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Capítulo Cinco: Vida En Mi Dolor.

¿Cuál es la realidad?
Si leías un libro, podías confundirte de lo real y lo ficticio.
Si dormías y soñabas, podías confundir lo real de un sueño.
Si mientes y te crees esa mentira, confundes tu realidad con una invención.

Entonces... ¿Cuál es la realidad que debe afrontar una persona con Ezquisofrenia?
La realidad es aquella que ves con tus propios ojos, pero no te dejes llevar, tu mente es un lugar inexplorado, puede crear tantas cosas que jamás sabrás que es lo real de lo falso.

Sus ojos color miel se movían por lo que era un patio trasero, veía los cortes en sus muñecas así como oía voces una vez más, ¿es que era real?

Porque se encontraba en una silla de ruedas y estaba atado a ésta, no podía moverse para nada y tenía mucha sed, su boca estaba seca y sólo podía mover sus ojos a voluntad propia. Había despertado en ese lugar, ni siquiera podía reconocer sus débiles piernas, había gente que hablaba y hablaba. Necesitaba el silencio.

— Así es, ayer vinieron a verlo aunque todos sabemos que es un caso perdido, el 007 ha cometido doble homicidio más el intento de asesinato del fisioterapeuta Sak-

— ¡No les pagamos por exparcir rumores! ¡A sus trabajos!

Con eso la paz cayó sobre él una vez más, Atsumu podía sentir el sol quemarlo y quitarle vida. Moría de sed y movía sus esqueléticas manos en busca de alguien, pero al tenerlas atadas era casi imposible que alguien pudiese percatarse de esas señas.

Quería despertar de ese estúpido sueño, necesitaba despertar. Ver a su amado Sakusa y sentarse en la silla en su patio a esperar a Osamu, no le gustaba para nada ese sueño.


Cuando volvió a abrir sus ojos se encontró a sí mismo siendo besado por Sakusa, éste traía esa hermosa bata blanca que lo caracterizaba.

"— Fisioterapeuta, Sakusa Kiyoomi, encargado de que mejores en tu salud física. Me dijo tu hermano que jugabas mucho vóleibol. Estaré aquí para apoyarte."

— ¿Hm? —De pronto su mente una vez más jugaba con su forma de llevar las cosas, ¿Sakusa cómo fisioterapeuta?, definitivamente no.

— ¿Pasa algo, mi vida? —Negó suavemente ante su pregunta, lo acercó a su cuerpo para sentarlo en sus piernas, acariciaba con cuidado los cabellos rizados y oscuros de su pareja. No hablaban, sólo se abrazaban.

Sabía que algo no estaba bien, de pronto su cerebro comenzaba a tener cortes circuitos, incluso podía sentirse más cansado que antes. Entonces levantó su cabeza para atrapar los labios de Sakusa en un beso perezoso.

— Sakusa...

"— Debes tomar sus medicamentos, por favor, Atsumu... ¡Atsumu! ¡Atsumu! ¡Amor soy yo! ¡Ayuda! ¡Ayu-ugh!"

— Dios, otra vez pareces perdido, ¿estás bien?

Dolía tanto, su cabeza dolía mientras que recordaba sucesos que jamás habían pasado, lo sabía...

El jamás sería capaz de intentar asesinar a Sakusa... El jamás pondría sus manos alrededor de su cuello mientras que éste le gritaba para que entrara en razón.

"— ¡El no lo hizo a propósito! ¡No se lo lleven! ¡Atsumu! ¡Atsumu te amo! ¡Iremos por ti!"

¿Iremos por ti? ¿Quienes? ¿Por qué?

Se levantó, estaba por empujar a Sakusa pero sólo notó que no estaba, se sintió mareado y acarició su cabeza.
Cerró sus ojos con fuerza y sollozó, no podía creerlo. Esos sueños y recuerdos falsos no le gustaban para nada.

¡¿Qué estaba pasando?!

Golpeó su cabeza con fuerza contra la pared, sus manos apoyadas en estas, un golpe, dos golpes, tres golpes, sangre caía por su rostro, las gotas colgaban en su mentón y caían en su ropa o al suelo.
Sonrió cuando aquellas cosas desaparecían para ser reemplazadas por el dolor físico, lo hacía sentir tan vivo.

Sus ojos cerrados mientras pasaba sus manos por su rostro ensangrentado, manchandolo por completo, entonces supo que era adicto a la sangre y el dolor que podía ser capaz de causarse así mismo, la sensación de estar vivo y saber que el dolor era lo más real que tenía lo hacía sentir complacido y satisfecho.

Se deslizó por la pared que tenía manchas de sangre y abrazó así su cuerpo, de rodillas, reía sin parar como un maniático. Estaba vivo, ¿no había que agradecer aquello?

La vida era una y la estaba viviendo, sus uñas rasguñando con fuerza sus muslos descubiertos. Relamió sus labios y suspiró para bajar su cuerpo hasta que su cabeza tocó con delicadeza el suelo, encorvado en el piso supo que estaba viviendo.

— ¿Qué haces? —Subió la mirada con una sonrisa que podría asustar incluso al asesino más frívolo que existiese.

— Estoy viviendo, hay vida en mi dolor... Ven, hazme tuyo...

Sus brazos abiertos en dirección a Sakusa, entonces perdió la cordura, se abrazó a la espalda de Sakusa quien ni siquiera le había cuestionado nada. Embestia su cuerpo con una rudeza que comenzaba a darle un placer inigualable, se besaban con tanta fuerza que la sangre de Atsumu se mezclaba con la de los labios rotos del pelinegro.

Lo estaba disfrutando como nunca, arañaba la espalda de su amante y veía el techo con alegría, vivía. A través de todo ese dolor que lo hacía olvidar que estaba encerrado en una habitación completamente solo.

"— Le pedí a Osamu su consentimiento para estar contigo, dijo que sí. Haz mejorado tanto, Tsumu. Te cuidas tan bien, en poco tiempo podrás ver a Osamu, el juez declaró a Osamu inocente... Vendrá con nosotros y nos iremos a vivir al campo, adoras el aire libre y los lugares solitarios."

¿Inocente? ¿Osamu? ¿Sakusa?..

Negó, era pura mierda. No pensar, era lo que debía hacer.

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