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Capítulo 32. Mi novia es más hermosa que tú.

El distrito del placer se encontraba como todas las noches. Las voces de las mujeres ofreciéndole sus servicios a los hombres no se hacían esperar, incluso el bullicio de la música instrumental decoraba tan indecoroso sitio.

Las luces rojas, el aroma a almizcle, hombres caminando con hasta 10 mujeres que lo rodeaban era la imagen que este lugar mostraba a los visitantes, algunos ya instruidos en las actividades que se desarrollan aquí, otros en cambio... bueno, solo poseen experiencia a manera de libros, por eso mismo no era de sorprender que ahora mismo, cierto niño de cabello blanco sumido en terror, yacía sentado en un sillón alargado de color morado que, por alguna razón la cual no indagará y no desea saber, se hallaba húmedo.

Detrás de él era visto con recelo por varias mujeres amazonas que se relamían los labios mientras el conejo solamente agachaba la cabeza y miraba al suelo, posando sus manos en las rodillas y rogando a todos los dioses que le señalen una salida de ahí.

"Eina me va matar..." Pensó. La imagen de la hermosa asesora apareció en su mente, sin embargo, esta emanaba un aura oscura que le provocó un escalofrío en la médula. Ya se la imaginaba diciendo "Te azotaré como castigo" mientras golpeaba una barra de metal en sus manos. La idea le pareció aterradora... y ligeramente excitante.

¡Bell! ¡No es momento que desarrolles esa clase de fetiches! ¡Que Zeus no corrompa tu mente!

Después de desechar esa clase de pensamientos pervertidos e inmorales que se comenzaban a formar n su cabeza, tragó saliva, aguardando por cuál sería su destino y pensando en escapar.

"¿C-Cómo es posible que, siendo tan bella, mi novia de tanto miedo?" Se cuestionó.

"Tal vez atraigo mujeres de carácter fuerte o en cierta medida me recuerda a mamá Alfia y por eso tengo cierto sentimiento de familiaridad y confianza con ella" Manejó esa posibilidad mentalmente.

-Nee, nee, Aisha. ¡Diles que se apuren!-Lena, una joven amazona que formaba parte del grupo que secuestró a nuestro héroe, se quejó con su compañera mientras pasaba el dedo índice en los mechones blancos de Bell de manera coqueta.

-Hay que esperar hasta que terminen. Aunque si no tienes problema podemos comenzar aquí y ahora...-La amazona que tenía su rostro parcialmente cubierto por su largo y brillante cabello se acercó al muchacho apunto de ser devorado, relamiéndose los labios y posando la palma en su mejilla enrojecida, causando que se sobresaltara.

Él se limitó a cerrar los ojos, temblando del miedo y rogando que una luz de esperanza lo viniera a salvar.

-¿Nos dadas dulces sueños? Quiero ver cuánto durarás. Tal vez unas horas... unos días... semanas...-Otra de las amazonas detrás del sillón dieron la vuelta y se posaron enfrente de la presa.

-¿S-Semanas?-El rostro ya de por sí pálido de nuestro protagonista perdió color, tragando saliva y tartamudeando durante la realización de dicho cuestionamiento.

-Fufufu, luces emocionado... aquel amiguito de ahí no ha dejado de apuntar hacia Aisha-Una cuarta prostituta señaló el pantalón del joven, algo dentro de éste parecía ahogarse, deseando salir.

-¡E-Es una reacción normal en una situación como ésta! ¡No pueden culparme!-Alzó la voz, justificándose, sin embargo.

*¡Plaf!*

-¡¿Mmmmmm?! ¡¿Mmmm?!-Su boca fue tapada por la mano de la antes mencionada, silenciándolo.

Ella acercó lentamente su boca al costado de la cabeza del chico, sus rojos y carnosos labios, al igual que su aliento cálido y dulce se aproximaron lo suficiente como para ser sentido por la piel del conejo, quien sentía su corazón latir muy fuerte.

-Eso significa que seré la primera ¿Verdad? No permitiré que nadie más te tome antes de mi... debes estar agradecido, te graduaremos de niño y te convertiré en adulto-Susurró con un tono de voz pícaro y seductor.

Bell derramaba pequeñas lágrimas y su quijada tronaba al querer abrirla para hablar.

-¡Mmmm Mmmm Mmmm!-Solo gritos ahogados salían de él.

-Oye Aisha, se está poniendo morado-Lena le advirtió.

Ella hizo caso al comentario y lo soltó.

-Yo... ¡YO YA NO SOY VIRGEN!-Reveló, gritándolo a los cuatro vientos con extrema fiereza y apretando los puños.

-Yo ya no soy virgen...-.

-Yo ya no soy v...-.

-Yo ya...-.

-...-.

Aquella revelación hizo eco en una habitación de por sí repleta de ruido, llegando a cada par de oídos a varios kilómetros a la redonda, no literalmente claro.

Las cinco amazonas responsables de retener al muchacho quedaron en silencio, algunas con una expresión de impresión muy marcada, otras a quienes de plano les importaba poco o nada. Pero algo que resaltaba ahora era el tenebroso silencio que envolvió al gigantesco piso de la sede de la familia Ishtar.

Se sujetó la mandíbula, la cual le dolía, y respiró por fin, inflando sus pulmones con aire tras ser privado de esto mismo.

-Yo ya no soy virgen. Tengo una novia muy hermosa a la que amo mucho y la cual probablemente está preocupada por mí ahora mismo. Si se entera que estoy aquí posiblemente me espere un destino peor que la muerte, lo cual no es mi mayor preocupación. Lo que más temo es herirla al hacerla creer que es insuficiente para mi como mujer, cosa que no es verdad. Mi deseo es protegerla y provocarle la mayor de las felicidades posibles, así que, a pesar de que todas aquí son mujeres extremadamente bellas, no puedo permitirme ceder ante la lujuria y lastimarla. ¡Lo siento mucho!-Bell, tras respirar profundamente, habló a un ritmo acelerado sin ninguna clase de interrupción o trabadura, lo cual, si le preguntas al autor de esta obra, es realmente impresionante.

Tras decir todo lo anterior, las amazonas lo observaron fijamente, sonriendo.

Al ser presa de esto y el centro de atención en 20 metros cuadrados, los nervios no se hicieron esperar.

Algo en lo más profundo de la mente del conejo le avisó que entre más pronto se fuera, mejor resultaría.

-Así que... ¡P-Paso a retirarme! ¡Buenas noches!-Dijo, dirigiéndose a la salida, sin embargo...

-Creo que no lo entiendes, pequeño novato. A nosotras...-Aisha se interpuso en su camino.

-No nos importa...-Lena le siguió.

Un escalofrío recorrió la espalda de nuestro conejo protagonista.

-Si tienes novia...-Una amazona más habló.

Los ojos de Bell se abrieron en demasía, mientras que los de las mujeres presentes brillaron peligrosamente.

-E-Esto me da mala espina-Susurró.

-¡EXPRIMIREMOS CADA GOTA DE TU CUERPO!-Suscitaron.

-¡¿EHHHHHH?! ¡E-Esperen!-Bell dio pasos hacia atrás mientras que las prostitutas se acercaban a él para reducir la distancia que intentaba alargar entre ellas y su persona.

-¡Y-Yo tengo novia!-Repitió,

-¿Entonces qué haces aquí? No me creo el cuento... además, no sería la primera vez que un hombre emparejado viene-Respondió Aisha.

-¡E-Ese no es el caso! ¡Solamente vine porque unas amigas se infiltraron aquí y queríamos saber por qué! ¡La curiosidad mató al gato! ¡Aunque yo soy más parecido a un conejo!-Explicó el peliblanco.

-Suena a una excusa barata ¿Qué opinan?-Lena se hizo la desentendida.

-¡MUERTE! ¡SENTENCIÉMOSLO A MORIR CON LA PELVIS ROTA!-Gritaron todas al unísono.

-¡Hiiiiii!-Ese chillido reflejaba el terror en él.

"¡¿SERÁ ESTE EL FINAL DE BELL CRANEL?!" Pensó el peliblanco con miedo, no sabía cómo iba a salir de esta o si lo iba conseguir siquiera.

-¡Al diablo la habitación, hagámoslo aquí y ahora...!-Declaró Aisha, pero de pronto, grandes y pesados pasos resonaron con fuerza en el pasillo frente a ellos.

Uno a uno se escuchaban de forma más clara, avisando de la llegada de un individuos imponentes y de tamaño considerable.

-¡Tch!-Todas chasquearon la lengua tan pronto reconocieron el sonido.

"¿Eh? ¿Quién es? ¿Alguien me salvará?" Bell se asomó para visualizar de quién se trataba. Un salvador o una salvadora de último momento interrumpió la violación a Bell Cranel.

No obstante...

-¡HUELO A UN JOVEN!-Gritó una voz grave. Las puertas se abrieron de golpe y el cuerpo y cutis de las chicas se tensó ante ello.

Nada más alejado de la realidad...

Después de unos pocos segundo, una gran figura se hizo presente. Una gran, asquerosa y horrible figura.

Se trataba de una ¿Mujer? ¿Eso es una mujer? ¡¿Pero qué carajos Omori?!

En fin, se trataba de una "Mujer" alta y gorda, la cual miró en dirección de los presentes en el vestíbulo.

Los más vagos instintos de nuestro protagonista le imploraban huir, pero las piernas no reaccionaban.

"N-No solo es imponente... desprende un aura aún más asquerosa que estas chicas... y no solo eso... algo me dice que es muy fuerte..." Se dijo a sí mismo, tragando saliva y provocando un diminuto ruido que fue oído por la mujer con apariencia de sapo.

-¡Oh! ¡Es el pequeño novato! ¡Lo vi en el juego de guerra! ¡Es completamente mi tipo!-Dijo la chica rana mientras se relamía los labios.

-¡No seas ridícula! ¡Es nuestra presa!-Dijo Aisha poniéndose en medio del camino.

-Me aburro, no queda ningún hombre digno de mi. Al menos puedo probarlo ¿No?-Respondió ella.

-¿No sabes cuántos hombres arruinaste probándolos?-Expresó con enojo una de las compañeras de Aisha.

Una larga discusión entre ambas se hacía presente hasta llegar a los gritos, más pronto que tarde, el resto de las amazonas en la habitación se unieron a la misma.

"E-Es horrible esa mujer... si me quedo aquí... perderé mi inocencia..." pensó Bell abriendo sus ojos completamente y aguantando sus ganas de vomitar.

Ante la batalla campal que se desenvolvía por decidir quién comería la zanahoria suprema del conejo, este se percató de algo. Una apertura y falta de vigilancia.

"Esperen... no me están prestando atención... ¡ES MI OPORTUNIDAD!" Se dijo, mientras tomaba valor y se ponía de pie lentamente aunque estos estuvieran temblando, cualquier ruido que hiciera las alertaría y todo su plan de escape se haría al caño.

Poco a poco se dirigía a una de las puertas, alternando su mirada a ellas y a su salida.

Ya cuando estuvo lo suficientemente cerca, todas se callaron. Esto despertó la atención de Bell, por lo que volteó a verlas. Aunque, cuando hizo esto, se encontró con ellas mirándolo fijamente.

Respirando hondo y rápido, exclamó lo siguiente.

-¡NO ME ATRAPARÁN CON VIDA!-Y así su huida comenzó.

-¡GANA LA PRIMERA QUE LO ATRAPE!-Declaró Frinne, corriendo detrás de él al igual que las otras chicas.

"¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE!" Se repetía a sí mismo Bell, mientras usaba toda la fuerza que lograba recolectar para moverse más rápido.

-¡AL DIABLO SER VIOLADO! ¡LE TENGO MÁS MIEDO A ESTAR CERCA DE ESA COSA!-Gritó el joven, pensando en la chica rana.

"Si me dejo atrapar... ¡DEJARÉ DE SER YO MISMO!" Finalizó para seguir su carrera.

Como si de cierto niño de cabello azul que fue adoptado por un demonio se tratara, esquivaba perfectamente cualquier intento de frenarlo. (Referencia).

Una de ellas se puso frente a él pero decidió arrastrarse y derrapar por el suelo para pasar en medio de las piernas de la chica.

Ya pudiendo visualizar la sala principal de la sede de la familia, se dio cuenta que se encontraba aproximadamente en un quinto piso, no le quedaba de otra, debía saltar.

-¡Una pierna rota es preferible a qué Bell Cranel desaparezca!-Declaró, lanzándose al piso y cayendo de pie, dejando atrás a sus perseguidores.

Ante las miradas de todas, ignorándolas y dirigiéndose a la multitud de los barrios del distrito del placer, gritó.

-¡PERDÓN! ¡PERO MI NOVIA ES MÁS HERMOSA QUE USTEDES Y POR NADA EN LA VIDA LE SERÍA INFIEL!-Y tras esta declaración un poco extraña y fuera de lugar, se perdió entre la gente.

No obstante, un rasgo característico de las amazonas es que, cuando un hombre les llama la atención... ¡NO SE DETIENEN HASTA DEJARLO SECO!

-¡TODAS BÚSQUENLO!-.

La temporada de conejos fue inaugurada.

Aunque... cierta semi elfo realmente aterradora ya se encontraba en esa justa mucho antes de que diese inicio.

Entre las calles del distrito del placer, Eina caminaba segura y recta con Daphne y Cassandra a sus espaldas "Custodiándola". Ellas sabían que ese no era lugar para una dama como ella... o eso pensaban hasta que se percataron de que tal vez el barrio rojo era el que no estaba preparado para recibir a un demonio capaz de asustar al mismísimo "El Rey" Ottar.

-Este lugar se convertirá en una zona de guerra...-Comentó Cassandra.

-¿Qué? ¿Una visión tuya?-Cuestionó Daphne.

-No... es solamente lógica y sentido común más que una visión...-Respondió la peliazul, mirando al suelo y evitando cualquier contacto visual con tan indecoroso sitio.

-Oigan, señoritas, quería saber si les interesa pasar una noche con...-Un extraño fue a su dirección para darles un ofrecimiento, posando la palma en el hombro de la bella semi elfo que había captado su atención. Su rostro lucía confiado y relajado, tal parece que es del tipo de persona que frecuenta el distrito del placer. Al ver caras nuevas este se interesó por lo que procedió a actuar.

-Vete al diablo, tengo un hombre al cual castrar, no soy como todas estas prostitutas...-Con una voz tenebrosa y una mirada vacía, Eina lo interrumpió, golpeando la mano que tocó su hombro segundos antes con tal fuerza que dejó un raspón en la piel de la misma.

-¡Hiiiiiii!-Aquel extraño retrocedió, aterrado. Jamás se había topado con una persona que le infundiera tal grado de miedo con una simple amenaza.

*¡PAM!*

Cayó sentado al suelo al tropezar en el camino.

Él la vio alejarse mientras Daphne y Cassandra se disculpaban con el extraño por la forma tan insensible en que fue rechazado al mismo tiempo que se sobaba la mano por el dolor.

-C-Creo que es mejor irme...-Concluyó. Tal vez era la mejor idea porque claramente esa mujer causaría un desastre en el cual no quería verse involucrado.

-La ira de una novia arrasará con todo...-Dijo, poniéndose de pie y corriendo a la salida.

Mientras las tres mujeres avanzaban, la asesora adelante de las nuevas miembros de la familia Hestia, se desesperaba y comenzaba a frustrarse.

-¡¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ?!-Interrogó entre dientes, evitando armar un escándalo.

Cerraba los puños y sus lentes brillaban de color blanco, bajando la cabeza y estos inclinándose adelante.

Su piel blanca y delgada se sonrojaba e inflaba sus mejillas en señal de enojo. Sin embargo, no solo había enojo, también miedo y tristeza.

-Acaso... ¿Yo no soy suficiente para él? ¿Por qué vino a un lugar así? Mi Bell...-Murmuraba, conteniendo su llanto.

No hay peor sentimiento que el que se experimenta al percatarte que no eres suficiente para ese ser al cual tanto amas.

-E-Eina...-Cassandra, al notar este decaimiento en el ánimo de la novia del conejo, la llamó, dándole un pequeño jalón en la manga de su camisa.

-Yo... ¿Hice algo mal?-Se cuestionó la semi elfo, limpiando las pequeñas gotas que bajaban por sus pómulos.

-Sé que no conozco a Bell tanto como tú. Pero estoy segura de que debe haber una explicación lógica de todo esto. No luce como el tipo de persona que engañaría a su novia... debe haber algo más que lo haya obligado a tener que infiltrarse aquí-Declaró la peliazul, dándole palmadas a la asesora para tranquilizarla.

-Sí. Dudo que sea de ese tipo. No lo encontraremos pronto si solamente caminamos como almas perdidas en este sendero. Debemos preguntarle a las personas si no se lo han topado o vieron a alguien medianamente parecido a él-Explicó la pelirroja, mirando a los alrededores en busca del peliblanco.

Eina se limpió las lágrimas y recuperó la compostura.

-Voy... voy a confiar en él. No me ha dado motivos para que sea lo contrario así que es malo de mi parte no darle el beneficio de la duda-Expresó, respirando y calmando su corazón adolorido.

-Muchas gracias chicas. Tomaré en cuenta tu idea, Daphne. Pero... ¿A quién le preguntamos?-Se cuestionó luego de agradecerle a sus acompañantes.

Las tres se vieron rápidamente y concluyeron lo siguiente.

-Sí, definitivamente no le preguntaremos a ningún hombre-Declararon al unísono en un común acuerdo.

Cualquier hombre que visita estos lares claramente es uno con el cual no desean interactuar. Exceptuando a Bell quien está libre de toda culpa hasta que se demuestre lo contrario.

Rápidamente ubicaron a un objetivo y corrieron a su dirección para preguntarse si de casualidad sabía del paradero del amado de la asesora. No debería ser muy difícil, no existe otro muchacho de cabellera blanca y ojos rojos que parezca un conejo, aunado a la gran fama que ha obtenido y que en el juego de guerra se presenció el combate en vivo en cada parte de la enorme ciudad.

O eso creían.

-¡Disculpe!-Habló Eina con una prostituta que yacía de pie en la entrada de uno de los numerosos burdeles.

-¿Are? Lo lamento, no estoy interesada en las chicas. Aunque he de admitir que una elfo es algo nuevo a probar... ¿Cuánto estás dispuesta a pagar? Dependiendo de la cantidad podría aceptar o no...-La mujer malentendió la situación y comenzó a ofrecer sus servicios sexuales sin oponer resistencia alguna más que al principio.

-¿Eh? Disculpe pero creo que hay un malentendido aquí, yo tengo un novio al que amo mucho-Respondió la asesora con un rostro serio, restándole importancia al ofrecimiento anterior.

-Entonces no me hagas perder el tiempo-Contestó la trabajadora sexual, dando la vuelta y mostrándole la espalda.

Una vena se marcó en la frente de Eina, quien odiaba ser ignorada y tratada de menos.

-Oye...-Murmuró.

-¡Tch! ¿Qué quiere...? ¡Ahhhhh!-Gritó de dolor cuando un fuerte agarre se posó en su hombro, aprestándolo y provocando que se retorciera del dolor.

-¿Ahora estás dispuesta a hablar?-Interrogó la semi elfo, sonriendo tétricamente de forma amenazante.

-¡Suéltame!-Reclamó la prostituta, jaloneando la mano sin éxito alguno. La fuerza infundida en el agarre era tal que ni siquiera vacilaba por más que ella se defendiera.

-Estoy esperando... me he topado con personas más odiosas e impertinentes que tú. Solo se les debe mostrar que no son más que una mota de polvo y bajarlas de su nube-Musitó Eina, demostrando el dominio total que tenía de la situación.

-E-Eina... ¿No crees que estás exagerando un poco?-Dijo Cassandra, escondida detrás de su amiga.

-¿Ah?-Esa palabra salió de la susodicha, volteándola a ver de forma retadora. Esos ojos esmeralda decían "No te metas o morirás".

-¡Hiiiii!-Ella cerró sus ojos y no continuó.

-¡Está bien! ¡Está bien! ¡Hablaré pero suéltame!-Las lágrimas se derramaban de la adolorida trabajadora del barrio rojo.

Eina la soltó y la chica cayó al suelo, sosteniendo la zona afectada y sobándola para que el dolor desapareciera.

-Bien, tenemos un trato-Declaró la castaña, posando las manos en los costados de la cintura e inflando su pecho.

-¿Q-Qué quiere saber, mujer gorila?-Preguntó la interrogada, dándole un apodo a la violenta mujer por la fuerza que poseía.

-¿Huh? ¿Cómo me llamaste?-El insulto fue recibido pero quería asegurarse de que su audición no le haya pasado una mala jugada antes de molerla a golpes.

-¡Cálmate! ¡Solo dile a quién buscas y ya!-Daphne interrumpió para que vaya al grano de una vez por todas y así buscar a Bell e irse de ese asqueroso lugar para mujeres decentes.

Eina suspiró, conteniéndose.

-Quería saber si de casualidad viste a un chico como de esta altura-Describió la asesora, señalando el tamaño de su amado.

-Ojos rojos-Agregó.

-C-Cabello blanco-Cassandra agregó ese rasgo a la descripción.

-En resumen. ¿No haz visto al pequeño novato de la familia Hestia? Es más fácil reconocerlo por su apodo porque dudo que alguien en orario no sepa siquiera de su existencia-La pelirroja redujo la conversación de manera drástica y así esta no se prolongaría.

-¿Eh? ¿El pequeño novato? ¿El del juego de guerra contra la familia Apolo?-La prostituta que todavía sobaba su brazo se puso de pie y en su rostro apareció cierta sospecha o conocimiento del sujeto del que hablaban.

-¡¿S-Sabes algo?!-Interrogó la castaña.

-Humm, lo vi hace unos momentos. Estaba acompañado de una hobbit y un chico pelirrojo. Pero mentiría si dijese que sé dónde está exactamente-Respondió, sujetándose la barbilla.

-Lili y Welf-La peliazul nombró a los acompañantes del conejo.

-Pequeño novato... ¿Cómo es su voz?-La mujer creía que ese sería un indicio muy bueno para conocer el paradero.

-¿Uh? Pues algo aguda, tiende a gritar mucho-Contestó Eina a la duda sin pensarlo mucho. Si alguien conocía de sobra al peliblanco era ella.

-Gritos... no muy lejos de aquí escuché a una voz joven rogar para que lo soltaran. También iba acompañada de risas y murmullos-Explicó, sin asegurar que se tratara de quien buscaban.

Los ojos de la asesora se abrieron en demasía.

De repente, antes de que siguiera con el interrogatorio, varias amazonas corrieron por las calles del distrito del placer, parecía que buscaban algo... o a alguien.

-¿Qué sucede...?-Antes de que las palabras finalizaran, una orden fue emitida por una de las morenas que cruzaba justo al lado del trío de chicas, aunque era más semejante a una amenaza que otra cosa.

-¡DEBO SER LA PRIMERA QUE ATRAPE AL PEQUEÑO NOVATO! ¡QUÍTENSE DEL CAMINO!-Vociferó.

-¿Pequeño novato? ¡Eina...!-Antes de que la pelirroja avisara a la semi elfo, esta había desaparecido de su lado.

A una velocidad monstruosa y casi inhumana, la asesora se abrió paso hasta posarse enfrente de la hija de Ishtar.

-¡¿Eh?! ¡Apártate de mi camino mocosa!-Recriminó la amazona.

-Disculpa, creo que escuché mal... ¿A quién buscas y para qué?-Sin una pizca de miedo ni cediendo a la amenaza, Eina la encaró.

Chispas salían del choque de miradas sin que ninguna cediera y sin que se presentara una ganadora.

-Responde a mi pregunta-Insistió Eina, amenazándola y cerrando el puño.

-¡Tch!-Aisha, aventurera de nivel cuatro, vaciló momentáneamente.

-¿Y si no lo hago?-Replicó al deshacerse de ese breve miedo.

-Te haré hablar-Respondió la semi elfo, tronándose los huesos de la mano.

Una batalla campal daría inicio.

Perspectiva de Bell.

Bell, quien corría entre la multitud y se metía entre los callejones del distrito rojo para no ser localizado, continuó su escape entre las sombras y por los techos de los burdeles.

Todas las amazonas en la sede fueron alertadas de la pequeña competencia o juego que habían creado, quien atrapara al pequeño novato, sería la primera en comérselo y eso no era algo que le convenciera a nuestro héroe, no si quería seguir con vida después de esa clase de encuentro porque tarde o temprano debía regresar a la mansión de su familia e inevitablemente se toparía con su novia. Sin embargo, más que miedo por las consecuencias resultantes de ese encuentro, temía serle infiel a su amada.

Él ha visto de primera mano el dolor que pueden provocar sus acciones sobre las personas a las que valora y estima. Definitivamente no haría pasar por eso a Eina, quien siempre lo ha apoyado desde el minuto uno de su aventura en orario. Ella era su todo y la mujer por la cual luchaba para ser capaz de protegerla y de ese modo alcanzar la felicidad, esa felicidad sin preocupaciones ni nadie que trate de arrebatárselas.

Teniendo eso en mente, decidió bajar y meterse a uno de los burdeles para esconderse, pensando que éste estaba vacío debido a las luces apagadas y a la falta de hombres a la espera de los servicios. Sin embargo, las amazonas que participaban en la cacería del conejo cruzaron peligrosamente cerca de ese lugar, dejándolo sin más opción que meterse a una de las habitaciones para salvaguardarse.

Él suspiró tras cerrar la puerta, aliviado por evitarlas.

No obstante... ya había alguien ahí adentro, cosa de la que no se percató hasta que la presente habló.

-Lo esperaba señor-Dijo una hermosa Renard de cabellera dorada y yukata, haciendo una reverencia.

Bell se quedó sin palabras ante eso.

Por su mente cruzó un único pensamiento.

"Es muy hermosa...".

Tragó saliva, poniéndose nervioso.

-Seré su acompañante por esta noche. Soy Haruhime-Agregó la rubia, levantando la mirada y haciendo que los ojos de ambos chocaran.

Unas bellas joyas de color esmeralda se posaron en los puntos escarlata del conejo.

Él permaneció estático y en silencio, no sabía cómo reaccionar. Ella no emanaba el mismo olor y aura que las amazonas de antes.

-Venga conmigo-Dijo la rubia después de una pequeña pausa, tomando la mano del chico y llevándolo a un pequeño futon en el piso de la habitación.

-N-No. Yo. E-Espera-Decía Bell con dificultad y tratando de no reaccionar de forma violenta ante el suave toque de la renard, pero fue tirado hacia abajo, con la chica zorro posándose encima suyo.

-Está bien, déjamelo todo a mi-Agregó la aparentemente prostituta, desabrochado la faja de su kimono.

-No se preocupe, yo me encargaré de todo-Continuó la renard, retirando un poco la camisa de Bell, pero algo sucedió.

-¡N-No! ¡Espera! ¡Esto está mal!-Bell tiró la cara para un lado, evitando contacto visual.

Su chamarra se desabotonaba poco a poco por los delgados dedos de la chica, los cuales estaban fríos y temblorosos.

-¡N-No lo hagas!-Bell apartó la mano de la extraña sin mucha fuerza como para dañarla pero con la suficiente para pararla en seco.

Sin saber por qué, ella se había quedado quieta.

-La cla...-Dijo ella.

-¿Cla?-Preguntó el peliblanco.

-¡La clavícula de un hombre!-Finalizó la chica, cayendo de espaldas desmayada.

-Eh... ¿Hola?-Dijo Bell, quitándola de encima y acostándola delicadamente a, futón mientras intentaba despertarla sin éxito alguno.

Un tiempo después.

Luego de ese pequeño "accidente", tanto la chica, que aparentemente se llama Haruhime Sanjouno, como Bell hablaron de la situación en la que este último se encontraba y como todo había sido una terrible equivocación por ambas partes.

-¡Lo siento! Pensé que era un cliente y terminé avergonzándome-Se disculpó la Renard en posición de dogeza.

-No te preocupes, fue mi culpa por meterme a este lugar-Bell hizo lo mismo.

En ese momento, la renard le preguntó el motivo de su visita al burdel, no comprendía lo que hacía una persona en ese sitio si no era para contratar los servicios de alguna de las prostitutas.

-Es una historia un tanto difícil de contar. La resumiré en que estaba tratando de buscar a una compañera y una amiga suya, las cuales entraron al distrito del placer sin motivo alguno y sin avisarnos a altar horas de la noche. A mi y al resto de mi familia se nos hizo extraño y las seguimos. Fue ahí cuando Lili y Welf se separaron tan pronto vieron la posición de Mikoto y Chigusa, dejándome atrás, presa de todas las mujeres que deseaban mis huesitos...-El trauma era evidente en el peliblanco, quien todavía temblaba al recordar a la horrible mujer sapo que quería ponerle el dedo encima.

-¿Mikoto? ¿Chigusa?-Preguntó Haruhime, al parecer conocía ese nombre.

Ella decidió guardar silencio con ese tema.

-Será difícil llevarte de vuelta, te guiaré a un atajo al amanecer-Dijo la Renard.

-¿A-Al amanecer? ¿No habrá problema?-La noticia de que debía pasar horas ahí no le alejaba del todo al chico.

-En lo absoluto. Dudo que nos volvamos a ver pero aún me gustaría ser de servicio. En cambio, hable conmigo hasta que sea hora de su partida-Dijo Haruhime, sentándose a un lado y sonriéndole dulcemente.

No importaba lo tenso de la situación y lo que hace minutos la renard quiso hacerle, Bell no era capaz de verla como una trabajadora sexual, no a una chica tal dulce, pura y amable.

Una plática simple, sin nada sobresaliente, contando solamente el motivo por el cual llegó a la ciudad y sus aficiones, eso era lo único de lo que hablaba Bell. Haruhime lo escuchaba atentamente, en ocasiones haciéndole preguntas relacionadas a ello, aprecia realmente interesada en lo que su acompañante tenía que decir.

Fue en ese momento donde le tocaba el turno a la Renard. Ella explicó su difícil situación respecto a lo sucedido con su familia en el lejano oriente, aprecia realmente encantada y feliz de describir la hermosura de su hogar.

Bell no podía creer lo que su familia le hizo, venderla a la familia Ishtar por algo tan diminuto como haberse comido una pequeña ofrenda, aunque claramente parecía que no fue ella quien lo hizo.

De un momento a otro, tocaron el tema en el que Bell era un experto... ¡Cuentos de héroes!.

-Pero, a pesar de eso siempre quise venir a Orario, supe de aquí por muchos de los libros que leí de niña-Dijo con alegría la renard,

-¿Dungeon Oratoria?-Pregunto Bell.

-¡Sí! O historias de caballeros de tierras lejanas que buscan el grial en los calabozos-Continuó.

-¡La aventura de Gaalad!-Interrumpió el peliblanco con emoción.

Ella pareció emocionada por el conocimiento de su acompañante en lo que respecta a historias.

-¿Te gustan las historias de héroes?-Preguntó el joven.

-¡Si, me encantan!-Respondió la Renard con emoción.

Y así la plática continuó, entre dos amantes a las historias de héroes, que disfrutaban el leer de sus proezas y logros, las horas pasaban sin que se dieran cuenta por estar sumergidos en lo que aman.

Hasta que llegado a una parte que trajo nostalgia a la hermosa rubia.

-Quería que un héroe me tomara de la mano y me llevara al mundo que siempre deseé. Pero sabía que sólo era un sueño. No tengo derecho de que me lleven a ningún lado-Dijo Haruhime con un tono triste pero aceptando la dura realidad.

-¡Eso no es cierto! ¡Un héroe no te abandonaría!-Contestó Bell.

-Eres muy amable pero no soy una hermosa princesa ni una santa ofrecida como sacrificio... sólo soy una prostituta... ¿por qué querrían salvar a una chica sucia y problemática como yo? No tengo nada más que ofrecerle a un héroe que puros problemas-Finalizó la renard, mirando a la ventana y viendo las hojas de los árboles caer con el paso de la fría brisa.

-Para un héroe, una prostituta sería símbolo de destrucción... cuando entendí que ya no era pura, perdí todo derecho de leer historias de héroes-Finalizó.

El corazón de Bell se sintió aplastado en ese momento, no sabía que decir, no sabía que hacer, así que guardó silencio.

-Un verdadero héroe, o al menos el ideal que tengo de ellos y el que aspiro a ser, no abandonaría a una mujer que suplica ayuda... no necesariamente con palabras. Una lágrima, un gesto triste, incluso el lenguaje corporal. Si noto que desea ayuda... yo gustosamente la ofrecería...-Comentó el muchacho, mirando a la misma ventana que ella y posándose a su lado.

-Y no me importa si es una princesa, una prostituta o una asesora del gremio. Yo daría todo de mi para rescatarla... porque ese es el camino que deseo seguir para convertirme en héroe... crear un mundo feliz donde todos sonrían...-Reveló.

Los ojos de la renard se abrieron en demasía. Los mechones blancos de nuestro conejo fueron movidos por el viento que entraba por la ventana.

Su corazón sumido en la desesperanza latió fuertemente.

-Argonauta...-Murmuró. Ese joven que recién conocía era la viva imagen del héroe del cuento que recibía el mismo nombre.

-Tal vez sea ese el motivo por el cual Eina me regaña. Me meto en muchos problemas...-Bell soltó una risita tras nombrar a la semi elfo.

La rubia sonrió.

"¿Será posible que...? Yo sentir esperanza de nuevo..." Pensó, agachando la cabeza con una sonrisa.

No obstante, al bajar la mirada, sus ojos chocaron con cierto objeto mágico que aprisionaba su cuello.

"No... es tarde para mi..." Concluyó, resignándose y desechando esos pensamientos.

-Cuénteme más sobre esa tal Eina, Bell-Sama. Parece ser una mujer importante en su vida-Haruhime quiso continuar la conversación con la intención de desviar la atención del problema que la albergaba.

-¿Eh? Eina es una mujer hermosa pero de carácter fuerte. Nunca había conocido a alguien tan diligente con su trabajo y sería con sus responsabilidades. Tiende a ser recta, no obstante... ese lado sensible y amoroso que muestra cuando está conmigo... es simplemente hermoso y me enamora más y más con el pasar de los días...-Expresó el muchacho, sonrojándose aunque continuaba con la descripción.

-Parece muy enamorado, Bell-Sama ¿Ya le ha confesado sus sentimientos?-Preguntó la chica, interesada en la historia de amor de su acompañante.

-¡Sí! Fue hace un par de meses. Ya somos pareja y a partir de hoy viviremos bajo el mismo techo-Respondió casi de inmediato el conejo.

"Lo sabía... es demasiado tarde... creí que... él podría ser..." Dijo para sí misma, agachando las orejas, decepcionada y entristecida.

-Me alegro pos usted. Espero que Eina-Sama entienda sobre su visita aquí y sean muy felices juntos. Usted es alguien realmente amable, velaré por ambos-Haruhime declaró, sonriendo.

La falsedad en ese gesto fue percibida por el joven, quien tomó una decisión que probablemente resultaría con él siendo castrado.

"¿Cómo le diré a Eina que debo regresar para rescatar a una prostituta de la familia Ishtar?" Pensó. Bell no consideraba las consecuencias de sus actos... pero de algo estaba seguro, debía salvar a esta chica que, sin decirlo, rogaba por ayuda y salvación desde hace muchos años.

Unas horas después.

Haruhime había llegado a Bell hacia la salida del distrito del placer como había prometido la noche anterior.

-Vamos, rápido-Dijo la chica, señalándole hacia dónde debía ir.

Justo como ella dijo, no había absolutamente nadie en las calles y ninguna persona que los detuviera o viera.

Cuando estaban por despedirse... Bell habló.

-Haruhime... prometo que te rescataré-Dijo, sin moverse de su lugar y mirándola fijamente con decisión.

-¿Uh?-Preguntó la renard, sin comprender lo que decía.

-Prometo que volveré por ti, prometo salvarte de tu soledad y tristeza, yo... yo seré el héroe que te llevará al lugar que deseas-Continuó el peliblanco, mirándola a los ojos, esos ojos color esmeralda.

-Bell... no es posible... las prostitutas son la destrucción de los héroes... si quiere ser uno, por favor, aléjese de mi. Además, a Eina-Sama no le gustará que...Respondió Haruhime, regresando a su actitud triste de antes.

-¡No me interesa! ¡No puedo ser un héroe si sé que alguien que necesita ayuda y no hago nada!. Eina jamás me perdonaría si dejara que alguien sufriera. Podrá ser muy severa y celosa conmigo, pero incluso ella es consciente de que... ¡Todos necesitan un héroe!-Gritó Bell con su corazón en mano y una expresión facial, la cual demostraba una gran decisión.

-¡Son palabras muy fuertes viniendo de un niño!-Gritó una voz a la distancia.

Se trataba de aquella amazona de antes... Aisha.

Sin previo aviso, cayó desde uno de los techos y se posó al lado de Haruhime.

-¿Qué la vas a salvar? ¿Qué serás su héroe? ¡Nadie te cree eso!-Reclamó Aisha, burlándose de Bell.

-No necesito que me crean... sólo debo hacerlo y... cuando prometo algo...-Decía Bell mientras su mirada agachada comenzaba a levantarse hasta estar cara a cara con la amazona y la renard.

-Lo cumplo...-Finalizó.

Una presión muy grande se sintió en los alrededores.

-Haruhime, volveré por ti, no importe cuanto deba enfrentar, lo haré-Estas palabras eran dirigidas con gran decisión hacia la chica zorro, quien abrió sus ojos de sobremanera ante ello mientras lágrimas se acumulaban en sus párpados inferiores.

De un momento a otro, con calma, Bell se dio la vuelta, dejando a dos chicas sorprendidas por esas últimas palabras.

-¡Por cierto! ¡Dile a tu novia que no vuelva a causar problemas! ¡Está vetada del distrito del placer!-Reclamó Aisha airadamente.

Un escalofrío subió la espalda del muchacho.

Giró la cabeza hacia la amazona con miedo de saber a qué se refería.

-¿E-Eina estuvo aquí? ¿E-Estuvo buscándome?-Preguntó, tartamudeando.

-¡Sí! ¡Me amenazó de muerte y causó destrozos en la ala sur de los burdeles! ¡Incluso me hizo esto!-Respondió la morena, enseñando un arañazo a lo largo de su brazo que tenía sangre seca y una costra que la recubría.

Bell tragó saliva.

Tomó aire, respirando hondo.

-Debo afrontar mi destino...-Murmuró.

-Yo... perdón por lo que hizo Eina...-Se disculpó por parte de su novia, rascándose la nuca y riendo nerviosamente.

-¡P-Pero eso no cambia que volveré para rescatar a Haruhime! Si no muero a causa de mi novia, claro...-Finalizó. La confianza en las palabras disminuía mientras la oración recorría su camino.

Él arrancó a correr directo a su mansión, preguntándose cómo carajo hará para salvar a la renard y, lo más importante, cómo le explicará a la semi elfo que se meterá en problemas para rescatar de las garras de Ishtar a una prostituta sin que ella lo malentienda y lo mate en el proceso.

Bell Cranel, de nuevo, se limitaba a actuar sin considerar los problemas que acarrearían sus decisiones, algo ya común en su modus operandi.

Desde el sitio de partida, la amazona y la renard, repleta de ilusión, lo observaban. La primera de ellas esbozaba una sonrisa.

"Espero que cumplas tu palabra, Bell Cranel" pensó Aisha, mientras escoltaba a Haruhime de regreso.

Contrario a lo que muchos pensarían... ella deseaba que aquel valiente joven cumpliera con su cometido.

-Lamento haber desobedecido. Pero no haberlo ayudado a huir, Aisha-Sama-Dijo Haruhime con sinceridad.

La amazona negó.

-Encontraste a alguien interesante dispuesto a ayudarte... de cualquier forma, vamos, invito el desayuno-De forma amable, la morena se llevó a la chica, con quien sostenía aparentemente una relación amistosa.

"Sálvala al menos a ella... todavía estás a tiempo" Finalizó, apretando con odio ese collar que aprisionaba a su amiga en este horrible lugar, al cual definitivamente no pertenecía y ella mejor que nadie lo sabía.

"Maldita la hora en la que Ishtar se fijó en ti... no sé cómo lo haré, pero si ese muchacho actúa, yo también lo haré" La hermana mayor también tuvo se resolución ante la decisión del valiente conejo.

Una traición a su propia diosa por el bien de un alma inocente...

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

Quería comentarles que tengo la intención de meterme nitro a la terminación del fic, por lo que, posiblemente después de este capítulo haga time skip en algunas cosas para apresurar la historia y darle su cierre. No saltaré Arcos pero obviaré algunas cosas que pasaron como en el canon para concentrarme meramente en contenido original del fic y así no hacerlo repetitivo. Espero que se entienda, dado que esta historia tengo pensada finalizarla sin la batalla contra el dragón negro, sería mucho antes de la misma, en el arco de Freya, quien será la última prueba que nuestra pareja deberá afrontar para poder ser felices.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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