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Capítulo 35. La determinación de un héroe.

En la "Mansión de la chimenea".

La noche había caído en Orario, al sureste de la ciudad se ocultaban los últimos rayos del sol mientras el cantar de los pájaros disminuía y estos se iban a sus nidos para recibir a la luna y descansar como su ciclo diurno les indicaba.

En esta misma locación, dentro de una hermosa mansión que antes fue conocida como la sede de la familia Apolo, se desenvolvía una reunión que marcaría el destino de una hermosa renard de cabellera dorada, donde su vida sería puesta en riesgo tan pronto la luna estuviese en su punto más alto.

En la sala de dicho hogar, sentado adyacente a la mesa de centro y rodeado de sillones, descansaba cierto elfo de cabellera dorada y gafas, quien movía el pie en señal de desespero, como si estuviese aguardando a que algo sucediera o a que alguien apareciera.

Sin embargo, eso no era lo que más extrañeza causaba dentro de la mansión, en realidad, se trataba del cúmulo de personas, en su mayoría, por no decir todos, aventureros pertenecientes a la familia Hestia tras unirse a esta luego del juego de guerra hace unos pocos ayeres.

Estos miraban desde detrás del sillón donde este individuo extrañamente aterrador esperaba sin expresar palabra.

Como si de una presencia interesante o de un monstruo rabioso, lo veían fijamente sin mover ninguna fibra muscular más que para tragar saliva del miedo.

Era como si, cada parte de sus cuerpos estuviesen temerosos de hacer un movimiento en falso, llamándole la atención y causando así que él los atacara, poniéndoles fin a su vida. No eran tontos, miles de años de instintos que fueron evolucionando hasta ahora les gritaban que ese elfo no era alguien con el que se pudiese congeniar y mucho menos pelear.

A pesar de ello, eso no detuvo a los presentes para comenzar a murmurar sus impresiones, intentando fervientemente no elevar lo suficiente sus voces para que él los escuchara.

-¿Q-Quién es ese extraño que se unió al rescate? ¿Esa fue la ayuda que pidió Hermes-Sama junto a Bell-Dono?-Mikoto, tensando cada músculo de su cuerpo, interrogó, tratando de que no le temblara la voz conforme pronunciaba cada palabra.

-Siento que lo conozco de algún lado, pero no logro recordar de dónde...-Comentó Daphne, mordiéndose el labio inferior y sosteniéndose la barbilla, tratando de hacer memoria y de ese modo reconocerlo, sin éxito,

-U-Ustedes pensaron lo mismo que yo, ¿c-cierto? Ese báculo está combinado con una espada, no solo es hábil en magia si no que... ¿En combate cuerpo a cuerpo? Que una raza que se especializa en los ataques mágicos se desenvuelva de buena manera en peleas cercanas es increíble... tanto que quisiese admirarlo de no ser porque me da la impresión que al solo dirigirle la palabra terminaré desmembrado-Welf daba su impresión, riendo nerviosamente y sudando frío conforme lo hacía. En lo primero que se fijó fue en su armamento, era propio de un primera clase y sin dudas, debido a su dualidad entre ataque de lejano y cercano alcance, no cualquier sería capaz de manejar tal herramienta.

-Por cierto, Lilicuajo, no me uses como escudo humano, por favor. Me siento como un objeto-Agregó, agachando la cabeza y mirando a su costado derecho, donde la pequeña Hobbit de la familia Hestia permanecía escondida, evitando a toda costa que no haya nada entre ese elfo extraño y ella.

-N-No puedes culpar a L-Lili-Respondió la soporte, levantando su dedo índice, tembloroso, y señalando al susodicho.

-E-Es Hedin Selland... o conocido como "Hildrsleif". S-Su habilidad como espadachín mágico lo posiciona como uno de los primeras clases más fuertes de Orario, incluso siendo superior a la "P-Princesa de la espada..." en combate y poco por debajo de "Nine Hells" de la familia Loki en aptitud mágica... Y si no fuese suficiente ¡Pertenece a la familia Freya! ¡Es normal que esté aterrada! ¡Lili está tan aterrada que siente que en cualquier momento vomitará del miedo!-Informó la castaña mediante susurros, incluyendo los gritos, describiendo las habilidades, la fuerza y como se compara con aventureros que el resto conoce mejor, aferrándose a la espalda del herrero, incluso incrustándose las uñas ahí mismo sin reparo a pesar de las muecas de dolor de este.

La reacción generalizada fue idéntica. Abrieron las bocas en demasía, reflejando sus sorpresa.

Un primera clase de nivel 6 que forma parte de la familia más fuerte de la ciudad, la familia Freya, quienes son reconocidos como aventureros realmente imponentes que no dudan en matar con tal de cumplir sus misiones o deseos de su diosa y que, con solo realizar un comentario despectivo hacia ella, son capaces de destruir a un reino entero como venganza por esa falta de respeto hacia la figura de su tan adorada deidad.

-¿C-Cómo es que Hermes-Sama y Bell-Dono consiguieron que aceptara unírsenos en este rescate? El distrito del placer no es un lugar en el que cualquiera se metería para robar de Ishtar-Sama a una miembro de ahí. Conociendo también la tensión entre la familia Ishtar y Freya, sin dudas estallaría una guerra si un miembro de esta última entrara con la intención de provocar daños y estragos...-Se cuestionó la oriental, formulándose millones de preguntas sin respuesta que calce o la convenza.

-N-Ni idea. Pero supongo que cualquier ayuda es bienvenida siempre y cuando facilite salvar a Haruhime. No estamos en posición de negarnos cuando claramente la balanza se inclina a nuestro favor con él a en el mismo bando-Expresó Daphne, buscándole el lado positivo a la situación.

Mientras decía esto, Cassandra lo miraba fijamente, analizándolo.

-Es... demasiado extraño. Por fuera luce rudo, serio e intimidante. Pero... cuando ignoras lo exterior... parece triste... como si ocultara dolor con su apariencia tranquila e imperturbable... sin embargo... a su vez es oscuro por dentro... semejante al dolor y el lamento que ha decidido cargar...-Palabras sin sentido salían de la boca de la peliazul, sumamente curiosa por la impresión que le daba Hedin cuando fijó su mirada por más de un minuto en él.

-Es una... presencia intrigante...-Adicionó.

De repente, la espalda del elfo se enderezó, haciendo un movimiento brusco.

-¡HIIIIII!-Todos saltaron del miedo, abrazándose los unos a los otros y retrocediendo hasta que sus espaldas tocaron con la pared detrás suyo.

"¡Me escuchó! ¡Perdón!" Cassandra cerró rápidamente sus ojos, los cuales soltaban lágrimas de arrepentimiento.

No obstante, Hedin solo suspiró hondo, se cruzó de brazos, asentando su báculo a un lado de su asiento, se acomodó las gafas y nuevamente permaneció en total silencio sin mover ni un músculo.

El resto en la sala también suspiró, aliviados, algunos incluso limpiándose el sudor de la frente y relajando sus cuerpos tensos.

-Ah... la sentí cerca...-Dijo Cassandra, desparramándose, aunque antes de caer al suelo, Daphne la auxilió.

-Sí... sin dudas este rescate terminará rápido... ni ese horrible sapo de Ishtar le hará frente...-Contestó la pelirroja.

-Abandonemos la conversación respecto a nuestro refuerzo inesperado por la salud mental de todos y dediquémonos a pensar cómo carajo entraremos al distrito del placer sin llamar la atención de toda la gente del burdel...-Sugirió Welf, frotándose los párpados con las yemas de los dedos, visiblemente agotado y cansado de emplear sus sentidos al 100% por una reacción hostil de parte del rubio.

-L-Lili opina lo mismo. Pero todavía debemos esperar a que Hermes-Sama, Hestia-Sama, Bell-Sama y Eina-Sama salgan...-La Hobbit concordó, volteando a ver una puerta a unos cuantos metros, donde se ubicaba la habitación de la diosa de la familia, la cual estaba insonorizada, por lo que cualquier ruido dentro de ella no sería oído.

Sin embargo, no había nada que valiera la pena escuchar de ahí... ¿Cierto?

En el cuarto de Hestia. Al mismo tiempo.

-¡¿CÓMO SE TE OCURRE PEDIRLE AYUDA A FREYA?! ¡DE TODAS LAS PERSONAS QUE HABÍAN EN ORARIO ACUDISTE JUSTAMENTE CON QUIEN TE PEDÍ QUE NO RELACIONARAS A MI FAMILIA! ¡ERES UN MALDITO IDIOTA, HERMES!-Hestia sacudía la chaqueta del dios viajero con vehemencia. Su enojo era mayúsculo, tanto así que no dudó en taclearlo tan pronto estuvieron en la seguridad de esa habitación, tirándolo al suelo y golpeándole la nuca con el duro piso de mármol, causándole un potente dolor al castaño, quien no era capaz de hilar respuesta para detener esta masacre causada por su estupidez.

-¡H-Hestia! ¡D-Déjame explicártelo!-Rogaba Hermes, sintiendo como la sangre brotaba de su cabeza y perdía el conocimiento. Sin embargo, cuando su voz era oída por la diosa de coletas, la fuerza en los embates aumentaba exponencialmente, como si la estresara y potenciara su ira desenfrenada.

-¡La romperás! ¡Mi cabeza la romperás! ¡No manches tus manos con mi sucia sangre, Hestia!-Rogaba el castaño, asustado en verdad de morir y regresar a Tenkai, cosa que parecía ser la intención de la pelinegra.

-¡ES UN RIESGO QUE ESTOY DISPUESTA A TOMAR!-Respondió Hestia.

-¡Hay que detenerlos!-Bell, quien permaneció inmóvil durante la mayoría de la masacre, por fin actuó, movilizándose junto a la asesora para separarlos.

Bell sujetó de la espalda a su diosa.

-¡Suéltame! ¡Lo voy a matar, Bell! ¡Solo hacen falta unos 5 o 6 azotes! ¡Estoy segura de que lo conseguiré en menos que eso! ¡Suéltame! ¡Suéltame!-Hestia se retorcía mientras la alejaban, tratando de alcanzarlo nuevamente para rematarlo.

-¡Está fuera de sus cabales, Kami-Sama! ¡Por favor tranquilícese y mantenga la cabeza fría! ¡No llegaremos a nada si discutimos y peleamos entre nosotros!-Bell trataba de razonar con su diosa, pero este no oía argumento en contra de su sed de sangre.

Eina en cambio arrastró el cuerpo magullado del dios viajero para que ma distancia entre el par de deidades sea amplia y así no intenten matarlo nuevamente.

-En serio, a veces no entiendo cómo es que "Perseus" le tiene tanta paciencia y no lo ha mandado a Tenkai, Hermes-Sama-Opinaba la semi elfo mientras lo jalaba como costal de papas.

-E-Es que soy extremadamente hermoso... la vuelvo loca...-A pesar de estar débil, todavía decía tonterías como esa.

-La vuelve loca por el trabajo, no se dé el crédito por otra cosa...-Replicó la castaña, suspirando con claro desdén y pena por la capitana de la familia de este payaso que solo le ha causado problemas.

"¿Cómo lo soportas, Asfi? Hasta siento lástima por ti que convives día a día con él" Pensó Eina, moviendo la cabeza de un lado a otro, negando y lamentándose por la triste y estresante vida que le tocó vivir a una chica tan refinada y sería como la peliazul. Sin dudas el destino no siempre nos pone donde merecemos. Esa joven princesa de un país portuario es la prueba viviente de ello.

Pasaron unos cuantos minutos, los ánimos acelerados y tensos disminuyeron a tal punto que Hestia se calmó, sentándose en un sillón justo enfrente del dios viajero sin ir a golpearlo sin miramientos.

En algún momento preparó té y lo estaba bebiendo.

Le dio un trago al líquido de su taza y por fin habló.

-Bueno Hermes, ahora contesta mi pregunta ¿A qué se debe la ¡ESTÚPIDA! decisión de ir a consultar sobre este problema justamente a Freya cuando te pedí encarecidamente no hacerlo? No comprendo tus motivaciones y quisiera que me las hicieras saber... así tal vez, solo tal vez... no te mate...-Dijo, con una sonrisa falsa y un gesto amable tan fingido que incluso emitía emociones totalmente contrarias a las que se debería. Abrió los ojos lentamente, enseñando la falta de brillo en ellos, señal inequívoca de su enojo.

El antes mencionado tragó saliva, buscando el orden y las palabras correctas a emplear para que no encienda el interruptor de ese demonio de menos de un metro con cuarenta centímetros.

-Es sencillo en realidad. Freya aceptaría sin rechistar, así fuese necesario enfrentar a todo Orario con tal de darnos una mano-Respondió sin pelos en la lengua, revelando parcialmente lo que le motivó a tomar ese camino tan complicado de deberle un favor a la peliplateada.

-¡TÚ SABES PERFECTAMENTE POR QUÉ NO LE NEGARÍA LA AYUDA A MI FAMILIA! ¡TÚ SOBRE TODAS LAS PERSONAS ERES CONSCIENTE DE LO MUCHO QUE ME PREOCUPA QUE MI HIJO SE RELACIONE CON ELLA! ¡SI ALGO PASA NO PODREMOS HACER NADA PARA EVITARLO! ¡POR ESO NECESITÁBAMOS MÁS TIEMPO PERO PREFERISTE METERLO A LA BOCA DEL DRAGÓN SIN ESTAR PREPARADO!-Recriminó Hestia, frunciendo el ceño y apretando los dientes, confundiendo a Eina y a Bell, quienes desconocían de a qué se referían el par de deidades que claramente tuvieron una conversación centrada en aquella diosa que se alza como la reina de Orario y el cómo evitarla en medida de lo posible.

-Deberle un favor... imperdonable...-Murmuró, apretando los puños con total frustración, al borde del llanto.

Hermes posó su mano en el hombro de la pequeña. Contrario a lo que uno esperaría, ella no reaccionó mal ya que las intenciones que él emitía no eran malas ni mucho menos.

-Comprendo lo mucho que te preocupas por tu familia. Eso te hace una diosa increíble, pero debes entender que debido al poco tiempo para maniobrar en esta travesía, no tuve otra opción. Además... esto también se relaciona con Freya, por lo que, sin dudas, ella se unió. La única manera que tuve de lograrlo, fue apelar a su propia envidia y furia, saliéndome bien la jugada. Atacar apaciguando los daños es la mejor estrategia posible, y con Hedin Selland en nuestro bando, lo conseguiremos. Sé que tienes tus dudas y empatizo contigo, pero... este es el deseo de Bell, es su camino... solo quiero echarle una mano para cumplir. No obstante, debe comprender que sus decisiones tendrán consecuencia su deberá afrontarlas-Explicó, abriéndose ante la pequeña Diosa.

Las lágrimas de Hestia caían una a una, arrugando la cara, enojada. Aunque, muy a su pesar, no podía negar el argumento que Hermes.

-Tienes razón... odio decirlo pero tienes razón... temo por la vida de mi niño... que me lo arrebaten... prometí protegerlo. Y yo solo soy una inút...-Antes de que finalizara su oración, fue interrumpida de golpe, impidiéndoselo.

-Kami-Sama. Sé que no se siente cómoda con las condiciones del trato, incluso yo estoy completamente seguro de que será algo que me traerá muchos problemas a futuro y probablemente pagaré muy caro esto. Pero no tengo otra opción más que arriesgarme y abogar por la suerte y le benevolencia de una diosa que no es otra cosa más que una extraña para mí. No obstante, si de ese modo logro salvar a Haruhime, sin dudas tomaría nuevamente el mismo camino de ser necesario. Por lo que, por favor, no se culpe de esto, al final del dis, Hermes-Sama solamente siguió mis propios deseos. Ni él ni usted tienen que cargar con el peso de mis decisiones, Kami-Sama-Se trataba de Bell, quien habló antes de que su amada diosa usara una palabra despectiva para describirse.

Él desea responsabilizarse de sus actos. No está a gusto al ver que se le culpa a los demás cuando claramente este embrollo empezó tan pronto decidió rescatar a la hermosa renard de una muerte en el distrito del placer.

-Desgraciadamente, esa fue la carta que nos tocó jugar y nos corresponde utilizarla de la mejor manera. Lo que venga después estoy seguro de que lo superaremos juntos-Adicionó, absteniéndose a las consecuencias que sin dudas lo esperarán por lo que se avecinaba.

"Algún día tendré que enfrentarme a Freya-Sama... Cuando la tuve de frente lo supe, ella es la que me ha estado observando todo este tiempo desde que llegué a Orario. No sé a qué se debe pero sin dudas no es nada bueno. Deberle un favor me pone en una posición comprometida. Aunque... rescatar a Haruhime es mi prioridad por ahora" Se dijo a sí mismo, comprendiendo del riesgo que aquella diosa antes desconocida le representaba.

Tragó saliva y relajó sus extremidades, reafirmando su propia resolución.

Sin embargo, alguien en la sala no se haya conforme con esta situación.

-¿Por qué...?-Murmuró Eina. Su cabello castaño que le llegaba a la altura de los hombros le cubrió parcialmente el rostro, sin que su expresión en ese instante fuese visto fácilmente.

Esto despertó la atención del resto, volteando a su dirección, curiosos.

Apretó los puños al igual que los dientes y habló.

-Sé que es difícil detenerte cuando la vida de otra persona está en riesgo, lo es mucho más cuando para salvar a otro tú mismo te arriesgas. Pero... ¿Alguna vez te ha sentado a reflexionar sobre cómo me siento con todo esto?-Preguntó.

Su cabeza se levantó, mirando fijamente al peliblanco que permanecía sin habla.

Las lágrimas de la asesora se derramaban lentamente hasta caer al suelo desde su mentón.

-Eina...-Bell la nombró.

-Entiendo que tu sueñas fervientemente con ser un héroe... es parte de lo que me hizo enamorarme de ti, sin embargo... escuchar lo poco que te importa que te suceda en el futuro cuando sea hora de que esa diosa venga a cobrar ese maldito favor... me irrita...-Expresó la castaña, temblando mientras se acercaba a su pareja.

-¡SÉ QUE TÚ NO ERES CAPAZ DE PREOCUPARTE POR TU PROPIA VIDA! ¡PERO AL MENOS PIENSA EN CÓMO ME SENTIRÉ SI UN DÍA ME FALTAS! ¡SI INCUMPLES TU PROMESA DE REGRESAR CONMIGO!-Alzó la voz, completamente dolida y externando aquella situación que la atormentaba.

Sí... Bell Cranel busca ser el héroe del mundo y de quienes lo necesiten. Trata fervientemente de rescatar a quienes estén a su alcance, sin miedo ni duda enfrenta los riesgos que pueden aparecer y de ese modo se levanta entre las cenizas para triunfar.

No obstante... ¿Y si un día no es así?

-Nunca te has preguntado... lo mucho que sufro al verte peleando sin saber si ganarás o no... mi corazón me pide que confíe en ti, pero la razón me llena de miedo de que, por algún motivo... te pierda...-La voz se le entrecortaba a medida que su oración transcurría. El llanto no cesaba conforme soltaba esa carga que tanto la afligía.

Bell agachó la cabeza, sintiéndose completamente de acuerdo.

¿Cuándo fue la última vez que pensó en Eina antes de meterse a la boca del dragón en una misión en la que podría o no salir con vida? ¿Cuándo la consideró a la hora de ir de lleno a una aventura?

-Sé que son cosas que debemos discutir entre nosotros y he estado caminando hacia adelante sin preguntarte antes de inmiscuirme en una locura. Comprendo tu inconformidad y la comparto. Entiendo lo mucho que te preocupas por mí y el daño que puedo estarte causando, pero... esta vez... es diferente. No se trata solo de jugar a ser el héroe. Yo sinceramente quiero salvar a Haruhime... que una chica inocente muere es... aterrador. Yo mismo estoy tanta aterrado de fallar que los brazos no dejan de temblarme. No obstante, me da más miedo quedarme aquí sin hacer nada-Respondió el conejo, plantándole cara y sincerándose. A pesar de compartir la opinión, no es capaz de abandonar a aquella renard que, sin expresarlo mediante palabras, ruega con ser salvada de ese cruel destino que se le impuso, arrebatándole la oportunidad de elegir su propio camino.

-Lo sé... lo sé... pero...-Las lágrimas de Eina continuaban saliendo sin aparente fin.

-Yo... no quiero perderte...-Adicionó.

Las manos del peliblanco sostuvieron la de su pareja delicadamente, provocando que saltara de la impresión.

-Tampoco deseo eso... te has convertido en la luz de mi vida y lo que me motiva a seguir adelante en esta travesía. Sin ti nada de lo que he logrado se hubiese realizado y mucho menos cobraría sentido. Mi vida sería más gris sin ti a mi lado...-Posó la palma en la mejilla de su amada, acariciándola suavemente.

Ella disfrutó del contacto piel con piel.

-Y... lo que menos deseo es hacerte daño-Agregó.

-Pero si estoy lastimándote... si ya no estás conforme... eres libre de abandonarme, Eina-Adicionó.

-¿Eh?-Esto salió de la susodicha, abriendo los ojos ya abandonando el deleite.

-No quiero atarte si solo te traigo problemas. Así tu partida rompa mi corazón...-Expresó el chico, hasta que...

*¡PLAZ!*

Una fuerte bofetada fue recibida en su mejilla, la cual se enrojeció y dolió.

-Eina...-La nombró.

-¡NO DIGAS TONTERÍAS!-Reclamó la castaña, enojada.

-¿A qué te refieres?-Cubriéndose la zona golpeada, cuestionó el conejo.

-¡No quiero tu tinta condescendencia! ¿Ser libre? ¡No! ¡No puedo hacer eso porque desde el primer momento en que mis ojos y los tuyos se vieron, supe que sería difícil estar juntos! ¡Pero aún así tomé el riesgo! La maldita superstición de no enamorarse de un aventurero, tus constantes impulsos de meterte en problemas... ¡NO SUBESTIMES MI AMOR! ¡NO SUBESTIMES LO QUE SIENTO POR TI! ¡NO QUIERO SEPARARME DE TI! ¡JAMÁS ELEGIRÍA APARTARME DE TU LADO!-Respondió con vehemencia la semi elfo.

Tomó aire y limpió la humedad de sus mejillas.

-No mides los riesgos... con tal de ayudar a los demás... lo odio, en serio lo odio... pero... también amo eso de ti. Esa disposición de proteger al inocente fue una de las cosas que me enamoró... eres un tonto que no es capaz de abandonar a quien necesite ser salvado... aunque... eres mi tonto-Externó, sonriéndole.

Los ojos rojos del peliblanco se iluminaron.

Una temblorosa sonrisa se le dibujó en la boca.

"Mi novia... es el ángel más hermoso que existe..." Pensó, alabándola mentalmente.

Camina hacia ella y la sostiene de las manos.

-Prometo que, esta será la última vez que haga algo estúpido sin antes consultarte-Dijo.

-¿En serio?-La chica quiso confirmarlo.

-En serio-Contestó.

A la distancia, habiendo sido olvidados, cierto Dios viajero observaba.

-¿Así son siempre? Eso fue muy intenso y finalizó de manera tierna-Opinó.

-Sí, la mayoría de las veces se comportan de ese modo. Sin embargo, es la forma en la que expresan su amor por el otro. Además, no creas que olvidaré lo de Freya-Respondió Hestia, cruzada de brazos y sonriendo al mirar el romance de su amado hijo, a su vez que fruncía el ceño cuando recordó lo de aquella diosa de cabello plateado.

Hermes suspiró y se retiró el sombrero.

-Créeme, de cierta manera no le pedí ayuda a Freya. Es más, te aseguro que a este punto ni siquiera es consciente de lo que sucede-Informó.

-¿Qué quieres decir?-Le cuestionan.

-Es largo y difícil de explicar. El tiempo no nos sobra ahora, así que te revelaré los detalles en privado. Solo ten en mente que este trato no fue hecho ante la diosa sádica y loca que piensas-Comunicó, dejando al aire el contexto de esa contestación y despertando la curiosidad de la diosa de coletas.

Los minutos pasaron y por fin abandonaron la habitación, reuniéndose con el resto de los miembros de la familia Hestia y el invitado especial que era el centro de atención en ma reunión.

Cuando Hermes y Hestia salieron de primeros, los demás supieron que era hora de hablar sobre el plan que llevarían a cabo.

Hedin permaneció inerte en su asiento, pero mirando fijamente a la puerta, aguardando a que el sujeto de su interés la cruzara.

Cuando esto sucedió, notó la compañía de aquella semi elfo que los siguió desde Babel con un ridículo disfraz de arbusto junto a la diosa del conejo.

Agudizó la mirada.

-Bien. Hemos de tener en cuenta que los números nos jugarán en contra, por lo que entrar a la fuerza y destruyendo todo no es una opción. De hacer eso, los burdeles nos meterán una fuerte demanda si acaso logramos rescatar a Haruhime. Casi todo el distrito del placer está en garras de Ishtar. Si bien "Hildrsleif" es más que suficiente para derrotar a toda su familia, los números pueden jugar en contra-Explicó el dios viajero, detallando los aspectos a considerar.

El elfo no se inmutó. Solo continuaba prestándole atención a Eina en compañía de Bell.

Fruncía el ceño de vez en cuando, como si la analizara y le desagradara.

A la susodicha le recorrió un escalofrío en la espalda cuando por fin lo sintió.

"¿P-Por qué percibo tanto desagrado de su parte...?" Se cuestionó.

Por un momento recordó a Royman, el que funge como jefe en el gremio de aventureros.

"Sangre impura... supongo que piensa lo mismo que Royman solo porque soy mitad elfo..." Se respondió a sí misma.

Hedin suspiró, poniéndose de pie por fin tras largos y tediosos minutos para él.

Se dirigió a donde Bell y habló.

-Tus amigos son molestos, muy molestos. Hablan mucho-Declaró su descontento, acomodándose los anteojos.

"¡NOS ESCUCHÓ!" Los miembros de la familia Hestia gritaron internamente, a Cassandra se le escapó el alma del cuerpo.

-¿Eh?-Bell ladeó la cabeza, sin comprender a qué se refería.

El rubio blanqueó los ojos.

-También arreglaremos eso de ti...-Murmuró, como si de una nota mental se tratara.

Se dio la vuelta y se dirigió a Hermes.

-Solo estás dando información de lo que no podemos hacer. Di lo que sí-Ordenó.

-Fufufu... ¡Miren y regocíjense!-Riendo como un maniaco, sacó un pergamino de su espalda.

Se trataba del mapa del alcantarillado del distrito rojo.

-Primero intentaremos negociar. Si eso no funciona... pasaremos a la acción-Reveló Hermes, con su voz baja pero determinada.

Hestia y Eina intercambiaron una mirada, sus expresiones oscilaban entre el escepticismo y la intención letal.

-¿Negociar? ¿Negociar con quién?-Hestia exigió una respuesta, con su tono cargado de una amenaza subyacente.

Hermes suspiró, consciente de la gravedad de la situación.

-Ishtar quiere a Bell-Admitió.

La revelación impactó a Hestia y Eina como un golpe en el estómago.

Intercambiaron miradas furiosas antes de que sus puños conectaran simultáneamente con el rostro de Hermes.

*¡PAM!*

-¡¿Cree que permitiré que esa diosa puede simplemente poner sus manos en mi hombre?!-La voz de Eina estaba impregnada de cólera.

-¡NO NEGOCIARÉ CON ISHTAR POR MI HIJO!-Hestia concordó.

Ante lo dicho por la asesora, el rostro de Hedin cambió ligeramente, casi imperceptible, y en su báculo, el mango fue apretado.

-Señoras, si pudieran abstenerse de usarme como saco de boxeo...-Hermes gimió de dolor, acariciando su mejilla adolorida.

"¡Eina golpea más fuerte que Asfi y eso que no tiene falna! ¡Aterradora! ¡La novia de tu nieto es aterradora, Zeus" Pensó, llorando internamente.

-Explica. ¿A qué te refieres con 'negociar'?-La voz de Eina rezumaba ira mientras demandaba.

El dios respiró hondo, dándose cuenta de que tenía que proporcionar una explicación convincente.

-Se trata meramente de una excusa para ganar tiempo. Si vamos todos juntos llamaremos la atención y probablemente seamos descubiertos. Reunir a Ishtar con Bell podrá darnos la oportunidad de infiltrarnos y actuar desde las alcantarillas. Si las cosas se complican, podemos recatarlo y llevar la pelea a su maldita casa-Reveló.

-Debido a la buena relación que tenemos, confiará sin dudar en mí tan pronto me vea llegar con él, nos darán paso libre porque, por motivos que desconozco, puso el ojo en ti...-Explicó, señalando al peliblanco.

-¿Are? ¿En mi? Ni siquiera la conozco-Sorprendido, Bell replicó.

-¿Y de casualidad esa relación que tienen no es solo carnal? Me sorprende que sepa todo eso, Hermes-Sama-Welf se cruzó de brazos.

-¡NO ME LO RECUERDES!-Como si un trauma fuese revivido, la deidad le gritó.

-A lo que quiero llegar es que ese interés puede jugar a nuestro favor. Negociar con ella y así liberar a Haruhime de ese collar que rodea su cuello. Cuando eso suceda, será hora de que actuemos-Continuó, sacudiéndose la cabeza para borrar ese oscuro pasado.

Esto último alimentó la curiosidad de los presentes.

-¿Collar? ¿Cuál collar?-Le cuestionaron.

-Ishtar le colocó un collar en el cuello que, en caso de que ella la desobedezca, se cerrara hasta ponerle fin a su vida. Es otra situación que limita nuestro margen de maniobra-Confesó, lanzando la bomba.

La habitación cayó en silencio, el peso de esas palabras colgaba pesadamente en el aire. El grupo intercambió miradas, la realidad de su situación se hundió en ellos.

-Es complicado que lleguen a tales extremos. No le quitarían la vida por cualquier amenaza ya que es una carta de triunfo que no pueden darse el lujo de perder. Sin embargo, solo una cosa la obligaría a tomar esa decisión. Y esa es que te vean-Indicó el castaño, señalando al elfo rubio.

Desagrado y duda se presentó en su rostro.

-¿Por qué fungiría como detonante?-Interrogó Hedin.

-Porque si Ishtar se entera de que tú estás ahí, supondrá que toda la familia Freya también. Ella preferiría matar a Haruhime y perder esa magia antes que permitir que caiga en manos de tu diosa y familia-Esclareció el panorama el dios viajero.

Hedin sujetó su barbilla, pensando momentáneamente. Hasta que...

-¿Y qué pasará si decido que al final de todo esa renard se quede en nuestra familia?-Lanzó al aire esa pregunta, o mejor dicho, amenaza.

-¡Tch!-Mikoto chasqueó la lengua, siendo incapaz de ir en su contra por el miedo en cada fibra de su ser.

Hermes sonrió con suficiencia, sintiendo la tensión en el aire.

-Entonces la rescataré de la Familia Freya-Bell fue el primero y único en responder.

-Si deciden quedársela, la salvaré. No importa qué-La voz del chico resonó, fuerte e inquebrantable.

-¿Cómo, exactamente? ¿Entiendes siquiera contra qué te enfrentas? Yo podría aplastarte hasta convertirte en una bola de carne sin forma humana, y eso sería lo menos que tendrías que preocuparte en comparación con lo que Allen u Ottar harían-La voz helada de Hedin añadió un desafío.

La determinación de Bell no vaciló. Mantuvo la mirada fija en el elfo, un destello desafiante en sus ojos.

La tensión se mantuvo espesa, una fuerza palpable que amenazaba con estallar en cualquier momento.

Hedin dejó escapar un suspiro resignado, reconociendo la determinación en la mirada de Bell.

-La chica se salva, ustedes la conservan-Comunica, estando de acuerdo con ese resultado.

Los presentes se aliviaron.

-Pero... yo ya pacté mis términos contigo...-Lo miró de forma amenazante, dándole a entender que no escaparía de su pacto.

Hestia y Eina voltean a donde Bell, quien asentía.

Ninguna de las dos era consciente de los "término" que impuso el elfo para participar en esta misión.

-Teniendo este trato, es hora de que partamos. Soy un hombre ocupado-Cambió el tema.

-Así es, los hijos de Takemikazuchi deben estarnos esperando. En marcha-Concordó Hermes.

El primero en retirarse fue Hedin, quien se sumergía en sus propios pensamientos.

"A Freya-Sama sin dudas no le agradará saber que su Odr está unido a otra persona" Se dijo a sí mismo, confirmando que ese conejo y esa asesora están en una relación. Solo era necesario oír parte de la despedida tan cariñosa y repleta de preocupación de una mujer enamorada hacia su amado.

"No importa, yo me encargaré de arreglarlo, así deba obligarme a ir en contra de mi promesa..." Concluyó.

Como si hubiese trazado un nuevo objetivo, partió.

Distrito del placer.

En lo alto del techo, un lugar que debería ser un escenario de agonía y desesperación, Haruhime se encontraba, una figura solitaria en la penumbra. Sabía lo que le esperaba, pero aún así, no podía evitar sentir una profunda tristeza que la envolvía. Sus ojos, vidriosos por las lágrimas, estaban fijos en la entrada principal del Distrito del Placer, como si estuviera buscando respuestas en las sombras.

Frine, una mujer cruel y despiadada, se acercó a ella, despreciando su presencia.

-¿Crees que ese mocoso vendrá a salvarte? No mereces que te rescaten-Espetó con desdén. Sus palabras eran como cuchillos afilados, cortando las últimas fibras de esperanza en el corazón de Haruhime. La insultaba, la degradaba, la reducía a nada más que un objeto desechable.

Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas, su dolor interno reflejado en su mirada. Era una víctima de las circunstancias, una rehén en un mundo oscuro y cruel.

Aisha, una compañera cautiva en la misma trampa, miraba en la misma dirección que Haruhime. Su ceño se frunció, su rostro mostraba una mezcla de rabia y frustración por la situación. Aisha también era una prisionera de este siniestro lugar, testigo silencioso de los horrores que ocurrían allí.

-Solo... solo quisiera verlo una vez más antes de morir...-Haruhime susurró, casi como una plegaria, con un anhelo en su voz. Era una petición sencilla, un deseo humano en un momento de desesperación.

Y entonces, como si sus deseos fueran escuchados por el destino, los mechones blancos del cabello del conejo aparecieron en el rincón de su visión. Frine, Haruhime y Aisha observaron con sorpresa cómo Bell caminaba junto a Hermes por el camino que conducía hacia ellas.

-Si vino...-Haruhime murmuró, apenas audible, la esperanza renovada brillando en sus ojos empapados en lágrimas.

El reloj avanzaba inexorablemente. Faltaban solo dos horas para la medianoche, el tiempo se desvanecía lentamente. Bell y Hermes se dirigían hacia la sede de Ishtar, un lugar donde la intriga y el peligro se entrelazaban en cada esquina.

Finalmente, el par estuvo debajo de las narices de Frine, Haruhime y Aisha. Bell se giró hacia ellas, su sonrisa irradiando valentía y determinación. En ese momento, el aire se llenó de una energía intensa.

Y entonces, en un acto audaz y desafiante, Bell levantó la voz y rompió el silencio opresivo de la noche.

-¡ISHTAR! ¡HE VENIDO A NEGOCIAR!-Su grito resonó a través del Distrito Rojo, rebotando en las paredes de la oscura morada de Ishtar. Cada rincón del distrito escuchó su voz, un desafío que desafió la autoridad de la diosa.

La escena se desenvolvió en un momento de tensión y valentía, mientras las vidas de los personajes se cruzaban en un juego arriesgado de estrategia y deseo de liberación.

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En la Torre de Babel.

Después de que Syr caminara por las empedradas calles de Orario, exhausta tras un largo día de trabajo en el bar. Su mente estaba llena de pensamientos y su corazón cargaba el peso de la monotonía. Finalmente, llegó a su hogar, donde Helun, su asistente, la esperaba.

Al abrir la puerta, el aroma familiar del hogar la envolvió, aliviando un poco su agotamiento. Helun estaba de pie en la entrada, con una expresión expectante en su rostro. Syr sonrió al verla y se dejó caer junto a ella, dejando escapar un suspiro.

-¡Hola, Helun! Mi día fue agotador, como siempre-Comentó Syr, dejando caer su cabeza en el respaldo del trono en el centro de la habitación.

-Siempre está trabajando duro, Freya-Sama. Pero al menos, puede descansar un poco ahora-Helun le dedicó una sonrisa amistosa.

La diosa disfrazada de humana asintió, agradecida por tener un momento de tranquilidad. Sin embargo, algo en la actitud de su hija le parecía extraño. Esos ojos parecían esconder algo, una especie de secreto.

-¿Sucede algo, Helun? Tienes una mirada... diferente-Preguntó la peligris, preocupada.

La antes nombrada desvió la mirada por un instante, como si estuviera tratando de decidir si compartir o no aquella información que la inquietaba. Finalmente, exhaló y se volvió hacia ella.

-Bueno, es que hoy no pude evitar notar que estabas triste por no haber visto a tu 'conejo' como lo llamas-Dijo Helun, con una pequeña sonrisa juguetona y cambiando de tema abruptamente.

-Sí, es cierto. Extrañé ver a Bell hoy-Syr parpadeó, sorprendida de que Helun hubiera captado sus pensamientos.

Pero entonces, la atención de Helun hacia su diosa se perdió, volteando hacia el mirador momentáneamente.

-¿Qué pasa, Helun? Veo que ocultas algo más-Insistió, dirigiendo su atención hacia el Distrito del Placer que se extendía a lo lejos. En ese momento, vio a dos figuras familiares, Hermes y Bell, parados frente a la puerta de la sede de Ishtar. La diosa los recibía con una sonrisa, pero había algo ominoso en la escena.

Las venas en la frente de Syr comenzaron a hincharse mientras su mente procesaba lo que estaba viendo. Sus ojos se abrieron con asombro y shock.

-Oh... hoy morirán Hermes e Ishtar...-Susurró amenazantemente.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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