Capítulo 38. Time Skip. Parte 2.
En el capítulo anterior.
-La llegada de "ella" fue un antes y un después en al vida de todos...-Musitó.
La imagen de una chica apareció en su mente.
Cabellera azul. Piel de ese mismo color. Garras largas y alas de gran tamaño.
Una vouivre...
Pero no era cualquiera.
Esta podía hablar...
El día en que el mundo dio un giro de 180 grados y todo lo que creían saber también tambaleó. Esa realidad que tanto tiempo se mantuvo invariable por fin era amenazada.
-Wiene... llegó para cambiar nuestras vidas...-Dijo, nombrando a la susodicha.
En el capítulo actual.
-¿Wiene...? Es la primera vez que escucho ese nombre viniendo de ti. ¿Quién es? Y más importante ¿Por qué dices que cambió sus vidas?-Lo dicho con anterioridad por parte de la semi elfo despertó la atención de Airmid, quien rápidamente le cuestionó sobre la persona a la que le pertenecía aquel nombre.
Eina apoya la espalda en el respaldo de la silla, suspirando profundamente mientras se retiraba las gafas y se frotaba los párpados con la yema de los dedos con cierto desdén, al igual que cansancio, de tan solo recordarlo.
-Es difícil de explicarlo. Jamás esperamos que eso sucediera, pero supongo que la mejor forma de facilitarte la compresión es relatándote lo ocurrido-Dijo la castaña, mirando a su acompañante.
Airmid asintió, dándole permiso de tomarse cualquier libertad o el tiempo necesario para ello.
-Después de la visita de Hedin, Bell comenzó a ausentarse por un par de horas al día y regresaba totalmente agotado posterior a explorar el calabozo. A pesar de ello, las cosas fueron muy tranquilas. Se nos presentó un periodo en el que se respiraba calma en la sede de la familia Hestia, mi hogar... nuestro hogar. Él intentaba ocultarme que entrenaba con Hedin, pero yo estaba al tanto de todo porque él mismo lo balbuceaba en las noches cuando las pesadillas lo azotaban. Varias veces quise regañar a ese hijo de Freya-Sama, no obstante, jamás me lo topé nuevamente. Desde que visitó el gremio, su presencia ha sido casi nula-Comentó la asesora.
-Bell se fue fortaleciendo y debido a esto decidió que podría imponerse retos más grandes en el calabozo. El resto estuvo de acuerdo. Sinceramente me atemorizaba que bajara más de lo que debía, pero era lo mejor si deseaba continuar con su crecimiento, por lo que lo instruí lo mejor que pude para evitar otra misión suicida. Aunque no fue en lo único que metí mano...-Agregó. Su voz se iba haciendo pequeña con el pasar de la oración.
Ella se rascó la nuca con nerviosismo ante la mirada interrogante y sospechosa de la enfermera enfrente suyo, la cual la instaba a proseguir y revelar aquella información.
-D-Digamos que convencí a Hestia-Sama de no subirle a nivel 4. Pretendía evitar que, al unirse Aisha y él subir a dicho nivel, se les catalogara como una familia de mayor rango y les impusieran misiones acorde al nuevo nivel, las cuales en su mayoría son expediciones como mínimo a los pisos inferiores o cerca de los pisos profundos. Y como, a mi criterio, ninguno estaba preparado, a excepción de Aisha, la idea pareció convencer a Hestia-Sama y lo mantuvo como un nivel 3 acariciando su subida-Reveló la semi elfo, explicando el por qué de su decisión de retener a su pareja en esa instancia. Sus actos eran motivados meramente por miedo y preocupación.
-No te preocupes. Comprendo perfectamente tus razones. Aunque sigo preguntándome cómo es posible que, siendo tan dedicada y tomando tantas precauciones, tu pareja tiende a arriesgar tantas veces la vida al punto de casi morir-Opinó Airmid con cara de póker.
-Créeme. Él ha hecho que empiece a dudar de mis capacidades como instructora. No obstante, he de admitir y a palabra suya, que de no ser por mis clases, es posible que haya muerto, así que parte dentro de mí se reconforta al saber que le soy de utilidad... aun si no estoy junto a él en la batalla-Respondió la asesora con una expresión complicada que se aligeró al llegar a la última parte de su diálogo, formando una pequeña sonrisa.
-¿Por qué parece ser que lo dices como si recientemente se hubiese enfrentado a un peligro sin precedentes?-Cuestionó la peliplateada
-Porque así fue... pero ahora mismo no deseo desviarme del tema. A su debido momento llegaremos a eso-Contestó la semi elfo, retomando el eje central de la conversación antes de alejarse más de este.
-A pesar de guardarle al secreto, me comprometí a prepararlo para cuando inevitablemente suba de nivel, dado que no faltaba mucho. Es más, si los dioses se enteraban de que derrotó a Frine, posiblemente no hubiese sido viable el ocultar que podía alcanzar el nivel 4, sin embargo, fuimos capaces de enmascarar los eventos dentro del distrito rojo y la responsabilidad cayó en la espalda de la familia Freya. A veces pienso que Hedin fue el que se responsabilizó de ello y convenció a su diosa de aceptarlo. Como tal no hubo consecuencias gracias a la relación entre Ishtar y Evilus-Continuó con su relato.
-Hice mucho hincapié en los pisos profundos durante nuestras clases. Le hablé sobre las rutas de evacuación en caso de caer en esta zona. También le pedí que se grabara en la cabeza que jamás se saliera de la ruta principal, del camino que conecta con el resto de los pisos porque, de hacerlo, probablemente acabaría del otro lado del coliseo y para volver era necesario cruzarlo. Y bueno, de entrar en él, la alta taza de producción de monstruos podría superarlo y... morir. Fui muy específica con respecto a los monstruos y al palacio blanco donde el Udaeus se origina. Le sugerí que de tener la obligación de ir, evitara esa zona a toda costa y si no la tiene, jamás salirse de la ruta principal...-Hablaba a ritmo acelerado, rememorando con lujo de detalle cada una de las indicaciones dadas al conejo. Mentalmente reproducía los hechos a manera de película para que no se le pase por alto ninguna cosa, o así fue hasta que Airmid le interrumpió, dándole incluso la oportunidad de recuperar el aire ya que las palabras salían sin que oxígeno ingresara por la nariz posterior a eso.
-E-Eina. Por favor evita esa clase de detalles. Te aseguro que conozco perfectamente el calabozo tanto como un aventurero de primera clase. No soy una principiante e incluso he estado en los pisos profundos antes cuando mis servicios son requeridos por familias como la de Loki o Ganesha-Expresa la peliplateada, sintiéndose ligeramente abrumada por el golpe de información.
Las mejillas y las largas orejas de la semi elfo se tiñeron de rojo,producto de la vergüenza tras dejarse llevar.
-P-Perdón. Supongo que cuando dije "relatarte lo ocurrido" no procuraré cortar los detalles sin importancia y me puse en modo automático-Eina se disculpó, inclinándose ligeramente hacia adelante como señal de esto mismo.
-No hay problema, repito, soy perfectamente consciente de tu modo de operar. Eres como una súper enciclopedia que pretende entregar la mejor información a quienes te consultan, sobretodo cuando se trata de Bell y las medidas que tomas para mantenerlo a salvo, enterarme de ellas me da un poco de pena, pero al final esa es tu forma de demostrar lo mucho que lo amas y deseas cuidarlo. Sin embargo, desearía que apresuraras el relato porque hay pacientes aguardando a su cita. Incluso le pedí a Martha que las postergara una hora como máximo-Informó la sanadora sobre su agenda ocupada y como le daba un espacio a las preocupaciones de su paciente con tal de librarse de su curiosidad al igual que le ayudaba a liberar estrés.
-H-Hai... iré al grano-Contestó Eina.
de repente aclaró la garganta.
-Las cosas sufrieron un gran cambio después de que, un día como cualquier otro, Bell regresó del calabozo con alguien que alteró la percepción que tenía del mundo y sus habitantes...-Musitó.
-Era un día tranquilo en la mansión de la chimenea. Yo había pedido un permiso especial para ausentarme del trabajo, o mejor dicho, fui obligada a pedirlo. Para ese tiempo yo desconocía mi... condición... pero mi cuerpo ya presentaba síntomas afines a ella. Nauseas, dolores de cabeza, mareos. Todos se originaron ese mismo día a como si de una señal divina se tratara, una que me avisaba que las cosas comenzarían a complicarse a partir de ahí-Rememoraba con una gran elocuencia y precisión, propio de tan diligente chica.
Flashback. En la "Mansión de la chimenea".
Era una mañana tranquila. Las actividades dentro de la sede de la familia Hestia dieron inicio.
Un delicioso olor salía de la cocina y los platos del comedor eran recolectados con restos de comida.
El desayuno ya había sido ingerido por los miembros de esta familia, quienes se preparaban para partir al calabozo.
A pie de puerta, se hallaba el grupo y, junto al capitán de la familia, la bella semi elfo de cabellera castaña que recibía el título de "Futura esposa del conejo" por parte del resto de habitantes de aquel animado hogar.
-¿En serio no quieres que te lleve al gremio? No tengo problema, nos queda de paso-Interrogaba el albino a su pareja mientras se preocupaba por ella. Algo en su lenguaje corporal aunado a ciertos movimientos en falso y perdidas de equilibrio le traían cierta intranquilidad.
Eina negó lentamente con la cabeza mientras sonreía con calma, evitando a toda costa que esa preocupación aumentara cuando el motivo no era de importancia, o al menos eso creía en ese punto.
-Estoy perfecta, amor. Adelántense, ayudaré a Hestia-Sama con la limpieza de los platos y después me iré al gremio. Váyanse tranquilos ¿Si?-Eina respondió, acariciándole la mejilla a su amado de forma dulce y tierna.
Bell copió dicho gesto sin estar muy convencido, pero no fue en contra de los deseosos de su pareja. Ella frotó la mejilla en la callosa mano del joven como si de un gato se tratara, posteriormente posó su mano encima de la suya para que sus pieles se acercaran más.
"Subidón de azúcar..." Dijeron al unísono quienes presenciaban tan melosa escena. Ya parecía ser cosa de todos los días aunque continuaba causando un efecto en los presentes, a tal punto que se sonrojaban ante ello.
Eina, quien ignoraba la posición en la que se hallaba y el público que los rodeaba, quitada de la vergüenza, se puso de puntas para alcanzar los labios de su novio y...
*Mua*
Lo besó.
-¡¿Fueh?!-Haruhime se sonrojó en demasía ante la escena de amor que ambos compartían enfrente del resto.
La pareja se despedía con un dulce y tierno beso.
Aisha, quien se hallaba al lado de la renard, sostenía su barbilla y miraba desde varios ángulos el acto de amor
-Humm. Mete un poco más de lengua, Bell Cranel. También te recomiendo que la toma del trasero y acerques su cadera a la tuya, así podrás frotarle tu...-La amazona comenzó a lanzar sugerencias al par de tórtolos a manera de ayuda aunque nadie se la pidió, pero fue interrumpida por la pausa del beso para su posterior separación.
-¡Pffff! ¡AISHA NO DIGAS COSAS COMO ESAS!-Gritó vehementemente la semi elfo, empuñando al albino para que así tomasen su distancia. Recién recordaba que habían pares de ojos rojos extra en la sala de la mansión y que no estaba en su cuarto junto al chico para ponerse románticos como ya acostumbraban estando a solas.
-¿Te avergüenzas? Si no faltaba mucho para que Bell se bajara el pantalón y sacara su...-Aisha, de manera burlona, continuó con sus bromas.
-¡POR FAVOR DETENTE!-Pidió el sonrojado aventurero, quien no era capaz de negar que el beso despertó a Bell Jr.
-No me acostumbro a que hayan mas personas a nuestro alrededor... y Aisha parece estar en cualquier parte en la que me ponga cariñosa contigo, Bell...-Murmuró Eina, totalmente roja
-S-Sí... he sentido lo mismo-Concordó el antes mencionado.
-Pfff. Me parece ridícula la actitud de inocentes que toman cuando ya han subido al escalón para convertirse en adultos-La amazona continuaba riéndose, cruzándose de brazos y lanzándoles una mirada repleta de ironía.
Bell y Eina intercambiaron miradas.
-¡¿Quién te lo dijo?!-Gritaron al unísono esa interrogante hacia la morena. Ellos confiaban plenamente en que conservaron esa información en secreto de quien recién se unieron a la familia.
-Fufufu. Era una mera suposición pero me lo han confirmado con sus exageradas reacciones. Sin embargo, estoy muy interesada, dime, pequeña elfo ¿Si es bueno en la cama? Mis ganas de probarlo no han disminuido y deseo una referencia antes de que actúe-Aisha se relamió los labios mientras trataba de alcanzar al conejo.
Eina se interpuso.
-¡No toques a mi novio!-Gritó.
Y de ese modo dio inicio la discusión tal y como se desarrolló en el distrito del placer cuando buscaban al objeto de la discordia.
-Para este punto me causa gracia que crean que era un secreto-Comentó Daphne hacia Cassandra en voz baja, sin interferir.
Mikoto, Lili y Welf soltaron una pequeña risa. Nadie dudaba que ese par ya haya hecho el amor como Aisha sugería.
-Ya, ya. Exageras mucho. Mejor nos vamos antes de que vuelvas a atacarme. Aunque antes de eso quiero que respondas una duda que me surgió... ¿De qué tamaño es su...? ¡AY!-Un jalón de orejas fue dado hacia la morena por parte de Haruhime, quien estaba completamente ruborizada por la forma tan calma con la que ella tomaba esos temas.
-¡Aisha-Sama! ¡Por favor deje de molestarlos!-Reclamó la rubia, alejándola de la escena como una madre a una hija.
-¡Auch! ¡Oye! ¡Oye! ¡¿Por qué tomas valor para humillarme y no para otras cosas?! ¡Estoy orgullosa y enojada ahora mismo!-Reclamaba la pervertida mujer, forcejeando sin éxito al tratar de liberarse.
-Pasamos a retirarnos. Le prometemos que no se acercará a Bell-Daphne dio un paso al frente y abrió la puerta.
-¡H-Hai!-Cassandra confirmó lo dicho por la pelirroja.
-Protegeré a Bell-Sama-Haruhime se inclinó junto a la amazona para despedirse de Eina.
-Y nosotros cuidaremos al resto-Welf, Lili y Mikoto, suspirando y previendo que las cosas se complicarán por el actuar de los nuevos integrantes, también cruzaron la puerta.
El herrero agarró el brazo de Bell y lo jaló.
-¡V-Volveré pronto! ¡Pasaré a verte al gremio!-Decía este último, despidiéndose de su amada, quien movía la mano de lado a lado para decirle adiós.
La puerta fue cerrada y abandonaron la sede, permaneciendo esta en silencio un par de segundos.
La semi elfo suspiró con agotamiento.
Posó su palma en la frente.
"Sí... definitivamente mi estado de salud no es el idóneo..." Pensó. El calor que esa parte de su cuerpo emitía superaba a la temperatura normal del resto del mismo.
-Es difícil tratar con ella ¿Cierto?-Hestia apareció a su espalda, rompiendo el hilo de pensamiento y riéndose burlonamente.
-Sí... ni que lo diga-Concordó la asesora.
-Sí... pero es buena chica. A su muy particular modo-La Diosa defendió a su nueva hija.
-No pongo eso en duda...-Eina se volteó y camino hacia uno de los sillones en la sala, sentándose y recostando la espalda en el respaldo
Hestia se sentó a su costado para acompañarla.
-Te siento menos enérgica y noté una disminución considerable en tus gritos hacia Aisha si los comparamos con los de ayer. ¿Te sientes bien? Porque en cuestión de apariencia estás lejos de lucir bien-Interrogó la diosa con coletas, mencionando los rasgos que la llevaron a esa duda.
La castaña se retiró sus gafas.
-Últimamente me he sentido agotada. La cabeza me mata, la vista se me cansa. Me siento mareada, con náuseas, incluso he vomitado un par de veces. No quiero preocupara Bell porque muy seguramente sea producto del estrés que me causa los riesgos en los que se mete-Comunicó.
Hestia sostuvo su barbilla.
-Quizás no deberías subestimar tu estado. Puede que sea lo que dices u otra cosa. Yo sinceramente te recomendaría tomar un descanso en caso de ser lo primero. Duerme este día y revitalízate-Sugirió.
-N-No debería. Tengo que ir a trabajar, si tan solo el pedirle vacaciones a Royman fue difícil, no me quiero ni imaginar si llego a faltar de forma injustificada-Eina dudaba por la relación tan rota que tiene con el jefe del gremio.
-No te preocupes. Puedo encargarme de ese asunto sin que te veas afectada. Duerme-La deidad insistió, guiñándole el ojo derecho y levantando el pulgar.
-¿Cómo podría encargarse, Hestia-Sama? El señor Royman poco o nada le importará la excusa que le diga-Cuestionó la asesora, dudando de que realmente pueda encargarse del asunto en caso de que se decida a faltar al trabajo.
-Fufufufu... Dian me debe un favor. Si le pido que me entregue un justificante médico a tu nombre, sin dudas aceptará-Hestia reveló el modo en que podría ayudarla, mencionando la deuda que el dios del hospital más grande de Orario tiene con ella.
"Así que esa es la razón por la que Dian-Sama me pidió que redactara una receta médica en blanco..." Airmid, quien oía atentamente el relato, recordó el pedido de su dios hace un par de meses atrás. Se mantuvo en silencio porque al final del día, no era una falsificación de documentos ya que, de haber venido Eina, se hubiese enterado antes de su condición y aún así se ausentaría en el trabajo.
-N-No creo que...-Eina quiso negarse a la propuesta de la diosa de coletas pero esta última rápidamente tomó de lado a lado su cabeza y la movió hacia su propio regazo para recostarla.
-Te pido que duermas, es orden divina-Dijo.
-P-Pero...-Eina quiso replicar.
-Shh... orden divina-Interrumpió Hestia.
-Yo ni siquiera soy tu hija...-La semi elfo trato de debatir.
-Orden divina dije-Fue ignorada nuevamente por la diosa de la hoguera, quien le acariciaba delicadamente el cabello, arrullándola como si de una niña se tratase.
"¿Este es el poder de una diosa del hogar?" Se cuestionó la asesora, sintiendo que sus párpados pesaban y cada fibra de su cuerpo era sometida a la relajación.
-Mi niña... no des más de lo que puedes dar. Te aseguro que tan solo esforzándote y entregando con tanta dedicación lo que ya nos entregas es suficiente para que te queramos y reconozcamos. No tienes que rendirle cuentas a nadie, no le debes nada a nadie, quienes estamos contigo nos es suficiente que permanezcas a nuestro lado-Murmuraba Hestia mientras el sueño llenaba a la semi elfo. Una sonrisa se dibujó en su boca. El tacto con el que la diosa se dirigía a ella era reconfortante. Hace mucho tiempo que no dormía en el regazo de alguien, la última vez quizás fue cuando aún era una niña y su madre la arrullaba tras contarle un cuento.
Antes de siquiera darse cuenta, despertó.
Las horas habían transcurrido. Una manta cubría su cuerpo y continuaba en el mismo sitio, en el sillón de la mansión.
Mareada y tambaleándose ligeramente, se puso de pie.
Dio un par de pasos en dirección a la ventana. La mansión estaba totalmente a oscuras.
Al retirar la cortina se percató de que el Sol estaba a punto de ocultarse. El cielo era totalmente naranja y la luna comenzaba a asomarse desde el horizonte.
Al verlo, dejó de estar aturdida por recién despertarse y se asustó.
"Espero que Hestia-Sama pueda conseguir esa receta médica de Dian-Sama..." Pensó, resignándose y aceptando la oferta. Ya era de noche y no alcanzo a ir al gremio, por lo que su ausencia y la necesidad de ese justificante sería necesario a la mañana siguiente.
De pronto un par de ruidos provenientes de afueras de la mansión despertaron su atención.
Sus largas y delicadas orejas se movieron, detectando el sitio exacto de donde estos se produjeron.
Rodeada con la manta de antes, avanzó hacia la puerta principal y la abrió.
Los faroles al rededor del pasillo que conectaba la mansión con el exterior de la misma estaban encendidos, permitiéndole vislumbrar a la distancia las espaldas de los miembros de la familia Hestia, incluida la diosa.
Welf, Lili, Mikoto, Daphne, Cassandra, Haruhime, Aisha y Hestia estaban mirando algo desde enfrente.
El problema era que por ningún lado se alcanzaba a ver a Bell.
Continuó su andar sin producto ruido que delatara su posición hasta que se abrió paso entre un par de miembros, en específico Aisha y Haruhime, por fin presenciando la escena que se desenvolvía a sus narices.
Se trataba de Bell, quien cargaba en sus brazos a una niña cubierta por una tela negra, la cual soltaba muchas lágrimas sin parar. Una gema roja brillaba en su frente pero la expresión que tenía en ese momento era la de una infante atemorizada.
-Vouivre...-Murmuró la castaña, reconociendo los rasgos que aquella chica poseía.
De regreso al hospital.
-Sí, Bell sostenía en sus brazos a una vouivre-Reveló Eina hacia Airmid, quien estaba totalmente sumida en la historia.
Los ojos de la peliplateada se abrieron en demasía.
-N-No me digas que los rumores del "Todo es bueno" son reales...-Musitó, pasmada.
-Por favor no hagas bromas sobre eso. Te aseguro que no la llevó a la mansión por eso-Respondió la semi elfo casi de inmediato.
Eina miró hacia arriba y cruzó los brazos.
-Es... es totalmente diferente a lo que he visto o leído-La imagen de Wiene apareció en su mente.
-No era un monstruo como todos los demás... ni siquiera sé si sea correcto decirle de ese modo o meterla en ese grupo. Cuando la vi por primera vez, no sentía que enfrente hubiese un monstruo... para mí era solamente una niña asustada. Se me imposibilitaba creer que ella no era una simple chica perdida que había sufrido mucho. Las lágrimas en sus ojos me rompían el corazón y el miedo que sentía al ser observada, incluso tratando de ocultar la gema de su frente, era tan grande que solo quería abrazarla. Fue ahí donde comprendí por qué fue que Bell la trajo... él notó lo mismo que yo. En resumen, el calabozo dio a luz a una vouivre con consciencia y sentimientos, algo jamás antes visto-Explicó la semi elfo, reviviendo las emociones que la abordaron la primera vez que conoció a Wiene. Ella entendía perfectamente qué fue lo que motivó al conejo a sacarla del calabozo y llevarla a la superficie. No podía abandonarla por que su deseo como héroe siempre es salvar a los inocentes y... a pesar de la raza a la que pertenece, Wiene ahora mismo era la inocente.
La expresión de sorpresa en el fino y blanco rostro de la médico no desaparecía. Debido a la confidencialidad de los pacientes no revelaría ningún detalle o tema que se abordara en la sala, siendo obligada por ese juramento a sellar sus labios. Sin embargo, en su mente permaneció dicha información e incluso lo relacionó con eventos en los cuales las fechas coincidían.
-Los monstruos en dédalo... el minotauro negro... el ataque de la vouivre... eran...-De forma pausada hablaba, queriendo unir su idea.
-Sí. Se trataba del mismo tipo de monstruos que Wiene. El incidente en dédalo y la salida del minotauro negro fueron de la mano. Ellos querían salvar a Wiene... al igual que Bell...-Eina bajó la cabeza, visiblemente afectada.
-Tú dices que era semejante a una niña. Pero en dédalo no tenía esa apariencia... ¿Qué fue lo que pasó?-Preguntó la sanadora.
Lágrimas comenzaron a deslizarse de las mejillas de la asesora, quien aceleró su respiración.
-W-Wiene se mantuvo con nosotros un par de días. Era como si de una hija se tratara. Amable, obediente, curiosa... la amo mucho... tanto que tan solo recordar lo que la llevó a perder el control... me duele. Urano-Sama se enteró de que teníamos a Wiene, nos informó que no era la única en su clase y nos pidió que la reuniéramos con el resto de los denominados "Xenos". Sin embargo... cuando la dejamos ahí... todo salió mal... t-todo salió... malditamente mal...-El cuerpo de la semi elfo temblaba y el llanto aumentaba.
-No sabíamos que la familia Ikelos la quería... y mucho menos la razón por la cual los estaban cazando...-La última palabra emitida por la castaña hizo temblar a Airmid.
-Cazar...-Murmuró.
Eina asintió, respiro hondo y se decidió a proseguir con los hechos.
Flashback.
La familia Ikelos, quienes estuvieron buscando a Wiene en los pisos intermedios cuando Bell la encontró... dieron con la zona segura de los Xenos.
Dix, el capitán de la misma, era un domador que había controlado a los Xenos y la familia Hestia tuvo que ir en su rescate.
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
El choque de armas continuó entre ambos se daba a una velocidad vertiginosa a la cual Bell poco a poco comenzaba a acostumbrarse.
-¡No eres más que un mocoso descerebrado!-Le grito Dix, golpeándolo con su arma y arrinconándolo en el proceso.
-¡Ughhhh!-Un quejido de dolor provino de Bell, quien intentaba ponerse de pie.
-Se acabó... muere...-Dijo el miembro de la familia Ikelos, apuntando al peliblanco con el extremo filoso de su báculo.
*¡SLASH!*
Un corte fue hecho en la espalda del hombre sin previo aviso.
-D-Desgraciado...-Dijo Dix al darse la vuelta e identificar el responsable del ataque.
-¡Se supone que deberías estar bajo mi control!-Gritó.
-No permitiré... que el único humano que daría la vida por nosotros... muera a manos de una basura como tú...-Dijo Lyd, el Lizzard, con el brillo morado de sus ojos, señal del control de Dix, disipándose.
-No tiene gracia... ¡NO DEBERÍAS PODER RECUPERAR TU VOLUNTAD!-Se quejó el hombre con la voz entrecortada.
-¡AHHHHHHHHHH!-Gritó el monstruo.
-¡AHHHHHHHHHHH!-También Bell.
Ambos se lanzaron al combate contra Dix quien empuñó con fuerza su arma.
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
Dix intentaba bloquear todo golpe que se dirigiera a él pero la coordinación de los ataques le impedían reaccionar a tiempo en algunos, razón por la cual en su cuerpo se presentaban varias heridas hechas por el dúo.
-¡No! ¡Dix!-Gritaron los subordinados del domador.
*¡PUM!*
Un golpe fue dado a uno de ellos, proyectándolo metros adelante.
-¡No intervendrán!-Se trataba de Fels.
-Deagraciado... ¡Vayan a matar a ese mago!-Dio la orden uno de los aventureros a sus compañeros.
Al voltear a ayudar a su capitán no se percató de que él también necesitaría ayuda.
*¡SLASH!*
El corte descendente de unas garras rasgó su rostro.
-Gross...-Susurró Bell a la distancia al ver a la gárgola recuperar el control.
-¡NO TE DISTRAIGAS BELLUCHI!-Le Ordenó el Lizzard.
-¡PERDÓN!-Respondió el chico.
Un brillo blanco provino de su mano derecha mientras Lyd y él continuaban con la oleada de ataques.
Solo necesitaba una oportunidad.
Una apertura.
Solo una.
Para acabar con este combate de una vez por todas y salvar a sus amigos.
A aquellos monstruos que son más humanos que la escoria frente de él.
Para salvar a Wiene...
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
Las chispas por el contacto entre metal y metal no se hicieron esperar y cada impacto causaba entumecimiento en los brazos de Dix.
-¡M-MALDITOS!-Se quejó con fiereza y volteando a todos lados para que alguien lo ayudara.
Pero...
Estaba solo.
El rostro de su familia era masacrada por aquellos monstruos llenos de ira.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-Bell vio la oportunidad y...
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Un fuerte puñetazo fue dado en el centro del pecho de Dix.
Teniendo en cuenta que dicho ataque contaba con la carga de argonauta, bueno ... sobra decir lo que sucedió...
*¡CRASH!*
Como si de un muñeco de trapo se tratase, el cuerpo del domador salió disparado hasta que la roca sólida frenó su avance a toda velocidad.
Bell se relajó cuando vio que el cuerpo caía fuera de combate al suelo.
Los ojos de los Xenos volvieron a su color habitual.
-¿Qué? ¡Gross! ¿La maldición ya no te hace efecto?-Preguntó Fels al susodicho.
Los demás monstruos se tranquilizaron cuando ya no hubo más enemigos por combatir.
-Lo logramos Belluchi-Dijo Lyd, acercándose al herido muchacho.
-No, no creo que fuera suficiente...-Respondió.
-Eso dolió...-Susurró el cuerpo de Dix mientras se ponía de pie.
-¡ACABA CON ÉL LYD!-Gritó Fels.
El LIzzard fue para completar la tarea pero.ñ.
-Si me matas... romperé esto...-Una sonrisa tenebrosa se dibujó en su cara al levantar una gema color carmesí.
Lyd frenó en seco.
-Es de Wiene...-Bell reconoció el artefacto.
-Les importa... si la quieren ¡Ahí va!-Dijo, lanzándola a un Barranco.
Bell corrió detrás de la misma para evitar que se quebrara.
Antes de que cayera a la profundidad del mismo, Lyd lo agarró.
-Es gracioso, hacen justo lo que quiero-Se mofó Dix, quien se aproximó a Wiene.
-¡PIÉRDETE EN UNA ILUSIÓN ETERNA!-Activó la maldición y Wiene comenzó a agarrarse la cabeza, como si sufriera.
-Bell...-
-Bell...-
Ella lo nombraba.
-Y para acabar... vete-Le ordenó.
La vouivre comenzó a subir.
-Este camino va a la superficie. Si sale, estoy seguro que la matarán-Reveló.
-¡DIX PERDIX!-Fels lo nombró, lanzando una bola de aire.
*¡PUM!*
-Mejor olvídense de mi y vayan por ella-Les aconsejó, perdiéndose en el polvo.
-¡Lyd! ¡Voy tras ella!-Dijo el peliblanco, corriendo por el camino que Wiene tomó.
-¡Espera Bell Cranel! ¡Te sanaré!-Dijo Fels, yendo detrás del chico.
Wiene perdió el control y fue escalando hasta la superficie, donde la familia Loki la tenía acorralada al ver todo el pánico que había causado con su presencia.
Ella ya no era esa pequeña niña de antes, ahora se había convertido en algo más aterrador.
Pero... alguien debía detenerla y ese alguien sería Bell...
Y de esa forma... fue como todo sucedió...
De regreso a la realidad.
-La familia Ikelos recolectaba a los Xenos y los trataba como meros animales. Los metían en cárceles dentro de Knoss que no era muy diferente a un calabozo artificial. En este sitio provocaban que perdieran el control y varias cosas que... los hijos de Hermes-Sama no quisieron rememorar pero lo que sí nos informaron era que lo hacían para entregárselos como carne de cañón o soldados a Evilus. Cuando Bell fue avisado de esto, rápidamente corrió a su rescate sin tener en mente que Dix, el capitán de esa familia, era capaz de controlar a cualquier clase de monstruo. Bell tuvo que luchar contra ellos, a quienes consideraba amigos, sin embargo, por alguna razón, uno recuperó el control de sí y luchó codo a codo en contra de Dix hasta derrotarlo. Yo quise no detenerlo porque soy perfectamente consciente del cólera y odio que les tiene, pero no podía quedarme de brazos cruzados así que intenté ayudar... no obstante...-Eina tomó una pausa momentánea para proseguir. Su cuerpo temblaba incesantemente como si el solo recordar los hechos le causara un terrible malestar.
-Eina...-Airmid, quien continuaba absorta en lo que salía de la boca de la semi elfo, le ofreció una mano, pero esta fue rechazada.
-C-Cuando Bell fue a Knoss, guiado por Fels... yo... traté de conseguir refuerzos. Fui al gremio para avisar sobre las actividades ilícitas de la familia Ikelos, captando la atención de Royman cuando mencioné que conspiraban con Evilus en contra de Orario. Sin embargo, nadie me escuchaba a parte de Misha y Rose, lo cual redujo mis opciones a... Riveria-Sama y su familia-Reveló.
-Corrí a la mansión crepúsculo a las prisas, llamé a la puerta desesperadamente, ignorando el pedido de silencio por parte del guardia que custodiaba la entrada, hasta que por fin fui atendida, teniendo la suerte de quien me recibiera fuese Riveria-Sama que, al notarme asustada y con falta de aire, rápidamente me preguntó que qué pasaba y se ofreció a ayudarme. Yo le relaté lo mismo que a Royman en el gremio, que la familia Ikelos estaba aliada a Evilus y tenían un centro de operaciones en una zona secreta debajo de la calle dédalo. Riveria-Sama dudó de la veracidad de esa información ya que no le convencía en lo absoluto que fuese yo quien la poseyera. No obstante, tan pronto Loki-Sama apareció y le conté exactamente lo mismo, pudieron confirmar que lo que decía era verdad, siguiéndome hasta la ubicación de la entrada a Knoss-Contó con lujo de detalle esta visita y consulta rápida a la familia Loki.
Su respiración fue alterada. Sus piernas temblaba y cruzó el brazo para rascar el contrario con vehemencia y la mirada perdida al suelo.
-F-Fue mi culpa... que la familia Loki estuviese ahí ese día... que docenas de aventureros se presentaran en dédalo tras el aviso de ellos... fue mi culpa...-Lágrimas se deslizaban por sus mejillas y el recuerdo la inundó.
Flashback.
Bell se encontraba de pie ante una situación muy comprometedora.
Sus piernas temblaban y su voz no conseguía salir.
Una mirada llena de terror se apropiaba de todo rasgo facial que pudiese tener con anterioridad.
¿Por qué se sentía de esa forma? ¿Qué es lo que originó tal reacción en el joven aventurero?.
Simple... La familia Loki estaba a escasos metros de él.
En una situación normal esto no representaría un riesgo ya que él tiene una buena relación con ellos.
Sin embargo... había alguien que se hallaba en peligro de muerte por la presencia de aquellos aventureros.
Wiene...
-L-La familia Loki aquí...-Susurró Bell sintiendo que su ritmo cardiaco aumentaba desenfrenadamente.
-¿Eh? ¿Bell?-Tiona lo reconoció a la distancia.
La familia Loki lo observó tan pronto escucharon la voz de su compañera.
La situación se puso aún más tensa que antes.
Un silencio inquietante provocaba un cúmulo de sentimientos desagradables dentro del chico y su familia.
Un miedo profundo... no, aún peor... un terror profundo.
-¿Qué hacen aquí...?-Dijo el peliblanco a duras penas, tragando saliva.
De repente su mirada se fijó en Eina, que estaba al costado de Riveria. Sus músculos se tensaron, fue un síntoma compartido.
Ella se fijó en Wiene, quien estaba con la lanza del capitán de la familia Loki incrustada en el hombro. Su apariencia había cambiado desde la última vez que se vieron. Ahora era más... monstruosa...
Se enfocó en la frente y se percató de que la gema se había perdido.
"¿Qué he hecho...?" Cayó en cuenta del terrible error que había cometido al traer un ejército hacia aquí.
"Eres un hipócrita..." Recordó las palabras que fueron dirigidas a su persona hace tan solo unos minutos por parte de Dix de la familia Ikelos.
"Un sucio monstruo...".
La presión en el pecho del chico era aplastante, no sabía qué hacer.
"Yo...".
"Y-Yo...".
Repetía en su mente sin moverse de su sitio.
-Oigan... ¿Por qué luce asustado?-Preguntó Finn al reconocer la actitud del peliblanco.
-No ataquen a Wiene...-Murmuró la semi elfo, sosteniendo fuertemente el brazo de Riveria, quien reaccionó casi de inmediato.
-¿Eh? ¿Wiene?-No comprendía el pedido.
-N-No lastimen a esa niña... ¡No le hagan daño a Wiene!-Levantó la voz, aferrándose aún más al brazo de la elfo de cabellos color jade.
Estos experto la mirada del resto de ejecutivos y el mismo capitán d Elva familia Loki.
-¿Quién es Wiene?-Cuestionaron. Sin embargo...
-¡JAJAJAJAJA! ¡INSUPERABLE! ¿Aún hay mocosos tan tontos como él?-Se mofaba el dios Ikelos, quien había sido atrapado por Hermes quien lo arrastraba hasta donde ellos se hallaban y veía la escena desde detrás suyo.
-Bell... no hay duda... eres un necio...-Declaró el dios viajero.
Esto confundió a todos... excepto a Eina, quien sabía perfectamente lo que vendría después.
*Tac*
Una pisada se escuchó fuerte y claro.
Bell avanzó lentamente y ante la mirada de todos en dirección a aquel monstruo que atacó a la gente, el cual estaba empalado con la lanza de "El valiente" en la pared.
-Yo...-Repitió pero en esta ocasión fuera de su cabeza.
*Tac*
*Tac*
Las pisadas continuaban.
-Ughhhhhahhhhh-La bestia se quejaba mientras intentaba sacar la lanza de su hombro.
La mirada perdida y fija al suelo, los hombros caídos y su espalda encorvada. Todas eran características presentes en el temeroso chico.
Wiene continuaba forcejeando sin éxito.
Los miembros de la familia Loki no podían despegar la vista de Bell quien se intentaba posar directamente enfrente de la vouivre.
La tensión que inundaba todo el sitio era tal que incluso los sentidos más agudos de una persona normal podrían detectar que algo iba a suceder... algo muy malo.
Él extendió lentamente los brazo tan pronto se puso cara a cara con los aventureros de la segunda familia más fuerte de Orario.
-¿Qué hace...?-Susurró Finn.
-¿B-Bell?-Tanto Tiona como Aiz nombraron al joven al mismo tiempo con una expresión confusa.
-Bell...-A la distancia, Hestia hizo lo mismo.
-Bell... ¿Qué haces...?-Preguntó la rubia mientras su cuerpo temblaba.
La expresión de Eina era de... resignación. Riveria lo notó.
Él infló con aire sus pulmones hasta que estos se llenaran completamente.
Se preparaba para decir el por qué de sus acciones.
-¡NO PUEDEN HACERLE DAÑO!-Gritó a los cuatro vientos.
Un sudor frío recorrió la espalda y rostros de los presentes, tanto de civiles como de aventureros.
Nadie daba crédito a aquel pedido y la incredulidad los abordaba.
-¡ES MI PRESA! ¡NO INTERFIERAN!-Les gritó mientras corría tras la vouivre ante los ojos expectante de cierta espadachín rubia que no estaba entendiendo absolutamente nada de lo que sucedía.
El joven sacó la lanza de su lugar y la tiró a un lado.
-Voy a bajar-Dijo Eina con un tono de voz serio.
-Espera Eina ¿Qué harás?-Preguntó Riveria tratando de detenerla.
-Esto fue culpa mía... debo remediarlo... debo... ¡Debo ayudarlo!-Respondió la chica.
El capitán de la familia no escuchó la conversación entre ambas ya que se sumergió en sus pensamientos antes de llegar a una resolución.
Al conseguirla estuvo apunto de dar la orden de seguirlos y acabar con el monstruo, aunque un gran estruendo lo detuvo.
*¡PUUUUUUUUUM¡*
El suelo del lugar se había desmoronado y de él salieron cientos de monstruos y atacaron a la familia Loki.
Esta era la oportunidad de Bell para salvar a Wiene.
Esa destrucción y gritos no significaban nada para él, quien no dejaba de pensar en la serie de problemas en los que se estaba metiendo.
"Perdón Eina, perdón gente pero me prometí no abandonar ni dejar morir a nadie que me importe. Esto no es culpa de ella, Wiene solo es una víctima, pueden odiarme si quieren pero si no la salvo en este mismo instante... ¡ME ODIARÉ A MI MISMO!" Gritó en sus pensamientos con gran determinación y acelerando el paso con toda la fuerza de sus piernas.
-¡FAMILIA! ¡DETENGAN A TODOS LOS MONSTRUOS! ¡QUE NO TOQUEN A LOS CIVILES!-Ordenó el Hobbit, lanzándose al ataque.
-Bell...-Eina lo nombró con un fuerte dolor en el pecho mientras lo veía alejarse.
La risa de Ikelos no cesaba. Le divertía lo mucho que ese mocoso arriesgaba por... un monstruo.
-Asfi. Llévate a Eina-Hermes le Ordenó a su hija, señalando a la semi elfo.
La castaña volteó a donde esta orden fue dada y de repente sus pies se despegaron del suelo.
Se trataba de la capitana de la familia Hermes, Asfi Al Andromeda, quien estaba oculta con un artefacto que ella inventó.
-¡Vamos por Bell!-Si cuestionarse nada, le señaló el sitio en el que Wiene y el conejo habían huido.
Ambas se elevaron por los cielos a gran velocidad y se dirigieron a dicho sitio.
El rastro de explosiones y destrucción era tan fácil de seguir que dieron rápidamente con el par.
Magos lanzaban sus hechizos.
Bell devolvía los ataques, incapacitando a quienes osaran seguirlo.
-WIENE! ¡WIENE!-Gritaba Bell detrás de la vouivre con una desesperación muy grande.
-¡Ataquen al monstruo!-Gritaron unos aventureros.
-¡FIREBOLT!-Sin pensarlo, Bell lanzó su magia a los que dijeron eso.
*¡BOOOM!*
Ellos fueron alcanzados por la explosión.
Varias explosiones de poder y magia eran esquivadas a duras penas por Wiene y por él. Bell contraatacaba con su magia "Firebolt", sin la intención de darles directamente, solo lo usaba para frenar su avance, destruyendo así varias estructuras de los hogares y tiendas en su camino.
-¡Maldito pequeño novato! ¡¿Jugar a ganar dinero en un momento como este?! ¡¿Qué demonios cruza por su cabeza?!-Se preguntaron con enojo.
-¡NOSOTROS LA MATAREMOS!-Gritaron algunos aventureros desde un techo a un costado de la calle, apuntando a la vouivre.
Como si de mero instinto se tratara, Bell extendió su mano y activó su magia sin cántico.
-¡FIREBOLT!-
Un rayo color escarlata salió disparado de su palma hacia ellos.
*¡BOOOOOM!*
Una nube de polvo se levantó, impidiendo que lograran hacer su jugada.
-¡"Pequeño novato" maldita sea! ¡¿Perdiste la cabeza?! ¡¿Tanto quieres ese ítem de monstruo?!-Le cuestionaron al Bell, aunque éste hizo caso omiso y mantuvo su mirada y recorrido hacia adelante.
Sin que se dieran cuenta, poco a poco se acercaban a su perdición...
-¡Explícame lo que sucede Bell Cranel!-Gritó una voz a espaldas del joven.
"Lo siento Lefiya... no puedo hacerlo, no ahora, debo alcanzarla, tengo que hacerlo, no es demasiado tarde, no es demasiado tarde" Dijo en su mente el peliblanco, ignorando aquel pedido.
Eina y Asfi observaban la escena, sin embargo, a la primera de ellas se le ocurrió mirar hacia dónde se dirigían y ahí...
-U-Una trampa...-Vio a los magos que rodeaban el gran coliseo de la familia Ganesha.
-¡BELL! ¡BELL! ¡ES UNA TRAMPA!-Gritaba desesperadamente, intentando alertar al conejo, quien, debido a la situación tan crítica en la que se hallaba, no fue capaz de prestarle atención a las advertencias.
Por lo que... Wiene fue guiada hacia la trampa.
-¡ESPERA WIENE! ¡WIENE!-Gritaba Bell, quien le rogaba que se detuviera ya que, tan pronto se introdujo en la arena, se percató de las presencias que Eina notó.
Una gran cantidad de hechizos fueron lanzados por los magos que rodeaban la circunferencia del sitio, provocando así un gran daño a la pequeña monstruo.
-¡Wiene! ¡El piso se derrumba!-Gritaba Bell mientras corría hacia la vouivre para sujetarla pero cayó junto con ella.
Él la abrazó para recibir el impacto y que ella no saliese herida.
-¡BEEEEEEEEEEEEEEELL!-Gritó Eina, estirando la mano.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!.
Una gran cantidad de escombros y polvo se levantó y rodeó a Bell, algunos incluso aplastaron su cuerpo.
La mirada desde arriba por parte de la semi elfo era de terror absoluto.
Asfi intentaba hacerla reaccionar pero ella simplemente estaba en estado de shock.
Sin embargo... pudo vislumbrar al fondo escombros moviéndose.
Se trataba de Bell, quien se encontraba herido pero vivo.
Él trató de levantarse.
Cuando por fin se puso de pie... lo notó... el daño ya estaba hecho, aquella pequeña niña estaba desapareciendo, su piedra mágica se estaba quebrando.
Un dolor inmenso se produjo en el corazón de la asesora.
-A-Asfi... bájame...-Pidió.
-Entendido-La peliceleste no le cuestionó ni le informó sobre el peligro que representaba ir a esa zona aún con los magos apuntando y preparándose para atacar nuevamente.
No obstante, como si de un milagro se tratase, monstruos pertenecientes a los Xenos llegaron y masacraron a dichos magos, dándole camino libre.
Cuando descendieron... Eina pudo presenciar la despedida y tristeza del albino...
-¡No! ¡No! ¡No!-Negaba el peliblanco, abrazando el cuerpo de la chica.
-B-Bell... Lo siento...-Dijo Wiene, con sus fuerzas reducidas.
-Tranquila, no te preocupes, yo estoy bien, así que Wiene...-Respondía el muchacho con la voz entrecortada.
Eina lloraba al igual que ambos.
Caminaba lentamente, pasando a tropezarse con algunos escombros.
-A veces sueño... un sueño en el que nadie viene a rescatarme... una pesadilla.. pero esta vez hubo gente que vino a ayudarme... me hizo muy feliz...-Expresó la Vouivre, con una sonrisa en su rostro, moviéndose ligeramente al costado y viendo a la semi elfo.
-Pude saber lo que se sentía tener una familia... un papá... una mamá...-Agregó.
Los labios de la asesora temblaron. La tristeza se acrecentó.
-P-Perdón... perdón...-Se disculpaba repetidamente, hincándose y tomando la mano de Wiene, dejando caer las lágrimas encima de su transparente piel.
-No llores... mamá... los hijos no deben hacer llorar a sus padres... ¿Verdad?-Una mirada sin rencor y repleta de amor se les dirigió.
Se sintió como un agujero en la boca del abdomen.
-Los... amo...-.
Al finalizar esas palabras, la piedra mágica no resistió más y se quebró, dejando tras de sí únicamente una gran cantidad de polvo.
Ambos se quedaron inmóviles y temblando.
En las manos de Bell solo quedaba la gema de Wiene.
Tomó aire lo más que pudo y...
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡AHHHHHHHHHHHH!-Gritaba con impotencia.
Su llanto progresivamente aumentaba, golpeando el suelo donde Wiene había fallecido hasta que sus nudillos sangraron y sus uñas se enterraron profundamente en sus palmas.
-¡B-Bell! ¡Ya basta! ¡Se fue! ¡Se fue!-Eina intentaba contenerlo, lo abrazaba para tranquilizarlo a pesar de que ella misma estaba lidiando con su dolor.
Bell seguía llorando hasta que una voz lo sorprendió.
Eina volteó hacia atrás y vio a Fels.
Una esquelética mano se elevó, apuntando a su dirección.
-¿Q-Qué es lo que hará...?-Musitó.
-Área inexplorada, la pared prohibida. En este día, desobedezco el código del cielo: los asclepios de Pius, el cáliz de Salus. Tu voz forzando el poder de curación para llegar - Lo deseo a pesar de la espera. Tribunal del rey, trueno de condena. Si eres quemado a pesar de la providencia de Dios, confronta tu propio infierno. Abre Kaimon, más allá del río del inframundo. Escucha, rey oscuro. Deseo cruzar el umbral de la locura. Detener las lágrimas inesperadas, lamentación dispersa. El precio ha sido pagado. Luz del camino. Para el sacrificio dado en el pasado, quiero la iluminación del deseo insensato. Oh, no miro hacia atrás-
Una gran torre de luz se extendió desde donde estaban hasta el cielo, el responsable de eso era Fels, quien había usado una antigua magia, la cual era capaz de romper las leyes del mundo, la cual era capaz de... revivir a alguien.
La joya de Wiene comenzó a brillar de igual manera hasta que una esfera de luz se formó al rededor de la misma hasta que sucedió el milagro.
Wiene... había revivido.
-¿B-Bell? ¿E-Eina?-La pequeña lo nombró, abriendo sus ojos de poco en poco.
-¿W-Wiene?-Ambos hicieron lo mismo.
-Mamá... papá... ¿Estoy...?-Iba a preguntar, pero fue abrazada de golpe.
-¡ESTÁS VIVA! ¡EN VERDAD ESTÁS VIVA! ¡ME ALEGRO...! ¡EN VERDAD ME ALEGRO!-Gritaban, abrazando con fuerza a la vouivre, llorando de nuevo, con el detalle de que esta vez era de felicidad.
-Volví... ¡Volví!-Gritó la pequeña con un mar de lágrimas cayendo por su rostro.
-M-Me alegro... me alegro de que estés bien...-Dijo Eina mientras rodeaba con sus brazos a ambos.
De regreso a la sede de la familia Dian Cecht.
-Eso explica lo ocurrido en dédalo. Lo único que no entiendo es que, si se supone que los denominados Xenos son aliados... ¿Por qué el minotauro negro en Babel atacó a Bell?-Cuestionó Airmid.
Eina negó.
-No lo sė. Hasta ahora ni siquiera el propio Bell lo sabe y de conocer la respuesta, no ha querido proporcionármela-Contestó.
-Pero...-Agregó.
La imagen de cierta diosa se originó en lo profundo de su subconsciente.
Se trataba de Freya.
-Tengo sospechas de quien pudo haber sido...-Adicionó.
-Entiendo... aunque he de admitir que, en mis años en servicio, jamás me tocó presenciar una batalla de tal magnitud, fue genuinamente increíble-La emoción con la que la peliplateada decía aquello produjo una risita en la semi elfo.
-Fufufufu. He de admitir que muy pocos han podido igualar las emociones que esa pelea produjeron. No obstante... no fue tan disfrutable para mí...-El volumen de su voz disminuyó progresivamente.
-Fue aterrador...-Expresó.
"Y... de no ser por Hedin... y su habilidad... quizás... él hubiese muerto..." Concluyó en su subconsciente.
Flashback.
Bell se hallaba de frente al minotauro negro. Ambos estaban repletos de heridas.
Asterius perdía mucha sangre conforme se mantenía de pie y varias zonas de su piel estaban quemadas
El sol se asomaba por el horizonte, tiñendo de amarillo el cielo de forma reducida.
Las gotas de lluvia caían como un frenesí. Las nubes grises poco a poco se iban de ahí para darle paso al amanecer.
A pesar del agua, nadie se apartaba de su lugar privilegiado para presenciar la batalla.
Ambos pelearon de forma formidable, pero todo se definiría ahí.
-No se trata de complacer a los que confiaron en mí... tampoco de corresponder al peso que fue puesto sobre mi espalda... ni de cumplir un sueño que no me pertenece... que me fue puesto para tener un propósito... no... se trata... de hacer lo correcto... de ser el héroe de quienes amo... por quienes amo... por ellos... por todos...-El albino había llegado a una conclusión.
Durante toda la batalla se decía que hacía lo que hacía porque es un héroe.
Que era su responsabilidad derrotar a Asterius porque ese era su papel en esta historia y en este conflicto.
Pero ya no pensaba así...
Él era quien era gracias a la influencia de quienes lo rodeaban, de quienes lo criaron y quienes ahora son su nueva familia.
No era un héroe porque así se lo inculcó su abuelo.
No ha seguido el camino del héroe porque quiera demostrarle al mundo que es capaz de hacerlo.
No...
Lo hacía porque deseaba proteger a quienes ama.
No volvería a perder a sus seres queridos...
Una sonrisa se dibujó en sus labios.
Solo mover sus músculos faciales le producían dolor.
La espada en su mano derecha cayó al suelo.
Asterius comprendió lo que su rival intentaba y bajó el hacha que sostenía con su único brazo.
Ambos estaban en igualdad de condiciones.
El minotauro negro sin un brazo y Bell con el suyo dislocado y sin poderlo emplear.
Le sonrió de vuelta.
Miembros de las familias más poderosas de Orario presenciaban el ocaso de este conflicto.
Eina, entre la multitud, levantó la mirada hacia Babel y no tuvo la necesidad de dar con quien vivía en el último piso de aquel edificio para saber que... ella observaba.
Luego, a varios metros por encima de su persona, miró a Hedin, quien lucía... ¿Orgulloso?
-Tú... lo preparaste para romper sus límites... lo sometiste a un arduo entrenamiento para poder hacer frente a rivales más fuertes que él... ¿Verdad? ¿Por qué...? ¿Qué ganabas al hacerlo?-Se cuestionó al ver la expresión del elfo rubio.
Recordó las sesiones de entrenamiento en las que él arrastraba a su amado.
*¡Clang!*
Una campanada provocó que regresara la atención hacia Bell.
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
*¡Clang!*
Este sonido se propagó por la ciudad.
El brillo blanco iluminó varios metros a la redonda.
La fuerza del sonido alteraba la trayectoria de las gotas de lluvia.
Su cuerpo fue rodeado de ese brillo blanco antes mencionado.
-Alma de héroe...-Murmuró el conejo.
-Argonauta...-Adicionó.
La energía en la que su organismo se había imbuido se concentró en una sola zona... su brazo derecho.
El puño aumentó de tamaño al igual que su estada hacía cuando con activa a Argonauta sobre ella.
Asterius enterró su brazo en el suelo y se puso en cuatro patas, apuntando sus afilados cuernos hacia su rival.
Ambos sonreían.
Sus pulmones se llenaron de oxígeno al mismo tiempo.
Dieron un paso adelante y... ambos corrieron hacia el otro.
Cuando se acercaron lo suficiente, lanzaron un grito de guerra.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-
-¡VUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH!-
*¡PUUUUUUUUUUUUUM!*
El choque entre puño y cuernos del minotauro hacía temblar el suelo y levantar las rocas sueltas en el campo de batalla, produciendo un cráter de gran circunferencia que los rodeaba.
Los huesos de Bell se agrietaban.
Sus articulaciones se desgastaban.
Hueso y hueso chocaban causando un increíble dolor en el chico.
Aún así... nadie se movía.
El choque de fuerzas no tenía un dominador.
El peliblanco apretó sus dientes.
Su labio escurrió sangre.
Estaba dando todo lo que podía.
Su puño comenzó a incrustarse en la cabeza del bovino.
Las placas de hueso se agrietaban y se levantaban, agrietando la carne de la bestia y asomándose por los agujeros que producían.
La sangre se salía del hocico y la nariz del monstruo.
La fuerza potenciada del albino lo empujaba.
Forcejeaba por recuperar el control pero no era capaz.
Sus patas se arrastraban e incrustaban en la tierra.
"Así que... perderé..." Fue la conclusión del minotauro.
A pesar de que Bell tenía la ventaja... no lucía para nada dispuesto a matarlo.
"Esto... esto no es lo correcto..." Concluyó.
La captura de los Xenos ante Ikelos.
La fuerza con la que Evilus contaba.
El objetivo de esa organización eran los Xenos y dudaba que ellos desistieran de capturarlos.
Si moría Asterius aquí y ahora... los Xenos... Wiene... estarán desprotegidos.
-Un héroe.... No es quien gana batallas para demostrar su fuerza y valía. Tampoco quien somete a sus rivales... no... un héroe es aquel que es la mejor versión de su mismo para ser capaz de tomar las decisiones sabias e indicadas para proteger a quienes ama...-Se dijo a sí mismo el conejo, confundiendo a un resignado Asterius.
-Yo elijo ser quien deseo ser. Yo tomo mis decisiones y soy el único capaz de saber si lo hago por egoísmo, para sentirme completo o aceptado...-Rememoró el odio recibido por quienes lo juzgaban tras rescatar a Wiene... y no le importaba ser sometido a ese mismo trato si... era capaz de proteger a quienes ama.
La imagen de Alfia...
Zeus...
Zald...
Su familia emergió de sus recuerdos.
"Yo... no cargaré con sus voluntades como si de una imposición se tratara..." Pensó.
"Las honraré... siguiendo mi propio camino. No hay un destino para mí que dictara qué he de hacer... y cómo será mi historia porque no hay un ciclo... no existe alguien que escriba mi historia. Mis relaciones, mi pasado y mis errores no definen que soy. Yo soy quien lo hace" Su decisión fue tomada.
-Y... estoy completamente seguro de que... lo estoy haciendo por un bien mayor...-Agregó a su diálogo anterior.
Sonrió.
Una palma se posó encima de la suya y el brillo en su puño se comenzaba a disipar progresivamente, perdiendo la ventaja antes obtenida.
Asterius lo empujó.
La fuerza del minotauro negro lo superó.
Su cuerpo se elevó por los aires.
A esa altura... pudo presenciar el bello amanecer que se dibujaba al horizonte.
Un cielo despejado que no interfería con tan maravillosa vista.
"Mamá... al fin lo entiendo... sé qué tipo de héroe debo ser... por ti... por nosotros..." Dijo, repleto de júbilo y riendo.
Antes de caer al suelo, fue tomado por asterius y...
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Azotado contra varias paredes.
A pesar del dolor... su sonrisa no se borraba.
Los oídos le zumbaban.
*¡CRASH!*
Fue aplastado en el suelo.
Su cabello cubría parte de su rostro.
Pero... esa sonrisa no desaparecía.
Asterius lo miró desde arriba.
Él lo supo.
Este no era el final.
Asterius no permitiría que éste fuese el final.
Supo la razón por la cual su rival cedió.
La afinidad entre este par era tal que, sin la necesidad de palabras, comprendía lo que motivó sus actos.
-Esto no es una victoria, Bell Cranel. Tu mente no estaba enfocada en ganarme, si no en salvarlos a todos y... te lo agradezco. Pensaste en ellos... en mi familia... cuando incluso yo no los consideré al cegarme por mis deseos de pelea... mi egoísmo-El minotauro negro, desde lo profundo de su corazón, no aceptaba este resultado y... comenzó a respetar aún más al albino.
Se alejó no sin antes echarle una mano a su rival.
-¡VUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH!-
Ese bramido resonó en el calabozo.
-Con esto... ningún monstruo se acercará...-Finalizó Asterius, perdiéndose en las profundidades del mismo con muchas cosas en mente.
Bell desde el suelo elevó su brazo.
-Lo hice... por ustedes...-Concluyó.
Eina observaba esto con el puño en el pecho, totalmente quieta.
De regreso a la actualidad.
-A palabras de Hedin, él pudo haber ganado. Sin embargo, Bell fue el único que sabía que había más en juego que su propia vida, tanto así que la consideraba un precio a pagar de ser necesarios-Comentó Eina.
-Su mentalidad... valor... espíritu... es inquebrantable-Adicionó.
Sonrió.
-Y es por eso que no es capaz de abandonar a nadie... así sea peligroso para él-Agregó.
La imagen de cierto elfo apareció en su mente.
-Él no ve lo que hay al exterior de los demás. Si no... quienes pueden llegar a ser... como... Lion-La imagen de cierta elfo de "La señora de la abundancia", quien sonreía alegremente fue rememorada.
Esa sonrisa que... fue perdida y recuperada.
Levantó la mirada e hizo contacto visual con Airmid.
-Después de pelear contra ese minotauro, no había excusa, se le tuvo que subir a nivel 4. Esto trajo consigo un ascenso en el rango de su familia y se les asignó una expedición... en el invierno de los pisos profundos... Justo lo que temía-Ella asoció la figura de Ryuu Lion a tal evento, dando inicio al siguiente relato.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
Como les dije, planeo hacer varios capítulos con esta dinámica dado que quiero poner fin al Fic en menos de 10 o 15 capítulos y los arcos de peso en el mismo son el asalto a Knoss y el de Freya, por lo que relataré mediante la conversación de Eina y Airmid lo ocurrido previo al asalto a Knoss.
Reitero mis disculpas si esto no les llega a agradar. Estoy abierto a sugerencias, como siempre, si llegan a tener alguna.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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