10. roses
DIEZ:
Matt regala un lego de rosas a Mel
MATTHEW
"hey Mel, mi hermano Chris compró unos nuevos legos para armar. ¿estás libre hoy? :)"
mis dedos escribieron ese mensaje más de las veces de las que me gustaría admitir. lo borré, lo volví a escribir y aún no estaba seguro de enviarlo. ¿por qué me sentía inseguro? quiero decir, no tenía razón por la cual ponerme nervioso al enviar ese mensaje a Melody. mi amiga. la amable barista, la rubia que le encantaban las flores y Taylor Swift. ¿qué había de malo en una cita de amigos? ya habían estado los dos solos una vez, no sería para nada extraño.
el día estaba horrible, al menos para mí. las nubes negras llenaban el cielo y los relámpagos se hacían ver cada tanto. además, hacía frío. me gustaba el invierno solamente por la nieve. era sábado, sabía que Mel no trabajaba los sábados. yo sí tenía cosas que hacer, pero prefería ignorarlas hasta que se convirtieran en una necesidad. como por ejemplo; terminar mi tarea de la facultad, doblar y guardar mi ropa interior, y otras cosas de adulto que realmente no quería hacer. extrañamente, quería ver a cierta rubia. hace cinco días fui a la cafetería a ayudar a Colin y Mel, y sabía que no era mucho tiempo, pero estaba teniendo un extraño apego hacia ese par. quería justificarme diciendo que eran unos amigos con mucha curiosidad por terminar de conocer, pero Melody...
sacudí la cabeza y escuché el tono de mensaje de mi celular.
"Matt, claro! :))"
sonreí sin poder evitarlo. mis dedos teclearon una respuesta en pocos segundos y presioné enviar.
"¿puedo ir a tu departamento? aquí están los babosos viendo un partido a todo volumen"
"hey, no les digas así jaja
claro, te mando la dirección, aunque ya conoces mi edificio :)
vas a conocer a Clark!!"
la sonrisa se me borró.
¿quién carajos era Clark? ¿un familiar? ¿un amigo? ¿un...novio? dos horas después, estaba yendo hacia el departamento de Melody que quedaba a casi la otra punta de la ciudad, con mis dedos en mi boca intentando calmar los absurdos nervios que tenía. el barrio de la rubia era normal, con casas bonitas y podría hasta decir de clase debido a los autos estacionados y el pasto bien cortado. ¿el pasto determinaba la clase social? ni idea, en mi cabeza si. estacioné frente a su edificio, y los recuerdos de la noche donde cenamos en el drive-thru de Mc'Donalds me vinieron a la mente. estaba tan bonita ese día, con la nariz y mejillas rosadas debido al frío. fue tan divertido verla en la parada con las cejas arrugadas y los ojos entrecerrados intentando ver a través de las luces de mi auto.
le avisé que me encontraba abajo y salí del auto. pasé mis palmas sudorosas por mis jeans y arreglé mi cabello en el reflejo del vidrio. estaba tan estúpidamente nervioso y no sabía ni por qué. escuché la puerta principal y alcé la mirada, viendo a la rubia con una pequeña sonrisa esperándome. sonreí de la misma forma y alcé la mano saludándola, ¿por qué simplemente no me acercaba? tenía puesto unos pantalones grises, con unas botas cafés de invierno, esas que traían frizado por dentro. un suéter que probablemente era uno o dos talles más grande que colgaba en sus hombros. sabía que se arreglaba para el trabajo, pero estaba preciosa sin su delantal de la cafetería.
—por más que me guste el frío, prefiero que entremos en donde está la estufa, Matthew.— dijo un poco obvia y asentí rápidamente.
—el nombre completo no.— lamenté y ella rió. caminé los pocos pasos que nos separaban y la vi mejor de cerca. su pelo corto rubio estaba alzado en dos coletas y no tenía un gramo de maquillaje, aunque dudaba si lo usaba o no. por desgracia de cielo nublado, sus ojos no brillaban tanto hoy como en los días soleados. lo había notado porque teníamos casi el mismo color de ojos. observó la caja que tenía en mis manos y alzó las cejas divertida.
—lego de transformers y... ¿rosas?
—ajám.— asentí. se hizo de lado y comencé a caminar a su lado adentrándonos al edificio. nos recibió la calefacción y la luz cálida del lugar.
—¿flores, eh?— preguntó, intentando esconder una sonrisa. la miré sin entender. —¿puedo considerarme una de tus citas ahora?— me quedé sin palabras sorprendido. realmente no lo había pensado, no quería que malinterpretase las cosas, ¿o si? ¿esta cita podría malinterpretarse? no, porque no era una cita. ¿o si? creo que la presencia de Melody entumeció mis pensamientos u hoy estaba más lento de lo normal. al ver mi rostro, se rió y negó rápidamente.
» estoy bromeando, Bernard. saca la expresión de susto.
solté un suspiro y reí. —te levantaste graciosa hoy, eh.
—me puso de buen humor que vinieras.— confesó mientras esperábamos el ascensor. —usualmente paso los findes sola haciendo tarea de la facultad, porque no puedo molestar a Colin quién hace lo mismo.
—desde ahora me puedes molestar a mí.— ofrecí. alzó sus ojos hacia mí y juré ver un pequeño brillo en ellos. —si todas las semanas te molesto yo yendo a la cafetería.
—no me quejo, y el señor Lombardo tampoco.— alzó los hombros. sentí una pequeña emoción recorrer todo mi cuerpo. en serio, ¿qué carajos me pasaba? sonreí inconscientemente y ella imitó mi acción, cuando estaba a punto de decir algo, el ascensor llegó y ambos entramos.
—¿vives hace mucho aquí?
—¿preguntas por el edificio o por la ciudad?
—ambas.
asintió y comenzó a narrar. —en el edificio sí, pero nací en Nueva York, en la casa de mis abuelos maternos. ahí vivíamos en un barrio feo y peligroso, nosotros estábamos de allegados en la parte de atrás, porque mis padres no tenían lo suficiente para pagar una renta sola y... ahí ocurrió lo que te conté. luego de eso, transfirieron a mi padre a la penitenciaría de Boston y me mudé a los diecisiete aquí, gracias a la ayuda de mi padrino, un gran amigo de él.— dijo.
—wow, viviendo sola desde los diecisiete.— me sorprendí. —debió ser duro.
—te acostumbras.— dijo con una pequeña sonrisa. llegamos a su piso, que era el séptimo, y salimos del ascensor. —bienvenido a mi humilde morada.— presentó para luego abrir la puerta. no sabía lo que me esperaba, pero era un departamento muy bonito. definitivamente tenía el toque de Melody. algunas paredes eran verde olivo y otras empapeladas con piso de madera. algunos muebles combinaban el color con otros. la cocina conectaba con la sala, donde en el televisor de allí se reproducía un episodio de la serie "Friends". habían dos puertas más, suponía que una la de su habitación y la otra del baño. era bonito, se veía cómodo y tranquilo.
entre las decoraciones podías ver un par de cuadros de pintura, me atrevería a decir que eran propios. pequeñas macetas con pequeñas plantas estaban en cada esquina, y en la mesita ratona frente al sofá. un incienso estaba prendido y ambientaba el lugar con olor a lavanda. básicamente, el departamento de una chica de veintiuno que vivía sola. me gustó.
—puedes dejar tu abrigo ahí, y déjame presentarte a mi chico.— dijo con emoción. la pequeña sonrisa que tenía se me borró y asentí, dejando mi chaqueta en donde me había dicho. ¿realmente Mel tenía novio? no lo dudaría, una chica tan bonita como ella era irresistible de no tener. no me extraña, pero me da una sensación rara. no me gustaba, era eso pero, ¿por qué me molestaba el hecho de que una amiga tuviese novio?
—tu chico.— dije sin poder evitarlo, sonando un poco receloso.
—ajám.— asintió y la seguí hasta la cocina. —el único de mi vida. nos conocimos en el centro hace tres meses.— contó. ¿tres meses? era casi el mismo tiempo en el que llevábamos conociéndonos y siendo amigos. una acidez subió por mi garganta al saber eso. ¿no tuvo la confianza de contarme que tenía novio? tampoco lo hubiera sabido, nunca lo vi en la cafetería o algo parecido. se paró frente a mí y detuve mi paso, esperando su siguiente movimiento.
» conoce a Clark.— señaló y bajé la mirada. fruncí el ceño viendo una pecera.
era un pez.
estaba muriéndome de celos por un pez.
—es un... pez.— señalé lo obvio.
—es Clark.— dijo de la misma forma. —es un pez Killi, es especial para principiantes como yo. y muy travieso, porque a veces se quiere salir de su pecera.— explica.
era un tremendo idiota.
cambié mi rostro y me agache viendo con curiosidad al pececito de colores. —un placer conocerte, Clark.— saludé, viendo de reojo la sonrisa que tenía Mel en sus labios. —no saltes más, porque ni tu madre ni yo sabemos hacer RCP a peces.— bromeé.
—pareces caerle bien.— dijo y volví a mi posición a un lado de ella. —usualmente se esconde cuando escucha a Colin por el altavoz, o simplemente le cae mal él.
—me alegro.
—¿puedo ofrecerte algo? tengo agua, té, café y... un poquito de vino blanco.— ofreció riendo y se dió vuelta para husmear en su encimera. la miré con la misma estúpida sonrisa que tenía desde que llegué. simplemente me agradaba mucho la personalidad de la chica, siendo amable conmigo e incluso con personas desconocidas. como su sonrisa te contagia y parecía mejorar tu día. como decía cosas graciosas y sacaba tema de conversación, y también podía escucharte atentamente. cómo era simplemente Melody.
—por el momento estoy bien, gracias Mel.— agradecí y ella asintió. —¿nos ponemos a trabajar?— señalé los legos.
—claro claro, acomodate como quieras en la sala.— dijo haciendo un ademán con su mano. —voy a preparar un té de canela.— asentí y obedecí, yendo hacia la sala donde opté por dejar las cajas en la mesita ratona y me senté sobre la alfombra. al poco tiempo la rubia llegó con una taza humeante en sus manos e imitó mi acción. dejó la taza a un lado y agarró dos cojines del sofá, ofreciéndome uno. le agradecí de nuevo.
» ¿no citas esta semana?— preguntó viéndome abrir la caja de juguetes.
negué. —creo que no habrá citas por un largo tiempo.— admití.
—¿eh? ¿por qué?— preguntó ladeando un poco la cabeza. tomó el papel de instrucciones y lo comenzó a leer. —eres Matt el que está en busca del amor de su vida en chicas de Boston.
—no lo sé.— alcé los hombros y me devolvió el papel. me distraje de mi respuesta porque realmente no tenía una. por qué tiempo después de conocer a Mel dejé de ir a citas, ¿era solo una coincidencia? quería creer que sí, y que no estaba desarrollando sentimientos hacia una gran amiga que acababa de conocer hace muy poco tiempo. pensar en el hecho de comenzar a sentir cosas por Mel se sentía... no tan mal, de hecho. —me gustaría darte una respuesta, pero no la tengo.
—a veces no tenemos todas las respuestas, Matt.— respondió de forma suave, comenzando a acomodar las piezas.
¿estaba confundido? puede ser. ¿simplemente me gustaba pasar tiempo con ella? sí, a los amigos les gusta pasar el tiempo con sus amigos. ¿Por qué me puse celoso cuando mencionó a otro chico? mi cerebro no supo responder.
¿me estaba comenzando a gustar Melody?
—esta es la base.— señaló, interrumpiendo mis pensamientos.
—mencionaste que Clark es el único chico de tu vida.— cambié de conversación totalmente, causando que me mirara confundida. —¿no tienes novio?
abrió la boca y dudó. —es un poco vergonzoso que una chica de veintiuno no tenga pareja, pero no. no tengo un chico como tú que lleva flores a sus citas.— dijo con una sonrisa. —no tengo novio.— admitió con las mejillas rosadas.
—hey, yo tengo veinte y tampoco tengo novia.
—pero es diferente, tú sales a citas Matt.
—aún así, no tengo novia.
alzó la mirada hacia mis ojos, y ahí estaba de nuevo. ese brillo que había visto anteriormente. le sostuve la mirada y ella hizo lo mismo, ambos estábamos sumidos en nuestros propios pensamientos, pero de alguna forma sentía que pensaba lo mismo que yo. el silencio que nos rodeaba se volvió más denso, como si el aire entre nosotros cargara con palabras no dichas, con emociones que ninguno se atrevía a nombrar. el latido de mi corazón se aceleró, y en ese instante supe que algo en mí había cambiado, que quizás lo que había comenzado como una amistad estaba tomando un rumbo inesperado.
—yo podría regalarte flores.
—eso no hacen los amigos.
—¿es diferente siendo un lego de rosas?— sonreí.
el resto de la tarde nos pasamos intentando armar el lego y hablando de cosas varias. terminé de conocerla y ella a mí, fue agradable, porque ya estaba pensando en la próxima vez que la vería y armaremos nuevos legos. antes de irme, le regalé el lego a pesar de que me insistió miles de veces que lo lleve, porque era de Chris. pero no me importó porque mi hermano me los había regalado a mí, y se sentía justo que yo se lo regalara a ella. a Melody le encantaban las flores y sabía el significado de ellas. las rosas eran típicas, pero a ella le gustó, porque lo puso en el centro de la mesita ratona como decoración, y ese simple gesto me hizo sonreír. volví a casa con la misma sonrisa que me había acompañado toda la tarde, una que no pude quitarme de encima, y que no sabía si quería perder.
—
HABEMUS ACTUALIZACIÓN
he de admitirles que chillé escribiendo todo el cap lpm pueden ser más tiernos acaso???
vivan Mel y Matt
ALSOOO, a Matt le comienza a gustar Mel? SE DIÓ CUENTA!!!!! qué piensan que va a hacer con sus nuevos pensamientos?
gracias x la paciencia de siempre,
-SAT3LLITE 💞💞💞💞
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