OCHO:
Matt, una promesa y un deseo

en los anteriores días el frío de la ciudad estaba haciéndose presente, cada vez con temperaturas más bajas y vientos helados; pero esta vez estaba pensando seriamente si se trataba de un récord nacional. los dedos de mis manos estaban azules, temblaba cual chihuahua cada momento y mi nariz probablemente estaba roja. amo el frío, no me malinterpreten, pero no cuando salí con nada más que un abrigo y un gorro que encontré en mi mochila. algo que si odiaba era esperar el bus con el frío, y era lo que estaba haciendo actualmente.

bufé y acomodé mi sudadera para que pudiese darme un poco más de calor, pero parecía imposible. el bus no debería tardar más de quince minutos y lleva retrasado casi veinticinco. parecía un chiste, hoy martes de diciembre, estaba siendo el peor día de mi vida. era una persona muy optimista, pero hoy no. primero, mi alarma no había sonado porque por andar acostándome tarde para terminar una tarea para la facultad, terminé "poniendo" la alarma en la calculadora. entonces, me desperté tarde y llegué media hora tarde a mi primera clase. consecuente, recibí una llamada de atención por parte de la profesora. segundo, en el café tuve que hacer tres veces el mismo capuccino porque me había tocado el peor cliente del mes. ¿a qué mierda se refiere a que lo debía hacer del "modo italiano"? ¡estábamos en estados unidos! que estupidez más grande.

tercero y actual; tuve que dejar de postergar mi visita a la penitenciaría de la ciudad y vine a visitar a mi padre. tenía un par de papeles para firmar para su libertad en dos meses. tan solo faltaba ese tiempo y él volvería a ser libre. me sentí casi al punto de llorar del cansancio cuando pude hablar con él, y lo único que dijo fueron cosas para tranquilizarme causando que me sintiera mal.

no están entendiendo, ¿no?

mis pensamientos fueron interrumpidos por unas luces acercándose a la parada. me puse feliz, pensando que finalmente era el bus, pero mientras más se acercaba, me daba cuenta de que las luces eran demasiado pequeñas, así que se trataba de un auto, el cual no podía reconocer ni el color debido a la poca luz del lugar. comencé a asustarme y retrocedí cuando avanzó totalmente, hasta quedar frente a mí a un solo par de metros. estaba a punto de echarme a correr, hasta que la ventanilla del copiloto se bajó y pude bajar mi guardia al ver a la persona detrás del volante.

—pareces un cubito de hielo.— escuché su voz divertida y salté en mi lugar. no había reconocido el modelo de su auto, en realidad, ni sabía cuál era. sonreí al verlo sacando la cabeza por la ventanilla.

—Matt.— llamé tragando saliva.

—hola Mel.— saludó suavemente. me quedé absorta mirándolo. la nieve alrededor parecía hacer brillar más a sus ojos azules, incluso en la noche. traía un hoodie de color negro con la palabra "fresh" en ella y un gorro que escondía la mayoría de su cabello, exceptuando por algunos mechones rebeldes que se escapaban. ¿cada vez que lo veía estaba más lindo, o yo me estaba enamorando cada vez más? —¿te vas a quedar ahí en el frío?— preguntó, sacándome de mis pensamientos.

reaccioné y me apresuré en acercarme y subir al auto. la calefacción del interior me hizo temblar a causa del repentino cambio de clima. el calentador de asientos parecía estar encendido, por lo cual solté un suspiro tembloroso haciéndome bolita en mi lugar. todo esto bajo la atenta y divertida mirada de Matthew.

—¿frío?

—demasiado.— sinceré. alargó su brazo hacia el asiento detrás buscando algo, y tres segundos después me ofreció un hoodie casi igual al suyo, solo que en marrón oscuro. sentí un poco de vergüenza, así que intenté rechazarlo amablemente. —no hace falt-

—si hace. abrígate, Melody. hacen seis grados.— insistió. tuvimos una breve guerra de miradas, donde finalmente ganó él levantando las cejas. bufé y me la pasé por la cabeza, acomodándose a mi cuerpo de forma rara porque era de talla más grande. —ahora sí vuelves a tener color en el rostro.— dijo mirándome por una última vez y me mordí el labio escondiendo una sonrisa. comenzó a conducir de vuelta. —¿vas a tu casa?

—era el plan. pero habrá sucedido algo con el bus, llevaba veinte minutos con retraso.— me quejé cruzando los brazos, y sin poder evitar sacar mi mirada de Matt manejando.

tenía muchas imágenes mentales del chico. en la cafetería, comiéndose una cookie. en la feria, bebiendo mi cerveza tratando de que nadie se de cuenta. en su casa, riéndose de los chistes absurdos de Colin y sus hermanos. pero creo que esta era mi favorita. cómo usaba solamente una mano para girar el volante, la forma en que sus ojos miraban toda la calle para enfocarse en lo que estaba haciendo, y cómo sus piernas se movían levemente al presionar el gas o el freno. sip, definitivamente era mi imagen de Matt favorita.

también me fijé en la guantera del auto, había dos pequeñas flores, específicamente dientes de león. esas de las que pides un deseo. ¿serán para una cita? ¿Matt vendrá de una cita fallida? ¿qué hacía en el centro al igual que yo? su voz interrumpe mis pensamientos.

—¿Mel?

—¿eh? perdona.

me miró por el rabillo del ojo y soltó una risa, causando que se me enciendan las mejillas. —que si me guías para llevarte a tu casa.

—pero- queda en la otra punta de la ciudad y— intenté excusarme, pero me calló levantando su mano.

—no importa, en serio.— prometió y me mordí la lengua. llegamos a un semáforo en rojo y me miró. tragué saliva cuando su mirada se paseó por mi rostro, deteniéndose levemente en mis labios, para pasar rápidamente a mis ojos. mis latidos estaban absurdamente acelerados en este momento. el momento se estaba sintiendo íntimo y no sabía cómo reaccionar. en voz baja, dijo lo siguiente. —déjame llevarte a casa.

suspiré y sonreí negando. —no vas a aceptar un no como respuesta, ¿verdad?

—nop.— dijo con una sonrisa, abandonando mis ojos y volviendo su mirada al asfalto. —es bueno que ya nos conozcamos lo suficiente, Mel.

—gracioso.— le pegué suavemente en el hombro, sacándole una risita. —pero te debo una enorme. gracias, Matt.— sinceré. el día de mierda que estaba teniendo se había solucionado mágicamente con su presencia. había olvidado lo mal que la había pasado hoy y estaba agradecida de que tuviésemos este breve momento para nosotros solos. simplemente era un pan de Dios y lo adoraba.

—¿ya cenaste?— preguntó y lo miré confundida. —son casi las ocho, y tenemos un mc' donalds a un par de metros.— ofreció.

—¿puedo abusar de tu amabilidad?— pregunté muy vergonzosamente. la verdad era que mi última comida había sido mi almuerzo antes de mi turno en la cafetería y mis tripas estaban gruñendo por ser alimentadas. en serio, mi día había sido una mierda.

Matt soltó una carcajada y asintió.

—todo por una amiga.— dijo y la sonrisa se me borró. simplemente agradecí en voz baja y me volví a hacer bolita en mi asiento. el frío había pasado un poco.

en menos de quince minutos después, ya habíamos pasado por el drive-thru y teníamos nuestras hamburguesas a punto de ser devoradas en el estacionamiento del lugar de comida rápida. no se opuso a la hora de pagar por separado, porque ya sería mi límite que me pagara la cena. ya sé que era normal entre amigos, lo hacía con Colin todo el tiempo; pero Matt se había pasado de amable y atento conmigo que iba a ser suficiente.

—así que, ¿qué hacías en estas horas por el centro?— preguntó sumergiendo un nugget de pollo en el aderezo. —sin abrigo, además.— señaló regañándome. giré los ojos divertidamente, parecía una mamá retando a su hija.

—okey, lo del abrigo es justificable.— empecé y alzó las cejas sin creérselo. —en mi defensa, salí temprano de mi casa y sin fijarme en el clima para el día. así que un solo abrigo era suficiente.

—bueno, bien. estás justificada.— dice y bebe de su gaseosa. —pero, ¿y si llovía? o peor, nevaba.

alcé los hombros. —no lo sé, ni lo sabré porque no pasó.— dije inocentemente y reímos. hubo un momento de silencio, donde estaba jugando con mi servilleta intentando contestar la pregunta anterior que me había hecho. solté un suspiro y solté. —estaba en la penitenciaría.

mi respuesta lo sorprendió, pues pausó sus movimientos por un segundo y dirigió su mirada hacia mí. —la... penitenciaría.

—sí...— asentí. no sabía porque, pero sentía un estado de comodidad y confianza con Matt, que estaba a punto de contarle uno de mis mayores secretos que solamente las personas cercanas sabían. —mi papá sale en dos meses.— confesé evitando su mirada.

—eso... bueno, no me lo esperaba.

—tiene una pena por agresión física hacia mi tío, el hermano de mi madre.— comencé. sabía que me estaba mirando atenta y fijamente porque sentía su mirada, pero no me atreví a devolverla debido a la vergüenza. —él nos defendió porque mi tío se puso ebrio y nervioso al enterarse de que mi abuela quería echarlo de la casa. pensó que era un complot de mi madre y sus hermanas, y quiso agredirnos. mi padre llevaba mucho tiempo soportándolo, pero esa noche simplemente ya no pudo. casi lo mata, dejándolo tres meses en terapia.— me mordí el labio nerviosamente.

—Mel...

—mi mamá tiene problemas psicológicos, estuvo del lado de su familia y denunció a mi papá.— allí la historia finalizó. —es por eso que vivo sola, ya soy lo suficientemente mayor pero... él sigue pagando mis estudios y debo ver el papeleo de transferencia. una vez que mi papá salga, nos tendremos que mudar a la casa de mis abuelos.

—¿te vas en dos meses?— me sorprendió su pregunta.y me extrañó su reacción ante mi confesión. —lo lamento.— pausó. —lamento escuchar la injusticia que está teniendo tu padre pero... ¿te vas a ir?

forcé una sonrisa. —no es lo que yo quisiera. quiero decir, quiero que mi padre salga, pero eso significa que nos vayamos si no encuentro otra solución de vivir sola en la ciudad.— admití. él me miraba atentamente, no había otra cosa alrededor que lo distrajera de nuestra conversación. sus ojos estaban fijos en los míos. —estoy bien aquí. con mi pequeño departamento y trabajo estable. tengo jefes que parecen mis padres, compañeros en la facultad y estás- están ustedes.— me corregí rápidamente.

el silencio abundó el auto de Matt por unos pocos segundos y me arrepentí por un momento de mi vómito verbal. ¿qué pensará ahora de mí? ¿que soy una fracasada con una historia familiar demasiado desastrosa para comentar? mi pasado era horrible, lo admitía. dejó huellas en mi vida que se resolverán con muchas sesiones de terapia, y no me gustaba contar la historia en voz alta para nadie. también odiaba el hecho de que alguien me viese vulnerable y sintiese pena por mí. ¿por qué sentiría pena por mí? si ni siquiera yo le daba la suficiente importancia para que el problema resuene todo y todos los días en mi cabeza. era una simple crisis familiar por las que la mayoría de gente pasa en su vida rutinaria.

—entonces, tenemos que hacer que estos dos meses valgan la pena, Mel.— dijo simplemente. su mano alcanzó la mía, que jugaba nerviosamente con la manga de su hoodie que tenía puesto y la entrelazó con la mía. como era de esperarse, mi corazón se volvió a acelerar y sentí las piernas temblar. me enseñó una sonrisa que parecía prometer que todo iba a estar bien y yo nunca tendría que irme de su lado. —¿bien?— preguntó y lo sentí como una promesa entre los dos.

sonreí y asentí. —bien.

con su otra mano, alcanzó uno de los dientes de león y me lo ofreció. lo miré con cara de "¿es en serio?" pero me reí. —Matt, eso lo hacen los niños.

—vamos Mel. pide un deseo.— insistió y giré los ojos.

apreté los labios y acerqué mi boca a la flor. la miré fijamente pensando en uno en específico que anhelaba más que nunca que se cumpliera. sople y se deshizo en el aire, ensuciando un poco el auto. —¿feliz?

—¿qué pediste?

alcé los hombros. ya habíamos terminado de cenar y él puso de vuelta el auto en marcha para irnos. lo miré de reojo y dije. —si te cuento no se va a cumplir.

—

pegué un grito
quién diría q esta autora con menos experiencia romántica escriba cosas así jajskssjaj 🤌 (tengo problemitas)

ahora sabemos un poco del pasado de Mel,, q opinan?
creen q se va a ir de la ciudad? q va a pasar con Matt?
muchas preguntas pocas respuestas

nos leemos prontito,
-SAT3LLITE 💞💞💞