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9. lilac

NUEVE:
Matt y la verdad sobre las lilas

MELODY

—¡Colin, deja de comerte los muffins!— se escuchó por todo el lugar. todos pararon sus acciones y miraron atentamente a la entrada de la cocina, donde se escuchaban pasos acercándose. el recién mencionado abrió sus ojos exageradamente y escondió sus manos detrás de su espalda como si de un niño se tratase. la señora Lombardo se hizo presente, con su pelo escondido debajo de un gorro de tela, su delantal y sus manos a cada lado de su cadera, señal de que estaba enfadada. nunca usó esa pose conmigo (gracias al cielo), solamente lo hacía cuando estaba enojada con su esposo o hijo único.

» tendré que hacer el doble de muffins de arándanos si te sigues comiendo todo lo que tenemos que vender.— amenazó. el chico solamente sonrió de forma inocente. su madre lo ignoró y soltó un bufido, para volver a su trabajo que era hornear más muffins.

reí ante la interacción y volví mi mirada a mi libro. el café estaba cerrado por hoy, pues era el tercer domingo del mes y estos días establecidos nos encargábamos de cosas para que el café no se caiga a pedazos. no en realidad, pero me gustaba exagerar.  yo ya había terminado mi trabajo, que fue ayudar a mantener las decoraciones de navidad intactas con Lauren y rehacer el menú encima del mostrador con diseños de tiza en una pizarra. Colin estaba limpiando cada rincón del lugar, encargándose de que ni una partícula de polvo pudiese encontrarse. el señor Lombardo, hacía los pedidos del mes con sus anteojos en el borde del puente de su nariz, con la laptop frente a él.

sentía esas vibras navideñas y familiares por primera vez en mucho tiempo, y me sentía cómoda. la chimenea encendida del lugar nos protegía del frío de afuera. la hora indicaba que el atardecer estaba a punto de ponerse, pero solamente veríamos unas nubes tapar el cielo. una playlist navideña se reproducía bajito por los altavoces y yo tarareaba en voz baja. canciones clásicas como "it's beginning to look alot like christmas" y la famosa de Maria Carey sonaban.

mis pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta de entrada, lo cual me hizo sobresaltar en mi asiento. mi expresión asustada cambió a una ilusionada al ver a Matt fuera, con un arreglo de flores en mano y saludando con la otra. sonreí y lo saludé de vuelta.

—¿quién es?— preguntó el señor Lombardo, con curiosidad y el ceño fruncido viendo con confusión al chico.

—el novio de Melody.— respondió Col burlonamente. las mejillas se me encendieron y negué levantándome. agradecí mentalmente que la música sonaba lo suficientemente fuerte para que el chico no lo escuchase a través del vidrio.

—no es mi novio.— contesté con pena.

—nena, ¿alguna vez escuchaste sobre el poder de la manifestación?— preguntó burlón mi amigo. giré los ojos y me acerqué a la entrada. le saqué el seguro y abrí la puerta. el perfume de hombre que tenía puesto el chico me recibió y no pude evitar inhalar fuertemente.

—¿cerrado por hoy?— leyó el pequeño cartel.

—día de stock.— respondí alzando los brazos.

pareció dudar, por lo que preguntó. —así que, ¿no puedo entrar?— dijo de forma tímida, lo cual me pareció demasiado tierno. reí y negué.

—eso es para clientes, tú ya eres amigo.— habló Colin detrás de mí antes de que pudiese responder, y abrió la puerta completamente, invitando a pasar al chico. Matt sonrió felizmente y yo estaba simplemente parada admirándolo como una tonta. venía abrigado debido al clima, pero extrañamente no traía un gorro como siempre solía. su cabello castaño estaba desordenado, pero aún así viéndose bien. sacudí levemente la cabeza y seguí sus pasos. —es solo para renovar los pedidos y limpiar un poco más profundo, mañana ya estará abierta normalmente.— informó. —papà, este es Matthew. amigo mío y de Mel.

el señor Lombardo se levantó de su asiento, dejando sus lentes de vista y se acercó a paso pesado. realmente tenía una pinta de un hombre italiano de bigote y amargado que se quejaba de todo y nadie le caía bien. y ante eso, reí al ver la cara medio asustada de Matt al acercarse cada vez más. cuando en realidad era todo lo contrario, amaba a su familia, la comida de su esposa y las canciones de Taylor Swift en secreto. ya lo había pillado tarareando una de sus canciones cuando mi playlist sonaba, pero nunca lo admitiría.

cuando llegó frente al pobre chico que sudaba frío, alzó la mano, esperando un saludo. Matt correspondió con la mirada nerviosa e insegura, y fue ahí cuando mi jefe sonrió ampliamente.

—un gusto conocerte, Matthew. siéntete como en casa.— sacudió su mano amablemente. —los amigos de mis hijos, son mis hijos adoptivos.— dijo cariñosamente. ¿ven? era un terroncito de azúcar.

—muchas gracias, señor Lombardo.

—¿puedo ofrecerte algo, chico?— ofreció mientras volvía a su lugar de trabajo. —conoces el menú más que nadie.

—puedo prepararte un espresso si quieres.— ofrecí. me miró con una sonrisa cerrada y sentí de nuevo a las típicas mariposas.

—oh no, gracias Mel. ya soy una molestia viniendo a molestarlos en su día de trabajo, está bien.— rechazó amablemente y asentí sin insistir más. —¿puedo ayudarlos en algo?

—¿tendremos que pagarte?— preguntó Col.

él alzó los hombros y rió. —no es necesario.

—genial, entonces necesito que me digas si el árbol está exactamente en la esquina.— dijo y señaló el árbol de navidad que había movido para limpiar el polvo y resto de hojas falsas que caían de éste. se acercó un poco más y giró levemente la cabeza, como si de un cachorro se tratase.

—yo creo que está bien.— opinó. —¿Mel?

—más a la derecha, Col.— dije, solamente para que el chico bufase y fuese a mover el árbol por octava vez. reí viéndolo irse. me giré hacia Matt quien ya tenía su mirada puesta en mí, y entonces decidí señalar sus flores, preguntándole de qué se trataba con las cejas alzadas.

—¿qué opinas de estas?— preguntó y me las ofreció. las tomé y como si fuese automático, las acerqué a mi nariz para olerla.

—buena elección, ¿cita fallida?

—no, de hecho.— contestó, sorprendiéndome. —pasé por una floristería, una nueva. la señora fue muy amable y me regaló un ramo.— dijo con una sonrisa nerviosa. —¿puedo dejarlas aquí?

achine los ojos mirándolo. —claaaro.— dije analizándolo. —¡Col! ¿me pasas un jarrón mediano?— pregunté en voz alta, recibiendo un "a la orden, jefa" de parte de mi amigo.

¿dejarlas aquí? no conocía mucho a Matt, casi poco, pero algo me decía que estaba mintiendo. lo podía sospechar por su lenguaje corporal. evitaba mirarme fijamente por más de tres segundos después de haber respondido esa pregunta sobre las flores, se pasó la mano libre por la cara y parecía nervioso. ¿realmente se las regalaron? ¿o las compró él? ¿para quién? ¿por qué no querría decirme?

¿cuál era la realidad de las lilas?

—¿estás seguro?— pregunté.

—muy seguro.— respondió. iba a volver a hablar, pero Colin volvió con el jarrón y aún dudando de Matthew, las puse allí.

la tarde/noche se pasó volando. a las siete, Lauren la madre de Colin y el señor Lombardo ya se habían subido a su hogar finalizando sus tareas. mientras que mi mejor amigo, Matt y yo nos quedamos en el sofá de mesa grupal para hablar de todo y nada a la vez. en los altavoces del lugar ahora sonaban canciones que el invitado había elegido, que eran mayormente indie o indie-pop, y descubrí que me gustaban. artistas como Frank Ocean, Mac Miller y hasta Kid Cudi. y no pude evitar admitir que me gustaban y tenían un buen ritmo, acción que causó que Matt me choque los cinco.

Colin habló que planeaba una escapada de fin de semana a la casa de sus tíos en la costa, y que obviamente estábamos más que invitados, incluyendo a los trillizos. yo acepté, porque realmente no tenía nada más que hacer y hace un montón que no viajaba fuera de la ciudad. mientras que yo, comenté de mis clases de la facultad y lo feliz que estaba al tener estas mini vacaciones de invierno. podía dormir hasta el medio día y acostarme a la hora que quisiese, aunque realmente estaba arruinando mi ciclo de sueño, pero no me importaba mucho honestamente. las noches de insomnio eran parte de mi vida desde que había cumplido los diecisiete y todo el caos de mi vida familiar había comenzado.

—nos conocemos desde hace dos o tres meses, pero nunca supe qué haces tú y tus hermanos.— dijo de la nada Colin, y lo miré. tenía razón, extrañamente. conocíamos a Matt desde ese tiempo, y a sus hermanos desde hace poco, pero nunca habían mencionado nada de la universidad o algún trabajo. vivían en un departamento, no lujoso, pero probablemente su alquiler duplica el mío. Matt tenía un auto, uno bonito y caro, no como Col y yo que nos manejábamos en transporte público y nuestras viejas bicicletas. ¿acaso vendían drogas?

se rascó la cabeza, buscando cómo responder y me asusté un poco. ¿vendían drogas en serio? mis pensamientos me pusieron nerviosa. —uhm, estudiamos los tres, pero en modalidad online. Nick estudia fotografía profesional, Chris está en su segundo semestre de marketing, y yo estoy haciendo un curso de computación en la nube.— explicó.

—entonces, ¿no trabajan?

volvió a dudar. —ganamos nuestro dinero, pero es raro. es algo moderno y fácil de acceder... estoy sonando como si fuésemos vendedores de droga o algo así, ¿no?— Colin y yo asentimos a la misma vez con miradas preocupadas. —les prometo que no es eso, lo juro.— alzó las manos inocentemente.

mi amigo soltó una risa. —tranquilo, hermano. te creemos.— dijo y sobó su hombro. Matt suspiró aliviado. —los dejo por un momento. el té de moras ya hizo su efecto y debo vaciar la vejiga.— dijo y se levantó.

—¿no era más fácil decir que vas al baño?— pregunté arrugando la nariz.

—¡nop!— respondió en el marco de la puerta. giré los ojos y escuché la risa de Matthew.

lo miré y estaba con la vista hacia dónde Col había desaparecido. pareció sentir mi mirada, porque giró su cabeza, donde sus ojos azules se encontraron con los míos del mismo color. era extraño como nuestros colores de iris eran casi el mismo. se apaciguaban al estar en un lugar con no mucha luz, pero en el sol brillaban de forma casi exagerada. pero aún así, pensaba que Matt tenía el color de ojos más lindos del mundo.

—¿de dónde sacaste las flores?— pregunté.

él bufó una risa y fue su turno de girar los ojos. —¿aún sigues?

achine los ojos. —me estás mintiendo, Matthew...— dejé la frase en el aire.

—Matthew Bernard.

—eso.

se quedó en silencio por unos segundos, mirándome con una sonrisa que intentaba ocultar. soltó un suspiro y se acercó arrastrándose por el sofá a donde yo estaba sentada, quedando frente a mí. sentí un choque eléctrico cuando su rodilla chocó con la mía y los nervios aumentaron a flor de piel. se acomodó mejor, recostándose en el respaldo. y como si la distancia no fuese suficiente, alzó la mano y puso un mechón de mi cabello rubio detrás de mi oreja derecha.

—te diré la verdad Melody...- hizo lo mismo que yo, dejando la frase al aire.

—tengo un solo nombre.— dije en voz baja, sintiéndome nerviosa por su acercamiento. alzó las cejas sorprendido.

—las flores son para ti.— confesó.






























































me encanta actualizar cada 3-4 semanas y que ustedes no se enojen (si, mucho, me mandan amenazas de muerte ayuda)
anywhooo volví con un cap más (no me linchen por tardar)

corazones para ustedes
💓💓💓💓

en fin,, MATT LE REGALÓ FLORES A MEL??!????!!!
qué opinan? porque creen q matt lo hizo? cuándo avanzamos tanto?
en los próximos caps veremos alguna q otra narración de matthew 😉

dios mis hijitos como los amo

espero q nos leamos prontooo,
-SAT3LLITE 🫶🫶🫶🫶

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