Capítulo 3. Un pequeño conejo, un gran reto
-Creo que el cuento de Argonauta no exageraba con los minotauros...-Dijo Bell, tragando saliva y mirando al rival frente a él.
En otra parte del calabozo.
Se podía ver a una chica de cabello dorado subiendo varios pisos del calabozo ¿La razón? Un minotauro había escapado de los pisos intermedios hacia los pisos superiores por culpa suya y de su familia, así que todo aventurero que se encontrara ahí, podría tener un desafortunado encuentro con él, acabando en fatalidad.
-¡Aiz! ¿Ya encontraste a ese minotauro? Solo falta el que perseguías, los demás ya fueron eliminados-Preguntó Finn hacia la apodada "Princesa de la espada", aventurera de nivel 5 de la familia Loki.
-Aún no Finn, en eso estoy-Contestó la chica ante la pregunta de su capitán, con ese tono serio de siempre, un sello personal de la princesa de la espada, al parecer.
En ese momento, ella continuó subiendo los pisos, esperando toparse con aquel monstruo o algún indicio de que estuviera cerca.
-¡MINOTAURO EN EL PISO 6!-Gritó una persona mientras corría despavorida con uno de sus compañeros en su hombro, esto fue escuchado por Aiz, quien, por tener sus sentidos realmente entrenados, pudo recibir aquellas palabras de alerta, pero eso no fue lo único, un cierto golpeteo de metal con carne y puños golpeando al piso resonaba en el piso del que ambos aventureros de antes habían huido.
Corrió rápidamente hacia donde ese sonido provenía.
En la batalla de Bell contra el minotauro.
-Bien, yo me metí en esto por querer ser un héroe, así que no puedo echarme para atrás ahora-Dijo Bell para sí mismo mientras encaraba a aquel minotauro, sus ojos estaban llenos de determinación, su agarre a la espada era fuerte, de manera que parecía imposible quitarla de sus manos.
El minotauro mugió, haciendo retumbar el sitio y alejando a cualquier monstruo que estuviera a las cercanías de donde el combate se iba a desarrollar.
Paso a paso, Bell caminó lentamente hacia él, Bell tenía miedo, pero ese sentimiento debía quedar descartado.
"Bell recuerda, los aventureros no deben aventurarse demasiado" recordó el joven esas palabras que provenían de su asesora.
-Perdón Eina, pero tendré mi primera aventura más pronto de lo que imaginábamos-Dijo Bell para después comenzar a correr en dirección al monstruo.
Esto puso en alerta al minotauro que lanzó un gran golpe en dirección al chico aunque éste a duras penas logró esquivarlo, pero rápidamente el monstruo cargó su hombro al costado de Bell para mandarlo a volar por el impacto.
-Demonios... no puedo comparar a este monstruo con los otros que vi antes, no debo pelear de la misma manera, tengo ser rápido-Comentó Bell mientras limpiaba la sangre que chorreaba de sus labios.
Bell volvió a lanzarse contra él, el minotauro contestó nuevamente con un golpe certero, el golpe nuevamente era imposible de esquivar, por lo que la única opción que le quedaba a Bell, era amortiguarlo de alguna forma sin que se dañara considerablemente, en ese instante, puso la espada frente a él, poniendo toda su fuerza física en brazos, hombros y piernas, para no volver a estamparse con la pared como en la ocasión anterior.
*PUUUUUUUUUUM*
Ese sonido fue provocado por el impacto del golpe del minotauro con la espada, una gran cortina de humo y polvo se levantó frente a ellos por la onda expansiva de aquel choque de fuerzas, cosa que Bell aprovechó para moverse, tal vez sus ojos sean cegados, pero oído y olfato aún podían ser usados por parte del minotauro, así que si se mantenía en constante cambio de dirección, no sería ubicado y podría atacar.
Un corte diagonal fue recibido por el minotauro que a duras penas logró bloquear con su brazo, provocando así un corte en él, esto tomó por sorpresa a aquel monstruo, ese chico había sido imperceptible, la sorpresa no podía haber llegado en un peor momento, el joven volvió a arremeter contra el, lanzando tajos al aire, cortando la cortina de polvo que le daba ventaja pero dando ataques certeros en el cuerpo de aquel monstruo, que poco o nada podía hacer, el olor a sangre de aquel chico era opacado por la suya, impidiendo ubicarlo de esa manera, el ruido en el calabozo por los monstruos aledaños al piso donde estaban ocultaban el sonido que provenía de los pasos del chico cuando trataba de emboscarlo de alguna manera.
Eso fue una constante por varios segundos, el minotauro bloqueando los ataques que recibía de aquel conejo blanco, que cruzaba como una pequeña luz blanca, solo dejando vislumbrar un ligero chispazo provocado por su espada al entrar en contacto con el cuerpo del monstruo, si alguien pudiera percibir el rostro de aquella bestia, podría concluir que estaba realmente abrumada por el poco o nulo control de la situación en la que se había visto envuelto, la ventaja de hace poco se había desvanecido, un monstruo capaz de meter en problemas a un aventurero de nivel 2 estaba siendo presa de un novato.
El enojo en el minotauro era claro, por lo que decidió preparar su plan suicida, se puso en posición para lanzarse a atacar con los cuernos, destruyendo todo a su paso, si aquel chico evitaba una pelea directa al estar en constante movimiento, el haría lo mismo.
Una gran ola de destrucción se agrandaba en el piso, todas las paredes que entraban en contacto con los cuernos y/o cuerpo del minotauro eran destruidas sin problema alguno, su objetivo era claro, no le importaba cargarse todo en sitio, mientras se cargara a Bell.
"Demonios, demonios, tampoco puedo equiparar su velocidad, en términos de fuerza es imposible que le gane, pensé que teniendo el terreno de mi lado tenía una posibilidad pero siento que se acerca cada vez más a mi, no tiene sentido alguno sus movimientos, eso me da a entender que está siguiendo sus instintos, al parecer ya somos dos" pensó Bell mientras huía del lugar cuando sentía la presencia de aquella bestia cercana a él.
-¡Hey monstruo!-Llamó Bell hacia el minotauro, haciendo que éste voltee pero fue recibido con una sorpresa inesperada y ruin si quieres llamarlo así.
*SSSSSSSLAAAAAASHHHHH*
Un corte fue lanzado a su rostro, una gran línea vertical fue extendida por la cara de aquel monstruo, cortando uno de sus ojos y parte de su hocico.
El minotauro mugió de dolor mientras con una de sus manos tomaba el sitio herido, esto fue aprovechado por Bell para golpear nuevamente... pero era una trampa, de la cual, el peliblanco se dió cuenta tarde.
Cuando estuvo frente al minotauro, levantando su espada para preparar su golpe, una sonrisa en el monstruo se presentó.
Con su mano libre, lanzó un golpe seco en el estómago del chico que no alcanzó a defenderse, saliendo disparado hacia la pared más cercana.
*BUAAAAAAAAAAH*
Ese sonido provino de Bell, el cual estaba escupiendo sangre y tomando su estómago con su brazo derecho, por alguna razón, no podía sentir el otro brazo, al bajar su mirada con terror por lo que podría significar eso, se relajó al ver que seguía unida a su cuerpo, pero el problema era que estaba puesta de una manera un tanto extraña, no estaba en su posición habitual.
Al voltear nuevamente, pudo ver que aquel minotauro estaba lanzándose rápidamente hacia él para acabarlo en un golpe definitivo con sus cuernos y cabeza, Bell no resistiría un golpe de tal calibre, de frente y sin armadura, era un suicidio dejar entrar de lleno aquel ataque.
Con la poca fuerza que le quedaba después de haber sido herido, se lanzó a un lado, viendo como aquel minotauro se estrellaba en el mismo sitio que Bell estaba.
-Mi espada... ¿Dónde está mi espada?-Decía Bell con una mueca de dolor aún, la sangre cubría uno de sus ojos pero sin impedir que siguiera buscando su arma, hasta que pudo vislumbrarla en los escombros a unos cuantos metros de él, al parecer, cuando su brazo fue dislocado, la soltó.
Corrió más con espíritu que con fuerza para llegar a ella hasta que escuchó las rocas quebrarse, el minotauro se había liberado y estaba volteando a ver en dirección a Bell que se agachó rápidamente para tomar la espada con su único brazo disponible.
El minotauro lo vió y se preparó nuevamente para embestir a aquel pequeño niño que le estaba causando tantos problemas.
-Ahhh... parece que éste será su fin... o el mío-Dijo Bell mientras posaba delante de si el arma.
-Con la poca fuerza que le queda a mi espíritu y a mi cuerpo, pelearé, no me rendiré, al menos te llevaré a la tumba conmigo ¡OÍSTE BESTIA!-Gritó Bell con el poco aire de sus pulmones que estaban a cercanías de colapsar por el golpe antes dado.
*¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH!*
Gritó Bell a todo pulmón nuevamente mientras corría blandiendo su espada de diferentes maneras, buscando una manera de asegurar el contacto con el cuerpo del minotauro y no con el cuerno del mismo.
Por su parte aquel monstruo no dejaba ninguna apertura al chico, cualquier forma de contacto con la espada sería bloqueado, así tenga que perder los brazos, ese conejo no lo mataría.
*CLASHHHHHHHHHHHHH*
La espada había contactado en el cuerpo de la bestia, Bell notó que la única manera de asegurar matarlo, era destruyendo su cabeza con aquel cuerno como consecuencias, pero era más resistente de lo que se pudo imaginar.
El minotauro levantó la cabeza, embistiendo al peliblanco y lanzándolo hacia arriba, para golpearlo y matarlo apenas tocara suelo.
El cuerpo de Bell se sentía como una pluma, flotando por el aire, mientras la gravedad hacía que bajara nuevamente de una manera tranquila, sus manos dolían y sangraban por su esfuerzo, su cabeza había sido abierta de alguna manera pero hasta ese momento pudo percibir el dolor de esa herida, sus músculos quemaban, era obvio, se sobre exigió en su primer día.
"Abuelo... Kami-sama... lo lamento... soy débil..." pensó Bell mientras veía pasar la imagen de ambos en su mente, unas pequeñas lágrimas caían de sus ojos.
"Prometo cumplir con tus expectativas, Eina" Bell recordó aquellas palabras que le dijo a su bella asesora.
"Prometo... prometo... si lo prometí..." decía Bell en su mente repetidas veces.
-Si lo prometí...-Dijo el joven, abriendo sus ojos lentamente.
-Si lo prometí... ¡LO VOY A CUMPLIR!-Gritó el peliblanco con una determinación muy alta.
Bell miró hacia su lado derecho y pudo notar que la espada no se había separado de su agarre, al voltear nuevamente hacia abajo de él, percibió que su distancia ya estaba a cercanías del minotauro que corría para golpearlo.
Tomó su espada con la fuerza que le quedaba, el momento llegó, como si todo se congelara, el tiempo pareció pasar lento, solo se levantaban pequeñas piedras que eran rotas por las pisadas del minotauro.
-Ya no necesito pelear contra ti, no necesito encararte por más tiempo, solo debo... matarte-Dijo Bell con una sonrisa en su rostro.
En un movimiento imperceptible para el minotauro, Bell se giró para ponerse frente a él, su mano levantaba la espada hasta las alturas, esto llamo la atención del monstruo pero de un momento a otro, la perdió de vista.
*SLAAAAAAASH*
Un corte había sido efectuado, el minotauro había frenado su paso para evitar el ataque, por lo que Bell cayó al suelo.
El monstruo abrió los ojos con terror hacia aquel chico, quería acabar el trabajo, aún si moría pero, sentía como sus ojos caían más y más hasta golpear con el suelo.
Bell había decapitado al minotauro con un corte limpio desde la base del cuello de aquella bestia.
El cuerpo sin vida del minotauro se desplomó hacia el piso, para después desaparecer, dejando únicamente una piedra mágica tirada en el piso.
-Lo logré...-Dijo Bell al mirar con un rostro cansado en dirección donde aquel monstruo había desaparecido.
-Lo... logré-Finalizó Bell para caer desmayado.
Con la princesa de la espada.
"Alguien está peleando contra el monstruo, es peligroso, pueden morir en un instante, todo por un error nuestro, debo enmendar esto" pensaba la chica mientras llegaba al piso seis.
Su hilo de pensamiento fue interrumpido cuando un grito la hizo guiar su mirada hacia donde había provenido.
-Si lo prometí... ¡LO VOY A CUMPLIR!-
Ella observaba como un pequeño joven, al cual nunca había visto en el calabozo, tomaba su espada aún en el aire y dibujaba una mirada decidida en su rostro.
La princesa de la espada se apresuró a ayudarlo pero sin quitarle los ojos de encima.
Justo cuando iba a acabar con el minotauro, éste frenó, provocando que Aiz no lograra golpearlo pero había algo extraño en él.
Ella volteó hacia abajo y notó al pequeño chico, tirado, aún consciente, mirando al monstruo, la expresión del minotauro era de verdadero terror, lo que sorprendió de sobremanera a la princesa de la espada, aquel monstruo comenzó a acercarse al peliblanco, ignorando completamente a Aiz, pero Justo cuando la chica se preparaba para acabar con él, la cabeza del minotauro cayó rodando.
-Lo logré...-Dijo aquel joven, al cual Aiz volteó a ver, su rostro tenía una sonrisa cansada por todo el esfuerzo que había ejercido en aquella batalla.
-Lo... logré-Agregó el chico, cayendo desmayado.
-Tengo que llevarlo con Riveria-Dijo la princesa de la espada, levantando al aventurero en sus brazos y corriendo a toda velocidad hacia donde su familia se encontraba.
En el subconsciente de Bell.
"¿uh? ¿Dónde estoy? Todo está extrañamente tranquilo ¿Habré muerto? No creo, no parece que hubiera muerto, pero es una posibilidad... al menos derroté a ese minotauro y salvé a aquellos aventureros, el precio de una vida salvó a dos, no suena tan mal sino lo ponemos de esa manera" pensó Bell, caminando por un sendero blanco.
"Siempre pensando en el otro, Bell, no cambias nunca" dijo una voz en aquel sitió.
"¿Abuelo?" Contestó Bell al ver la silueta de la única persona de su familia que conocía.
"Bell, lamento decirte que no soy más que un producto de tu imaginación, no soy verdaderamente tu abuelo" contestó la persona en cuestión.
"Ya veo... eso significa que no estoy muerto, es un alivio, aunque si me gustaría encontrarme contigo nuevamente, pero creo que va ser imposible..." dijo Bell a aquella persona que aparentaba ser su abuelo.
"Bell... no te rindas, hoy haz demostrado ser más fuerte que ayer, ese es el camino de un héroe, mejorar día con día, con esfuerzo y dedicación, sigue tu sueño" dijo aquella persona.
"Así será "Abuelo" jajaja" dijo Bell con lágrimas en sus ojos, deseando que en verdad fuera su abuelo.
La luz del sitio se fue disipando haciendo que todo estuviera en completa oscuridad hasta que por fin abrió sus ojos al mundo verdadero.
En la sede de la familia Miach.
Podíamos ver a una pequeña diosa realmente preocupada por el estado en el que su primer hijo se encontraba hace tan solo unos pocos minutos, cuando recibió una notificación de que Bell había sido encontrado gravemente herido y que la familia Loki había curado sus heridas lo más que pudo para después subirlo a la superficie, Hestia sintió mucho miedo, imaginándose lo peor, por eso mismo salió corriendo en dirección hacia donde Bell se encontraba, llevándolo hacia la farmacia de un viejo amigo suyo, el dios Miach, al cual apenas el día de ayer le había comentado sobre el nuevo y primer integrante de su familia, éste supo enseguida de quien se trataba, porque se había cruzado con él hace un par de días, pero volviendo a lo principal, la familia Miach habían atendido el resto de heridas con las cuales contaba Bell, haciendo uso de algunas pociones con las que su farmacia contaba y acomodando su brazo izquierdo para evitar consecuencias futuras, tras un par de horas, Bell comenzaba a despertar.
-¿D-Dónde estoy?-Dijo el peliblanco mientras abría sus ojos.
-Bell...-Dijo Hestia con lágrimas en sus ojos, las cuales estaban secas pero volvieron a surgir nuevamente, empapando de nueva cuenta su rostro.
-Bell... no me asustes de esa manera... cuando me dijeron que estabas desmayado... yo pensé que estabas muerto... me preocupé mucho-Comentaba Hestia mientras abrazaba a su hijo, Bell por su parte, solo correspondió al gesto, con una mirada arrepentida por haber hecho preocupar a su Diosa.
-Lo lamento Kami-Sama...-Respondió el peliblanco ante las palabras de su diosa.
-Veo que ya estás mejor, Bell, Hestia me ha hablado muchas cosas sobre ti-Interrumpió Miach la escena de ambos.
-Él es Miach, es el encargado de esta farmacia, es amigo mío desde hace muchos años-Dijo Hestia, presentando al dios.
-Miach-Sama... muchas gracias por haberme ayudado, prometo pagarle lo antes posible por los tratamientos que hizo por mi-Dijo Bell más pronto que tarde, inclinándose ante él.
-Me toma por sorpresa lo que dices pero no puedo aceptarlo, la familia Loki se encargó de los gastos-Respondió el dios con una sonrisa amable hacia el chico.
-Familia Loki... ¿Por qué?-Preguntó Bell con clara duda, no entendía porque la segunda familia más fuerte de Orario pagaría su tratamiento ¿Qué relación tenía?.
-Simple, el minotauro con el que te enfrentaste era uno al que ellos se les escapó, ahí tienes tu respuesta, al enfrentarte a él y acabarlo, según la princesa de la espada, era la manera más correcta de agradecerte, ella fue la que te encontró tirado en el piso 6 por lo que decían los demás, también es la que te trajo hasta aquí-Contestó Hestia ante la pregunta de su hijo.
-Entiendo... tendré que agradecerles cuando me los tope-Expresó Bell mientras tomaba su barbilla.
-Por cierto toma, dice la princesa de la espada que no soltaste esta cosa por nada en el mundo, debes tenerle mucho cariño ¿No?-Dijo Miach mientras extendía su mano y le entregaba su espada a Bell.
-Gracias Miach-Sama, realmente estoy agradecido con usted, si en algún momento llega a requerir algo, pídemelo-Contestó Bell con una sonrisa.
-Lo tendré en cuenta Bell, tal vez te pida algunas cosas, pero tranquilo, solo serían algunos materiales para pociones, de esa manera nos favorecemos ambos, tu consigues esos materiales y yo te hago un descuento en pociones ¿Qué dices?-Preguntó Miach mientras volteaba a ver a su hija Naaza, quien le daba una mirada aprobatoria a aquella oferta.
-¿¡En serio!? ¡Suena genial! Tenemos un trato entonces, Miach-Sama-Respondió Bell, extendiéndole la mano al dios, cuando de pronto una persona agitada entró a la farmacia.
-¿¡Se encuentra el aventurero Bell Cranel!?-Gritó esa pregunta una voz femenina en la recepción de la farmacia, Naaza salió a ver quien era y pudo vislumbrar a una semi-elfo que, al parecer, había llegado corriendo.
-S-Si, está en la parte de atrás, si quiere verlo tiene que...-Naaza no pudo terminar su frase por que aquella chica se apresuró a correr en dirección al paciente.
"Q-Que rápida..." pensó la miembro de la familia Miach al ver la velocidad en la que Eina había entrado a la habitación.
-¡BELL!-Gritó Eina mientras abría de golpe la puerta.
-¡E-Eina!-Dijo Bell con sorpresa al ver a su asesora frente a él.
"Ahhhhhh me va regañar, me va golpear o me va matar, me esperaba un destino menos malo si me mataba el minotauro" pensaba Bell con terror.
Mientras Bell cerraba sus ojos, esperando la reprenda, fue abrazado fuertemente por la semi-elfo.
-Bell... me alegra... me alegra que no hayas muerto... me alegra que estés bien... me sentí muy aterrada cuando me dijeron que fuiste encontrado en mal estado...-Dijo a Eina con lágrimas en sus ojos, mientras se aferraba más al joven.
-Eina...-Expresó Bell con sorpresa al ver la reacción de la chica, por lo que decidió corresponder el abrazo de la misma manera que ella lo hacía.
Hestia y Miach se retiraron del lugar, querían darles espacio para hablar.
-Bell...ya te lo había dicho, los aventureros no deben aventurarse demasiado-Comentaba la semi-elfo, sin soltarse del abrazo.
-Lo lamento Eina... mis sentimientos de salvar a otros, fueron más fuertes que mi instinto de supervivencia-Contestó Bell, agachando la mirada.
-Eres un tonto... eres un tonto, Bell eres un tonto, apenas eres un nivel 1 a inicios, si la princesa de la espada no te hubiera salvado, estarías muerto-Dijo Eina con mucha tristeza.
-Eina pero... ella no me salvó-Respondió el chico, despertando la sorpresa de su asesora, que lo volteó a ver a los ojos.
-¿Qué quieres decir con eso, Bell?-Preguntó la semi-elfo.
-Yo fui quien derrotó al minotauro-Dijo Bell con una sonrisa, dirigiendo su mirada hacia Hestia y Miach que estaban asomados en la puerta viendo al escena.
-Es cierto, eso es lo que la princesa de la espada nos informó, es más, aquí está la prueba-Dijo Hestia, lanzándole una bolsa con las piedras mágicas que el chico había recolectado, dentro de la cual, estaba la del minotauro.
-D-Derrotaste a un minotauro siendo nivel 1...-Expresó Eina con sorpresa.
-Si, así es-Dijo el peliblanco.
Pasaron los minutos, en los cuales Bell explicaba cómo había logrado tal hazaña, palabra tras palabra, Eina se sorprendía cada vez más al igual que Hestia y Miach.
-Y eso fue lo qué pasó, del resto no sé mucho, me encontraba desmayado-Finalizó Bell.
El silencio en la sala fue realmente grande, nadie daba crédito a lo que escuchaban.
Eina fue la primera en hablar.
-D-De todas maneras, debes tener más cuidado, pudiste haber muerto, por favor prométeme que tendrás más cuidado-Dijo Eina mirando al chico.
-Si, lo tendré...-Respondía Bell de manera despreocupada hasta que vió el rostro aún con lágrimas de su asesora.
-Lo prometo, prometo no morir, Eina-Rectificó Bell, tomando la seriedad requerida.
Ambos se vieron fijamente, en ese momento, Bell comenzó a sentir que su cuerpo se llenaba de fuerza.
"Tengo que ser fuerte, tengo que sobrevivir, para no volver a entristecer a las personas que me quieren, para poder proteger a... Eina, no quiero que su rostro vuelva a tener lágrimas cayendo sobre él por culpa mía" dijo Bell en su subconsciente, al mismo tiempo que un pequeño calor se formaba en su espalda.
-Bueno, si la pareja ya dejó de verse, creo que es momento de que nos vayamos, Bell, asesora, supongo que tendrá trabajo ¿Me equivoco?-Interrumpió Hestia el momento en el que ambas personas habían formado una promesa, un deseo inquebrantable.
-¿¡PAREJA!?-Gritaron ambos con claro rubor.
-S-Se equivoca Kami-Sama-Dijo Bell nerviosamente.
-Si, si, como sea, Bell, vamos a la sede, asesora, gracias por preocuparse mucho por Bell, me alegra saber que una persona como usted se encarga de él-Comentó Hestia con mucho agradecimiento.
-N-No hay problema, e-es un gusto-Contestó Eina aún con el sonrojo en sus mejillas por lo dicho por la Diosa Hestia.
De esa manera, tanto Eina, como Hestia con Bell, se dirigieron al gremio y a su sede respectivamente.
Mansión crepúsculo.
-Ese chico... derrotó a un minotauro...-Decía Aiz al recordar aquella escena.
-¿Cómo se hace tan fuerte? Debo saberlo...-Concluyó.
Bueno amigos hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y lo apoyen como lo han venido haciendo, a partir de la siguiente semana ya serán 2 capítulos por semana, dejando mi descanso jajaja, si tengo la oportunidad de hacer más de 2, lo haré, pero por el momento solo puedo prometer 2, tengan bonita semana.
Imagen para apreciar a la hermosa Eina(Amigos, está de la fregada conseguir imágenes de Eina en buena calidad).
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro