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Capítulo 12. Conociendo el potencial de tu poder ¡Bienvenido a nivel 2!

Un balde de agua fría, un nerviosismo realmente alto, tal vez hubo diferentes formas de expresar el sentir de aquella semi elfo al momento de recibir una noticia tan preocupante de un momento a otro, los sentimientos en ese día fueron muy cambiantes en muy poco tiempo, desde la felicidad de haber logrado entablar una relación con aquel joven aventurero que llegó hace poco más de dos semanas, el cual conquistó su corazón en ese mismo tiempo, hasta un miedo ferviente nacido por enterarse de que ese chico había sido herido en combate y se encontraba hospitalizado en la sede de la familia Dian Cecht por algún motivo desconocido hasta ese momento.

La reacción de la pequeña diosa del muchacho no era menor a la de Eina, ella igual estaba muy preocupada, y con justa razón, su primer hijo tuvo un combate muy intenso por lo que logró decirle aquella chica rubia con armadura, la princesa de la espada.

Ambas emprendían el camino, con un rostro rojo entre lágrimas, a paso veloz, sin perder el tiempo, cada segundo que pasaba aumentaba el miedo.

-Ya voy en camino... Bell-Dijo la atemorizada semi elfo para sí misma, tenía que verlo, tenía que asegurarse de que estaba vivo, no quiere perder a nadie, no quiere perderlo a él, su corazón no lo soportaría, un muchacho que conoció hace poco, del que sabe casi nada, una persona así estaba haciendo que su corazón latiera.

Sede de la familia Dian Cecht.

Bell yacía acostado en una cama, su tratamiento ya había finalizado, pero él aún no despertaba, seguía con sus ojos cerrados, frunciendo el ceño, al parecer estaba teniendo un sueño no muy agradable en ese instante.

-Riveria... ¿Qué le sucede? ¿Ya está bien?-Preguntaba la princesa de la espada al ver la escena del joven.

-Físicamente lo está pero parece que no está viendo algo muy agradable dentro de su mente, tal vez por el trauma de su batalla contra el minotauro, no es raro que algunos aventureros desarrollen miedo al calabozo después de una experiencia tan... fuerte-Respondió la alta elfo hacia la muchacha a su costado.

-Debemos dejarlo descansar, no sería recomendable forzarlo a reincorporarse, así que abandonen el cuarto-Comentó Airmid, capitana de la familia Dian Cecht, una joven de cabello plateado con ojos color morado, que vestía un uniforme semejante al de una enfermera.

-Pero, Bell...-Dijo Lili al oír la instrucción de la chica, ella no deseaba apartarse del peliblanco.

-Sé que estás preocupada pero por el momento, lo único que podemos hacer es seguir las instrucciones y esperar, él ya está curado, no hay riesgo alguno, no hace falta que nos sigamos preocupando-Contestó Riveria hacia la hobbit.

Y de esa manera, las tres chicas abandonaron el cuarto donde Bell se encontraba, Aiz, antes de salir de la habitación, echó un vistazo rápido y pudo ver lágrimas en los ojos del chico.

Sala de espera.

-Ya tardó su diosa en llegar, debió desviarse por una razón pero ¿Cuál?-Se preguntó Aiz, quien fue la encargada de dar el aviso.

-La diosa de Bell debió ir darle la noticia a la chica con la que él sale-Informó la pequeña niña a las dos aventureras de la familia Loki

-¿Salir? ¿A dónde?-Preguntó la princesa de la espada, ladeando la cabeza, al parecer no entendía el contexto de esas palabras.

Lili pareció sorprenderse un poco por aquella reacción.

-Ignórala, está muy verde en temas como esos, pero yo sí entendí-Dijo a Riveria al notar el rostro de la hobbit.

-Señorita Princesa de la Espada, a lo que me refiero con salir, es que Bell tiene una pareja-Contestó Lili, dirigiendo sus palabras a Aiz.

-¿Pareja? ¿Como de entrenamiento o algo así?-Volvió a preguntar la princesa de la espada, con un rostro inocente y ladeando la cabeza nuevamente.

-Al diablo, me rindo-Dijo Lili con claro enojo.

-Bueno, pero explícame a mí lo que sucede, ella es una cabeza hueca por naturaleza-Dijo la alta elfo a la pequeña soporte, pidiendo detalles y dándole un sape a su "hija".

Aiz sólo la miró aún más confundida por ello, no comprendía el motivo de aquel golpe, pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos mientras se sobaba la cabeza.

-E-Está bien, no me esperaba ver a una aventurera de nivel 6 ser tratada como una niña, pero volviendo a lo que decía, Bell comenzó a salir con una chica del gremio, no sé desde cuando o de qué manera, ya que él no tiene ni un mes aquí, pero tiene una relación-Explicó Lili a la pelijade, no podía dar muchos detalles porque ella misma no contaba con ellos.

-Fufufu, al parecer ese niño es una clase de pervertido, mira que tener una novia en tan poco tiempo, no sólo es un aventurero con un crecimiento anormal, también es muy rápido en conquistar chicas-Expresó Riveria, riéndose ligeramente.

Lili se sonrojó con esto último.

-Oh...-Logró decir la elfo al percatarse de eso.

-En fin, esperemos a que llegue su diosa, así Aiz y yo nos retiraremos-Agregó Rivera a sus palabras.

-Riveria... ¿Qué es pervertido?-Preguntó Aiz nuevamente.

-En serio ¿Qué edad se supone que tiene?-Dijo Lili con un rostro algo cansado por las tontas preguntas de quien, hasta antes de ese momento, ella veía como una aventurera de temer y quien merecía respeto en demasía.

-No es una plática que me gustaría tener en una sala de hospital, la continuáremos después ¿Qué te parece nunca?-Dijo Riveria a la rubia.

-*Hmph*-Resopló Aiz, inflando sus mejillas para hacer un puchero.

"Ellas dos son muy extrañas, comienzo a dudar de que en verdad sean primeras clases, pero creo que eso ya no me concierne" pensó la pequeña soporte, viendo como ambas se comportaban.

"Amo Bell... espero que se pueda despertar pronto, usted en serio es alguien impresionante, luchar con un monstruo así, aún teniendo miedo, aún cuando lo superaban en fuerza y no bajar los brazos en ningún momento es algo digno de admirar" dijo Lili en su mente, viendo hacia la puerta del cuarto donde el chico en cuestión yacía durmiendo.

El hilo de pensamiento de la pequeña fue interrumpida cuando un golpe seco resonó en todo el lugar, una puerta había sido abierta con una monstruosa velocidad y esta misma fue estrellada con la pared, de milagro no fue rota.

-¡¿Dónde está el aventurero Bell Cranel?!-Preguntaron a gritos dos chicas, una pequeña con coletas y una semi elfo con uniforme del gremio.

-E-Esperen un momento, este lugar no es para estar alzando la voz de esa manera-Contestó un trabajador en el lugar, con nerviosismo al principio de sus palabras por lo intimidante que se veía la más alta de las dos chicas pero trató de recomponerse.

A Eina se le saltó una vena en la frente por la reprimenda de aquella persona.

-¡NO ME INTERESA SUS NORMAS! ¡QUIER SABER CÓMO SE ENCUENTRA BELL!-Gritó Eina con gran furia, tomando la camisa del recepcionista y agitándolo fervientemente sin detenerse.

-¿Eina?-Preguntó Riveria al ver a la semi elfo.

-¡¿QUÉ?!-Dijo la chica al oír que la nombraron.

-¿Uh? ¿Señorita Riveria? ¿Qué hace aquí?-Agregó a sus palabras cuando logró vislumbrar a la persona que había dicho su nombre, no era ni más ni menos que la princesa de los elfos y vice capitana de la familia Loki, Riveria ljos Alf.

Eina dejó de agitar al pobre recepcionista quien había cambiado su color de piel a verde por el mareo.

-Preguntaría lo mismo pero al ver esto creo que no hay duda de ello-Respondió la pelijade, riéndose un poco.

-Nosotros trajimos al muchacho después de que este cayera en Mind Cero al finalizar su combate contra un minotauro-Agregó al elfo a sus palabras, justificando su presencia ahí.

-Minotauro... pero ¿Qué hacia Bell en el piso 14?-Preguntó Eina con sorpresa.

-Ese es el detalle... no estaba en el piso 14, Bell se lo encontró en el piso 8, o por lo menos eso creemos, ya que ahí fue donde los vimos peleando, pero... siéntese, va ser una historia muy larga-Expresó Riveria, ofreciéndoles su asiento.

Hestia permanecía callada, pensativa, hasta que una idea cruzó por su mente.

"Freya... no creas que no he sentido tu mirada en mi pequeño, si eres responsable de esto, buscaré la forma de devolverte todo multiplicado por 100" pensó Hestia, con claro enojo, ella desde hace un tiempo se había percatado de aquella diosa, siempre que está junto a Bell, puede sentir unos ojos que se clavan en su persona.

-Está bien, escucharemos lo que sucedió, aunque tengo el presentimiento de que fue algo increíble ¿me equivoco? Por sus rostros puedo concluir que no-Dijo Hestia a la alta elfo y a la princesa de la espada, que recordaba aquella batalla, esa fuerza, ferocidad, habilidad, todo lo que hizo maravillarla de sobremanera.

"Él es realmente fuerte pero... no parece mentir cuando dice que no tiene idea do cómo se hace tan fuerte y crece tan rápido" pensó Aiz con la mirada agachada.

"Tengo que saber el motivo" agregó a su hilo de pensamiento.

-Si piensas utilizar a mi hijo para tus motivos egoístas, lo alejaré de ti-Susurró Hestia al oído de la princesa, la diosa se había sentado a lado suyo.

La mirada de Aiz se petrificó con los ojos realmente abiertos por las palabras de Hestia.

-No necesito tener telepatía para saber lo que piensas pero, te aconsejo que no utilices a mi hijo, él te puede ayudar a ser fuerte sin que tengas que tratarlo como un objeto, sé lo que te digo, él ya te tiene cariño, solo por eso te doy el beneficio de la duda-Agregó Hestia a sus palabras.

Aiz sólo asintió, como si hubiera sido regañada, aunque si fue así ¿No?.

-Bien, creo que Lili debería comenzar a relatar lo sucedido, pero antes que nada tengo que decirles que Bell se encuentra bien según nos informó Airmid hace unos minutos, sólo necesita reposo-Dijo la pequeña hobbit, poniéndose enfrente de ellas.

Eina únicamente suspiró de alivio al mismo tiempo que Hestia, se le veía más calmada, tanto así que sintió como su cuerpo se relajaba por completo.

"Fufufu, no me digas que la novia de ese chico eres tú Eina, tengo que hablar con ella en otra ocasión, no pensé que la densa y dedicada a su trabajo Eina Tulle se enamoraría de un muchacho" pensó Riveria, observando el lenguaje corporal de la semi elfo, quien estaba con la mirada agachada, en su rostros e lograba observar una sonrisa de alivio.

Y así Lili comenzó a contar lo sucedido desde su punto de vista.

Mientras tanto, en la mente de aquel aventurero.

-¿Dónde estoy? ¿Por qué todo está tan blanco?-Se preguntó Bell mientras miraba a todos lados en busca de un indicio para saber qué lugar era ese.

De pronto todo el destello que sus ojos observaban se apagó hasta dejar completa oscuridad.

-¿Qué pasa? No entiendo nada, no estoy muerto, estoy... ¿70% seguro de eso? Creo que lo correcto sería que estuviera 100% seguro pero no puedo decirlo con tanta certeza-Se dijo a sí mismo el peliblanco, que era rodeado por esa densa y atrapante oscuridad.

-A ver, peleé contra el minotuaro, me dió una paliza, luego, por algún motivo, logré ponerme de pie y lanzarme a combatir nuevamente, después de ello sólo logro recordar que rebané a aquel monstruo con mi espada, la cual estaba ardiendo en llamas por lanzar mi magia a través de su hoja, sinceramente no creí que eso iba a funcionar... ¡¿Y SI NO FUNCIONÓ Y ESTOY MUERTO?!-Retroalimentó el chico hasta que el pensamiento de esa posibilidad se presentó en su mente.

-No estás muerto, Bell-Dijo una voz detrás de él.

-¿Uh? ¿Quién está aquí?-Dijo el muchacho volteando a todas partes sin lograr ver a la persona que dijo eso.

En un abrir y cerrar de ojos, toda la oscuridad fue cambiada por un pequeño pueblo, uno que Bell conocía muy bien.

-P-Pero... s-se supone que este lugar debería estar destruido...-Mencionó Bell con incredulidad en su mirada, el sitio era el pueblo donde él, junto a su abuelo Zeus, su tío Zald y su madrastra Alfia habían vivo por un periodo de tiempo.

Bell avanzó por el pueblo, caminó hacia la casa donde él residía, el pueblo nunca fue un sitio que Bell frecuentara regularmente, casi siempre su madrastra le impedía salir del terreno que ocupada su casa, tal vez era muy sobre protectora pero era buena, ella siempre quiso cuidarlo y evitar que se hiciera daño.

-Todo está desolado, como cuando llegó... ese día-Dijo el muchacho, agachando la mirada.

-Eres muy interesante niño-Dijo alguien a su espalda, haciendo que Bell mirara a aquella dirección rápidamente.

-¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar?-Preguntó Bell a aquella presencia que por fin se puso frente a él.

-Ay niño, pensé que le hablarías de mejor manera a uno de los héroes que admiras-Respondió la persona como si se sintiera ofendido.

-¿Héroe que admiro...?-Dijo el peliblanco, sin entender lo que sucedía.

-Demonios niño, pensé que te darías cuenta más rápido de quién era, aunque es entendible, en tu libro sobre mi historia ese viejo no fue capaz de poner ilustraciones mías, sólo de las mujeres que me acompañaban, ese maldito viejo pervertido, aunque no soy nadie para criticarlo jejeje-Respondió el otro peliblanco, sí, la persona que estaba frente a Bell era idéntico a él.

-Espera, entonces tú eres...-Dijo Bell con nerviosismo, había logrado descifrar de quién se trataba.

-Mucho gusto Bell Cranel, yo soy el famoso héroe de antes de la era de los dioses, el Argonauta-Dijo el muchacho, extendiéndole la palma de su mano para que se dieran un apretón.

-El argonauta... ¡ERES EL ARGONAUTA! ¡DEMONIOS TENGO MUCHAS COSAS QUE QUIERO HABLAR CONTIGO! ¡¿CÓMO ERAS TAN FUERTE SIN FALNA?! !¿CÓMO DERROTASTE A ESE MINOTAURO?! ¡¿DE QUÉ ESTABA HECHA TÚ ARMA?!-Bell lanzó ese bombardeo de preguntas al pobre héroe que sólo trataba de hacerlo hacia atrás ya que se estaba acercando demasiado a él y lo ponía nervioso.

-¡ESPERA! ¡ESPERA! ¡TRANQUILÍZATE NIÑO!-Gritó el Argonauta, dándole una bofetada a Bell.

-Demonios, me lo esperaba, aún sigues siendo y actuando como un niño, dame un respiro, llevo muerto mucho tiempo y por fin hablo con alguien, me hubiera gustado que fuera una chica pero no todo se puede-Agregó el héroe, suspirando con cansancio.

-L-Lo lamento, p-pero es que no todos los días conoces a un héroe-Se disculpó el chico, agachando al mirada con pena.

-No hay problema, pero dejemos de desviarnos del tema, vine aquí contigo por una simple y sencilla razón, mi espada ¿Recuerdas cómo la encontraste?-Preguntó el otro peliblanco.

-¿T-Tú espada?-Preguntó el joven, sorprendido por aquella revelación.

-Sí, mi espada, tu arma era mía hace ya un tiempo, pero deja la sorpresa para otro momento, repito ¿Recuerdas dónde la encontraste?-Insistió con la pregunta aquella persona.

-Ahora que lo dices, mis recuerdos sobre ello siguen confusos, solo viene a mi memoria que me encontraba jugando afuera de mi casa, desobedeciendo a mi madrastra Alfia y que de un momento a otro todo se volvió negro, al despertar, estaba es mi cama con un golpe muy fuerte en mi cabeza y con la espada en mi mano, según dijo mi tío Zald, quien fue el que me encontró, no quise soltarla en ningún momento-Dijo Bell, sobando su cabeza y cerrando sus ojos para ver si lograba vislumbrar algún otro detalle que pasara por alto.

-Ya veo... eso es interesante, Bell, seré directo contigo, estamos en tu subconsciente o en un plano del mismo, por eso no hay nadie más, ya que nunca interactuarse con las personas del pueblo y tú mente no puede proyectarlos, así que vayamos a tu casa-Respondió el Argonauta, jalando a Bell para que se apresuraran.

Caminaron unos cuantos metros y por fin se toparon con la escena.

Una cabaña apartada del pueblo, entre las montañas, aquella pequeña cabaña estaba llena de cultivos en su patio, varias plantaciones de trigo y maíz, algunos árboles frutales decorando los vértices del terreno rectangular.

-Es nostálgico estar aquí, verlo de esta manera, todo tan... vivo-Dijo Bell al ver esos momentos de felicidad que habían en su hogar.

-No preguntaré lo que sucedió para que todo fuera destruido, al parecer no es un tema que puedas manejar con tranquilidad y de manera serena, pero de todas maneras, creo que deberíamos seguirte-Respondió el héroe, apuntando a la izquierda.

-¿Seguirme? ¿Uh? ¡Soy yo!-Contestó el peliblanco con clara duda hasta que vió lo que su acompañante estaba apuntando.

Un pequeño niño de cabellos color nieve y ojos color rubí estaba saliendo de la ventana de su cuarto, volteando a ver hacia todas partes con mucho miedo.

-¿Por qué estabas tan asustado? Digo, tu madrastra no podía ser tan mala ¿o si?-Preguntó el argonauta.

-No tienes ni idea... aún no entiendo como sigo vivo a este punto de mi vida, ni el calabozo ha estado tan cerca de matarme como mi madrastra Alfia cuando se enojaba-Respondió Bell, con una mirada sombría.

-E-Entiendo, hay cosas que ni a los amigos se les cuenta, menos a alguien que acabas de conocer, como es mi caso, en fin, vamos antes de que te perdamos de vista-Concluyó el otro peliblanco.

Ambos continuaron su camino, el pequeño Bell tenía una rama de árbol en su mano, la cual blandía como si fuera una espada.

-¡Muere monstruo! ¡Yo salvaré a la chica linda y te derrotaré! ¡Eso habemos nosotros los héroes!-Decía el niño con mucha fiereza, golpeando al aire en repetidas ocasiones.

Ambos se quedaron observando aquella escena, el argonauta lo veía como 7n bicho raro. Bell, por su parte, ocultaba su rostro  avergonzado con las palmas de sus manos.

-Das pena ajena...-Dijo el Argonauta para romper el hielo.

-¡CÁLLATE! ¡ERA SÓLO UN NIÑO!-Gritó Bell sin quitar sus manos de su rostro, ahogando un poco el volumen de su voz.

-¡Soy el mayor héroe de todos los tiempos!-Gritó el pequeño niño a la distancia, tomando una pose de victoria.

-Te voy a ser sincero, comienzo a entender un poco tu forma de ser-Dijo el héroe, sonriendo y sosteniendo su barbilla.

-¿Qué quieres decir con eso?-Preguntó el peliblanco.

-Viviste una vida tranquila desde que eras joven, entre historias de actos heroicos, con el amor de una madre, con el cariño de dos figuras paternas que siempre te apoyaban, es comprensible que quieras ser un héroe para los que no tuvieron lo que tú tuviste, aunque sea por un periodo corto de tiempo-Expresó el muchacho con una sonrisa cálida y amable, todo lo que decía había dado en el blanco, exceptuando por un detalle.

-Mi madrastra no deseaba que fuera aventurero, lo soy por mi abuelo... ella no quería que me pusiera en peligro por nada en el mundo, siempre me protegía para evitar que me lastime, yo lloraba mucho por heridas superficiales, pequeños raspones pero... ella igual, aunque por motivos más profundos, mi mamá, mi verdadera mamá, falleció cuando nací, ella fue la hermana de mi madrastra Alfia, ambas eran muy unidas, pero compartían una enfermedad muy grave que las debilitaba poco a poco... mi nacimiento debilitó lo suficiente su salud como para que ella falleciera, mucho tiempo pensé que fue mi culpa y me odiaba por ser el motivo de las lágrimas de mi madrastra, deseaba no haber nacido y así que ella no perdiera a su amada hermana, sin embargo... nunca me echó la culpa, siempre me amó con la misma intensidad que mi abuelo, en verdad era una muy buena mamá, si bien mi abuelo me dió las ganas de ser aventurero, el motivo principal por el que lo soy, fue para recuperar la sonrisa y la felicidad de mamá Alfia, derrotando al dragón negro y volviéndome el héroe más grande de la historia, un sueño muy grande para alguien como yo, aunque... las posibilidades de lograr algo son más altas si lo intentas que si no lo haces-Comentó Bell, con pequeñas lágrimas en sus ojos al recordar todo lo vivido con Alfia y todos los momentos que vivió con ella, los cuales se veían muy lejanos.

El argonauta sólo permaneció en silencio.

"No me equivoqué en escogerte... las cosas estarán interesantes, una lástima que no pueda verlo" pensó el héroe mientras se alejaba caminando al lado de Bell.

-¡AHHHHHH!-Gritó el pequeño Bell al caer por una depresión de tierra que al parecer cubría una cueva en forma de cántaro.

-¡Vamos! ¡Ya sucedió!-Dijo Bell, saltando junto con su acompañante a aquel hueco.

-¡E-Espera!-Decía la otra persona pero era demasiado tarde, ya había sido lanzado.

-¡WUUUUUUUUUHHHH!-Gritó Bell como si estuviera bajando de un tobogán.

"!ESTE MALDITO ESTÁ LOCO!" Pensó el argonauta con terror en su rostro.

*pum*

Ambos cayeron al suelo de pie, al parecer la distancia no era mucha.

-Pensé que estaría más hondo, esto confirma mi hipótesis, no te noqueaste al caer, algo más debió suceder-Dijo el héroe, viendo que la pequeña versión de la persona a su lado no estaba por ninguna parte.

Ambos caminaron al único camino libre que tenían frente a ellos, vieron unas pequeñas pisadas y supieron que se trataba de quien buscaban.

Llegaron a una gran sala cubierta de plantas y vegetación, en la parte de en medio de la misma, había una gran roca que era iluminada por una desembocadura arriba de ella, que permitía el paso de los rayos del sol.(obviamente no es esa pero sólo esta imagen se parecía a lo que la escena relataba).

-Esa es...-Dijo Bell con sorpresa a ver qué había incrustado en la gran roca.

-Sí, la espada con la que despertaste después de haber caído aquí, al parecer encontraste el lugar donde la escondí, por erro o destino, dile como desees-Explicó el Argonauta, sosteniendo su barbilla.

-Pero no es todo lo que dejé para el que descubriera mi arma... aunque tampoco es como si cualquier persona pudiera sacarla de esa roca, tuve que pedir algunos favores a algunos magos para sellar el arma y que sólo una persona de alma noble pudiera sacarla-Agregó a sus palabras anteriores.

De pronto, aquel pequeño se acercó a la roca, con brillos en su ojos y sin medir el peligro que pudiera haber en el sitio, era como si la espada lo llamara.

-Bell, puede que hayas encontrado este sitio por error, pero...-Comenzaba su frase el héroe.

Cuando el niño posó ambas manos en el mango del arma y un gran brillo de color blanco recorrió todo su cuerpo, despertando su sorpresa, pero no se detuvo y siguió jalando con todas sus fuerzas hasta que la hoja afilada de la espada dejó su prisión de roca y dejó de emanar toda esa energía.

Y de un momento a otro, el cuerpo del niño igual perdió el brillo y cayó desmayado.

-... Que pudieras sacarla de ahí y empuñarla, fue obra del destino, fue porque eres digno de ser un héroe-Concluyó aquella persona mientras comenzaba a desvanecerse.

-¿Q-Qué pasa? ¿Por qué estás desapareciendo?-Preguntó Bell con nerviosismo.

-Los recuerdos que habías suprimido te impedían alcanzar todo el potencial de la fuerza que te fue otorgada tras empuñar la espada, ahora que tu mente por fin recuerda lo que en verdad sucedió, podrás desbloquear las habilidades que vienen con ella, así que mi propósito ha finalizado, mi alma por fin podrá regresar a los cielos y reencarnar, sinceramente, sólo me gustaría reencontrarme con la persona que amé antes de que falleciera, tener una vida tranquila, sin monstruos a los que enfrentar, sin guerras que librar, un mundo... en paz-Expresó el Argonauta, quedando casi transparente.

-Bell... haz posible ese mundo... adiós...-Finalizó, dejando solo al muchacho.

De un momento a otro, tanto Zald como su madrastra Alfia bajaron por aquel hueco y llegaron a la estructura, donde vieron a su sobrino e hijo respectivamente tirado en el suelo.

Bell lloraba al poder ver otra vez el rostro de su madre, quería acercarse, quería que ella lo abrazara como cuando era sólo un niño, pero sabía perfectamente que era imposible que lo viera, sólo quedaba ese recuerdo.

-Madrastra Alfia... Argonauta... prometo que haré un mundo en el cual todos puedan vivir felices y sin preocupaciones... un mundo en paz... un mundo feliz... mi corazón no quiere aceptar que te fuiste mamá, en serio no quiero aceptar esa cruda realidad, deseo volver a verte, estar contigo, oír tus gritos, tus quejas, que me regañes cuando haga algo mal y me reprendas como sólo tú sabes hacerlo y por fin lograr hacer que sonrías...-Decía el peliblanco para sí mismo, llorando cada vez más.

Y de pronto, todo terminó.

En en mundo real, en la habitación de Bell.

El chico había abierto sus ojos de golpe, en ellos aún quedaban rastros de sus lágrimas secas que recorrieron sus mejillas.

-Así que no morí en verdad... es un alivio... eso... ¿Fue un sueño? No, no pudo haber sido un sueño, todo fue muy vívido, muy real, espera... si después de esto se supone que logré desbloquear las habilidades del arma... aparecerán en mi estado-Se dijo Bell a sí mismo, mientras se levantaba de su cama.

-Veo que ya estás bien-Dijo una chica de cabello plateado de nombre Airmid.

-S-Sí ¿Cuánto tiempo estuve dormido?-Preguntó el muchacho con duda.

-Un par de horas, hay tres personas esperando a que despiertes para verte, creo que puedo darles el aviso para que pasen-Respondió Airmid mientras abría la puerta.

"Deben ser Kami-Sama, Lili y... ¡EINA! ¡DEMONIOS! ¡ME VA A MATAR! ¡LE PROMETÍ NO VOLVER A METERME EN PELIGRO Y NO LO CUMPLÍ!" Pensó Bell mientras el terror se dibujaba en su rostro.

-A-Armid... podrías decirles que...-Comentaba el peliblanco a la enfermera.

-¿Decirnos qué?-Preguntó Eina, asomando su rostro.

"Demonios... estaban al lado de la puerta... ni modos, hoy toca morir" pensó Bell lagrimeando y aceptando su cruel destino.

Pero rápidamente abrió sus ojos cuando sintió un cálido beso en sus labios, seguido de un abrazo tembloroso.

-Ohhhhh-Dijo Hestia con sus ojos abiertos totalmente, no se esperaba eso.

-Eres un tonto... en verdad eres un tonto, no tienes idea de lo mucho que me preocupé cuando tu diosa entró al gremio y me dijo que estabas aquí, me imaginé lo peor, mi corazón dolía mucho con tan solo pensar que tu vida estaba en riesgo, que podías irte de mi lado, no quiero perderte, no quiero que mueras, por favor no mueras, te amo, en serio te amo, así que por favor no me asustes así nuevamente, quédate conmigo por favor... por favor-Dijo Eina, llorando a mares, con su rostro enterrado en el pecho de Bell, temblando con el pasar de sus palabras que se escuchaban entrecortadas y temblorosas.

-Eina... no puedo prometer que no me volveré a meter en problemas, si alguien está en peligro, tengo que salvarlos... no, quiero salvarlos, pero, como te prometí desde mi primera aventura... no moriré, sacaré fuerzas de cualquier lado posible para volver a tu lado, para volver contigo, para ser feliz junto a ti, te amo.. Eina-Respondió el muchacho, tomando fuertemente entre sus brazos a la chica, abrazándola y posando su rostro encima del hombro de la misma.

Una demostración de amor entre dos almas, dos personas que se aman, aunque... era incómodo para los que veían aquella demostración, menos para cierta diosa que estaba levantando su pulgar y guiñando su ojo hacia su hijo.

"¡ASÍ SE HACE BELL! ¡ASÍ SE HACEEEEEEE!" Gritaba internamente la pequeña diosa.

Esto fue notado por Bell, provocando su sonrojo, haciendo que se separara del abrazo, cuando Eina cayó en cuenta de lo mismo, tuvo la misma reacción que Bell.

-¡Hey! ¡Ya es muy tarde para actuar avergonzados! ¡No engañan a nadie aquí! ¡Se quieren y son pareja! ¡Trátense como tal!-Reclamó Hestia por la actitud que tomaron los dos, tratando de fingir que no había pasado nada.

-C-Creo que no tiene sentido ocultarlo ya... Eina y yo estamos saliendo... hoy en la mañana se lo pedí-Confesó el peliblanco, aún con sus mejillas color carmesí, pero nada se comparaba al rostro completamente rojo de su pareja.

-Entonces hice bien en regañarte por tardarte... en fin, creo que te gustaría que actualizara tu estado ¿no? Por derrotar a esa bestia obviamente subirás de nivel-Dijo Hestia, haciendo que Bell recordara las palabras del Argonauta.

-Tiene razón Kami-Sama, Eina ¿no hay problema si me dejas solo con mi diosa unos minutos mientras me actualizan mi estado?-Preguntó el muchacho hacia la semi elfo.

-N-No hay problema, n-no tardes-Contestó Eina.

-No me engañas asesora, quieres ver el cuerpo sin camisa de tu novio ¿verdad?-Dijo Hestia, sonriéndole pícaramente.

Los ojos de Eina brillaron y su sonrojo volvió a aumentar.

-¡No es cierto! ¡No es como si quisiera ver la ancha y masculina espalda de mi Bell!-Gritó con mucha fiereza aunque sus palabras no concordaban con sus sentimientos.

"No engañas a nadie, eres como un libro abierto" pensaron Lili y Hestia mientras la veían.

La hobbit y la semi elfo salieron del cuarto aunque esta última se medio asomaba al salir.

-C-Creo que sería bueno empezar-Dijo Hestia al mismo tiempo que se hacía una pequeña cortada en su dedo para dejar fluir un poco de su sangre.

Ya con el peliblanco desnudo de la cintura para arriba, vislumbró su estado actualizado, antes de subir de nivel.

Bell Cranel
Humano
Nivel 1

Fuerza:S1090
Resistencia:SS1140
Destreza:S1045
Agilidad:SSS1220
Magia:A985

Magia:
Firebolt:Es una magia sin cántico, lo que le permite usarla sin recitar un conjuro.

Habilidades:
Liaris Freese: Crecimiento rápido mientras duren los sentimientos. La intensidad de los efectos se corresponde con el nivel de los sentimientos del usuario. Como efecto secundario hace al usuario inmune a los encantos. Oculta.

Subió una monstruosa cantidad de puntos entre su última actualización de estado(que fue hace una semana, un día antes de iniciar su entrenamiento con la princesa de la espada)(Capítulo 8 para más información).

-Aquí tienes tu estado antes de subir de nivel, Bell, sinceramente no me sorprende tratándose de ti-Dijo Hestia entregándole la hoja con sus estadísticas a su hijo.

-Bien Kami-Sama, ahora por favor, súbame de nivel-Imploró Bell.

-Wow, tienes mucha prisa, bien, cumpliré tu deseo-Expresó la pequeña diosa, apurándose a ello.

Un gran brillo se formó en su espalda y un par de textos en idioma de los dioses se escribieron en el estado del peliblanco, en su espalda, el resplandor fue bajando en intensidad, permitiéndole ver lo que había escrito ahí.

-Esto debe ser una broma...-Dijo Hestia al darse cuenta de lo que había pasado.

-¿Qué sucede Kami-Sama?-Preguntó Bell al oír aquellas palabras.

-Dos habilidades y dos habilidades de desarrollo...-Dijo la pequeña diosa, pasmada por lo se sus ojos veían.

-¿perdón?-Volvió a preguntar el chico conejo, sin entender lo que su diosa decía.

-Será mejor que lo leas por ti mismo, toma-Respondió Hestia, dándole la hoja.

Bell Cranel
Humano
Nivel 2

Fuerza:I0
Resistencia:I0
Destreza:I0
Agilidad:I0
Magia:I0
Suerte:I
Resistencia anormal:I

Magia:
Firebolt:Es una magia sin cántico, lo que le permite usarla sin recitar un conjuro.

Habilidades:
Liaris Freese: Crecimiento rápido mientras duren los sentimientos. La intensidad de los efectos se corresponde con el nivel de los sentimientos del usuario. Como efecto secundario hace al usuario inmune a los encantos. Oculta

Argonauta: Permite una carga para un contraataque. Se requieren cuatro minutos para una carga completa y puede sonar como una pequeña campanada o una gran campana dependiendo del poder necesario. Se puede usar para cualquier tipo de ataque, pero los efectos se disiparán cuando el usuario sea atacado o pierda la concentración

Alma de héroe: Permite multiplicar el poder base de su usuario por 1.5 veces, por 1 minuto, las desventajas son que cae en Mind Cero rotundamente y obtiene solamente la mitad de excelia en combate cuando está habilidad está activa, la condición para ser activada depende de la determinación del usuario. (No usar más de 1 vez cada 15 días, de ser así, podría tener afectaciones al usuario).

Comentario del autor: Ya balanceé la habilidad lo más que pude, no quería que estuviera tan rota porque si no, la emoción de los combates se nos va, vamos a ponerlos en contexto, si Bell la activa siendo un nivel 2, su fuerza serán la de un nivel 3, si pelea como un nivel 3, será como un nivel 4 y medio y si pelea como un nivel 4, tendrá la fuerza de un nivel 6 y así sucesivamente, tuve que poner algunas condiciones para su uso, si tienen otra sugerencia la puedo agregar pero pienso que así está bien.

-A esto se refería el argonauta con habilidades propias del arma...-Susurró Bell con gran impresión al leer la descripción de sus nuevas habilidades.

"Ocultarle Liaris Freese es una cosa, pero no puedo ocultar esta otra, tendremos muchos problemas a partir de hoy" pensó Hestia con preocupación.

-Ya leíste la descripción de tu última habilidad, no seas imprudente, no sabemos qué efectos secundarios provoque-Dijo la pequeña diosa a su hijo.

-De acuerdo, seré cuidadoso-Respondió el joven conejo.

En la Torre de Babel.

-Ottar, debería castigarte por lo que hiciste...-Dijo Freya al capitán de su familia, quien estaba hincado con la mirada al suelo.

-Pero no lo haré... ver este espectáculo, esta fuerza, su determinación por vivir, me dejó más que satisfecha... pero que no se vuelva a repetir ¿Entendido?-Expresó la diosa, con una rostro sonrojado peor con una mirada severa a su dependiente.

-Así será, Freya-Sama-Respondió el Boaz.

"Bell Cranel ¿Qué demonios eres?" Pensó Ottar con clara furia por lo sucedido.

-Eres parecido a ella...-Dijo el capitán de la familia Freya para sí mismo, con una ligera incomodidad al recordar la imagen de aquella mujer de la familia Hera.

-Y peleas como ese monstruo...-Agregó el Boaz, indagando en sus recuerdos y encontrando a ese guerrero de la familia Zeus.

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