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Capítulo 34. Una diosa problemática, una deuda aún más.

En el capítulo anterior.

-Henos aquí...-Habló Hermes, acompañado por Bell.

Ambos levantaban la cabeza, viendo la enorme Torre de Babel delante de sus narices.

"Sé que no le negarás la ayuda a tu "Odr", Freya. El detalle es... ¿Qué pedirás a cambio de dársela? Estamos tentando al diablo" Pensó Hermes.

En la actualidad.

Bell y Hermes permanecían de pie ante la imponente estructura que se levantaba enfrente. La famosa Torre de Babel que ha sido reconocida como una de las obras de arquitectura más grandes y asombrosas en el mundo humanos desde que esta fue construida hace unos ayeres.

-Hermes-Sama ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué justamente este lugar? No conozco a muchos dioses que habiten aquí, además de Hefesto-Sama ¿Es ella a quien busca?-Fueron las preguntas del peliblanco, que tenía un mal presentimiento de todo esto.

El dios negó con la cabeza, posando sus manos en la cintura y sonriendo descaradamente.

-En lo absoluto, aunque he de admitir que tratar con Hefesto sería más sencillo que con quien planeo hacerlo. A parte, no temas, dudo que te haga daño... no tienes idea de lo mucho que significas para ella...-Respondió, apagando el sonido de su voz al finalizar su oración, impidiendo que sea escuchado por su acompañante.

-¿Entonces quién es? No logro imaginármelo-Comentó el conejo.

-Y si eso no fuese suficiente... ¡¿Por qué demonios estoy vestido así?!-Adicionó, señalando el traje elegante que vestía con clara vergüenza. No es un atuendo que alguien usaría normalmente en una fecha no importante de Orario.

-En primera, no comas ansias, lo sabrás a su debido tiempo. Y en segunda, no te vendría mal un cambio de apariencia de ves en cuando, parece que usas la misma chaqueta, pantalones y botas siempre, luego me lo agradeces-Contestó la deidad, burlándose de la vestimenta del muchacho, la cual se repetía constantemente desde el primer día que se conocieron.

Bell suspira, rindiéndose. No es recomendable tratar de sacarle información, él pone muchas trabas. O al menos si son hombres lo que lo quieren interrogar, ya sabemos qué sucedió en el distrito del placer cuando Ishtar le sacó la información y otras cosas que mejor no comentamos.

"Vamos Freya, sé que desde tu trono te percatarás que estamos aquí e inevitablemente entenderás lo que buscamos, o al menos eso espero. Ojalá no te hayas ido a tu trabajo" Pensó el castaño, mirando hasta la última habitación de la Torre, o sea era la intención dado que las nubes imposibilitaban esto.

De repente a la espalda del muchacho le recorrió un escalofrío, activando ese sexto sentido que ha afinado desde que llegó a Orario.

-Orta vez...-Murmuró.

Él era consciente de lo que eso significaba, aquella persona extraña que lo ha vigilado desde su arribo a la ciudad, está observándolo en ese preciso instante y, por alguna razón, se siente aún más intenso en la Torre de Babel.

Volteó hacia Hermes, quien sonría, cruzándose de brazos y mirándolo, como si dijera... "Lo sentiste... ¿Verdad?".

Sí... ella está en casa y sabe que hay visitas.

Mientras esto transcurría, desde una distancia considerable, dos mujeres espiaban al Dios y al muchacho, ocultas en los arbustos, algo extraño ya que no hay arbustos a media calle de la plaza.

-Hestia-Sama, estos disfraces son ridículos. Llamamos mucho la atención-Opinó Eina al arbusto a su lado donde se supone que la pequeña diosa de coletas se hallaba camuflada.

-Eina, estoy del otro lado-Informó Hestia.

-Ah... tal vez no sean tan inútiles-Esto provocó un cambio en la opinión de la semi elfo, la cual cayó en el camuflaje.

Ambas féminas prestaban atención a lo que sucedería a continuación. Sus sospechas nacieron a raíz de la nula información que Hermes quiso proporcionarles sobre esa ayuda en el rescate de Haruhime que mencionó.

Y Hestia lo sabía...

Sus dientes rechinaban al apretarlos como consecuencia del enojo que le producía las ideas que se hacía sobre la persona a la que él se refería.

-Te juro que si es quien creo que es, te mataré, idiota...-Musitó.

"-Tus sospechas son correctas-".

"-Solo hizo falta un vistazo para saberlo-".

"-¿Qué harás...?-".

"-No importa lo mucho que ella trate de encantarlo, no podrá-".

"-¿Y piensas que será un impedimento para arrebatártelo?-".

"-Soy consciente de la tenacidad que posee... No obstante... Al igual que le dije a Apolo. "No existe un mundo en el que le cediera voluntariamente a mi hijo"-".

"-No interesa que seas tú... Freya-".

La conversación que tuvo con aquel dios viajero vino a su memoria. Sí... ella pensaba que la fuerza de apoyo que él sugirió se trataba ni más ni menos que de Freya, esa diosa ninfómana a palabras de Loki, la cual desea a Bell.

"Lo ha estado vigilando desde su faceta de niña pueblerina, pero si esa apariencia sale a la luz, no tendrá reparos para tomar lo que a su enferma mente considera como suyo" Pensó, apretando sus puños.

Eina percibe el enojo en su acompañante e inevitablemente tuvo que preguntarle a qué se debía.

-Hestia-Sama... ¿Quién es la persona a la que Hermes-Sama se refiere?-En esa única pregunta se reflejó la preocupación y miedo exponencial que la asesora sentía. Las reacciones hasta ahora han sido misteriosas, solo la de Hestia le ha dado cierto indicio de lo peligrosa que es aquella extraña figura a la que, sí decide prestar una mano, se le deberá un favor.

La diosa de coletas suspira, tratando de apaciguar su cólera y bajar el enojo que aumentaba dentro suyo.

-No es nada... me voy haciendo una idea de quién será, es todo. El problema es que no es una persona con la que sea fácil de tratar, mucho menos negociar-Declaró, limitando la información porque la semi elfo era capaz de actuar imprudentemente si sabía el panorama completo de las cosas.

Pelear contra una amazona en el distrito del placer se le considera una proeza, algo que muy pocos podrían jactarse de realizar, sin embargo, no es nada comparado con lo que significaría retar a Freya, quien prácticamente funge como una reina en Orario, teniendo la capacidad de dejar en ruinas la ciudad si sus caprichosos deseos se lo pidiesen.

-Es muy probable que resuelva la situación sin mover un dedo, pestañear o sudar. Pero la cuestión es que en definitiva no lo hará gratis, no tiende a ser así de caritativa, mucho menos si puede sacar beneficios de esos actos "Benevolente". El precio en definitiva será alto-Agregó, ante la duda de Eina, la cual no se veía convencida por la respuesta anterior. No obstante, la de ahora, solamente originó un terror profundo dentro suyo, haciendo que sintiese un agujero en el estómago.

-N-No se me ocurre otra persona con esas características que no sea...-Comentaba, sosteniéndose la barbilla y temblando a medida que indagaba en las personas que cumplían tales requisitos.

Ante esto, Hestia posó su mando encima del hombro de la preocupada muchacha, en un intento de tranquilizarla y darle a entender que todo estaría bien.

-Sé que es difícil lo que te pediré, pero por favor relájate, lo mejor ahora es guardar la calma y esperar a lo que pase. Te prometo que no permitiré bajo ningún motivo que Bell resulte afectado en esto. Confía en él, confía en mí, tal vez en Hermes no porque actúa de maneras misteriosas dependiendo de la situación, pero te aseguro que en mí puedes depositar tu confianza-Expresó, recibiendo la mirada de la castaña, en la que abundaban cientos de cuestionamientos.

-Es que... ¿Cómo planean actuar? ¿Qué clase de favor pedirán? ¿Solicitarles que vayan directamente a la torre de Ishtar-Sama y destruir todo para secuestrar a esa renard y traerla a la mansión de la chimenea como si nada hubiese pasado? Son demasiados problemas que podrían originarse con tan solo arrebatarle a Ishtar lo que de cierto modo es suyo. Y es imposible comprarla porque es pieza fundamental para sus planes. Se vea por donde se le vea, ese "Benefactor" recibiría más problemas que beneficios de esto-Razonó Eina, mordiéndose el labio en señal de frustración por la falta de viabilidad en este plan.

Nadie se tomaría tantas molestias para ayudar a un joven para rescatar a una "Prostituta" sabiendo que, de hacerlo, tendría detrás a la familia Ishtar y al gremio pisándole los talones y dándole una gigantesca multa.

-Es justo lo que cruzaba por mi mente... no obstante, créeme, aceptará... no permitiría que le sucediese nada malo a Bell y él en definitiva irá a rescatar a Haruhime con o sin la ayuda...-Confesó Hestia, concordando con el razonamiento de su compañera de espionaje, aunque entendiendo lo enfermiza que llega a ser Freya cuando su obsesión alcanza niveles extremadamente altos. Además... ella odia desde la médula a Ishtar, por lo que, si se le presenta una oportunidad cómo está para dar final de una vez por todas a esa rivalidad entre diosas de la belleza, definitivamente no la desaprovecharía.

Mientras este debate interno entre ambas féminas se desenvolvía, una presencia extraña captó su atención al hacer acto de presencia tras salir de la Torre de Babel y dirigirse justamente a donde el peliblanco y el castaño aguardaban en silencio.

De ser otra persona o un conocido no entrarían en pánico, pero, en definitiva, no era cualquier individuo. Se trataba de una hermosa mujer de cabellera plateada y ojos de este mismo color. Su figura era realmente hermosa al igual que sus rasgos faciales, haciéndola destacar como una belleza inusual.

La vigilancia aumentó de intensidad.

Eina acomodó sus lentes para tener una mejor visión de esa posible gata rompehogares que se acercaba a su hombre.

La expresión de la susodicha era seria, casi como si no expresara ninguna emoción. Tampoco ayudaba que el cabello platinado cubriera gran parte de su rostro, esto causó más sospechas en Eina, la cual agudizaba la mirada para tratar de identificar de quién se trataba.

También, esa "Belleza inusual" vestía un traje negro, semejante a un vestido ajustado con apertura en la parte delantera que resaltaba su envidiable figura.

Si bien no permitía que mucho del cuerpo fuese visible, solo era necesario fijarse en su pecho, que era de tamaño considerable y el cual, a los costados del "vestido" entre comillas, poseía unas pequeñas aperturas donde se asomaba su ropa interior, en específico su sostén de color negro con diseño tipo lencería y parte de la blanca piel de sus pechos.

Varias de las ramas que yacían en la mano de la semi elfo fueron rotas. Una vena se marcó en su frente y el ambiente se tornó denso, pesado.

-Eh... supongo que es hora de regresar a Hermes-Sama a Tenkai, estoy segura de que Asfi me lo agradecerá-Declaró, tronándose los nudillos y tratando de abandonar su escondite. Gracias a los dioses, o a Hestia en este caso, fue detenida y regresada.

Los celos en Eina eran visibles, no existía persona en el mundo que no se diera cuenta de que estaba realmente enojada.

"Y... mataré a ese maldito imbécil de Hermes... ¡¿CÓMO CARAJO SE TE OCURRE PRETENDER DEBERLE UN FAVOR A ESA MALDITA LOCA?! ¡SE SUPONE QUE EVITARÍAMOS QUE ME LO ROBE, ESTÚPIDO!" Hestia gritó y reclamó de forma airada internamente, sintiéndose en parte hipócrita al detener a la asesora quien también deseaba matar al Dios viajero.

"La maldita asistente de la diosa, Helun. Definitivamente Freya está en casa, ella no saldría a recibirlos de no ser ese el caso... más te vale no cometer más estupideces, Hermes..." Amenazó luego de reconocer a la chica en cuestión.

Desde el juego de guerra, Hestia ha estado investigando a profundidad la información que el gremio poseía de la Familia Freya, también consultó distintas fuentes como Hefesto misma, Loki que, a pesar de lo tensa de su relación, han estado en paz, y los aventureros que pasaban por su trabajo, para así tener un panorama completo sobre los posibles rutas que seguirán en este camino repleto de oscuridad donde cualquier paso en falso significaría el estallido de una guerra para la cual definitivamente no estaban preparados.

Esta estrategia de recolectar información partió desde que ella se enteró de los deseos de Freya de robarle a su hijo, siendo confirmado momentos previos de que Bell y el resto de su familia, incluida esa elfa que trabaja en "La señora de la abundancia" de nombre Ryuu Lion, se dirigieran al campo de batalla donde se desenvolvió el juego de guerra.

Fue en ese instante en el que aquella aparente amable y en extremo melosa camarera y Hestia se conocieron.

En la pequeña diosa no cabía duda, esa... era Freya.

Las palabras siguientes a su "Retirada" solo le dieron más credibilidad a su teoría.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos... no ha encontrado nada que signifique una mínima ventaja en contra de esos monstruos que tiene de hijos. Cualquier estrategia se vería mermada por la pura fuerza bureta que los miembros de su familia poseen.

El panorama lucía completamente desalentador.

Cerró sus puños, claramente frustrada.

Depender de la benevolencia y paciencia de una diosa como Freya para que todo se mantuviese bajo control la molestaba. Si ella quisiese, Bell le hubiese sido arencado desde hace mucho y ni ella ni nadie lo podría evitar.

De repente, durante esta liberación de enojo, el trío al que espiaban se movilizó. Estos se dirigían al interior de la Torre de Babel.

-¡Espe...!-Eina quiso interrumpir para seguirlos, incluso Bell logró escuchar la voz de su amada y dirigió la mirada hacia donde sta se originó. No obstante... no hubo nada.

Él regresó la atención al camino. Junto a Hermes, caminaron detrás de Helun.

-No cometas ninguna estupidez, sé que no soy tu diosa y no puedo decirte qué hacer, pero en serio créeme cuando digo que si intervienes causarás muchos problemas, así que, guarda silencio. Lo único que podríamos hacer ahora mismo es aguardar a que regresen-Explicó la pequeña diosa a la semi elfo, quien tenia la boca tapada por la mano de la antes mencionada.

Poco a poco Hestia la quitó, permitiéndole hablar y respirar.

-Eso estuvo cerca...-Comentó la deidad.

-¿Por qué he de quedarme aquí...? Si ese extraño es tan peligroso como lo pintan, no quiero abandonar a Bell. Yo prometí ser su apoyo y no permitir que le suceda algo, así como él siempre me protege, quiero protegerlo. ¿Por qué...? ¿Por qué debo permanecer aquí sin hacer nada? ¿Es porque no serviría de nada? ¿Porque soy una inútil y débil...?-Preguntó, externando sus inseguridades y al igual que lo que la asustaba.

-Niña... no sabes lo importante que eres. Sin ti, Bell no sería lo que es ahora. No eres débil, ni mucho menos una inútil. Eres fuerte, tan fuerte que incluso Bell te teme. Es solo que... si te llega a suceder algo malo... mi hijo se quebraría y no deseo que eso suceda... así que, por favor, confía en mí, confía en él-Respondió Hestia.

Eina, cabizbaja y sin más opción, asiente, desistiendo en su intento de perseguirlos.

"Vuelve a salvo, Bell" Pidió, juntando sus manos encima de su corazón y mirándolo alejarse.

Del lado de Bell, Hermes y Helun.

El trío caminaba por los enormes pasillos de Babel, en los cuales, a cada lado que voltearás, habría al menos una cosa la cual captaría su atención. Bell ya había visitado las tiendas aquí, en esa ocasión donde fue acompañado por Eina y esta le regaló la bufanda de piel de goliath. También cuando buscó a Welf para la reparación de su armadura después de su combate contra el minotauro en el calabozo.

En fin, estos avanzaban en dirección a uno de los elevadores que los llevarían directamente al último piso de la gigantesca obra arquitectónica, siendo este propiedad y recinto de la diosa a la que buscaban.

Un silencio incómodo, casi sepulcral se hallaba a la orden del día, incomodando a los presentes. Este era impuesto por la bella y misteriosa mujer que los guiaba, quien no apartaba la mirada, fría y sería, de adelante, centrándose meramente en su objetivo.

Bell permanecía en silencio, el aura que la peliplateada emanaba era en extremo aterradora, no al nivel de Eina claro, pero tampoco muy lejano a este.

Hermes, en cambio, lucía calmado, claramente, a pesar de ser como es, no vino aquí para conversar con ella, si no con su diosa. Aunque claramente no permitiría que esto se quedará así y por amabilidad intentó preguntar si esta se encontraba en casa.

-Disculpa ¿tu diosa nos recibirá...?-Antes de completar su interrogante, fue silenciado rápidamente por el tono frío y seco de la chica.

-Freya-Sama me ha dicho miles de veces que no crucé palabra con usted, le pido encarecidamente que no me haga perder mi tiempo o me obligará a sacarlo de aquí-Declaró Helun, amenazándolo.

-H-Hai...-Respondió el dios, haciendo como si un cierre en su boca se cerrara, evitando que salga otra palabra de ahí. Con la familia Freya no se ha de bromear y mucho menos tomar a la ligera sus amenazas.

Ellos continuaron su camino, el castaño se mantuvo en silencio, raro en él ya que no se caracteriza por ser muy obediente. Aunque tuvo que romperlo porque recibió un ligero jalón proveniente de Bell en su camisa, llamándole la atención y provocando que este volteara.

-Hermes-Sama, siento que esta chica me odia. No ha dejado de emanar esa expresión amenazante y he notado que me ve de reojo y frunce el ceño, como si le causara desagrado ¿Quién es y por qué le doy tanto asco? Además... ¿Freya-Sama es la ayuda a la que se refería?-Declaró el peliblanco en voz baja, externando su duda e inquietud respecto al odio infundado de la mujer que recién conoció así como de la diosa a la cual pedirían auxilio sin que sea escuchado por la guía.

Hermes sonrió momentáneamente, algo carburaba en esa mente macabra.

-Dudo que sea ese el caso, te recomiendo intentar hablarle, tal vez puedas conseguir cierta amabilidad de ella. Y respondiendo a tu pregunta, sí, es Freya a quien venimos a buscar. Es la única que podría ayudarnos dado que hay cierta información que podría interesarle...-Respondió, sugiriéndole una estupidez que podría resultar muy bien o terriblemente mal.

"Y... porque no te negaría nada, Bell" Adicionó, sin decirlo, manteniéndolo en su cabeza.

-¡¿Está loco, Hermes-Sama?! ¡No hay forma de que yo...!-Reclamó Bell, subiendo considerablemente su tono de voz a pesar de que continuaba siendo un susurro.

Sin embargo, fue escuchado.

-Guarden silencio...-Los ojos vacíos y opacos de la peliplateada se centraron en el par de hombres que chismoseaban a su espalda, lanzando esa advertencia de forma tenebrosa e infundiendo miedo en ellos.

-¡Hiii! ¡Perdón!-Se disculparon al unísono, saltando del miedo y asintiendo repetidamente, confirmando que entendieron y no se repetiría.

Ella, suspirando como si estuviese enojada, regresó la mirada a adelante.

-Freya-Sama no acepta visitas así de inoportunas y repentinas, mucho menos recurrentes o de usted, Hermes-Sama. Primero le preguntaré si desea atenderlos, de no ser el caso, más les vale retirarse-Informó, con cierto temblor en su voz que, debido al bajo volumen en el que habla, fue ligeramente imperceptible.

-S-Sí...-Respondieron, estando de acuerdo. No obstante, esto despertó las dudas en Bell.

"Si te indicó que nos guiaras es porque ella sabe que estamos aquí... ¿Por qué te pediría que nos lleves hasta su hogar si no ha decidido si permitirnos o no el paso? Eso no tiene sentido..." Pensó, ladeando la cabeza, sosteniendo su barbilla y cuestionándose lo que escuchó mientras cientos de signos de interrogación se posaban encima de su cabeza, imaginarios, obviamente.

Por fin llegaron a la puerta del elevador. Helun presionó el botón para que la puerta se abriera, permitiendo que se introdujeran en él, y después apretó el que indicaba que iba al último piso de la Torre. Las rejas y la puerta se cerraron, dando inicio al recorrido.

Nuevamente, el silencio se presentó.

El sonido del elevador subiendo era lo único que se escuchaba.

A pesar de ello, Hermes quiso continuar con este juego de su diversión llamado "Bell Cranel".

-Psss, Bell... haz lo que te dije-Dijo, recordándole lo de hablarle para descartar que lo odie. Él sabía perfectamente que la asistente de la Diosa era así de amargada, por lo que no era como si lo odiara en verdad, o eso suponía, pero aún así deseaba conocer su reacción si este conejo suertudo que posee la habilidad de agradarle a las personas conseguía romper esa dura coraza en ella.

-Deje de molestarme, Hermes-Sama, de ninguna manera lo haré, ella me matará...-Respondió el peliblanco, visiblemente cansado por la insistencia del dios para que cometa una tontería, comentando que "ella", refiriéndose a Eina, lo mataría si se enterara que anda amistoso con otra chica. Aun no digiere por completo el asunto de Haruhime y no desea causarle más problemas a su novia.

-No seas cobarde, amistarte con los miembros de la familia Freya puede marcar una diferencia a la hora de solicitar ayuda. Hazlo por esa renard-Hermes posó su mano en el hombro del aventurero, mencionando una pequeña mentira entre comillas para darle la confianza de hacerlo, o mejor dicho, para que Bell se sintiese obligado al ser tocado su lado humano, el cual haría lo que sea con tal de salvar a esa joven rubia que pedía ayuda.

-Rayos...-Murmuró el joven, dándose por vencido y preparándose para seguir las indicaciones de ese Dios payaso amante del desorden.

Respiró hondo y... habló.

-D-Disculpa, perdón si te molesto pero... ¿Cuál es tu nombre? Mi nombre es Bell Cranel, es un gusto que me acompañes hasta el hogar de Freya-Sama-Dijo, tratando de romper el ambiente tan pesado que iba en aumento con el pasar de los segundos y preguntándole por su nombre.

Helun simplemente lo ignoró por un tiempo, al parecer estaba pensando en si responder o no.

-Mi nombre no importa, no me interesa hablar con alguien como tú, así que no te pongas tan amistoso conmigo-Fue su contestación, mostrando cierto desagrado hacia el conejo.

"Justo en mi orgullo..." Fue el pensamiento en nuestro protagonista, sintiendo como las palabras de aquella chica le perforaban el alma.

-Alguien como yo... soy consciente de que alguien como yo no es nadie si me comparan con los miembros de la familia Freya pero no creo merecer este trato...-Susurró para sí mismo, rascando su nuca de manera nerviosa.

Hermes lo observaba.

"Pequeño pillo..." Se refirió a él de ese modo en su mente.

-Tch, aparte de ser un niño tonto, también te tienes baja estima, no entiendo por qué mi diosa se interesaría por un don nadie como tú-Replicó la chica de cabellos plateados, al parecer logró escuchar lo que se le había dicho.

"No planeo ser insultado..." Decidido a replicar, la boca del muchacho se abrió.

-Yo tampoco sé si Freya-Sama acepte prestarme su ayuda o no, o si siquiera la merezco, pero ¿sabes?... no es lindo ser menospreciado y atacado por alguien a quien no conozco. No sé lo que hice para provocar tu enojo o si hice algo en primer lugar. Sin embargo, lo lamento mucho, espero que mis disculpas puedan ser suficientes para poder arreglar este mal comienzo-Contestó el joven aventurero, inclinándose ante Helun, a su costado para ser exactos, acercándose más de lo debido a ella.

Ella permaneció en silencio, sorprendida por esto.

Al darse cuenta de lo directo que fue, Bell reaccionó.

-¡P-Perdón! No debí hablarte así...-Se disculpó, aceptando la culpa.

"Me deje llevar por mis emociones" Se dijo a sí mismo.

En ese momento, cierta parte de Helun comenzó a brotar un cálido sentimiento dentro de ella al tenerlo así de próximo a su cuerpo e incluso sentir su aliento en la piel.

Suspiró por un momento para después responder, aunque claro, esta acción tenía como objetivo apaciguar el latir de su corazón.

-No te preocupes, lamento mi actitud, Bell Cranel-Respondió la chica, dándole un gesto amable, algo que hace unos segundos no parecía ser capaz de hacer.

Bell presenció aquello y solamente una palabra le rondó en mente.

-Linda...-Fue esa la palabra.

"Pero también extrañamente familiar..." comentó en su cabeza, sufriendo de cierto sentimiento de familiaridad hacia ella.

-¿Ah? ¿Qué dijiste?-Preguntó Helun con un rostro que demostraba desagrado.

-L-Lo lamento... dije que te ves linda, perdón si eso te incomoda-Contestó el peliblanco, con sus mejillas sonrojadas y dirigiendo su mirada a un costado mientras se rascaba la parte posterior de la cabeza.

-No hay problema, pero deja de desperdiciar esas palabras en mí, las necesitarás si Freya-Sama decide recibirte-Respondió Helun con el típico tono de indiferencia que tenía su voz.

El peliblanco solo asintió, no obstante, algo que el joven no notó por estar detrás de la chica, fue un ligero sonrojo en sus mejillas, el cual trataba de ocultar desesperadamente.

Los minutos transcurrieron con naturalidad, la presión de antes se desvaneció, reemplazándola por una atmósfera cálida, casi calorífica.

El sonrojo de Helun, lejos de disminuir, se intensificó. Mientras que la actitud de Bell fue una más relajada y calmada, apremiando desde su costado como pasaban los pisos hasta que alcanzaran el último.

El caso de Hermes era diferente. Sonreía y resoplaba como si hubiese presenciado algo digno de admirar. Tal vez desde su punto de vista este haya sido el caso. Como se ha dicho en reiteradas ocasiones, esta deidad funciona de formas misteriosas, tan así que es difícil comprender sus intenciones planes o pensamientos.

"Eres idéntico a tu abuelo muchacho, posees el don de las palabra" Comentó Hermes, orgulloso por el logro de Bell y recordando a su viejo amigo, Zeus.

Por fin, las puertas del elevador se abrieron. Al salir, una habitación completamente aterciopelada de color rojo les dio la bienvenida.

Avanzaron hacia una puerta doble que compartía el color de la decoración y fue en ese instante donde Helun se detuvo frente a esta, girándose.

-Por favor esperen. Le informaré a mi diosa sobre su llegada-Dijo, girando la perilla y entrando a la habitación.

Sin embargo, abrió tan pronto como entró para dar un último comentario.

-P-Por cierto...-Dijo, asomándose desde la puerta sin permitir que se viese lo que había y quienes se hallaban en su interior.

-¿Uh? ¿Qué sucede?-Preguntó el peliblanco, ya con mayor confianza para dirigirle la palabra.

-Helun...-Dijo la joven, casi susurrando.

-¿Uh?-Expresó el aventurero, ladeando la cabeza.

-Mi nombre, es Helun-Agregó la chica a sus palabras, explicándose.

-Helun... es un lindo nombre ¡Muchas gracias Helun! ¡Espero que podamos volver a vernos!-Respondió Bell, sonriendo tiernamente, como ya era costumbre en él.

-¡A-A-Ahh! ¡P-Pero...!-Helun trataba de decir algo pero las palabras no salían, sonrojándose masivamente.

De pronto y azotando la puerta, se volvió a meter y cerró, dejando confundido al peliblanco y a Hermes riéndose.

"Típico de una niña enamorada. Qué extraño que cayera tan rápido" Pensó, conteniéndose lo mejor que podía para no causar ningún alboroto al reírse escandalosamente.

De repente varios pasos y susurros inaudibles provinieron del otro lado de la puerta, provocando aún más duda en los presentes.

Era como si se dieran pasos de un lado a otro sin dirección aparente. Por algunos instantes el ruido provenía de un mismo lado y parecía que dos voces discutían entre murmullos.

"¿Acaso está nerviosa de verte, Bell? Supongo que subestimé el amor que te tiene, mira que actuar como una colegiala que recién conoce el amor. Ha de estar nerviosa" Fue la hipótesis del castaño ante la falta de respuesta y de atención.

De repente todo se calló. Y seguido de esto, la puerta se abrió.

-P-Por favor, solo permítanos 5 minutos-Pidió Helun, asomándose del mismo modo que ante su regresando al interior.

-H-Hai...-Respondió Bell a nadie en realidad, a quien iba dirigido se fue de ahí, impidiéndole comunicar su respuesta afirmativa.

Pasado ese lapso de tiempo, la puerta se abrió por millonésima vez. El detalle estaba en que... ahora no fue Helun quien los atendió.

-Adelante...-Dijo un elfo rubio de lentes, acomodándoselos y ofreciéndoles la entrada.

Al igual que Helun al principio, este lucía intimidante, como si por hablarle este te tiraría millones de rayos para carbonizarte o causarte mucho sufrimiento. Pero eso solo era la imaginación del conejo dándose rienda suelta, era imposible que eso pasara... ¿Verdad?

En fin, Hermes y Bell agradecieron por ser recibidos.

-B-Buen día...-Deseó este último al elfo, tratando de aplicar la estrategia que usó con Helun.

Sobre decir que ahora no funcionó, el hijo de Freya lo ignoró y caminó delante de él.

"¡Aterrador! ¡¿Por qué todos los elfos y las elfas son así de aterradores?!" Se cuestionó. Hasta ahora, tanto Eina como Ryuu y él dan miedo. Aunque con la primera de ellos lo aguantaba porque era su novia.

Se dirigieron al pasillo principal, cruzando a un lado de un trono de color rojo donde una figura sensual yacía sentada.

Cuando poco a poco se visualizaba a mayor detalle, Bell se sorprendió.

"Es... muy hermosa..." Fue su pensar. Era realmente una mujer hermosa. Digno del título que posee como diosa de la belleza.

"Sin embargo... mi novia lo es más" Se jactó, inflando su pecho y recordando la bella mujer que unió su vida a la suya.

Se posaron de frente a la diosa, quien, a ojos de Hermes, parecía un tanto diferente.

-Es un gusto recibirlos, aunque también inesperado, no me imaginaba recibir visitas hoy-Declaró la peliplateada, hablando de forma suave y armoniosa, como si su voz tuviese cierto encanto que te atrapara.

No obstante... cierto nerviosismo e inquietud se reflejaba. Solo quienes han convivido muchas veces con ella lograrían identificar esa clase de detalles. Hermes es uno de los que se percató de ello. Pero no le dio importe fía, justificándose en que la deidad se apenaba de tener tan cerca a su amado Odr.

Bell dio un paso al frente y se presentó.

-Buen día, Freya-Sama. Mi nombre es Bell Cranel y pertenezco a la familia Hestia. Lamento la molestia, pero lo que me trae aquí hoy es que quería pedirle que...-Antes de finalizar con su solicitud directa y al grano, un miedo indescriptible le recorrió hasta la médula.

Se trataba del elfo de antes, quien yacía de pie al costado de la diosa, como si fuese su protector y vanguardia. Él mantenía la vista fija en el conejo peliblanco.

-Hedin~ por favor deja de amenazarlo con la mirada, si sigues así se vomitará del miedo y no podré escuchar lo que desea de mí-Dijo Freya, cantando el nombre "Hedin", aunque en sus palabras se notaba cierto temor hacia esta imponente figura.

El elfo desistió, cerrando los ojos y acomodándose los lentes.

-Como usted diga... "Freya-Sama"-Respondió, enfatizando en el nombre de su amada diosa.

La presión ejercida por el hijo de Freya desapareció tan pronto se le indicó, permitiéndole a Bell respirar nuevamente sin dificultad.

"Es... un monstruo..." Pensó, tomando bocanadas de aire. No se había topado con nadie así de fuerte. Incluso pelear en su contra significaba una derrota segura, cada fibra de su cuerpo le alertaba de ello.

-Permítame tomar la palabra, Freya-Sama-Pidió el dios, al notar el estado de su acompañante.

Freya asintió, aunque le desagradaba la idea de escucharlo.

-Verá, todo comenzó en el distrito del placer...-Esa fue una terrible forma de iniciar una explicación. Y lo que le siguió no lo mejoró.

Relató la intención de cómo requerían de su ayuda para el rescate de Haruhime, una prostituta que yacía prisionera en las garras de Ishtar, cuando este mensaje fue comunicado, el aura amenazante volvió a presentarse, impidiéndole continuar.

Freya y Hedin los observaban completamente rojos de furia. En sus frentes se marcaban sus venas de lo molestos que estaban.

-¿Solo vinieron hasta aquí para solicitar el rescate de una maldita prostituta? ¿Están bromeando conmigo?-La ceja de la peliplateada temblaba y él reposabrazos del trono, al menos el extremo que entraba en contacto con la mano, fue presionado fuertemente.

Su actuar reflejaba una ira incontrolable tal que parecía que en cualquier momento Freya golpearía a Bell y Hedin se le uniría.

Hermes tragó saliva.

"Tal vez debí explicar primero lo de la piedra asesina" Pensó, dándose cuenta del error que cometió.

-S-Sí, así es. A eso hemos venido-Respondió el conejo, confirmando la retroalimentación de la deidad.

-¡D-Deja que yo hable!-Hermes le tapó la boca, tratando de que no la embarrara más.

-Si bien, es parcialmente la verdad, eso no es todo...-Adicionó.

*¡PAM!*

Un golpe seco del puño de Freya fue dado en el reposabrazos.

-¡Hiiii!-Ambos saltaron del miedo.

"¡Esto es culpa suya, Hermes-Sama!" Bell culpó al dios, llorando internamente.

-¡E-Espere, Freya-Sama!-El castaño quiso detenerla para poder explicarle el resto del contexto.

-No deseo escuchar nada más... si no se largan ahora mismo le ordenaré a Hedin que los tire desde el mirador...-Amenazó. Esos ojos violetas que brillaban como los de una colegiala enamorada fueron reemplazados por un color opaco sin vida ni emoción.

Levantó el dedo índice y los señaló. Indicándole a Hedin que actuará.

Antes de que este procesara la orden, Hermes gritó con todo el aire que había en sus pulmones.

-¡ISHTAR PLANEA USAR A ESA RENARD PARA ACABAR CON TU FAMILIA! ¡ELLA ES LA PIEZA CLAVE PARA QUE EL MUNDO DE LOS AVENTUREROS COMO LO CONOCEMOS SE PONGA DE CABEZA!-.

El dedo extendido cambió por una señal de "Detente".

-Habla... tienes un minuto-Declaró la peliplateada, dándole permiso de continuar.

Fue en ese momento donde el dios le informó de todo lo referente a las magias de las renard y cómo tienden a ser únicas y muy poderosas.

-Si la han tenido cautiva hasta ahora y solicitaron que les consiguiera la piedra asesina, es porque no planean nada bueno y claramente lo usarán en contra tuya y de tu familia. Yo he venido hasta aquí para evitar eso. Y todo eso sucederá esta misma noche, por lo que, sí bien se quiere rescatar a Haruhime porque es una preciada amiga para varios miembros de la familia Hestia, también puedes beneficiarte y destruir a Ishtar por intentar derrocarte-Detalló.

-Entiendo...-Freya se veía pensativa.

-¿Cómo es que sabe todo eso? ¿Por qué hemos de confiar en usted?-Preguntó Hedin, juzgando la veracidad en esa declaración.

De repente el flashback de la noche anterior con Ishtar apareció en su cabeza.

-P-Por favor... no dejen que rememore eso...-Pidió, temblando y abrazándose.

En eso Bell interviene, tomando la palabra.

-Sé que mi familia y yo no poseemos grandes riquezas ni mucho menos algo con el valor suficiente para darles a cambio por rescatar a Haruhime. Sin embargo... sí nos ayuda... ¡Prometo compensarlo! ¡Tiene mi palabra, Freya-Sama!-Declaró, repleto de confianza y decisión.

La expresión en la susodicha era de impresión.

Casi titubeando, externó su veredicto...

-Siendo ese el caso...-Pero fue interrumpida abruptamente.

-¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar, mocoso? Si haces una promesa ante Freya-Sama... no serás capaz de retractarte...-Preguntó Hedin, caminando a su dirección y comentando sobre el peso que tenía prometerle algo a su diosa.

-Doy mi palabra. Lo compensaré-Reafirmó sin vacilar ni un segundo.

El elfo cerró los ojos y se acomodó los lentes.

-Es interesante que un ser tan sincero y fácil de leer exista...-Opinó.

La ropa de Hedin fue jaloneada por Freya, llamándole la atención.

-¿Qué planeas?-Interrogó.

-Deja esto en mis manos-Respondió a secas, apartando la mano de la diosa.

Analizando al conejo enfrente suyo, tomó su decisión.

-De acuerdo, me uniré en su cruzada. Solo he de remarcar dos condiciones. La primera es que el favor será cobrado en otro momento y que... seas mi estudiante...-Dijo, dejando boquiabiertos a los presentes.

-¿Eh?-Ese sonido salió de Bell, quien creyó oír mal.

De repente...

*¡PAM!*

Un fuerte golpe fue recibido en la boca de su estómago.

-¡Cof, cof, Cof!-Bell cayó de rodillas y tosió.

-Odio repetir las cosas... acepta o lárgate de aquí...-Dijo, asentando su báculo, el cual fue empleado para golpearlo.

-Ugh... t-trato hecho...-Contestó desde el suelo, agarrándose el abdomen.

-¿Qué haces...?-Le cuestionó Freya.

-Facilitar las cosas... combinando tus deseos con mi propio egoísmo...-Fue la contestación de Hedin, emanando cierto aire de amenaza a su propia Diosa.

Hermes dio un paso atrás. Ni de loco intervendría en esto. A pesar de que obtuvieron lo que buscaban, la situación fue por un camino que no esperaba y no controlaba.

El largo brazo del elfo agarró la cara de Bell, levantándolo.

Un fuerte dolor a los costados del muchacho se originó.

-¡Ugh!-Ese quejido de dolor fue la forma de comunicar su incomodidad.

-Comprobemos si eres digno... si vales la pena... maldito mocoso-Declaró, soltándolo.

Se dio al vuelta en dirección a la salida. Hermes y Bell lo siguieron.

"No pude ni siquiera forcejear..." Pensó este último.

-Iré con ellos, yo me encargaré de rescatar a esa prostituta y destruir a Ishtar, si por alguna razón "Ella" también desea participar en esto, no la detendré, solo facilitarán mi trabajo. Solo una cosa es segura...-El tono sombrío en la voz de Hedin alteró el ritmo cardiaco de los presentes.

-El distrito del placer arderá...-Concluyó, yéndose de ahí.

Freya tragó saliva, temblando.

Al cruzar a su lado, el dios se percató de eso.

"Pequeña Helun... gracias por demostrarme el modo en que ella está en dos partes a la vez. A Hestia le interesará esta información" Pensó.

-Síganme-Indicó el elfo.

Ambos hicieron caso y abandonaron la sala.

Ya en la soledad del penthouse, la apariencia de "Freya" cambiaba lentamente hasta asemejarse a la de... Helun.

Ella se desparramó en el sillón y respiró profundamente.

-Necesito vacaciones... ¿Qué demonios planeas al hacer todo esto sin el permiso de Freya-Sama?-Murmuró, lanzando esa interrogante al aire debido al comportamiento egoísta de Hedin.

Se puso de pie y caminó al mirador.

Su atención se centró en "La señora de la abundancia".

Una bella camarera de cabellera gris rebajaba alegremente.

-Regrese pronto...-Pidió, dándole la espalda y yéndose de ahí.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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