Capítulo 40. Dionysus.
Días antes. En la sede de la familia Dian Cecht.
-¿Estas seguro que no te duele nada? De ser así podría llamar a Airmid para hacerte un chequeo-Preguntó una hermosa semi elfo al joven acostado en la cama del hospital, sosteniéndole la mano con una expresión preocupada.
La blanca sala del hospital era el punto de reunión que en los últimos días unía a esta pareja particular de asesora y aventurero. Muchas cosas habían pasado para que el muchacho, quien era el novio, acabara en esa sala con el cuerpo en recuperación.
Lo sucedido en la expedición dejó una factura muy grande en el estado físico del conejo así como en su economía dado que pagar una estancia en el hospital donde se hallaba era de todo menos barato.
-N-No es necesario-Respondió el chico, con cierto temor en su tono de voz. Por alguna extraña razón, el nombre de aquella médico no era agradable para él. Solo su mente alberga los recuerdos dolorosos y traumáticos que pasó gracias a ella.
"Es idéntica a mamá Alfia. Severa e intimidante..." Pensó, tragando saliva y sudando frío.
Eina ladeó la cabeza, sin comprender a qué se refería pero sin indagar de más en el asunto, levantándose de hombros y continuando con su labor.
-Muy bien, entonces sigue comiendo. Aún queda sopa para ti-Dijo la castaña, tomando con una pequeña cuchara de madera parte del alimento líquido en el tazón posado en su regazo.
Este objeto se acercó lentamente a la boca de su amado, tratando de alimentarlo nuevamente como había hecho desde el primer día en que fue ingresado a la clínica.
Él, ya acostumbrado a este trato, abrió la boca, cerrando sus ojos y sintiendo el vapor golpeando con sus labios mientras el delicioso olor estimulaba su olfato al igual que sus papilas gustativas, preparándose para entrar en contacto con la comida.
"Esto se siente como si una madre le diera de comer a su bebé y por alguna razón es extrañamente nostálgico" Fue la opinión de Bell ante este acto, aunque no se le notaba incómodo por dicha similitud.
En ocasiones, incluso si se trata de un hombre, las personas deseamos ser mimadas.
Su boca se cerró. La sopa entró a esta y la cuchara salió totalmente vacía.
-¡Hmmmm! ¡Delishiosho!-Aun con la boca llena, el albino no fue capaz de contener su emoción y deleite ante el delicioso alimento. Sus ojos brillaron intensamente como dos soles nacientes.
Las mejillas de la semi elfo se sonrojaron, inflando su ronco pecho, orgullosa de que sus esfuerzos fuesen reconocidos.
Esta rutina se ha repetido en más de una ocasión. Día, tarde y noche ella viene al menos una hora para pasar tiempo a su lado, acompañarlo, cuidarlo, alimentarlo, etc. ¡Tal y como lo haría una novia! ¡Oh! Espera... ¡Es exactamente lo que es!
Bell tragó, relamiéndose los labios.
Esto continuó como antes, entre cada pausa de recarga de la cuchara, al joven conversaba con su pareja y le externaba un asunto que le preocupaba.
-Eina ¿Está bien que vengas aquí todos los días? Por lo que me has comentado de Royman supongo que no se ha de tomar muy bien que te ausentes tantas veces al día ¿No estoy causándote algún inconveniente por cuidarme?-Interrogó, visiblemente inquieto porque sea ese el caso.
Para la asesora, su labor en el gremio es de suma importancia. Ella ha expresado en múltiples ocasiones que si bien no es un trabajo sencillo ni vanagloriado, es su más grande sueño ayudar a los aventureros novatos para que el calabozo se cobre la menor cantidad de víctimas posibles.
Agachó la cabeza al recordar aquello. Ella ha arriesgado mucho por él y su constante necesidad de meterse en problemas que lo mandan al hospital o a descansar en cama por días. Incluso su colchón ya tiene la forma de su cuerpo de tantas veces que ha terminado ahí acostado por recomendación d e los doctores.
La semi elfo posó la cuchara al interior del tazón, soltándola y posando la mano encima de la de su amado, acariciándola con calma para reconfortarlo.
-No tienes nada de qué preocuparte, cariño. Soy plenamente consciente de que Royman es una persona muy severa, es por eso que le pedí a Misha y Rose que me cubrieran el tiempo que me ausentara. Ellas no dudaron en aceptar ya que les he apoyado cuando su carga de trabajo las supera. Por alguna razón Royman estuvo de acuerdo luego de que Riveria-Sama lo visitara al enterarse de lo que te sucedió-Declaró, explicándole cuál era la verdadera situación de sus ausencias y la poca o nulas consecuencias que estas le traían, remarcando con curiosidad lo ocurrido con su tía y su jefe.
"¿Qué le habrá dicho? Él salió completamente pálido de su oficina después de eso e incluso nos preguntó si Riveria-Sama aún se hallaba en el gremio" Se cuestionaba la castaña, posando el dedo índice sobre su mentón y mirando hacia arriba en busca de una respuesta dentro de sus recuerdos.
-De todas maneras, tranquilo. Es imposible que representes una molestia para mí. Yo deseo que mejores pronto, mientras tanto, seguiré a tu lado en el proceso, cuidándote, amor-Agregó, con una expresión suave y reconfortante que aliviaba el corazón de su novio.
Los ánimos del muchacho se recuperaron ante esto.
-En verdad eres la mejor novia que alguien podría pedir. Me siento extremadamente afortunado de tenerte a mi lado-Fue su más sincera opinión. A pesar de lo directo o meloso que podría sonar, no se detuvo ni dudó en expresárselo.
-¡Ay, qué cosas dices!-Eina se sonrojó, posando ambas manos en sus mejillas y sacudiéndose de un lado a otro, avergonzada.
Bell sonrió nuevamente al verla de ese modo.
"Mi novia es realmente adorable" Esa descripción no se quitaba de su mente. Cada maldito gesto le parecía extremadamente tierno. Aunque en las ocasiones que se comportaba seria le temía, pero también le encantaba.
Quizás se trata de un fetiche masoquista muy oculto en su interior ¿Quién sabe?
Por cierto, hablando de esa actitud...
La semi elfo dejó el papel de doncella encantada e inocente, c,animando abruptamente y mirándolo fijamente con total seriedad y sin una pizca de emoción.
Levantó el dedo, señalándolo.
-¿E-Eina...?-La nombró, pero sus labios fueron silenciados por el dedo índice de la fémina.
-Soy una novia increíble, así que te pido de favor que dejes de meterte en problemas para salvar otras chicas. No te lo reclamé antes por el calor del momento, pero si otra mujer entra a tu habitación en bata y se le cae, quedando desnuda, te castraré-Amenazó.
Bell tragó saliva. La situación que describió seguía fresca en su memoria. Se trataba de lo sucedido con Ryuu tras abandonar el calabozo y despertar del desmayo.
Su mente comenzó a reproducir ese momento...
-¡NO TE ATREVAS A REVIVIRLO!-Gritó la castaña, interrumpiendo la nube de pensamiento, como si fuese capaz de verla.
-¡Perdón!-Se disculpó rápidamente el conejo, deshaciéndose de aquella memoria.
-¡Hmph!-Eina infló sus mejillas, cruzándose de brazos en clara señal de celos.
Una gota de sudor frío bajaba de la frente del chico mientras reía nerviosamente.
-¡Ujum!-Aclaró la garganta como preámbulo a su explicación y para despertar la atención de su amada.
-Si bien tienes razón en que tiendo a meterme en problemas por rescatar a una chica, te prometo que es mera casualidad y no hay segundas intenciones en ello. Como te comenté durante el conflicto, Ryuu es una preciada amiga y estaba pasando por un momento difícil en el que necesitó ayuda, ayuda que cuando yo la requerí no dudó en dármela. Sé que mis actos son fácilmente malinterpretables, pero te prometo que para mi no hay otra mujer en el mundo que no seas tú, Eina-Expresó con sinceridad y elocuencia. No hubo detenimiento en sus palabras, era como si se tratara de un monólogo previamente escrito, sin embargo, la realidad difería de esa suposición.
La semi elfo, sin más opción, se limitó a suspirar.
-Soy plenamente consciente de ello. Sé que es imposible que cambies eso de ti, siempre antepones tus creencias a tu bienestar. Fue así con Wiene, también con Liliruca y ahora con Ryuu-Comentaba, vertiendo desde un termo más sopa al plato, emitiendo un pequeño vapor.
Volvió a tomar el mango de la cuchara mientras hablaba, para continuar alimentándolo.
Bell asentía, confirmando lo que su novia decía.
-No obstante, supongo que esa parte de ti también hizo que me enamorara. Solo trata de no sacarla a relucir a diario-Agregó, levantando el objeto cargado con comida y apuntándolo a la boca de su amado.
Intercambiaron sonrisas y la boca del conejo volvió a abrirse.
Poco a poco el alimento se terminaba. Cada bocado sabía mejor que el anterior
-No estaba al tanto de que fueses tan buena cocinera, Eina. Como Haruhime y Mikoto son las que cocinan en la mansión, no había tenido la oportunidad de probar tu comida-Comentó el albino, reconociendo las habilidades culinarias de su pareja y el muy buen sazón con el que cuentan sus platillos.
Una servilleta fue sujetada por la susodicha, acercándola a los labios del chico.
-Cariño, si planeamos casarnos, es obvio que debo cumplir los requisitos mínimos indispensables para ser una esposa. Me ofende que te sorprenda dado que soy muy buena aprendiendo-La castaña le guiñó el ojo y procedió a limpiarle los labios con aquel trozo de tela.
Ante este acto no le quedó de otra a nuestro conejo protagonista que sonrojarse.
"¡TENGO LA MEJOR NOVIA DEL MUNDO!" Gritó internamente, totalmente alegre de estar vivo.
-R-Respecto a lo de casarnos... ¿C-Cuántos te gustaría tener, Bell?-La conversación cambio de rumbo y atmósfera. La palma de la chica se posó encima de su vientre mientras lanzaba esa interrogante con mejillas y orejas largas totalmente rojas como un jitomate.
No era la primera vez que pensaba en ese tema. El dejar en claro con tu pareja cuantos hijos quisieran tener es algo indispensable en una relación duradera para que de presentarse ese escenario puedan manejarlo de forma idónea.
-¿Cuántos?-Sin embargo, hablamos del idiota de Bell, quien no captó el contexto, haciéndose más claro esto cuando ladeó la cabeza en señal de confusión. Miles de signos de interrogación emergieron desde encima.
-S-Sabes a lo que me refiero. ¿Cuántos te gustaría tener?-Insistió la chica, mirándolo de reojo más no directamente por la vergüenza que le causaba hablar de eso.
-Humm-Bell sostuvo su barbilla, pensativo.
-La mayor cantidad posible, supongo-Respondió de inmediato tras unos segundos.
Las manos de la asesora se posaron al borde de la cama, inclinándose hacia adelante y acercando su cara a la de él con rapidez.
-¡¿LA MAYOR CANTIDAD POSIBLE?!-Repitió con vehemencia, tratando de confirmar lo escuchado.
-Sí. Entre más mejor ¿No?-Repitió el conejo.
Eina regresó lentamente a su lugar, aún ruborizada y sin nadare agregar a la respuesta.
"No tengo ni la menor idea de a qué se refiere, pero supongo que entre más, mejor ¿No?" Pensó Bell.
Estuvieron en silencio un par de segundos hasta que la novia rompió el hielo.
-E-Entonces supongo que deberemos esforzarnos mucho para lograrlo-Eina nuevamente puso las manos en su rostro, riendo de forma tonta y moviéndose de lado a lado.
-¡Sí! ¡Prometo que daré mi mayor esfuerzo!-Expresó el conejo con seguridad aún sin saber el contexto.
-¡¿T-Tú mayor esfuerzo?! P-Pero si lo haces no creo poder soportarlo...-Contestó mientras su volumen de voz disminuía paulatinamente.
La idea no le desagradaba en lo más mínimo, mentalmente se imaginó a Bell y a ella en una escena donde estaban acostados en la cama y la temperatura aumentaba al igual que la fiereza con la que aquel colchón golpeaba la pared.
-¿Te sientes bien?-Interrogó Bell ante la falta de reacción de la fémina, posando la mano en la de ella.
-¡Kyaaaa~¡ ¡Sí estoy bien!-Salió del trance de golpe.
"¿Kya?" Aquello resonó en la cabeza del joven.
Eina cruzó los brazos y miró a un lado, con su rostro enrojecido por la vergüenza y la frustración.
"¡No puede ser! ¡¿Tan ninfómana soy? Solo por no haberlo hecho en casi dos semanas estoy así!" Ella sentía el calor subir por su cuello, y su respiración se volvió un poco más pesada.
"¡Eres una mujer pecaminosa, Eina!" Se reprendió a sí misma, tratando de mantener la compostura.
-¡P-Por cierto! ¿No se supone que hoy vendrían Finn y varios miembros de la familia Loki a visitarte?-Su voz tembló ligeramente al preguntar, usando la conversación como un escudo para reprimir sus más pecaminosos deseos. Después de todo, después de que pruebas la zanahoria suprema no hay vuelta atrás.
-¿Uh? Sí-Respondió el conejo, sus ojos rojos centelleando con curiosidad por la actitud anterior.
-Se supone que vendrían a conversar sobre una propuesta de trabajo en conjunto desde antes de la expedición, pero por problemas de fuerza mayor no nos pudimos reunir antes-Mientras hablaba, no le quitaba la mirada a la se i elfo, indicando interés en ella y no tanto en la conversación.
Eina tomó aire profundamente para calmar sus nervios.
-¿Fueron los problemas con los Xenos?-Preguntó, aún cruzada de brazos.
Intentó mantener su voz firme, aunque su inquietud era evidente.
Bell asintió lentamente, sus ojos rojos reflejando una mezcla de preocupación y aceptación mientras suspiraba con pesadez, como si el rememorar esos sucesos le causaran cansancio.
-Sí, temo que la relación entre nosotros se haya roto por ese asunto-Admitió con su ánimo bajando ligeramente.
Eina negó con la cabeza, tratando calmarlo.
-No creo que sea el caso. Probablemente no querían involucrarte en un asunto tan peligroso después de una situación tan delicada. Lo de la expedición solo retrasó aún más esa reunión-Expresó.
El joven asintió, su expresión relajándose un poco.
-Quizás. Aunque no hace falta sacar tantas teorías, pronto lo sabré-Respondió sin mucha inquietud por la razón de la visita.
Sea cual sea la necesidad que provocó la búsqueda del albino, pronto sería informado. No tenía sentido sobrepensarlo previo a recibir la visita de ellos.
-Por cierto, ¿cómo siguen tus náuseas? Me dijiste que visitarías a Airmid para atenderte-Preguntó Bell. Su rostro se mostraba preocupado por la salud de su novia.
Eina sonrió, tratando de minimizar el asunto.
-No es nada a tener en cuenta. Si se agravan, iré. Por lo pronto, he controlado esos mareos y náuseas con un buen y debido descanso-Respondió, guiñándole el ojo.
-Amo tu positivismo-Contestó el joven, con ternura. Posó su mano encima de la de Eina, mientras sus dedos se entrelazaban con los de ella.
Ambos se miraron fijamente, sus ojos se encontraron en un intercambio silencioso y profundo.
-Esa actitud mía nace por la confianza que me da estar a tu lado-Dijo la asesora, con una voz suave y sincera.
-¿Tanta seguridad te doy? Has dicho que soy un suicida-Comentó el conejo, riendo ligeramente, tratando de aligerar el momento.
-No importa cuánto corra riesgo tu vida, siempre regresas a mí-Expresó la castaña, acariciándole la mejilla con delicadeza.
Sus ojos se llenaron de amor y determinación hacia el otro. Bell cerró los suyos brevemente, disfrutando del toque reconfortante, sintiendo cómo la preocupación y la tensión se desvanecían en la presencia de su amada.
Sus labios se acercaron lentamente, deseando darse un beso, pero la puerta fue tocada, interrumpiéndolos.
La perilla se giró, y se separaron rápidamente, sonrojados.
-Lamento la intromisión-Se disculpó Finn, quien se hallaba totalmente serio, viéndolos disimulando y silbando.
-No estoy interrumpiendo nada ¿verdad? Porque de ser así Airmid se enterará y los colgará a ambos-Dijo, levantando su ceja.
-Eso sin contar el regaño que les daré-Añadió Riveria, entrando detrás suyo, con una expresión severa.
-¡CLARO QUE NO!-El par gritó al unísono que no se trataba de nada de eso.
-Al menos esperen a regresar a casa. Según dicen los rumores, ustedes dos no dejan dormir a sus compañeros-Añadió una tercera voz con una risa burlona.
-¡¿QUÉ RUMORES?!-Exclamaron Bell y Eina, escandalizados.
En ese momento, Gareth entró también, y se encogió de hombros cuando le reclamaron, fingiendo desconocimiento aunque sabía perfectamente quién había dispersado esa información.
En su mente apareció un dibujo de Welf hablando con Tsubaki y esta última pasándole la información a él.
El par de tortolitos enamorados y retratados se vieron, intercambiando miradas, aún sonrojados, mientras los presentes los observaban con una mezcla de diversión y reprensión.
Después del breve momento de diversión, Finn cerró la puerta detrás de sí.
-Muy bien. Tenemos poco tiempo dado que supongo que planean pasar el resto del día juntos. Prometo que no los interrumpiré tanto-Expresó el hobbit, acercándose al par y tomando asiento.
Los tres miembros fundadores de la familia Loki se hallaban en presencia del par.
-¿Sería mejor retirarme? Parece un asunto muy importante el que manejarán aquí-Sugirió Eina, poniéndose de pie y señalando la salida.
-En lo absoluto, es mejor si te quedas. Este asunto te concierne también al ser una parte vital en la propuesta que le haremos a tu novio. Dado que involucra un potencial riesgo, sería bueno que fingieras como la voz de la razón para él-Riveria la detuvo, remarcando su importancia en la decisión que se tomaría.
-H-Hai...-La castaña retomó su asiento.
En ese preciso momento, el relato dio inicio.
-Para ponerte en contexto debo contarte sobre lo sucedido en los días que te ausentaste por tu expedición y recuperación aquí-Fue la forma en la que el rubio introdujo, captando la atención del albino.
-Hace unos días, en Knoss, hicimos una misión en conjunto con la familia Dionysus gracias a la llave que nos entregaron tras lo sucedido con los Xenos. Dado a que se reportaba que ese era el centro de reunión de varios miembros de Evilus, procedimos a realizar un asedio a este. No obstante, las cosas salieron terriblemente mal, alcanzando un punto crítico en el cual estuvimos a punto de perder. La familia Dionysus fue asesinada sin dejar ningún sobreviviente, todo debido a que su Dios fue asesinado según nos confirma Loki-Sama-Declaró, despertando cierta inquietud en la expresión de Bell y Eina.
-Las fuerzas de Evilus son mucho más fuertes de lo que pensamos. Incluso ahora siguen reuniendo recursos, aventureros y monstruos que se alían a ellos. No dudarán en ponerse manos a la obra pronto con tal de alcanzar sus fines. Estimamos que en un par de días atacarán-Adicionó Riveria a la información con un rostro severo.
Finn continuó, con su voz más baja y cargada de preocupación.
-Lo más alarmante es la información que hemos obtenido sobre las siete grandes calamidades que Evilus posee como armas secretas. Estas calamidades son amenazas poderosas y devastadoras, diseñadas para sembrar el caos y la destrucción-Reveló.
Bell frunció el ceño, tratando de procesar la gravedad de la situación.
Sus manos temblaron. Su respiración se alteró conforme escuchaba sin perderse de ningún detalle.
"-Bell... tenemos que irnos...-".
"-Si no nos vamos, estarás en peligro, estaremos en peligro mejor dicho, no deseo que te veas envuelto en esto, es por eso que debemos irnos...-".
"-Lo lamento, mi pequeño, pero así deben ser las cosas-".
Las últimas palabras que Zald y Alfia le dirigieron eran rememoradas.
Su pulso aumentó. Su ritmo cardiaco se aceleró.
Su ceño se fruncía. Sus cejas se arrugaban.
"-Qué emotivo pero no me interesa, si no quieres que Freya y Loki se enteren de la existencia de ese niño, el último regalo de la familia Hera y Zeus, tendrás que venir con nosotros, soy un hombre de palabra, así que cumpliré mi parte mientras tú cumplas la tuya-".
El rostro de una de las figuras de Evilus fue rememorado. El responsable de perder a su familia.
-¿Por qué me cuentas todo esto con tanto detalle si sabes que estoy dispuesto a pelear sin problemas?-Le cuestionó al capitán de la familia Loki.
-Esa es la cuestión, Bell-Respondió este.
-Te decimos todo esto porque necesitaremos que tú pelees contra una de esas calamidades-Reveló.
Los ojos de Bell se abrieron en sorpresa ante esto, al igual que el de Eina.
-¿Qué?-Buscó confirmación en los rostros serios de sus compañeros.
El rubio asintió solemnemente.
-Es probable que sean criaturas o demi espíritus extremadamente poderosos, como Revis o Valleta. Necesitamos aventureros que puedan equipararlos en fuerza-Adicionó Gareth, poniendo de ejemplo a la pelirroja y la pelirrosa.
El muchacho recordó con claridad el día en que el goliath atacó, y cómo Revis y Valleta enfrentaron a los miembros más fuertes de la familia Loki sin pestañear. Asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación.
-Ya veo-Musitó.
Retiró la manta encima de su cuerpo, girándose.
-¿Bell?-La semi elfo lo nombró, extrañada por esto.
Él abandonó la cama, poniéndose de pie y mostrando su estado actual.
-Si bien he estado mejorando, no me encuentro en mi mejor momento. No estoy seguro de ser capaz de involucrarme de un modo tan importante y vital en el combate final si estoy así. Podría ser derrotado fácilmente-Comunicó, mostrando su brazo herido y sujetado con un torniquete.
La herida que sufrió durante el enfrentamiento contra el Juggernaut durante los hechos ocurridos en el calabozo no había sanado del todo y quizás jamás lo haría, por lo que en ese estado su capacidad de pelear se reducía mucho.
-Tú con un brazo herido eres más fuerte que muchos aventureros en la ciudad. Además, tenemos información sobre ciertos acercamientos que has tenido con un miembro de la familia Freya en particular-Dijo el hobbit con seriedad, observando la reacción del conejo.
Un escalofrío recorrió la espalda del joven albino, siendo claramente consciente de qué miembro de aquella familia era del que se hacía mención.
-Loki fue a hablar con Freya y dijo que él estuvo ahí y que ofrecía a su estudiante en esta travesía. Cuando preguntamos quién era, tu nombre fue pronunciado-Continuó, con voz tranquila pero firme.
Los ojos del muchacho se cerraron instintivamente, sintiendo una mezcla de emociones.
-¿No había terminado nuestro entrenamiento?-Preguntó, con temor, mientras una lágrima repleta de traumas pasados, cayó de su ojo, intentando procesar la situación.
El recuerdo de sus encuentros con Hedin y su relación con la familia Freya lo llenaban de gran inquietud.
-No planeamos indagar sobre esa relación. Sabemos perfectamente que no nos perteneces y mucho menos estamos en posición de negarte sostener cierta unión con ellos, aún siendo nuestros rivales-Aclaró Gareth.
-Pero incluso ellos, siendo como son, han aceptado pelear para proteger Orario-Adicionó Riveria.
Bell mordió la uña de su dedo con desdén, totalmente pensativo, buscando en Eina ayuda o sugerencias sobre lo que haría en esta difícil situación.
Eina notó la mirada de Bell y comprendió la angustia que lo invadía.
-Bell, entiendo que te sientes abrumado. Es natural estar preocupado por tu estado físico, especialmente cuando el rival que nos plantean es desconocido pero potencialmente peligroso-Comenzó la fémina, sosteniéndole la mano. Su voz era suave pero firme.
-Sin embargo, creo que si te sientes preparado para afrontar este reto, estás en todo tu derecho de hacerlo. Tenemos mucho en juego aquí, y confiamos en tu capacidad para enfrentar cualquier desafío que se presente-Finalizó
El albino asintió lentamente, agradecido por las palabras de apoyo de la castaña, aún sin dar una respuesta.
Finn observó la interacción entre Bell y Eina, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
-Debo asegurarme de que Orario sea una ciudad próspera y en paz, ¿verdad? Más teniendo en cuenta que no tengo la intención de irme de aquí-Comentó él muchacho, sonriendo con determinación.
Quitó el torniquete de su brazo herido y apretó el puño con firmeza.
-Hagámoslo-Declaró, totalmente decidido.
Los miembros de la familia Loki también sonrieron ante su determinación.
-Aunque, ustedes tendrán que explicarle a Airmid por qué abandonaré mi reposo e iré a pelear antes de la fecha que me dijo. Ella me da mucho miedo-Agregó, rompiendo el momento emotivo con un toque de humor.
La cara de los tres aventureros no tuvo precio, intercambiaron miradas llenas de terror, preguntándose quién sería el valiente que se enfrentaría a Dea Saint.
No sería la primera vez que presenciarían la imponente ira de Dea Saint en acción, y nadie estaba dispuesto a decirle que planean llevarse a uno de sus pacientes sin recuperar para pelear. De enterarse, la muerte sería un destino más benevolente que el que podría propiciar aquella mujer de cabello plateado.
En la actualidad. Con Bell a la espera de entrar en acción.
La noche había caído y la guerra por fin estalló. En ese preciso momento, repartidos en diferentes locaciones a lo largo de Orario, varias batallas se estaban desarrollando.
En Knoss, en el calabozo, al norte, sur, este y oeste de la ciudad. No había ningún sitio libre de las brazas del conflicto. No había ningún lugar seguro.
Explosiones, el fuego humeante creando una enorme nube negra encima de todos, provocando que la noche sea aún mas oscura que de costumbre.
Era como si un apocalipsis emergiera desde las profundidades de la tierra, destruyendo todo a su paso y contaminando el aire de quienes lo presencian.
Los cuatro demi espíritus con los que Finn intuía que Evilus contaría ya estaban siendo manejados por el resto del grupo. Incluso dentro de la zona segura donde los Xenos se alojan batallaba ferozmente el minotauro negro, Asterius, defendiendo a los suyos, a su familia.
A estos cuatro, a aquellas grandes calamidades como Finn los nombró, se le adicionaban dos criaturas diferentes a lo conocido.
La primera era Revis, aquella mujer pelirroja con una monstruosa fuerza que enfrentaba con vehemencia y furia a La princesa de la espada en lo que parecía ser el capítulo final de una rivalidad.
La segunda se trataba de... Filvis, la mejor amiga de Lefiya. Sin que nadie lo supiera o sospechara, la identidad de aquel remanente de Evilus, seguidor de Enyo, no era otra que la de aquella elfo pelinegra de la familia Dionysus, a la cual la propia pelinaranja vio fallecer justo enfrente de sus ojos.
Ya no solo se trataba de enfrentar a aquella facción cruel y despiadada por el bien de Orario, también era el instante idóneo para eliminar rivalidades, afrontar el dolor que almacenaban en sus pechos.
Ante este escenario donde nadie estaba libre, donde cada fuerza del bien cumplía una labor ¿Dónde se hallaba nuestro conejo protagonista? Bien, la respuesta es sencilla... aguardaba a que su hora de brillar llegara.
Con la ciudad evacuada y sin repercusiones por los daños, sería capaz de liberar su fuerza sin restricciones. La última vez que fue capaz de eso fue en contra del juggernaut gracias a que el calabozo no podía volverse más loco a consecuencia de la destrucción.
El albino miraba fijamente una esfera color jade, concentrado en la que la otra persona del lado contrario le decía.
Se trataba de Eina, quien residía en el lugar seguro al que llevaron a los habitantes de la ciudad. Separados por el riesgo, pero la distancia no les impedía conversar previo a la hora de la hora.
La conversación se desenvolvía con naturalidad, aunque por breves periodos de tiempo miraba de reojo su brazo herido, donde una prótesis se hallaba.
Si bien cumplía la función de aligerar su carga y dolor, la incomodidad que le producía era un factor considerable a tener en cuenta.
-¿Te sientes bien?-Interrogó la semi elfo al notar su expresión de disgusto.
-¿Uh? Sí. Es solo que no me acostumbro todavía-Respondió el albino, dejando en paz su brazo y regresando la atención a su novia.
-No se te ocurra quitártelo porque si se rompe o tu brazo sufre más daño, Airmid no estará contenta y nadie te salvará de ella-Avisó la castaña, casi reprendiéndolo y recalcando el peligro de la peliplateada.
-S-Sí. No tengo ni la más mínima intención de hacerla enojar-Expresó el conejo, sudando frío.
Ambos soltaron un par de risitas. Unas de nerviosismo, otras de diversión. Así fue hasta que uno a uno se callaron, guardaron silencio.
Los labios de Eina temblaron antes de que esa falta de sonido fuese rota.
-¿Te sientes listo?-Interrogó.
-Yo supongo que si. Es difícil saberlo dado que desconozco contra qué o quién pelearé-Comentó el joven, rascando su nuca no tan convencido de su respuesta.
La semi elfo posó su puño en el pecho, agachando la cabeza.
-Sé que te dije que pelearas, pero... estoy asustada. Por favor, ten cuidado y no seas imprudente-Pidió, con los ojos cristalinos y la voz a punto de romperse.
-Haré mi mayor esfuerzo-Contestó el muchacho, tratando de tranquilizarla.
-¡Tú mejor intento no basta! ¡Solo cúmplelo!-Claramente no lo consiguió.
Bell permaneció en silencio un segundo.
Asintió lentamente. No estaba seguro de si podría cumplir ese pedido, pero... no le negaría esa calma a su amada, aún más teniendo en cuenta lo que enfrentaría.
De repente otro Oculus en su bolsillo comenzó a emitir un mensaje.
-¡Atención, Bell Cranel! ¡El suelo en Knoss está temblando! ¡Repito, el suelo en Knoss tiembla! ¡Prepárate porque seguramente se trata de la última calamidad de Evilus!-Uno de los aventureros de la familia Loki dio ese aviso, corriendo por su vida a gran velocidad.
Los ojos de Bell se agudizaron, preparándose para lo que vendría.
Posó la mano en el mango de la espada.
-Lo siento Eina, pero tengo que irme. Prometo que te buscaré cuando todo esto termine-Dijo el conejo.
-No te preocupes, lo entiendo ¡Acaba con ese monstruo, Bell!-La semi elfo le dio ánimos, levantando los puños.
-Así será-Una sonrisa se dibujó en los labios del conejo, una que emitía confianza.
Antes de que la comunicación se cortara y guardara la esfera en el bolsillo, algo fue recordado por la asesora.
-¡Oh! ¡Bell, espera!-Dijo la chica evitando esto.
Bell atendió al llamado.
-¡Cuando los derrotes, tengo algo muy importante que decirte!-Declaró la chica, sonrojada.
-Lo esperaré con ansias-Respondió el conejo, viendo con curiosidad la mano de su amada bajando a su propio vientre.
-Éxito, amor-Finalizó la fémina.
El muchacho tomó aire, respirando profundamente para prepararse mentalmente.
Su mano temblaba, su brazo ardía. No estaba completamente seguro de que pueda pelear a su máximo nivel, pero el esfuerzo que pondrá no era negociable.
Fue entonces que... el suelo comenzó a temblar.
En la penumbra de la noche, los pisos se desmoronaban con un susurro siniestro, uno tras otro, hasta que una presencia ominosa emergió de las sombras del suelo.
Los ojos de los presentes, testigos mudos de la tragedia, se agrandaron en un gesto de horror insondable al presenciar el levantamiento de ese ser.
Y fue entonces que...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una torre dorada de energía se elevó por los cielos.
-Un Dios ha vuelto a Tenkai...-Bell murmuró, tragando saliva.
Sin embargo, algo extraño sucedió con el brillo que esa estructura emanaba.
Este poco a poco se fue reduciendo, como si estuviese siendo absorbido.
"¿Están viendo esto, verdad?" Pensó mentalmente.
Fue en ese instante que del gran agujero en el suelo de donde la energía emergió, una figura imponente color azabache y escarlata hizo acto de presencia.
-¡ERES UN IDIOTA DIONYSUS!-Hermes gritó tan fuerte que su voz fue oída por el conejo.
-¿Dionysus? ¿Qué es lo que pasa?-Se cuestionaba el albino cuando un enorme cristal en el pecho de aquel ser semejante a un escorpión mostró la figura de aquel Dios rubio.
-¡GRAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHH!-Le monstruo gritó y la onda expansiva destruyó los vidrios de los edificios.
Aquel ser desconocido poseía en su cuerpo la energía de un Dios...
"No creí que estaría tan desesperado ¿Tanto arriesgas para ganar" Pensó Hermes, conociendo la bestia.
-El Antares no eran meras leyendas...-Musitó, finalizando su monólogo.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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