Capítulo 26. Juego de guerra.
En el capítulo anterior.
-Un alma corrompida luchará contra la pureza de un alma inmaculada...-Susurró, recordando su profecía de la noche anterior.
Por fin lo entendió...
Un escalofrío recorrió cada rincón de su cuerpo.
La moneda sería lanzada al aire y solo la voluntad del destino decidirá de qué lado caerá.
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En el capítulo actual.
El día había llegado. La fecha predilecta para la disputa que estaba apunto de ocurrir.
Bell Cranel, perteneciente a la familia Hestia y en conjunto con varios miembros que recientemente se unieron a esta misma con el objetivo de servir como apoyo a su compañero en esta situación a la que se vio obligado a adentrarse, se hallaba de pie en la habitación de su bella pareja.
Él tomaba su armadura, equipándola en brazos y pecho. Rodeándole el cuello se encontraba aquella bufanda de piel de Goliath que recibió de regalo meses atrás. Enfundada en el costado derecho de la cintura reposaba una espada de aspecto viejo pero a la cual el peliblanco le tenía alta estima y apego. ¿Cómo no tenérselo en primer lugar? Fue el arma que le proporcionó el poder para realizar las proezas y superar las pruebas que ha enfrentado desde su arribo en Orario.
Su rostro demostraba concentración y ligeros tintes de preocupación.
¿A qué se debía esto? A una corazonada. A pesar de haberle dado la golpiza de su vida al capitán de la familia Apolo, algo le decía que no sería tan sencillo como en esa ocasión.
Su corazón latía realmente rápido. Pulsaciones mayores a 120 por minuto. Esto trajo como consecuencia cierta agitación en él, la cual se apaciguó cuando la hermosa semi elfo se le acercó, abrazándolo desde su espalda.
-¿Te sientes nervioso?-Preguntó, recargando su barbilla en el hombro izquierdo del muchacho mientras ambos brazos lo envolvían.
Bell miró de reojo a Eina. Ella vestía con una pijama que usaba normalmente antes de dormir. Dicha vestimenta era demasiado delgada, tanto que el contacto de los redondos y suaves pechos de la asesora podía ser sentido en la espalda.
Se sonrojó levemente debido a ello. No obstante, decidió responder al cuestionamiento de su amada tras un largo y tranquilizador suspiro.
-Sí... Escuché que la familia Apolo es numerosa. No dudo de mi fuerza pero temo que Welf, Lili y Mikoto se vean embarrados en esto-Expresó, frotando sus ojos con la yema de los dedos índice y pulgar.
Eina rompió el abrazo para después tomarlo del brazo y jalarlo delicadamente a la cama, sentándolo en el borde.
-¿Eh?-Salió de los labios rojos del conejo.
-Sé que tienes miedo... Yo también lo siento...-Dijo la asesora, posando su mano encima de la de Bell.
Los dedos se entrelazaron, afianzando el agarre.
-Pero... Sé que no importa lo difícil que sea... Saldrás adelante y protegerás a las personas que te rodean. Además, tus compañeros se te unieron porque te tienen alta estima, no dudes de sus capacidades ya que ellos no lo hacen-Agregó, mirándolo directamente a los ojos y dibujando una tierna sonrisa que derretiría al objeto más frío existente.
Bell bajó sus párpados, reposándolos encima de los globos oculares, y también sonrió.
-Tienes razón. Ninguno duda de que podamos ganar, es un insulto para ellos creer que son débiles-Declaró, recuperando la confianza.
-Eso es lo que quería ver... Tu sonrisa que alegra mi corazón-Soltando una pequeña risa, Eina habló.
-Jajaja ¡En verdad eres la mejor!-Poniéndose de pie de repente, Bell la sujetó de la cintura y la levantó.
-¡E-Espera Bell! ¡Que me agarres de ahí es...!-Intentó quejarse aunque la ignoraron.
Se ruborizó y desvió la mirada, no obstante, se dejó llevar.
Pasaron algunos segundos y el joven la bajó, abrazándola después de hacerlo.
-Contigo a mi lado siento que puedo hacer lo que sea-Dijo, pegando su frente a la de ella.
Eina posó sus brazos detrás del cuello de Bell.
Mua
Lo besó dulcemente.
La suavidad de sus labios entrando en contacto con los del contrario provocaba una sensación de calidez indescriptible para ambos integrantes de la joven pareja.
Un invitado no deseado ni percibido los observaba desde un espacio pequeño creado por la apertura de la puerta y el marco de la misma.
"Jeje... Esos dos son un asunto serio, me pregunto cuándo seré abuela" Comentó en su subconsciente, tomando el picaporte y cerrando la puerta sin ser notada o hacer ruido. No desea interrumpir el romance de su hijo.
Bell y Eina despegaron sus bocas dejando un delgado hilo de saliva que se rompió al tomar cierta distancia de separación.
La expresión en la semi elfo dejaba en claro que quería llegar más lejos pero su raciocinio le impedía pedir por dos razones.
La primera es que no están solos, Hestia duerme en la sala así que podrían ser atrapados.
La segunda, y con mayor importancia, es que su pareja debía retirarse para no retardarse a la reunión de los miembros de su "Familia" en la que partirían a donde el juego de guerra se desarrollaría.
-¡Y-Ya tarde! ¿N-No te parece? Tú y tus amigos acordaron verse a las 7 am y faltan unos pocos minutos para dicha hora-Cambió de tema, dándole la espalda al peliblanco.
Bell sacudió la cabeza, saliendo del transe resultante por la muestra de afecto proveniente de la semi elfo.
-¡S-Sí! ¡Es verdad! M-Me voy yendo-Se despidió de Eina besándola en la mejilla y salió de la habitación.
-Al fin sales, pensé que nunca lo harías-Reclamó Hestia, quien lo acompañaría.
-Perdón Kami-Sama. Nos vemos después, Eina-Agitó su mano y salió junto a su diosa del apartamento.
Detrás suyo dejó a una pensativa asesora que parecía estar tomando cierta decisión loca.
Ella desechó dicho pensamiento por un segundo.
Sin embargo...
-¡Bell! ¡Espera!-Antes de que la puerta se cerrara la abrió nuevamente y agarró la mano del chico.
-¿Uh? ¿Ocurre algo?-Preguntó Bell, dándose la vuelta.
-S-Sé que darás tu mejor esfuerzo allá y no q-quisiera que eso se quede así... Es por eso que... Cuando vuelvas...-Esforzándose de sobremanera, la semi elfo externaba su pensar.
Se acercó al oído del muchacho, sujetándolo el cuello de la camisa.
-Te daré tu recompensa...-Susurró, evitando que fuese escuchado por Hestia.
Bell se sorprendió por ello.
-¿Recompensa...?-Preguntó, bajando la tonalidad de su voz.
Eina simplemente asintió, evitando el contacto visual ya que moría de vergüenza por tan atrevida declaración por parte suya. Quería que la tierra la tragara.
El peliblanco tragó saliva.
-Pues... Daré mi máximo esfuerzo... No queda de otra-Respondió, inflando su pecho y aumentando la moral.
-Siento que me perdí de algo importante-La diosa agudizó la mirada hacia ambos.
-¡Ahora si me voy! ¡Vamos Kami-Sama!-Dijo Bell, jalando a su diosa lejos de ahí.
-¡Hey! ¡Espera! ¡Dime qué te susurró al oído! ¡Es orden divinaaaaaaaaa!-Los gritos de Hestia se disiparon al perderse a la distancia.
Eina observaba atentamente la figura de su hombre yéndose.
Sentimientos varios inundaban su ser.
-Gana... Bell...-Pidió, sintiendo cierta presión en el costado derecho el pecho.
En el gremio de aventureros.
-Ya viene retrasado-Comentó Welf sentado en una banca del gremio.
-¡Ya sé! ¡Se supone que él será nuestro capitán!-Lili se quejó, apretando los dientes.
-No se enoje Lili-Dono, dudo que Bell-Dono tarde más-Mikoto trató de calmar a la pequeña soporte.
-¡Está bien!-La hobbit apartó la atención de dicho tema.
Desde fuera de la puerta un par de mujeres esperaba la aparición del conejo blanco.
Enfrente de ambas, cierto dios de cabello anaranjado yacía de pie al lado de un carruaje tirado por dos caballos.
-Te agradezco infinitamente Lion, sé que serás un apoyo importante para Bell-Hermes juntó ambas manos como si estuviese orando.
-Lo hago por Cranel-San y Syr. No quiero que su futuro esposo caiga en manos de ese dios lujurioso y manche la pureza que irradia-Contestó la elfo quien ocultaba parte de su rostro al emplear tela verde, semejante a la de su capa.
-¡Qué cosas dices Ryuu!-La peliplateada se sonrojó y sujetó sus mejillas. A pesar de ello no pudo ocultar la alegría por aquel comentario.
-Por cierto pequeño Syr ¿Qué te trae aquí? ¿Planeas ir junto a nosotros? No sabía que luchabas-El dios viajero acomodó su sombrero y comunicó la interrogante con cierta curiosidad dentro suyo.
La actitud anterior de la joven desapareció.
-No es de su incumbencia, Hermes-Sama-Le respondió fríamente, metiendo la mano en el bolsillo del delantal que vestía como parte del uniforme de "La señora de la abundancia".
-¡Hiiiii! ¡Perdón!-La sequedad e intimidación que aquella "Inocente" camarera emanaba se prestaba para huir del terror.
Mikoto, Welf y Lili se dirigieron al carruaje, debían guardar su equipo.
Entre lo que llevarían habían varias espadas mágicas, cortesía del herrero pelirrojo, y artículos varios como bufandas y capas de piel de goliath.
-Ni siquiera hay ganancias en un juego de guerra. Lili siente que acaba de realizar una inversión estúpida-Declaró Lili sin dinero en su monedero.
-Mientras tanto Bell de seguro está despidiéndose de...-Antes de que Welf completará su oración, Hermes le llamó la atención desde la distancia.
-Welf... Shhh-Dijo, guiñándole el ojo y posando el dedo índice encima de sus propios labios.
-¿Qué...?-Se cuestionó el herrero.
De pronto el ambiente se tornó pesado, parecido a esa ocasión días atrás en "La señora de la abundancia".
Movió su cabeza a la derecha en busca de la responsable.
Se trataba de Syr, quien lo miraba con aquellos ojos vacíos y grises. Sin exagerar, parecía que indagaba en su alma.
Tragó saliva instintivamente.
"¡Bell está en lo correcto! ¡Esa mujer es aterradora! ¡Nunca conocí a alguien tan imponente e intimidante en mi vida!" Pensó, inclinando la cabeza para ver directamente al suelo.
-Disculpe... Welf es su nombre... ¿Verdad? Quisiera saber a qué...-La camarera se acercó peligrosamente al susodicho, intentando escuchar lo que él decía antes de ser interrumpido, no obstante... Su atención se desvió cuando a quien deseaba toparse apareció.
-¡Perdón por la demora!-Bell corría agitando la mano en señal de saludo.
Su alegre personalidad era irreemplazable en la personalidad del conejo.
-¡Oh! ¡Bell!-Syr caminó hacia él.
La pesadez alrededor se disipó prontamente.
Welf por fin pudo respirar correctamente, la presión encima suyo se apartó.
-No debiste hablar de más...-Hermes le murmuró, golpeándolo en el hombro.
-Syr-Dono es aterradora-Opinó Mikoto.
-Lili no volverá a entrar al bar si ella está allá-Lili concordó con lo mencionado antes.
Ryuu reposaba su espalda en la pared. Cerró ojos y guardó silencio.
No era capaz de negar la impresión que tuvieron. Ella también la tiene a pesar de conocerla desde hace años atrás.
-¿Syr? ¿Qué haces aquí?-Preguntó el peliblanco al notar la presencia de la joven.
-Quise venir a desearte buena suerte-Respondió Syr, ruborizándose al tenerlo cerca.
-Y-Ya veo...-Comentó Bell, incómodo.
Hestia, por alguna razón, no se entrometió aunque dentro de su ser existía inquietud.
Es la primera vez que se topa con la fémina y la impresión es cualquier cosa menos agradable.
-¿Sucede algo malo, Hestia-Sama?-Cuestionó la camarera por la penetrante mirada que le dirigía.
-Nada, nada. Continúa, iré a junto a Hermes a donde veremos tu batalla. Mucho éxito, Bell. Sé que puedes lograrlo-La pequeña diosa lo abrazó tiernamente en señal de despedida.
-Gracias por el apoyo Kami-Sama-Agradeció el muchacho.
Syr infló sus mejillas al ser ignorada. También se le percibía celosa por el abrazo entre diosa e hijo.
Hestia lo ignoró.
-¡Ujum!-Aclaró la garganta, retomando la consideración del joven.
-La verdad es que quería entregarte esto-Del bolso cosido a su delantal sacó un amuleto/talismán.
-¿Qué es esto?-Preguntó Bell mientras ella lo asentaba en sus manos.
-Un amuleto de la suerte. No quiero que nada malo te pase-Respondió la camarera. Su lenguaje facial comunicaba la preocupación aunada a romanticismo.
Parte de Bell dudaba pero decidió aceptarlo debido a la ilusión en Syr.
-Gracias, es muy amable de tu parte-Él guardó el objeto en su bolsillo.
-Éxito, sé que derrotarás a la familia Apolo ¡Lo aseguro!-Animada, externó su positivismo.
-Bien, bien. Ya es hora de irnos, nos vemos pequeña Syr-Hermes entró a escena y cortó el momento.
-Vamos-Bell, Welf, Lili, Mikoto y Ryuu entraron al vehículo.
-Protégelo, por favor-Pidió la peliplateada a la compañera elfo.
-Lo haré-Contestó ella, asintiendo.
Los caballos avanzaron, alejándose y perdiéndose en donde el sol comenzaba a asomarse.
La diosa del hogar y el dios viajero se largaron, dejando sola a la camarera.
-Sé que derrotarás al idiota de Apolo... Y de no ser ese el caso, lo destruiré junto a lo que ha construido con tal de tenerte conmigo... Mi Odr-Dijo Syr mientras brillo violeta manchaba el gris de sus ojos.
Escondidos en la entrada del gremio, Hermes y Hestia la espiaban. A pedido de esta última.
-Tus sospechas son correctas-Declaró el pelinaranja.
-Solo hizo falta un vistazo para saberlo-Frunciendo el ceño, la pelinegra estuvo de acuerdo.
-¿Qué harás...?-Cuestionó Hermes.
-No importa lo mucho que ella trate de encantarlo, no podrá-Respondió Hestia.
-¿Y piensas que será un impedimento para arrebatártelo?-Se le interrogó.
-Soy consciente de la tenacidad que posee... No obstante... Al igual que le dije a Apolo. "No existe un mundo en el que le cediera voluntariamente a mi hijo"-Una sonrisa retadora se dibujó en los labios de la diosa de coletas.
-No interesa que seas tú... Freya-Finalizó.
Camino al juego de guerra.
-Agradezco tu ayuda, Ryuu. No sabía que te involucrarías-Bell se rascó la nuca tras el agradecimiento.
-Hermes-Sama me lo pidió directamente pero Syr fue quien me convenció de unirme-Informó la elfo.
-Ya veo... Debería agradecerla cuando esto termine-Agregó dicha nota a su mente.
-¿Y bien? ¿Tenemos un plan o nos aventaremos a lo idiota como contra el Goliath?-Preguntó Lili haciendo cara de póker.
-Misión suicida. Me gusta la sugerencia-Declaró Welf sarcásticamente.
-La información que recolecté debería permitirnos aventajarnos. El problema recae en la formación que la familia Apolo tome. Es una salto a fortaleza así que la mayoría de las fuerzas estará en puntos estratégicos. Supongo que Jacinto estará dentro del castillo principal. Dudo que luche contra ti estando en perfectas condiciones por lo que concluyo que apostará al cansancio que acumules a lo largo del recorrido hasta él-Comentó la hobbit, sujetando su barbilla y considerando los escenarios posibles.
El resto del grupo, impresionados, la oyeron sin mediar palabra alguna.
La soporte sacó un mapa.
-No pregunten cómo lo conseguí, después les diré el precio. Si creamos una apertura en la muralla lateral y conseguimos infiltrarnos en las filas podríamos abrir la puerta principal y de esa forma entrar directamente a la batalla desde adentro. La familia Apolo cuenta con magos que atacarán a larga distancia...-Explicó.
-Yo me encargo de los magos-Welf levantó la mano, adoptando el papel que tendrá.
-Entendido. Todavía queda la incógnita de quién acabará con los aventureros de las murallas-Comunicó Lili.
-Puedo hacerlo-Ryuu se ofreció.
-Necesitarás esto-El herrero le entregó un par de espadas mágicas.
-Perdón si causa enojo de tu parte. Prometí no hacer espadas mágicas nuevamente pero si nos proporciona ventaja y permite ayudar a mi amigo...-Tras notar el gesto en el rostro de la peliverde dio su explicación, sin embargo, la elfo negó con la cabeza.
-Eres sincero, respeto eso-Respondió brevemente.
-¿Quién se infiltrará?-Preguntó Bell.
-Es arriesgado... Pero el papel está hecho para mi-Avisó Lili, suspirando pesadamente. Claramente se sentía nerviosa.
-No estás obligada, encontraremos otra forma-El peliblanco quiso deslindarla de dicha responsabilidad.
-¡No! ¡Lili quiere ser de utilidad! Usted siempre me protege y ayuda, es mi turno de devolverle el favor-Contestó, borrando la duda de sus pensamientos.
-¿Qué me tocará, Lili-Dono?-Preguntó Mikoto.
-Lucharás junto a Bell-Sama cuando traspasemos las murallas, los números serán menores así que el desgaste será menor-Dijo la soporte, apuntándole la zona del mapa en que influirán.
Habiendo detallado los roles además de la forma en la que se desenvolverán, solos quedaba rezarle a los dioses que saliera como planean.
No obstante... Posiblemente el capitán de la familia Apolo no será una prueba sencilla como días atrás.
Y de eso estaba consciente Lili.
"Espero que no se equivoque... No noté mentira en sus palabras, más bien solo profundo miedo" Se dijo a sí misma, recordando la fuente de donde obtuvo la información.
Diferentes localizaciones.
-La batalla de Argonauta-Kun está apunto de comenzar ¿No?-Preguntó Tiona al sentarse junto a Aiz en el sillón en medio de la sala de su sede.
-Sí... Acaban de bajar del carruaje-Respondió la pelidorada.
-¿Será suficiente el entrenamiento que tuvimos con él?-Cuestionó la amazona, susurrándole al oído.
-No lo sé... Pero Bell es fuerte-Contestó Aiz, sonriendo.
-¡Tch!-Bete chasqueó la lengua.
Aunque le cueste admitirlo, es consciente de que el conejo no será un rival sencillo. Podría decirse que se inclinaba a la victoria de la familia Hestia.
-El hijo de esa camarona se ve confiado, espero que no le juegue en contra-Loki opinó.
-Mira que cambiar de familia con tal de ayudarlo. Tiene muy buenos amigos-Comentó Finn al reconocer a tres de las cuatro presencias que lo acompañaban.
Varias pantallas en el gremio se crearon, semejantes a la que la mansión crepúsculo tenía en su sala. Cortesía de Urano por si no sabían.
En ellas, Eina presenciaría el juego de guerra al lado de Rose, Misha y aventureros varios que realizaron apuestas.
-¿Are? ¿Quién es esa elfo?-Preguntó Misha al toparse con la figura de Ryuu.
La ceja de Eina tembló.
Sí... ¡OTRA CHICA!.
-No es tiempo para sentir celos. Observemos-Rose la tranquilizó.
-Sí...-Contestó.
"Puedes lograrlo" Dijo.
Campo de batalla.
-¿Preparados?-Preguntó el peliblanco.
Mikoto, Welf y Ryuu asintieron.
La falta de Lili no les preocupó. Al fin y al cabo así lo acordaron.
Mirándolos desde arriba se hallaban docenas de miembros de la familia Apolo, quienes superaban la señal de inicio para atacar.
Elfos, beastman, humanos, hobbit, enanos. Un cúmulo de razas plantando cara a cuatro individuos.
Bell posó la mano encima del mango de su espada.
Ryuu hizo lo propio.
Mikoto y Welf se alistaron para correr junto al "Capitán".
3...
Desde donde los dioses se reunieron, Apolo escupió una pregunta llena de arrogancia y aires de superioridad.
-¿Qué planeas hacer cuando pierdas a tu hijo?-Dijo.
Hestia no cedió a las provocaciones.
Miach, Takemikazuchi, Hermes y Hefesto la acompañaron.
A lo lejos un dios de cabellos rubios, quien cruzaba los brazos, sonrió.
2...
La piedra en el zapato de Evilus se vería las caras contra el arma que prepararon especialmente para dicha ocasión.
1...
-¡ARRANCA EL JUEGO DE GUERRA!-Gritó el comentarista y la chicharra avisó a cada rincón del castillo que protegía la familia Apolo.
-¡Ataquen!-Ordenaron.
Saltando al suelo bajó la primera oleada a hacer frente.
-¡Cranel-San! ¡Como planeamos!-Ryuu desenfundó las espadas mágicas y...
*¡BOM!*
Lanzando un tajo a la estructura destruyó parte de la misma, permitiendo que se creara un camino donde el resto se infiltraría.
El asedio sería breve, no tenían la intención de prolongar la batalla contra simples peones.
Si Jacinto caía esto terminaba.
-¡Vamos!-Bell corrió y detrás suyo fueron Mikoto y Welf.
Ryuu se interpuso entre quienes querían seguirlos.
-¡Eres una elfo! ¡¿Cómo te atreves a usar las armas que exterminaron q nuestra raza?!-Reclamó el elfo de Apolo.
-El árbol de donde vengo no fue afectado directamente. Si emplearlas me convierte en una desvergonzada e hipócrita... ¡ENTONCES LO SERÉ!-Gritó, atacándolos.
Ryuu seguía bombardeando la fortaleza desde fuera, con gran velocidad y potencia gracias a su estado como nivel 4 y el poder de las espadas mágicas Crozzo.
"No pensé que llegaría el día en que usaría una espada mágica Crozzo" dijo la elfo en su mente.
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
-¡AHHHHHH!-Quejidos de dolor salían de las docenas de aventureros que caían congelados o quemados por las espadas.
Uno a uno intentaban detener a la peliverde pero se les imposibilitaba acercarse, incluso los magos no podían lanzarle ataques mágicos por los muros de llamas y hielo que se elevaban por cada tajo que realizaba.
Dentro del castillo.
-¡Mikoto! ¡Aléjate de ellos y ábrenos espacio!-Welf desenfundó su espada mágica y...
*¡BOOOOOM!*
La potencia de ella quemó a las personas frente a él, abriendo un camino en medio del mar de aventureros.
-¡ESPADAS MÁGICAS! ¡TIENEN ESPADAS MÁGICAS!-Gritaron, cubriéndose del fuego.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
Quienes intentaban atacar al dúo eran detenidos por Bell, quien desviaba los ataques o en su defecto los bloqueaba con su arma.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
Corriendo sin detenerse, acelerando el paso a su objetivo... La planta baja del castillo principal.
*¡CLANG!*
-¡HAZLO MIKOTO!-Dijeron al saltar a una depresión del sitio donde continuaron su camino.
Los demás quisieron seguirlos pero dos círculos mágicos color morado se dibujaron abajo de sus pies y encima de sus cabezas respectivamente.
Mikoto comenzó a realizar un cántico mientras evitaba que varias flechas de algunos arqueros restantes contactaran con su cuerpo y/o interrumpieran la invocación de su magia. La esfera púrpura apareció en medio de las manos de la humana, controlando la ubicación de los círculos.
-Respetuosamente te hablo, mi Dios de la Guerra que puede atravesar cualquier cosa, guiarme desde el cielo precioso. Dale a mi pequeño cuerpo el poder divino de tu gran cuerpo. Rescátenlos a la luz de la purificación, espada del aplastante mal. Barre la espada de la supresión, espada sagrada de la conquista. Llega aquí ahora por mi orden. Desciende del cielo, domina la tierra - shinbu tousei-Cantaba la pelinegra, su habilidad de "canto concurrente" le permitía un mejor dominio de este cuando se encuentra en movimiento.
-¡Futsunomitama!-Finalizó Mikoto con un grito.
Un peldaño gigante tocó el suelo desde el cielo, dando inicio a la magia.
Un gran terremoto azotó la tierra, pero no sólo eso, una enorme presión aplastante impidió el movimiento de los aventureros, incluso los huesos crujían y caían boca abajo al suelo sin poder levantarse.
No obstante la oriental sabía que no sería suficiente para dejarlos fuera de combate. Por lo que se preparó para luchar con los restantes.
La atención de los dioses se centró en la fémina, llenándola de halagos por la capacidad que esta mostraba en combate.
Apolo no apartaba la vista de su objetivo pero de pronto la compuerta del castillo se abrió.
-¿Qué pasa...?-Abrió los ojos de sobremanera.
-No puede abrirse a menos que...-Rápidamente buscó al responsable.
-Luan...-Se topó con el hobbit de su familia.
Hestia solo sonreía por aquel suceso, ella sabía perfectamente el motivo de que esto sucediera.
-¡Hey! Buen disfraz-Dijo Welf al pequeño.
-Buen trabajo, Lili-Respondió Bell con una sonrisa y pasando al lado de la hobbit disfrazada.
La chica aceptó el cumplido mientras los demás se alejaban
"Bien, a seguir causando problemas" pensó Lili mientras se iba para otra parte.
En la zona de gradas, donde los dioses observaban, solamente se escuchaban varias maldiciones provenientes de aquel dios pelirrojo.
-¡MALDITO LUAN!-
"¡¿Cómo demonios hicieron eso?! Tranquilízate... Jacinto se encargará..." Alterado, golpeó el reposo de su trono.
Aún si conseguían entrar, todavía quedaba el capitán Jacinto, quien acabaría con quien se le interponga.
Volviendo al campo de batalla, tanto Ryuu como Mikoto seguían peleando, la primera de ellas era quien llevaba mayor ventaja, la peli negra comenzaba a cansarse después de que su magia Futsunomitama haya sido detenida, no era para menos, el desgaste de mente utilizado para esa técnica era extremadamente alto, que estuviera consciente todavía era increíble.
Dentro del castillo, uno de los miembros de la familia Apolo fue a informar de la situación al resto.
-¿Eh? ¿El enemigo? ¡¿Cuándo entraron?!-Preguntó con enojo cierta chica pelirroja de nombre Daphne por lo poco que les estaba costando avanzar hasta la sala real, donde el capitán de la familia residía.
-No importa, no debemos permitirles pasar ¡Arqueros y magos prepárense para atacar! ¡Esperen mi señal!-Ordeno Daphne a su pequeño ejército.
Mientras tanto, Welf y Bell se acercaban cada vez más a donde estos se encontraban.
-¡Lili dijo que Jacinto esperará en lo alto de la Torre! ¡Apresúrate!-Dijo Welf.
Los báculos de el ejército apuntaron a ambos
Los magos se preparaban para frenar su avance.
-¡ATAQUEN!-Daphne ordenó.
Antes de que conjuraran, el pelirrojo extendió la palma a ellos.
-Ardan ¡Técnicas prohibidas!-Recitó el herrero.
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Algo extraño pasó, la magia que estaba apunto de ser lanzada se apagó, pero eso no fue todo, los bastones y báculos de los magos fueron destruidos poco después de eso, explotando en sus manos e hiriéndolos.
-¿Quė demonios...?-Preguntó la pelirroja.
Bell aprovechó la distracción de Daphne y se fue directo a la torre.
-¡Demonios!-Dijo la pelirroja al ver que el muchacho ya había tomado una gran distancia, pero de todas maneras ella iba a seguirlo.
-¡Hey alto ahí!-Dijo Welf con una voz autoritaria, haciendo que la chica voltee.
-Tch ¡Al demonio!-La mujer atacó con su estoque al herrero.
*¡SLASH!*
*¡CLANG!*
Él bloqueó y la empujó, separándola.
*¡BOM!*
La ráfaga de fuego quemó el camino y las paredes al ser esquivado por Daphne.
Dentro de la Torre.
-¡Él está aquí!-Informó Cassandra, quien estaba sola con... "Jacinto".
-Que venga... Lo asesinaré-La voz del humano cambió a una ronca y atemorizante.
La peliazul retrocedió temerosa.
-¡LUCHA CONMIGO, BELL CRANEL!-Gritó, exigiendo la presencia del conejo.
De pronto el piso tembló.
-¿Un temblor?-Se cuestionó Cassandra.
-No... Es él-Sonrió Jacinto.
-¡FIREBOOOOOOOOOOLT!-
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
La explosión alcanzó el último piso de la Torre, destruyendo por completo la estructura.
Bell hizo uso de la magia firebolt potenciada con argonauta, permitiéndole aumentar el rango de destrucción de su ataque.
Las rocas sepultaron a Jacinto y Cassandra, dejando solamente escombros.
*¡CRASH!*
Sepultado en la arena, el brazo de Jacinto emergió.
*¡CRASHHHHHHHHHHHH!*
Se levantó de repente sin ningún rasguño.
Bell, sorprendido, apuntó la espada.
-Increíble, he de admitirlo. Aquella potencia mágica habría asesinado a Jacinto si lo recibía directamente. Supongo que tu objetivo no era hacernos daño ¿Me equivoco?-Dijo el pelirrojo, limpiando el polvo encima de su cuerpo.
El peliblanco tuvo un mal presentimiento.
Algo dentro suyo le gritaba que la persona del bar y la que lo enfrentaba ahora no eran la misma.
-Hummm. ¿No responderás? Entiendo-Comentó.
-¿Quién eres tú?-Interrogó Bell.
-¿Uh? Jacinto si no me falla la memoria. O eso se supone que debo decir-Contestó despreocupadamente.
-Déjame reformular la pregunta... ¿Qué eres tú? Tienes el cuerpo de Jacinto pero definitivamente no eres él-Insistió Bell.
-¿Qué importa eso? Vine a acabar contigo por pedido de mi creador-El aura del ser aumento de tamaño, poniendo en alerta al joven.
*¡BOM!*
Abandonó la posición en la que estaba y acortó la distancia en un abrir y cerrar de ojos.
La espada escarlata con hoja irregular se acercó peligrosamente al rostro de Bell, quien bloqueó el corte a duras penas.
*¡CLANG!*
Saltó hacia atrás y se separó de él.
-Raro... Se supone que eres nivel 2 y este cuerpo nivel 3-La criatura comunico su sorpresa.
El sudor bajaba de la frente de Bell. Reconociendo que la lucha no sería sencilla en ningún sentido.
"Es muy rápido, apenas pude reaccionar" Pensó.
*¡CLANG!*
Sin tiempo de idear un plan, Jacinto lo atacó.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
-¡UGH!-Se quejó el muchacho, quien desviaba y esquivaba los ataques que a ritmo acelerado recibía.
*¡SLASH!*
La punta del estoque rozó su nariz.
Él se inclinó de espaldas, perdiendo equilibrio.
*¡PAM!*
Jacinto golpeó la pierna de apoyo, dejando al chico en el aire.
Tomó vuelo para empalarlo con la espada pero la mano de Bell lo apuntó al rostro.
-¡FIREBOLT!-
*¡BOOOM!*
La explosión fue recibida de lleno.
Bell cayó al suelo y se arrastró lejos, poniéndose de pie rápidamente.
El humo negro se disipaba.
Parte del rostro de Jacinto se quemó.
-Mal rival para magia de poca potencia-Declaró.
*¡PUUUUUM!*
-!PUAH!-El estómago de Bell recibió un puñetazo.
*¡CRASH!*
Su cuerpo salió disparado varios metros hasta estrellarse con una gigantesca roca donde se estampó.
-Ugh...-Gimió de dolor.
El dolor en la boca del abdomen era insoportable.
El choque entre la roca y su nuca provocó sangrado.
Abrió los ojos con dificultad.
-¿Eso es todo? ¡¿ERES TÚ EL QUE BALBUCEA SU SUEÑO DE SER UN HÉROE?! ¡VEN Y ENFRÉNTAME! ¡QUE VALGA LA PENA!-La criatura apretó los dientes, enojado por la nula capacidad de su rival.
Él quiere luchar hasta que el cuerpo le arda y así matar a su contrincante.
La misión que Enyo le encargó era deshacerse de él.
La de Apolo derrotarlo.
Por obvias razones la primera era la que seguiría al ser séquito de Evilus.
*¡CRACK!*
Mientras alardeaba, Bell salió del agujero.
Se tornó la espalda y estiró los brazos.
Sujetó su espada con las manos y apuntó.
-Acabaré contigo...-Los ojos rojos del conejo brillaron intensamente.
-Interesante-Sonrió Jacinto.
Caminaron hacia el contrario, acelerando el ritmo entre más se acercaban.
*¡PAM!*
*¡PAM!*
*¡PAM!*
Los pasos retumbaban y resonaban en los oídos de los presentes.
*¡PAM!*
Saltaron al mismo tiempo, chocando armas.
-¡AHHHHHHHHHHHHH!-
-¡AHHHHHHHHHHHHH!-
Gritaron.
*¡CLAAAAAAANG!*
La vibración. Tras el impacto de metal y metal causaba choque en los huesos del joven, las articulaciones que impedían la fricción entre ellos ardían.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡SLASH!*
Bell cortó lateralmente.
Jacinto dio un paso atrás. La piel se rasgó superficialmente.
*¡CLANG!*
Los ataques del muchacho no se detuvieron ahí.
Lo tenía frente a sus ojos en una fracción de segundo.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
Tajos y cortes se anulaban por la fuerza de la criatura.
Ni siquiera sus brazos se doblaban en señal de dominio por parte del conejo.
Parecía como si solo quisiera jugar con él.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
-¡MI TURNO!-Dijo.
Instintivamente, Bell cubrió su rostro.
*¡CLANG!*
Justamente ahí fue atacado.
*¡PUM!*
Su costado fue golpeado, mandándolo a volar nuevamente pero esta vez él frenó su avance al derrapar la suela de sus botas.
*¡CLANG!*
Acortó la distancia y continuó.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
Él buscaba una apertura en su contrincante.
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
*¡CLANG!*
Las chispas saltaban.
Los huesos temblaban.
Las articulaciones tronaban.
El dolor no era sentido por ninguno de los dos.
La adrenalina entumecía sus cuerpos.
El constante rebote de los golpes insensibilízala sus extremidades.
Las ansias de ganar bloqueaban cualquier receptor de dolor...
"Una apertura... Una sola..." Es lo único que el muchacho buscaba en ese instante.
Tanto que se concentró en atacar y dejó de defender tan bien.
*¡PAM!*
Una pared fue destruida cuando Jacinto atacó, a duras penas consiguió esquivarlo.
Las piernas de Bell se movían cada vez más rápido.
Comenzaba a acostumbrarse al ritmo impuesto por el monstruo.
Pelea rápida y golpes fuertes.
Esa era la estrategia empleada por la criatura.
Toda su fuerza iba a cada golpe, Bell lo sabía.
*¡SLASH!*
*¡PUM!*
*¡PAM!*
Cada corte era esquivado con exactitud hasta que un resquicio tras finalizar un ataque fue percibido por Bell.
Sus ojos vieron como el escenario se movía a una velocidad extremadamente lenta.
-Puedo verlo...-Susurró.
Jacinto levantó su brazo al intentar golpear desde abajo a su contrincante.
Eso le dio una fracción de segundo a Bell en la cual el monstruo estaba desprotegido.
Con la espada en su mano derecha, lanzó un ataque lateral al costado izquierdo de Jacinto.
-¿Qué...?-Él se percató de ello e intentó alejarse pero era demasiado tarde.
El filo del arma se acercó y...
*¡SLASH!*
Se clavó.
Jacinto lo vio y sobre todo sintió.
Su respiración se agitó.
Bell inhaló y dijo lo siguiente...
-¡FIREBOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLT!-
Un ardiente fuego tintó la espada de un rojo intenso.
El arma, de un momento a otro, desde la punta incrustada en la carne del monstruo, soltó una explosión.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Pedazos de carne y sangre salieron disparados tras la explosión, manchando el rostro del chico.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-
Retrocedió mientras la sangre brotaba.
-¡Ughhhhh! ¡MALDITO HUMANO!-Gritó con los ojos inyectados en furia.
Bell siguió en guardia.
La herida en Jacinto se cerraba poco a poco.
Factor curativo.
-Eres...-El peliblanco lo comprendió.
"Eina me habló de ellos... Demi Espíritus/Criaturas. Las dos chicas que atacaron Rivira los mencionaron, tal vez incluso pertenecían a esa raza" Recordó.
-Si acabo con la joya feto morirás ¿No es así?-Quiso asegurarse.
La sorpresa no se hizo esperar en "Jacinto".
-Lo sabes...-Susurró.
La herida cerró por completo, sin saber el por qué, eso agotó a la criatura.
Se supone que la curación es rápida, incluso miembros perdidos se recuperan ¿Por qué no es el caso ahora?.
Cambió la mueca de dolor a una totalmente seria.
Lugares varios.
-Dijo Joya Feto...-Aiz escuchó fuerte y claro.
-No puede ser ¡Eso significa que Argonauta-Kun está luchando contra una criatura!-Tiona se asustó.
Finn se levantó.
Loki apretó los dientes.
-Maldito Apolo, sabía que eras un idiota pero no a tal punto. Aliarte con Evilus...-La pelirroja abandonó la sala.
Mientras tanto a Eina se le fue el color de la piel.
-Joya Feto... Es un Demi Espíritu...-Murmuró. El cuerpo temblaba atemorizada.
-¡Tranquila Eina!-Antes de que se desmayara, Rose la agarró.
-¡Hay que detener el juego de guerra!-Misha gritó al gremio.
Los dioses miraron a Apolo desde las bancas.
-¡TE ALIASTE CON EVILUS Y ENTREGASTE EL CUERPO DE TU NIÑO!-Reclamó Hestia, intentando golpear al Dios pelirrojo.
-¡ES CULPA TUYA! ¡DEBISTE ENTREGÁRMELO CUANDO TE LO PEDÍ!-Respondió cínicamente.
-¡Cálmense!-Hefesto detuvo el pleito.
-¿Eres consciente de lo que hiciste? No importa si ganas el juego de guerra, serás devuelto a Tenkai por traición al aliarte a Evilus-Hermes lo agarró del cuello de la camisa realmente enojado.
-¡N-NADIE SE BURLARÁ DE MÍ! ¡YA NO ME IMPORTA GANAR!-Contestó.
-¡MATA A ESE NIÑO!-Gritó al ver la pantalla.
Jacinto se ponía de pie.
No se podía detener, no interesaba lo mucho que quisieran, tardarían en llegar e impedir el enfrentamiento.
-Bell...-Temerosa, Hestia susurró.
De vuelta al campo de batalla.
-Entonces ya no tengo que fingir-Dijo la criatura.
La forma de su cuerpo se alteró, acrecentando en tamaño y haciéndose más grotesca.
Tiró a un costado la espada.
-¡ACABARÉ CONTIGO AQUÍ Y AHORA!-Declaró.
*¡PUUUUUUUUM!*
El enorme puño golpeó a Bell.
-¡AHHHHHHHHH!-Él interpuso la espada y recibió el impacto.
*¡SLASH!*
El brazo se rebanó en dos pedazos.
*¡PUUUUUUUUM!*
-¡PUAH!-Con el puño contrario le dio a Bell en el costado. Juraría que escuchó sus costilla tronar.
*¡CRASH!*
-¡UGH!-Se quejó al estamparse en una pila de escombros.
Su boca sentía el sabor a sangre que manchaba sus dientes.
El pecho le dolía y la respiración se dificultaba.
Se levantó, ignorando el dolor.
Escupió la sangre y apuntó la espada.
-¡AHHHHHHHH!-Gritó.
*¡SLASH!*
El aire se cortó tras el esquivo de la criatura.
*¡CLANG!*
Quiso contraatacar pero Bell lo impidió y saltó de espaldas.
*¡PUM!*
Se impulsó y arribó al ataque.
*¡SLASH!*
Un tajo ascendente en vertical rozó el pecho de Jacinto.
*¡PAM!*
El puñetazo de la criatura creó una especie de bomba de aire que destruyó parte de la estructura.
*¡BOM!*
Bell lo esquivó al rodar debajo de sus piernas.
*¡SLASH!*
Cortó el tendón de Aquiles de la pierna izquierda.
-¡FIREBOLT!-Gritó desde sus espaldas.
*¡BOOOOOOOM!*
El cuerpo se regeneró de las quemaduras y cortes.
-¿Mejoraste sobre la marcha? ¿Qué demonios eres? No podías tocarme hace un momento-Dijo la criatura.
-Cometí el error de luchar contra ti como si fueses un ser humano. Ahora lo haré teniendo en cuenta que eres un monstruo y aparte de Evilus-Respondió el peliblanco, mostrando una mirada intimidante.
El ambiente se tornó pesado.
Bell agarró la bufanda de piel de Goliath y la enrolló en su brazo izquierdo.
¿Qué intentaba con eso? Simple, bloquear los golpes mientras que ataca.
Se encararon nuevamente.
El siguiente round daría inicio.
-¡AHHHHHHHHH!-Corrió hacia su rival.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Cortó la coraza que cubría el pecho de Jacinto.
Él no podía verlo, la velocidad del joven aumentó y superaba la suya.
¿A qué se debía? A que el cuerpo de Bell irradiaba un brillo blanco.
La habilidad Argonauta estaba siendo empleada mientras atacaba.
Algo nuevo teniendo en cuenta que no tuvo tiempo para cargarla.
*¡SLASH!*
Varios dedos de Jacinto se rebanaron y cayeron.
*¡CLANG!*
De un revés intentó defenderse sin éxito alguno.
*¡SLASH!*
La espada se enterró en su espalda.
-¡FIREBOLT!-
*¡BOOOOM!*
Los pulmones quedaron expuestos al destruir los músculos detrás de los mismos.
-¡AHHHHHHHH!-Litros de sangre cayeron.
-¡UGHHHH!-Levantó ambos brazos y...
*¡PUUUUUUUUUUUUUUM!*
Causó un temblor al golpear el suelo.
-¡Demonios!-Gritó Bell, tropezándose al no tener un punto de apoyo fijo.
*¡CRASH!*
Derrapó en el suelo no sin antes levantarse.
Su espada se deslizó lejos de él.
-¡ESTOY HARTO DE TI!-Jacinto atacó.
Bell interpuso el brazo izquierdo con la bufanda de piel de goliath.
*¡PUUUUUUUUUUUUUM!*
El impacto fue absorbido en parte.
*¡PAM!*
Le patearon las piernas y...
*¡PUUUUUUUM!*
-¡AHHHHHHHHHHHH!-Su cuerpo se disparó metros atrás.
El golpe como tal no fue sentido pero eso no evitó que se elevara por el aire.
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Atravesó varias paredes hasta que por fin se detuvo.
-Ugh...-El quejido de dolor se expresó.
Espalda y cabeza chocaron reiteradamente.
El dolor era lo único que lo mantenía consciente.
-Debo... Derrotarlo...-Dijo Bell, ensangrentado.
Jacinto se posó frente a él.
Intentó levantar la tela roja pero...
*¡PAM!*
-¡AHHHHHHH!-Gritó cuando lo golpearon en el costado.
*¡CRASH!*
Los escombros cayeron encima suyo.
No existía célula que no le doliera.
Respirar se le dificultaba.
¿Esa era la fuerza de una criatura? Está fuera del alcance del peliblanco.
-Reconoceré tu fuerza... Pero esto se acaba aquí...-Habló Jacinto, apunto de terminar el trabajo.
Lo levantó como un muñeco de trapo, apretándole el cuello.
Los espectadores lucían aterrorizados.
Sobre todo Hestia y Eina.
Apolo sonreía.
-Muere... Héroe de papel...-Dijo Enyo, observando y regocijándose.
Bell no pudo escuchar siquiera las palabras de Jacinto.
Sus párpados pesaban, bajando y cerrando los ojos. Todo se volvió completa oscuridad.
Lugar desconocido.
En el camino de regreso tras el atardecer. El mar de trigo se expandía por los alrededores. Las espigas, que tenían grandes granos, se sacudían sonoramente junto con el fresco viento. El paisaje que brillaba de un color amarillo por los rayos del sol que se hundía hacia el oeste era justamente como el cielo que se relataba en los cuentos de hadas.
Bell, quien miraba distraídamente los alrededores, repentinamente miro hacia arriba a la persona que estaba a su lado.
Era una mujer apasionantemente hermosa.
Su cabello era color gris y largo.
Ella parecía estar disgustada, pero a Bell le gustaba.
Sus parpados normalmente estaban cerrados.
Siempre se había preguntado cómo podía vivir sin abrir sus ojos, pero según sus palabras "incluso abrir mis párpados me cansa".
El vestido negro que vestía, aún estando en medio de lo profundo de las montañas, desentonaba terriblemente.
Era una mujer que se veía más hermosa mientras más la mirabas.
Caminaba tomados de la mano con una mujer como esa.
Mientras miraba su perfil, Bell abrió la boca.
-Oye... Tía...-Dijo
*¡PAM!*
Un increíble sonido salió desde la cabeza de Bell.
-Te golpearé-Dijo la mujer.
-¡Ya me golpeaste!-Gritó Bell entre lágrimas mientras sostenía la parte superior de su cabeza.
¡El puño a velocidad divina que estaba en la dimensión de un pestañeo dejó solo el resultado de "Fue golpeado"!.
-¿Cómo te dije que me llamaras?-Preguntó.
-Mamá Alfia o Madrastra Alfia-Respondió el peliblanco, lamentándose de su error.
-Sí. Dejando eso de lado, sin que lo olvides, dime qué sucede-Dijo Alfia.
-Mamá Alfia ¿Por qué luces triste en ocasiones?-Preguntó Bell, cabizbajo y apretando la mano de su madre.
La peliplateada se sorprendió.
-¿Qué quieres decir?-Interrogó.
-Siempre que hablo contigo no puedo evitar percibir tristeza en ti-Murmuró el pequeño.
-Y... Eso me hace sentir mal-Agregó.
Alfia le revolvió el cabello y se agachó, teniéndolo a la misma estatura.
Abrió sus ojos, enseñándole uno de color verde y otro gris.
Posó su palma en la mejilla de su hijo.
-Eres idéntico a tu madre. Me leen como un libro abierto-Comentó, sonriéndole con melancolía.
-Cada vez que te veo recuerdo el dolor de haber perdido a mi hermana... Me trae nostalgia. No es culpa tuya, al fin y al cabo tú eras muy pequeño-Respondió.
Lágrimas se deslizaron de sus mejillas. Era raro ver llorar a tan imponente mujer.
Bell levantó la cabeza y miro a Alfia.
-Entonces, ¿Por qué apareciste frente a mí?-Preguntó Bell, quien también comenzó a llorar. Saber que le causaba dolor a su madre con tan solo existir lo deprimía.
-Sucumbí a la tentación. Y preocupada por el niño que mi hermana menor dejó atrás, vine hasta lo profundo de estas montañas junto con Zard. Realmente pensaba verte desde la distancia y después marcharme-Respondió Alfia, limpiando las lágrimas de su niño.
Después de decir eso, sus labios se curvaron inusualmente.
Era una sonrisa auto despectiva.
-Pero, en el momento que vi ese "cabello blanco" tuyo, fue inútil. Sin poder resistirme a lo que brotaba dentro de mí, cuando me di cuenta, ya estaba parada frente a ti-Agregó
Bell recordó el día en que conoció a Alfia.
Estaba atardeciendo como en este momento, cuando Bell se dio la vuelta repentinamente, la encontró parada ahí, aturdida.
Preguntando su nombre, coloco su mano en su redonda mejilla y entonces lo abrazo con fuerza.
En ese momento, Alfia no derramo lagrimas ni sollozo, pero para Bell parecía que estaba llorando.
Por eso, envolvió sus pequeños brazos en su espalda, y le devolvió el abrazo.
Su cuerpo se sentía nostálgico por alguna razón.
Antes de darse cuenta, Bell estaba llorando.
-Posiblemente la decisión que tomé cause la destrucción del mundo... Pero no deseo alejarme de ti ni un segundo-Finalizó la peliplateada, limpiando las mejillas mojadas de Bell.
-¿Destrucción del mundo?-Preguntó.
-Sí. Quería, junto a tu tío, buscar al último héroe que triunfara donde fallamos. Así tú podrías vivir una vida tranquila sin levantar una espada-Explicó Alfia.
A pesar de que había detalles que él no comprendía.
-Mamá... Si consigo ser el último héroe ¿Serías feliz?-Con la inocencia que un infante emana, preguntó.
-¿Cómo...?-Pasmada, le pidió que lo repitiese.
-Quiero que seas feliz. Devolverte la sonrisa. ¿Puedo lograrlo si soy el último héroe?-Repitió.
Alfia cerró sus ojos, sonriendo brevemente.
-¿Quién sabe? Posiblemente-Respondió.
La ilusión en la expresión de Bell marcó la determinación que Alfia vio en él.
-¡Entonces seré el último héroe! ¡Haré que te enorgullezcas de mi!-Levantó los puños al aire.
-Fufufu-Alfia rió.
-Estaré esperando hasta que ese día llegue-Contestó, mirando el atardecer.
De vuelta a la realidad.
La respiración se dificultaba.
El aire no entraba a los pulmones.
De repente Bell despertó, topándose con la escena.
El color de su piel se tornaba morado por la falta de aire.
-Oh, despertaste. Será peor para ti-Dijo Jacinto.
-Ser el último héroe...-Murmuró.
-¿Sigues con eso? Tú morirás ahora-Infundió más fuerza.
-¡Gah!-La laringe se aplastaba.
-Se... Lo... Prometí... A... Mi... Madre...-Decía.
Apretó sus puños.
Las uñas se enterraban en la palma, perforándola.
Su ceño se frunció.
El brillo blanco de antes regresó, no... esta vez era diferente.
Alma de héroe. Aquella habilidad que obtuvo tras derrotar al minotauro se activó.
No había pasado el tiempo que requería para utilizarse nuevamente, pero eso no importaba ahora.
Jacinto se percató.
-¡NO PERMITIRÉ MÁS TRUCOS!-Dijo, usando ambas manos para quebrarle el cuello pero...
-¡FIREBOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLT!-
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
La mitad inferior de la criatura desapareció.
La explosión dejó un gigantesco cráter en el que ambos se hallaban.
La nube de polvo y humo no permitía que Jacinto viera.
-¡MALDITO!-Gritó, desangrándose.
Sus piernas desaparecieron y les costaba regenerarse.
-¡¿DE DÓNDE SACAS TANTA FUERZA?! ¡¿QUÉ DEMONIOS ERES?! ¡ALGUIEN COMO TÚ NO DEBERÍA EXISTIR!-Desesperado, lo atacó con preguntas.
-¡Bell!-Welf apareció. El combate contra Dafne finalizó y apenas pudo llegar. La destrucción y la prolongación de la batalla le dio mala espina.
-¿Qué le pasa a Cranel-San...?-Preguntó Ryuu.
Al ver a Jacinto tirado en el suelo y sin piernas, se asustó.
Él quitaría una vida. Aquel amable y puro joven se convertiría en asesino.
-¡BELL/CRANEL-SAN! ¡NO LO HAGAS!-Humano y elfo quisieron detenerlo pero Mikoto los frenó.
-¡Esperen! ¡Miren!-La oriental apuntó a una esfera ámbar sobresaliendo del pecho del capitán de la familia Apolo.
Ryuu tembló.
-Es...-
-Una Joya Feto... Jacinto se convirtió en una criatura-Cassandra, apoyada de Lili, respondieron.
-¿Que ocurre aquí?-Preguntó Welf.
-Ella es mi informante-Respondió la hobbit.
De pronto la voz del peliblanco interrumpió.
-¿Sabes por qué siempre gano...?-Acercándose a Jacinto, la silueta de Bell apareció.
La presencia imponente y poderosa del joven hizo temblar a la criatura.
Él sostenía la espada que antes perdió.
-Porque nunca me rindo...-Agregó.
-¡E-Espera! ¡Matarás a un inocente! ¡Él no eligió ser una criatura! ¡Un héroe no mata a los inocentes!-Intentó dialogar.
La lucha estaba perdida, no ganaría.
-El poder no te hace bueno ni malo. Solamente potencia lo que ya eras-Contestó, alzando la espada que adoptó el brillo característico.
-Además... Matar a Jacinto es mi forma de demostrar misericordia... No existe forma de salvarlo-Adicionó.
*¡ZOOOM!*
La hoja bajó rápidamente al pecho del monstruo, cortando el aire.
-¡ESPERAAAAAAAAAAAAAAAA!-Gritó este último, intentando impedirlo.
*¡SLASH!*
La punta atravesó la joya feto y...
*¡Crack!*
Se agrietó.
*¡Crack!*
Las líneas crecieron.
*¡Crack!*
*¡Crack!*
*¡Crack!*
Hasta que por fin... Se destruyó.
*¡CRASH!*
El cuerpo de Jacinto desapareció como si de un monstruo se tratara, dejando solamente al ganador del juego de guerra, quien se mantuvo de pie.
Alma de héroe. Se desactivó.
-Bell-Sama...-Lili lo miró.
-Un alma corrompida luchará contra la pureza de un alma inmaculada...-Susurró Cassandra, recordando su profecía.
-Parece que tenías razón, perdón por no creerte-Dijo Daphne, acercándose al grupo.
-Oigan... Bell no se mueve...-Avisó Welf.
Y era cierto. El peliblanco no realizaba movimiento alguno.
-Mind Cero...-
Fueron en su auxilio.
Con los dioses y en el gremio.
-¡LA FAMILIA HESTIA ES LA GANADORA DEL JUEGO DE GUERRA!-Alertó el comentarista.
El bullicio de las celebraciones no se hizo esperar por parte de los apostadores.
Sin embargo, Hestia, Hermes, Hefesto, Takemikazuchi, Miach y Apolo no celebraron.
-¡YO SOY GANESHA! ¡APOLO QUEDA ARRESTADO POR CONSPIRAR JUNTO A EVILUS!-El Dios elefante, Ganesha, declaró.
-Imposible... Derrotó a la criatura...-Apolo seguía impactado, sin importarle que Shakti lo llevase y lo esposara.
Hestia cayó de espaldas, sintiendo la relajación azotando de golpe.
Hefesto la ayudó a tomar aire.
-Eres increíble... Ojalá Zeus estuviera aquí para verte...-Hermes murmuró sin ser escuchado, acomodándose el sombrero.
Al dios rubio de antes se le notaba visiblemente enojado. Los dientes le rechinaban por la fricción entre ellos y su cabello le cubría los ojos.
"Creí que un producto defectuoso sería suficiente... A pesar de que su organismo no aceptó por completo la joya feto debió bastar para acabar con él..." Dijo para sí mismo.
Sin embargo... Ninguna de esas reacciones se comparaba a la de Eina.
Quien era sentada en un escalón por Misha.
-Ya, ya. Lo logró, ganó-Rose quiso tranquilizarla de nuevo.
-Bell...-Lloraba la asesora. Se preocupó en demasía.
Quería verlo y que él le dijera que estaba bien.
Misha le trajo un vaso de agua y la semi elfo lo bebió.
No importaba cómo se viera, la victoria de su amado estaba lejos de alegrarle en este momento.
Ella se puso de pie y corrió.
-¡E-Eina! ¡¿A dónde vas?!-Ambas asesoras le cuestionaron.
-¡Tengo que verlo! ¡Lo esperaré en la entrada de Orario! ¡Díganle al señor Royman que lo lamento!-Gritó sin frenar el avance.
La beastman y la humana no la detuvieron. Comprendían su sentir y la apoyarían.
Un par de horas pasaron hasta que el carruaje que transportó a la familia Hestia se aproximó.
La semi elfo permaneció de pie todo ese tiempo al lado de los guardias.
-¡Es él! ¡Déjenlos entrar! ¡Es Bell!-Avisaba reiteradamente, agitando al aventurero.
Tan pronto como el vehículo se estacionó y la puerta se abrió, salió Welf.
-Vamos amigo, no te fuerces-Dijo hacia Bell, quien se apoyaba de su hombro.
-Estoy bien... Tengo al menos 40 huesos ilesos-Respondió.
-El cuerpo humano tiene 206 viejo-Replicó el herrero.
-Bell...-El peliblanco fue nombrado.
Él levantó la cabeza y vio a su amada.
-Eina...-Dijo el joven.
Levantando su pulgar y sonriendo de oreja a oreja, declaró lo siguiente.
-¡Ganamos! ¡Espero mi recompensa!-
Las lágrimas desbordaron los párpados inferiores de la semi elfo.
-¡Tonto!-Corrió hacia él y lo abrazó.
-¡E-Eina! ¡Me duele! ¡Me duele!-Avisaba el chico mientras escuchaba el crujir de sus huesos siendo molidos y hechos polvo.
-¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto! ¡¿Cómo puedes pensar en eso en un momento así?! ¡¿No sabes lo mucho que me asusté?!-Dijo Eina sin despegarse de él.
"Que bueno que Ryuu viene en otra carroza que Asfi preparó. No me quiero imaginar lo que me haría si nos viera así... Y si se lo dice a Syr" Bell se dejó abrazar, aliviándose por la falta de la elfo aunque un escalofrío recorrió su espalda al imaginarse la posibilidad de esto último. Por si quedan dudas, la peliverde viajó aparte para evitar toparse con los guardias de la familia Ganesha ya que ella está dentro de la lista negra del gremio.
-Estoy en casa... Eina-Dijo, acariciándole la espalda.
Ella se separó de él y, lagrimeando, le respondió...
-Bienvenido a casa, Bell-
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Acompáñanos en al historia de Akiro Itō para cumplir su tan anhelado deseo... ¡Vengarse de quien rompió su corazón!.
Aquí les dejo el link para que vayan a leerla o pueden encontrarla en mi perfil. Hasta ahora llevo el prólogo y el primer capítulo del primer volumen.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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