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Smell like Alcohol.

Huele a alcohol.

Era la fiesta que toda la universidad estaba esperando, por fin podrían festejar sin preocuparse realmente por el día siguiente, las fechas entre navidad y año nuevo eran las favoritas de la universidad.

Bill estaba cansado, había tenido una larga noche en la casa de los Gleeful, y aunque no había sido tan malo como había pensado en un principio, el viaje de vuelta a la universidad lo había dejado agotado.

—Esta vez no puedes faltar Cipher, te tengo una sorpresa —Jack le sonrió ampliamente.

—No lo sé, estoy cansado —murmuró enterrando su cabeza en la almohada.

—¡Te dije que vas a ir! —Exclamó Jack tirándolo de la cama —. Pudiste haber faltado a la de Xólotl, pero no puedes faltar a la mía.

Su cuerpo dolió terriblemente, no sólo por el impacto, sino más bien por los múltiples moretones que su padre le había dejado la noche anterior.

—¿Estas bien? No pudo haberte dolido tanto —el rubio se levantó y negó suavemente con una ligera sonrisa—, por cierto, no me has dicho quién te hizo en el ojo, ¿de quién me encargo ahora?

—De nadie —contestó Bill rápidamente, no necesitaba involucrar a Jack en eso.

—Eventualmente me enteraré, Cipher, estamos hablando de mí —Bill rodó los ojos.

—Ya voy a cambiarme, te veo en la fiesta, ¿así me dejarás en paz? —le preguntó Bill mientras veía como el azabache asentía y se alejaba por la puerta.

[...]

Bill no había mentido respecto a ir a la fiesta, ahí se encontraba, sentado afuera debajo de un árbol, lejos de todas las luces y el sonido estruendoso.

El raro de Xólotl se encontraba cantando en el escenario terriblemente borracho, Bill podía asegurar que estaba cantándole a todas las chicas a la vez, aunque estas creían que era únicamente para una de ellas.

Veía a un par de rostros familiares bailando, ignorando por completo el show de Xólotl, entre ellos Mabel con su novia la Noroeste y a Star con Marco Díaz, Bill sabía perfectamente que esos dos llevaban saliendo desde hacía un tiempo, Jack le había contado a él, y a Jack le había contado Tomás, mejor amigo de Marco, por lo que supuso que Marco le había dicho a Tomás y así sucesivamente.

Estaba buscando con la mirada a su hermano, pero supuso que había preferido quedarse en la habitación con su novio, ya que ninguno era fan de las fiestas.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó que un par de chicos se le habían acercado, y no despertó de su ensoñación hasta que escucho como un castaño se aporreo contra el piso.

Giró su cabeza hasta encontrar a Dipper tirado en el piso, con una venda en sus ojos y riendo estruendosamente.

—¿Pino? ¿Estás bien? —Preguntó Bill ligeramente preocupado.

—¡Bill! —el castaño reaccionó levantándose y abrazando a Bill por el cuello—, estoy tan feliz de verte, bueno, ahora no te puedo ver por la venda, pero, en fin, no tienes idea de cuánto te extrañé.

Ese extraño olor llegó a sus fosas nasales, ese olor que Bill repudiaba con cuerpo y alma.

—¿Estás ebrio? —Bill preguntó por el simple y mero hecho de asegurarse.

Dipper soltó una suave risa para separarse un poco del rubio, quien le quito la venda de los ojos para verlo mejor.

—Un poquito —rió levemente.

—¿Cómo te emborrachaste? Tu no tomas alcohol —Le preguntó preocupado el rubio.

Él sabía perfectamente que Dipper no tomaría ni una sola gota de alcohol por su cuenta, así que alguien debió haberlo hecho por él, pudo haberse confundido con alguna bebida o algo por el estilo para tomar alcohol a tal punto para que el castaño estuviera así.

—Oh, muy fácil, Jack vino con un vaso en manos diciéndome lo rico que estaba y me lo ofreció, y como era amigo tuyo no dudé mucho de él y tomé el contenido del vaso, luego cuando empecé a sentirme mareado me vendo los ojos y de algún u otro modo terminé aquí —contestó inocentemente con una sonrisa infantil.

Bill sintió algo de ternura por el chico a su lado junto con una gran molestia hacia su amigo.

—Jack es un imbécil —murmuró Bill molesto —, será mejor que vayas a descansar, no quiero que hagas alguna tontería.

—¿Una tontería como cuál? —Dipper de acercó suavemente al oído del rubio.

Bill se estremeció ante la cercanía del chico, respirando por accidente el aroma que desprendía el aliento del castaño.

—No lo sé, hay muchas posibilidades —Bill lo apartó delicadamente levantándose del piso.

Viendo como un puchero se formaba en los labios del castaño Bill le extendió la mano, dispuesto a ayudarlo a ponerse de pie, Dipper lo intentó cayendo "accidentalmente" sobre el pecho de Bill.

—¿Estas bien? —Le preguntó el rubio mientras Dipper sonreía—, sí lo necesitas puedes sostenerte de mí.

El castaño no necesito escuchar más para abrazar al rubio por el cuello.

—¿Se puede saber qué diablos le hicieron a mi amigo? —Preguntó Wirt mirando seriamente a Jack y a Tomás que miraban la escena de Dipper y Bill desde la distancia.

—Puede que pusiéramos un poco de un alcohol especial en su bebida para que se relajara y pudiera animarse a dar un paso con Bill —habló Tomás rápidamente —, pero no esperábamos que se pusiera así.

Dijo mientras apuntaba al castaño que se abrazaba fuertemente del rubio.

—Admito que yo si sabía que se pondría así —confesó Jack riendo—, pero ¡vamos! Ambos lo necesitaban.

Su pareja lo miró antes de asentir con una sonrisa.

—Lo dices porque tú no lo soportarás mañana con su resaca —murmuró Wirt rodando los ojos.

—¿Quieres que te demos uno para Beatrice? No te preocupes, solo dura de 30 a 60 minutos —le preguntó la Bestia con una sonrisa—, a veces, es más, a veces es menos, depende la persona.

—No gracias, puedo encargarme yo solo —Wirt le sacó la lengua.

—¿Puedes encargarte de qué? ¿y por qué me mencionaron antes? —Preguntó una chica pelirroja.

—¡Beatrice! —Exclamó Wirt nervioso—, ¿qué manía tienes por llegar en momentos inoportunos?

—No tengo ninguna manía por nada, venía a preguntarte algo —se explicó la chica cruzándose de brazos.

—¿Q-qué cosa? —Preguntó un poco dudoso.

—No te lo preguntaré enfrente de este par de idiotas —murmuró Beatrice mirando despectivamente a los chicos a su lado—, vamos por ahí.

La chica tomó de la mano a su amigo llevándoselo a otro lado.

—¿Nos acaban de hacer el feo? —Preguntó Jack.

—Es Beatrice, les hace el feo a todos —contestó Tom.

—Bueno... ella se lo pierde —murmuró la Bestia haciendo a Tom fruncir el ceño.

—¿Disculpa? —Preguntó ofendido.

—Que ella se pierde lo que es tuyo —le guiñó un ojo haciendo a Tomás rodar los ojos.

—Eres un imbécil —dijo antes de besarlo apasionadamente—, tienes suerte de que sepas arreglar tus metidas de pata y que me gustes así de imbécil.

—Tu igual eres una zorra, no sé de qué te quejas —le dijo Jack pasando su brazo por la cintura—, ahora, ¿quién es la bella persona afortunada que compartirá cama con nosotros esta noche?

Y la sonrisa de complicidad que compartieron fue más que suficiente para ya haber escogido a su víctima, aquel chico de cabellos azabaches y pinta emo, estaría por conocer a las verdaderas Bestias.

[...]

—¿Me dejarás solo? —Le preguntó haciendo un puchero.

Dipper se encontraba sobre sus rodillas en la cama mirando tristemente al rubio.

—No lo sé —murmuró Bill frustrado, le desesperaba ver a Dipper así y no poder hacer nada al respecto.

—Deberías quedarte, ¿qué tal si hago alguna tontería? —Preguntó tomando al rubio del brazo y obligándolo a sentarse a su lado.

—Dipper... —murmuró Bill viéndolo.

—Oh vamos, ¿ya empezaras a llamarme Dipper en vez de Pino? —Le cuestionó el castaño frunciendo el ceño y tomando el rostro de Bill en sus manos—, estamos retrocediendo en vez de avanzando.

—Dipper detente —susurró Bill.

—¡Odio que me llames Dipper! —Exclamó frustrado—, me duele que me llames así, me hace sentir extraño.

Murmuró bajando la mirada.

—Pino... cálmate —le dijo Bill tembloroso tomando sus hombros alejándolo levemente.

—¿No me quieres, Bill? —Le preguntó Dipper sintiendo las lágrimas en sus ojos.

—Claro que lo hago —Bill intentó sonreír, pero estaba incómodo.

—Entonces bésame —susurró suavemente sorprendiendo al rubio.

—¿Qué? —Preguntó confundido.

—Si me quieres bésame —le dijo frunciendo el ceño—, no importa si luego pones una tonta excusa como estar aburrido, sólo quiero que me beses otra vez.

—Pino... yo —murmuró Bill aturdido.

El olor a alcohol de Dipper lo hacía sentir mareado, le traía pésimos recuerdos que no quería mezclar con Pino.

—Hazlo —dijo Dipper.

Bill miró seriamente a Dipper, ese chico que lo tomaba del rostro no era Dipper, o al menos no al que él amaba, no quería apartarlo, pero sabía que, si el chico no se detenía, eventualmente terminaría por hacerlo.

—Detente —murmuró Bill desviando la mirada.

—Como quieras —contestó desganado Dipper.

Bill suspiró relajándose un poco antes de ver sonreír ampliamente a Dipper.

—Supongo que si no lo haces tú, lo haré yo —dijo el castaño.

Y antes de que siquiera el rubio pudiera asimilar lo dicho, lo besó, dejando que el sabor de aquel desagradable alcohol invadiera la boca del contrario.

Rápidamente y sin poder pensarlo Bill apartó con fuerza a Dipper, sorprendiendo al castaño.

Dipper se sintió triste al sentir la reacción del contrario, pero desapareció al instante en que vio la mirada asustada del rubio junto con la primera lágrima caer, su pecho se encogió.

—¿Bill? —Preguntó preocupado, la mirada del rubio no cambió.

El detestaba el alcohol, lo odiaba con su vida, por culpa del alcohol era constantemente golpeado por Phil, los recuerdos lo hacían sentir sucio y desagradable, y Dipper oliendo a algo tan cercano a algo como a Phil fue suficiente para asustarlo, no quería que algo tan puro como lo era el castaño se mezclara con la suciedad de Phil.

—Bill... lo lamento —murmuró Dipper rápidamente abrazando al rubio—, perdóname, no lo volveré hacer, pero deja de llorar.

Un débil sollozo salió de la boca del rubio quien se tapó la boca mordiendo levemente su muñeca.

—¿Bill? —Preguntó Dipper con desesperación separándose para verlo a los ojos—. Dime que te pasa, Bill... yo... lo siento tanto.

Estaba recuperando lentamente un poco del sentido, con un fuerte dolor de cabeza.

Bill no lo pensó mucho antes de lanzarse a abrazar al castaño, dejando que las lágrimas lo invadieran por completo.

Los sollozos escapaban de sus labios sin permiso alguno, dejando a Dipper sorprendido, jamás había visto al rubio así, debió haber hecho algo terriblemente malo para que esto sucediera.

—Lo lamento —repitió por enésima vez, esperando una respuesta por parte del rubio.

—Phil siempre huele a alcohol —susurró en el pecho del castaño—, no huelas a eso tú también, por favor, tienes que oler a pino.

—Bill... —Dipper murmuró abrazando al rubio por la espalda, acariciándola suavemente.

—Eres la única persona que me queda, Will siempre esta con Gleeful, a Mabel nunca la veo porque nuestros horarios chocan, por favor no me dejes —se escuchó entre sollozos por parte de Bill—, tú me haces sentir amado, que no estoy solo como Phil quiere que crea, por favor, no seas como él.

—Y-yo —el castaño no estaba seguro de que decir, su cabeza dolía bastante—, no voy a ser como Phil.

Pudo sentir como Bill hacia puños con la playera de Dipper, apretándola para dejar salir su dolor.

—Tranquilo —Dipper murmuró sintiendo un nudo en su pecho.

Ver a Bill así era más que suficiente para hacerlo sentir mal.

—Hueles a él —dijo Bill mientras temblaba—, es como si estuviera atormentándome aquí también... contigo.

—Bill mírame —Dipper se separó obligándolo a levantar la mirada con sus manos, limpiando con sus dedos las lágrimas que caían por su fino rostro—, no soy Phil, y nunca lo voy a ser.

Dipper pudo notar que el rubio lo veía atentamente, afirmando lo que Pino le decía, entonces el castaño le sonrió dulcemente en un intento de tranquilizarlo.

—¿Él te hizo eso? ¿Verdad? Fue en navidad —Dipper señaló su ojo con la mirada, el rubio no contestó, pero Dipper supo que efectivamente así era.

Lentamente se acercó al rostro del rubio, depositando un casto beso en el hematoma que Phil le había dejado a su hijo.

—Jamás seré como el monstruo que él es contigo —le dijo acariciando suavemente su rostro.

Bill apretó fuertemente los ojos, mientras formaba puños con sus manos.

—Prometo jamás tomar algo que me ofrezca la Bestia, pero por favor, deja de llorar —Dipper le suplicó—, me duele verte así.

Bill no respondió, un simple asentimiento con la cabeza fue lo único demostró.

Enterró lentamente su cabeza en el pecho del castaño, dejando que Dipper acariciara suavemente sus cabellos rubios.

No supo si fue el cansancio de los eventos pasados, o las delicadas caricias que le hacía el menor, que poco a poco dejo de ser consciente de lo que pasaba a su alrededor.

Se había dormido entre sus lágrimas, y Dipper lo notó cuando dejo de sentir el cuerpo del rubio temblar contra sí.

Lo recostó en su cama, observando como las finas facciones del rubio se encontraban relajadas, sus ojos se encontraban bastante hinchados y sus pestañas estaban mojadas por las lágrimas, no sería capaz de despertarlo, ¿y a quién le importaba? Mañana no laborarían y podía quedarse a su lado durmiendo también.

Perdido entre las suaves respiraciones y el rostro relajado del rubio, perdió la consciencia otra vez, abrazado suavemente la cintura del mayor.

Feliz cumpleaños Alberto xdXDXdxDxd

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