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Capítulo 10. Repercusiones de una experiencia romántica

En las calles de Orario se podía ver a cierto joven peliblanco caminando a un ritmo realmente alto, como si fuera perseguido por alguien o algo, aunque había algo que remarcar, aquella fina y blanca piel que caracteriza al joven rostro de Bell se encontraba con tonalidades cercanas a un rojo tomate, si no es que rebasaba ese estándar ¿A qué se debía esto?, en fin, volviendo al tema principal, Bell estaba a un paso acelerado, sin voltear a ver a ninguna parte, con su mirada fija en el piso como si no deseara entrar en contacto visual con nadie en ese momento.

-Oigan ¿Ese no es el joven que peleó contra el espalda plateada?-Preguntaban algunas voces, causando aún más conversaciones entre los que se encontraban en esas mismas calles por donde el conejo pasaba.

Curiosamente, ningún comentario hecho o mirada recibida había provocado alguna clase de interrupción en la concentrada mente del chico.

Así siguió su camino hasta llegar a su sede.

Iglesia abandonada, sede de la familia Hestia.

Hestia, la diosa de la familia con el mismo nombre que ella, estaba sentada, esperando por su único hijo, ella quería ser la primera en enterarse de cómo le fue a su pequeño Bell, ella apoyaba la relación entre aquella asesora y el joven, al ser una diosa, notó desde la primera interacción entre ambos, la química y sinceridad que desprendían los dos al estar juntos, pareciera que sus almas estaban en sincronía, moviéndose juntas, siendo unidas por alguna clase de lazo, pero claro, eso sólo son suposiciones de Hestia, no hay muchos dioses que puedan confirmar si las almas tienen alguna forma en específico o que siquiera puedan verlas.

Volviendo a lo importante, ella yacía preocupada desde hace unos minutos, no creía que fuera posible la cantidad de tiempo que aquella cita estaba durando, hasta que sus preocupaciones se esfumaron al oír al susodicho entrar.

-¡Beeeeeeell! ¡¿Cómo te fue?! ¡¿Floreció el amor?! ¡Dameeeeee deeeetaaaaalleeeeees!-Gritaba con euforia la pequeña diosa mientras se lanzaba a su hijo a manera de jugador de fútbol americano, embistiéndolo hasta tirarlo al suelo.

*puf*

Ese sonido fue lo que resultó de aquella acción de Hestia, al igual que una gran cantidad de polvo que fue levantado tras la caída de ambos.

-K-Kami-Sama... c-creo que me rompió un par de costillas-Decía Bell con dificultad, al parecer aquel ataque le había vaciado el aire de sus pulmones.

-Perdón, perdón, me levanto-Respondió Hestia mientras se quitaba de encima de su hijo, poniéndose de pie y extendiéndole la mano al mismo para ayudarlo a levantarse de igusl manera.

-G-Gracias Kami-Sama...-Contestó el joven, tomando la palma de su diosa.

-Bien, ya dejando la bienvenida extremista, creo que me debes explicar cómo te fue, estás tan serio que no logro descifrar si tuviste una buena cita o una mala cita, así que ¡CUENTA!-Exigió la imponente diosa de menos de 1 metro con 50 centímetros.

-Bien, diosa, tome asiento, esto va ser algo tardado-Expresó Bell, aún con un rostro serio, sin perder su mirada calmada pero imponente.

-B-Bueno-Alcanzó a responder Hestia, sintiéndose algo intimidada por aquella presencia, no se parecía en nada a su Bell.

"Demonios, no entiendo el motivo de esa compostura, salió con su amada ¿Por qué tiene ese comportamiento? ¡Si le hiciste algo a mi Bell, no habrá dios o mortal que te salve de mí furia! ¡Escuchaste asesora!" Pensó Hestia, haciendo una clase de juramento de odio, levantando su puño ligeramente, sin que Bell lo note.

-De acuerdo, lo que sucedió, desde el principio, fue...-Y así el joven peliblanco había comenzado su larga y tendida plática.

El muchacho no evitó ninguna clase de detalle, una larga plática daría inicio, comenzando desde el encuentro a afueras del gremio, él había llegado minutos antes como su abuelo y su tío Zald le habían enseñado.

"Bell, nunca debes dejar esperando a una mujer, si lo haces, más te vale estar preparado para vivir un infierno durante toda tu cita, cada error que cometas será comentado y precedido por un "además de llegar tarde" " ese comentario fue dado por su abuelo hace ya unos ayeres.

Continuando con la explicación a Hestia, tras el principio del encuentro, Hestia parecía orgullosa de su hijo, hizo todo bien, llegar antes, darle un cumplido sobre su imagen y tomar la iniciativa, sin perder el elemento sorpresa que hacía más interesante su reunión.

"Bien, por el momento no veo ninguna clase de motivo que justifique su actuar, debió pasar más adelante, aunque, escuchando cómo empezó, me es difícil pensar en qué lo arruinó" dijo Hestia en su mente, sin desprender el más mínimo gramo de atención a las palabras de Bell.

Bell, después de ello, comenzó a relatar los sucesos que desencadenaron en la velada, la caminata por los puestos de la plaza del amor, la calma con la que ambos hablaban y convivían, sin importarles la presencia de algunas personas, quienes no dejaban de observar la manera en que el rumoreado "novato" estaba muy pegado y tomado de la mano con una belleza élfica, o por lo menos semi élfica, detalles sin importancia. La cita había seguido un procedimiento dentro de lo normal entre dos personas que llevan poco de conocerse, no había mucho que ambos pudieran hacer si no comprendían de una manera por lo menos considerable al otro, no se les culpa, llevan poco más de una semana que se conocen, pero... llegó la parte del baile.

Al oír aquella introducción, Hestia abrió los ojos de sobremanera, al parecer no se esperaba que su pequeño Bell hubiera sugerido tan grande paso en una cita, ciertamente bailar con alguien en tu primera cita no es algo que las personas normales harían ¿A caso Bell no sólo es anormal en los temas de aventureros? ¿También lo es en la vida cotidiana?, preguntas para después.

"¡La invitó a bailar! ¡Así se hace Bell! ¡Así se hace! ¡Tienes un enorme valor!" Pensaba la diosa de coletas, con una pequeña lagrima saliendo de su ojo izquierdo, eran lágrimas como las que una madre suelta al sentirse orgullosa de su pequeño cuando este consigue un logro.

-K-Kami-Sama ¿Se encuentra bien? Cerró sus ojos por un momento y me pareció ver una pequeña lágrima en sus ojos-Interrumpió Bell el pensamiento de su diosa, con cierta preocupación al notar el actuar de ella.

-No es nada Bell, te lo debes estar imaginando, te escucho, estabas en que invitaste a la asesora a bailar ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo se sintieron? Soy todo oídos-Contestó la pequeña diosa, posando ambas manos en su rostro ya cercando su rostro a Bell.

-C-Continúo-Dijo el peliblanco, sintiéndose nervioso por la mirada fija en él.

En ese instante relató lo sucedido en el baile, como había sugerido hacerlo, inclinándose y extendiendo su mano hacia su hermosa acompañante, de manera cordial, de manera dulce, como un verdadero caballero lo haría. De esa manera, comenzaron su baile, él relató hasta el suave contacto entre la piel de ambos, el de su mano derecha con la fina y curveada espalda de la bella semi elfo, al igual que la interacción entre su mano izquierda y la mano derecha de Eina. Así continuó contando, desde el baile largo, la música, la química entre ambos, las miradas fijas entre sus ojos, las sonrisas que no dejaban de esbozar cada vez que se movían juntos y ese final de en sueño, en el que ella yacía inclinada y Bell con su rostro realmente cerca del suyo, hasta que una ola de aplausos los recibió, rompiendo el momento o zona en la que ambos se habían adentrado tras la admiración que le tenían a aquella persona frente a ellos.

Bell finalizó el "desarrollo" de su historia explicando que se retiraron hacia el apartamento de Eina, que está a cercanías de la mansión crepúsculo, realmente alejado de donde estaban en ese momento, en ese tramo de camino, ambos hablaron sobre pequeños sucesos graciosos que habían sucedido a lo largo de su vida, antes de que llegaran a Orario, todo era risas, todo era diversión, la cita había sido perfecta.

-Espera Bell, antes de que continúes, no sé si te haz percatado, pero tu mirada no encaja con la serie de sucesos que me estás contando, te ves demasiado tenso, como si te estuvieras conteniendo, por lo que estoy oyendo, la cita fue realmente un éxito ¿A qué se debe esa actitud?-Preguntó Hestia, interrumpiendo parcialmente la historia.

-A-A eso voy Kami-Sama, escuche atentamente-Contestó el joven, aún con nerviosismo en sus palabras, aquella máscara que había usado desde que llegó a la sede se estaba quebrando poco a poco, dejando ver unas pequeñas manchas de color rojo en sus mejillas que iban acrecentándose con el pasar de los segundos y de sus palabras.

"Extraño... esto me esta dando una ligera idea, pero deseo oírlo de él" pensó la diosa de coletas, dándole una mirada a su hijo, que daba a entender que le permitía proseguir.

-B-Bueno Kami-Sama, lo que pasó fue...-Dijo Bell, rascando ligeramente su cabeza, demostrando aún más sus sentimientos y rompiendo por completo esa máscara.

A afueras del apartamento de Eina, en la cita de Bell junto con su acompañante.

-Eina...-

-Bell...-

Ambos se nombraban el uno al otro.

Poco a poco...

A un ritmo lento...

A un ritmo constante...

Sin pensar en nada...

Sin pensar en nadie...

Se siguieron acercando...

Hasta que...

El beso fue dado...
.
.
.
.
.
.
Los labios de ambos se habían sellado para unirse a un hermoso y tierno beso, lleno de cariño, el contacto entre ambos era cálido, compartiendo ese mismo calor con su contraparte, creando un ciclo entre dar y recibir, justamente cómo era el amor, una perfecta referencia al amor si se considera.

Ellos no deseaban separarse, de un momento a otro, los brazos de la semi elfo habían rodeado por completo la ancha espalda de la persona frente a ella, uniendo ambas y formando así un tierno y suave abrazo.

Por parte de Bell, él había hecho exactamente lo mismo, rodeó el fino y bello cuerpo de Eina con ambos brazos, posando sus palmas en la espalda de la misma y empujándola ligeramente hacia adelante para que pudieran estar más cerca, para que pudieran sentirla más cerca de él, para que pudiera sentir el contacto entre su cuerpo con el de ella.

Ninguno de los dos quería que ese instante se esfumara, no cruzaba por su mente interrumpir aquel momento tan esperado por ambos, pero... tenían que hacerlo.

En un movimiento lento, sus labios fueron separándose poco a poco hasta que por fin se rompió el beso.

La mirada de ambos seguía enfocada en el rostro del contrario, con un rostro de deseo, dando a entender que no les molestaba volver a hacerlo.

Pero algo había hecho que no pudieran hacerlo nuevamente...

Una puerta fue abierta a espaldas de la semi elfo, quien, instintivamente, se soltó del abrazo de Bell al igual que abría sus manos para dejar de abrazar de la misma forma al peliblanco.

-¡Eina! ¡Por fin vuelves! ¡Tardaste demasia...!-Dijo Misha al ver quién estaba del otro lado de la puerta, ella había estado en la casa de Eina, esperando a la llegada de su amiga, para que esta le contara todo respecto a su cita, pero no tuvo en cuenta que, aquel caballero, estaba en ese mismo lugar.

-Perdón...-Alcanzó a responder la asesora, cerrando la puerta de golpe.

-¡C-Creo que me debería ir!-Gritó Bell con nerviosismo, su cerebro había vuelto a carburarle nuevamente tras aquella descarga eléctrica que provino del beso.

-¡S-Si, tienes razón, n-nos vemos mañana, m-muchas gracias p-por la cita-Respondió Eina, con su rostro completamente rojo, al igual que sus largas y finas orejas.

-¡M-Me voy!-Gritó Bell, corriendo a toda velocidad para alejarse de aquella incómoda situación.

-¡Adiós!-Contestó la semi elfo, entrando a su casa a la misma velocidad que Bell había usado para irse.

Ya dentro de su apartamento, Eina solo tomó su rostro y sintió lo caliente que este estaba por el sonrojo y vergüenza que cayó en su ser al comprender de buena manera lo que había pasado.

"¡¿Pero qué hice?! ¡É-Él sólo es un aventurero a mi cargo! ¡No sé por qué lo besé! O mejor dicho... nos besamos, no sé si puedo decir con certeza que fui la que lo comenzó ¡De todas maneras!, esto está mal, está mal, está mal ¡ESTÁ MAL!, pero... si está mal... ¿Por qué me siento feliz?" Pensó la chica, sin retirar sus manos de sus mejillas, sin darse cuenta que, en su rostro, una gran sonrisa se había formado, ella estaba realmente feliz.

"¿Qué siento por Bell? ¿Esto es amor?" Agregó la hermosa semi elfo a sus pensamientos anteriores.

Misha sólo observaba cómo actuaba su amiga, haciendo que igual se sintiera feliz, hace mucho que no la veía de esa manera.

"Niño, no sé qué pasó, pero más te vale hacerte responsable, ella ya se enamoró de ti, si la haces sufrir, te mato junto con Rose" pensó la chica de cabellos rosados, sonriendo hacia su amiga y acercándose a ella.

De vuelta en la iglesia abandonada.

-Y-Y eso pasó... besé a Eina...-Finalizó el peliblanco, con su rostro inyectado en un color rojo intenso y con una sonrisa desbordante de felicidad.

Hestia únicamente lo veía con sus ojos abiertos a la máxima capacidad que se le permitía, fisiológicamente hablando claro.

La diosa se levantó de su asiento, se acercó a su hijo y se pudo frente a él.

-¿K-Kami-Sama?-Preguntó Bell, sin entender lo que sucede.

-¡MI BELL SUBIÓ UN ESCALÓN HACIA EL MUNDO DE LOS ADULTOS! ¡ESTOY ORGULLOSA! ¡ESTOY REALMENTE ORGULLOSA!-Gritaba Hestia mientras abrazaba con mucha fuerza a su hijo.

-¡KAMI-SAMA! ¡LO HACE SONAR REALMENTE MAL!-Respondió Bell con el mismo tono de voz que su Diosa.

-¡ES QUE POR FIN HACES UN ACERCAMIENTO! ¡¿CÓMO NO VOY A CELEBRARLO?!-Contestó Hestia, sin soltar a su pequeño Bell.

-Estoy muy feliz... en serio, estoy muy feliz... este es un gran paso para ti, para lograr cumplir tu sueño, nada me hace más feliz que ver que lo estás cumpliendo ¿Cómo no podría actuar asi?-Dijo Hestia, bajando el tono de su voz y llorando, ella se sentía muy orgullosa por ver cómo Bell estaba cumpliendo sus metas, aún siendo un pequeño paso como un beso.

Bell solo la observó y sonrió por las palabras de la misma.

-Gracias por ser mi diosa-Expresó el peliblanco, correspondiendo al abrazo.

"Cuídalo Eina, él realmente te está amando, sobra decir que eso no parece que vaya a cambiar" pensó Hestia, mirando al cielo.

"No moriré, menos ahora que, al parecer, ella siente lo mismo que yo" dijo el joven muchacho en su mente, cerrando sus ojos y viendo en su mente el bello rostro de aquella chica que estaba amando.


"Te amo, Eina" Agregó a su hilo de pensamiento mientras sonreía.

En el apartamento de Eina, después de que Bell se retirara.

Misha yacía de pie enfrente de la semi elfo, quien tenía un rostro realmente rojo y una sonrisa temblorosa, como si intentara esconderla pero sin obtener resultados de ello.

-Hey Eina ¿Te encuentras bien?-Preguntó Misha, rodeando a su amiga con su brazo y guiándola al sillón.

-G-Gracias-Respondió Eina, calmándose ligeramente, dejando de lado su actitud de niña enamorada por un momento.

Ya estando las dos sentadas, la chica de cabellos color rosa lanzó la pregunta que se había formulado en su cabeza desde el primer momento en que vió la reacción de Eina ante la interrupción que causó al abrir la puerta cuando ella y Bell se encontraban... ¿Despidiéndose?.

-Lamento haber interrumpido su momento pero creo que tengo que preguntar ¿Qué sucedió? No es propio de ti comportarte así, te ves... tan feliz-Preguntó Misha, de manera tranquila, ella sabía que tenía que ser paciente ya que su amiga aún no se recuperaba de aquel impacto emocional.

-L-Lo que sucedió fue que... él me besó... ¿o yo lo besé? ¡Ahhhhhh! ¡No sé si puedo decir con certeza si alguno tomó la iniciativa!-Respondió Eina, gritando esa última parte por no poder encontrar una respuesta sobre quién había desencadenado tal suceso tan inmoral(A su forma de percibir aquel hecho) y espontáneo, ella no podía creer que tuviera sentimientos por alguien que acaba de conocer pero... ¿El tiempo es importante en el amor? ¡Por supuesto que no!.

-¡¿TE BESÓ?! ¡EN SU PRIMERA CITA CONTIGO!-Expresó con una gran sorpresa la chica, no podía creer el valor y la gallardía que aquel muchacho tenía para hacer eso, viendo lo inocente que parece.

-¡NO SÉ SI FUE ÉL! O si fui yo...-Contestó la semi elfo, desviando hacia un lado sus ojos mientras tocaba la punta de sus dedos índice.

-¡Como sea! Es su primera cita, no sólo lo digo por ser su primera cita juntos, es la primera cita que tienen ambos en toda su vida ¿Cómo te dejaste llevar? No digo que estuviera mal, al contrario, en este mismo momento te tengo envidia, hacer click y tener esa química con alguien tan rápido no es algo que suceda todos los días, pero ¡CUÉNTAME LOS DETALLES!-Exigió Misha, acercando su rostro sonrojado, por imaginarse la escena, al de Eina, quien evitaba a toda costa hacer contacto visual.

-¡Ya es muy tarde! Solo quiero dormir por ahora, m-mañana les contaré a ti y Rose lo que sucedió-Respondió Eina, empujando a Misha hacia afuera de su apartamento.

-Bien, bien, no insistiré, pero antes de irme, quiero decirte una cosa-Interrumpió la chica a la semi elfo, deteniendo sus empujones antes de cruzar la puerta.

-No tengas miedo de seguir tus sentimientos, mereces ser feliz, él es un buen chico y se nota que quedó maravillado contigo desde el primer momento que te conoció, permítete amar, no busques explicaciones vagas para ese sentimiento, haz lo que tu corazón quiera, haz lo que tú quieras, al fin y al cabo, la persona más importante para ti, debes ser tú misma-Dijo Misha, con una sonrisa tierna, ella tiene un gran aprecio por aquella chica enfrente suyo.

-Misha...-Decía Eina, logrando nombrar a su amiga.

-Pero sobre todo ¡VE POR ÉL TIGRESA! ¡YA SE BESARON! ¡AHORA NO PUEDE ECHARSE PARA ATRÁS!-Gritó la chica con euforia y llamas en sus ojos.

-¡SÓLO VETE!-Contestó la semi elfo, en respuesta a aquel escandaloso acto.

*PUUUUUM*

Sonó la puerta estrellándose con fuerza cuando por fin Misha salió, dejando un silencio total en el lugar.

"Seguir a mi corazón... nunca había pensado en cosas sobre el amor... pero, si pudiera escoger a un acompañante en mi vida, quisiera que fuera Bell" pensó Eina, recostándose de espaldas en la puerta y mirando al cielo al mismo tiempo que una imagen de aquel chico pasaba por su mente.

-¡Haré mi mayor esfuerzo para estar con él! / ¡Haré mi mayor esfuerzo para estar con ella!-Gritaron tanto Eina como Bell, desde dos lugares distintos, afirmando aún más sus sentimientos.

Pero no contaban con una cosa... ambos son realmente malos cuando de relaciones se tratan.

1 semana después de la cita.

-Déjame ver si entiendo, ha pasado una semana entera... ¡Y NO HAZ HECHO OTRO MOVIMIENTO!-Gritó Hestia mientras sacudía a su hijo, estaba realmente furiosa.

-¡PERDÓN! ¡PERDÓN! ¡PERDÓN!-Respondía Bell, sintiéndose mareado por ser agitado como si de un muñeco de trapo se tratase.

-¡DEBISTE APROVECHAR EL MOMENTO! ¡APROVECHAR QUE LOS SENTIMIENTOS DE AMBOS SALIERON A RELUCIR! ¡AHORA EL MOMENTO YA SE ENFRIÓ!-Atacaba Hestia con ese constante regaño por la falta de valor que su hijo ha demostrado en los últimos 7 días.

-Pero es que cuando me acercó a Eina en el gremio, ambos nos sentimos incómodos por la situación de hace algunos días ¡NO SÉ CÓMO HABLARLE SE MANERA NORMAL NUEVAMENTE! Con solo ver su rostro, yo... me pongo nervioso y recuerdo el... beso-Contestó el peliblanco, dirigiendo ambos ojos hacia un costado, con sus mejillas realmente coloradas por la verían a qué sentía al recordar la escena.

-No tienes remedio-Dijo la pequeña diosa, soltando a Bell y dándole la espalda.

-Bell, escúchame bien, que no lo voy a repetir ¿Qué crees que siente Eina en este momento? Ella debe de estar pensando que sólo fue un pasatiempo y que, como ya conseguiste lo que querías, la desecharás ¿Eso quieres? ¡EL CORAZÓN DE UNA MUJER NO ES ALGO CON LO QUE PUEDAS JUGAR A TU ANTOJO! Ya tomaste la iniciativa ¡AHORA VE HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS!-Dijo la diosa con coletas, tratando de hacer entrar en razón al joven polluelo.

-¡PERO YO LA AMO DE VERDAD! ¡NO ES UN PASATIEMPO!-Respondió el peliblanco, levantándose rápidamente.

-Pues simple, demuéstraselo, compórtate como una verdadera persona enamorada y toma la iniciativa, el hombre debe tomar la iniciativa-Contestó Hestia, posando su mano en el hombro del muchacho y dándole un pulgar arriba que venía acompañado de una sonrisa pícara y un guiño de ojo.

-¡Haré mi mayor esfuerzo!-Contestó el muchacho, recuperando parte de su determinación.

-Más te vale, si me entero de que no hiciste nada, te mato, de todas maneras, ya es tarde, debes ir a entrenar con esa chica de la familia Loki, esta noche actualizo tu estado, así que no vuelvas tarde-Expresó la pequeña diosa, mientras iba saliendo de la iglesia, en dirección a su trabajo.

-Tiene razón Kami-Sama, me voy yendo, nos vemos-Dijo Bell, saliendo al mismo tiempo que ella pero corriendo para no dejar esperando a la señorita Aiz.

-Este niño, si fueras tan rápido para tomar la iniciativa como lo eres para subir de estadísticas en tu estado, ahora mismo estarían mínimo en una relación, en fin ¿Qué se le va hacer?-Dijo Hestia, alzando los hombros y dejando ese tema para después.

En el gremio.

-Día 7, Eina no ha hecho ningún movimiento, repito, día 7, Eina no ha hecho ningún movimiento ¿Me copias Rose?-Dijo Misha hacia la mujer lobo.

-Escucho fuerte y claro-Respondió Rose.

-¡Ya! Me ponen nerviosas, estoy literalmente en medio de ambas-Interrumpió Eina a la plática de ambas, aunque, al parecer, ese era el objetivo.

-¡ES QUE ERES DEMASIADO LENTA! ¡NO PASAN DE UN SALUDO A PESAR DE QUE YA SE BESARON!-Gritaron las dos chicas con un tono de voz excesivamente alto, despertando la atención de varios en la sala.

Eina solo procedió a disculparse con todos por el comportamiento de sus compañeras.

-¿Qué les pasa? Estamos en el gremio, bajen la voz-Regañó la semi elfo a la hombre lobo y a la humana.

-Perdón, pero en serio, no es posible que no hayas hecho algo, pienso que te falta valor, pensemos por un momento ¿Qué pasaría si Bell se enamorara de otra chica por tu falta de iniciativa?-Preguntó Misha, haciendo despertar las más locas ideas de la joven asesora.

-Si Bell se enamora de otra chica...-Y así inició la creación de su mundo imaginario.

En ese mundo, pudo ver claramente una figura que se alejaba con SU conejo, una hermosa chica de cabellos dorados, poco más alta que ella, que llevaba una armadura color plata al igual que una larga espada, era ni más ni menos Aiz Wallenstein, la princesa de la espada, aventurera de la familia Loki.

"Ellos dos... cada vez son más cercanos, Bell no me ha hablado de cómo le va en el entrenamiento con ella... pasan muchas horas juntos ¿Será posible?, no, no, no es posible, ella ha rechazado a más de mil hombres sin inmutarse, no creo que Bell sea la excepción... ¿O si?..." ese pensamiento se formulaba en su mente, despertando una gran preocupación dentro de ella.

-¡ESE MALDITO INFIEL!-Gritó la semi elfo, levantándose de repente con una vena marcada en su frente, al parecer su imaginación alteró la realidad, haciéndola ver algo que no tiene ninguna clase de fundamento.

-Ahora eres tú la que está haciendo mucho ruido-Dijeron Rose y Misha, invirtiendo los papeles de hace un momento, ahora eran ellas las que se disculpaban con los aventureros y el resto de asesores.

-Pero al parecer viste algo que no te gustó-Agregó la humana de cabello rosado, picando aún más la furia de su compañera.

Eina solamente se sonrojó y agachó la mirada.

-Mira, no queremos forzarte a hacer algo que no quieres, pero si en verdad lo quieres, no esperes a que él lo haga todo, pon de tu parte igual, es la mejor manera de serle fiel a tus sentimientos y a ti misma, nosotras te apoyaremos, tomes la decisión que tomes, podemos ser algo molestas con el tema, pero es que estamos seguras de que lo que ambos sienten es mutuo, no tienes que cerrarte por esa tonto dicho, un aventurero arriesga su vida, si, pero a veces hay que dar un salto de fe y confiar en que podrás ser feliz junto a él-Explicó Rose, con la mayor empatía posible, ella mejor que nadie sabía lo de aquel dicho, y aunque estaba de acuerdo, decidió confiar en que el amor que se percibe a simple vista entre su amiga y ese nuevo novato podrá florecer.

-¿U-Ustedes creen que en verdad siente lo mismo?-Preguntó Eina, sin dejar de mirar al suelo y con sus mejillas rojas.

-Estamos seguras-Dijeron las dos al mismo tiempo.

En el entrenamiento con la princesa de la espada.

Ambos estaban por finalizar esa sesión de entrenamiento, Bell estaba algo golpeado pero nada fuera de lo común en esos 7 días que llevaban entrenando.

-Creo que es suficiente, hoy será la última vez que entrenemos por un tiempo, tengo una expedición el día de hoy...-Dijo Aiz hacia el joven conejo. A sus ojos, ese chico que había entrenado por sólo una semana se convirtió en alguien realmente fuerte, comparable a un nivel 2 a principios de camino, pero claro, ella no era una experta como para identificar su fuerza exactamente, aunque había algo de lo que no tenía duda, era el nivel 1 más fuerte de Orario.

-Es cierto, si me habías dicho, entonces, sólo puedo agradecerle enormemente señorita Aiz, sin usted no podría haberme hecho tan fuerte, le estoy realmente agradecido, si en algún momento se le ofrece algo y está dentro de mis posibilidades, pídemelo-Respondió Bell, levantándose del suelo en el que yacía tirado.

-Lo tendré en cuenta, Bell-Contestó la belleza rubia, sonriendo ligeramente, algo extraño en ella. En el tiempo que habían pasado juntos, desarrolló cierto grado de confianza y afectó hacia el joven peliblanco.

-Creo que es momento de que me retire, mi compañera me debe estar esperando, mucho éxito en su expedición señorita Aiz, cuídese-Dijo el joven mientras se retiraba a trote veloz del sitio.

Él no lo había notado pero aquellas palabras tuvieron un efecto considerable dentro de la princesa de la espada.

-Hace mucho que nadie me dice que me cuide...-Susurró Aiz para sí misma.

En el gremio(Nuevamente).

Después de algunos minutos de calma dentro del gremio, tanto Misha como Rose, al igual que Eina, estaban en calma, no volvieron a tocar el tema sobre Bell, pero esa calma se vió interrumpida cuando el fruto de la discordia cruzó la puerta frente a ellas.

-H-Hola Eina, lamento si llego tarde, vine para avisarte que entraré al calabozo-Informó Bell, desviando ligeramente su mirada y con rubor en sus cachetes.

-B-Buenos días Bell, g-gracias por venir a avisar-Contestó Eina, haciendo la misma expresión que el joven.

"Hasta las mismas reacciones hacen, en serio ¿Qué demonios esperan?" Pensaron Rose y Misha, quienes miraban a ambos.

-M-Me retiro...-Dijo el peliblanco, comenzando a salir.

-Ahhhh, otra vez sólo se saludaron-Dijo Misha después de suspirar por lo harta que la tenía esa situación.

-No hablaría tan pronto-Interrumpió Rose, señalando a Bell, quien regresaba al escritorio de Eina.

-B-Bell ¿Sucede algo?-Preguntó la semi elfo al ver de regreso al chico.

-Eina... ¿me acompañarías afuera un momento?-Pidió el muchacho hacia su asesora, despertando una mirada de sorpresa en ella.

-C-Claro-Contestó Eina, yendo detrás de él.

-¿Crees que haga algún movimiento?-Preguntó Misha hacia su compañera mujer lobo,

-No tengo ni idea, pero lo sabremos cuando Eina cruce la puerta, no es muy buena ocultando sus sentimientos-Respondió Rose, sonriendo ligeramente.

A afueras del gremio, en un lugar donde no había mucha gente.

-¿Sucede algo Bell?-Preguntó Eina, Bell había dejado de caminar cuando llegaron a ese lugar.

-Sí, lo qué pasa es que...-Dijo el peliblanco, tomando aire.

-Perdón por no haber hablado de lo que sucedió en nuestra cita, sé que debí hacer algo para que la situación se tornara menos incómoda entre nosotros dos, pero por eso estoy aquí, para decirte que el beso no fue un error ni calor del momento, lo hice porque en verdad quería hacerlo, no quiero que pienses que sólo fue un momento cualquiera para mi, no he dejado de pensar en ello por un día desde que sucedió-Dijo Bell, con una gran velocidad que sólo una persona sería capaz de oír, cierta chica acostumbrada a los trabalenguas que decía Bell cuando hablaba estando nervioso.

-Bell...-Logró decir la semi elfo, con una de sus manos en su pecho.

-Es por eso que... quiero decirte que en verdad me gustas Eina, no quiero que pienses otra cosa, en verdad me enamoré de ti desde el primero momento en que te vi. Mi corazón se agita y late muy rápido cuando estoy contigo o cuando te veo, quiero estar al lado tuyo, quiero ser esa persona que pasa tus momentos felices junto a ti... sé que soy un niño aún, pero de nada sirve que le siga dando vueltas al asunto de esa manera, quería y fui sincero contigo, es ese el motivo de que estemos aquí... así que Eina... ¿Qué sientes tú?-Preguntó Bell, con una mirada llena de vergüenza por lo que había dicho, él nunca se le había confesado a una chica y, aunque ha compartido momentos felices con la persona en cuestión, él aún se sentía inseguro.

La chica yacía sin reacción alguna, sólo con sus ojos abiertos en su totalidad, con la boca semi abierta, como si intentara decir algo que se atoraba al momento de querer salir de la misma.

Su corazón latía fuertemente, un ligero temblor en todo su cuerpo se hacía presente y su mente divagaba al rededor de un único pensamiento, o mejor dicho, un único individuo.

-Y-Yo... también te amo-Respondió la semi elfo, en un tono bajo pero perceptible de todas maneras.

Los ojos color carmesí del aventurero se llenaron de brillo al oír aquella respuesta.

-Eso significa que tú... yo... nosotros-Logró decir el joven peliblanco, sin saber qué actitud tomar.

Eina no comprendía lo que el joven intentaba decir.

Bell tomó aire y se relajó.

-Eina... ¿Quisieras salir conmigo?, eso es lo que deseaba decir-Preguntó Bell, extendiendo su mano hacia ella y sonriéndole de igual manera.

La semi elfo sólo observaba la mano extendida de su amado, aquella persona que, en poco tiempo, estaba teniendo un fuerte impacto en su vida y sentimientos.

-Acepto... acepto... ¡CLARO QUE ACEPTO!-Gritó la semi elfo con una hermosa sonrisa en su rostro, soltando pequeñas lágrimas de felicidad y lanzándose a Bell.

Ambos se abrazaban, sus miradas se cruzaron y... se volvieron a besar.

*MUA*

Un pequeño contacto entre ambos pares de labios, esa sensación que ambos habían tenido hace una semana y extrañaron en cada uno de esos días.

"Eina... te amo" pensó Bell, sin soltarse del abrazo y sin separarse del beso.

"Bell... te amo" pensó Eina, abrazando fuertemente la ancha espalda de aquel muchacho.

Después de aquel hermoso momento juntos, llegó la hora de partir.

-Prométeme volver bien, por favor, ahora más que nunca quiero estar junto a ti-Pedía la semi elfo, sin separarse del abrazo pero posando su rostro en el pecho del chico.

-Lo prometo, sí desde el inicio eras mi motivo para sobrevivir, ahora más que nunca tengo que volver a tu lado, Eina-Respondió el joven, envolviendo a su amada entre sus brazos.

-P-Pero, hay algo que debemos hacer, mantengamos en secreto nuestra relación, si el señor Royman se entera de que tengo una relación m-me matará o podrías tener problemas con otros dioses, últimamente llamas la atención y no sería bueno que me usaran como carnada para atraerte-Expresó a Eina su inquietud.

-Si de esa manera puedo estar juntos a ti, acepto cualquier término o condición, además, me quiero seguir haciendo fuerte para estar contigo y protegerte-Contestó Bell, posando su rostro frente al de la nerviosa chica.

Ambos se separaron completamente, era el momento de partir.

-Me voy, Eina-Dijo Bell, comenzando a irse.

-Espera...-Interrumpió la chica mientras se acercaba a al chico.

*MUA*

Otro beso había sido dado, pero esta vez fue la semi elfo quien tomó la iniciativa.

-P-Para que no me olvides...-Dijo Eina, corriendo hacia el gremio.

Bell solo yacía de pie, viendo a su dirección.

-Es perfecta... simple y sencillamente perfecta-

En el calabozo, piso: ???.

-Estás listo, espero que ese niño lo esté igual-Dijo un gran Boaz, viendo a aquel minotauro que llevaba entrenando durante una semana desde que su diosa de lo pidió, él sabía que ese monstruo era demasiado para un nivel 1, por lo que tenía la esperanza de que asesinara a aquel chico que había robado la atención de su diosa.

Y después de aquellas palabras, un gran bramido resonó en el calabozo, despertando la mirada de muchos aventureros en el piso donde provino.












Pues hasta aquí el capítulo de hoy, quería incluir la pelea contra el minotauro en este pero se hubiera alargado demasiado y el título hubiera perdido todo propósito JAJAJAJA, de todas maneras, servido, espero su apoyo, últimamente he visto que este fic tiene menos votos que el otro en emisión, no sé si sea porque le he echado menos ganas a este(Cosa que no es verdad) o por la waifu en sí, pero haré mi mayor esfuerzo para que sea de su agrado.

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