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Capítulo 28. Un nuevo comienzo. La familia Hestia crece.

-Te amo. Mi niño-Concluyó. Lágrimas caían desde arriba e impactaban en el fino y blanco cutis del conejo blanco.

Sintió una especie de punzada en el pecho tras aquello.

-Debo irme. Pero siempre estaré contigo. Cuidándote, observándote y sobre todo... Apoyándote-Dijo la mujer, separándose de él.

El cabello plateado, único rasgo percibido a simple vista, se ondeó al voltear y, antes de que la fémina de desmaterializara, dos luces, que se asemejaban a ojos, brillaron.

Luces de color verde y plateado...

-Tienes los ojos escarlata de tu padre-Finalizó.

De repente Bell se despertó, encontrándose en el mundo real, y de su boca, con dificultad, salió una única palabra.

-¿Mamá...?-

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En el capítulo actual.

El joven conejo yacía recostado en la cama de su pareja, entre las suaves y delgadas sábanas que cubrían delicadamente su cuerpo hasta la zona del cuello.

La cabeza le dolía y se sentía extremadamente cansado. Obviando dichos detalles podemos concluir que está en buenas condiciones teniendo en cuenta que hace poco se enfrentó a un juego de guerra y, a su vez, le plantó cara a una "Criatura", terminando en victoria para el peliblanco.

Deslizó el cuerpo e inclinó la espalda hacia adelante, sentándose.

-Ugh...-El quejido salió de su boca mientras fruncía el ceño.

Se agarró la frente y empleando la yema de los dedos la frotó.

Sentía que le reventaría en cualquier momento.

-¿Qué pasó? ¿En dónde estoy? Solo recuerdo haberme desmayado en los brazos de Eina-Se cuestionó un centenar de cosas pero únicamente esas dos preguntas salieron de sí.

Suspiró pesadamente, cerrando los ojos y recargando la nuca en la fría pared.

Lentamente movió el dedo índice y medio al centro de su frente y frotó cuidadosamente.

-¿Fue un sueño...?-Preguntó.

Él recordaba perfectamente los últimos segundos antes de despertar.

-Esa silueta... Era idéntica a la de mi madrastra Alfia...-Comentó al aire.

-Pero... A la vez lucían como dos presencias completamente diferentes-Agregó al comentario anterior.

"-Cada vez que te veo recuerdo el dolor de haber perdido a mi hermana... Me trae nostalgia. No es culpa tuya, al fin y al cabo tú eras muy pequeño-".

-Hermana... ¿Acaso se trataba de mi verdadera madre...?-Él comenzaba a conectar los puntos.

*Glup*.

Tragó saliva, la garganta se le secaba y el sudor aumentaba en cantidades inusuales.

-Mamá Alfia mencionó que ella y mi madre eran hermanas gemelas. Tendría sentido que fuesen idénticas, sin embargo... ¿Por qué soñé con ella?-Es increíble la forma en la que aquel simple sueño sumergió al conejo en un mar de dudas.

Aunque, para su desgracia, lo interrumpirían.

-¡Ya le dije que no lo voy a bañar, Hestia-Sama! ¡Incluso yo tengo mis límites!-Gritaron desde el otro lado de la puerta. Dicha voz era reconocida fácilmente por Bell.

-Eina...-Susurró,

Desechó cualquier pensamiento anterior y se puso de pie.

Deseaba verla.

Decirle que estaba bien.

Y sobre todas las cosas...

¡SU RECOMPENSA!.

Claro, el conejo ni de chiste olvidaría la recompensa que él y ella acordaron antes de que el juego de guerra diera inicio.

Se decepcionaba de sí mismo por aquel lado pervertido pero ¿Quién puede culparlo? Tuvo al hombre más pervertido habido y por haber en la fas de la tierra como abuelo.

-¡Vamos Eina! ¡Peores cosas han hecho sin ropa!-Gritó la chillona voz de la diosa patrona del peliblanco.

-¡E-Eina!-Gritó Bell tratando de abrir la puerta, no obstante, antes de sujetar la perilla, esta giró, abriendo de repente la puerta.

*¡PAM!*.

La nariz y cabeza del chico fueron golpeadas rápidamente.

-¡Puah!-Debido al impacto retrocedió unos cuantos pasos con la cabeza inclinada hacia atrás.

-¡Bell!-La semi elfo soltó lo que tenía en las manos y corrió en auxilio de su hombre.

Hestia atrapó en el aire la charola con comida sin permitir que nada se cayese al suelo. Algo impresionante si le preguntan al señor narrador, o sea yo.

-¡¿Estás bien?! ¡¿No te lastimé?!-La castaña, totalmente preocupada, atrajo la cabeza del conejo hacia su rango de visión y analizó minuciosamente el rostro de su amado.

-No te preocupes Eina, golpes más fuertes me han dado-Contestó Bell, cubriéndose la nariz.

Despegó la palma de dicha zona y la enseñó.

-¿Ves? No hay sangre. Dolió, no lo negaré, pero estoy bien-Dicha declaración tranquilizó el inquieto corazón de la asesora.

-Que alivio...-Murmuró, suspirando y posando la mano encima de su pecho.

De repente abrió los ojos, percatándose de lo que ocurría.

-D-Despertaste...-Habló.

-¿Uh? Claro, de no ser así seguiría recostado en la cama ¿No crees?-Bell ladeó la cabeza ante la tonta afirmación de su novia.

-Estás despierto...-Repitió ella.

-Sí. Aunque de no haberlo estado tal vez me ahorraba el golpe en la cara-El muchacho declaró aquello con cierto tono burlesco mientras rascaba el costado de su cabeza y sudor le bajaba de la frente.

Los labios de Eina temblaron y se acercó a él lentamente.

-¿Eh?-Ese sonido salió de Bell.

Eina había posado ambas palmas en cada lado de la cara del conejo.

-En verdad volviste...-Dijo, aguantando las lágrimas que querían salirse sin aparente intención de frenar.

Esto sorprendió a Bell, quien tenía un nudo en la garganta.

-¿Cuánto tiempo caí desmayado?-Interrogó con cierto grado de desesperación e inquietud.

-¿Por qué lucen tan tensos? Solo dormiste una semana-Hestia, asentando la charola en la mesa de noche, reveló la respuesta despreocupadamente.

El ritmo cardiaco acelerado el joven regresó a niveles normales.

-Demasiado dramatismo. En fin, los dejo. Supongo qué hay mucho de lo que quieren hablar-La pequeña diosa salió de la habitación cerrando lentamente la puerta detrás suyo aunque por alguna extraña razón no se escuchó que esta se sellara completamente. Detalles para después.

-Así que solo han pasado siete días. En verdad me asustaste Eina...-Antes de tener tiempo de demostrar su alivio, dis brazos se deslizaron en cada lado de su torso y presionándolo fuertemente, tanto así que los "Atributos" de la castaña se aplastaron en su pecho.

Ese par de montañas fue sentido por el conejo a pesar de que la ropa los separaba.

-¡E-Eina!-Se avergonzó a tal grado que la cara se le ruborizó, evitó contacto visual y vapor le desprendía de la cabeza. Intentaba avisarle que sentía absolutamente todo, sin embargo, no pudo.

-Me alegro...-Dijo Eina, pegándose más a él y recargando la frente en el pecho del muchacho.

Las lágrimas atravesaban la tela, empapando la camisa.

-Estoy feliz... De que despertaras-Mencionó.

Bell le acarició el cabello delicadamente, tranquilizándola. Lo fresco de dichos sentimientos provocaba aquel estado de debilidad en la asesora. El deber de él como su novio era traerle calma.

-Perdón-Se disculpó. A pesar de que no es culpa suya ni de nadie que ocurriese eso, sentía que debía disculparse.

Ella negó sin apartarse ni un centímetro. Sin importarle que los lentes encima de su delicada y hermosa nariz se rompieran.

-Pasó un día y seguías sin reaccionar...-.

-Y después otro...-.

-Y otro más...-.

-Luego el cuarto día...-.

-Y así durante siete días...-.

Transcurrían las palabras y el agarre de la semi elfo aumentaba en grado de fuerza, casi asfixiando a Bell quien no expresó queja.

-Temía que cayeras en coma o peor... Incluso llamamos a Miach-Sama y tampoco supo qué te ocurría o cuándo despertarías, provocando que el terror se intensificara...-.

Eina retiró lentamente el rostro de donde residía e inclinó ligeramente atrás la cabeza para ver directamente a su amado.

-Pero ahora estás aquí... Conmigo... Eso hace que mis preocupaciones desaparezcan-Sonrió dulcemente, enseñando el enorme amor que le brotaba del pecho.

Bell le acarició la mejilla, regresándole la sonrisa.

Ella posó la mano encima de la de él. Quería sentir más de cerca el calor de dicho contacto entre piel y piel.

-Estoy en casa, Eina. No te abandonaré, así que sigue soportando a este idiota delirante con deseos de ser héroe-Dijo, juntando la frente a la de la chica.

-Bienvenido a casa nuevamente, amor-Contestó Eina, enlazando los brazos detrás del cuello de su novio.

-Mi hogar está donde tú estés. Así que sí, efectivamente he vuelto a casa, mi amor-Respondió el conejo, enseñándole la hermosa sonrisa característica de él.

Se acercaron a ritmo tardío.

La atención se centró en el individuo enfrente suyo, restándole interés e importancia a cualquier objetivo, persona, etc, que los rodeara. A tal grado que la stalker número uno de la pareja, quien miraba atentamente desde la diminuta separación de la puerta, pasó desapercibida durante el acto.

"Jejeje... Si hacen cosas inmorales me iré ya que también debo tener límites. Mientras tanto observaré sin perderme detalles" Pensó Hestia ligeramente incómoda ya que en parte el modo acosador a le recordaba en demasía q cierta diosa problemática de cabello plateado y ojos morados que odiaba vehementemente.

No obstante, regresando con el centro de atención.

La respiración de uno era percibido por el contrario

Los suaves labios de Eina tomaron la delantera al moverse adelante y sellar así la boca de su pareja.

Mua.

Dulcemente se unieron el uno al otro.

Movían la boca y de a ratos se separaban para poder respirar.

Los ojos perdidos en el placer de la semi elfo hicieron que Bell, también sumido en dicho sentimiento, la tomara de los hombros y la apretara momentáneamente.

El hilo de saliva permaneció de boca a boca.

La inhalación y exhalación agitada reflejaba el sentir dentro de la habitación.

Posiblemente el conejo obtendría esa recompensa antes de lo planeado.

*¡PAM!*.

O quizás no.

-¡Hestia-Sama! ¡Lili trae el plano de la mansión!-La pequeña hobbit entró sin previo aviso al apartamento. Lucía emocionada.

Hestia rápidamente se despegó de la puerta donde espiaba a la acaramelada pareja.

-¡G-Gracias soporte-Kun!-Contestó, tapándose la nariz.

-Hestia-Sama, le está sangrando la nariz a chorros-La chica se asustó al ver el chorro de sangre caer al suelo.

-E-Estás imaginando cosas y diciendo tonterías-Acudir a esa excusa tan forzada no funciona en la observadora e intuitiva hobbit que agudizó la mirada en búsqueda de la razón que provocó dicha reacción en la pequeña diosa de coletas.

"Demonios Liliruca, estaban apunto de hacer aquello por aquí y allá. Eres inoportuna" Pensó la diosa de coletas desangrándose debido al sangrado nasal.

Del otro lado, Bell y Eina observaron fijamente la puerta, asustados.

-C-Creo que no deberíamos hacer ese tipo de cosas tan temprano y habiendo gente además de nosotros dentro del apartamento...-La sonrojada Eina se separó y acomodó la ropa.

-Pienso lo mismo. Mala mía-Bell hizo lo propio, agachando la cabeza, decepcionado del curso inesperado que la situación tomó.

Ella le dio la espalda, las piernas le temblaban tras cada paso que daba.

-N-No lo he olvidado... Te recompensaré tan pronto se presente la oportunidad idónea-Las orejas rojas eran lo único que el joven peliblanco alcanzaba a percibir del estado de ánimo de la semi elfo.

Él simplemente asintió, emocionado por la idea.

Se sentó en el borde de la cama y tiró la espalda a la misma, recostándose y cubriéndose el rostro con el antebrazo, después de un largo y pesado suspiro.

La sangre pervertida de la familia Zeus parece que se heredó a la siguiente generación. Mamá Alfia debe estar muy enojada por ello. Si siguiese viva, claro.

-Si estuve dormido una semana entonces han pasado dos desde lo ocurrido en Melen y ya casi 1 mes del inicio de nuestra relación-Retroalimentó.

Cayó en cuenta de lo rápido que él y la semi elfo habían avanzado los escalones al camino de la adultez.

-Nos hemos apresurado mucho en poco tiempo. No sé si eso sea perjudicial para el noviazgo. Mi abuelo me daba consejos sobre cómo conquistar chicas, no obstante, jamás profundizó en demasía respecto a la manera de mantener relaciones sanas y duraderas-Comentó al aire. La figura del susodicho pasó en su subconsciente.

Sacudió la cabeza y se palmeó los cachetes.

-Recuerda Bell. No se trata de enamorarla una vez, debes hacerlo día a día. Reafirmar y afianzar dichos sentimientos, manteniendo vivo el amor en ambos-Levantó el puño, ilusionado.

-Te demostraré el resto de mi vida lo mucho que te amo, Eina-Concluyó sonriente y cerrando los ojos.

-E-Eso es hermoso... Y siento que no debería estar escuchándolo-Dijeron a la distancia, causando que el conejo salte del susto.

-¡AHHHHH!-Gritó, rebotando en la cama y volteando a donde provino la voz.

-¡L-Lo lamento Bell-Sama! Es que me comentaron sobre su estado de salud y quise venir a verlo. Noto que fue inoportuno... Adiós...-Explicó Lili cerrando lentamente la puerta y evitando el contacto visual. Las mejillas se le ruborizaron. Hasta en alguien como ella sin experiencia en el amor eso fue meloso y tierno.

Bell se tapó la cara empleando ambas palmas. Agregó la nota mental de reducir las conversaciones con sigo mismo o al menos asegurarse de estar solo ya que la gente podría difundir el rumor de que sufre de locura al hablarse solo. Tampoco ayudaba que él los generara. Además, siendo el aventurero popular en el que se convirtió, sería raro que no le siguieran la pista en busca de información, sea de la índole que sea esta.

-Quiero morir... Tras la batalla contra Jacinto la atención no hará otra cosa más que aumentar-Susurró.

La fama es una pesada losa si quien al recibe no la desea.

Par de horas después.

-De acuerdo Bell, ahora que por fin despertaste debemos ponerte al día con todo lo que ocurrió en esos siete días-Dijo Hestia, sirviéndose una taza de té y sentándose al lado de Lili, justo enfrente de su hijo y Eina.

El joven en cuestión asintió. La asesora lo tomó de la mano.

-Después del juego de guerra la familia Ganesha, obviamente, abrió la investigación respecto a las actividades ilícitas cometidas dentro de la familia Apolo y cómo se aliaron ellos a Evilus. Supongo que esa parte queda clara para ti. Tú enfrentaste a Jacinto y te percataste del cambio tan repentino que sufrió respecto a poder y habilidades-Explicó la pequeña diosa, dándole sorbos a la bebida.

-Sí. No fue difícil de suponerlo. Actitud, poder, fuerza, resistencia e incluso esa enorme sed de sangre unían los requisitos suficientes y de ahí partió mi conclusión-Contestó el conejo, recordando la batalla.

-Bien. Lo que hallaron fueron testimonios de dos chicas de la familia Apolo que relataban cierto escándalo días antes del juego de guerra a media noche. Gritos y presencias extrañas dentro de la mansión resaltaban en la declaración-Adicionó Hestia.

Bell sintió que sudor frío se deslizaba en la superficie de su espalda.

Abrió los ojos de sobremanera y tragó saliva.

-Eso significa que...-Antes de finalizar la oración, Hestia la completó.

-Lo transformaron en esa criatura a la fuerza. Ese mocoso de Apolo será cientos de cosas pero jamás se aliaría a Evilus voluntariamente. O al menos eso me comentaron diversas fuentes-Respondió la diosa, frunciendo el ceño.

-Sin embargo, la situación causó que Apolo-Sama tomara medidas desesperadas-Lili continuó.

El brazo del muchacho tembló.

Mató a alguien que era inocente.

Si él hubiese decidido convertirse en "Eso" los sentimientos de culpa se mitigarían.

No obstante... ese no era el caso.

-No mataste a nadie-Eina acarició tiernamente la parte externa de la mano, intentando relajarlo.

-Sí lo hice...-Habló, con la voz entrecortada.

-No. Ella tiene razón. Jacinto-Sama murió mucho antes de que tú destruyeras la joya feto-La hobbit y Eina concordaron.

Dicho esto, el cabizbajo conejo se reincorporó a gran velocidad, haciendo contacto visual con al soporte.

-¿Cómo es eso posible...?-Preguntó.

-Para que a alguien se le pueda implantar la joya feto se requiere que esté muerto. Así ese ser parasitará el cadáver, tomando el control completo del organismo en cuestión. Sabiéndolo no debería causarte afección. Él fue asesinado antes del juego de guerra, lo que enfrentaste fue otra cosa usándolo de disfraz. Sé que es más perturbador aunque esa es la realidad-Explicó Hestia, asentando la taza vacía.

Se acercó a él, posando ambas manos en la mesa y recargándose hacia adelante.

-Hiciste lo que estaba en tus manos. No te culpes-Habló, revolviéndole el cabello.

Él exhaló, cerrando los ojos y disminuyendo el ritmo cardiaco acelerado debido a la noticia anterior.

No fue culpa suya.

No asesinó a nadie.

A pesar de las cosas que Jacinto le hizo en el bar, no le deseaba la muerte ni nada por el estilo.

De hecho, a Bell le entristecía el oscuro y mórbido destino que sufrió, siendo culpa del dios Apolo.

Él lo orilló a tomar dicha decisión, sin embargo, tampoco es responsable de ello.

-El poder crea héroes... Pero también celos y envidia...-Dijo la diosa de coletas, retomando el asiento.

-Apolo ejemplificó la frase-Agregó.

"El poder crea héroes... Esa frase es de mi abuelo" Pensó.

¿Cómo es que Hestia la conocía? Tal vez sea célebre y le da demasiadas vueltas.

-Hablando de Apolo ¿Qué le harán? ¿Cuál será el castigo?-Cuestionó el peliblanco, cambiando de tema e ignorando lo anterior.

-Solo existe un destino y veredicto para los dioses aliados a Evilus, Bell-Dijo Eina. Ella es consciente de aquello, no por nada, durante la edad oscura, lo vivió.

-Volver a Tenkai-Dijo Lili, quien también vivió en carne propia los años más peligrosos de Orario.

-Tenkai...-Bell tomó su barbilla. No se considera vengativo ni nada de esa índole, sin embargo... Parecía poco castigo aunque no le correspondía decidirlo.

-La muerte, refiriéndonos específicamente a dioses, es complicada de explicar. No morimos en el sentido literal de la palabra, sencillamente regresamos a nuestro lugar de origen. Existen ciertas condiciones, no obstante, prácticamente "Morimos" en el mundo terrenal ya que se nos impide regresar-Al observar la duda en su hijo, Hestia explicó que, en términos generales, era el peor destino que Apolo podría sufrir.

Tantos años en genkai donde formó lazos y de la nada los perdería. Las decisiones pesan y guían a los individuos, sean dioses, humanos u otras razas, al sendero elegido. Desde elegir algo simple como un desayuno, hasta la vida de seres queridos, el efecto mariposa partirá sin ser frenado.

-Comprendo-Declaró Bell.

El ambiente pesado dificultaba la noticia que Hestia, emocionada, deseaba darle a su dependiente.

-¡Ahhhh! ¡Cambien esos rostros!-Gritó, aporreando la mesa.

-¿Kami-Sama?-El peliblanco ladeó la cabeza tras el repentino cambio de actitud en la diosa.

-¡Sabía que sería difícil sacar la noticia habiendo tantas más sobre la mesa pero si no la digo ahora jamás se presentará la oportunidad!-Sacudió los brazos arriba y abajo, parte de sus grandes atributos se movieron a la par, siendo ignorados por el muchacho quien no posee sentimientos lujuriosos en dirección a ella.

-¿Qué noticia? ¿A qué se refiere?-Preguntó Bell. Estaba fuera de sintonía.

Hestia se paró de repente.

-Soporte-Kun. Te permitiré ser quien le diga-Sonriente y fingiendo desinterés, apuntó a la hobbit.

-¿Eh? ¿Yo? Usted me ha insistido día y noche que no cuente nada-Lili puso cara de póker.

-Jejeje...-Rió nerviosamente.

Cientos de signos de interrogación imaginarios aparecieron arriba del peliblanco.

-¡Ya sé! ¡Ven, Bell!-Hestia corrió en dirección a la puerta y la abrió.

-¡Espere a Lili, Hestia-Sama!-Lili la siguió.

-Vamos, será emocionante-Eina agarró a su novio de la mano.

-¡Okey!-Emocionado, decidió seguirles el juego.

Detrás de ellos cerraron el apartamento de la semi elfo.

Miraron al horizonte y ambas mujeres se alejaron a gran distancia.

-¡Espérennos!-Pidió la pareja, aumentado la velocidad de los pasos para alcanzarlas.

En ambos se dibujó una enorme sonrisa llena de dicha.

El conejo giró la cabeza a un costado y vio brevemente a la castaña.

-Es agradable estar de vuelta-Opinó.

-Y lo es más teniéndote conmigo-Contestó la hermosa semi elfo, aferrándose con mayor fuerza a la delgada y bien formada mano de su pareja.

Mientras recorrían las calles y ella se quedaba de a ratos atrás, en su subconsciente existía algo que no le permitía estar en paz, solo que no lo diría ahora porque arruinaría el estado de ánimo.

"¿Cómo le digo que cada noche lloraba y susurraba "Alfia"? Solo he conocido a una persona que se llame así y... Extrañamente son muy parecidos..." Dijo a sí misma.

Sí. Eina está cada vez más cerca de comprender la incógnita que ha estado presente desde que conoció a quien le sostenía la mano.

¿Quién es? ¿Cuál es su origen?.

Las respuestas claramente no afectarían la percepción y amor que han surgido desde el fondo de su ser. Sin embargo, de conocerlo, podría ayudarlo a mitigar dichas pesadillas.

Cada que ha intentado tocar ese tema, Bell se tensa y lo evita.

¿Miedo? ¿Vergüenza?.

"Si es familiar de "Silencio" debe de saber cuál fue el trágico final que sufrió" Comentó internamente. Las orejas se bajaron levemente y cierta tristeza la acarreó.

Y con justa razón.

Dudo que sea lindo enterarte que...

Tu madre...

La mujer que te crió y creció...

Haya muerto como una villana...

Minutos después.

-¡No te destapes los ojos, Bell!-Decía Hestia, saltando con las manos extendidas, impidiendo que el susodicho viera. Aunque claro, midiendo lo que mide difícilmente lo lograba.

-Solo provoca que las ganas de abrirlos aparezcan, Kami-Sama-Contestó el conejo, intentando escabullirse y presenciar lo que le ocultaban.

-Fufufu-Eina se reía. Amaba la actitud curiosa de Bell.

Avanzaron unos metros y de repente Hestia, Lili y Eina se detuvieron, esta última junto con Bell.

-¡Hemos llegado! ¡Nuestra nueva sede! ¡Admira la mansión de la chimenea!-Hestia y Lili hablaron al unísono, saltando enfrente de la pareja y señalando la enorme mansión.

Los ojos del conejo se abrieron en demasía, no se exageraría si se sintiese que casi se salen de las cuencas.

-¿M-Mansión? ¿N-Nueva sede?-Las palabras salían complicadamente. No daba crédito a la noticia ni la creía. Se hallaba incrédulo.

-Así es amigo. Por lo visto disfrutaremos nuestra estancia en la familia Hestia-A la distancia, cierta voz conocida corroboró la información.

-¿Welf?-Lo nombró.

-Es un gusto verlo en buenas condiciones, Bell-Dono-La chica oriental hizo acto de presencia.

-¿Mikoto?-También pronunció su nombre.

Hestia interrumpió.

-¿Recuerdas que en el juego de guerra ambos se unieron a la familia Hestia y así te apoyaron? Pues no se puede cambiar de familia antes del plazo de un año, por lo que serán miembros oficiales en dicho lapso de tiempo. Respecto a Soporte-Kun se quedará siempre y cuando desee quedarse. Hablé con Soma y fue cooperativo a la hora de quitarle el falna-Explicó Hestia, inflando su pecho de orgullo en búsqueda de reconocimiento.

-Yo me quedaré siempre a su lado, Bell-Sama, Hestia-Sama. Son mi familia y jamás los abandonaré-La hobbit sonrió y movió la cola, emocionada.

-Familia...-Susurró Bell.

Imágenes de su pasado se proyectaban.

Los años junto a Alfia, Zald y su abuelo, quienes la mayoría de su existencia fueron su familia hasta que... Terminó.

-Somos tu familia, Bell-Eina lo reconfortó, apoyando la cabeza en el hombro del chico.

Pequeñas lágrimas se derramaban de sus ojos y se deslizaban por los pómulos.

-Sí... Son mi familia...-Entre pausas hablaba.

Utilizaba la manga de la chaqueta para limpiar las lágrimas.

-De nuevo obtuve una familia-Agregó.

-Lili-

-Welf-

-Mikoto-

-Kami-Sama-

-Eina-

Nombró a todos y cada uno de los presentes.

-Los protegeré por siempre. No permitiré que dañen a mi familia-Declaró.

Lo abrazaron al finalizar.

Podrá asemejarse a lo que un niño le diría a sus padres.

Pero que lo halla dicho con tal de determinación y deseo a 5 personas que conoció hace menos de 1 año y, sobre todo, que no comparten relación sanguínea con él es... Bello.

No existían segundas intenciones.

Tampoco nadie que pudiese contradecir o refutar el amor que ese joven expresaba.

Ese amor que los presentes compartían y los unían, afianzando los lazos de amistad.

-Por cierto, está lista la habitación de Eina-Dono, Hestia-Sama-Avisó Mikoto tras el abrazo.

Eina lo escuchó.

-¿Perdón?-Se notaba la confusión.

-¡No Mikoto! ¡Primero debía contarle el plan a Bell y así él la convencía!-La pequeña diosa se lanzó encima de la oriental y la tecleó tapándole la boca.

-¿Qué? ¿Convencer? ¿Eh?-La semi elfo se formulaba millones de preguntas.

-¡Eso es genial Eina! ¡Podremos vivir juntos y no gastarás dinero en renta!-Bell se emocionó por la idea.

-¿Vivir juntos...?-La imaginación de la castaña divagó.

"Sería como si estuviésemos casados..." Se ruborizó ante dicha posibilidad.

-N-No me molesta la idea...-Respondió, juntando las manos llena de ilusión.

-¡Decidido! Vamos, debemos guardar tus cosas y traerlas para el cambio de casa-Bell la alzó y cargó rápidamente.

-¿E-Eh? ¡B-Bell, espera! ¡Es vergonzoso!-La mujer se sonrojó y apenó porque la cargaron como si de una princesa se tratara. Sin embargo, Bell hizo caso omiso.

El resto observaba cómo ambos se alejaban hacia el apartamento de Eina.

La semi elfo se tapaba el rostro con ambas manos. No había civil presente que no los viera. Demasiada atención que según Bell no deseaba tener. Tampoco ayuda que siempre se de qué hablar.

-Ni siquiera entraron a verla. En fin, le emociona más la idea de vivir en el mismo sitio que su amada que el lugar donde lo harán. Sí que está enamorado-Welf dio la vuelta y abrió la reja.

-Lo acompaño Welf-Dono. Quiero ser la primera en probar los baños termales-Mikoto lucía inquieta. En verdad ama los baños termales.

-¡Lili irá también, Mikoto-Sama!-A la Hobbit le encantaba la idea de bañarse en ese paraíso de agua caliente.

-¡Fufufu! ¿Tienes lo que se necesita para disfrutar correctamente los baños? Si no es así ¡Yo seré tu maestra!-Posó los puños en cada lado lateral de la cadera y cerró los ojos, esbozando una sonrisa enorme llena de confianza.

-¡Maestra!-La hobbit hizo un dogeza, reverenciándola.

Hestia se reía en voz baja.

Poco a poco conseguía lo que los dioses buscan al bajar a Genkai.

Una vida emocionante y feliz acompañada de personas increíbles que le regalaban dicha, reemplazando el aburrimiento de miles de años sin propósito en el mundo.

-Todo es gracias a ti, Bell-Dijo.

"¡Es por eso que apoyaré tu relación! De no saber que ya estás enamorado... Posiblemente hubiese desarrollado sentimientos por ti ¿Y cómo no hacerlo? Eres genial, amoroso, tierno y comprensivo" Pensó.

Sí, la pequeña diosa virgen desistió de la contienda. La batalla estaba perdida desde el primer día que lo conoció porque él se enamoró de Eina solamente con una mirada y un breve cruce de palabras.

Negó con la cabeza y se dirigió al interior de la mansión.

-Él me ve igual que un hijo a una madre. Tomaré ese papel-Concluyó, dejando en claro la relación que sostienen y sostendrán hasta el final de sus existencias.

Se detuvo brevemente y frunció las cejas.

"Sigo preocupada por el tema de Freya. Desconozco la forma en la que se transforma en esa camarera pero si le puso el ojo a Bell no puede tratarse de nada bueno" Recordó.

-Mi Bell... Te protegeré pase lo que pase-Concluyó.

A la distancia, en cierto bar, la camarera de cabellos plateados estornudó.

¿Es posible que aquella "joven" sea el mayor riesgo que atenta a la felicidad de Bell y Eina...?

Tal vez.

Eso solo nos lo contestará el futuro y el transcurrir de los eventos.

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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