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Capítulo 14. Conociendo a un herrero

Los días habían pasado, después de aquella visita de Eina, Bell fue dado de alta y por fin pudo regresar a su sede, aunque le fue imposible ir al calabozo, al menos hasta que su diosa y su pareja dijeran que lo hiciera.

-Bell, no puedes ir al calabozo, no llevas ni un día que te dieron de alta, si tengo que amarrarte a la cama, lo haré-Dijo Eina, regañando a aquel chico, quien estaba tomando sus armas para ir al calabozo a escondidas, pero fue interceptado por aquella semi elfo y su diosa.

"Demonios, sonó muy erótico la forma en que lo dijo... espera, espera ¡concéntrate Bell! ¡No es momento para eso!" Pensó Bell al oír aquella declaración, lo que provocó que se sonrojara.

-P-Pero Eina, ya me siento bien, no tengo molestias sólo cierta dolor en mi pecho cuando me hiperventilo pero nada más-Respondió Bell ante el regaño de la castaña.

-¡Lo normal es no sentir dolor!-Reclamó la semi elfo con más fiereza.

-Estoy de acuerdo con ella, luchaste contra un monstruo que te exigió todo de ti y te trajeron a la superficie en una situación muy delicada, ir un par de días después, cuando aún estás con molestias de ello, sería una tontería-Interrumpió Hestia, poniéndose del lado de Eina.

"La traición... pero tiene sentido... yo estoy siendo el insensato en este momento... lo hacen porque se preocupan, debo valorar eso" dijo Bell en su mente, resignándose y dándoles la razón a las dos.

-De acuerdo, tienen razón, estoy siendo muy impulsivo, es que el haber tenido una batalla así me hizo sentir que soy débil, sobreviví en gran medida por mi fuerza de voluntad que por poder puro o habilidad, quiero ser más fuerte, pero no se logra de la noche a la mañana, si sigo así... moriré-Expresó el peliblanco con calma pero se sintió incómodo en decir eso último.

-Bell... eres un gran aventurero, no creo que exista alguien con el potencial que tú tienes, pero debes saber que no importa lo fuerte que creas que eres, debes tener en cuenta que existen riesgos, aún eres un nivel 2, sí, subiste de nivel en menos de un mes, así que sigue esforzándote al máximo pero sin poner en riesgo tu vida y salud, me prometiste quedarte a mi lado ¿cierto? Te odiaré toda mi vida si no lo cumples-Contestó Eina, mientras tomaba la mano del chico y lo veía al rostro.

Los ojos de Bell brillaron ante eso.

-Tienes razón ¡Incluso los aventureros necesitamos descansar! No haré que te preocupes por mi si puedo evitarlo, volveré a la cama-Expresó Bell, dándole una dulce sonrisa a la chica.

-Son muy tiernos ustedes dos, pareciera que cuando están juntos se pierden en su mundo-Comentó Hestia, sonriendo mientras veía a la pareja de tórtolos sujetados de la mano y con sus rostros realmente cercanos.

"A ver bésense" pensó Hestia pero no lo dijo ya que sería muy descortés de su parte.

Al parecer, ese comentario los sacó de su burbuja, haciendo que se soltaran instintivamente y se sonrojaran como un rubí.

-¡No sean ridículos! No traten de mostrarse como una pareja de niños enfrente de mi, ya están mayores para ser fieles a sus sentimientos, al menos frente a los que sabemos de su relación-Reclamó la pequeña diosa por el actuar de los dos.

-¡P-Pero Kami-Sama! ¡Es vergonzoso ser observado!-Respondió Bell con un ligero tartamudeo en sus palabras.

-¡Bell tiene razón! ¡No es lo mismo cuando alguien nos ve!-Concordó Eina con las palabras del peliblanco.

-Fufufu ¿Pues qué hacen cuando nadie los ve?-Preguntó Hestia con una risa insinuante.

-¡KAMI-SAMA!/¡HESTIA-SAMA!-Gritaron tanto Eina como Bell al mismo tiempo por aquella pregunta, no han hecho nada tan extremo pero que te lo digan de esa manera haría sentir incómodo a cualquiera.

-Es broma, es broma, no tienen por qué ponerse de esa manera, se nota desde lejos que ninguno de ustedes dos tiene experiencia en el amor, aunque no soy nadie para decir eso...-Respondió Hestia mientras seguía riéndose pero en esa última parte se desanimó.

-Pero... una vez, en Tenkai, Hedylogos, dios de las palabras dulces y la adulación, me dijo una frase con respecto al amor-Confesó la pequeña, quien tenía una pequeña sonrisa, al parecer le alegraba recordar aquello.

Eina y Bell permanecieron atentos, les despertó la atención aquel comentario.

-"No importa lo fuerte que sientas algo en tu corazón, si no se lo transmites a la otra persona, no tiene sentido"-Finalizó la diosa. (Quien entienda al referencia se merece el cielo).

-Es por eso que no deben de tener miedo de ser sinceros con sus sentimientos, nadie lee mentes para saber lo que el otro piensa o siente respecto a una relación o a nuestra persona, el poder hablar, la confianza y el entenderse es lo que hace que una relación dure por mucho tiempo-Agregó Hestia a la frase anterior, alzando sus pulgares y guiñándoles el ojo a Eina y a Bell, quienes parecían sorprendidos por aquel consejo, sorprendidos pero no en desacuerdo.

Ambos se vieron al rostro y se sonrieron.

-Tiene razón Kami-Sama, seré sincero con mis sentimientos, así que Eina, si me disculpas...-Dijo Bell hacia su diosa aunque no apartó la mirada de la semi elfo.

-¿Eh? ¿Qué quieres decir B...? ¡¿Mmmm?!-Decía Eina hasta que sus labios fueron sellados inesperadamente por los de Bell, la había besado.

"Oh... te lo tomaste muy en serio Bell, al parecer te estabas aguantando las ganas" pensó Hestia mientras veía a ambos besándose, no pudo evitar reírse ligeramente al ver como Eina abría sus ojos lo más posible por la impresión, la diosa no podía creer el valor de su hijo.

Después de un pequeño tiempo se separaron.

-¡¿Q-Q-QUÉ CREES QUE HACES TAN DE R-REPENTE?!-Preguntó Eina con gran sonrojo, el cual cubría todo su rostro y hasta la punta de sus largas orejas.

-Eina, te amo-Respondió Bell, sonriéndole tiernamente, de la misma forma tan pura que siempre lo hacía.

Eso pareció ser demasiado para ella, quien quedó de un color aún más rojo que antes, se podría decir que salía humo de su cabeza de igual manera.

"Parece como si se fuera a desmayar en cualquier momento" pensó la pequeña diosa al ver como Eina se quedaba de pie sin reacción alguna.

-Y-Yo t-también te amo Bell...-Respondió la semi elfo, con la mirada agachada, no deseaba que vieran el rostro que tenía mientras decía aquellas palabras.

-P-Pero por favor no vuelvas a hacer eso... no tan de repente... no sé si mi corazón podrá soportarlo, s-sí quieres hacer algo como eso avísame para que pueda prepararme-Agregó Eina a su declaración anterior, aún con cierto tartamudeo en sus palabras por la pena acumulada en el corazón de la doncella élfica.

Bell, al oír todo lo que ella dijo, sintió como si su corazón brincara.

"¡Eina eres tan tierna! Siempre eres tierna pero te ves mas tierna ¡Y también linda! Siempre eres linda pero de esta manera te ves aún más ¡¿Eso es legal?! ¡No puede ser legal ser demasiado tierna!" Dijo Bell en su mente, estaba realmente encantado con esa faceta de su hermosa novia.

-De acuerdo Eina, pero también aplica contigo, cuando quieras que hagamos algo juntos, puedes decírmelo y lo haré, incluso si me pides que te baje la luna, buscaré por cielo, mar y tierra una forma de hacerlo-Contestó el peliblanco, tomando el rostro de Eina con ambas manos para que sus miradas estuvieran a la par.

-Iré a la cama a descansar, otro día iré al calabozo, agradezco que se preocupen por mi, tú tienes trabajo en el gremio y no quiero que te metas en problemas por mi culpa, no me moveré de aquí, ve tranquila-Agregó el joven, besando la frente de su amada y yéndose a acostar.

Ella solamente se quedó de pie, viendo cómo se iba, lo que despertó una gran sonrisa en su rostro.

"Nunca había sabido cómo se siente el amor... pero sé que debe ser así..." pensó ella, era realmente feliz con ese chico que le robó su corazón de manera rápida, sin que nadie se lo imaginase y es que así es el amor, llega cuando menos lo esperas pero cuando más lo necesitas, no todos tenemos la dicha de percatarnos de ello y dejamos ir las oportunidades que nos presenta la vida para tener ese encuentro predestinado, ¿miedo al rechazo? ¿Dudas? Una vida en la que te guías en las contras en vez de los beneficios, no es vida, hay que arriesgarse para obtener lo que uno desea, tropezar pero seguir avanzando sin detenerse, la probabilidad de lograr algo son más altas cuando lo intentas que cuando no lo haces.

"Ellos dos, realmente tienen un amor muy puro, es entendible viendo las circunstancias de ambos, Bell cuida de ella, Eina cuida de él, así debe ser el amor, sentimientos mutuos, tratos iguales y sinceridad entre ellos" pensó Hestia al ver que Eina seguía con la mirada fija en Bell, lo que provocó que se sintiera feliz por ambos.

"Ahhh... ¡YO IGUAL QUIERO ENAMORARME!" Concluyó la pequeña diosa.

Un par de días después.

Luego de ese reposo obligatorio, el estado físico de Bell por fin estaba en condiciones para entrar nuevamente al calabozo, en esos dos días recibió visitas frecuentes de Eina, quien antes de ir a trabajar al Gremio iba a verlo, también por parte de Lili, quien ayudaba a cuidarlo cuando ni Eina ni Hestia se encontraban.

-Bien, por fin volveré al calabozo, aunque necesitaré conseguir una nueva armadura, la mía quedó hecha trizas después de la pelea contra el minotauro-Dijo Bell para sí mismo mientras se vestía con una chaqueta y cargaba con su daga, lo único que llevaba como protección era su bufanda de piel de goliath, regalo de Eina.

"Si no fuera por esto, habría muerto, en verdad fue un regalo muy útil, muchas gracias Eina" pensó el joven, sonriendo al ver dicha prenda.

-Veo que ya vas al calabozo, me alegra que ya te encuentres bien-Expresó Hestia mientras veía a su hijo muy motivado.

-Sí, sonará raro pero extrañaba luchar contra monstruos, de todas maneras, ya le había dicho a Lili que la vería en la entrada del calabozo en unos minutos más, primero pasaré al gremio para saludar a Eina y darle mi hoja de estado para que publiquen mi subida de nivel-Respondió Bell, mostrando aquella hoja que estaba en su mano.

-De acuerdo, no tardes, yo iré a mi trabajo, así que nos veremos hasta en la noche, ve que puedes cenar, no creo poder traer comida, Hefesto me dijo qué hay muchos pedidos y necesitará mucha ayuda, no sé la puedo negar a quien me ayudó por un par de meses, además de ser mi mejor amiga-Expresó Hestia, vistiéndose con el uniforme de la tienda donde trabaja.

-Está bien Kami-Sama, nos vemos luego-Contestó el joven, saliendo de la vieja iglesia y caminando tranquilamente hacia el gremio.

De camino al gremio.

Bell caminaba tranquilamente, perdido en sus pensamientos, recordando lo que su diosa le había dicho antes.

-Ser fiel a mis sentimientos... no es diferente a lo que mi abuelo me decía "Déjate devorar lentamente"-Susurró el peliblanco para sí mismo, sonrojándose por aquello, hasta que alguien tocó su hombro, haciendo que se exalte.

-¿Uh?-Alcanzó a decir Bell cuando sintió aquel toque.

-Hola Bell, tiempo sin verte-Dijo una chica de cabello plateado que Bell conocía muy bien.

-¿Syr? ¿Qué pasó?-Preguntó él al ver quien había sido la responsable.

-¿Qué pasó preguntas? Simple, estoy enojado con cierto muchacho porque no ha venido a visitarme como prometió, yo que hago los bento con tanto amor y me dejas plantada-Contestó la chica, exagerando mucho su sentir, actuando como si fuera una gran tragedia pero con una sonrisa que infundía miedo.

-Lo lamento Syr, es que no fui al calabozo en estos días, ni siquiera salí de mi sede-Respondió Bell a la declaración de la camarera.

-¿Uh? ¿Por qué? ¿Sucedió algo?-Preguntó ella al oír al respuesta del joven, aunque claro, ella sabía la respuesta.

-Tuve un encuentro con un minotauro dentro del calabozo mientras iba con Lili, en el cual acabé muy herido y tuve que quedarme dos días en la sede de la familia Dian Cecht y otros dos en mi sede para recuperarme, apenas hoy me encuentro en condiciones para ir, así que me disculpo por no haber venido antes pero la razón es esa-Contestó el joven peliblanco a la pregunta de su amiga.

-¿Pero ya estás bien? Deja de lado lo de los bento, no importa-Expresó Syr, con un verdadero rostro que demostraba preocupación.

-Sí ¡estoy perfectamente bien!-Respondió Bell, regalándole una sonrisa llena de confianza.

-Me alegra oír eso, ten, para que vayas al calabozo ¿Vendrás esta noche a cenar?-Preguntó Syr, entregándole la pequeña caja con comida.

-Gracias y sí, vendré para cenar, lo prometo-Contestó el peliblanco, tomando la comida.

-¡Adiós Syr!-Agregó Bell, caminando a toda prisa y agitando su mano hacia ella.

La peli plateada sólo agitó su mano de igual manera mientras veía como se iba.

Ya en la "soledad" de la calle, por fin pensó algo.

"Debo admitir que me sorprendiste, derrotaste a ese monstruo que Ottar entrenó, me esperaba que ganarás pero cuando vi la verdadera fuerza del minotauro, temí por tu vida... quiero seguir viéndote crecer, Bell" dijo en su mente aquella camarera mientras iba hacia adentro se "La señora de la abundancia".

En el gremio.

-¡Dale Eina dímelo! ¡Dime lo que hiciste con Bell!-Imploraba Misha mientras sacudía a su amiga en uno de los cuartos de reunión dentro del gremio.

-¡Ya te dije que no hablaré sobre eso! Es v-vergonzoso ¡Además! Tenemos trabajo que hacer y tú no haz hecho nada, si sigues así es señor Royman te va despedir-Respondió Eina con sonrojo en sus mejillas pero intentaba cambiar el tema y mantener la compostura para que no siguiera siendo fastidiada por la asesora pelirroja.

-¡Roooseee! ¡Eina no me quiere decir el motivo por el cual llegó muy roja hace dos días!-Dijo Misha a manera de berrinche hacia la mujer lobo.

-Ya Misha, sabemos que algo pasó y eso es suficiente, si no quiere decirlo no hay nada que podamos hacer, tampoco la vamos a obligar a decir cada detalle de su relación-Contestó Rose, golpeando a Misha con una pila de papeles.

-Ahora, deja esta actitud infantil y lee todos estos archivos, tienes hasta hoy en la noche para hacerlo, no me interesa si amaneces aquí en el gremio, pero quiero esto listo-Agregó la mujer lobo a su comentario anterior.

-¡Pero Roseeee! ¡Es mucho!-Contestó Misha, llorando por la gran cantidad de trabajo que tenía.

-Debiste comenzar a hacerlo desde hace una semana pero no lo hiciste, ahora no llores...-Comentó la semi elfo a su lado hasta que algo captó su atención, haciendo que se coloraran sus blancas mejillas.

Se trataba de Bell, estaba entrando al gremio y buscaba a Eina con la mirada desesperadamente, hasta que vió en al puerta entre abierta de aquella habitación el brillo de unos lentes que conocía muy bien.

Él se acercó caminando lentamente, quería gritar el nombre de la asesora como ya era costumbre en Bell pero recordó lo que ella le había dicho hace un tiempo, por lo que evitó hacer eso.

-T-Tengo que salir, ya vuelvo-Comunicó Eina, levantándose del sillón y yendo hacia su amado.

-¿Uh? ¿A dónde v...? Oh... ya veo fufufu diviértete-Respondió Misha mientras se reía, ella había notado el motivo por el cual su amiga se retiraba del lugar.

-¡¿A qué te refieres con diviértete?!-Reclamó la semi elfo al oír aquella declaración insinuante.

-No lo sé, no quisiste decirme lo que hiciste con Bell, así que dejé volar mi imaginación-Contestó la humana, aún seguía riéndose.

-¡No hicimos nada de eso!-Gritó Eina mientras se iba y cerraba la puerta con fuerza

-Eres muy insistente Misha...-Comentó Rose, negando con la cabeza.

-Lo lamento pero... me alegra verla así, más animada, comunicativa y social, después de lo sucedido con la primera aventurera a su cargo se volvió alguien demasiado seria, tiene sentido claro, no cualquiera superaría eso, sin embargo, dejó que la afectara mucho, haciendo que cambie, aunque ahora ese cambio se volvió a presentar y parece que ha vuelto el color a su vida-Contestó Misha, con una mirada melancólica pero feliz al saber que por fin está avanzando hacia adelante su amiga.

-Wow... eres sorprendente, yo pensé que eras sólo una cabeza hueca, pero tiene sentido lo que dices, de todas maneras, no la sigas molestando tanto, entiendo tu preocupación pero hay un límite para todo-Opinó la mujer lobo, saliendo de igual manera de la habitación.

-Eina... se feliz, niño, si la lastimas te golpearé-Finalizó la humana.

-¡Demonios! ¡Tengo que hacer todo esto!-Recordó ella al ver todo el papeleo que le correspondía.

Lloró internamente por ello.

Con Eina y Bell.

-Hola Eina, vine a verte ¿no interrumpo nada importante?-Preguntó Bell, saludando a la hermosa castaña.

-H-Hola Bell, no te preocupes, no interrumpiste nada-Contestó Eina, devolviendo el saludo.

-Es un alivio, estoy aquí para decirte que iré al calabozo pero tengo pensado ir antes a comprar una armadura junto con Lili, a aquel lugar donde me llevaste ¡oh!, igual vine a darte esto, es mi hoja de estado, para que sea publicada en el gremio-Comentó el peliblanco, sacando la hoja de su bolsillo y dándosela en las manos a la semi elfo.

-Está bien, es una decisión muy coherente de tu parte, viendo que siempre eres muy impulsivo me sorprende que decidieras eso, dejando eso de lado, me alegra saber que la bufanda que te regalé aún la tienes contigo, es un alivio-Respondió Eina, sonriéndole a Bell.

-No la perderé nunca más, me salvó la vida y fue el primer regalo que me diste, es especial para mi-Contestó el joven, tocando la bufanda envuelta en su cuello, era feliz de tener aquella prensa con él.

-M-Me alegra que te haya gustado mucho...-Respondió la asesora, agachando la mirada con pena ante lo dicho por su conejito.

-También me alegra que te haya gustado el arreglo para el cabello que te regalé, desde que te lo di te veo siempre con él, te ves realmente hermosa, aunque eso es así con o sin adorno-Expresó Bell, señalando aquel artefacto.

-¡No digas eso tan de repente! No estoy acostumbrada a los halagos... además, sucede lo mismo con tu bufanda... fue el primer regalo que me diste, es importante para mi... pero no más que tú-Contestó Eina, tomando la mano del peliblanco.

-Eina... eres realmente hermosa, todas tus facetas las amo-Respondió el peliblanco con un rostro demasiado serio.

-¡Ya te dije que no me halagues demasiado!-Reclamó la asesora, dándole un pequeño golpe en la cabeza al joven.

-Perdón, pero tenía que decirlo, es la verdad al fin y al cabo, bueno, me retiro, nos vemos después Eina ¡Te amo!-Gritó el joven, sonriéndole dulcemente para después salir corriendo hacia la salida.

Aquella ultima declaración hizo que su cerebro hiciera cortocircuito y saliera humo de su cabeza.

-Fufufu así que te ama-Dijo una voz detrás de ella, con un tono burlón.

-¡Deja de molestarme Misha!-Gritó la semi elfo a su compañera.

En la Torre de Babel, unos minutos después de la visita al gremio.

-Gracias por acompañarme Lili, sé que dije que iríamos al calabozo a primera hora pero necesitaba una nueva armadura-Dijo Bell, disculpándose con la pequeña soporte por el cambio de planes tan repentino.

-No se preocupe Bell-Sama, está bien que piense en su seguridad, además es una buena oportunidad de conseguir buen armamento, igual Lili necesita protegerse cuando usted se encuentre en problemas-Expresó la hobbit, sonriendo con gran confianza.

-Tienes razón, bien, vamos por aquí, en esa dirección está la tienda donde compré mi primera armadura, quiero una idéntica, parecía hecha realmente para mi-Comentó el peliblanco, caminando con algo de prisa hacia la tienda pero sin dejar atrás a la pequeña soporte.

Tras algunos minutos caminando, en los cuales fueron recibidos con un mar de gente, la mayoría aventureros por obvias razones, al fin llegaron a la tienda.

-Vamos Lili, entremos...-Dijo Bell pero varios reclamos le impedían hablar.

-¿Por qué siempre las colocas en la esquina? Arriesgo mi pellejo haciendo esto, al menos pido un mejor trato-Decía cierto hombre pelirrojo con gran enojo.

El dueño de la tienda tenía una mirada cansada pero notó la presencia del dúo que estaba en la entrada.

-Bienvenido ¿Qué es lo que busca?-Preguntó el dueño, ignorando los reclamos de aquella persona.

-Ammm buscaba una armadura del herrero Welf Crozzo y alguna daga para mi compañera-Respondió Bell hacia la pregunta de aquel señor.

El dueño tenía un rostro lleno de sorpresa, para después mirar instintivamente a aquel hombre de antes.

-¿Uh?-Alcanzaron a decir Bell y Lili al notar la reacción de aquel viejo.

El pelirrojo sonrió de repente, al parecer oír eso lo había alegrado.

-¡JAJAJAJAJAJA! Si quieres una armadura de Welf Crozzo...-Dijo quien aparentemente era el herrero que buscaban.

De un momento a otro levantó una caja y la asentó en el escritorio.

-¡Aquí la tienes!-Finalizó el hombre, dejando a la vista una armadura idéntica a la que Bell había destruido hace un tiempo.

Lili y Bell lo vieron y seguía sonriente.

Los tres habían salido de la tienda, al parecer había algo de loq je querían hablar.

Aún en la Torre de Babel, en alguna parte con bancas.

-Vaya, no puedo creer que el famoso novato viniera a comprar una de mis obras-Expresó Welf al reconocer a la persona enfrente suyo.

-¿Novato?-Preguntó Bell con duda.

-Bell-Sama, creo que tiene razón en llamarlo así ¿No sintió las miradas que se dirigían a usted? Al parecer ya saben que subió a nivel 2-Contestó Lili ante el rostro dudoso de su compañero.

-¡¿Eh?! Pero se supone que apenas hoy lo anunciaron ¿Cómo es que todos lo saben?-Dijo el peliblanco con sorpresa.

-Te sorprendería la velocidad con la que los rumores van de boca en boca, aunque desde antes se hablaba de ti, por lo del espalda plateada, sin embargo, ya muchos comienzan a creer que en verdad fuiste tú quien derrotó a aquel minotauro hace unas semanas y no la familia Loki-Agregó Welf a la declaración de la pequeña hobbit.

-E-Entiendo, de todas maneras ¿Continuamos con los que estábamos hablando?-Pidió el joven, no deseaba desviarse del tema, ya era suficientemente malo el no estar en el calabozo en ese preciso momento.

-Claro, no hay problema, en resumen, buscas una armadura y una daga por lo que escuché ¿cierto?-Comentó el herrero, recapitulando el pedido.

-Sí, aunque no pensé conocerlo en persona señor Crozzo-Respondió Bell.

-Mmm ¿Podrías evitar llamarme "señor Crozzo"? No me gusta demasiado, dime Welf-Pidió amablemente el pelirrojo, le causaba disgusto el ser llamado por su apellido.

-Pero dejando de lado eso, bueno Bell Cranel, es la segunda vez que compras una de mis obras ¿Ya eres uno de mis clientes?-Preguntó a Welf, cambiando su anterior estado serio a uno alegre, lo extraño es que levantó la voz al decir esto último.

-Supongo que sí-Contestó el peliblanco.

Esta respuesta recibió varias miradas derrotadas por algunos herreros a los alrededores.

-Los siento, hay que marcar territorio, en fin, Bell ¿Deseas formar un contrato directo conmigo? Así forjaré sólo para ti, haré las armaduras y armas que necesites o desees, pero me ayudaría mucho que hicieras algo por mi, te lo pagaré-Comentó el pelirrojo, explicando lo que sucedía y el motivo de esas caras largas en los otros herreros.

-¿Uh? ¿Qué cosa quieres que haga?-Preguntó Bell.

-Déjame unirme a tu grupo-Respondió Welf.

-¡Espera! Bell-Sama, ven aquí-Dijo Lili, jalando al peliblanco hacia ella.

-A Lili no le agrada ese tal Welf, parece alguien sospechoso, aún más sabiendo que no le gusta que le digan por su apellido, no sé si usted Bell-Sama lo sabe pero los Crozzo pueden hacer espadas mágicas, dejando eso de lado, también huele muy feo, pareciera que no se ha bañado en días-Susurró la hobbit al oído de su compañero de manera despectiva.

-¡Oye! ¡La fragua y el hacer equipos consume mucho tiempo! ¡No es como si no me bañara a propósito!-Reclamó el pelirrojo, al parecer escuchó lo que Lili había dicho.

-Lili tenía razón ¿Vió Bell-Sama?-Dijo Lili ante esa confesión.

-Ugh, respecto a lo de las espadas mágicas, simplemente odio hacerlas por el daño que han causado, no quiero seguir con esa línea de sangre de mi familia, es por eso que huí de Rakia, querían obligarme a hacerlas-Contestó Welf, con una mirada incómoda por hablar de eso.

-Amm... señor Welf-Nombró Bell al herrero.

-Por favor, no me pidas una espada mágica, lo que sea menos eso-Respondió el pelirrojo aún con incomodidad.

-No era eso, quería decirle que no hay problema, no lo voy a obligar a hacer algo que usted no quiere, así que, acepto hacer un contrato con usted, bienvenido a nuestro grupo-Declaró Bell, sonriéndole y extendiendo su mano para cerrar el trato.

Lili sólo se golpeó la cara con la palma de su mano, dando a entender que estaba en desacuerdo con esa decisión pero no había nada que hacer.

-¿En serio? ¡Pues tenemos un trato!-Respondió Welf, aceptando el apretón.

Y así un nuevo compañero y amigo se unía al grupo del joven aventurero.

-Por cierto, eso de señor me hace sentí viejo, dime sólo Welf, no creo ser muy mayor que tú-Declaró Welf.

En el calabozo.

El trío de aventureros había estado bajando por los pisos, la armadura de Bell se encontraba en el efecto estado, no había ningún monstruo que representara amenaza alguna o que lo exigiera.

-¿Qué tal la armadura?-Preguntó el pelirrojo.

-¡Se siente genial! Es muy ligera pero aún así protege bien de los golpes, idéntica a la anterior-Respondió Bell mientras seguía acabando con muchos de los monstruos en los pisos que se encontraban antes de entrar a los pisos intermedios.

-Me alegra oírlo ¿Qué tal la daga Lilicuajo?-Preguntó Welf, pero esta vez a la Hobbit.

-Sorprendentemente útil Welf-Sama ¡PERO DEJE DE DECIRME ASÍ!-Reclamó la soporte con enojo por aquel apodo.

-Por cierto Welf ¿Podrías hacer un arma con esto?-Preguntó el peliblanco, sacando un cuerno de minotauro de su bolsa y lanzándoselo al herrero.

Él lo analizó unos segundos mientras caminaba junto al grupo, ya no había monstruos alrededor.

-Wow, este cuerno de minotauro es un muy buen material, te tendré lista algún arma hecha con él, sólo necesito tiempo para ponerme manos a la obra-Expresó Welf, guardando el cuerno.

-Bien, amigos, llegamos a los pisos intermedios-Informó Bell para que no se desconcentraran.

Después de algunos momentos de lucha, al fin terminaron con los monstruos que estaban en la zona.

-¿Uh? Bell ¿Qué es eso?-Preguntó Welf al ver pequeñas partículas rodeando la mano de Bell.

-No lo había notado, no lo sé...-Respondió el peliblanco, extrañado por ello.

"¿Tendrá algo que ver con las nuevas habilidades que obtuve por el argonauta?" Pensó el joven al recordar los regalos que le fueron dados después de subir de nivel.

Aquel hilo de pensamiento fue interrumpido cuando un ruido provino desde algunos metros lejos de ellos.

-¡Es un Infant dragon! ¡Lilicuajo! ¡Cuidado!-Gritó Welf para alertar a la Hobbit.

Ella se encontraba recolectando las piedras mágicas sin percatarse de la presencia de esa cosa.

-¡LILI!-Gritó a Bell al ver como el Infant dragon comenzaba a ir tras su compañera.

"Demonios, no llegaré a tiempo" pensó el joven con frustración.

Sin dejar de correr, extendió su mano derecha, aquella que tenía esas partículas, listo para hacer su movimiento.

-¡FIREBOOOOOLT!-Gritó Bell y una gran cantidad de magia, mayor a todas las veces que había recitado tal magia, salió disparada de la palma de su mano, pero sin su color característico, esta vez estaba pigmentado por un color blanco con bordes azules.

*PUUUUUUUM*

Aquella explosión retumbó con gran fuerza y desapareció al monstruo rápidamente, para sorpresa de todos.

Bell cayó de espaldas por al fuerza de la explosión.

Él miró con impresión su mano.

"¿Fue la habilidad argonauta?... es demasiado fuerte..." pensó el peliblanco, aún pasmado por ello.

-¿Bell? ¿Qué fue eso? ¡ESTUVISTE IMPRESIONANTE!-Dijeron tanto Lili como Welf.

-Creo que es una de mis nuevas habilidades, la obtuve al subir de nivel-Respondió Bell.

-Pero es imposible que sea una habilidad de desarrollo, no conozco una que haga eso-Expresó el herrero, ayudando a Bell para que se pusiera de pie.

-Es que no es una habilidad de desarrollo, mi habilidad de desarrollo se supone que es "Suerte", es otra que obtuve-Respondió el peliblanco, aclarando las dudas pero creando más.

...

-Eres realmente único-Dijeron ambos.

-Me siento algo cansado por haberla usado, creo que consume mucha mente el usar la habilidad, será mejor que regresemos, ya va anochecer-Sugirió Bell, tomando su cabeza.

-No hay problema, llegamos a los pisos intermedios, gracias por ayudarme con eso, así que yo cumpliré mi parte del trato-Respondió Welf, ayudando a Bell a caminar.

-Su seguridad es primero Bell-Sama, regresemos ahora, no deben haber muchos monstruos que enfrentar, nos será fácil subir-Comentó Lili, tomando la piedra mágica del Infant Dragon y guardándola en la mochila.

Y de esa manera, el grupo de tres subió hacia la superficie, acabando así su primera aventura juntos, su primera de muchas.

"Todavía tengo que ir a "La señora de la abundancia" estoy seguro de que seré el centro de atención... acabo de regresar de mi descanso y ya me meteré en más problemas" dijo Bell en su mente, suspirando por todos los problemas que se imaginaba.



Hasta aquí el capítulo de la semana, espero que sea de su agrado y den su apoyo, pasen buen domingo amigooooos

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