!-Gritó Bell con miedo a media calle por no haber cumplido el favor que Anya y Ryuu le habían pedido.

"Tengo que llevársela" pensó Bell, ya calmado cuando sintió como todos lo veían como un rarito por gritar hace unos segundos.

En ese instante, empezó a correr a la velocidad más alta que podía, en dirección a la señora de la abundancia, para su suerte, aún era temprano, temprano para un bar, claro está, así que era poco probable que estuviera cerrado o que Syr no estuviera ahí.

En la señora de la abundancia.

Tras unos minutos de recorrido por las calles, Bell por fin pudo llegar a su destino, aquel Bar que se encontraba en hora pico en ese momento, normalmente esa era la hora en la que los aventureros regresaban del calabozo, al parecer el evento no fue una excusa para que ellos fueran a su trabajo.

El joven Bell procedió a entrar pero sorpresivamente muchas miradas se posaron en su persona al tan solo asomar su rostro por ahí.

Los murmullos comenzaron a hacerse evidentes, no había que ser un genio para saber el motivo, el rumor de que aquel Niño frente a ellos había derrotado al espalda plateada que se escapó en la monsterphilia y por consecuente había salvado a las personas involucradas en le incidente no tardó en esparcirse en todo orario como pan recién horneado.

-¿Están seguros que fue él? Se ve demasiado joven, no puedo creer que haya hecho algo como eso y sin dudar ni un segundo, espera ¿no es el mismo que la familia Loki dice que derrotó al minotauro? ¡Si es el mismo!-Dijo un aventurero a su compañero de mesa, muy a su pesar, Bell podía oír perfectamente cada palabra aún cuando éste trataba de bajar su tono de voz.

-Es aterrador ¿Quién diría que detrás de ese rostro inocente se escondería tal fuerza?-Dijo el acompañante del aventurero anterior, en respuesta a lo dicho por su compañero.

"Es agradable que comiencen a creer en mi pero es incómodo que pueda escuchar absolutamente todo, pareciera que no se esfuerzan en ocultar que hablan de mi" pensó Bell, el cual seguía parado al lado de la puerta.

-¿Eh? ¿Bell? ¿Qué haces aquí?-Preguntó una linda camarera de cabellos plateados quien se encontraba hace unos momentos dentro de la cocina, no cocinando, claramente.

-H-Hola Syr, vine para verte, espero que no te haya tomado en un mal momento-Respondió el peliblanco a la pregunta de Syr.

-Oh, así que vienes a verme-Contestó Syr tomando sus mejillas y con un ligero sonrojo en las mismas.

-¡No lo malinterpretes! Es que quisiera entregarte esto-Dijo el joven aventurero mientras sacaba de su bolsillo el monedero de Syr y se acercaba a ella para entregárselo.

-Oigan, si van hablar, háganlo afuera, en medio de mi bar solo estorban-Expresó Mama Mia, dando a entender que le daba permiso a su camarera para ir a un lugar más privado con el chico.

-Perdón Mama Mia, vamos Bell-Comentó la peli plateada, jalando el brazo del muchacho para llevarlo hacia las escaleras que llevan a las habitaciones de la señora de la abundancia.

-E-Espera Syr, s-solo venía a entregarte tu monedero-Lograba balbucear Bell mientras era arrastrado en contra de su voluntad.

"Recuerda Bell, nunca contradigas a una mujer, al menos que tenga pensado algo pervertido contigo, en ese caso te alejas y me hablas para darle un "Gospel" con toda mi fuerza a esa maldita suripanta" esas palabras resonaban en la mente de Bell, esas palabras que su mamá Alfia le había dicho, prácticamente fue el único consejo sobre mujeres que había recibido de ella, ese y que si él llegaba a elegir a una chica, está deberá derrotarla para ganarse el derecho de estar con su hijo.

"Pero si mi mamá Alfia ya no está ¿A quien debo decirle que golpee a Syr? No, no le diría a nadie, ella es muy dulce conmigo, dudo que ella tenga planeado algo así" pensó el peliblanco, tranquilizándose un tanto.

-Bien, llegamos, Bell-Dijo Syr, interrumpiendo la divagante mente de Bell.

-Ammm Syr ¿Qué hacemos aquí? Solo quería entregarte esto-Contestó Bell de manera nerviosa.

-Quería hablar contigo ¿No puedo?-Expresó la camarera de una manera tierna y con sus ojos muy abiertos.

-N-No es que no puedas...-Respondió el peliblanco con cierto nerviosismo.

-Lo que pasa es que te vi con aquella asesora en el Monsterphilia... ella ¿Es tu novia o algo así?-Preguntó Syr con un cierto tono de tristeza en su voz.

-¡¿NOVIA?! E-Eina y yo no tenemos esa clase de relación...-Dijo Bell con clara pena por la interpretación que Syr había tenido de aquella cita con su asesora.

-Ohhh, entonces no es tu novia..., bueno Bell, muchas gracias por entregarme mi monedero, eso era todo lo que quería preguntar-Contestó la chica, alejándose de las escaleras y regresando a su trabajo.

-Espera Syr ¿A qué se debe la pregunta?-Interrumpió el peliblanco la partida de la hermosa camarera quien parecía sentirse aliviada por la respuesta que Bell le había dado.

-Oh eso, lo que sucede es que... vi tu pelea con el espalda plateada y...-Decía Syr antes de acercarse rápidamente al oído de Bell para susurrar unas últimas palabras antes de partir.

-Me enamoré-Agregó la camarera para después irse, así dejando solo a Bell quien aún no procesaba lo dicho por ella.

Después de unos segundos, Bell reaccionó.

-¡¿EHHHHHHHHH?!-Gritó en señal de confusión, como si no pareciera creer lo que sus oídos habían escuchado hace unos segundos.

-C-Creo que mejor me voy... no puedo creer que entregar un monedero sea tan difícil..-Concluyó Bell para comenzar a irse del lugar.

-Oye Syr-nya ¿Qué le dijiste-nya?-Preguntó Anya al ver la manera en la que Bell se fue, con el rostro de un color escarlata y corriendo.

-Fufufu, nada importante-Respondió Syr guiñando un ojo.

-ay niña, tú con tus juegos siempre, pareces divertirte jugando con ese muchacho-Expresó Mama Mia con un rostro cansado pero sonriendo.

-No fue un juego lo que le dije, de verdad lo pienso-Contestó la joven ante la queja de su jefa.

"Y lo siento..." pensó Syr para después volver a su trabajo.

En la iglesia abandonada, sede de la familia Hestia.

-Al fin llegas Bell-Dijo con claro enojo la pequeña diosa hacia su hijo, quien estaba entrando a la iglesia.

-Lo lamento Kami-Sama, tuve un inconveniente pero pude resolverlo-Respondió Bell ante la reprimenda que su Diosa estaba lanzando hacia él.

-Bien, en ese caso no hay problema, ha sido un día largo así que no preguntaré nada, en fin, debería actualizar tu estado ¿No crees?, viendo tu tasa de crecimiento anormal, no sería ninguna sorpresa que hayas subido mucho tus estadísticas-Expresó Hestia con un rostro emocionado.

-¡Si Kami-Sama! ¡Quiero ver qué tan fuerte me he hecho hoy!-Contestó Bell de igual manera que su diosa.

-Bien, acuéstate no sin antes retirar tu camisa-Pidió Hestia a Bell.

Bell procedió a deshacerse de su camisa, asentar su espada a un lado de él y por último recostarse boca abajo, como ya era costumbre a la hora de su actualización.

-Veo que estás ganando músculo, si sigues así vas a tener a muchas mujeres detrás de ti-Expresó Hestia de manera burlona.

-N-No bromee Kami-Sama, aunque creo que tiene razón, siento más duros mis músculos, espero que eso no me reste velocidad a la hora de correr o esquivar-Respondió Bell, confirmando la impresión de su Diosa.

-En fin, comenzaré-Comentó la pequeña diosa, dejando caer una pequeña gota de su sangre en la espalda de Bell, revelando su estado.

Bell Cranel
Humano
Nivel 1

Fuerza:B800
Resistencia:B805
Destreza:B845
Agilidad:A900
Magia:E320

Magia:
Firebolt:Es una magia sin cántico, lo que le permite usarla sin recitar un conjuro.

Habilidades:
Liaris Freese: Crecimiento rápido mientras duren los sentimientos. La intensidad de los efectos se corresponde con el nivel de los sentimientos del usuario. Como efecto secundario hace al usuario inmune a los encantos

"Eres realmente impresionante Bell, pasaste de tener estadísticas en C y D pero con cero en magia, a tener casi todo en E o superior, cada vez se hacen más fuertes tus sentimientos por la asesora, me interesa saber si habrá un límite para esa habilidad, lo dudo sinceramente, alguien tan puro como tú ha de ser demasiado sensible y expresivo con sus emociones, tienes mucho margen para crecer, Bell, espero que siempre sea así" pensó Hestia con una sonrisa al ver la subida de estadísticas que éste tenía, ya no le sorprendía ver aquellos números tan altos, después de varias ocasiones se ha acostumbrado y prefiere no esperar nada de Bell ya que siempre lo sorprende.

-Aquí tienes Bell, espero que estes confirme, sinceramente debes ser el único aventurero en todo orario con esas estadísticas en casi una semana aquí, sin temor a equivocarme, es posible que seas el nivel 1 más fuerte actualmente, espero que no reveles nada de tus estadísticas más que a tu asesora, no queremos llamar la atención de demás dioses, sería problemático si alguien quisiera apartarte de mi familia-Dijo Hestia a manera de instrucción para su hijo, con justa razón, un niño con esa tasa tan alta de crecimiento podría ser motivo para que otras familias reten a Hestia para robárselo.

-No se preocupe Kami-Sama, trataré de ser lo más cauteloso que sea posible, nadie me apartará de su familia, no si yo puedo evitarlo, usted será mi única diosa-Respondió Bell mientras tomaba la hoja y veía con sus ojos a manera de platos, sus estadísticas, en donde, como ya era costumbre, resaltaban agilidad y destreza pero el resto de ellas no se quedaban atrás.

-Kami-Sama... ¿Qué se necesita para subir de nivel?-Preguntó el peliblanco sin quitar su mirada de la hoja.

-Hacer algo que impresione a los dioses, lamento decirte que, si bien es sorprendente que hayas derrotado al espalda plateada, no es suficiente para considerarlo una hazaña, debes tener tu propia aventura y derrotar a un monstruo realmente sorprendente, creo que el minotauro que derrotaste en tu primer día cumple el papel, si quieres podría subirte de nivel...-Decía Hestia acercándose nuevamente a Bell.

-No, esa fue mi primera aventura, además, nadie me cree que lo hice, es por eso que... haré otro mérito para lograrlo, para que no quede duda alguna de que soy un aventurero capaz-Interrumpió el joven a su diosa, con una mirada determinada.

-Si es eso lo que decides, solo puedo apoyarte, espero grandes cosas de ti, conociéndote, no tardarás en encontrar algún rival que te permita subir al nivel 2, pequeño imán de monstruos-Respondió Hestia, abrazando a Bell y sonriéndole.

-Esperemos que esté preparado para cuando eso suceda, Kami-Sama, por lo pronto creo que deberíamos dormir, mañana tengo un compromiso con la princesa de la espada-Dijo Bell mientras se ponía de pie y se estiraba para destensar sus músculos.

-Tienes razón, mañana tienes que... ¡¿Qué?!-Gritó Hestia con sorpresa por lo que Bell le había dicho.

-No es lo que piensa, ella sugirió que entrenáramos, soy consciente de la relación tan... ¿Pesada? Que tiene con Loki-Sama pero le prometo que no lo sabrá, entrenaremos en las murallas de la ciudad, lo más alejado posible de la sede de la familia Loki y de la gente-Explicó Bell para calmar a su diosa y no hiciera una escena por mal pensar lo que había dicho.

-Si es de esa manera, entonces está bien, espero que te ayude a hacerte más fuerte ¡Y que solo entrenen! Me voy a enojar contigo si pasa algo más con ella, se supone que amas a la asesora-Dijo la diosa con un tono amenazante.

-Así será Kami-Sama, lo prometo, yo solo amo a Eina, no hay espacio para nadie más en mi corazón-Respondió el peliblanco, yendo a acostarse al sillón.

Al día siguiente por la mañana, en las murallas de la ciudad.

-Bien, llegué temprano, tal vez demasiado temprano, aún no viene la señorita Aiz así que me toca esperar-Dijo Bell para nadie en específico, solo para sí mismo en manera de auto reflexión.

"Bell, nunca hagas esperar a una chica, siempre se puntual cuando tengas un compromiso con una" ese era el consejo que su abuelo le había dado respecto a los encuentros con mujeres pero Bell pensaba que posiblemente su abuelo se refería a otra clase de "compromisos".

Pasaron algunos minutos hasta que la princesa de la espada por fin se presentó.

-Bueno días, señorita Aiz-Saludó Bell a la princesa de la espada al verla llegar.

-Buenos dias, Bell-Respondió Aiz al saludo.

-Bien, Bell, por lo que veo combates con espada, antes de enseñarte cualquier cosa, me gustaría ver tu estilo de combate, por eso...-Dijo Aiz mientras desenfundaba su arma pero solamente para tomar la funda de la misma y usarla como arma.

-Debes atacarme con todo lo que tengas-Finalizó la princesa de la espada mientras apuntaba el extremo cerrado de la funda hacia Bell.

-De acuerdo, si es así, entonces lo haré-Respondió el peliblanco, posicionando su espada en su mano derecha.

En ese momento Bell corrió con toda la fuerza que su estado le permitía, a pesar de una serie de ataques y tajos a máxima velocidad, Bell no podía conectar con su oponente pero eso no era lo extraño, lo extraño era que, aunque Aiz se estaba conteniendo, no lograba acertarle un golpe certero, solo pequeños roces en los brazos y mejillas del chico quien parecía realmente concentrado en atacar a puntos no vitales, él sabía de la fuerza que la princesa de la espada poseía y que probablemente se esté conteniendo, pero la personalidad que tiene Bell siempre es la de evitar hacer daño a las personas inocentes, por eso mismo no podía evitar el limitar sus ataques, ya que existía la posibilidad de herir a la princesa de la espada.

Después de algunos segundos donde Bell no parecía poder siquiera tocar a Aiz, la princesa de la espada aumentó la dificultad, comenzando a atacar con más fiereza que antes y con mayor velocidad, Bell no podía evitar recibir aún más golpes que antes, por justa razón, peleaba ahora como si de un nivel 3 se tratara según las estimaciones de Aiz, ella había comenzado desde limitar su fuerza lo máximo posible hasta igualar la fuerza con un nivel 3, ella estaba claramente sorprendida, no podía creer que un aventurero de nivel 1 tuviera aquella resistencia y experiencia tan alta, a un aventurero novato le costaría mantener un combate de aquel nivel.

Mientras tanto, en la mente de Bell solo resonaban unos cuantos diálogos internos.

"Es difícil seguirle el ritmo ahora que comenzó a pelear un poco más en serio, siento como los golpes ya no solo pasan cerca, algunos contactan conmigo, debo hacer algo para corresponder a su esfuerzo, al fin y al cabo... no es la primera vez que me enfrento a alguien mucho más fuerte que yo"

En el momento que su diálogo interno había terminado, tomó con ambas manos su arma y comenzó a poner toda la fuerza que sus brazos tenía para lanzar golpes más certeros y fuertes, esto fue notado por Aiz, quien solo seguía bloqueando y esquivando.

-Un golpe, con un golpe probaré mi fuerza...-Se decía Bell, ya frustrado pro la diferencia de nivel.

"Ese chico es interesante, aunque no busco hacerle daño mortal, no puedo creer lo rápido que aprende, los puntos donde atacaba con facilidad por los espacios que dejaba como puntos débiles comienzan a ser más difíciles de acceder, se protege mejor, pero eso no es todo, sus cortes ya no son imprudentes, manipula de buena manera su espada, parece tener experiencia, tal vez algún maestro" pensaba Aiz quien sin darse cuenta, había tomado muy enserio en entrenamiento.

-PUAAAAAAAH-Dijo a Bell al sentir como la funda de la espada de Aiz le daba un fuerte y rápido golpe en el rostro, para después mandarlo a volar.

-Creo que no medí mi fuerza...-Se dijo Aiz al notar lo que había hecho.

Ella rápidamente corrió a ver cómo estaba Bell, rogando por no haberle hecho algo grave.

"Si lo maté me meteré en muchos problemas" se decía la rubia realmente preocupada por la existencia de aquella posibilidad.

-Bell... ¿Estas Bien?-Preguntó la princesa de la espada mientras se agachaba para ver a Bell.

-C-Creo que si... la bufanda amortiguó el golpe... sabes... olvídalo, no estoy bien, c-creo que me voy a desma...-Respondió el peliblanco antes de que su vista se volviera negra y regresara su cabeza al suelo.

-Al menos está vivo pero... ¿Cómo resistió el impacto? La fuerza debía ser suficiente para al menos lastimarlo más, no es como si tuviera esa intención...-Se decía Aiz al ver a aquel aventurero tendido en el suelo como costal de papas.

"Espera... esta puede ser mi revancha por lo que sucedió en el calabozo hace algunos días" pensó Aiz mientras recordaba cómo Bell había huido de su almohada de regazo en aquella ocasión.

Tomó la cabeza del muchacho después de que ella se hubiera sentado a su lado y la puso encima de sus piernas.

"¿Por qué esto es extrañamente relajante? Verlo así, acostado, indefenso, tan... puro, cuando pienso en ello, me pregunto el motivo por el cual es aventurero, no tiene pinta de ser uno, es tan inocente, no se parece a nadie que conozca, todos tienen motivos y personalidades muy retorcidas a la hora de pelear pero él... él solo parece tener ganas de vivir día con día y ayudar, alguien normal hubiera huido de aquel minotauro y dejado que matara a los demás aventureros en vez de a él mismo, pero tú, tú lo enfrentaste sin pensar en nada más que salvar a aquellos extraños... aún cuando tu vida estaba de por medio... no quiero que entres a aquella oscuridad que mi corazón ve siempre... no te vuelvas así... por favor" pensaba Aiz sin apartar su mirada del rostro Pacífico de Bell quien yacía acostado en el regazo de la princesa.

Poco a poco, Bell comenzaba a despertarse y abrir sus ojos, al estar completamente abiertos, pudo vislumbrar aquella escena, parecía un Deja vú.

-Ammm ¿Señorita Aiz?-Preguntó el peliblanco hacia la princesa de la espada quien no dejaba de acariciar los mechones blancos de Bell.

-¿Si?-Respondió ella.

-¿puedo preguntar qué pasa?¿Por qué estamos así?-Lanzó aquella pregunta hacia Aiz.

-¿Por qué te ayudaría a sanar más rápido?-Dijo Aiz como respuesta aunque ni ella estaba segura de ello.

Bell solamente se apartó del regazo y se puso frente a ella.

"¡ELLA ES UNA TONTA POR NATURALEZA!" Pensó Bell con los ojos muy abiertos y su rostro sonrojado, había mantenido la calma lo más que pudo ya que no quería salir corriendo a toda velocidad como la vez anterior.

-Bell...¿No te gusta?-Preguntó Aiz con una mirada triste.

-Esa no es al cuestión señorita Aiz, es que no entiendo el motivo de hacerlo, es todo-Respondió el peliblanco tratando de tener el mayor tacto posible.

-Es que... Riveria me dijo que lo hiciera para disculparme pero... no sé-Contestó la princesa de la espada con una mirada tierna pero con un ligero rubor en sus mejillas casi imperceptible.

-Entiendo, mire señorita Aiz, no es que sea malo o no me guste, es solo...Incómodo, aunque pienso que mientras me encuentre noqueado no debe haber problema alguno-Explicó Bell de manera calmada.

-Así que está bien hacerlo cuando estés noqueado...-Dijo Aiz con una mirada esperanzadora y con brillos en sus ojos.

-Oye Aiz... ¿A qué se debe ese brillo en sus ojos?-Alcanzó a decir Bell con miedo por el actuar de Aiz.

-Debes estarlo imaginando-Respondió ella mientras se acercaba a él.

-¡¿Eh?! ¡NO! ¡ESPERA! ¡AIZ!-Gritaba el peliblanco mientras veía como la rubia se acercaba a él.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHH!-Ese gritó fue escuchado por todos en Orario.

Después de unas horas.

-Creo que es suficiente entrenamiento, pienso que en términos generales lo haces bastante bien, aunque dejas muchos espacios que pueden ser aprovechados si combates con un oponente que tenga tu misma velocidad o superior, no dependas tanto de ella, la fuerza bruta también es un buen arma para usar a tu favor, otra cosa que debo remarcar es que eres muy condescendiente con tus rivales, debes atacar con todo lo que tengas si enfrentas a alguien que te supera en fuerza si deseas ganar, tu agarre en la espada es algo torpe, casi parecía que querías atacar a mi funda en vez de a mi, creo que es lo único que tengo por decir-Expresó Aiz de manera extensa, parecía una maestra diciéndole sus errores a su alumno, un momento, ¿No eso eran?.

"Vaya ¿Todo eso notó? Yo pensaba que solo me golpeaba para noquearme" pensó Bell al oír las conclusiones de su desempeño.

-Haré mi mayor esfuerzo para mejorar mi desempeño-Respondió Bell con una sonrisa pura, característica de él.

Aiz se sentó a su lado, parecía que quería decir algo pero no encontraba la manera de hacerlo.

-Señorita Aiz ¿Sucede algo? Parece que tiene algo que decirme-Preguntó el joven al notar el lenguaje corporal de la chica.

-Lo qué pasa Bell... es que, hay algo que quiero preguntarte-Expresó al princesa de la espada, buscando la mejor manera de formular su pregunta.

-No hay problema señorita Aiz, prometo responder si es algo de lo cual yo tenga la respuesta-Dijo Bell.

-Bien... ¿Cómo es que te haces tan fuerte en poco tiempo?-Preguntó Aiz de manera directa, al parecer lanzar la pregunta le dió alivio.

-Señorita Aiz, si le soy sincero, no tengo idea... no pose habilidad alguna, no hago nada que aventureros tan fuertes como usted haga pero... solo estoy seguro en una cosa-Dijo Bell con la mirada expectante de la princesa de la espada quien esperaba a que continuara con sus palabras.

-Mientras aquel misterioso motivo que me hace más fuerte me permita proteger a las personas que quiero, lo aprovecharé al máximo, hay gente a la que quiero cuidar, personas especiales para mi, quienes de verdad quiero ver sonreír por toda la vida, pero para eso debo ser lo suficientemente fuerte para lograrlo, sé que es un largo camino, sé que aún soy joven y tendré muchos tropiezos a la largo de ese sendero, sin embargo, ese es el camino que decidí tomar, esa es mi meta... ser el héroe de los que no pueden protegerse a sí mismos-Concluyó el joven con una mirada determinada, mientras por su mente pasaba la imagen de aquella chica por la cual ese deseo se hacía más fuerte, esa hermosa semi elfo con carácter fuerte pero sentimental cuando la situación lo amerita.

Aiz solo podía verlo con sorpresa, no había mentira en sus palabras, ella se sentía mal por ver cómo un joven aventurero no tenía ninguna clase de motivo egoísta, al contrario, uno noble.

-Sé que lo lograrás, Bell-Dijo ella en respuesta a las palabras del peliblanco.

Torre de Babel.

-¿Me llamó Freya-Sama?-Preguntó Ottar a su diosa.

-Es hora de que hagas eso...-Respondió Freya con una sonrisa en su rostro y una copa de vino en su mano derecha, la cual agitaba ligeramente.

-Como ordene Freya-Sama-Contestó el Boaz para después salir de la habitación de su diosa.

-Veamos que tan fuerte puedes hacerte en una situación tan adversa como al que tengo preparada para ti, mi conejito-Dijo Freya para sí misma mientras que desde su mirados observaba a aquel muchacho de su interés platicando con la princesa de la espada, aventurera de nivel 6 de la familia Loki.




Bueno amigos hasta aquí el capítulo de la semana de este Fic, espero que sea de su agrado, es un capítulo muy calmado sin grandes momentos de acción a resaltar, si tienen algún comentario lo leo gustosamente, pasen buena tarde

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